Sociedad

Mundo Nuestro. Acompañar una marcha histórica, que marca un cambio de época. Son dos marchas: la que viene desde el Mercado Hidalgo, con las mujeres de la 28 de Octubre a la cabeza, tiene un carácter más proletario, y su discurso feminista está teñido por la perspectiva anticapitalista que ha caracterizado siempre a esta organización; y la que salió de Plaza Dorada e hizo una parada breve en la Fiscalía, más pluriclasista y con un discurso más constreñido a terminar la violencia contra las mujeres en Puebla. Ambas, sin embargo, están permeadas por el movimiento feminista que ha impulsado una postura radical contra la sociedad machista y patriarcal que caracteriza a México. Ellas lograron plantarse on un templete bien armado justo al centro de las dos marchas cuando se encuentran frente al Pasaje del Zócalo. Las dos son enormes y aguerridas. Las dos logran dominar la plancha alrededor de la fuente de san Miguel para formar una sola gran concentración.

"Ni una mujer asesinada más".

"Se va a caer, se va a caer, el sistema patriarcal se va a caer".

En esas dos consignas se enmarca la coyuntura que provoca esta movilización y el cambio de época que se contempla en la lucha por los derechos de las mujeres en México. De ellos, en Mundo Nuestro, dejamos constancia.



La insurgencia de las mujeres en México es un cambio civilizatorio. Así lo entendemos y así lo valoramos. Contra el horror de los feminicidios, y la vergüenza que provocan en la moral de una nación, la respuesta multitudinaria en las principales ciudades del país la tarde del domingo 8 de marzo establece un no va más por parte de las mujeres mexicanas. Ellas están decididas a transformar de tajo la realidad de la violencia machista soportado en los esquemas criminales de la sociedad patriarcal.

Nuestro país se reconstruye en sus mujeres y sus jóvenes.

Ver y escuchar, en eso nos obligamos en Mundo Nuestro. Presentamos esta doble perspectiva: los videos con los que acompaña Sergio Mastretta su caminata con las marchistas que encabeza la 28 de Octubre hasta su entrada al zócalo, y el mitin mismo; y la secuencia gráfica del fotógrafo poblano Jesús Olguín.

VIDEO LA MARCHA DESDE EL MERCADO HIDALGO





A la espera de la concentración por la tarde.

Las calles y la noche son de las mujeres.

Contra la justicia al mejor postor. El mitin en la Fiscalía.

Ni un asesinato más...

Contra la muerte de las mujeres jóvenes.

Rumbo al centro.

VIDEO 2 LA PRIMERA MARCHA LLEGA AL ZÓCALO

Un cambio civilizatorio.

Vislumbrar con ellas un mejor país.

Pelear con ellas por un mejor país.

VIDEO 3

Mundo Nuestro. Una más de las entregas de las las crónicas de cocina poblana Del fogón a la boca, escritas por el anticuario poblano, experto en arte popular, Antonio Ramírez Priesca. Mirar la ciudad a través de la comida. Saborearla y aprender con ella a conocer la historia que la contiene. Por la historia y por nuestra comida, valorar la extraordinaria ciudad en la que vivimos. Publicadas originalmente en el portal urbanopuebla, las crónicas de Antonio Ramírez Priesca serán reproducidas semanalmente aquí con su autorización.

Paso por Doña Paz y caminamos juntos al Mercado 5 de Mayo, o de la 18 poniente, como le conocemos las poblanos. Vamos buscando un producto cada vez más escaso en las tiendas, el pescado que antaño era el más popular para su consumo en Viernes de Cuaresma: el Tenzo.


A la vista es poco agradable, un pescado entero, amarillento y tieso. El Tenzo viene de las costas de Guerrero y Oaxaca, donde desde siempre los métodos de conservación para sus productos involucraron los recursos más abundantes: sol y sal.

De hecho, el Tenzo fue el único pescado que se tenía acceso en el altiplano central mexicano, antes de la existencia de carros refrigerados con hielo.

Después de una abundante pesca, los pobladores de la costa – sobre todo mujeres – abrían, evisceraban y desescamaban los pescados comercialmente viables, para posteriormente revolcarlos en la preciada sal, que también beneficiaban.

Después los tendían al abrasante sol, donde en pocos días se deshidrataban y cambiaban de color, por el alto contenido graso de los pescados.

Ya en casa, Pacesita corta hábilmente el pescado a golpe, usando una pequeña hacha sobre una tablita de madera, en tiras de aproximadamente un pulgar de ancho.

Luego sumerge las tiras de pescado en agua fría dentro de una cacerola, donde reposarán toda la noche. Muy temprano el mismo Viernes de Cuaresma, enjuaga las tiras de pescado - que ahora son blandas y menos amarillentas - y las pone a escurrir, hasta antes de cocinarlas.

Prepara un caldillo de xitomates hervidos, con cebolla, ajos y chiles guajillos desvenados y limpios, muele todo y lo sazona perfectamente durante un tiempo.

Antes de servir, fríe las tiras de pescado - que ha rebozado en harina y huevos batidos – hasta que estén crujientes y doradas. Acompaña al guiso con un buen plato de arroz blanco y frijoles negros de la olla.

‘¿Abuelita Valito, vamos a comer Bacalao?’ gritábamos al unísono mi hermano y yo al sentarnos a la mesa, después de llegar de la escuela en aquellas calurosas tardes de primavera en mi lejana niñez de los sesenta del siglo pasado.

‘Es Tenzo, chamaco menso’ contestaba la bisabuela, con aquella sorna muy característica de las poblanas de entonces.

¡Charlemos más de Gastronomía Poblana y ‘’a darle, que es Mole de Olla’’!

#tipdeldia: Todavía es posible conseguir pescado Tenzo en temporada de Cuaresma, en los mercados de nuestra Ciudad. Su consumo no solo es un deber para aquellos apasionados de la Cocina Tradicional Poblana, sino de gran ayuda para las comunidades oaxaqueñas y guerrerenses que lo siguen beneficiando.



Vida y milagros

(Ilustración de Estelí Meza, tomada de Revista Nexos)



Cuando se emprende un movimiento es fundamental saber qué se espera lograr de él. En los comunicados que promueven el paro del 9 de marzo se plantea y busca antes que nada dar más visibilidad al problema de violencia creciente hacia las mujeres en México. ¿Qué más esperar y qué debemos exigir? Existen muchas organizaciones nacionales y locales que se han dedicado a trabajar a favor de la erradicación de la violencia y han divulgado buenas agendas derivadas de su trabajo. La ONU ha retomado y sintetizado las experiencias exitosas de muchos países en un apartado especial en el que explican de manera muy puntual cómo construir una agenda nacional para combatir la violencia de género. Michelle Bachelett, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, ha planteado 16 puntos centrados en tres pilares de actuación. Creo que lo que ahí se plantea es lo mínimo que tendríamos que exigir a las autoridades: prevención, protección y provisión de fondos. A eso debe sumarse el largo aliento que solo puede dar la sociedad a causas que requieren de paciencia.

Es indispensable la agenda. En un año he escrito dos veces sobre niñas que fueron asesinadas por gente cercana a ellas. Un patrón que se repite. Hemos visto en los medios otros casos parecidos. En algún momento, alguno de los servicios de atención del estado mexicano fue alertado acerca de lo que estaba sucediendo. En todos, la gente cercana a las víctimas o a los victimarios también supo del riesgo. En ninguno sonaron las alarmas con suficiente fuerza como para evitar la terrible desgracia de estas niñas. Nadie supo actuar bien. Lo mismo pasó con los casos de mujeres que fueron asesinadas recientemente por sus parejas, como Ingrid o Abril. Ni las personas cercanas a ellas ni las instituciones del estado reaccionaron de manera asertiva, aunque las víctimas o sus familiares habían estado antes en contacto con el DIF o con algún ministerio público. Por eso me parece fundamental que el movimiento del 9 de marzo pueda apoyarse en la agenda de la ONU para exigir acciones muy concretas no solo a las autoridades, sino al movimiento mismo, porque los puntos neurálgicos que han fallado en México necesitan de un esfuerzo a largo plazo.

¿Qué agenda plantea ONU Mujeres?



-Reunir en un plan conjunto de acciones a tres actores: gobierno, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación.



-Fortalecer el presupuesto destinado a combatir la impunidad de los delitos contra mujeres vía una eficaz impartición de justicia, garantizando su accesibilidad y facilitándola por medio de servicios jurídicos especializados.

-La ONU plantea la importancia de que existan suficientes albergues y refugios para mujeres o familias en situación de violencia. Justamente esta parte se redujo y debilitó en México al retirar del presupuesto federal los apoyos para los refugios que ya existían, frenando también la promoción y la creación de nuevos albergues. La política pública que apoya la ONU es precisamente el apoyo a instituciones que se dediquen a dar este servicio y también otros, como el de las estancias infantiles enfocadas a personas que no tienen red de apoyo familiar. En síntesis, un presupuesto sensible e institucional a los asuntos de género.

-Brindar formación especial en temas de combate a la violencia a todas las personas que trabajan en servicios esenciales tales como policías, abogados, jueces, personal de salud y maestros. Todos tienen que aprender a aplicar y verificar protocolos mínimos de atención a posibles víctimas, poniendo particular énfasis en capacitar a maestros y personal de salud. Habrá víctimas que jamás piensen en ir a un ministerio público, pero casi todas estarán en contacto con una escuela o con un centro de salud.

-Creación de un modelo de comunicación social público, integral y permanente al que se puedan sumar los medios de comunicación. Este plan integral debe servir para proporcionar información útil a la sociedad para poder detectar y denunciar conductas violentas y situaciones de riesgo. Aunado a esto funcionaría una línea de denuncia nacional conectada a centros regionales y locales que pueda prestar servicios de auxilio suficientes y gratuitos a las víctimas de la violencia.

- Las diferentes instancias gubernamentales deben respaldar con presupuesto los tratados internacionales que México tiene signados.

De nada servirá hablar, prometer o tener buenas intenciones si éstas no están plasmadas en una agenda sólida y un presupuesto adecuado para implementarla. Países con economías mucho menores a la nuestra ya han implementado y logrado agendas que cubren los puntos mínimos que plantea ONU Mujeres. No hay justificación para no exigir y trabajar a favor de una agenda con los pilares mínimos que plantea Bachelet.

Del absurdo cotidiano

Dije hace un tiempo:

ALGUNA VEZ CREÍ que la necesidad de sentirme parte del absoluto iría mermándose con el paso de los años, hasta que todo fuera un sosiego más regido por el desencanto que por la euforia. Por fortuna me equivoqué. El tiempo que nos aleja de la infancia, de la juventud, de lo que suponíamos el perfecto candor, no sólo no devasta la esperanza, sino que la incrementa hasta hacerla febril, hasta en verdad perfeccionar la inocencia volviéndola invulnerable.




POR ESO: Sigo teniendo fe en que el mundo puede ser mejor, en que nuestro país puede estar regido por la bondad, la belleza y la verdad.


SE OYE: Ambicioso y fuera de lugar. Pero si hemos de seguir vivos, mejor asirnos a este deseo.

(Ilustración: Gonzalo Tassier/tomada de revista Nexos)

Día con día

Revolución moral



Hace tiempo que los derechos de las mujeres son considerados un indicador civilizatorio. Una sociedad es tan civilizada como el trato que da a sus mujeres y a sus niños.

Quizá el gran cambio moral y de costumbres del siglo anterior haya venido con las conquistas del feminismo en todas sus variantes.

Me gustaría pensar, por la intensidad de la protesta y por la horizontalidad de las demandas de las mujeres de México, que estamos aquí en el principio de una “revolución moral”.

Uso la expresión en el sentido que le da el filósofo anglo africano Kwame Anthony Apiah, en su libro Honor Code. How Moral Revolutions Happen?

Apiah se refiere a cambios relativamente rápidos que se ciernen de pronto sobre costumbres o valores que parecían inamovibles o ancestrales.



Cité el libro de Apiah en este espacio hace 10 años (11/2/2010). Estudia las revoluciones morales que pusieron fin a la tolerancia frente a la esclavitud en Estados Unidos, frente al duelo en Inglaterra o frente a la práctica china de lisiar con moldes los pies de las niñas para que conservaran su tamaño infantil.

Lo extraño de estos cambios es que todos los argumentos contra las barbaridades referidas eran conocidos y compartidos ampliamente, en sus sociedades, pero no bajaban de la discusión a la conducta.

¿Qué las hizo bajar? En un sentido muy específico, dice Apiah, las hizo bajar la vergüenza. Hechos particularmente escandalosos de aquellas costumbres bárbaras y aquellas prácticas discriminatorias, empezaron a comprometer el orgullo nacional de las sociedades practicantes. Empezaron a darles vergüenza.



Algo así sucede en México con las manifestaciones femeninas que ocupan las calles y con las historias de horror antifemeninas que ocupan la prensa.

En los casos estudiados por Apiah, un poderoso afluente de la vergüenza fue la mirada externa, la denuncia internacional de las costumbres en juego.

La intensidad, la rebeldía, la intolerancia al abuso y a la impunidad, la energía que hay en la protesta de las mujeres del México de hoy, tiene los ingredientes de una revolución moral.

Increíble que un gobierno que habla tanto de transformar, no advierta los alcances transformadores, civilizatorios, del cambio que exigen las mujeres mexicanas.

El momento femenino

No recuerdo un momento de la vida pública de México donde la agenda de las mujeres haya tenido más visibilidad, más acuerdo social, mejores causas y mayor conocimiento del problema.

Importa la fuerza del movimiento, pero importa también la calidad de su saber acumulado en todos los órdenes.

Aunque los asuntos más urgentes sean el feminicidio y la violencia, en estos años las mujeres han acumulado una enorme cantidad de estudios y miradas críticas sobre otras formas de la discriminación de género: en el salario, en la representación política, en las políticas públicas, en las diferentes formas de acoso y desigualdad.

Un ejemplo de la calidad del conocimiento acumulado en feminicidio y violencia es el informe reciente de Data Cívica, Open Society y el Programa de Derecho a la Salud del CIDE: “Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México”.

Un excelente recuento de los pasos dados por el movimiento a favor de los derechos de las mujeres durante la última década, puede leerse en el texto de Isabel Fulda: “Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven” (nexos, enero 2020).

Fulda no hace cuentas alegres ni mucho menos, pero su texto deja la impresión de que la lucha por la igualdad de género no es un estallido, sino una marea.

Y que los estallidos que leemos en los diarios son síntomas de un movimiento mucho más profundo, que parece maduro para tomar la escena y hacerse cargo de su propia implantación en las instituciones del Estado y en la transformación de las costumbres.

El gobierno se empeña en dar una lectura política corta a este movimiento, pero se queda aislado. La verdad, como apunta Fernando Escalante en su artículo de MILENIO ayer, es que el apoyo a la causa de la igualdad de las mujeres, está en todas partes: empresarios, sindicatos, partidos, universidades.

Parece buen momento, según Escalante, para un acuerdo nacional que “transforme definitivamente la vida de las mujeres”, un acuerdo “con compromisos precisos, leyes, instituciones, presupuesto, programas, estrategias, mecanismos de evaluación”.

La fuerza del momento femenino, dice Escalante, sugiere que “súbitamente otro país es posible”.

“Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven”

Con el título que lleva esta columna, Isabel Fulda, politóloga del CIDE, publicó en la revista nexos de enero pasado un balance de la década feminista apenas trascurrida.

Su mirada, como dije ayer, está lejos del triunfalismo pero registra con claridad la marea de cambios que nutren la centralidad pública alcanzada por la lucha de las mujeres contra la violencia, la discriminación y la desigualdad.

En todos los campos de esa lucha hay ganancias visibles, y en todas hay un mundo que cambiar.

La despenalización del aborto, centro de la lucha feminista, ha tenido importantes avances legales en Ciudad de México, desde 2007, en la interrupción del embarazo por violación y en la disminución de penas.

También ha generalizado la discusión del tema y ha encontrado vías de movilización y visibilidad que no tenía, como la poderosa aclimatación mexicana de la Marea Verde, nacida en Argentina, o del himno feminista de las mujeres chilenas: “El violador eres tú”.

La pugna por la paridad de género en los espacios de poder tiene cifras sorprendentes. México es el país de la OCDE con más congresistas: 48% en la Cámara de Diputados, 49% de la de Senadores, 49 % en los congresos locales.

Y sin embargo, la violencia contra mujeres que buscan posiciones políticas es escalofriante: En 2016, la Fepade registró 103 casos de agresiones políticas con motivaciones de género.

La visibilidad de la lucha ha alcanzado las calles con intensidad creciente desde la Primavera Violeta, de 2016, y ha creado una franja de impacto digital en iniciativas como #MiPrimerAcoso o el #MeToo. Pero la brutal realidad del feminicidio permanece: según la ONU, hay 9 feminicidios diarios en México.

Los cambios institucionales son notables, pero no han transformado la vida las mujeres, dice Fulda, y sin embargo: “El movimiento feminista tiene una fuerza sin precedentes. Es abrumador y a ratos caótico. Es un aquelarre de brujas de muchos colores, de pañuelos verdes, primaveras violetas y diamantina que brilla y emociona y pica los ojos y la cabeza antes de irse a dormir. Con cada paso que logre, provocará una reacción. Y no es para menos: estamos tratando de construir un mundo nuevo” (https://bit.ly/2T47Efp).

Feminicidios

La geofísica María Salguero Bolaños, con sus propios recursos y esfuerzos, ha logrado levantar el mejor instrumento para registrar los feminicidios en México, que es el Mapa Nacional de Feminicidios.

Lo lleva desde 2016 cuando contabilizó 2,400 casos y en 2017 obtuvo la misma cantidad, en 2018 fueron 2,500 y en 2019 subieron hasta los 3,825.

En 2016 se asesinaban entre 5 y 6 mujeres al día y en 2019 ya son entre 10 y 11. En 2016 la mayoría de ellas tenía entre 30 y los 36 años y en 2019 entre 18 y 25 años.

Las cifras de Salguero contrastan con las del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNS) que para 2016 registra 602 casos; en 2017, 741; en 2018, 891 y en 2019, 976.

El Mapa Nacional de Feminicidios señala a Colima, Chihuahua, Baja California, Jalisco, Guanajuato y al Estado de México como las entidades que registran el mayor número de casos.

Para Salguero, la impunidad absoluta de este tipo de crímenes es lo que explica su aumento y a eso se añade que en la disputa entre las bandas del crimen organizado “las mujeres son vistas como objeto de posesión del rival y para dañarlo asesinas a sus mujeres”.

Un estudio del Programa Ciudades y Espacios Públicos Seguros que realiza ONU-Mujeres en cinco ciudades del país: Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Torreón y Puebla señala que el 70 % de las mujeres se sienten inseguras en sus localidades.

El 34.3 % ha sufrido algún incidente sexual a lo largo de su vida. El 30 % en el transporte o el espacio público. El 73.6 % se siente insegura en el trasporte público, el 71.0 % en la calle y el 60.8 % en los parques y centros recreativos.

La gran mayoría de las mujeres víctimas de violencia, el 93.4 %, no la denuncia en razón de: 49.5 % porque considera es algo sin importancia; 15.2 % no sabe a dónde ir para poner la denuncia; 8.9 % por vergüenza; 7.3 % por miedo a las consecuencias y amenazas y el 4.7 % por miedo a que no se les crea o se diga que ellas son las responsables.

El estudio de ONU-Mujer señala que los espacios donde se dan los mayores casos de violencia sexual son el barrio, la calle, el transporte, el entorno laboral, el entorno escolar, los baños públicos y los mercados. Ocurren también en el ámbito familiar.

En la sociedad mexicana la violencia contra las mujeres está “normalizada”, dice el estudio, y no hay conciencia de parte de la ciudadanía y de las autoridades, en todos sus niveles, de la gravedad del problema.

Las mujeres en ese entorno, que es semejante en todo el país, ven limitada su libertad que se traduce, entre otras cosas, en no poder movilizarse a donde quieran y a las horas que elijan y tampoco poder expresarse como gusten en el vestir y en lo que dicen.

(Ilustración de portadilla tomada de Expansión)

Mundo Nuestro. Una más de las entregas de las las crónicas de cocina poblana Del fogón a la boca, escritas por el anticuario poblano, experto en arte popular, Antonio Ramírez Priesca. Mirar la ciudad a través de la comida. Saborearla y aprender con ella a conocer la historia que la contiene. Por la historia y por nuestra comida, valorar la extraordinaria ciudad en la que vivimos. Publicadas originalmente en el portal urbanopuebla, las crónicas de Antonio Ramírez Priesca serán reproducidas semanalmente aquí con su autorización.



Era el domingo previo a Carnaval de 1965, cuando mis papás nos llevaron a misa a Santo Domingo, en plena calle 5 de Mayo, a un costado del gran mercado de La Victoria.

Por entonces, su enorme atrio estaba ocupado por comercios, entre los que destacaba La Tarjeta, la papelería en donde me habían comprado meses antes, mis primeros útiles escolares.

Mis padres me llevaban de cada mano, entre la multitud que se arremolinaba a la salida del Templo y la oscuridad del interior causó que al salir, el espléndido sol primaveral poblano me dejara momentáneamente deslumbrado.

Al recuperar la vista, una imagen que nunca olvidaré, llenó completamente mis ojos infantiles: entre las decenas de puestos que vendían frutas, verduras y legumbres afuera del atrio, destacaba la figura de una pareja de ancianos que vendía una única mercancía: una cría de venado viva – temblorosa, apenas se sostenía en pie.

Nunca había visto algo más hermoso y delicado en mi corta vida – y nunca más lo he vuelto a ver. ‘Cómprenmelo, lo quiero’ grité de inmediato.

Ante la inflexible negativa de mis padres, protagonicé el más fiero berrinche – con gritos y zapateado incluidos – que puedo recordar.

Algunos años después, acompaño a la bisabuela Valito a La Victoria. Muy de prisa camina, valorando todos los puestos, cada mercancía ofrecida:

‘Hoy tenemos que preparar la comida del primer viernes de Cuaresma’ explicó, ‘así que compraremos solo frutas y verduras’.

Entre los puestos vio algo que llamó de inmediato su atención, rápidamente lo negoció con la marchante y lo metió cuidadosamente a la canasta: sólo alcancé a ver unos manojitos de flores de un encendido color rojo, en forma de gusanitos.

Ya en casa, con mucho cuidado retiró el pistilo del interior de cada gasparito o flor de colorín, los lavó y enjuagó, para después sumergirlos en agua hirviendo por algunos minutos, suficientes para que cambiaran de color, a pardo oscuro.

Con huevos batidos, sal y harina de trigo hábilmente preparó unas tortitas, que iba friendo en buen aceite, muy caliente.

Ya tenía un caldillo de xitomates con chiles cuaresmeños molidos muy bien sazonado, donde las tortitas fueron servidas a la hora de la comida, acompañadas de arroz blanco y tortillas calientes.


El Colorín, también llamado tzompantle es un árbol de hoja caducifolia nativo de Norte y Centroamérica, que puede llegar a medir hasta 10m de alto; sus largas ramas tienen espinas y sus flores rojas forman penachos muy vistosos, que son comestibles. Sus semillas asemejan frijoles, también de intenso color rojo y son altamente tóxicas si se ingieren.

Estos árboles fueron muy usados para delimitar parcelas, pues las ramas usadas para ello, germinan fácilmente.

En Puebla eran muy usados en camellones, donde con poco cuidado rápidamente crecían y nos ofrecían muy buena sombra, además de hermosas flores en primavera.

‘Bisabuela Valito, ¿qué comeremos hoy?’ era la pregunta obligada cada tarde al llegar de la escuela. ‘Carne de Venado’ fue su respuesta contundente. Palidecí al recordar a la pequeña e indefensa cría de venado que mis padres me habían negado comprar algunos años atrás. ‘Pero esto no es carne Bisabuela!’ gritaron mis hermanas.

Yo no podía pronunciar palabra. ‘Cuando los venados están en el monte en esta temporada de sequía, comen flores de colorín, por eso digo que es la carne que come el venado’ contestó, y dio por terminada la discusión.

¡Charlemos más de Gastronomía Poblana y ‘’a darle, que es Mole de Olla’’!

#tipdeldia: La Cuaresma en Puebla es una temporada muy rica en oferta gastronómica. Visita los mercados y tianguis locales, encontrarás variadas opciones para poner en práctica éstas recetas tradicionales.



Mundo Nuestro. #NiUnaBataMenos, han dicho. Y han caminado por las calles del centro de la ciudad de Puebla con una consigna en la boca: no más violencia en Puebla.El reclamo es a las autoridades, sin duda. Pero debe serlo también para los ciudadanos todos: ¿qué sociedad hemos construido capaz de caer en este abismo insondable?

Queda aquí el testimonio de 21 segundos. La movilización de la juventud puede salvar a México.