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Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría / Ibero Puebla

¡Aparición inmediata de Samara Aurora Arroyo Lemarroy!



Ibero Puebla

IBERO Puebla impulsa a futuras ingenieras con Concurso de Vanguardia Tecnológica

  • La deconstrucción de paradigmas patriarcales derrumbará las barreras que alejan a las niñas y jóvenes de la ciencia, la tecnología, la medicina y las matemáticas.



Mónica Alexa Cuautle Martínez, estudiante de bachillerato, escribió quiero estudiar Ingeniería en Biotecnología en Instagram para conocer opciones de universidades. Así fue como dio con la convocatoria del Concurso Vanguardia Tecnológica Ada Byron, organizado por la IBERO Puebla.

Siempre tuvo interés en conocer cómo se explican las cosas. Su curiosidad la ha conducido a buscar crear algo que pueda ayudar a las personas, esto a partir de la materialización de los conocimientos que adquiere día con día. Todos mis trabajos académicos son exploratorios. No he tomado cursos, pero voy haciendo las cosas yo sola y viendo cómo puedo mejorar, explica.



Al igual que ella, varias jóvenes se han visto atraídas por la ciencia y la tecnología desde temprana edad. Por todos los documentales que vio cuando era niña, Isabella Luna Landa quería ser astronauta; poco después, desarrolló su amor por la biología. Por su parte, Brenda Sofía Pastrana Monzón heredó de sus padres, ambos ingenieros, el interés por la robótica.



Luego de la alianza entre la Universidad de Deusto y la IBERO Puebla para celebrar el Capítulo México del Premio Ada Byron en 2019, se plantearon otras estrategias para reforzar la esencia del galardón: visibilizar el papel de las mujeres en la ciencia y la tecnología. Una de ellas fue la creación del Concurso Vanguardia Tecnológica Ada Byron, una apuesta por impulsar el aprendizaje en estas áreas de las jóvenes de preparatoria.

Al igual que el año pasado, la convocatoria de 2020 sesgó los perfiles ingenieriles de la IBERO Puebla en tres retos enmarcados en la coyuntura mundial:

  • Reto 1: Ingeniería humanitaria: producción en tiempos de coronavirus, donde las participantes debían diseñar una propuesta de bajo costo para la distribución de bienes necesarios durante la pandemia.
  • Reto 2: Tecnología e ingeniería aplicada vs COVID-19, cuyo principio consistía en la elaboración de un prototipo de respirador.
  • Reto 3: Laboratorio de química y biotecnología: aprendiendo desde la nueva normalidad, el cual implicó el desarrollo de una práctica de laboratorio, desde casa, para demostrar algún principio de química o biotecnología.

Las participantes recibieron capacitaciones y talleres virtuales para el uso de programas, elaboración de prototipos y estructuración de investigaciones. Allí, las chicas presentaron sus propuestas ante un comité especializado y recibieron retroalimentación. Posteriormente, realizaron una nueva exposición con los productos finales. La premiación se celebró a distancia el 21 de noviembre.

Como habitante de San Andrés Cholula, Mónica Cuautle conoce de primera mano el problema de contaminación en Huejotzingo a causa de la industria textilera; por ello, abordó el tratamiento de aguas. Encontró que era posible realizar un método de desorción de colorantes a partir de materiales orgánicos, como cáscaras de naranja y de huevo. En cuatro días, constató un resultado satisfactorio con los residuos de fruta.

Por su parte, Georgina Martínez Pineda contactó a ferreterías y mueblerías para cotizar y sondear las características de los pallets disponibles en el mercado, materiales altamente demandados para el traslado de insumos médicos e higiénicos durante la crisis sanitaria actual.

Este año, la competencia contó con la participación de 18 jóvenes, de las cuales ocho obtuvieron reconocimientos: 80% de beca para los primeros lugares, 60% para los segundos y 50% para los terceros. Como ellas mismas expresan, el ejercicio representó una oportunidad invaluable para ratificar sus intereses profesionales y comenzar a tener contacto con el ejercicio científico.

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La brecha de género tiene que ver con la percepción de la sociedad de que son carreras históricamente dominadas por hombres. Los papás piensan: para qué te metes en una carrera que es masculina””: Mtro. Ramiro Bernal.

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La resiliencia tras diez meses de educación a distancia ha generado que la virtualidad sea bien aprovechada para la formación de las chicas. Una de las ventajas [de la presencialidad] es que vayan al IDIT para reforzar la idea de que, para la IBERO Puebla, las ingenierías son importantes, expresó el Mtro. Ramiro Bernal Cuevas, director del Departamento de Ciencias e Ingenierías.

Por la erradicación de brechas

Los sesgos de género se manifiestan con base en los prejuicios de feminización o neutralidad. Se percibe también que las mujeres que son minoría en sus grupos escolares tienden a sobresalir académicamente, muchas veces de manera coaccionada por el ambiente hostil y los prejuicios.

En Primavera 2020, un total de 35 estudiantes ingresaron a los programas de Ciencias e Ingenierías de la IBERO Puebla; tres de cada cuatro eran hombres. El mismo periodo cerró con una población total de 957 estudiantes, donde 695 (72.6%) eran hombres y solo 262 (27.4%) eran mujeres. Si bien el promedio de jóvenes ingenieras es mayor a la media nacional (22%), hay mucho trabajo por hacer.

En las ingenierías en Comunicaciones y Electrónica (100%), Mecánica (94%) y Automotriz (94%) predominan los varones. En cambio, en las ingenierías Química (43%), en Biotecnología (44%) y Biomédica (54%), el porcentaje de hombres disminuye y da pie a una equidad de género palpable. Se trata, además, de las licenciaturas que más despiertan el interés de las bachilleres concursantes.

Sigrid Paola Ortiz Ríos ve en la Ingeniería Biomédica una ventana para incidir en la vida de las personas, especialmente en temas relacionados con el acceso a la salud para personas de bajos recursos. De manera similar, Georgina Martínez encontró sus intereses profesionales condensados en la Licenciatura en Ingeniería de Negocios de la IBERO Puebla.

Si bien las ganadoras del Concurso Vanguardia Tecnológica ven en sus madres, abuelas y profesoras un ejemplo a seguir, les cuesta trabajo identificar a otras mujeres que hayan destacado en la ciencia y la tecnología. Gracias al impulso de múltiples agendas en materia de equidad de género y protagonismo femenino en la vida pública, es posible revertir los discursos androcéntricos.

Ellas mismas lo manifiestan así. Todas las mujeres hemos luchado para tener las mismas oportunidades, tanto en la sociedad en general como en las ingenierías, dice Mónica, al tiempo que Brenda Sofía recuerda que siempre ha habido mujeres inteligentes y capaces.

Cada año, el Departamento celebra el Día del Ingeniero y la Ingeniera. Este año, se buscó amplificar la voz de las mujeres en la ciencia a través de diversas actividades y pláticas.

AUDIO Una agenda democrática para el 2021: Mario Patrón

La impertinencia de las certezas, dice Mario Patrón.

La tierra trastocada por la humanidad, el antropoceno y las crisis recurrentes. Ahora, la pandemia, que cuestiona todo el modelo civilizatorio. Y como fondo mexicano, las desigualdades estructurales: la pobreza, la desigualdad, la violencia. No pueden ser más impertinentes estas certezas.

Universidad, democracia, futuro.



Estas tres palabras he escrito en mi libreta tras la conferencia de prensa ayer en la Ibero Puebla. Y qué lejanas parecen estar de los discursos que los políticos de todos los usos y colores ofrecen en el día a día de la vida política poblana.

Otro México es posible.

Escucho a Mario Patrón, el Rector de la Ibero Puebla y confirmo que en esta universidad jesuita se encuentra el ánimo más inteligente a la hora de pensar la coyuntura que atraviesa nuestra sociedad. Frente a un México partido por la pobreza, la desigualdad y la violencia y sometido por la polarización y el fundamentalismo con el que actúan los actores económicos y políticos es obligado construir alternativas de transformación desde el análisis y el debate democrático.

Su postura contrasta con el pesimismo que ahora mismo nubla mi propia perspectiva: no veo venir un próximo año electoral en el que prevalezca la cordura sobre la confrontación estéril con la que los actores políticos llevarán las campañas por el congreso y los ayuntamientos en Puebla. No veo venir un proceso electoral que no esté sometido por los grupos de poder fáctico que controlan partidos políticos, compra-venta de candidaturas y maquinarias de producción de votos al mejor postor.

Sin embargo, Mario Patrón ha externado ayer, en una nutrida y bien distanciada conferencia de prensa, un planteamiento que debe ser recogido por todos aquellos que buscamos fortalecer los mínimos de para una sociedad democrática: información libre, análisis riguroso, planteamiento de proyectos, debate sobre los problemas estratégicos y construcción de alternativas. Y una dinámica así solo puede surgir desde las universidades y organizaciones independientes y críticas de la sociedad civil.



Una agenda, entonces, que no aparece por ningún lado cuando escuchamos a los partidos políticos: salud y pandemia, precariedad económica, soberanía alimentaria, violencia e inseguridad, derechos humanos y militarización del Estado. Seis puntos que demandan un debate público democrático. No nos lo darán los partidos. Universidad y sociedad civil organizada, independiente, crítica. Desde ahi exijamos que ocurra.

Presentamos aquí las palabras que Mario Patrón presenta a la sociedad poblana por la vía de los periodistas que lo escuchamos en el auditorio universitario:



AUDIO Una agenda democrática para el 2021: Mario Patrón

Y aquí, una síntesis de los planteamientos ofrecidos por el rector Mario Patrón.

Mario Patrón llama a la reconciliación y sinergia frente a retos del porvenir

  • En un ejercicio reflexivo y de rendición de cuentas, el Rector de la IBERO Puebla indicó que la resiliencia y el trabajo colaborativo serán vitales en el horizonte pospandémico.

Todas las parcelas de la vida han sido trastocadas por la pandemia que inició hace casi diez meses. La COVID trajo una normalidad que dista de la cotidianidad que se vivía anteriormente. Este nuevo modus vivendi se caracteriza por el derrumbe de las certezas en la vida social.

Estamos ante una nueva normalidad en resistencia, donde las condiciones precarias de salud, economía y equilibrio emocional son imperantes. “¿Queremos regresar al viejo orden de cosas o podemos reconfigurarnos como sociedad?, cuestionó el Mtro. Mario Patrón Sánchez.

El Rector de la IBERO Puebla identificó tres dimensiones que la emergencia sanitaria llama a cuestionar. En primer término, la relación diseminada de la humanidad con la Tierra. El Antropoceno ha provocado que se cuente cada vez cudon menos recursos para hacer frente a las nuevas crisis; la pandemia es una prueba fehaciente de ello.

Al mismo tiempo, la COVID-19 ha puesto en tela de juicio el modelo hegemónico basado en la posesión y el consumo voraz. El llamado es a construir un nuevo modelo de interdependencia humana basado en la libertad, dijo. Como tercer eje, se refirió a las desigualdades estructurales, mismas que se han profundizado en el contexto coronavírico.

Una nueva agenda

En respuesta a este diagnóstico, Patrón Sánchez planteó seis dimensiones que deben de marcar la agenda de los gobiernos locales y nacionales. En el aspecto de salud, consideró que la estrategia federal para contener la pandemia ha fracasado. Además, existe una carrera farmacéutica para la generación y distribución de vacunas, misma a la que México asiste sin un descenso real en el número de contagios.

El ámbito económico no es distinto. De acuerdo con el INEGI, en mayo de 2019 había 4.9 millones de empresas en nuestro país; 17 meses después, más del 80% han cerrado permanentemente, siendo las pymes las más impactadas. Se prevé un decrecimiento del PIB del 7%, aunque las tendencias indican que podría tratarse de un efecto negativo mucho mayor.

Esto impactará directamente en la soberanía alimentaria: se espera que, en todo el mundo, 130 millones de personas se colocarán en situación de hambre debido a la pandemia. En México, 12 millones más vivirían en la pobreza (alrededor de 64 millones de personas).

Para el titular de Rectoría, la violencia y la inseguridad han de formar parte de los intereses públicos. Este año, el homicidio doloso se incrementó un 3.8%; los feminicidios, 8%, y la extorsión, 21%. Con 19 casos, el 2020 es el año con mayor número de asesinatos de periodistas. Además, Puebla se ubica en el quinto lugar nacional en feminicidios y segundo en desaparición de niñas y niños. En contraste, existe un índice nacional de impunidad del 99.3%.

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Solo las grandes empresas han resistido la crisis, las cuales solo representan 2.5 de cada 10 empleos en México. Entre despidos y cierre de operaciones, se perdieron 4.2 millones de trabajos.

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Este contexto es especialmente relevante de cara a una nueva agenda de derechos humanos. Esta, explicó Mario Patrón, debe ahondar en materia de libertad de expresión, poder preminente de las fuerzas armadas, violencia de género y personas desaparecidas.

Finalmente, llamó a no auspiciar la polarización política desde los poderes público y privado. El horizonte debe mirarse con una lógica de unidad: El país no está para los desacuerdos, sino para construir perspectivas a pesar de las diferencias políticas que permitan enfrentar la mayor crisis económica de la que se tenga registro, sentenció.

Acciones internas

Las universidades tienen la encomienda de formar jóvenes en la compasividad y que entiendan a la Otredad, donde no haya espacio para los fundamentalismos y sea la realidad el eje central de las acciones. En ese sentido, la IBERO Puebla ha asumido el reto de adaptarse a un contexto en el que, como toda institución de educación, fue la primera en hacer cuarentena y será la última en regresar a la actividad presencial.

La Universidad Jesuita ha tomado acciones concretas para garantizar el bienestar de su población: el cuidado de la salud de la Comunidad Universitaria con más de 29 protocolos y la adquisición de infraestructura sanitaria; la garantía de la formación integral y la calidad académica, con el traslado eficaz de la educación a la virtualidad, y el resguardo de la solvencia económica de la Institución y de sus integrantes con múltiples estrategias de apoyo.

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A través de un comité especializado, la IBERO Puebla ha destinado 26 millones de pesos en apoyos financieros a estudiantes. Además, no se ha despedido a ningún colaborador.

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Para 2021, la IBERO Puebla ha adecuado sus aulas con tecnología que permitirá ofrecer clases presenciales y virtuales de manera simultánea. Además, se han impulsado múltiples estrategias de actividades culturales y deportivas a la distancia, mismas que serán fundamentales para la contención de los efectos psicoafectivos en los universitarios.

Del mismo modo, se ha puesto en marcha un sistema de citas para brindar servicios académicos y administrativos, lo cual permite acercar a los estudiantes, uno por uno, a las actividades necesariamente presenciales. Si la próxima semana hubiera semáforo verde en la República, la IBERO Puebla estaría preparada para abrir sus puertas, celebró.

La Universidad Iberoamericana Puebla no renuncia a seguir presente en el debate público y a vincularse con la realidad. Proyectos como la producción de más de 70,000 caretas hospitalarias dan cuenta del compromiso permanente de incidir en el mundo. Estamos dispuestos al debate público, pero también a la construcción conjunta con los sectores público, privado y social, cerró Mario Patrón.

BUAP. historias de éxito

De todas las escuelas, de todos los estilos. Un entretenido sitio para conocer y votar por la interpretación que creas que es la mejor.

Las votaciones terminan en
03D : 04H : 12M : 47S

Buscar por nombre de participante o unidad académica

SANDRA GUADALUPE CHAVEZ COUTIÑO



ESCUELA DE ARTES PLÁSTICAS Y AUDIOVISUALES

MARGARITA ARCEO GARCÍA

PREPARATORIA EMILIANO ZAPATA



HERNANDEZ MIRANDA SHARMELL



FACULTAD DE LENGUAS

ALBERTO RUGARCIA GIL

FACULTAD DE ARTES

CERVANTES LOBATO LAURA MARGARITA

FACULTAD DE CS. DE LA COMUNICACIÓN

MENDOZA RIVERA GUIENISA

FACULTAD CIENCIAS DE LA COMPUTACION

GISELA ADILENE MONTUFAR LOPEZ

FACULTAD DE LENGUAS

NUBIA ISELA ABURTO PLATAS

FACULTAD DE CIENCIAS QUÍMICAS

JUAN PABLO REQUENA MARQUEZ

FACULTAD DE INGENIERIA

KAREN GUADALUPE RAMOS DÍAZ

FACULTAD DE ARTES

BUAP / Cónica Universitaria

Exilios y migrantes políticos en la BUAP: entrevista a Carlos Figueroa Ibarra

Por Oriol Malló (Coordinador de contenidos digitales de la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura (VEDC) de la BUAP. Y que por favor enlace a Crónica Universitaria)

Carlos Figueroa Ibarra

Carlos Figueroa Ibarra, sociólogo de extensa carrera, doctor honoris causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala e investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH) es actor y testigo de los exilios latinoamericanos en la BUAP:

Víctima él mismo de la brutal represión contra intelectuales, trabajadores y campesinos vinculados a la izquierda guatemalteca, Figueroa se instaló en la ciudad de Puebla en 1980 y desde entonces la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla es su espacio de docencia, reflexión y anális.



Carlos Figuera durante el discurso de aceptación del doctorado honoris causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala (12 de febrero del 2019) / Imagen: cortesía de ArK. Armando Mazariegos (Facebook)

Tanto en la esfera académica y política, como en su faceta más ítnima, pues sus padres y muchos de sus amigos fueron asesinados en su natal Guatemala, este reconocido académico ha vivido los efectos de la diáspora, centroamericana en su caso, y esta es la primera vez que, con motivo de este repositorio digital sobre la presencia y el legado de los exilios latinoamericanos en la BUAP, expone para Crónica Universitaria la memoria histórica de esta población de "migrantes políticos" cuyo papel en la comunidad universitaria fue tan destacado.

Para precisar nombres, fechas y circunstancia, sl entrevistado contó con la ayuda de Célida Godina, Laura Díaz, José Luis Carrillo, Francisco Vélez Pliego, Martha Palomino, Rodolfo Martínez, Fabio Rodríguez Korn, Luis Méndez Bognanni y Jorge Andrade Roca.



"México es la patria que también amo, de cuya épica histórica me enamoré y me siento orgulloso": Carlos Figueroa Ibarra

Tu familia se exilió a México tras el golpe contra Arbenz en 1954 y regresó a Guatemala en 1958, mientras que tú regresas a estudiar sociología en la UNAM el año 1970. ¿Eras consciente entonces que la represión, la guerra sucia y el exilio podrían convertirse en una fatalidad pocos años después?

Absolutamente sí. Muy tempranamente en mi vida fui consciente de que crecía en el seno de una familia que no era normal en la Guatemala regida por una feroz dictadura militar. Mi primera infancia transcurrió en la ciudad de México, porque mi padre Carlos Alberto Figueroa Castro había tenido que huir de Guatemala cuando el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán fue derrocado en 1954.



Regresamos a Guatemala del exilio en México en 1958. Yo tenía 6 años de edad. A partir de entonces mi vida empezó a tener un giro del cual fui plenamente consciente hasta tiempo después. Cuando cumplí 7-8 años mi padre me empezó a advertir sobre cuidados que debería tener con respecto a lo que oía y veía en mi casa. Cuando y hasta donde podía entrar a ella a mis pequeños amigos.

La familia Figuera en su primer exilio mexicano (1967) tras el golpe contra el presidente Arbenz

La familia Figuera en su primer exilio mexicano (1957) tras el golpe contra el presidente Arbenz / Imagen: cortesía de Carlos Figueroa ( Facebook personal)

Mis padres trataron de darnos a nosotros una vida normal, con una cotidianidad tranquila, pero en realidad nuestra familia no era normal. Mi padre era un activo militante comunista en un país en el cual mataban comunistas. Conocí a no pocas personas que llegaban a mi casa y después los veía asesinados en las páginas de los periódicos.

A veces llegaban militantes a esconderse en mi casa. Mi familia celebraba cumpleaños, festividades religiosas (mi madre era católica no devota), fuimos bautizados, hicimos la primera comunión, celebrábamos navidades con gran alegría. Pero la muerte siempre nos rondó como nos lo recordaban los cateos a mi casa por parte de ejército y policías. Cuando en 1970 salí de Guatemala (a los 17 años) para ir a estudiar a la UNAM, era perfectamente consciente del peligro en que vivíamos. Y sabía que en cualquier momento la dictadura nos podía arrasar.

¿Cómo se fue forjando tu propia identidad guatemalteco-mexicana? En otras palabras, ¿puede que el flujo histórico constante de exiliados centroamericanos hacia México en varias décadas del siglo XX haya creado una identidad transnacional compartida?

Después de vivir 51 años de mis 68 en México, me siento guatemalteco-mexicano o mexicano-guatemalteco. Soy hombre de dos patrias, la que me vio nacer y la que le salvó la vida a mi padre en 1954 y a mí en 1980. Guatemala es el amor entrañable asociado a mi infancia, adolescencia, a mi resistencia clandestina como militante comunista y también a mi labor de investigación académica como sociólogo.

México es la patria que también amo, de cuya épica histórica me enamoré y me siento orgulloso. Y, congruente con ese sentimiento, hace 17 años después de naturalizarme mexicano, decidí involucrarme en la lucha política y social por hacer de mi otra patria un lugar mejor.

El recurso del miedo Libro de Carlos Figueroa Ibarra

Un ensayo sobre el terrorismo de Estado en Guatemala / Imagen: cortesía de fygeditores.com

Fue una experiencia magnífica haber sido parte del ciclo de lucha que culminó en 2018. México es el lugar en donde he vivido ininterrumpidamente las últimas cuatro décadas y en donde pienso vivir el resto de mis días. Aquí nacieron mis hijos Alejandro, Camila y Sebastián y aquí viven las madres de los tres.

Habiendo nacido en Guatemala, mi identidad mexicana es muy fuerte. Y lo mismo pasó con los exiliados guatemaltecos que habiendo llegado en 1954 se quedaron en México y nombro solamente a algunos: Luis Cardoza y Aragón, Tito Monterroso (“Y cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”), Alaíde Foppa, Alfonso Solórzano, Carlos Illescas, Rina Lazo, Carlos Navarrete, Otto Raúl González.

O bien Ernesto Capuano del Vechio, quien desde 1954 ayudó en la Secretaría de Gobernación a miles de latinoamericanos a resolver su situación migratoria sin cobrar un solo centavo. Alguna vez Tito Monterroso dijo en tono jocoso que si lo exiliaran de México se sentiría “doblemente exiliado”. Me sentí plenamente identificado con eses sentimiento. Rina Lazo, junto a su esposo Arturo García Bustos, formó parte del grupo de Los Fridos, discípulos de Frida Kahlo. Imagínate si no se sentía mexicana.

Dicho de otra forma, ¿la proximidad geográfica y cultural, los lazos familiares incluso, entre Guatemala y México dieron un tono distinto al exilio guatemalteco, comparado con la diáspora suramericana de los setenta?

Esa proximidad de la que tú hablas debe haber influido poderosamente. Recuerdo muy bien cómo mis compañeros de licenciatura en la UNAM me llamaban en broma “el chiapaneco”. Años después, como desterrado comprobé la sabiduría de aquella broma. Durante mis 12 años de destierro (mi exilio concluyó en 1992 cuando pude regresar a Guatemala sin temor de ser asesinado) a menudo viajé por la zona fronteriza del sur por mi actividad política con respecto a Guatemala.

Recuerdo cómo me gustaba estar en San Cristóbal de las Casas por su parecido con el altiplano occidental guatemalteco, por su comida. Además, en algunas zonas de Chiapas la gente habla con el “vos” guatemalteco. En medio de sus diferencias, México y Guatemala tienen muchas similitudes.

En 1980 fueron asesinados tus padres, Carlos Alberto Figueroa Castro y Edna Albertina Ibarra Escobedo, psicólogos, militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo y docentes de la Universidad de San Carlos. ¿Qué circunstancias históricas explican este acto de terror en el contexto de la guerra sucia que se dio contra intelectuales y militantes de la izquierda guatemalteca en aquellos años y qué decisiones y reflexiones surgieron en tu caso a partir de aquel evento traumático?

Mi padre fue militante del Partido Guatemalteco del Trabajo desde 1951 y lo continuó siendo hasta el viernes 6 de junio de 1980, cuando junto a mi madre fue asesinado. Mi madre nunca fue militante del PGT, fue colaboradora de la resistencia en los años sesenta del siglo XX y después solamente fue acompañante solidaria de mi padre. Pero el Ejército Secreto Anticomunista, el membrete detrás del cual las fuerzas armadas guatemaltecas encubrían sus asesinatos y desapariciones forzadas, reivindicó el asesinato de ambos acusándolos de comunistas.

Sitio de memoria y reconocimiento a las víctimas de la Universidad de San Carlos de Guatemala

Sitio de memoria y reconocimiento a las víctimas de la Universidad de San Carlos de Guatemala que sufrieron graves violaciones a los derechos humanos durante el Conflicto Armado Interno / Imagen: cortesía de Carlos Figueroa Ibarra.

La muerte de mis padres ocurrió en el contexto del baño de sangre en el cual la dictadura militar guatemalteca sometió a la Universidad de San Carlos de Guatemala. A partir de 1978 y hasta la década de los ochentas más de 400 universitarios -docentes, estudiantes y trabajadores – fueron asesinados o desaparecidos. Recientemente fue inaugurado un memorial en el campus central de la USAC y se registran allí 843 universitarios asesinados a partir del aciago año de 1954.

Mis padres fueron asesinados en el contexto de la primera fase de la tercera ola de terror observada en Guatemala entre 1954 y 1996. Esa primera fase estuvo constituida por el ejercicio del terror selectivo. A fines de 1981 y particularmente a partir de marzo de 1982 con la llegada de Ríos Montt al poder, comenzaría la segunda fase, la del terror masivo, la de las masacres rurales. Se buscaba frenar el ascenso insurgente que se enlazaba con el triunfo de la revolución sandinista en la Nicaragua de 1979 y con el crecimiento extraordinario del FMLN en El Salvador.

En lo que a mí se refiere, el haber sido sobreviviente del terrorismo de estado guatemalteco, el ver caer asesinados a mis padres y a mis amigo/as y compañero/as, cambió mis preocupaciones académicas. Había yo comenzado mi trabajo sociológico investigando en el área de la sociología rural, pero la tragedia de Guatemala me obligó científica y existencialmente a buscar una explicación a lo sucedido. Desde entonces mi área de investigación es la sociología de la violencia y la sociología política.

" La UAP era un espacio de resistencia ante el oscurantismo de la derecha poblana": Carlos Figueroa Ibarra

Tras escapar de Guatemala, ¿cómo y de qué forma te vinculaste con la Universidad Autónoma de Puebla?

Fue a través de un amigo y compañero de estudios en el posgrado de sociología de la UNAM, Lucio Oliver, que pude llegar a México con alguna esperanza de trabajo. Esto sucedió el viernes 13 de junio de 1980, ocho días después del asesinato de mis padres. Al día siguiente, 14 de junio, me enteré en casa de unos exiliados guatemaltecos en Cuernavaca, Elsa y Sergio Licardie, que mis hermanos y mi sobrino se había refugiado en la Embajada de Bélgica porque sus vidas también corrían peligro.

En esas circunstancias fue una bendición que a través de Lucio Oliver y luego Roger Bartra (se lo he agradecido personalmente) me pusiera en contacto con Daniel Cazés quien junto a Marcela Lagarde, Javier Mena, Ana María Ashwell, Julio Glockner y Adrián Gimate-Welsh había fundado el Colegio de Antropología Social en la entonces Universidad Autónoma de Puebla. Eran los tiempos del Rector Luis Rivera Terrazas y del Secretario General Alfonso Vélez Pliego.

Nunca se apagará mi gratitud a ellos dos y a Jaime Kravzov, entonces director del ICUAP, por la enorme solidaridad que recibimos los exiliados que llegamos a la BUAP. En mi caso nunca olvidaré y siempre tendré gratitud por la solidaridad y humanismo con que me recibieron Daniel Cazés y Marcela Lagarde.

El 4 de agosto de 1980 ingresé formalmente a la BUAP. En el momento en que contesto esta entrevista, acabo de salir de la ceremonia de reconocimiento de antigüedad a trabajadores académicos y administrativos encabezada por el Rector Dr. Alfonso Esparza. He cumplido 40 años de servicio a mi universidad, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

¿Cómo describirías el ambiente intelectual y político que encontraste en la UAP en la transición entre el mandato de Luís Rivera Terrazas y Alfonso Vélez Pliego?

En 1980 la UAP era todavía una universidad en ebullición. Desde 1961, cuando empezó el movimiento de reforma universitaria, nuestra universidad paulatinamente había ido adquiriendo un perfil contestatario y militante. Lo que no implicaba el olvido por el desarrollo académico como lo muestran las semillas sembradas por el propio Ing. Luis Rivera Terrazas y el Químico Sergio Flores Suárez, ambos militantes comunistas pero al mismo tiempo esforzados académicos.

La narrativa neoliberal ha querido imponer una memoria de la UAP hegemonizada por el Partido Comunista Mexicano como una casa de estudios sobrepolitizada y sometida a un caos. Nada de esto es cierto. Estoy profundamente convencido de que es verdad lo que le escuché alguna vez Alfonso Vélez Pliego: buena parte del desenvolvimiento académico de la BUAP sería inexplicable sin todo lo que se hizo en aquellos años para salir del anquilosamiento y hasta oscurantismo que se vivía en el estado y la propia universidad.

Adolfo Sánchez Vázquez, el rector Vélez Pliego y Daniel Cazes en un acto académico de la UAP

Adolfo Sánchez Vázquez, el rector Vélez Pliego y Daniel Cazés en el Paraninfo del Edificio Carolino durante un acto académico de la UAP / Imagen: Archivo Histórico Universitario

La UAP era un espacio de resistencia ante el oscurantismo de la derecha en la ciudad (“Cristo sí, comunismo no”) y el autoritarismo del PRI-Gobierno. El ejercicio de la autonomía frente al autoritarismo de diferentes gobernadores de la entidad cumplió un papel relevante no solo en términos de lucha democrática, sino también de desenvolvimiento académico. Cuando yo ingresé a la UAP, esa etapa estaba concluyendo y con ello la hegemonía del PCM en la universidad. También el ciclo de la universidad crítica, democrática y popular.

La apertura política que vivía el país, abría otros cauces para la resistencia contra el PRI-Gobierno y Alfonso Vélez Pliego lo comprendió. El problema fue que después vendría el largo período de neoliberalización de la universidad, imputable no solamente a la voluntad política de los rectores a partir de José Doger, sino justo es decirlo, al clima prevaleciente a nivel mundial y nacional. Ese derrotero nunca lo aceptó Alfonso.

¿Qué representó el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades para los exiliados latinoamericanos?

En realidad el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” fue la continuidad de espacios en los cuales habíamos anidado los exiliados que desde el cono sur y Centroamérica habíamos llegado en los años setenta y ochenta. EL ICSyH-AVP se constituyó en 1991 con académicos que proveníamos del ICUAP, de la Escuela de Filosofía y Letras y de la Facultad de Derecho. Deben haber llegado académicos provenientes de otras unidades académicos, esto no lo recuerdo muy bien.

Sí recuerdo que los fundadores del Instituto fuimos convocados en 1991 por el propio Alfonso Vélez Pliego quien de manera visionaria emprendió la tarea de construir un espacio de investigación para las ciencias sociales y humanidades. Entre ellos estábamos algunos exiliados centroamericanos y argentinos.

¿Te implicaste en la constitución del Frente de Solidaridad Latinoamericano (Fresola)? En caso afirmativo,¿cuál fue la relevancia y el trabajo de estas redes de apoyo mutuo entre exiliados de varios países?

El Frente de Solidaridad Latinoamericano había sido iniciado a principios de 1980 por algunos exiliados argentinos que se encontraban en Puebla. A quien recuerdo como un gran impulsor del mismo es al compañero argentino Alejandro Manchón. También lo impulsaron Rafael Pagán (Puerto Rico) y Susana Rappo (Argentina), Se encontraban algunos bolivianos como el pintor Espinoza, su compañera y su hija Cantuta. También Jessie Fontús de Haití, así como un periodista argentino, el Negro Coria, y un joven costarricense estudiante de medicina del cual sólo recuerdo su nombre de pila: Oscar.

Luis Méndez Bognanni, José El Goldo Ríos y José Carlos El Pelao Bayona, Juan Reardón y Alicia Grapko (después activistas socialistas en Estados Unidos). También alguien de quien recuerdo solamente que se le llamaba la Negrita (después diputada y senadora) todos de Argentina.

Posteriormente se agregaron exiliados guatemaltecos vinculados a la UAP como Francisco Villagrán Muñoz y Alfonso Batres Valladares y yo mismo. Recuerdo haber visto en actividades a compañeros chilenos como Jaime Estay Reino y posteriormente a académicos de gran valía y militantes comunistas como Ruth y Bjorn Holmgren.

Desgraciadamente necesitaría de la ayuda de algunos otros participantes de esos esfuerzos para recordar los nombres de otros compañeros que también participaron y cuyo rostro tengo en la memoria. El FRESOLA fue algo que surgió al calor del estallido revolucionario centroamericano comenzado con el triunfo de la revolución sandinista en 1979. Después con el ascenso insurgente en Guatemala y El Salvador. Agitó el FRESOLA la solidaridad con las luchas revolucionarias en América Latina y la denuncia de los crímenes de las dictaduras militares.

Estos hechos le daban continuidad a las luchas insurgentes y a la denuncia de su represión por parte de las dictaduras del Cono Sur. Después de la gran insurrección del FMLN en EL Salvador en noviembre de 1989, Cantuta Espinoza y otros compañeros quisieron reactivar el FRESOLA, pero no hubo éxito.

"Los exiliados pusimos nuestra experiencia al servicio de las reformas curriculares": Carlos Figueroa Ibarra

¿Qué nombres destacarías en el conjunto de académicos guatemaltecos exiliados en Puebla y cuál fue tu papel, o el de otros académicos, en el apoyo a otros compañeros que escapaban del terror en Guatemala?

El primer exiliado guatemalteco y más ilustre de todos que se vinculó a la UAP fue el gran historiador Severo Martínez Peláez, quien arribó a Puebla a mediados de 1979. Había salido al exilio en enero de ese año porque su vida estaba en peligro. Severo se encontró en Puebla con la familia de Manuel Andrade Roca, un dirigente universitario y del PGT quien había sido asesinado el 14 de febrero de ese año. Los Andrade Roca son en realidad poblanos también pues son fruto de la unión matrimonial de Don Agustín Andrade con la guatemalteca Betzaida Roca.

Severo Martínez Peláez

Severo Martínez Peláez en sus últimos años / Imagen: cortesía de FLACSO Guatemala (flacso.edu.gt)

Don Agustín era un ex diputado del PRI y figura vinculada al avilacamachismo desde la década de los cuarenta del siglo XX. Por ello, los Andrade Roca vivieron en Puebla en su infancia y adolescencia. Entre ellos Manolo Andrade Roca, quien incluso fue compañero de Alfonso Vélez Pliego cuando ambos estudiaban la primaria en el Instituto Humboldt. Manolo, nacido en Puebla, decidió irse a Guatemala cuando era un adolescente y allí se unió al movimiento revolucionario hasta que fue asesinado. Su hermano Jorge, un músico de gran valía, es maestro en la Escuela de Música de la BUAP.

En el segundo semestre de 1980 y primer semestre de 1981, llegamos otros exiliados más. Entre ellos Alfonso Batres Valladares, Lorena Carrillo, Ernesto Godoy, Samuel de León, Francisco Villagrán Muñoz, Emilia de Villagrán, Eugenio Aragón (quien sumó este exilio a otro de larga duración en Chile), Carlos Alberto Castañeda, Manuel Urrutia, Mario Torres (después ministro de Educación en Guatemala), Herbert Morales, Felipe “Tiky” Magaña, Edwin Mejía Palma, Marco Antonio Cortéz, posteriormente Coralia Gutiérrez, Jorge Monterroso, Indiana Torres y Sergio Tischler.

Tiempo después se incorporó a la Facultad de Derecho José Emilio Rolando Ordoñez quien fue un gran especialista en derecho indígena. Menciono solamente a los que tuvieron acogida en la UAP. Buena parte de nosotros éramos militantes y rápidamente organizamos la solidaridad con el movimiento revolucionario guatemalteco y contra la dictadura militar. También para apoyar a compañeros y compañeras que venían huyendo de Guatemala o bien que estaban de paso en el cumplimiento de sus labores revolucionarias.

¿Cómo fue surgiendo un núcleo académico de exiliados guatemaltecos y cuáles fueron sus aportaciones a la UAP?

He empezado a responderte esta pregunta líneas atrás. Los exiliados guatemaltecos nos vinculamos a la docencia y a la investigación en el ICUAP, la Escuela de Filosofía y Letras en el Colegio de Antropología Social y en el de Historia, la Escuela de Administración Pública, la Facultad de Derecho, la Facultad de Medicina, la Facultad de Estomatología y también en ciertos departamentos administrativos.

La UAP fue sumamente generosa con nosotros y con los exilios chileno, argentino, uruguayo, haitiano, guatemalteco, salvadoreño y nicaragüense. Buena parte de los exiliados guatemaltecos fueron activos docentes en sus respectivas unidades académicas. No pocos estudiantes de aquella época, ahora profesionistas universitarios, recordarán la impronta que tuvo en ellos el ejercicio de la docencia de los académicos guatemaltecos que arribaron a Puebla huyendo de la represión.

Al igual que los otros exilios, los académicos guatemaltecos también tuvimos participación en las instancias de gobierno universitario y pusimos nuestra experiencia al servicio de las reformas curriculares y otras actividades vinculadas a la elevación del nivel académico de la universidad. Severo Martínez, autor de una influyente obra La patria del criollo, continuó en la BUAP sus notables dotes docentes y publicó desde el ICUAP una primera versión de Motines de Indios.

Ambos libros son una referencia en la historiografía latinoamericana. Severo y yo, fuimos parte del grupo de académicos que fundó el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades. En la actualidad Sergio Tischler y mi persona seguimos activos en la universidad y en el posgrado de sociología del ICSyH-AVP, como también Coralia Gutiérrez en el Posgrado de Historia y Lorena Carrillo en el de Ciencias del Lenguaje.

¿El doctorado honoris causa que te entregó la Universidad de San Carlos de Guatemala en 2019 cierra una herida vital en tu trayectoria?

De los académicos exiliados en Puebla, hemos sido distinguidos con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala, Severo Martínez Peláez y mi persona. La respuesta a tu pregunta casi puedo hacerla en nombre de los dos, porque nuestro caso es parecido. Severo abandonó por última vez el campus de la USAC la tarde del 25 de enero de 1979.

La muerte lo rondaba desde fines de 1978 cuando recibió el aviso de que sería asesinado en 1979 junto a los dos máximos dirigentes socialdemócratas Manuel Colón Argueta y Alberto Fuentes Mohr, el dirigente universitario y comunista Manuel Andrade Roca y el filósofo Rodolfo Ortiz Amiel. Cuando asesinaron a Fuentes Mohr, Severo decidió abandonar el país e irse al exilio. Rodolfo Ortiz Amiel hizo lo mismo. Colom Argueta y Manolo Andrade Roca fueron asesinados poco después. Severo nunca regresó al campus de la USAC, solamente fue al Salón General Mayor “Adolfo Mijangos López” de la antigua Facultad de Derecho en 1993 cuando recibió el Doctorado Honoris Causa. Para entonces Severo ya estaba muy disminuido por su enfermedad, la cual se lo llevó en enero de 1998.

Placa en memoria de Alberto Fuentes Mohr en el cementerio de Quetzaltenango, Guatemala

Placa en memoria de Alberto Fuentes Mohr en el cementerio de Quetzaltenango, Guatemala / Imagen: cortesía de Mapeo de la Memoria

Cuando el Consejo Superior Universitario de la USAC me honró con el Doctorado Honoris Causa y me lo entregó el 12 de octubre de 2019, sentí que me había sucedido lo mismo que a mi querido mentor. Como él, había salido huyendo del país el 20 de abril de 1980, porque la dictadura estaba a punto de asesinarme. De los siete amenazados de muerte por el Ejército Secreto Anticomunista en la lista de la que formé parte, fueron asesinados tres. Como Severo, ese día estaba en el Salón General Mayor de la USAC recibiendo un Doctorado Honoris Causa.

Por su padecimiento, Severo no tuvo plena conciencia del honor que estaba recibiendo. A diferencia de él, yo si la tuve y he sentido que al igual que con él, el honor recibido reivindica a toda la inteligencia asesinada por la dictadura. Nunca se cerrarán las heridas que nos deja el haber sido sobrevivientes de la dictadura, el haber perdido amigo/as, compañero/as y familiares. Puedo decir que la mayor parte de mis amigo/as compañero/as de aquellos días no llegaron a los 30 años. Pero nuestra única venganza ha sido y será, volver a ser felices.

¿Guatemala ha cerrado en falso la larga historia de represión e impunidad que caracterizó su vida política?

En efecto, la metáfora es correcta. Los Acuerdos de Paz de 1996 fueron lo mejor que pudo haber logrado la insurgencia guatemalteca en un contexto de derrota militar y derrota mundial por el derrumbe soviético y el auge neoliberal. Pero en todos los años transcurridos desde entonces, la izquierda nunca tuvo la fuerza suficiente para que esos acuerdos de paz se volvieran realidad plena. El resultado hoy es un Estado fallido o cerca de serlo, cooptado por la voracidad oligárquica-neoliberal, el delito económico organizado (la corrupción) y el crimen organizado.

El conjunto de fuerzas que hegemonizan ese proyecto delincuencial es el denominado Pacto de Corruptos. La violencia ha pasado de su faceta contrainsurgente a una violencia delincuencial (común y organizada) combinada con la que ejercen los grandes capitales vinculados al extractivismo. Hoy el conflicto va más allá del que radica entre derecha e izquierda. También tiene que ver con el que enfrenta a corrupción contra decencia.

"Esa relación de nombres es homenaje a la solidaridad internacionalista de nuestra universidad": Carlos Figuera Ibarra

Visto en perspectiva histórica, ¿cuál es la aportación y el legado de los exilios latinoamericanos, y en especial del guatemalteco, en la historia de la BUAP?

Esta respuesta te la voy a dar pidiendo disculpas de antemano por si omito algún nombre. No me referiré tanto a los guatemaltecos porque ya he hablado de ello antes. Es probable que mis omisiones se deban a que te estoy respondiendo desde el área social humanística de la BUAP.

También hay que decir que no solamente hay que mencionar el aporte que los desterrados del Cono Sur, Centroamérica y el Caribe le dimos a la BUAP, sino también el que nuestra universidad nos dio a nosotros creando condiciones muy buenas para nuestro desarrollo intelectual y superación académica. Exiliados y migrantes nos beneficiamos de los permisos otorgados por nuestra Casa de Estudios para que pudiéramos obtener maestría y doctorados y con los recursos para publicar nuestros resultados de investigación. Muchos de nosotros/as hemos llegado adonde llegamos por el generoso auspicio de la BUAP.

Probablemente el núcleo más importante de exiliados incorporados a la BUAP provenga de Argentina, particularmente de la ciudad de Córdoba. Pero el listado que ofrezco a continuación evidencia que los exiliados o migrantes por causas políticas, provinieron de muchos lugares. Así las cosas, no puedo dejar de mencionar el aporte de los eminentes fisiólogos chilenos Bjorn y Ruth Holmgren al Instituto de Fisiología. El que hicieron el filósofo argentino Óscar del Barco y los historiadores haitianos Benoit Joachin, Michel Hector y Guy Pierre así como la historiadora chilena Nora Gatica Krug al ICUAP. El historiador argentino Juan Carlos Grosso y el guatemalteco Severo Martínez Peláez en el ICUAP y después en el ICSyH-AVP.

Severo también dejó una impronta en los Colegios de Antropología Social e Historia. El aporte al Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de Aída Gambetta y Ana María del Gesso (Argentina) Alba Díaz (Uruguay) y Hugo Duarte (Chile). Al Colegio de Historia el de César Pellegrini (Argentina). Al Colegio de Antropología Social después de permanecer exiliados en Suecia llegaron Abel Madariaga y Hugo Trinchero (después director de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires) y Carlos Okada (quien llegó a México después de ser prisionero de la dictadura militar argentina).

Abel Madariaga con su nieto recuperado en 2010

Abel Madariaga, junto a su hijo Francisco (1977-2020), cuya identidad fue recuperada por las Abuelas de la Plaza de Mayo / Imagen: cortesía de abuelas.org.ar

Allí también trabajó la argentina Susana Percaz. A su regreso a Argentina, Abel Madariaga se volvió un activista importante de Abuelas de Plaza de Mayo buscando a su hijo, que fue secuestrdo por los militares que mataron a su esposa. Hay que mencionar la contribución que hicieron en lingüística y semiótica Raúl Dorra, María Isabel Filinich, Luisa Ruiz Moreno y Rodolfo Santander (Argentina). Óscar Correas (Argentina) fue el gran impulsor de la crítica del derecho y fundador de la revista Crítica Jurídica. Ana Maria Magaldi (Argentina) fue durante un buen tiempo la editora de la entonces revista más importante de la BUAP, Crítica. Proveniente de Colombia, se recuerda a Jorge Barahona, quien se desempeñó en la carrera de Ingeniería Civil.

En el ICUAP hay que mencionar a salvadoreños, como el químico Carlos Barahona y a la bióloga especialista en toxicología Anabella Handal (hija del líder histórico del FMLN Schafick Jorge Handal). También al químico Eduardo Campos Reales (hijo de comunista salvadoreño, uno de los fundadores del PGT). Igualmente proveniente de El Salvador, debo mencionar al arquitecto Gonzalo Yanez Díaz, exrector de la Universidad de El Salvador, quien ha hecho aportes al estudio de la arquitectura colonial en Puebla Inolvidable huella dejó en el Colegio de Filosofía la impresionante erudición de Angelo Altieri Megale (Italia).

El Ing. Luis Rivera Terrazas, además de físico y astrónomo impartió docencia sobre historia de la ciencia en las escuelas de Física-Matematicas y Filosofía y Letras. Su vocación lo llevó a tener amistad con el físico matemático, epistemólogo y filósofo de la ciencia alemán Thomas Brody, quien temporalmente se vinculó a nuestra casa de estudios. Varios argentinos deben ser agregados a los ya mencionados: José María Giner y Oscar Terán (Filosofía), Elida Peretti (Psicología), Luis María Mumo Gatti (Antropología) así como Clara Kielak, Carlos Brega, Alberto Sladogna, Judith Pavlov.

No puede omitirse al oncólogo boliviano Moisés Abraham Baptista, fundador del área de oncología del Hospital Universitario de la UAP. EL Dr. Abraham llegó a México en el contexto de su vinculación con la autopsia del cadáver de Ernesto Che Guevara.

El chileno Alejandro Witker (sobreviviente de un campo de concentración pinochetista) fundó el Centro de Estudios Latinoamericanos Salvador Allende (CELASA) una parte de cuyo acervo después se fundió con el del ICSyH-AVP. Otro chileno, antiguo militar, abogado y poeta, José Suárez Donoso, fue profesor en la Facultad de Derecho y fundó la librería Teorema en el centro de la ciudad. Huyendo del golpe de estado en Chile, arribó Clara Ureta Calderón quien llegaría a ser una activa sindicalista con el SUNTUAP. En Ciencias Químicas deben mencionarse a los chilenos Dino Gnieco Hernán y Guillermo Negrón Silva así como al argentino Pedro Alíster.

Otra chilena ilustre que que llegó después del golpe de estado pinichetista fue Colontai Poblet, organizadora del Circulo Infantil Universitario.

En el campo de las matemáticas deben ser recordados Segismundo Maur, Adriana Echeverría y Horacio O’Brien provenientes de Argentina. En la Facultad de Administración desempeñaron o desempeñan docencia los salvadoreños Luis Ernesto Arévalo y Fabio Castillo así como el chileno Fabio Rodríguez Korn. Otro salvadoreño fue Héctor Samur quien organizó un seminario sobre Marx en el Colegio de Filosofía antes de incorporarse a la insurgencia en su país.

En la Facultad de Medicina puede referirse a Jaime Estay (padre), Rodolfo Martínez (Argentina), Eugenio Aragón e Indiana Torres (Guatemala). Indiana es actualmente integrante de la Comisión Institucional para el Seguimiento y Evaluación para la Pandemia por el SARS CoV-2. Además, Eugenio Cornejo (exprisionero en el Estadio Nacional de Chile) y Jenny Fischer (Chile). En la de Economía se debe nombrar a Jaime Estay Reyno (Chile), Susana Rappo (Argentina) y Luc Smart (Haití)

En diversas facultades y en el ICSyH-AVP es necesario mencionar a Gloria Marroni (Brasil), Florencia Correas, Marcelo Gauchat, Silvia Kiskowsky, Miguel Ángel Cuenya, Oswaldo Tamaín (Argentina), Jorge Lora (Perú), Ana María Ashwelll y Carlos Mallorquín (Paraguay), así como a Rosalina Estrada (Nicaragua) En la licenciatura en Danza a Patricia Estay (Chile), en la de Psicología a Isabel Stange (Chile). En las labores de corrección editorial en varias revistas y libros, entre ellas Bajo el Volcán, se desempeñó la argentina Susana Plouganou. Igualmente, Horacio Plouganou trabajó en Extensión y Difusión de la Cultura.

Finalmente, no puedo olvidar a Héctor Bruno Depetris (Argentina), quien además de ser profesor en el Colegio de Historia, fue el jefe de campaña de Luis Ortega Morales en la memorable contienda electoral por la rectoría de 1981. Y también al cordobés Enrique Cárpena, profesor investigador especialista en metodología de la investigación, quien desempeñó funciones similares en la campaña por la reelección rectoral de Alfonso Vélez Pliego en 1984.

En esta larga lista de nombres que he consignado, muy probablemente falten no pocos de aquello/as a las cuales la BUAP dio cobijo. El poder contar con ese alero significó para los nombrados aquí y los que no he mencionado, una oportunidad de rehacer sus vidas. Sea esta relación un homenaje a la solidaridad internacionalista de nuestra universidad.

PUEDES LEER LA ENTREVISTA EN BUAP, Crónica universitaria

Ibero Puebla

Urge acción estatal contra todas las formas de violencia de género

El feminicidio es la expresión más grave de un continuum de violencias. Para prevenirlo, es necesario visibilizar, comprender y erradicar las múltiples agresiones contra la mujer.



  • Puebla es cuarto lugar nacional en mujeres desaparecidas. En México, un total de 486 mujeres han sido asesinadas en la entidad entre 2015 y 2020.



Para contribuir a revitalizar las voces apagadas por la violencia machista día con día, la IBERO Puebla realizó una mesa de diálogo donde la perspectiva de las expertas en feminicidios fue trastocada por los ecos de quienes han vivido la tragedia de primera mano.

La maestra rural Patricia Mora Herrera, asesinada el 10 de noviembre de 2017, era consciente de las múltiples desigualdades e injusticias sociales que existen en el país y el mundo. Esos problemas, latentes en una comunidad donde las personas en edad escolar desertan en búsqueda de mejores oportunidades, la interpelaban día a día.



La docente nunca fue reconocida por la Secretaría de Educación Pública. Aun así, se levantaba a las cinco y media para llegar a trabajar a las ocho, pues se trasladaba desde Totoltepec hasta Zacapoaxtla. Fue asesinada mientras regresaba del trabajo. En México, prolifera una desesperanza que supone morir en vida; la existencia se pierde como un líquido, lamentó su hermano, Jacobo Mora Herrera.

Hace casi un año, Patricia tuvo una justicia retributiva a nivel penal, pero, como reflexionó el escritor, quedan heridas por sanar ante la ausencia de una compensación. De ahí que el escritor destaque la importancia de generar una teoría que esté cercana a las víctimas y sus experiencias: a través de la lucha social se han franqueado los muros de lo académico para dejar un registro de memoria.

Historias como la de Patricia explican por qué instancias internacionales han señalado con preocupación la condición de México con respecto a la violencia de género, tanto por su brutalidad como por su impunidad. Esto ha supuesto que a nuestro país se impongan reglas específicas, como una rendición de cuentas en la materia cada dos años (el resto de los países lo hace cada cuatro).

Ante organismos como la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), el Estado mexicano argumenta que no existen mecanismos para aplicar los protocolos Amber y Alba, lo que refleja la falta de voluntad política para que esto ocurra. Además, la búsqueda de personas no se da con base en los estándares internacionales.

Así lo explicó Patricia Olamendi Torres, integrante de Red Seguridad Justicia y Paz para las Mujeres. Mientras la CEDAW exige que exista un protocolo de investigación crítica en materia de violencia feminicida, nuestro país cuenta con un conjunto de principios elementales que no corresponden a las necesidades reales.

Actualmente, las autoridades han optado por reducir el número de feminicidios a través de la tipificación de los posibles casos como homicidios. Estamos viendo una autoridad omisa que sigue alimentando la impunidad. Por el contrario, recordó la experta, se ha volcado a la represión de las expresiones de protesta y búsqueda de justicia.

De enero a septiembre de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registró 704 feminicidios a nivel nacional; en Puebla, 40. Con respecto a 2015, hubo un aumento del 70% en la entidad. A partir de las razones de género, las autoridades tendrían que investigar toda muerte violenta de mujeres como feminicidio, lo cual no ocurre.

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Requerimos que se permita la participación de las víctimas y que la verdad que se dé en los casos sea aquella que se apega a una investigación adecuada y a un respeto por los derechos de las familias: Ana Lorena Delgadillo.

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A nivel estatal, el año pasado se cometieron 79 probables feminicidios. La pandemia no ha hecho que esto disminuya: enero, febrero y junio son los meses donde más feminicidios se han registrado en 2020. Estas cifras fueron presentadas por Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género, área del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la IBERO Puebla.

La impunidad obstaculiza el acceso a la justicia: entre 2012 y 2017 hubo 82 procesos por feminicidio en Puebla; solo 15 tuvieron sentencia. Por si fuera poco, de los municipios donde se registraron posibles feminicidios, en 26 de ellos había declaratoria de alerta de género, lo que devela que esta estrategia no ha ayudado a erradicar la violencia feminicida.

Mirar hacia el pasado permite tener una visión clara del camino transitado. En 2003, la ONU realizó un informe sobre los feminicidios en Ciudad Juárez. Si bien ha habido avances en materia de políticas públicas, las prácticas denunciadas en aquel entonces siguen siendo una realidad: falta de perspectiva de género y de recursos, ausencia de coordinación interinstitucional, maltrato hacia las víctimas, y fallas a la tipificación del delito.

Para Ana Lorena Delgadillo de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, no se puede pretender que deje de haber violencia contra la mujer si las instituciones mandan el mensaje de impunidad a través de la falta de investigación adecuada.

Gracias a casos emblemáticos como el de Karla Pontigo se ha permitido instaurar la responsabilidad por cadena de mando, lo que obliga a las fiscalías a realizar un trabajo cabal y efectivo. Por ello, invitó a recuperar los logros que se han tenido y a revisitar los diagnósticos previos para comprender el espacio y tiempo en el que nos encontramos.

En su mensaje de clausura, Rosario Arrambide González, directora del IDHIE, reconoció el dolor por un Estado ausente que, pese a tener conocimiento de la violencia, no ha adoptado medidas para garantizar la seguridad de todas las personas. Recalcó que, frente a tales contextos, surge un deber de diligencia estricta frente a las denuncias de desaparición.

Al mismo tiempo, se observa la resistencia representada por las familias en la búsqueda incansable de justicia y verdad frente a la falta de respuesta institucional, misma que se manifiesta en los movimientos, colectivos, organizaciones y universidades que se unen a estas exigencias.

Los horizontes de esperanza los dan, igualmente, las personas que exigen justicia ante la ausencia de sus seres amados y de miles de personas en todo el país. Que las autoridades no sean ajenas al dolor de las familias y que les permitan llegar al horizonte de esperanza, cerró.

BUAP. proceso de admisión 2020-2021

A partir del primero de diciembre y hasta el día 7, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) aplicará de manera presencial examen de admisión a 23 mil aspirantes para más de 26 licenciaturas. Por la pandemia de Covid-19, la prueba se realizará en tres turnos y tendrá dos sedes: el Complejo Cultural Universitario (ubicado en Cúmulo de Virgo 34, Reserva Territorial Atlixcáyotl) y Ciudad Universitaria (que se localiza Avenida San Claudio s/n, Cd Universitaria, La Hacienda).

Aún está pendiente la fecha para Tehuacán, aunque se prevé que sea a final de la próxima semana; para este campus solo son alumnos de la Facultad de Medicina.

Los aspirantes que deberán de realizar su examen corresponden a las carreras: Arte Digital, Medicina, Cinematografía, Fisioterapia, Biomedicina, Nutrición Clínica, Artes Plásticas, Enfermería, Gastronomía, Estomatología, Profesional Asociado en Imagenología, Ingeniería en Sistemas Automotrices, Ingeniería en Mecatrónica. También harán examen los aspirantes a Químico Fármaco Biólogo, Ingeniería Química, Derecho, Ciencia Forense, Arquitectura, Psicología, Ingeniería Civil, Administración de Empresas, Relaciones Internacionales, Comunicación, Cultura Física, Comercio Internacional, e Ingeniería Industrial.



María Elena Ruiz Velazco, titular de la Dirección de Administración Escolar de la BUAP, explicó que los aspirantes que harán su examen cumplieron con los cursos previos y el 80 por ciento de asistencia a las clases en línea. Aclaró que únicamente este lunes van a atender el caso de jóvenes que tuvieron fallas en el ingreso al sistema. El reporte se puede hacer desde la página oficial y la cuenta de Facebook de admisión BUAP. Los resultados de los alumnos que aprobaron las materias se darán a conocer el 4 de enero y también las instrucciones de las materias asignadas.

Las recomendaciones

El examen tiene una duración de 3 horas y se proporcionarán gel, toallas y productos sanitizantes para los jóvenes, además de los docentes que vigilarán el desarrollo de la evaluación.

A través de las redes sociales la BUAP emitió los siguientes lineamientos:

No ingresar con teléfono móvil, calculadora, bolsa, mochila, materiales de apoyo, cámara fotográfica, botella de agua, alimentos e instrumentos prohibidos.



Sólo podrán ingresar un lápiz para realizar anotaciones.

En caso de ser sorprendido utilizando dispositivos electrónicos o realizar una falta grave, tu examen será cancelado.

Consumir alimentos antes de ingresar, no habrá acceso durante la aplicación.