Sociedad

Sexualidad y derechos humanos

Ser indígena, pobre y homosexual implica también enfrentarse a una triple discriminación. En nuestras comunidades el tema de la orientación sexual sigue siendo casi intocable y cuando se aborda generalmente es para menospreciar y humillar.
En las calles, escuelas e incluso en los centros de trabajo es común escuchar comentarios como " el de la manita caída", "puto", "maricon", "del otro lado", "calcetín volteado", "joto", acompañados de miradas que humillan a la persona. La homofobia es una piedra que persigue a las y los distintos e invisibiliza los derechos humanos. Poco a poco se habla ya de los derechos de los campesinos, de las mujeres y de los niños y niñas pero no de la población homosexual, eso no importa, parecen decir aquellos que muchas veces son cómplices de la ridiculización que hacen a las personas distintas a ellos. Si de por sí la educación sexual es complicada, en esta zona donde persisten los embarazos adolescentes, el asunto de la diversidad sexual lo es aún más; por lo consiguiente, el bullying por este motivo persiste y la población de la diversidad sexual vive en una constante situación de vulnerabilidad. Cómo resultado tenemos a seres humanos que viven tristes, deprimidos, reprimidos, humillados, negados, excluidos y con miedo a socializar en una sociedad que simula ser incluyente. Nos discriminamos, nos rechazamos, nos matamos poco a poco con esas actitudes de rechazo que nos condena a vivir mutilados y despreciados.
Lo cierto es que en esta región la población homosexual tampoco se organiza para exigir sus derechos, nadie se atreve a hablar del tema, hablarlo implica salir del clóset y eso implica también ser señalado y estar expuesto a la discriminación. Aquí no tienen presencia instancias como la CONAPRED y la CNDH. --En mi pueblo los conocen como putos --dice un hombre en clara actitud homofóbica. Los memes con expresiones homofóbicas no dejan de circular en páginas de redes sociales de algunos municipios de la zona. Ni se te ocurra meterte a la política, serás masticado al por mayor. --Te va a quitar tu marido, no voten por él --afirma un ex presidente municipal que vivió en carne propia tal situación. La homofobia tiene diversos matices y se manifiesta en distintos espacios y hasta en lugares donde se supone se deben respetar los derechos humanos. --Me gusta ese lapicero rosa, y hasta me lo quería quedar --dice en tono de burla y en clara actitud homofóbica el jefe de una institución que atiende a poblaciones indígenas y que no pierde oportunidad de contar chistes sobre homosexuales y decir, en tono de burla, la palabra "puto" cada que le da la gana. Parece que su mensaje es " Aquí no caben, aquí se desprecia, aquí se odia a los homosexuales". En fin, la homofobia también se institucionaliza desde el poder. Es necesario entonces una mayor sensibilización en este y otros temas hacia las personas que aspiren a ocupar un cargo público. También es necesario que los miembros de la población diversa se organicen para exigir el respeto a sus derechos y denunciar los atropellos que viven y por supuesto, mostrar ese otro rostro. Los seres humanos son más que un órgano sexual, así de sencillo es la cosa.
¿Dónde inicia el amor y el respeto a las y los demás sí no es en el seno familiar y en la escuela? En esos lugares es donde se debe insistir en el respeto a los distintos, porque como dicen "seremos iguales en la medida en que respetamos nuestras diferencias". La discriminación provoca rechazo, el rechazo provoca odio y el odio conlleva muchas veces al homicidio, y si te matan, "lo mataron por puto", dirán. Nos asusta ver a dos hombres o dos mujeres besándose pero cómo nos divierte ver a dos personas golpeándose o matándose, parece que la sangre nos divierte. La orientación sexual no se elige, a nadie le gusta que lo rechacen, que lo señalen, que lo discriminen. No es como decir hoy me voy a poner una camisa blanca y mañana una de cuadros. Tenemos que ser más humanos, es necesario, y tenemos que abrir la mente y el corazón y aceptar que no todos son iguales como nosotros, que tenemos derecho a ser distintos, que en la vida hay muchos sabores y colores y que cada quien elige lo que más le gusta, sin que eso implique que sea peor o mejor persona.

Vida y milagros

Oí la conferencia de Laurie Ann Ximénez acerca de su libro "Un daño irreparable", una recopilación de la gestión de la pandemia en México. Hay hechos que ya no tienen remedio, como los más de 155 mil muertos documentados por la Secretaría de Salud, sin contar el excedente de muertes que documentó el INEGI la semana pasada. Lo importante ahora es escuchar cuáles serían las proyecciones a futuro si todo se sigue manejando igual y cuáles son los cambios indispensables para dejar de volar a ciegas, aunque las optimistas declaraciones del convaleciente presidente López Obrador no apuntan a un cambio de estrategia.

A finales de abril de 2020 publiqué los datos comparativos entre México y Vietnam. Mientras que el gobierno de México temerariamente había minimizado la pandemia y se había negado a implementar protocolos estrictos y precisos para contenerla, el 26 de abril de 2020 México registraba ya 14,667 casos y 1,351 muertes. En esa misma fecha, Vietnam, con 90 millones de habitantes y una frontera de 1,400 kilómetros con China, registraba solo 270 casos y cero defunciones. Su estrategia fue desde finales de enero clara y certera: cubrebocas obligatorio, aislamientos selectivos en comunidades con brotes, sanciones estrictas a quienes incumplieran, cierre de sus aeropuertos hasta que se controlara el brote, seguimiento a contagiados, kits de pruebas masivas a muy bajos costos y entrega de resultados en 90 minutos. Todas las medidas fueron promovidas en certeras campañas de comunicación social sin lugar para las ambigüedades. Miles y miles de pruebas les fueron dando una radiografía inmediata del movimiento del virus, información valiosísima que les permitió realizar intervenciones puntuales en donde fuera necesario. Todas esas medidas permitieron que su economía siguiera funcionando sin que se propagaran los contagios. En Vietnam ha habido 1,781 contagios y 35 muertes por coronavirus desde que comenzó la pandemia. Otro caso de éxito es Australia, un país que, aunque es más pequeño y muy distinto a Vietnam, también ha logrado con medidas parecidas y una gran disciplina contener el virus, al grado de que este fin de semana se llevó a cabo en la ciudad de Adelaida un partido de exhibición previo al abierto de tenis que se celebrará próximamente en esa nación. Este evento, al que asistieron cuatro mil personas, se produjo después de que Australia sumara doce días sin un solo contagio. Australia, tiene 25 millones de habitantes y a lo largo de la pandemia ha registrado 28 mil contagios y 909 fallecimientos.

En la conferencia de la semana pasada le preguntaron a la Doctora Laurie Ann Ximénez si México debiera cerrar todo durante un mes para frenar el virus de manera drástica; con toda cordura respondió que eso sería condenar al país a la hambruna y al desastre. Lo que esta sensata científica sugiere es que implementemos de manera urgente y estricta las medidas que implementaron países tan distintos como Vietnam o Australia. De no hacerlo, el número de fallecidos para el final del verano puede más que duplicarse. En los países que han tenido éxito para contener el virus, los gobiernos han decidido tomar la difícil e impopular decisión de acotar una parte de la libertad personal a favor del conjunto.

El viernes pasado Puebla regresó al semáforo rojo. Otros estados y la ciudad de México se encuentran en condiciones similares. Sin embargo, el semáforo rojo sigue sin incluir el uso obligatorio de cubre boca fuera de casa; tampoco hay sanciones para quienes se nieguen a usarlo. El gobierno de México optó por trasladar ese tipo de decisiones a los gobiernos locales y con eso se ha complicado enormemente el manejo de la pandemia. Hubiera sido mucho más sencillo el que las políticas públicas claves en materia de prevención se hubieran tomado desde la cabeza del estado mexicano. La ciudadanía es tratada por quienes gobiernan como el electorado a consentir porque ahí vienen las elecciones y pocos quieren pagar la cuenta de medidas impopulares. Se exhorta y se indica, pero la gente hace básicamente lo que quiere y las consecuencias no son de multas o sanciones, sino las de llorar y sufrir cuando el enfermo o el muerto toca en casa.



Pero ante la enorme mortandad, como país ya estamos sufriendo otras consecuencias: el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció el viernes pasado la suspensión de todos los vuelos a México y el Caribe hasta el 30 de abril y ha limitado los permisos de entrada a su país a los mexicanos. Cerca de dos millones de canadienses nos visitan cada año, así que es un duro golpe para el sector turístico. La cuarentena para acceder a Canadá y Estados Unidos ya es obligatoria, además de que solo puede hacerse con prueba negativa vigente en mano. Otros países están mandando una alerta roja sobre México, mientras que aquí, la medida más efectiva de contención, el cubre boca, sigue sin ser una política púbica obligatoria y ha quedado al criterio de los débiles gobiernos estatales y municipales. Varias veces a la semana uno se entera de los zafarranchos que arman hombres y mujeres que insultan y agreden a quienes les piden que usen cubre boca en un supermercado, en un tianguis o en el transporte público. Leemos de policías agredidos por llegar a suspender bailes masivos. Esas conductas en países como Vietnam o Australia sí fueron absolutamente impensables y en su caso, fueron castigadas con rigor. Fauci, el epidemiólogo en jefe en Estados Unidos le da al cubre boca el mismo peso para contener la pandemia que a la vacuna y afirma que el 90% de los contagios se evitan con el cubre boca.

Yo reconozco el esfuerzo enorme que han hecho los gobiernos estatales y municipales, pero desgraciadamente no les alcanza, porque toda medida de contención en el país sigue siendo simplemente una "recomendación" y el gobierno federal no ha cambiado la estrategia. El presidente de México dirigió un mensaje a la nación justo a la mitad de su enfermedad, cuando se supone que es más contagiosa; caminó sin cubre boca por los pasillos de Palacio Nacional.

Ayer, en Santa Isabel Cholula, municipio ubicado en la zona metropolitana de Puebla Capital, zona decretada en semáforo rojo, a las siete de la noche arrancaron dos distintos bailes con sonideros, - "Damitas, caballeros, busquen su pareja que la fiesta va a comenzar." La damita que esto escribe llamó al 911.La respuesta fue rápida y sí los vinieron a callar.

Damitas, caballeros: el resto del mundo nos va a aislar porque aquí hemos consentido el desmadre y le hemos puesto alfombra roja a la pandemia para que viaje a gusto.



Mundo Nuestro. Hay figuras que uno imagina que siempre estarán en su lugar. Autos Imperial en la Juárez y la 21 Sur. Un hombre en chaleco azúl caminando por los pasillos de la Beneficencia Española. Sin embargo, Los acontecimientos quiebran todo ensueño de posteridad. Así que nos aferramos a la memoria. Y a las frases hechas. Murió Alberto Pellico Agüeros y con él se va una época de una ciudad en la que por atisbos lúcidos de personajes como él todavía logramos reconocernos.

Así lo despidieron en la mañana de un viernes 29 de enero cristalino en el cielo, lo justo para el recuerdo de un buen hombre.



Vida y milagros

El 17 de marzo de 2020 Colombia anunció que cerraría sus aeropuertos y fronteras hasta el 30 de mayo. Lo sé porque iría yo de visita y tuve que cancelar el viaje. Me pareció que era una exageración. Luego oí decir que abrirían hasta septiembre, y luego que, si bien nos iba, todo el mundo al revés terminaría a fin de año. Uno tras otro los países fueron imponiendo protocolos y el mapa mundial en el que se iba marcando el avance del virus se fue llenando de puntos cada vez más cerrados. Lo que en marzo parecía una locura paranoica, poco a poco se fue volviendo la cruda realidad.

Fueron pasando los días, y el posible aislamiento de dos meses, el cierre de colegios por unas semanas, todo se fue extendiendo; el colapso de la vida comercial y social como la conocimos se fue transformando hasta volverse irreconocible. Y cada uno ha ido armando su nueva rutina de acuerdo a su criterio, sus posibilidades, sus miedos, sus circunstancias y, sobre todo, sus particulares creencias. En todos lados la desinformación ha hecho de las suyas, y aquí y en China, como dice el dicho, la gente ha armado su mapa y su ruta para lidiar con la novedad de lo inesperado. Personas que yo imaginé sensatas y bien informadas creen las cosas más inusitadas con respecto al comportamiento del virus, las causas de su aparición y los distintos caminos que se transitarán para su solución. De todo he visto. Desde los que se han encerrado a piedra y lodo y desinfectan hasta un kleenex, hasta los que dicen "no creer" en el virus, como si de acto de fe de alguna religión se tratara. Y según las creencias la gente se comporta. Unos encerrados y otros desperdigando el virus en caso de traerlo. Los términos medios se han vuelto raros. Dicen que ahí está la sabiduría. Pues anda brillando por su ausencia.

Por lo pronto en México, ni el presidente ni su líder para combatir la pandemia consideraron pertinente fomentar el uso masivo y obligatorio del cubrebocas, la única herramienta a la mano y gratuita para lidiar con esta calamidad que nos tiene tomada la vida y la conversación desde hace casi un año. Han sido díscolos con nosotros, con sus gobernados. Han dado el mal ejemplo de andar por todos lados sin la generosidad de la disciplina del cubre boca. Confiadotes y felices platican todas las mañaneras sin protección alguna. Y cuidado que el templete está poblado de gerontócratas, dicho con todo respeto a la edad de los que pueblan el escenario. Ser viejo no es malo, solo peligroso y poco lucido. Yo ni quiero ya hablar de eso, pero en esta época uno acaba siendo reiterativo a falta de muchas contrapartes con quien hablar. Además, a ratos parece que la vida transcurre dentro de un sueño de esos raros, sueños "vívidos" que les llaman, y que solían producir los opiáceos y que ahora me he enterado que también produce el ambiente tóxico de las pandemias. Si se siente usted dentro de un sueño raro estando despierto, si no sabe si ya acabó diciembre, o es lunes, viernes o martes, es por lo mismo. Estamos atrapados en los largos sueños vívidos que produce el cerebro en estas circunstancias. Perdonarán por lo tanto mi incoherencia al escribir. Es producto de lo mismo.



Haga usted memoria de a quién ha visto durante este largo año de pandemia, y sobre todo cómo. Por ahí se dará usted cuenta de cuáles son sus prioridades. ¿Qué riesgos ha corrido? ¿Cuántos niños ha abrazado? ¿Cuántas conversaciones entrañables ha tenido? ¿Cuáles riesgos han valido la pena? ¿Cuáles riesgos han sido involuntarios y cuáles propiciados por usted? ¿A quién ha puesto en riesgo y quien lo ha expuesto a usted? ¿Sus riesgos han sido calculados, medidos con exactitud, tratando de lograr un frágil balance entre el riesgo físico y la salud mental? ¿Sabía que las endorfinas de la compañía, el sexo, la risa suben el sistema inmunológico? ¿Qué va primero, el huevo de la salud física o la gallina de la salud mental? Dime a quién has visto en estos largos meses, dime cómo es que los has visto y te diré...te diré mil cosas de quién eres.

8 de Febrero de 2021

Nueva época de la revista digital Mundo Nuestro

Periodismo para la acción civil organizada

Las dos guerras

Violencia de género

Estefanía Vela Barba es directora ejecutiva de Intersecta, una organización feminista que se dedica a la investigación y a la promoción de políticas públicas para la igualdad.

Laura H. Atuesta es Profesora-investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas y Coordinadora de su Programa de Política de Drogas.

La magnitud de la violencia de género en México la conocemos bien: ha tenido como una de sus consecuencias que asesinen, en promedio, a diez mujeres al día. Gracias al trabajo incansable de las feministas, sabemos también que el machismo es un factor fundamental para entender esta violencia. Marca las vidas de las mujeres, incluso después de su muerte. Si queremos reducirla, sin embargo, mirar solamente el impacto que tiene la guerra machista no basta. Esta guerra es, después de todo, vieja, a diferencia de la crisis de seguridad que experimenta el país hoy en día. Lo que importa entender es cómo se entrelaza y se exacerba con otros factores. Uno de ellos, que no puede ignorarse dado el contexto del país, es precisamente el de la llamada Guerra contra las Drogas y la militarización de la seguridad pública que a consecuencia se ha generado.

En el diálogo público sobre los asesinatos de mujeres en México se enfatizan sus diferencias con los homicidios de los hombres. Es más común en el caso de las mujeres, por ejemplo, que sean asesinadas en casa, como lo es que sean privadas de la vida por asfixia, con armas blancas, golpes y hasta envenenamiento. La violencia sexual también es más frecuente para ellas que para los hombres. Estos patrones persisten, pero muestran sólo parte de lo que ha sucedido con las mujeres desde que se intensificó la guerra contra las drogas en el sexenio de Felipe Calderón. La realidad es que los asesinatos de mujeres sufrieron cambios importantes que coinciden con la transformación de la estrategia de seguridad.

El más obvio es que, como ocurrió en el caso de los hombres, los homicidios de mujeres comenzaron a aumentar precisamente a partir de 2007. Sus picos y descensos —a nivel nacional e incluso a nivel estatal— han sido casi espejos. Ahí donde explota la violencia contra los hombres, se exacerba la de las mujeres también. El segundo cambio más relevante es que los asesinatos en la calle sobrepasaron a los de la casa. Ambos han aumentado, pero el crecimiento ha sido mayor en el caso de los primeros —como ocurre con los hombres. La tercera transformación clave es respecto a las formas en las que las mujeres ahora son privadas de la vida: desproporcionadamente con armas de fuego. En el 2007, por ejemplo, el 35 % de los asesinatos de mujeres fueron cometidos con un arma. Para 2019, el 57 % —casi seis de cada diez— han sido perpetrados de esta manera.

¿Qué explica el aumento en los homicidios de las mujeres y los cambios en la forma como son asesinadas? La hipótesis que esgrimimos —y que tratamos de comprobar en el informe Las dos guerras, publicado por la organización Intersecta—1 es que la Guerra contra las Drogas y, concretamente, la militarización de la seguridad pública ha sido un factor importante detrás de esta transformación.



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Fucho para Ciegos, el Informe 2020

El Informe 2020 / Puedes leerlo aquí

El 2020 se nos presentó como uno de los mayores desafíos a nivel mundial, nos permitió repensar las maneras de aprender y de educar, y nos movió las maneras de acompañarnos, haciendo uso de nuevos recursos y extendiendo nuestros brazos de formas insospechadas.
Te compartimos con mucha alegría el informe final de nuestras actividades durante el 2020, agradeciendo de corazón todo tu apoyo incondicional.
Deseamos que el 2021 venga cargado de muchas alegrías, mucha salud y muchas nuevas oportunidades de re pensar nuestra manera de acompañarnos.
¡Un fuerte abrazo de gol de campeonato!

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