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A los pueblos indígenas de México y el mundo

A los familiares de las víctimas del Covid 19 que viven la tragedia Nacional que no cesa y los que viven la guerra contra los territorios indígenas y movimientos sociales.

Hoy se cumplen dos años de la desaparición forzada de Sergio Rivera Hernández, defensor nahua de la Madre Tierra, originario de la Sierra Negra de Puebla, del municipio de San Pablo Zoquitlán.
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Denuncian posible secuestro de Sergio Rivera, activista contra hidroeléctrica en la Sierra Negra

Sergio fue desaparecido por defender el territorio ante la intención de construir una represa hidroeléctrica denominada Coyolapa -Altzalan, que desplazaría a comunidades Indígenas, destruyendo su sistema agroalimentario del cual viven estos pueblos, impactando en los afluentes del río y matando la vida que éste genera. Esta represa sólo es para el beneficio del magnate minero José Antonio Rivero Larrea, dueño de Minera Autlán y uno de los empresarios consentidos de la actual administración federal.
Han transcurrido dos años desde que Sergio Rivera fuera desaparecido por sicarios del ex presidente municipal de Zoquitlan, Fermín González León, por órdenes de José Antonio Rivero Larrea, propietario de Minera Autlán.
Durante estos dos años las comunidades en resistencia contra el proyecto han vivido un sin fin de agresiones: golpes, amenazas de muerte, invasiones de sus tierras de cultivo, hostigamiento por la actual administración municipal y actos discriminatorios.
En algunos casos el gobierno estatal compró la voluntad de algunos representantes que negociaron la resistencia sin tener representación alguna sobre el movimiento, buscando el debilitamiento o la desmovilización ante la inconformidad de los pueblos.
En dos años no ha existido autoridad alguna que tenga interés por la ubicación, localización y presentación con vida de Sergio Rivera Hernández.
Su esposa y sus 5 hijos viven desplazados desde entonces, en espera de que este juicio concluya el día 3 de septiembre sentenciándose a Victorino Tellez Antonio Sandoval, y Rogelio Martínez.
La actuación parcial, racista y discriminatoria del juez Mario Cortez Aldama nos indigna y preocupa porque ha adelantado que va a dar sentencia absolutoria, sin duda el poder económico de Minera Autlan es evidente.
Por lo que las organizaciones abajo firmantes hacemos un llamado al gobernador del estado Lic. Miguel Barbosa Huerta, para que genere las condiciones para la ubicación, localización y presentación con vida de Sergio Rivera Hernández defensor del territorio.
Exigimos se brinde todas las medidas necesarias para dar garantías a los testigos del caso de Sergio, ya que en fechas pasadas fueron levantadas las medidas cautelares sin ninguna notificación o aviso previo, por lo que sus vidas se encuentran en riesgo.
Exigimos se garantice a la esposa de Sergio Rivera así como a los diferentes miembros de la resistencia contra el proyecto, en especial a los defensores y defensoras del territorio su integridad física.
Demandamos la cancelación inédita de la concesión otorgada a Minera Autlán y la cancelación del proyecto hidroeléctrico Coyolapa -Altzalan el cual a tenido impactos sociales negativos confrontados a la población.
¡Por la presentación con vida de Sergio Rivera Hernández, justicia!
Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ) - Puebla Radio Comunitaria Tlacuache (Zoquitan) Radio Tleyolli, las Voces del Maíz (Tlacotepec de Diaz) Radio Coatl (Coapan- Tehuacán) Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán

Del fogón a la boca

Mijo, tráeme el almud marcado, el de un cuarto’, exclamó la bisabuela mientras abría el costal de fibra de henequén, en el que guardaba el frijol. ‘No, mejor tráeme el de medio, porque vienen tus primos en la semana a comer y pondré más a remojar’. Yo sabía que tenía que descolgar una medida de madera que guardaba en la alacena, pero siempre me confundía cual era cual; para variar, fallé. ‘Fíjate bien chamaco cuando te digo cual quiero: ¡todos son de medidas diferentes!’ Esta vez, me salvé de un coscorrón.

Los almudes – del árabe almúdd - son cajones de madera, con fondo y paredes tapadas, y la parte superior abierta, con un volumen interior conocido, que varía de región en región y que servían para medir diferentes cantidades de granos, harina, sal o azúcar en las cocinas y mercados tradicionales, facilitando así preparar recetas o la venta de los contenidos; generalmente los usuales son de 5,3,2 y 1 litro, medio, un cuarto y medio cuarto de litro. Algunos fueron elaborados en maderas resistentes como ahuehuete o cedro, pero la mayoría los fabricaban en madera de pino o ayacahuite; algunos los coronaban con fajillas metálicas sujetas con clavos o remaches, que aseguraban una mayor durabilidad y señalaban el borde, para el ‘enrase’.



La venta en los mercados y el manejo de granos en las cocinas se vio así ampliamente facilitado: se evitaba tener una balanza a mano que muchas veces pudiera fallar y causar conflictos con los clientes, o que la receta le fallara a la cocinera. Es claro que el volumen de un producto no indicaba su peso, es decir, 1 litro de azúcar es mucho más pesado que uno de maíz. Sin embargo, era un referente, lo que permitía estandarizar las prácticas comerciales y las recetas. Estas medidas o almudes se personalizaban, para distinguirlos y no perderlos: se les grababan los volúmenes contenidos, las iniciales de los dueños, la fecha de su fabricación, o procedencia de sus dueños.

Los almudes de la abuela. Fotografía del autor.



La bisabuela guardaba con mucho celo dos medidas marcadas, una de medio cuarto de litro, con inscripciones en chino mandarín y otra de un cuarto de litro marcada con la fecha 1917. La historia familiar contaba detalladamente que la bisabuela en su juventud a finales del Siglo XIX, había obtenido como regalo la primera de ellas, de un comerciante oriental establecido en la capital que la pretendió inútilmente; en cambio el almud fechado, lo mandó hacer ella misma en el año en que inició su negocio de venta de comida poblana, en el zaguán de la casa marcada con el número 2 de la Calle del Espejo, hoy 4 norte, frente a la antigua Capilla de las Madres Reparatrices, y que a la postre se convirtió en uno de los restaurantes más afamados de la Ciudad.

‘¿Abuela y cuanto pesa el frijol que estás poniendo a remojar?’ pregunté con curiosidad infantil ‘No lo sé y tampoco importa en realidad cuanto pese, lo importante es que mi experiencia en la cocina me indica que ésta es la cantidad suficiente para los comensales que tendré y además me indica cuantos otros ingredientes necesitaré: sal, cebolla, manteca, etc. Es decir, a fuerza de repetir constantemente la receta, sé que el volumen de grano que estoy usando, es adecuado para la olla de barro que uso, cómo hacerlo, cuánto tiempo tardará en cocinarse, etc. Por eso atesoro mis utensilios de cocina’.

¡Charlemos más de Gastronomía Poblana y’a darle, que es Mole de Olla’’!



#tipdeldia: Los utensilios de cocina artesanales ayudan a las cocineras tradicionales en las labores y procesos de las recetas, pero no sólo eso: permiten la repetibilidad, la uniformidad de resultados. Conocer los utensilios que usas, ayudará a mejorar tus habilidades culinarias.

Vida y milagros

Lo voy a contar de nuevo porque viene al caso recordarlo. Es la historia de un momento clave en la historia del siglo XX. Una historia que de tanto repetirse aquí y allá se vuelve invisible. El gran capital -dicen los que saben- tiene intereses, no convicciones y principios. Su prioridad es trabajar a favor de ellos y tratarán con quien sea para tratar de conservarlos. Por eso colocarán apuestas en varios espacios y de manera simultánea sin ningún dolor de conciencia.



El 20 de febrero de 1933, los 24 industriales y empresarios más poderosos de Alemania llegaron al Reichstag, la sede política de Berlín. El motivo de la visita era entrevistarse con el recién nombrado canciller, Hitler, respondiendo a una invitación de Göring, presidente del parlamento alemán en ese momento. Detrás de esos hombres hoy olvidados, aún perduran muchos de los intereses, las empresas y los bancos que ellos heredaron e hicieron poderosas: BASF, BAYER, SIEMENS, Telefuken, por solo nombrar algunas. Esos 24 señores presentes en el palacio del parlamento eran los poderes fácticos del momento, el clero de la gran industria, sus sacerdotes. Cruzan por los elegantes pasillos del palacio y suben por sus magníficas escalinatas sin sorprenderse, ellos tienen sus propios palacios. Esperan en la sala privada impasibles, como 24 calculadoras a las puertas del infierno. Llegaron ahí con cierta reticencia hacia Hitler, un advenedizo, el nuevo poder emergente. La entrevista servirá para que todos los participantes hagan sus cálculos. Los 24 líderes han ido a eso, a pactar con el poder para prevalecer y ser eternos. La invitación no los tomó por sorpresa. La mayoría ya son mayores y aprendieron de sus padres a codearse con la clase política, a dar comisiones y pagos por debajo del agua. La corrupción era para ellos una carga inevitable en el presupuesto de las grandes empresas. Por supuesto se le llamaba de diferente manera: gratificaciones, financiamiento de partidos, apoyo de causas nobles, comisiones, contratos ventajosos. A eso han ido, a que les pidieran un dinero que estaban perfectamente acostumbrados a dar, aunque siempre fijándose en que la inversión valiera la pena y tuviera futuro. Se abrió la puerta y entró Hitler. Quienes no lo conocían tenían curiosidad de verlo. Se dicen tantas cosas de los poderosos. Se les puede pintar como encantadores o como sátrapas y ellos se encargan de alimentar una u otra faceta. Ese día Hitler estuvo encantador. Nada mejora más a un político que el periodo de la conquista. Repartió apretones de manos y fue cálido y amable con todos. Su propuesta fue muy concreta: necesitaba de su apoyo para ganar las siguientes elecciones y garantizar que, por el bien del país, después de esas elecciones no hubiera otras por un buen rato, digamos diez años, o de ser posible, en cien. De preferencia, en mil. Todos abrieron sus carteras con generosidad: la estabilidad es fundamental para los negocios y la prosperidad. Tan solo Gustav Krupp, el magnate del acero alemán, donó un millón de marcos.

Los 24 hombres que formaron parte del arreglo con Hitler y que le dieron su complicidad, silencio y el poder total en 1933, siete días después de ese encuentro, propiciaron que el imponente edificio del parlamento alemán volara por los aires junto con Alemania entera al final de la segunda guerra Mundial. Ellos y sus empresas sobrevivieron al régimen y financiaron después de la caída del Tercer Reich a numerosos partidos, siempre de acuerdo con los beneficios esperados.

¿Por qué nos sorprendemos todavía con los videos, grabaciones, pactos, cambios de bando, delaciones, consejos asesores y andanzas palaciegas con los que se nos entretiene en estos días? Es la vieja historia de siempre y ya nos sabemos el final.



Revista Sin Permiso

Mike Davis es profesor del Departamento de Pensamiento Creativo en la Universidad de California, Riverside, es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso. Traducidos recientemente al castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006), su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007) y su libro Los holocaustos de la era victoriana tardía (trad. Aitana Guia i Conca e Ivano Stocco, Ed. Universitat de València, Valencia, 2007). Sus libros más recientes son: In Praise of Barbarians: Essays against Empire (Haymarket Books, 2008), Buda's Wagon: A Brief History of the Car Bomb (Verso, 2007; traducción castellana de Jordi Mundó en la editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2009) y junto con Justin Akers Chacón, Nadie Es Ilegal, Combatiendo el Racismo y la Violencia del Estado en la Frontera (Chicago, Illinois. Haymarket Books. 2009).

El reconocido historiador Mike Davis acaba de publicar El Monstruo ya está aquí, un libro sobre la pandemia, los sistemas sanitarios y las desigualdades provocadas por el capitalismo. El trabajo retoma los pronósticos realizados por el mismo autor en su libro El monstruo llama a nuestra puerta, publicado hace poco más de una década. En esta entrevista, Davis afirma que viviremos una época de pandemias múltiples y plantea que el sistema actual difícilmente pueda atajarlas de modo correcto. Le entrevista para la revista Nueva Sociedad Josefina Martínez



-Se ha hablado mucho sobre el origen de los coronavirus. ¿Cómo se relaciona con la agricultura industrial y el papel de las multinacionales? ¿Son estas las nuevas plagas del capitalismo?

Sabemos que el virus pandémico, el SARS-CoV-2, se originó en los murciélagos, al igual que los SARS iniciales de 1992-1993. Una cuarta parte de todos los mamíferos son murciélagos –unas 1.500 especies– y albergan una increíble variedad de virus, incluyendo cientos de coronavirus, que tienen el potencial de dar el salto a los seres humanos, ya sea directamente o a través de un animal salvaje que actúa como intermediario. La cadena de transmisión del virus actual no se conoce y, de hecho, puede que nunca se conozca, pero la constante expansión de cultivos y granjas en zonas silvestres de China es probablemente un factor clave, junto con la tradición cultural de consumir murciélagos y animales exóticos.

En el caso de nuevas gripes –que siguen representando un riesgo inminente–, el crecimiento exponencial de la producción industrial de cerdos y pollos en el suroeste de Asia y en otros lugares ha amplificado enormemente est-a amenaza pandémica. Los cerdos, que pueden ser huéspedes de una doble infección de cepas de gripe aviar y humana, son reactores biológicos claves, ya que los segmentos del genoma de dos virus pueden a veces recombinarse para crear híbridos monstruosos. Las industrias avícolas, por su parte, actúan como aceleradores virales para la propagación de estas nuevas cepas.

A escala mundial, la deforestación es el mazazo que rompe los muros entre la naturaleza salvaje y sus enormes reservas de virus, por un lado, y las ciudades humanas superpobladas por el otro. Un ejemplo citado en mi libro es el caso de la región costera del África occidental, la zona de más rápida urbanización del planeta. Tradicionalmente, las aldeas y ciudades dependían del pescado como la principal fuente de proteínas. Pero a partir de la década de 1980 las flotillas industriales de Europa y Japón extrajeron aproximadamente la mitad del pescado del Golfo de Guinea. Los pescadores locales perdieron sus medios de vida y los precios del pescado se dispararon en los mercados urbanos.

Simultáneamente, las multinacionales madereras estaban abriéndose paso con motosierras a través de los bosques tropicales del Congo, Gabón y Camerún. Con el objeto de mantener bajos los costos de la mano de obra, contrataron a cazadores para matar animales salvajes, incluyendo primates, para alimentar a las cuadrillas. Esta «carne silvestre» pronto encontró una enorme demanda en las ciudades ávidas de proteínas, especialmente entre las poblaciones de los barrios pobres que vivían en condiciones sanitarias terribles. Esta cadena causal –la expoliación de los recursos pesqueros sostenibles, la tala de bosques que rompió las barreras naturales entre las poblaciones humanas y los virus salvajes, el aumento de la caza de animales silvestres a gran escala para abastecer de carne los mercados urbanos y el crecimiento exponencial de los barrios pobres– fue la fórmula maestra para la aparición tanto del virus de inmunodeficiencia humanaVIH como del ébola.



-Hace quince años escribió El monstruo llama a nuestra puerta: la amenaza global de la gripe aviar. Desde aquel momento, numerosos estudios advirtieron de la posibilidad de una pandemia. ¿Por qué hemos llegado a este punto casi sin ninguna prevención y sin el desarrollo de la investigación científica adecuada para combatir este tipo de virus?

En realidad, en los últimos 25 años ha habido una enorme cantidad de investigaciones y modos de preparación para una pandemia. En cierto sentido todo fue vaticinado, pero algunos países se negaron a prestar atención a las advertencias o, como Estados Unidos bajo Donald Trump, desmantelaron deliberadamente estructuras cruciales para la alerta temprana y el control. Además, Reino Unido, Estados Unidos y algunos países europeos habían recortado drásticamente el gasto en salud pública, ya sea por razones ideológicas o por las medidas de austeridad posteriores a 2008. En Estados Unidos, por ejemplo, nos enfrentamos al brote a finales de enero con 60.000 trabajadores sanitarios menos que los que habían estado en las nóminas de los gobiernos locales y del Estado en 2007.

Mientras tanto, la gran industria farmacéutica ha continuado obstaculizando el desarrollo de antivirales que se necesitan con urgencia, antibióticos de nueva generación y vacunas genéricas. El otoño pasado, el propio Consejo de Asesores Económicos de Trump le advirtió que no se podía contar con las grandes empresas farmacéuticas en una crisis pandémica, ya que en general habían abandonado el desarrollo de medicamentos para enfermedades infecciosas, a menos que el gobierno federal interviniera con miles de millones de dólares de subsidios.



Por otra parte, las empresas de biotecnología más pequeñas que estaban siendo precursoras de nuevos medicamentos y vacunas se vieron privadas del capital necesario para llevar sus descubrimientos a las etapas finales de prueba y producción. Después de la aparición del SARS en 2003, por ejemplo, un consorcio de laboratorios de Texas había desarrollado una posible vacuna contra el coronavirus que nadie estuvo dispuesto a financiar. Si se hubiera desarrollado, dada la coincidencia de 80% entre los genomas del SARS-1 y el SARS-2, podría haber sido una base excelente para la producción acelerada de una vacuna contra el covid-19.

Lo más importante es que la mayoría de los países de Asia oriental, tanto los autocráticos como los democráticos, han logrado contener la pandemia hasta ahora gracias a planes de respuesta bien preparados (un legado de las anteriores crisis del SARS y de la gripe aviar), una amplia aceptación del liderazgo científico, la inmediata aceleración de la producción de mascarillas y respiradores y, un factor clave que en su mayor parte ha sido ignorado, la capacidad de movilizar a grandes ejércitos de trabajadores y voluntarios para responder a nivel de base. A pesar de su condición de nación en vías de desarrollo y de la escasez de médicos, el éxito de Vietnam ha sido notable y probablemente sea el resultado de la combinación de laboratorios de categoría mundial (los Institutos Pasteur en Hanoi y Ciudad Ho Chi Minh) con una red nacional de trabajadores sanitarios públicos a escala de aldea y de barrio.

El talón de Aquiles de la planificación previa en muchos países ricos ha sido apoyarse exclusivamente en los profesionales de la salud, cuando una educación pública universal acerca de las amenazas de enfermedades y la organización de una reserva de voluntarios capacitados son casi igualmente importantes para combatir las tormentas virales. Como la tragedia nos está obligando a comprender, no vivimos en una pandemia sino en una era de pandemias.

-El discurso de los gobiernos es que de esta pandemia «salimos todos juntos», pero la realidad es que el virus sí entiende de racismo y capitalismo. ¿Cómo afecta esta crisis a los trabajadores precarios, latinos y afroamericanos?

Los distintos países, por supuesto, difieren ampliamente en cuanto al acceso a una atención médica asequible, los indicadores de la desigualdad de ingresos y los legados estructurales de la discriminación racial y étnica. Entre las naciones de altos ingresos, Estados Unidos es la que tiene la peor puntuación en las tres categorías. Pero incluso en países con atención médica universal y niveles de desigualdad mucho más bajos hay poblaciones vulnerables que han quedado desprotegidas y a menudo invisibles en la crisis actual.

Las residencias de ancianos se han convertido en morgues a ambos lados del Atlántico, y son el origen de 40% a 50% de las muertes de covid-19 en muchos países. En Estados Unidos, donde el número de víctimas de este tipo supera ya las 50.000, se estima que la mitad son afroestadounidenses. Aquí es donde las vidas de los negros parecen importar menos.

Si los expertos en salud pública sabían que estas instalaciones se convertirían rápidamente en focos de infección, ¿por qué los gobiernos nacionales y locales no crearon inmediatamente grupos de trabajo especiales para intervenir? ¿Y por qué las ONG y los partidos políticos progresistas no hicieron de esto una demanda contundente? Las mismas preguntas, por supuesto, deberíamos hacernos sobre las cárceles, las prisiones y los campos de refugiados. La actitud pasiva de las autoridades solo puede ser caracterizada como una negligencia criminal.

-La crisis también permitió visibilizar la importancia de los «trabajadores esenciales» para el funcionamiento de la sociedad. Y son los más expuestos al contagio.

Los que ahora reconocemos como «trabajadores y trabajadoras esenciales» ante la pandemia incluyen desde investigadores científicos hasta conserjes y personal de cuidado a domicilio. Además de todas las categorías de personal médico, millones de personas que trabajan en la agricultura y en la industria frigorífica, en la venta y distribución de alimentos, en servicios públicos como el transporte, la vigilancia y la sanidad, y en la industria logística (almacenamiento y reparto). Estos son precisamente los sectores que tienen los mayores porcentajes de trabajadores pertenecientes a minorías con salarios bajos, inmigrantes recientes y empleados eventuales.

En Estados Unidos, casi la mitad de estos trabajadores son negros, latinos o asiáticos y, salvo que pertenezcan a un sindicato, es poco probable que tengan un seguro médico adecuado (o que tengan alguno). Muchos han pasado largos periodos sin recibir tratamiento por enfermedades que se habrían atendido de forma rutinaria de haber tenido seguro médico y, por lo tanto, sufren de dolencias crónicas como el asma y la diabetes. Sus trabajos están entre los más peligrosos, tienden a trabajar jornadas más largas y, en el caso de quienes tienen bajos ingresos, viven en las peores condiciones de vivienda. Durante seis meses se han enfrentado al mayor grado de exposición ante la amenaza del coronavirus, generalmente sin equipos de protección o sin el derecho a reclamar contra las precarias condiciones laborales.

Estos trabajadores han sido completamente traicionados por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) –un organismo del Departamento de Trabajo de Estados Unidos–, que se ha negado a poner en marcha normas obligatorias para proteger a los trabajadores o atender las miles de quejas que se han presentado de forma oficial. Por eso, la industria frigorífica en el Medio Oeste, donde la mayoría de los trabajadores pertenecen a minorías o son inmigrantes recientes, ha sido tan devastada por el covid-19. Y por eso los trabajadores estadounidenses han hecho huelga o han organizado protestas furiosas en más de 500 ocasiones desde abril.

-En este contexto, ¿qué papel están jugando empresas como Amazon?

El blanco frecuente de protestas ha sido Amazon, el máximo especulador con la pandemia, y que ha violado notoriamente los derechos de los trabajadores. El patrimonio personal de Jeff Bezos aumentó en unos astronómicos 33.000 millones de dólares entre marzo y abril, en tanto que la empresa se convirtió en una vía fundamental para la entrega de alimentos y suministros básicos para las familias confinadas en sus hogares. Al mismo tiempo, se ha apresurado a ocupar de forma permanente los espacios vacíos dejados por el cierre de tantos miles de pequeños negocios minoristas (una estimación común en la prensa internacional especializada es que una cuarta parte de las pequeñas tiendas afectadas en Europa y Estados Unidos nunca volverán a abrir).

Los demócratas, con excepción de Elizabeth Warren, no han abordado los problemas que plantea el creciente poder monopólico de Amazon. Durante las dos guerras mundiales del siglo pasado, se impusieron con éxito impuestos a los «beneficios extraordinarios» de las principales empresas en la industria armamentística, pero los dirigentes demócratas se han negado a considerar una regulación similar para Amazon o para las grandes empresas farmacéuticas. Hacia fin de año, la economía estadounidense se parecerá aún más a la sociedad capitalista pura y dura descrita por Fritz Lang en su famosa película Metrópolis.

-En su libro Planeta de las ciudades miseria, analiza ese fenómeno de las gigantescas metrópolis donde la superpoblación y el hacinamiento son la normalidad. ¿Puede haber derecho a la salud en estas condiciones de la geografía urbana capitalista?

Desde principios del siglo XX ha habido un debate esencial y recurrente sobre cómo controlar las epidemias a escala mundial. La posición estadounidense, respaldada por los enormes recursos de la Fundación Rockefeller, se centró en librar guerras contra enfermedades específicas con recursos masivos enfocados en el desarrollo y la distribución de vacunas. Estas cruzadas por las vacunas han dado lugar a grandes éxitos (viruela y poliomielitis) e igualmente a grandes fracasos (paludismo y sida). El enfoque basado en intervenciones técnicas específicas para cada enfermedad ha salvado vidas, pero deja en su sitio las condiciones sociales que promueven las enfermedades.

La otra vertiente en el debate ha dado prioridad a la inversión en infraestructuras de atención primaria de salud en las regiones y países más pobres. Se inspira en las ideas de la «medicina social» propuestas por el gran patólogo alemán Rudolf Virchow en la década de 1880 y ampliamente adoptadas en el siglo XX por partidos de la izquierda, así como por un amplio espectro de reformadores que deseaban reorientar la medicina hacia la prevención de enfermedades junto con reformas sociales radicales.

Durante gran parte de la posguerra, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estuvo dominada por Estados Unidos y el paradigma Rockefeller, pero los defensores de la medicina social obtuvieron una importante victoria en 1978 cuando la OMS emitió la «Declaración de Alma-Ata», en la que se afirmaba que el acceso a servicios sanitarios de calidad era un derecho humano universal. Se adoptó un plan de campaña que subrayaba la importancia de la participación de la comunidad y de un enfoque desde abajo para lograr «salud para todos en el año 2000». Pero la contrarrevolución neoliberal que siguió a la elección de Margaret Thatcher y Ronald Reagan convirtió esta declaración en letra muerta.

El covid-19 está revelando hasta qué punto hay dos humanidades inmunológicamente diferenciadas. En las naciones ricas, alrededor de un cuarto de la población cae en la categoría de alto riesgo debido a la edad y a los problemas de salud crónicos, a menudo relacionados con la raza y la pobreza. En cambio, en los países con ingresos bajos y en muchos países con ingresos medios, entre la mitad y tres cuartas partes de la población se encuentra en situación de riesgo. El cofactor más importante es la disminución de la inmunidad debido a la malnutrición, las infecciones gastrointestinales generalizadas y las enfermedades descontroladas y no tratadas como la malaria y la tuberculosis.

1.500 millones de personas viven actualmente en asentamientos precarios en África, el sur de Asia y América Latina, que son las perfectas incubadoras de la enfermedad. Sabemos que allí la pandemia está fuera de control, pero en gran medida permanece invisible en las actuales estadísticas fragmentarias. Y si Europa muestra cierta disposición a compartir eventuales stocks de vacunas con los países pobres, el gobierno de Trump demostró recientemente, con la compra de todas las existencias mundiales del medicamento Remdesivir, que no tiene intención de compartir nada. America First significa África en último lugar.

En las últimas campañas, la corriente progresista del Partido Demócrata ha ignorado en gran medida estas cuestiones de la salud y la pobreza a escala mundial. También ha defraudado las expectativas de sus simpatizantes. Hace pocas semanas se anunció que las negociaciones entre los sectores de Joe Biden y Bernie Sanders han dado lugar a una plataforma demócrata que está muy por debajo de «seguro médico universal», la demanda central de la campaña de Sanders, a pesar de que la pandemia y el colapso económico han demostrado un millón de veces su urgente necesidad.

Fuente:

Nueva Sociedad, julio-agosto 2020
Temática:

Esta es una historia más de la explotación laboral y la impunidad con la que operan las maquiladoras de la industria de la confección en Tehuacán. Hera Apperel despide, en el marco de la pandemia por COVID 19, a sus 300 trabajadores de la noche a la mañana, y lo hace, una vez más, violentando la ley y de la mano del sindicato de la CROC, y sin que ninguna autoridad del Estado haga algo para impedirlo.

Es una historia más de la derrota obrera en Puebla.



Peor que nunca

“Ahora estamos peor que antes, ahora ya ni trabajo tenemos”, me dice Jacinto Osorio, un costurero de 45 años, originario de San Antonio Cañada, una comunidad nahua de la Sierra Negra, ante el despido masivo en la empresa maquiladora Hera Apparel. Él, su esposa Angélica y otros 268 obreros fueron echados a la calle a partir del pasado 3 de agosto del año que pasará a la historia por la pandemia de Coronavirus 19.

Nos encontramos afuera de las instalaciones de esta maquiladora ubicada en Tehuacán, la urbe indígena que es el centro económico y político regional del sureste poblano, catalogada alguna vez como “la capital mundial de los blue jeans”, en la colonia Niños Héroes, a un costado del nuevo mercado municipal Benito Juárez, que durante años albergó el polvoso campo beisbolero “López Sierra” y que luce semivacío cada vez que entramos para protegernos de la lluvia, para realizar un “taller” rápido de cálculo de indemnizaciones y decidir cómo enfrentar la situación.



“Los despidos iniciaron desde diciembre del año pasado”, comenta Lourdes González, una costurera corrida de esta empresa, originaria de la población de Xalmimilulco, Huejotzingo, en el centro del estado de Puebla y propiedad del empresario Leobardo Hernández Ramírez.

“Nos fueron corriendo selectivamente, ya que tenían una lista por cada línea de producción de todos los que más exigíamos nuestros derechos ante los abusos de la empresa”, continúa Lourdes, que no ha dejado de combatir a la empresa, ahora en los debates que suscitan las denuncias públicas en las redes sociales como Facebook, en donde el repudio contra la empresa es tan mayoritario como la simpatía ante los reclamos obreros en la población tehuacanera.

“La empresa siempre ha tenido el apoyo del Ayuntamiento de Tehuacán”, sigue denunciando Lourdes en los comentarios que hace en un video de Rosario Ramírez de Televisa Puebla, posteado en mi muro de Facebook.



“Ellos le dieron la certificación de empresa socialmente responsable por su política de contratar personas discapacitadas, pero vean las prácticas en las que incurren para despedirnos de manera irresponsable con liquidaciones que apenas alcanzaron el treinta por ciento”, remata de manera enfadada y categórica.

Hera Apparel llegó a Tehuacán hace diez años

No había abierto sus puertas y mucho menos contratado a costurera alguna, cuando ya colgaban lonas plastificadas de color rojo y letras amarillas y negras que anunciaban. “El personal de esta empresa está contratado por la FROC CROC”.

Estas situaciones surrealistas del sindicalismo mexicano siguen sucediendo en esta época de la llamada 4ta transformación, en la que las condiciones de control, corporativismo y sindicalismo charro y de protección patronal siguen gozando de cabal salud para desventura de las costureras y operarios de Tehuacán en este caso.

“Hera Apparel”, empresa que a lo largo de la década en que ha operado en este municipio cambió cinco veces de razón social con la omisa complicidad del gremio croquista que encabeza el abogado laboral Jaime Sergio Hernández Machorro y la delegación tributaria del SAT, se instaló mediante contrato de arrendamiento en la nave industrial en donde operaba la tristemente célebre maquiladora “Vaqueros Navarra”, sí, aquella en la que se vivió la lucha sindical independiente más importante en la vida obrera de Tehuacán, entre 2007 y 2008, y que cerró sus puertas para impedir que el Sindicato 19 de Septiembre del Frente Auténtico del Trabajo, en el cual militaban los obreros rebeldes, se volviera el titular del contrato colectivo de trabajo.

Portón principal de Hera Apparell, en la calle de Juan de la Barrera, en Tehuacán. Antes estuvo ahí "Vaqueros Navarra".

¿No les de vergüenza?

“Elemental Denim” fue la última razón social con la que operó está empresa en Tehuacán hasta julio de este año, tal como lo señala su placa metálica en el portón de entrada de la empresa, donde también se ve otra placa que certifica a la maquiladora como “Empresa Limpia” por el manejo de sus residuos y desperdicios.

“¿No les da vergüenza?”, remarca Lourdes González. “

“¿Empresa limpia? –cuestiona-- ¿Cómo el ayuntamiento de Tehuacán puede dar estas certificaciones? La maquiladora estaba limpia porque los mismos obreros nos veíamos obligados asear nuestras áreas de trabajo y los mismos baños, ya que no existía personal de intendencia en la empresa y de empresa limpia no tiene nada, son unos marranos por la forma en que nos despidieron con la ayuda de Machorro.”

Evasión fiscal y protección sindical

Los cambios de razón social son una práctica común en la industria de la maquiladora. Estos tienen como finalidad aparecer cada año a cada dos como una empresa de reciente creación, con lo cual evaden los impuestos al Sistema de Administración Tributaria (SAT), sobre todo con la finalidad de esconder las ganancias reales de la empresa, las cuales están obligadas a repartir entre los obreros entre marzo y mayo de cada año, pago obligado y conocido como “reparto de utilidades”, y el cual nunca entregaron en una práctica ilícita de evasión fiscal, consumada por el contubernio del secretario general del sindicato de la CROC, Jaime Sergio Hernández Machorro, única persona que, en suplantación de la representación obrera, y por condicionamientos de ley, puede impugnar los estados financieros de la empresa y solicitar auditoría ante el SAT.

El sindicalismo de protección patronal fue una de las lacras que prometió eliminar el presidente López Obrador en campaña, pero sólo ha quedado en eso: promesa, a pesar de la reforma laboral que entró en vigor el pasado 1 de mayo de 2019, la que anunció con bombo y platillo la llegada de la “democracia” y la “cuarta transformación” al mundo del trabajo, con medidas como la desaparición de las Juntas Federal y Locales para transitar a Juzgados Laborales, transparencia en los registros sindicales y nuevas reglas para las elecciones sindicales, todo por presión del Donald Trump en la firma del TMEC, y no por el interés legítimo de las demandas sentida del sindicalismo mexicano independiente y más o menos independiente, democrático y más o menos democrático en las últimas tres décadas. Ha sido así en especial desde la firma del primer Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, el que nos convirtió en la maquilandia con historias a nivel de piso como la que estamos narrando.

La liquidación. Las historias paralelas

¿Cuánto les ofrecieron de liquidación? Eso pregunto a un grupo de trabajadores de Hera Apparel el sábado 8 de agosto afuera de la empresa. Están a la espera del resultado de la negociación que realiza una comisión de sus compañeros que para entonces no ha llegado a ningún acuerdo con la empresa y que son parte de lo costureros y operarias que he podido asesorar y prevenir de las transas y amaños del croquismo --que por cierto perdió a uno de sus líderes charros más reconocidos en Tehuacán, Luis Rodriguez Reyes, el pasado 20 de julio del año en curso, a consecuencia de un infarto, muy posiblemente como resultado del Covid 19, después de estar en el trono veinte años consecutivos sin elecciones ni rendición de cuentas alguna en otra rama local del gremio que dirige el charro mayor del croquismo poblano, René Sánchez Juárez.

“Nueve mil pesos por ocho meses” --me responde una trabajadora que conocí en una lucha en la que no nos fue nada bien, hace unos ocho años, en Confecciones El Carmen. Recuerdo esa derrota obrera, una entre tantas en Tehuacán: a pesar de encontrarse la maquinaria embargada por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, fue sustraída por el dueño, un maquilero libanés de la familia Canán, clan ahora perseguido por Miguel Barbosa, quién ha puesto en prisión al regidor Victor Canán Barquet como parte de la persecución y venganza que mantiene también privado de su libertad al exalcalde Felipe Patjane, actualmente recluido en el penal de Tepexi de Rodríguez. Los empresarios, poder y política, ahora en el turno del gobernador Barbosa: desaparece el poder municipal de Tehuacán y tomar el control del Ayuntamiento de este municipio¸ esa es una historia paralela en este y el trienio que viene y los que siguen si le es posible al actual mandatario poblano.

En total son 235 trabajadores y costureras que han sido víctimas de un engaño y de un fraude por parte de la empresa, todo con la complicidad de Jaime Sergio Hernández Machorro, secretario general del gremio croquista que le vendió protección patronal durante diez años a Hera Apparel y que convenció a estos obreros y operarias a firmar renuncias voluntarias sin recibir un solo peso.

Puedo escuchar testimonio y relatos de lo que sucedió entre el 3 y el 5 de agosto dentro de la empresa.

“Yo firmé por doce mil pesos y tenía diez años en la empresa, desde que inició” --comenta Raymundo Castillo, un operario que conozco bien desde hace muchos años.

“Quedaron en pagarnos nuestras liquidaciones en diez pagos semanales que prometieron nos van a depositar por tarjeta de nómina”, me dicec una costurera que pide no revele su nombre.

Sindicato para la protección empresarial

Este mismo sindicato charro y de protección patronal al mismo tiempo era el mismo que tenía el contrato de protección en Vaqueros Navarra y es el que le sigue vendiendo protección patronal a todo el Grupo Navarra, propiedad del multimillonario empresario de origen español Alfonso Fernández Santiago en sus empresas como Top Jean. Cualquier Lavado, Confecciones Mazara, Private Label y Confecciones Cantabria entre otras.

Este es el trabajo sucio que hacen en favor de los empresarios de la maquiladora o de la industria avícola y porcícola todos y cada uno de los gremios que pertenecen a la CROC y a la CROM, que siguen gozando de los mecanismos de control corporativo que tuvieron su esplendor con el PRI y el PAN, y que ahora, en tiempos del “cambio verdadero” siguen haciendo de las suyas sin que sean sancionados o se les cancelen sus contratos colectivos de protección patronal por este tipo de prácticas desleales en contra de los obreros que supuestamente representan y que tendrían que defender. A lo más que llegan es a organizar equipos de retas de fútbol y la ingesta de cervezas terminando los partidos de fin de semana.

No es difícil describir lo que significan estos sindicatos charros: son mafias familiares, que gozan de registros y tomas de nota actualizadas; jamás llevan a cabo acciones para mejorar las condiciones salariales de sus trabajadores; no son trabajadores activos de la empresa a la que protegen; nunca llevan a cabo asambleas; esconden los contratos colectivos de la vista de los obreros pues dichos documentos llegan a lo mucho a cinco o seis hojas y no contemplan ninguna prestación adicional al piso mínimo que contempla la Ley Federal del Trabajo. entre otros vicios y anomalías que los define y caracteriza.

Explotación para el mercado mundial

Al final, el 14 de agosto, alrededor de treinta y seis obreros y costureras que no cayeron en los engaños del sindicato pudieron recibir maquinaria y liquidaciones por lo menos del cincuenta por ciento del total que les correspondía.

La situación para los trabajadores de la maquila, desde el inicio del Covid 19 ha sido demasiada adversa y los patrones han aprovechado esta situación para despedir trabajadores, bajar los salarios, cambiar unilateralmente las condiciones de trabajo y cargar todo el costo de la crisis en las espaldas de los obreros y las costureras.

Hera Apparel fingió una quiebra para deshacerse de una planta laboral de 800 trabajadores sin pagar prácticamente nada a sus trabajadores. La empresa tenía contratos con marcas estadounidenses como True Religion que produce prendas que alcanzan precios en México de hasta dos mil pesos y en Estados Unidos inclusive el doble, y además maquilaba cubrebocas, ropa de sanatorio y de enfermeros y médicos como batas y sábanas por la pandemia de Covid, sólo que en la cuarentena cambió las condiciones de salario y empezó a pagar las miserables cantidades de 35 y 50 centavos por cubrebocas.

Otras de sus prendas las empezó a distribuir en una red de subcontratación o outsourcing en maquilas de traspatio en las cuales las costureras no están afiliadas al IMSS ni cotizan en INFONATIV, con el sindicato haciéndose de la vista gorda.

“Agarren lo que les den, la empresa ya no puede continuar”, era la letanía eterna del abogado Hernández Machorro

El pretexto fue, tal vez cierto en parte, que el cierre de la empresa obedecía a la crisis generada por la caída de contratos por la pandemia actual. Lo cierto es que al final 800 familias de Tehuacán se quedaron sin trabajo y además, como cereza en el pastel, el último día en que entregaron las máquinas como pago de liquidación, los obreros se enteraron que la empresa se había quedado con las aportaciones de dos meses de pago al INFONAVIT que les había retenido en junio y julio y que jamás depositaron a dicho instituto.

Esta es una historia de las tantas que ocurren en Tehuacán y en todo el mundo de la maquiladora, en donde como vemos, la sindicalización independiente de los trabajadores y costureras es un tema pendiente.

Revista Nexos

Supe de una niña que no conocía el miedo. Ahora me ha dado por extrañarla. Yo sí tengo miedo. Sin duda me da miedo la calle, miedo la boca de la gente, miedo su paso por la noche y la madrugada.

Por eso he preferido seguir en el confín de un mundo que cabe entre las paredes de mi casa.

Afuera están los muertos. Unos a media ciudad, otros en el suelo de una cárcel, en los pueblos lejanos y aquí cerca. Muertos de la guerra que ya estaban en nuestra alma.



Y ahora los nuevos muertos, los tomados por un mal que los ahogó durante días.

Muchas veces hay paz en este aislamiento sin soledad que ya casi puede llamarse una elección. Se han abierto las puertas y la gente anda cantando en los parques y la calle, con sus niños o sus perros.

Nosotros no iremos a ningún lado, pero seguir en este encierro le abre a mi cerebro túneles y vericuetos que llegan a lugares inverosímiles. A salvo, como me creo, muchas veces lo único que amenaza es el caos. Y mi manera de exorcizarlo es dejándolo entrar.

Desde que amanece le doy la bienvenida. Me pongo un zapato de uno y otro de otro. Luego, para tratarlo como si no supiera de él, tomo las medicinas que son mi orden del día y aseguran que hoy mis pies no han de viajar a lo que el Dante describió como “esa parte de la vida más allá de la cual ya no se puede ir con la intención de volver”. Cuatro años después de que lo publicó, ha llegado a mis ojos un texto de Luis Miguel Aguilar en el que habla de la epilepsia del poeta que escribió La Divina Comedia, ese libro tan venerado como temible.

Transfigurazione llamó él a lo que sentía como “desarreglo de los sentidos”. Qué bien dicho, no es otra cosa la epilepsia. Otra suerte de caos. Para consolarme, yo que he vivido con ella, conté la memoria de esa experiencia diciendo que oigo una música inexplicable muy parecida a la serenidad que provoca la contemplación del mar. Casi podría creerse que la deseo. No estaría mal morirse así. Pero como el encierro se trata de quedarnos vivos, mejor dejo entrar al caos de otra manera.



Bajo al desayuno con un par de pequeños aretes en la mano. No me los he puesto porque ya voy tarde, no sé a dónde voy tarde, porque no hay a dónde ir, pero me urge beber una naranja. Antes tomo un vaso de agua sencilla para quitarme la sed que viene de ir amaneciendo como si anocheciera. Tuve un sueño afortunado, pienso mientras levanto el vaso y me echo los aretes a la boca. Voy a dar el trago de agua cuando siento que las pastillas tienen picos. Un reflejo animal me devuelve al mundo. Los aretes no se tragan, las pastillas me las tomé allá arriba, los zapatos desiguales pueden tener su gracia, el jugo de naranja es una gloria, pero ¿el alma? ¿Traigo puesta el alma? Leí anoche que el alma está en el cerebro. ¿En dónde dejé yo el cerebro? No me lo vaya a tragar. Me pondré los aretes. Ni un solo día he dejado pasar sin ponerle los aretes al caos, nada más para matizarlo. En cambio al cerebro creo que paso días sin verlo. Al menos a una parte suya. La racionalidad tiene fama de sabia. Yo confío más en la intuición. Pero lo digo porque me conviene. La uso como algo esencial. Con ella decido, acierto, me equivoco, elijo lo que leo, escribo. Sin duda he ido escogiendo a mis amigos y mis amores, no con razonamientos sino con la emoción que me provocan. Ya sé que he de reírme con ellos, que acompañaré lo que lloren. Oigo a un viejo decir que la intuición es una forma de conocimiento. Y que está en el cerebro. Más revelar un misterio, pero me regala una certeza. No tengo tan perdido al cerebro. Creo que el don de intuir es menos apreciado, pero tan imprescindible como el de razonar. Quien no intuye no es capaz de misericordia. Y si algo necesitamos hoy, ni se sigan quienes gobiernan, es dar con el don de la misericordia, que no es otra cosa que la capacidad para imaginar lo que sienten otros y saber acompañarlo. Ahora a todo esto lo llaman empatía. Cuando acepto la comparación, tengo el tenedor en la mano y voy a cucharear mi avena. Dicen que la memoria es un acto creativo. Y que cuando el cerebro está en reposo, sigue trabajando.

Soñé que viajábamos a España y que yo por fin conocía San Sebastián. Pero no llegábamos en avión sino en coche, por una carretera, sobre el mar, que salía del barrio en que estaba mi colegio de niña-sinmiedo y llegaba hasta la casa de Fernando Savater, una tarde naranja. Desperté. ¿Cómo estará Fernando? ¿Cómo España, Italia, el Mediterráneo? Si quisiéramos ir a verlos no nos dejarían entrar, porque los mexicanos traemos la curva atrasada. De todos modos no pensábamos ir. Quién sabe cuándo volveremos a volar sobre el Atlántico. A veces tengo la sensación de que algo se terminó. De ningún modo la vida, pero sí la avidez que me movía. Una lenta, no amarga, paciencia me va enseñando a diario a ver cómo le cambian de color las hojas a mis árboles. Y veces, cuando veo polvo en los rincones, no me apresuro a quitarlo.

Desayuno un huevo frito. Una tortilla. Doy un trago de té, muerdo un pan. Aquí en Tacubaya el cielo se ha puesto de un azul intenso y por un minuto la felicidad cruza el aire. Luego interrumpe el caos.



En el Paseo de la Reforma un comando de sicarios le disparó a la camioneta del jefe de la policía de la Ciudad de México. Murieron dos de sus custodios, se salvó él, pero está herido. Hay temores que no cura el encierro.

¿Cómo no temer a las vivos que se arman para matar, por cien mil pesos, a gente que no conocen?, ¿a los dueños de esos vivos, que queriendo asesinar a uno mataron a quien fuera? A Gabriela Gómez, esa muchacha dos veces pobre que tuvo el infortunio de ir pasando. No era ni sicario ni policía, era una niña que tampoco supo del miedo hasta que lo encontró a los 23 años y le destrozó la cabeza. Tenía dos hijos, niños, como mis nietos. Una desgracia más, en el arroyo de nuestros días. La inocente que representa a los que sólo vamos pasando.

Nunca he creído que otro tiempo fue mejor. Si nos asusta este siglo hay que ver para atrás. Pero no voy a hacerlo. Porque mi quehacer es el de ahora. Sé que buscarse una pasión esencial es conseguir cierta paz. ¿Cuál es la mía? No voy a decir que estoy intentando una obra maestra, para qué presumir, pero me entretengo buscando. Mi pasión principal son los demás. No por altruista, sino por placer. Mis nietos llevan más de tres meses de perfecta felicidad. Dejaron de ir al colegio, sus papás están siempre con ellos. Vienen a jugar al jardín y traen consigo el feliz caos de su desmemoria. Sé que no recordarán cuánto tiempo jugué con ellos en este su edad y la mía. Pero lo he de recordar yo. “¡Qué bonitos tus zapatos, abu!”, dice uno de ellos mirando mis pantuflas. Siempre que llegan ya tengo puestos los tenis rudos con los que jugamos en el jardín, así que le gustó la variación. “Abu Geles, en el árbol hay un acantilado”, dice el otro. Les gusta subirse a la camioneta y hacer que yo la maneje rumbo a Puebla o Chetumal. En el camino hemos encontrado un volcán que hace erupción, dos dinosaurios, un mar que amenaza con meterse por las ventanas, unos perros que patrullan el cielo para rescatar nunca entiendo a quién. “¿Ya nos bajamos?”, pregunto en un inútil afán por salir al aire. “No, falta ver la lava” dice uno. “La lava se derrite y se hace agua que quema horrible”, completa el otro. Hace poco aún había que temerle a un desencuentro entre ellos porque se jalaban de los pelos o se rasguñaban y era imposible discernir quién tenía la culpa, porque un error podría ser imperdonable.

Después de cincuenta días sin vernos más que de lejos, su casa y la mía fueron consideradas limpias de todo mal y empezamos a estar cada vez más cerca. Hasta cuando tiene que romperse el encanto porque alguien de una familia pasa varias jornadas fuera. Entonces hay que esperar quince días sin vernos. Luego vuelven. Han visto una caricatura nueva. Me la cuentan, pero entiendo muy poco. Estoy empeñada en que oigan a Cri-Cri. La música de El ratón vaquero me acompaña a correr para que me persigan. Y yo juego a ir aventando mi chal y ellos a atraparme por esa cauda. Cosas así, que pueden durar horas. Hasta que el cansancio nos deja frente a la tele para que yo me entere de cómo unos perros salvan a uno changuitos de morir quemados.

Ahora que cuento esta historia me asusta, pero la vimos entre risas.

La felicidad es la falta de miedo. Y también está en el cerebro. Con razón extraño a la niña.

Jueves, 20 Agosto 2020 00:00

Comunicado de la revista Nexos

Revista Nexos

El Diario Oficial de la Federación ha publicado este día, 20 de agosto 2020, una circular prohibiendo a dependencias del gobierno contratar servicios de ningún tipo con la revista Nexos.

La decisión surge de la revisión de un proceso burocrático del año 2018. Aquel año Nexos ganó una adjudicación del Instituto Mexicano del Seguro Social y obtuvo una (1) página de publicidad por 74,000 pesos.



El contrato se cumplió entonces en todas sus fases, el anuncio fue publicado y pagado a satisfacción de las partes.

Dos años después, el actual gobierno dice haber encontrado una irregularidad en los papeles de aquel proceso y toma la decisión unilateral de vetar a Nexos como proveedor del gobierno y de imponerle una multa por 999,440 pesos.

Las dos sanciones son claramente desproporcionadas. Nos defenderemos por las vías correspondientes.

Conviene aclarar que desde 2018, Nexos no recibe publicidad oficial federal. Preocupa que el gobierno haga ahora explícito su veto y estigmatice la revista ante otros posibles anunciantes.

Nexos ha sido durante cuarenta y dos años una revista independiente y crítica. Su trabajo es reconocido dentro y fuera del país, y por los millones de lectores que acuden a su edición impresa y a su sitio electrónico todos los días.



Es la revista decana de la crítica social y cultural de México.

La sanción que Nexos recibe ahora es sintomática de la atmósfera de hostilidad contra los medios críticos que impera en el gobierno.

No es un hecho aislado, es una señal más de la intolerancia oficial a la crítica, al pensamiento distinto, a la diversidad de opiniones, en última instancia, a la libertad de expresión.



Noticias BUAP

Los Retos de la Educación Superior en México



304 mil estudiantes desertaron de la educación superior en México durante la pandemia, dio a conocer el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, quien también reconoció las dificultades de la educación a distancia en México.

En la conferencia inaugural del webinar Los Retos de la Educación Superior en México, el rector declaró que la cifra implica cerca del 8% de la matrícula de educación superior nacional que no volverá a las aulas.

Resaltó que aproximadamente 800 mil adolescentes no transitarán exitosamente de la educación media superior a la superior en el país. Agregó que la problemática también impacta en la educación básica a más de 2.5 millones de estudiantes que no concluirán sus estudios, es decir, cerca del 10 % del total.

Educación superior: sin preparación para transición digital

En la ponencia que abrió el ciclo de conferencias en las que se reflexionará sobre el papel de la educación superior en México en tiempos de cambios, Esparza Ortiz reconoció la falta de preparación que había en la Universidad Autónoma de Puebla para transitar a la educación a distancia.



Agregó que es de suma importancia prevenir trastornos emocionales y mentales en los estudiantes durante el confinamiento, así como proveer de capacitaciones en habilidades estratégicas a los docentes, que desconocían casi en su totalidad las herramientas para la educación digital.

Quince mujeres: Doña Elvira: Artista de papel y bordadora

Conocí a Doña Elvira en 2011 mientras vivía en Cholula en el estado de Puebla. Ella era una vendedora de tejidos bordados y papel amate, un antiguo tipo de papel hecho de la corteza del árbol jonote. Fue el papel más utilizado en las culturas mesoamericanas y muchos de los códices indígenas se hicieron usando este papel. En el pequeño pueblo de San Pablito, los otomíes que viven allí continúan el proceso tradicional de fabricación de papel utilizando la gruesa corteza del árbol jonote y decorándolo con diseños que forman parte de su patrimonio cultural. Casi todo el mundo en el pueblo hace papel amate o bordados con imágenes audaces, coloridas (pájaros, animales y flores) en manta, un tejido de algodón natural, orgánico y crudos.



Doña Elvira hacía el viaje en autobús de once horas a Cholula todos los fines de semana para vender los productos hechos por la gente de su pueblo. Me atrajeron inmediatamente tanto a Doña Elvira como a su artesanía. Doña Elvira siempre estaba vestida con un típico vestido de manta bordado de San Pablito, y siempre estaba descalza. Ella se sentaba en su pequeño tendido al aire libre durante horas todos los fines de semana esperando vender la mayor parte de su artesanía antes de regresar al pueblo. ¡Ella había encontrado un cliente habitual en mí! El bordado, casi psicodélico, con fantásticos diseños en colores vivos y brillantes. El papel amate también era muy mágico en sus motivos.

Siempre sentí que Doña Elvira estaba mirando a través de mí con sus penetrantes ojos oscuros. Normalmente había una pequeña sonrisa en su cara también. Ella nunca fue una marchante que presionara a su cliente; si estabas interesado en algo, tenías que contactar con ella. Si decidiste no comprar, estaba bien para ella. Pero normalmente lo hice. Ella siempre estuvo agradecida y me decía que volviera el próximo fin de semana. A veces yo regresaba con amigos que le compraban cosas también. Siempre tuvo una sonrisa extra por eso, la mejor comisión que he recibido.

Pienso en ella a menudo ahora ya que tengo un conjunto de cortinas largas y estrechas hechas de manta bordada que le compré, y una gran pieza enmarcada de 36 ′′ x 24" que está colgada justo encima de mi cama. Y a veces cuando lo miro, creo que veo que me sonríe uno de los coloridos conejos bordados.



Aquí hay un vídeo de 2 minutos y medio que muestra el proceso para hacer papel amate.

FORO RETOS DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA SUPERIOR EN MÉXICO



Seminario virtual (Webinar), Agosto-Octubre 2020 (en línea todos los martes trámite la plataforma ZOOM)

Conferencia final de conclusiones y clausura, Edificio Carolino-BUAP, 27 de octubre de 2020, de 10:00 horas a 14:00 horas.

La Universidad Pública ha sido una de las instituciones claves en la generación de conocimiento, formación de recursos humanos y desarrollo nacional en México. En las últimas décadas, las políticas neoliberales han puesto en entredicho este papel fundamental así como las modalidades y objetivos de la investigación que se realiza en las IES y su relación con la sociedad. La discusión sobre estos temas se convierte en una necesidad en un momento en el que se ha puesto en marcha un proyecto político y social que propone un paradigma diferente en materia de desarrollo, educación pública, investigación y el papel de las universidades públicas en él. Adicionalmente, las implicaciones de la pandemia del COVID-19 en la vida cotidiana de las sociedades y sus instituciones nos obligan, como comunidad académica, a reflexionar en torno a los grandes retos que en particular estas nuevas circunstancias imponen a la sociedad y a la educación pública superior. Desde hace casi un año un grupo de investigadoras/es de distintas unidades académicas, que representan además varios grupos de investigación y cuerpos académicos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) han trabajado en conjunto para pensar y reflexionar sobre estos aspectos, primero para desarrollar un ciclo de conferencias presenciales y hoy como seminario virtual (webinar), en torno a temáticas que estimamos tienen un papel importante para el futuro de las universidades públicas y de la nuestra en particular. En este contexto, la pandemia del COVID-19 ha añadido retos y desafíos en el que es imprescindible encontrar nuevas herramientas, formas de trabajo, espacios de organización institucionales y ambientes académicos para poderlos enfrentar de manera inclusiva, congruentes con los fines y objetivos de la educación superior y con pleno respeto a la diversidad disciplinaria que configuran nuestro quehacer, así como justipreciando trayectorias y experiencias históricas institucionales. Este evento propone la reflexión en torno a 9 ejes que se consideran fundamentales en el análisis de la educación pública superior, sus responsabilidades para con la sociedad y el medio ambiente, mediante una visón global se busca delinear, en el contexto de las actuales prioridades sociales y políticas de un nuevo paradigma de desarrollo, nuevas formas y modelos de atención de nuestras instituciones y en particular las correspondientes a las funciones sustantivas de la BUAP, con base en la colaboración entre las IES y entre l@s académic@s que las constituyen .



El programa



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