Del fogón a la boca: Utensilios y Recipientes de Cocina: "Sólo la cuchara conoce el fondo de la olla" Destacado

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Del fogón a la boca

Utensilios y Recipientes de Cocina: las cucharas de madera.



Escondida en una esquina de un cuadro virreinal, colgado a su vez en una sacristía poco frecuentada, dentro de una famosa capilla por el Santo Cristo que ahí se venera, se encuentra una escena que ningún historiador del arte ha tomado en cuenta: una cocinera blandiendo una cuchara de madera, atendiendo un cazo de cobre colgado sobre un fogón. Pareciera un simple ‘fondo’ de cuadro, algo aparentemente irrelevante. Sin embargo, que yo sepa, no existe en la plástica poblana una escena similar con tres o cuatrocientos años de antigüedad.

Los utensilios de madera en la Cocina Tradicional son de las pocas paleo-herramientas que sobreviven hasta la actualidad. Sí, seguramente fueron de madera los primeros artefactos utilizados por los homínidos que ‘domesticaron’ el fuego y con ello, la necesidad de manipular los alimentos en el proceso de cocción, que asaban sobre sus hogueras. La madera ha estado siempre disponible, es un material relativamente fácil de modelar y, además es muy mal conductor del calor, con lo que no ‘nos quemamos’ al usarlo para mover los alimentos que cocinamos.

La evolución de un simple trozo de rama hasta el utensilio de cocina como hoy lo conocemos, se pierde en la oscuridad de los tiempos, como dicen algunos historiadores románticos. Lo que sí sabemos, es que las cucharas y otros utensilios elaborados en madera llevaron a las cocineras a mejorar sus técnicas culinarias, pues lo mismo se diseñaron para mover caldos dentro de una olla que, para espumar bebidas como el chocolate, como para ‘palotear’ masas de pan, batir claras de huevo, y claro, para llevar los alimentos a la boca.



Coleccionar humildes cucharas y batidores de madera, esbeltos molinillos con varias arandelas, palitas de varios largos y anchos, que lo mismo sirven para ayudar a freír un huevo que para sancochar alimentos en una cazuela, ha sido una de mis pasiones. La bisabuela tenía además una especie de repisa, elaborada con madera de ahuehuete o sabino muy común en las cocinas tradicionales, que se diseñó para almacenar todos esos utensilios y exhibirlos adecuadamente para que, en la prisa del trabajo, fueran fácil y rápidamente alcanzables: el cucharero. Ocupó siempre un lugar preponderante en la cocina, colgado encima del antiguo fogón y después, sobre la moderna estufa de gas.

Una fría tarde lluviosa de agosto, como las recuerdo vívidamente en mi lejana niñez de los 70’s del siglo pasado, observo a la bisabuela mover con una cuchara de madera durante largas horas, el cazo de cobre donde prepara el dulce de membrillo. Muy quedo es la plática que tiene con mi madre - que atenta escucha - sin dejar de tejer a gancho, las colchas de colores para cada una de mis hermanas. Ella vive sus últimos alientos con la familia y los niños nada sospechamos del sombrío panorama que nos trajo el futuro inmediato. Extrañado por la escena, pregunto por la razón del murmullo, a lo que Valito responde: ‘sólo la cuchara conoce el fondo de la olla’. Ahora, cinco décadas después entiendo a cabalidad, cada una de esas sabias palabras.



¡Charlemos más de Gastronomía Poblana y’a darle, que es Mole de Olla’’!

#tipdeldia: Las cucharas y otros utensilios de madera para cocina elaborados por artesanos mexicanos son además de muy útiles, inocuos a la salud, es decir, totalmente seguros para usarse en la manipulación de alimentos. Debemos evitar usar utensilios elaborados en diversos plásticos y metales como el aluminio, que se ha demostrado científicamente, no ser del todo seguros.

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Sobre el autor

Antonio Ramírez Priesca

Antonio Ramírez Priesca es Ingeniero Bioquímico por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, con Especialidad en Tecnología de Alimentos; ha trabajado en la industria de levaduras de panificación de 1983 a 1987; como asesor en tecnologías de molinería y panificación de 1988 a 2002 en la industria molinera nacional de trigo y maíz: cuenta con diversos cursos en Canadá y en el American Institute of Baking de los EEUU. Es egresado de la primera generación del Diplomado en Cocinas Regionales de México por la ENA del INAH en 2005, y desde el año 2002 a la fecha dirige el proyecto gastronómico La Quinta de San Antonio, con especialidad en comida tradicional poblana. Desde el 2018 se encuentra inmerso en un estudio académico sobre siete recetarios manuscritos de comida poblana, que abarcan recetas familiares desde 1867 a 1973. Actualmente escribe la columna ´Del fogón a la boca’ que se publica semanalmente en diversos portales electrónicos, sobre la gastronomía tradicional de Puebla.