Poder y Política

Molly Worthen, profesora de la Universidad de Carolina del Norte, publica en The New York Times International Weekly (22.12.18) un artículo en el que revisa los estudios y la literatura sobre las personas que se sienten atraídas por el autoritarismo.


Los líderes y políticos autoritarios han sido ya muy estudiados. Algunas de las características que comparten son la xenofobia, el ataque a los medios de comunicación, el desprecio a los otros poderes y colocarse por encima de la ley, aunque siempre la invoquen.

La profesora en historia se pregunta: ¿Qué es exactamente una personalidad autoritaria? ¿Por qué personas apacibles gravitan hacia un autócrata? Para responder, cita entre otras, una investigación pionera realizada por la Universidad de California, en Berkeley, que contó con la colaboración de Teodoro Adorno.

Fue publicada en 1950 con el título de La Personalidad Autoritaria. El trabajo se centró en tratar de explicar por qué personas comunes apoyaban la ideología fascista y antisemita. Aplicaron un cuestionario conocido como Escala F, para analizar al “individuo potencialmente antidemocrático”.



Se descubrió que las personas que tenían un alto porcentaje en la Escala F despreciaban a los débiles y a los migrantes, tenían fijación con las supuestas desviaciones sexuales, acogían las teorías de la conspiración y se alineaban con los líderes poderosos “para servir intereses poderosos y así participar de su poder”.

En su tiempo el estudio provocó reacciones a favor y en contra. Las investigaciones de los politólogos estadounidenses sobre las personalidades autoritarias que, necesariamente conduce a electores autoritarios, tienen gran relevancia a partir del triunfo del presidente Trump.

Los métodos con los que se trabaja varían y las conclusiones de los diversos estudios arrojan resultados distintos. Hay algunos que intentan mostrar el comportamiento político a partir de la configuración del ADN. Los hay también que utilizan el análisis freudiano.

Worthe, autora de Apostles of Reason: The Crisis of Authority in American Evangelicalism, cita un trabajo de Allen Strouse, poeta católico y profesor de literatura medieval, que votó por Trump y después de analizar por qué lo hizo, su postura política era otra, concluyó que fue como protesta en contra del fracaso de los demócratas en temas económicos.

Descubrió que de manera inconsciente al votar influyó la historia de su padre, un sindicalista de Pennsylvania, que había sido afectado por el libre comercio globalizado y que eso lo había “hecho buscar un líder masculino fuerte, un hombre verdadero”. Y Trump, dice Strouce, “ofrece exactamente lo que mi inconsciente mal adaptado más anhelaba”.

El artículo de Worthen concluye diciendo que los estudios sólo confirman “lo que tantos observadores de nuestra especie han sospechado desde hace mucho: ninguno de nosotros es un ser particularmente libre o racional”.

En México ese tipo de estudios son necesarios para tratar de entender al electorado que votó por el presidente López Obrador. En las semanas que lleva en el cargo, sus seguidores reaccionan de manera muy emotiva para apoyar al presidente. Lo hacen incluso cuando el presidente se contradice. Así, un día apoyan una cosa y al siguiente otra.

¿Qué piensan esos electores? ¿A qué resortes responden? ¿Se sienten reivindicados por él? ¿Se identifican con alguien poderoso que les va a dar poder? ¿Es el padre que no tuvieron? ¿Lo ven como un sacerdote o un pastor que los acoge y consuela? ¿Es un vengador de las supuestas afrentas sufridas? ¿Ellos se ven en él?

Twitter: @RubenAguilar



Mundo Nuestro. El novelista e historiador Héctor Aguilar Camín ha publicado en la semana que termina el libro Nocturno de la democracia mexicana (Debate, 2019). Aquí esta serie de textos publicados en su columna Dia con día en el diario Milenio sobre la coyuntura política de nuestro país con los que el propio autor nos ofrece el marco de reflexión que contempla esta su más reciente publicación.

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“Las leyes están escritas en arena. Las costumbres, en granito”. Platón

Con estas palabras terminé y di a la imprenta, en agosto del año pasado, mi libro Nocturno de la democracia mexicana, un ensayo sobre la “costumbre política mexicana”, esa veta peculiar de valores y conductas a las que invariablemente, desde hace dos siglos, con un disfraz o con otro, regresa la nación.



El libro tiene tres partes. La primera, llamada justamente “La costumbre política mexicana”, puede leerse como un solo ensayo sobre los hilos de larga duración de nuestra cultura política.

La segunda, “Casa en construcción”: democracia sin demócratas”, reúne ensayos escritos al paso de las primeras dos décadas de la democracia mexicana: 2000-2018.



La tercera parte, “Saltando al pasado”, revisa las elecciones del año 2018 como una especie de vuelta a nuestra costumbre política: la elección de un gobierno fuerte, de rasgos caudillistas y providenciales, luego de dos décadas de gobiernos débiles, incuestionablemente democráticos pero ineficaces y corruptos.

El tema de fondo de mi libro es el desencuentro de México con la modernidad política en sus dos grandes procesos seculares: el de la implantación de la República, durante el siglo xix, y la llegada de la democracia, a fines del xx.

Con las palabras finales del libro, citadas al principio de esta columna, me refería al extraordinario hecho de que la elección de julio de 2018 convirtió, de un golpe, el abrumador hartazgo político mexicano en un triunfo mayoritario de las ganas de creer.

Como lo sugiere su título, el optimismo no es el tenor de mi libro, sino la sospecha de que estamos frente a la escena temida de nuestro sueño democrático: el regreso a un gobierno fuerte cuyo instrumento es el populismo y cuyo destino final puede ser la tiranía.

Nunca pensé al publicar este libro, hace apenas tres meses, que llegaríamos tan rápido a lo que el mismo libro anuncia: la posibilidad de que la democracia mexicana muera ahogada en la hegemonía que ella misma creó.

La construcción de esa hegemonía lleva un curso vertiginoso, de la mano de un gobierno que no tiene ni reconoce contrapesos.

El asalto al poder de López Obrador

En la naturaleza del hombre, no figura el renunciar voluntariamente a su poder. Kant

El poder acumulado por López Obrador durante sus pocos meses en el gobierno es incomparablemente mayor que el que recibió en las urnas.

Nada ha crecido en México tanto como el poder del nuevo Presidente. Se ha expandido a costa de su oposición en el Congreso hasta obtener mayorías calificadas que no ganó en las urnas.

Se ha expandido a costa de los otros poderes y los otros órdenes de gobierno, sometiéndolos a sus reglas presupuestales y salariales, quitando recursos a los órganos autónomos y a los poderes locales.

Ha sometido a la burocracia federal a una austeridad que tiene día con día las maneras de la arbitrariedad y el despotismo.

En unas cuantas semanas de decisiones ha saltado sobre leyes vigentes y suscitado más controversias legales que otros gobiernos.

Ha puesto los cimientos de un gobierno paralelo en los estados, mediante los llamados superdelegados, especie de prefectos políticos encargados de vigilar y administrar los programas y los recursos de la Federación, que son un porcentaje enorme de los presupuestos estatales (86% en promedio).

Ha puesto los cimientos de la red clientelar más grande que se haya diseñado nunca en el país: dinero público para adultos mayores, discapacitados, estudiantes de nivel medio, jóvenes que no estudian ni trabajan, subsidios agropecuarios, préstamos a la palabra.

Ha entregado el censo de ese universo de millones de beneficiarios no a organismos especializados del gobierno sino a una red próxima a su partido, Morena, manejada desde la oficina presidencial, de cuyas listas y transferencias no se ha diseñado ninguna rendición pública de cuentas.

Ha empezado a poner los cimientos legales también para la construcción de una Guardia Nacional, radicada en el seno del Ejército, que será encargada de la seguridad pública, en sustitución de las policías federales y locales, y contará con 50 mil hombres y casi 300 bases regionales.

Por estas correas de transmisión de prebendas, nuevos poderes locales y despliegue militar, correrá la expansión territorial del partido en el gobierno, Morena, para las elecciones intermedias de 2021 y las presidenciales de 2024.

Las piezas del proyecto obradorista

El gobierno de López Obrador cumple todas las reglas del populismo en el poder, y ha inventado al menos una.

Esas reglas son: hablar a nombre del pueblo bueno, capturar el Estado, someter a los otros poderes, crear nuevas clientelas, contener o someter a los medios, contener o someter a la sociedad civil y hacer nuevas constituciones (Jan Werner Müller: ¿Qué es el populismo? Grano de Sal, 2017).

El gobierno de López Obrador está en camino de cumplir todo lo anterior. Y ha inventado la idea de una “constitución moral”.

El eje rector del proyecto, la variable única que explica las otras, es concentrar el poder. La concentración tiene piezas convergentes, como sugerí ayer y repito hoy:

1. La reasignación del presupuesto en favor de clientelas y programas del gobierno, a costa de estados y municipios, de los otros poderes y de los órganos autónomos del Estado.

2. La creación de una estructura de poder paralela a los gobiernos locales, mediante la figura de los superdelegados de la Federación y sus 300 coordinaciones regionales (coincidencia: hay 300 distritos electorales).

3. La entrega de la seguridad pública a una Guardia Nacional con 256 bases regionales (casi 300, como los distritos electorales) y una cadena de mandos únicos que responden al Presidente.

4. La creación de una gigantesca red de nuevas clientelas del erario.

5. La apuesta a la consolidación electoral de Morena como partido hegemónico en todos los estados.

6. La apuesta a la consolidación burocrática de Morena como ejército de reserva para ocupar los puestos que el nuevo gobierno libera con su política de austeridad.

7. La concentración del espacio mediático mediante la ubicuidad del Presidente, el acuerdo de siempre con los medios privados y la activación de los medios del Estado para crear un sistema de comunicación política gubernamental.

Lo que creo que falla aquí no es el diseño, sino los instrumentos. El proyecto del Presidente es demasiado grande para el gobierno que tiene. El Presidente asalta el cielo cada mañana en sus conferencias de prensa, pero su gobierno se tropieza con las escaleras el resto del día.

La mezcla de presidente utópico y gobierno terrenal da lo que tenemos hasta ahora, lo que un gran escritor argentino describe como “errorismo de Estado”.

Destrucción y credibilidad

Difícil recordar un principio de gobierno más errático que el de López Obrador. Difícil también alguno con mayor credibilidad de inicio, capaz de convencer a su ciudadanía de que la culpa está en otro lado, de que sus errores son el costo que hay que pagar para limpiar el gobierno y purificar la República.

La lista de los daños del nuevo gobierno no necesita exagerarse. Me cuesta trabajo todavía creer la escena en que el Presidente electo anunció la cancelación de una inversión de 13 mil millones de dólares para un aeropuerto de clase mundial, que estaba construido ya en más de la tercera parte.

La destrucción producida por la política de austeridad y el recorte a machetazos del personal de confianza en el gobierno federal es también considerable.

En todos los frentes especializados del gobierno llueven despidos, renuncias y jubilaciones anticipadas.

El éxodo voluntario o forzoso de burócratas que saben cobró las primeras facturas en el mal manejo de importación y distribución de gasolinas de Pemex, que dio lugar la crisis de abasto sin precedente de diciembre y enero.

También considerable es la lesión al funcionamiento y la independencia de otros poderes, como el Judicial, y de diversas instituciones autónomas, como las responsables de las elecciones, de las estadísticas, de la evaluación educativa, de la regulación energética, de la medición de la competencia económica o de la educación superior.

Digna de atención especial es la destrucción de facto de las reglas del pacto federal vigente, en el camino de una centralización de todo el poder posible para el gobierno federal y de toda la fuerza electoral posible para el partido del gobierno.

La desaparición de la Policía Federal tiene un lugar y un costo aparte.

La combinación de un mal inicio de gobierno y un horizonte de bajo crecimiento en Estados Unidos ha hecho al FMI bajar la previsión de crecimiento para México a 2.1 en 2019 y 2.2 en 2020, muy lejos del 4 por ciento prometido por el nuevo gobierno.

Pero quizá la destrucción mayor es la de la polarización de las emociones y de las expectativas del país entre una mayoría que sueña y una minoría que teme.

Sueño y temor

Andrés Manuel López Obrador obtuvo 53 por ciento de los votos en julio de 2018. El 47 por ciento de los votantes no sufragó por él. Alguna encuesta hecha por un medio electrónico hace un mes dice que si las elecciones fueran hoy, votaría por él 7 por ciento menos.

No es eso lo que sugieren las cifras de aprobación de 70 y 80 por ciento, alguna de 90, que ha recibido López Obrador en los últimos tiempos.

No solo ha crecido el poder del Presidente, sino también su aprobación. Paradójicamente, durante su errático inicio de gobierno ha crecido el número de ciudadanos que lo aprueban.

Al parecer, más mexicanos que en julio pasado sueñan hoy con altos resultados en esta nueva aventura nacional de un presidente que promete resolverlo todo.

Aprobación no quiere decir incondicionalidad, pero es un hecho que ha crecido la mayoría que cree en el nuevo mandatario o le da el beneficio de la duda. Al punto de que, en medio del mayor desabasto de gasolina que se recuerde, se reporta un alza en las expectativas favorables de los consumidores del país.

No entiendo muy bien esto de que un gobierno errático gane en lugar de perder la confianza de sus ciudadanos. Enigmas de la mayoría.

Entiendo en cambio, y me preocupan, dos cosas que suceden en la minoría.

Primero, la cascada de controversias legales y constitucionales ante decisiones del gobierno que han salido en estos dos meses de la oposición y de los organismos autónomos. Es un aviso sobre la discrecionalidad con que procede el nuevo gobierno ante sus restricciones legales.

Segundo, el temor, la cautela y aun el miedo que genera la falta de límites del nuevo gobierno, y que pueden percibirse con claridad en los inversionistas, en los medios, en las ONG, en los burócratas y en los gobiernos locales.

Discrecionalidad de un gobierno poderoso ante la ley y temor de las minorías al gobierno no son síntomas de salud de una democracia. Más bien de lo contrario.

Mi temor personal lo he dicho ya: que la democracia mexicana se ahogue en la hegemonía que ella misma creó.

(Ilustración de portadilla, Víctor Solís. Cortesía de Nexos)

A la pregunta sobre el Estado ausente, la impunidad rampante y la sociedad inerme que sufrimos el pasado 1 de julio el gobernador interino del estado de Puebla, Guillermo Pacheco Pulido, afirma que él no estuvo presente entonces. En todo caso es un asunto de la FEPADE la violencia ocurrida en esa jornada electoral en la ciudad de Puebla.

Así arranca la entrevista de mundonuestro.mx con un hombre que a sus 86 años ha tenido que encargarse del poder ejecutivo en Puebla, una entidad marcada por la crisis política y la violencia criminal como ninguna otra en el país.

“Soy un hombre de retos”, dice.



La conversación va entonces hacia la estrategia de seguridad pública en los meses que corren: la creación de la guardia nacional propuesta por López Obrador es una postura correcta, pues la gente lo que quiere es seguridad; el gobierno está obligado, junto con las autoridades municipales y federal, a perseguir el huachicol. No se rehúyen las responsabilidades, no se nadará de muertito, ley debe respaldarse en las policías.

Pero se reconoce una realidad: las instituciones que procuran justicia y la sentencian están rebasadas, no tienen la capacidad de atender a la violencia; la delincuencia no se vence de un tajo; lo que se intenta es amainar el problema. Y sobre las causas de la violencia no hay vuelta de hoja: la pobreza y la miseria de la gente.



Sobre el gobierno que encuentra –el otro tema en esta conversación--, Pacheco Pulido no nos ofrece golpes de mano. No vengo a perseguir a nadie, dice. Por ejemplo, sobre los contratos bajo el esquema de Proyectos por Prestación de Servicios manejados en la oscuridad por Rafael Moreno Valle, el gobernador interino no tiene la menor intención de hacerlos públicos. Tampoco, entonces, revertirá los vetos impuestos a las reformas a las leyes por el congreso local.

Así, Pacheco Pulido dejó ir la frase de todos los gobernantes que conocemos a la hora de responder a la exigencia ciudadana de transparencia: “hay razones de seguridad pública”. Y por supuesto, afirma, porque así lo establece la ley.



Pacheco Pulido está obligado a presentar estrategia contra la corrupción, la inseguridad y la injusticia



Para Fernando Fernández Font, Rector de la Ibero Puebla, no hay bola de cristal que permita imaginar las cosas que han sucedido en Puebla y en México en los últimos tiempos. “Y si lo intentas, terminas con los dedos cortados.” Analizar entonces la coyuntura reciente en Puebla y México con ánimo de intentar comprenderla. Este es el ánimo de la conversación con el filósofo jesuita el martes 29 de enero pasado. Mirar hacia las universidades como organismos de la sociedad civil que no se pueden quedar cruzadas de brazos y que se plantan como conciencia crítica del Estado. Desde esa perspectiva enfrentar la crisis política en Puebla y la de exigir al gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido una verdadera estrategia contra la corrupción, la inseguridad y la violencia. No es su tarea nada más la de asegurar la realización de elecciones libres y democráticas el próximo 2 de junio.

Presentamos en ocho partes la entrevista en video.

1 La coyuntura en México



“No imaginábamos un triunfo tan contundente de López Obrador el 1 de julio pasado –dice Fernando--. Ni el contraste de los resultados en Puebla si lo ves desde el análisis de nuestros investigadores Miguel Reyes y Miguel López, que hicieron todo un conteo de votos y los confrontaron con los números del IEE”

López Obrador y la posibilidad de que el país se le vaya de las manos. Puede quedar muy bien con las grandes mayorías, pero puede tronar al país hacia afuera. El riesgo que se corre cuando quita los recursos a los institutos como el INE, el de la evaluación educativa o el INEGI. La interrogante sobre la capacidad de sus colaboradores.



2 La coyuntura en Puebla

Puebla, los hechos recientes, algo “caóticamente histórico”. Las consecuencias de que no pasara nada tras los hechos del 1 de julio. Seis meses de vivir en la irregularidad en el gobierno. Una decisión controvertida, la del Tribunal Electoral, y que esperó hasta el último momento. La nueva crisis tras la caída del helicóptero.

3 Las organizaciones de la sociedad civil y el Consorcio Universitario

¿Dónde están las organizaciones de la sociedad civil? ¿Qué peso han tenido?

El Consorcio Universitario, su independencia rota por las posturas de los rectores de la UDLA y la Anáhuac. Riesgo de que no nos pongamos de acuerdo cuando más crítica está la situación. “Es como una familia, nunca hables de religión y política”.

El papel del Consorcio Universitario: apurar al INE para que atraiga la elección, y al gobierno interino para que garantice elecciones libres y democráticas. Pacheco Pulido debe sacar las manos del proceso, pero pago por ver.

4 El gobernador interino y la agenda pública

El gobernador interino tiene que ser realista. Son sólo cinco meses, los procesos de cambio no son automáticos. Tiene que atender a los problemas de seguridad y violencia y a la corrupción dentro del propio gobierno: el huachicol que por tanto tiempo se dejó crecer. Y enfrentar la realidad de desmantelamiento de los ministerios públicos y las juntas auxiliares, pues Moreno Valle lo que quiso fue recuperar dinero para su propio proyecto. Pacheco Pulido tiene que delinear una estrategia contra la corrupción, la inseguridad y la violencia.

5 El Consorcio Universitario como conciencia crítica del gobierno

Las universidades tienen que ser la conciencia crítica del gobierno. No podemos cruzarnos de brazos. Lo fundamental, elecciones claras, libres, democráticas. Esa es la exigencia más clara, pero no se puede quedar en eso, ahí está la agenda pública generada desde el Consorcio Universitario, el Estado tiene que aprovechar el aparato crítico que existe en las universidades. Y por eso la importancia de involucrar en esto a la universidad pública.

6 Las organizaciones de la sociedad civil

7 Las contradicciones en el proyecto de López Obrador

El monstruo es tan grande, se ha alimentado durante tanto tiempo del huachicol, que es muy difícil esta lucha. Por eso las dudas que genera el proyecto de AMLO y Morena: es real la posibilidad de caer en una situación ingobernable. Si fracasa la lucha contra el huachicol, fracasa este gobierno. No podemos cerrar los ojos a lo que está pasando.

8 La realidad, el pesimismo, las alternativas

El análisis nos arroja al pesimismo. ¿Cómo generar alternativas?

9 La entrevista completa

Mundo Nuestro. En diciembre de 1998, un día en que se topó con el Cristo de Pueblo Buevo, Guillermo Pacheco Pulido era, a sus 55 años, alcalde de la ciudad de Puebla. Hoy ocupa el cargo de gobernador interino del estado a sus 86 años. Mirar a este personaje de la política poblana con una perspectiva de largo plazo puede ayudar a entender una coyuntura como la de este 2019, atropellada y turbia.



Pueblo Nuevo: así le pusieron los antepasados.

Uno quisiera dar al conflicto de la colonia Romero Vargas el final que las autoridades retardan: Guillermo Pacheco Pulido y el diputado Jorge Yunes dejaron de echarse la bolita del trámite legal entre el Ayuntamiento y el Congreso del Estado y el doctor Jorge Morales, autor de la obra El Eterno Redentor, él mismo el Cristo que la multitud crucifica desde 1959 en el Calvario de Pueblo Nuevo, tomó posesión como presidente de la junta auxiliar, según convenio establecido en abril de 1987 avalado por el gobierno municipal, pero escamoteado desde hace dos meses en este terreno pantanoso de estructuras caciquiles en aparato oficial.

Pero el aparato es lento, la desesperación de los pobladores de ese lomerío que se levanta al otro lado del apolillado Puente de México y que corre parejo al río y a las fábricas textiles en la ribera del frente, tendrá que prolongarse hasta el martes próximo, cuando una terna de funcionarios del estado del congreso y del municipio resuelvan el problema jurídico.

Pero de la lentitud burocrática se destilan los personajes que la realidad representa, igual que el doctor Morales escoge a sus vírgenes y gladiadores romanos y aztecas que lo lloran y lo azotan rumbo a su martirio. Un conflicto así, en el que no ha corrido sangre y los ánimos no han pasado de sucesivas tomas del palacio municipal, es un libreto de la práctica política poblana: diputados y líderes sindicales enquistados, funcionarios que dan carpetazo, amas de casa que se la rayan al más entacuchado, un alcalde al que descuidan sus guaruras y sufre los empellones de las huestes populares, priistas de barrio, muchos años abnegados en el engranaje del acarreo, y hoy pueblo encolerizado, líderes que “ahí estaban”, pero que antes no figuraban, gente que mira sus calles de polvo y se cuestiona por qué las cosas tienen que ser igual que hace cien años.



Porqué Romero Vargas



Un hombre viejo y risueño cuenta que su padre, que murió hace mucho a los 89 años, vio de niño gritarse a los principales del pueblo con los principales de la ciudad. Era día de fiesta, pero todavía no estaba la Iglesia de Calvario. Sí, se dijeron, aquí se llama Pueblo Nuevo, así le pusieron los antepasados, ¿pero no puede tener ya su mero nombre? Y opinaron un rato. Luego uno se levantó y dijo que para qué ir más lejos, si ahí estaba el señor gobernador, el general Ignacio Romero Vargas, invitado principal ese día.

Y le pusieron Ignacio Romero Vargas, gobernador del estado en los años de la República Restaurada, poeta y padrino del actual templo que acabó con los sueños celestiales de los cholultecas, y quien acompañara al presidente Juárez en el primer viaje por ferrocarril México–Puebla, en septiembre de 1869.

El teatro de la política

Estaban por escenificar El Eterno Redentor en la Basílica de Guadalupe, invitados expresamente por el Televisa Raúl Velazco. Pero el 29 de marzo de 1987 el Doctor Jorge Morales estaba más preocupado pro la política que por sus quehaceres teatrales. Ese día, el hombre de 52 años, médico egresado de la UAP, heredero del oficio de huesero que ejercía su padre, segunda razón de su prestigio en la comunidad, disputaba la presencia auxiliar como candidato del club político “Unión y Progreso” contra el licenciado Hipólito Salas Laureano, litigante laboral, apoyado por el club “Gustavo Díaz Ordaz”. Ambos candidatos del PRI. “Hay que taparles el monte”, dijo el doctor Morales, “si ellos tienen un buen gallo, entonces voy a toparles yo”

Ese día, según la versión de los de Unión y Progreso, el grupo “Díaz Ordaz” se robó las elecciones. Unas secretarias muy dispuestas desde el Ayuntamiento apuntaban los votos abiertos en un pizarrón. Con ese método simple Salas ganó. Pero la gente del doctor se adelantó al 6 de julio. En medio de una trifulca objetaron el plebiscito. El arrastre popular del doctor logró que las autoridades municipales ordenaran un convenio: 18 meses de gobierno para cada grupo. Salas empezó.

El Doctor Morales en su papel de Jesucristo el Viernes Santo del año 2010, ciencuenta años de representaciones.

El calvario de la Romero Vargas

El general Ignacio Romero Vargas nunca imaginó que el nombre de Pueblo Nuevo se preservaría hasta estos días del doctor Morales. Pero desde varios años antes de que el gobernador jurista cediera su apelativo, los lugareños empezaron a bajar a la rivera del Atoyac para dejar su vida en los galerones textiles. Primero La Constancia Mexicana, con el tiempo El Patriotismo, La Beneficencia, La Economía, La Independencia, Santa Cruz Guadalupe y Santo Domingo. El sueño porfirista apostó al progreso de las fábricas, pero entonces, como ahora, la industrialización a la mexicana poco tuvo que ver con una mejoría en las condiciones de vida.

Hoy los de Romero Vargas ya no miran desde el campo a la ciudad. La loma de Pueblo Nuevo mira opaca y rencorosa el brillo de la burguesía poblana que se trepó desde los setentas al cerro de La Paz. Pueblo Nuevo tiene su calle principal pavimentada pero minada por las combis. Lo demás no ha alcanzado a entrar en el erario municipal. Lo mismo corre para el drenaje, que los vecinos declaran insuficiente. Ni hablar del agua. Ni del mercado: las señoras del barrio hacen su mandado en el Hidalgo, al otro lado del río y las avenidas.

Y el poblado campesino ha visto crecer la ciudad tan rápido como los funcionarios de Reforma Agraria tramitan el cambio de uso de suelo. Pueblo Nuevo sigue en su loma, pero la junta auxiliar de Romero Vargas cuenta ya con por lo menos ocho colonias que cubren lo que fueron sus sembradíos: Independencia, Zavaleta, Cristo Rey, San José de Guadalupe, Santa Cruz Buenavista, Atzacapotzalco, San José Citlaltépetl y Miguel Abed, colonia esta que a pesar de su filantrópico apellido la gente sigue conociendo como El Llanito. Caseríos proletariados, sin embargo, a los que poco interesa el lío político de los de Pueblo Nuevo por el control de la junta auxiliar Romero Vargas.

Pilatos o el Convenio incumplido

Después de la trifulca del 29 de marzo de 1987 el alcalde Guillermo Pacheco Pulido dictaminó, según los términos del convenio entre los grupos “Díaz Ordaz” y “Unión y Progreso”, la condición de acuerdo: “Fungir en forma absoluta la responsabilidad del mandato cada uno de ellos por su plantilla integra, dividiendo el periodo constitucional para el ejercicio de la presidencia”. Hipólito Salas, del primer grupo, cumplió sus dieciocho meses el 14 de octubre. Ese día firmó su licencia como presidente auxiliar ante Pacheco Pulido. Dos días después y cuando se percataron que el Ayuntamiento no procedía a nombrar al doctor Morales, según lo acordado, sus partidarios tomaron el edificio municipal y con pintas manifestaron su descontento. Simplemente exigían el cumplimiento del convenio.

Así que no se puede decir que los guaruras del alcalde hayan sido tomados por sorpresa ese atardecer del viernes 2 de diciembre. Las señoras adictas al doctor Morales ya tenían rato gritando en el pasillo y en el Salón Rojo. Pacheco Pulido caminó con la soltura de todos los días, pero la cancha estaba cerrada por una veintena de mujeres que en acción medida cubrieron sus flancos y cortaron su retaguardia para dejarlo sólo en esta enjundia de amas de casa en bravata, y quienes casi en vilo lo introdujeron al Salón Rojo para estrujarlo con las manos, los gritos y los carteles --“No seremos la burla de un gobierno falso y traidor a sus principios”, “Pacheco Pulido, cumple con lo que firmaste y no más engaños”-- que ni tiempo tuvo que leer.

Dicen que desde el alcalde Vitin Álvarez tratan así a los presidentes en Puebla. Los de Pueblo Nuevo no insultaron a Pacheco, pero no dejaron de interrumpirlo ni de gritarle que se “pusiera los pantalones”. Supongo que el político toma estos actos como parte del protocolo. Si acaso un gesto de cansancio, una mirada de “señoras, ustedes dicen a qué horas nos vamos”, un gesto inmutable que le sirve igual para los ambulantes de la 28 de Octubre, a colonas amas de casa madres solteras sin agua, sin drenaje, sin terrenos regularizados, a comerciantes iracundos contra Simitrio, a contratistas acreedores, una misma cara que corre en el filo del acarreo y la carencia, el rostro del servidor público que pronuncia la palabra insensible de la autoridad, la concordia y la ley: “Si no tienes nada que ofrecerle a la gente, ofréceles tiempo”, dice al final a quien lo escuche.

En el caso de Romero Vargas, alguien así, como Pilatos.

Del otro lado, el personaje de la representación es caótico pero directo: formal casi de oficio cuando toma la palabra, femenino, placero, cuando interrumpen infinitamente al presidente con un “dale con la misma canción”. Por eso, cualquier testimonio sirve, como el de la señora que se le repega a medio metro a Pacheco para gritarle “Señor presidente, usté y los del Congreso nos tren como títeres, siendo que nosotros somos priistas de hueso colorado, vamos a todas las manifestaciones, mientras que los del diputado Castelán tienen infiltrados panistas. ¿Así que por qué no nos apoya, por qué no pone en su lugar a su gente que no más ahorita nos dijo que estábamos tomadas, y no señor aquí no hay un borracho, lo que estamos es cansados y si usté dice que el lunes nos resuelve dénoslo por escrito, porque sus palabras se las lleva el viento y por últimas le digo que somos priistas no acarreados, así que exigimos que respete nuestros derechos pues de otra forma vamos a chocar unos contra otros y el PRI va a seguir por los suelos como ustedes lo han dejado”.

Imagen relacionada

El Doctor Morales, 55 años despues de su "Eterno redentor". Foto de El Popular.

Que lo resuelva el Congreso, dice Pacheco

El día de hoy funcionarios de los gobiernos estatal y municipal y el diputado Jorge Yunes tendrán que encontrar el curso legal para el nombramiento del doctor Jorge Morales como presidente de la junta auxiliar de Ignacio romero Vargas. El alcalde Pacheco Pulido dice que corresponde al Congreso resolver el problema; los diputados se lavan las manos y le “recomiendan” al presidente que se respete el convenio. La gente en la loma de Pueblo Nuevo pasa la fiesta guadalupana como cualquier año. Y espera.

“Si señor —dice Carmelo Plata Castañeda, regidor de Policía y Gobierno en Romero Vargas, panista según la gente del doctor Morales—, aquí Norberto Cházari es nuestro presidente interino. Esa gente del doctor alega que se les hizo tope en el plebiscito, pero todo fue legal, el licenciado Salas ganó por 63 votos. Ninguno de los regidores firmamos el convenio. Ellos tienen apoyo, pero no de acá del pueblo, sino de la 28 de Octubre y los estudiantes. En honor a la verdad nosotros estamos dispuestos a defender esto como sea”

El grupo de Norberto Cházari cuida el local de la presidencia. Decidieron desconocer la negociación que los líderes del grupo “Gustavo Díaz Ordaz” tuvieron con los de “Unión y Progreso”. “Qué se cumpla la ley y nos dejen trabajar”, dicen. Pertenecen al grupo que ha acaparado la presidencia auxiliar desde hace treinta años, pero esta vez se le rebelaron a Bonitacio Flores, su dirigente.

“Nos dicen “las forjas” a los que apoyamos al doctor. Lo que pasa es que están adoloridos —dice una de las señoras admiradoras del médico que año con año encarna a Jesucristo—. Ellos han mangoneado aquí desde siempre: ese Bonifacio Flores, ese Antonio Castelán, que diputado y no sé qué, y que ya ni se para en el pueblo porque la gente no lo quiere. Están dolidos porque perdieron el hueso.”

Son los bandos. Trato de entender quiénes son todos estos actores de esta disputa en Pueblo Nuevo. Los oficios de los políticos en la junta auxiliar Romero Vargas.

Del club “Gustavo Díaz Ordaz”: Antonio Castelán, hoy diputado, antes obrero de El Patriotismo, donde inició su carrera como líder en la FROC—CROC; Bonifacio Flores, comerciante, actualmente tiene una panadería; Francisco Salas, abogado laboral; Raúl Cerón, empleado de Ayuntamiento; Carlos Espinosa, ex presidente auxiliar, agente de medicinas.

Del club “Unión y Progreso”: Andrés Vera Sánchez, comerciante; Germán Guarneros, obrero textil en El Mirador, Jorge Morales, médico, huesero, dramaturgo y actor.

“Todo este problema—dice el huesero— es por el diputado Antonio Castelán, que apoya a su gene de aquí y que él maneja. Ellos dicen que están bien palancas allá arriba, pero yo estoy bien palanca con el pueblo, tengo su simpatía porque aquí nací. El movimiento está vivo, visto a ojos vistas, ya estamos hartos de sinvergüenzadas. Ellos firmaron un documento de hombres y ahora no lo cumplen. Y arriba las autoridades nomás mirándose, que si le corresponde a Pacheco, que si al Congreso. Nomás que me nombren y voy a tratar de consolidar a la población, buscar la unidad para atender necesidades básicas de drenaje, agua potable y seguridad pública. Y eso sí seguiremos con nuestro cuadro dramático, como hace casi ya 30 años.

“Porque yo soy político, pero no sólo –sigue--. Soy Médico, huesero, autor teatral (tengo 74 libretos en todos los géneros) o sea, dramaturgo, actor, director. Todo eso soy. No he metido lo del cuadro en la política, cada cosa tiene su lugar. Milito en el PRI desde hace quince años, pero “El Eterno Redentor” la escribí desde 1959. Y ya llevamos tres presentaciones con Raúl Velasco, en el 71,72 y 73. El Sábado Santo de 1987 presenté la obra en la Basílica de Guadalupe, a invitación de Televisa, con 300 actores que recluto de distintas partes. Porque nosotros mismos nos patrocinamos, ninguna autoridad, ni la Iglesia nos apoya con dinero. Así hemos proyectado a nivel nacional a Pueblo Nuevo. La obra arranca desde los 14 profetas y llega hasta la muerte de Cristo. Si, por todo esto tengo aquí mucha popularidad.”

Pueblo Nuevo, oficialmente Ignacio Romero Vargas, con su conflicto y sus personajes a la espera de una solución sencilla: el cumplimiento del convenio propuesto por las propias autoridades municipales.

El alcalde Guillermo Pacheco Pulido, como Pilatos, “que decida el Congreso”.

“La vida tiene que seguir”, dirá al final de la tarde Guillermo Pacheco Pulido. Una vida larga la suya, prueba de que todo cambia para seguir igual.

Ogro y lobo, dragón y dinosaurio. Inevitable pensar en esas figuras cavernarias para entender lo que ocurre en Puebla. Sin cabeza el cuerpo furioso del político imbatible se desvanece, ese es el rumor que corre en los funerales de la pareja Rafael-Martha Érika el 25 de diciembre. Nunca se fue, y aquí estamos para probarlo, dirán con Augusto Monterroso quienes atisban la llanura gris de los desamparados que se apretujan y reviven en el vestíbulo del Congreso poblano el 21 de enero.

De Moreno Valle recuerdo las historias de los celulares aventados al suelo y la palabra mamarracho con la que anula a sus cortesanos. El ogro no quiso nunca mirar sino vasallos. De Pacheco Pulido la quijada levantada y la sonrisa irónica y la mano que ajusta el nudo de la corbata para ilustrar la anécdota con la que ríen sus interlocutores en el café. Es un lobo viejo al que la manada acude por auxilio.



Mirar al sistema en dos tiempos, en dos personajes a los que el poder persigue, a los que el poder subyuga con estilos propios. Uno ha muerto, justo cuando su estrella cercaba toda sombra opositora en Puebla en los seis años que ya corren hacia su sueño mayor, la presidencia de la república. Otro, en esta parafernalia política en la que todos intercambian antifaces, ha renacido para confirmar con voz cascada que en política no hay cadáveres.

21 de enero de 2019

Resultado de imagen para pacheco pulido toma de protestaDiputados y medios desaburridos. Foto: Marlene Martínez / LADO B



El lunes 21 de enero a mediodía la gente de la prensa no puede más de nervio. Algo ocurre al fin en la aldea, se desaburren los reporteros. Y sus patrones ya huelen los convenios. Los diputados están reunidos en un salón arrebatado de humores entre libreros vetustos y celulares que todo lo absorben. Estoy en el segundo piso del Congreso, apenas llego a punto de que unos inexpertos diputados “nombren en Comisión” a Guillermo Pacheco Pulido como gobernador interino sin otra figura que rompa la pulcritud unánime en el dictamen. Porque hoy será el día de las unanimidades, el rasgo histórico por antonomasia de la “unidad de los priistas”. Me dicen que en la comisión hubo gritos y sombrerazos, pues no de muy buen modo encontraron el pretexto y echaron fuera a Rodríguez Almeida y a Gerardo Islas, pero es incomprensible que los panistas no se hayan fijado en que el policía morenovallista no reúne los requisitos constitucionales mínimos. Que se maneje el nombre de Gerardo Islas no deja de ser un buen chiste añadido a un jaleo que no ocurre aquí, sino en otros salones y desde celulares que gritan consignas. Imagino a Tony Gali decir el rey ha muerto desde el vestidor del dragón en búsqueda del saco camuflaje que lo contenga, y a Marko Cortés gritar en su ceguera para sí que es imposible entender la estupidez de los poblanos; imagino también que Manuel Bartlett sonríe cuando le llega el reporte hasta allá donde se encuentra apurado por los recibos eléctricos que precisan la quiebra de la empresa de clase mundial que –diría el boletín de prensa-- “este prohombre nacionalista intenta recuperar para el Estado”. O la mueca fría del rostro monolito del mayor de los santones en Puebla, Melquiades Morales. O el brindis socarrón de Mario Marín, surgido desde la resequedad añeja de la montaña mixteca.

Todo lo demás es añadidura a un proceso por el que Morena de los mil antifaces pone a un santón del todavía muy vivo sistema caciquil que gobierna en Puebla.



¿Por qué vine aquí, a una historia tan anunciada? Supongo que para decir que, como lo sabíamos, el dinosaurio no se ha ido.

Mucha prensa para este asunto tan planchado. Aquí me pasaré la tarde a la espera del regreso de las formas arcaicas, menos severas, de compadres, de peloteras y presídiums, que tanto le gustan al sistema priista que el acicalado e higiénico dragón transformó por ocho años de sedas y vallas, perfumes y guaruras, pantallas y publicistas, horizontes modernizadores sólo vistos en helicópteros.

7 de julio de 2015

Buscar en el tiempo ido los símbolos de un sistema. Rafael Moreno Valle lo llevó a al extremo más inteligente y autoritario de la historia nuestra. Intento describirlo: al dragón le gusta mirarse en el espejo, no puede vivir fuera del set. Esta escena narrada es de un día cualquiera del mes de julio de 2015, en la ciudad de México presenta el programa “Puebla es mi destino”:

Crónica de la derrota de los derechos civiles en Puebla / Cuando el destino (el Estado) es un levantón burdo, perfecto…

El poderoso lo es porque se mira a sí mismo siempre desde las pantallas. Todos los días se tiene a sus espaldas, con el mismo micrófono que sus manos sujetan. El poderoso lo es porque existe en las pantallas. Y porque el mundo que mira está en las sombras. Y él está ahí para alumbrarlas. Verano de nubarrones y luces en una tarde que no estallará en tormenta. Martes 7 de julio. Esta semana se cumplen aniversarios conflictivos: una declaratoria de expropiación en la antigua pirámide; un niño asesinado en una refriega entre un pueblo en rebelión y una fuerza policiaca represiva fundamentalmente estúpida. Los destinos formados por Rafael Moreno Valle para los poblanos que no están de acuerdo con su sino: órdenes de aprehensión con delitos inventados; jueces a modo que las sueltan; policías en redadas nocturnas que las aplican; formal prisión y que vengan los meses mientras averiguan…

“Elegir de dónde somos, es el verdadero viaje.” Profunda frase. Principio y fin es la imagen en el espejo del que manda. “Puebla es nuestro destino.” Ese slogan le han vendido a Rafael Moreno Valle sus publicistas. Lo imagino en una severa reunión aprobándolo. ¿Cuántas reuniones tiene como esas un gobernador? ¿Cuántos minutos les permite a los atemorizados ejecutivos y subordinados que le presentan en enormes pantallas el video que que lo presenta como proyecto político nacional en la ciudad de México?

Y ahí está en el evento. Ya el público ha visto el video. Ya todos han aplaudido. Y sí, qué padres los voladores de Papantla, qué ganas de ser esos jóvenes que trepan la montaña y se avientan con las chavas al estanque de los ahuehuetes en el Nexapa. ¡Y al cerrito de Cholula podremos ir en tren! ¡Qué mágicos pueblos, los indios se ven como en maqueta! Es el momento del vino y el canapé. Es una oportunidad más para convencer a la audiencia que está transformando destinos, hasta declarará que se debe dialogar con los enfurecidos maestros, eso sí, no fuera del salón de clases, ya lo dijo la Suprema Corte. ¿Cuántos videos turísticos caben en un sexenio? Seis años tiene un mandatario en México para elegir el destino de sus ciudadanos. Seis años sumados bloque tras bloque, gobernador tras gobernador, seis décadas de dinastías traspasadas entre Bautistas, Morenos, Morales, Bartletts, Marines, Piñas y Valles, décadas enteras de avilacamachismo enquistado y ciudadanos acasillados. Él ha elegido el destino de sus opositores. Ha encerrado de nuevo a Simitrio. Mantiene en la cárcel a los presidentes auxiliares de Canoa y Chalchihuapan. Y a Adán y paúl Xicale en el cereso cholulteca. Destinos que se heredan. Destinos que se crean. Todo está en las pantallas.

Crónica de la derrota de los derechos civiles en Puebla / Cuando el destino (el Estado) es un levantón burdo, perfecto…

21 de enero de 2019

Los diputados disfrutan el día. Al fondo, en luneta, se toman la foto. Maurer, a quién veo disfrutar este regalo del tsunami AMLO a sus 80 años, entre ellos. Supongo que como hombre pragmático que es, no le apura mucho la historia particular de Pacheco. Los dos vienen del mismo país construido tras los bastidores del viejo teatro que llamamos política.

Las diputadas se toman la foto.

Entiendo este apretujar de medios y curiosos: se trata de trepar en el trono de la aldea a un nuevo jefe entre tan arrebatadas tribus. Y quienes mandan ahora optaron por un tipo que como pocos los conoce y no les hablará al tanteo. Pacheco Pulido es experto en sótanos y arrabales, igual que de perfumes y consejos de administración. El interino pondrá orden. Pero no le dará al Estado una visión de futuro. Muchos años ha tenido para probarlo, aunque nunca en el cargo que hoy la suerte le pone en la mano.

Fortuna --escribo en el cel--, los diputados dejan fuera los puntos 5 a 14 que tenían para la sesión. Por fortuna también se dispensan la lectura del acta del 15 de enero. Y más, la aprueban con todas sus manos. Esta tarde es de unanimidades. Y luego la memoria de la Comisión Permanente. Ni modo, pero al fin se escuchó el "es cuánto, señor presidente". Ahora ya están en la lectura del dictamen que a todos nos tiene aquí. Y claro, nos dispensan la lectura. Aprueban por unanimidad el dictamen, está dicho. Y luego vienen un buen de artículos que avalan que se ponga a discusión. Y por supuesto, no hay diputado que pida la palabra. José Juan es un avezado lector de legalidades y sigue justificando en un alud de artículos pero llama finalmente a la votación secreta, pues así de formal es nuestra democracia, lista para salvar en el anonimato la honra y las traiciones de los legisladores.

Escribo en el celular: “Se vota por Pacheco Pulido a favor o en contra. No hay alternativa, y ni mucho menos la de una figura ciudadana. Una vez más los grupos de poder en Puebla arrojaron por la borda una oportunidad histórica. Pacheco Pulido me suena al retorno de los viejos brujos una vez que el dragón ha desaparecido.

”Sigue el escrutinio correspondiente", dice José Juan, muy en su papel de presidente. Se tarda 30 segundos el conteo. 40 a 1. ¿Quién se abstuvo? ¿Quién es el faltista? En la unanimidad también entraron los morenovallistas. Eso ahora no le importa a nadie ahora, ya le cortarán la cabeza después al publicista García Almaguer. Ya se colgará la aureola el morenista Biestro. A lo que sigue, José Juan Espinosa nos dice que está soberanía ha elegido gobernador a Pacheco Pulido. Y rapidito, al receso. La planchaduría que trajo al santón de las sedas nos echa a la gayola a los reporteros, para nada considerados “invitados especiales”. No les dijo VIP, esa jerga es de los tiempos del dragón. No me inconformo, pero me permito considerarme autoinvitado por mí en el sillerío de la planta baja que ya ocupan los cuates y familiares de los diputados y otros curiosos que vienen del pasado –Luis Ortega Morales, de los tiempos de la BUAP de Samuel Malpica, por ejemplo, o Carlos Talavera Pérez, un abogado de los sótanos innombrables--, quienes por cierto han estado aquí desde el inicio de este jaleo. En un evento así no faltan las cargadas.

Ni los niños héroes y sus casquetes del bélico XIX. Y Vendrá la bandera, cómo de que no, con unas desafinadas cornetas.

Mientras esperamos, observo dar abrazos aquí y allá al dogerista Javier Cacique. Me dice señalándolo un joven empresario de la porra priísta que anda por aquí para arropar al diputado Alonso Granados, que los diputados tricolores tenían la consigna del CEN nacional de votar por Rodríguez Almeida. Tronaron. "El mensaje es muy simple --afirma--, Puebla es para los poblanos..." Y dice más: “Esos que están ahí de diputados por el PRI son puros traidores.”

4.41 de la tarde, así que la formalidad de José Juan no lo es tanto, pues la coronación la llamó para las 4.30. Afuera ha de estar la fiesta de los apretujones y espaldarazo y yo lo dije antes que nadie licenciado. Pero decidí esperar hambreado al viejo príncipe en una silla que me evitará el desmayo. El diputado Alonso Granados reparte bocadillos entre sus huestes invitadas especiales, su hijo entre ellos. Nueva fortuna, como estoy a su lado, él y su amigo joven empresario se apiadan y me toca uno.

Ya veo más diputados en la sala, se comportan como entusiastas escolares que ya aprobaron el examen y vienen por su cuadro de honor. Qué contentos están: presenciarán la protesta de una reliquia del sistema en su retardado alumbramiento. Treinta años ha esperado Pacheco Pulido este día.

2 de diciembre de 1988

Una vista al pasado que no se ha ido. Diciembre de 1988, las huestes de Pueblo Viejo, nombre oficial de la Junta Auxiliar Romero Vargas, estrujan al político almidonado que ya es santón desde entonces, Guillermo Pacheco Pulido, alcalde de Puebla a sus 55 años. Por lo pronto se niega con mil mañas a cumplir el acuerdo propuesto por él, y firmado con los lugareños tras la trifulca electoral en marzo de 1987, de partir en dos el período de gobierno de la junta auxiliar romero Vargas, y darle el cargo al grupo que encabeza un doctor de nombre Jorge Morales, quien además es el actor que desde 1959 cumple con el papel del crucificado en la muy renombrada Pasión de Cristo que se escenifica año en el Calvario de Pueblo Nuevo.

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El Doctor Jorge Morales, "el Cristo de Pueblo Nuevo", fotografiado en un reportaje de El Popular.

Después de la trifulca del 29 de marzo de 1987 –escribí entonces--, el alcalde Guillermo Pacheco Pulido dictaminó, según los términos del convenio entre los grupos “Díaz Ordaz” y “Unión y Progreso”, la condición de acuerdo: “Fungir en forma absoluta la responsabilidad del mandato cada uno de ellos por su plantilla integra, dividiendo el periodo constitucional para el ejercicio de la presidencia”. Hipólito Salas, del primer grupo, cumplió sus dieciocho meses el 14 de octubre. Ese día firmó su licencia como presidente auxiliar ante Pacheco Pulido. Dos días después y cuando se percataron que el Ayuntamiento no procedía a nombrar al doctor Morales, según lo acordado, sus partidarios tomaron el edificio municipal y con pintas manifestaron su descontento. Simplemente exigían el cumplimiento del convenio.

Así que no se puede decir que los guaruras del alcalde hayan sido tomados por sorpresa ese atardecer del viernes 2 de diciembre. Las señoras adictas al doctor Morales ya tenían rato gritando en el pasillo y en el Salón Rojo. Pacheco Pulido caminó con la soltura de todos los días, pero la cancha estaba cerrada por una veintena de mujeres que en acción medida cubrieron sus flancos y cortaron su retaguardia para dejarlo sólo en esta enjundia de amas de casa en bravata, y quienes casi en vilo lo introdujeron al Salón Rojo para estrujarlo con las manos, los gritos y los carteles --“No seremos la burla de un gobierno falso y traidor a sus principios”, “Pacheco Pulido, cumple con lo que firmaste y no más engaños”-- que ni tiempo tuvo que leer.

Dicen que desde el alcalde Vitin Álvarez tratan así a los presidentes en Puebla. Los de Pueblo Nuevo no insultaron a Pacheco, pero no dejaron de interrumpirlo ni de gritarle que se “pusiera los pantalones”. Supongo que el político toma estos actos como parte del protocolo. Si acaso un gesto de cansancio, una mirada de “señoras, ustedes dicen a qué horas nos vamos”, un gesto inmutable que le sirve igual para los ambulantes de la 28 de Octubre, a colonas amas de casa madres solteras sin agua, sin drenaje, sin terrenos regularizados, a comerciantes iracundos contra Simitrio, a contratistas acreedores, una misma cara que corre en el filo del acarreo y la carencia, el rostro del servidor público que pronuncia la palabra insensible de la autoridad, la concordia y la ley: “Si no tienes nada que ofrecerle a la gente, ofréceles tiempo”, dice al final a quien lo escuche.

En el caso de Romero Vargas, alguien así, como Pilatos.

Del otro lado, el personaje de la representación es caótico pero directo: formal casi de oficio cuando toma la palabra, femenino, placero, cuando interrumpen infinitamente al presidente con un “dale con la misma canción”. Por eso, cualquier testimonio sirve, como el de la señora que se le repega a medio metro a Pacheco para gritarle “Señor presidente, usté y los del Congreso nos tren como títeres, siendo que nosotros somos priistas de hueso colorado, vamos a todas las manifestaciones, mientras que los del diputado Castelán tienen infiltrados panistas. ¿Así que por qué no nos apoya, por qué no pone en su lugar a su gente que no más ahorita nos dijo que estábamos tomadas, y no señor aquí no hay un borracho, lo que estamos es cansados y si usté dice que el lunes nos resuelve dénoslo por escrito, porque sus palabras se las lleva el viento y por últimas le digo que somos priistas no acarreados, así que exigimos que respete nuestros derechos pues de otra forma vamos a chocar unos contra otros y el PRI va a seguir por los suelos como ustedes lo han dejado”.

21 de enero de 2019

Termina el receso. Espero que Pacheco ya esté aquí junto. En unos minutos veré si resucita con todo y matracas y maracas... José Juan Espinosa se da su lugar y llama a que los reporteros desalojemos y reculemos en gayola. Nadie hace mayor caso. Pasan lista. Y los diputados forman la pasarela. Con 41 diputados y 27 minutos después de lo dicho, al fin nombran la comitiva, anuncian los honores a la bandera por los niños héroes y se solicita y solicita campanilla de por medio silencio a los que cotorrean en las curules. Va la cortesía, uno del Verde, no sé quién, Casique por el Pri, Alonso Granados por Morena, Marcelo Almaguer por el PAN, y otros satélites de los que no voy a acordarme. Allá van muy corteses por el Príncipe.

Tres minutos después el viejo avanza por la pasarela de los unánimes con buen fuelle, risas y abrazos hacia la mesa de José Juan. Muy educado el cholulteca lo quería sentar al centro, pero más diablo el viejo político sabe que le toca a la izquierda del diputado.

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Al fin, la protesta. Espero discurso. Si no, qué aburrido el teatro del absurdo. Foto tomada de Sexenio.

Leal a las instituciones, leal a los mexicanos, dice en su protesta, con la voz ajada, he de decir. Y viene el discurso. Pacheco confirma que es un profesional. No lee, no yerra. Aplicaré una frase que de seguro lo ilustra: tiene estructura. Lo resumo al bote pronto en el celular:

Pésame a los familiares de Martha Érika y Moreno Valle. pésame al Pan. La vida tiene que seguir. Puebla, encarcelado en la injusticia y el crimen. Momento difícil. No es opinión a la ligera. Puebla en crisis severas. Por qué la inseguridad: dos instituciones abandonadas, las encargadas de combatir la impunidad. La fiscalía y el tribunal de justicia. Hacen su mejor esfuerzo, pero sin dinero y recursos humanos. El problema es triste. Hay que hablar con la verdad, sólo así se cumple la función de las instituciones. Discusión política, severa, no hay unidad. Se necesita solidaridad social. Ese es el compromiso que falta. Cita al panista Gómez Morín, sin unidad no hay dignidad. Y luego va con Reyes Heroles, pasto seco y excesos de problemas, y con cualquier chispa...

Así que convoca a la unidad. Más pasto seco, los municipios, nos dice, encarcelados en el crimen. Su chamba, entiendo, la dedicará a apaciguar a los hampones. Así que no más palabras líricas. Pero cita a Amlo, no se pertenece a sí mismo. Listo el viejo, PAN, PRI y Amlo, todos en una sola carta para llamar a la unidad. Ahora se ha soltado, a pesar de la voz cascada, casi corre.

“Todos somos poblanos –grita--, vayamos por la unidad.”

Y se acabó. La tribuna aplaude y canta el himno poblano que le compusieron a Melquiades hace veinte años. Faltaba más. Entonen, señores, el himno del eterno retorno del sistema.

Afuera la pelotera, eso sí ya se parece a lo que tanto le gusta a la aldea, si no me estrujan, de qué vale la protesta. Los fotógrafos infalibles. Los gestos preguntones. Los futuros ambicionados. La primera de las antesalas. Los que, como el priista Zavala, esperan que un día llegará la suya.

Todo cabe en la pelotera del príncipe, aunque nada más dure cuatro meses, aunque la marca de interino no se desvanezca por los fugaces entusiasmos, y los poderes peleados afilen los cuchillos para el próximo junio. Entre dragones y dinosaurios sigue el teatro.

Día con día

La verdad y la prensa

Los registros de ejecuciones que el diario Reforma lleva desde el año 2008 tuvieron un desmesurado aumento de 65 por ciento durante el primer mes del nuevo gobierno. El diario publicó la cifra en su primera plana.



Provocó una reacción oficial previsible: el Presidente negó la cifra, y una reacción oficiosa inusitada. El director del Sendero del Peje (SdP), Federico Arreola, escribió en su cuenta de Twitter: “Señores de Reforma: el punto no es la verdad o la mentira, sino el golpe bajo tan pinche contra Andrés Manuel”.

Creo que Arreola está equivocado en esto. La verdad es la verdad. La mentira es la mentira. Los hechos son los hechos. Renunciar a esto es renunciar a todo espíritu de objetividad en el periodismo, en el pensamiento y en la vida pública.



El “golpe bajo” propinado al Presidente, según Arreola, es el mismo que la prensa que mide homicidios ha propinado a todos los presidentes en funciones desde que se disparó la espiral homicida en 2008.

En su columna, Arreola abundó: “Lo de menos son las estadísticas. En el debate sobre los homicidios o las ejecuciones que ha habido en el primer mes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo único irrelevante es el número, que todos sabemos es muy elevado desde que Calderón metió a México en su estúpida guerra”.



Creo justamente lo contrario: en el debate sobre homicidios y ejecuciones lo que nunca será irrelevante es el número.

Uno puede discutir las cifras de los diarios y hasta refutarlas, como hizo Eduardo Guerrero con las cuentas de Reforma (El financiero, 7 de enero 2019). Lo que no es posible periodísticamente es renunciar a las mediciones y a las cifras, que no son en este caso sino una forma de los hechos, un forma de acercarse a la verdad.

La verdad es en muchos sentidos inalcanzable, siempre habrá algo que nos falte por conocer de ella. Pero la tarea periodística es perseguirla y reportarla lo más exactamente posible.

Alimentar con hechos un debate público que en las redes sociales tiende a ser solo un intercambio de insultos y descalificaciones, es la tarea más alta que puede cumplir la prensa de estos días.

Actualidad de la vieja prensa

La prensa es el doble reino de los hechos y las opiniones, de los reporteros y los comentaristas. La tensión entre ambos es obvia: los reporteros reportan lo que oyen y ven, aunque no les guste, y los opinadores escriben lo que piensan, aunque a veces no piensen demasiado.

Oí de un gran periodista una fórmula para resolver esta tensión: la prensa debe ser dogmática con los hechos y libertina con las opiniones. Debe ser intransigente con los hechos falsos, dudosos o mal documentados, y tolerante con las opiniones de todo tipo, con los únicos límites de la difamación y la calumnia, o cualquier otra restricción que marque la ley.

Nuestro momento parece ir en el camino contrario a esta fórmula. Nuestro momento público es de libertinaje con los hechos y dogmático con las opiniones (véase Trump).

Entramos alegremente, como en un gigantesco desfile mundial, al reino donde las noticias falsas valen tanto como las verdaderas y nadie puede estar seguro ya ni de la verdadera ni de la falsa.

La credibilidad de los antiguos medios ha estallado en pedazos dentro de las redes sociales, y los ejércitos de hackers libran grandes guerras de persuasión y manipulación, que nos incluyen como peones, fuera de nuestros ojos.

La prensa tradicional, y sus viejas exigencias de rigor informativo y libertad crítica, cobran en ese contexto una nueva actualidad necesaria.

Con su principio fundador de servir como contrapeso a los gobiernos, con sus viejos procedimientos de documentar los hechos que publican y abrir sus espacios a la diversidad del pensamiento de su sociedad, la prensa puede cruzar con credibilidad el diluvio de las redes sociales y las cataratas de fake news.

De la diversidad de opiniones, suele decirse: todas las opiniones son respetables. No, decía un viejo maestro del oficio, no todas las opiniones son respetables. Todas las opiniones son discutibles.

Las que son respetables son todas las personas. Hay que discutir todas las opiniones con respeto a todas las personas.

Se diría que en esto vamos también al revés de la fórmula. Nuestro espacio público, en particular las redes sociales, hierve de ataques a las personas y escasea de discusión de las opiniones.

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