Sociedad

Mundo Nuestro. Esta semana se vota en el cabildo de Puebla la prohibición o no de las corridas de toros. Este es el llamado que realiza el Cuerpo Académico 330 del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP a los regidores en el Ayuntamiento.

Día con día

Vacunación sin vacunas

México ha hecho un desastre con su pandemia. La ha dejado caer sobre su población sin contrapeso alguno, ni en el frente sanitario ni en el económico.

Cada semana la realidad desmiente los cálculos gubernamentales sobre lo que iba a ser esta pandemia.



En abril de 2020, el zar de la pandemia, Hugo López-Gatell, dijo que habría 8 mil muertos. La cifra mayor de daños en que podía pensar, agregó, una cifra “catastrófica”, era de 60 mil muertos. Esa cifra se alcanzó en agosto de 2020.

Anteayer, lunes 11 de enero de 2021, se reportó el número de muertos por covid: 134 mil 368. Los cálculos del gobierno han fallado hasta ahora por más de 74 mil muertos.



Los expertos que estudian las cifras de muertes excedentes sugieren una mortalidad mucho mayor. Creen que hay que multiplicar por 2.5 las cifras oficiales de fallecidos por covid para tener una medida real de nuestra pérdida humana por la pandemia.

Según esta métrica, habrían muerto por covid y por condiciones sanitarias asociadas al covid más de 335 mil mexicanos. Visto que no hay en el gobierno ningún cambio serio de estrategia para la contención de la pandemia, la única solución que pueden esperar los mexicanos es la vacunación masiva.



Empiezan a llegar noticias alentadoras de disponibilidad de vacunas, y se ha decretado ya el inicio del plan nacional de vacunación.

Pero en esto, como en otras cosas del gobierno, las palabras van por delante de los hechos y los hechos honran poco las palabras.

No hay en ningún lugar información clara, completa y confiable de cuántas vacunas ha comprado el gobierno, ni a quién, ni cuánto han costado ni cuándo llegarán.

De cierto se sabe que hasta hoy han entrado a México poco más de 546 mil vacunas de Pfizer, de las cuales 440 mil llegaron ayer. Son vacunas de doble dosis, por lo cual estamos hablando en realidad de poco más de 250 mil vacunas.

El Presidente dijo ayer que en marzo estarán vacunados 15 millones de adultos mayores. Imposible decir con cuáles vacunas se logrará esta hazaña.

Para cumplir el dicho presidencial, ayer le faltaban al país 14 millones 750 mil vacunas.

Vacunas, vacunas, vacunas

Una revisión hemerográfica de declaraciones de funcionarios públicos, hecha por Juan Pablo García Moreno, permite hacerse un cuadro de cuántas vacunas anticovid ha contratado el gobierno de México, con quién, y cuándo espera recibirlas.

Con Pfizer, el gobierno dice haber convenido la compra de hasta 34.4 millones de vacunas, de las que han llegado algo más de 500 mil. Las restantes llegarían de aquí a diciembre.

Con AstraZeneca se han comprometido 77.4 millones de vacunas, que llegarían entre marzo y agosto de 2021.

Estas son las dos únicas vacunas aprobadas hasta ahora para su uso en México por Cofepris.

Hay un tercer acuerdo con la vacuna china, de Cansino Biologic, por 35 millones de dosis, vacuna que no está aprobada, pero se dice que estaría disponible este mismo año.

Un cuarto acuerdo es el del mecanismo Covax, de varios países, para compartir dotaciones. México espera de ahí 51.5 millones de dosis. Llegarían también este año.

En total, unos 198 millones de vacunas, sin contar las que se buscan ahora de la vacuna rusa, Sputnik.

De todos esos millones de vacunas pactadas han llegado solo las 546 mil 975 de Pfizer.

Lo demás son pactos y expectativas. Un criterio para ponderar esas expectativas es cuántas de las vacunas que espera recibir ha pagado México realmente.

No muchas. El 12 de enero pasado, el secretario de Hacienda dijo que "a la fecha hemos hecho depósitos, tanto por anticipo como para el pago de lotes que ya se recibieron, por alrededor de unos 4 o 5 mil millones de pesos”. Es un porcentaje pequeño de su presupuesto de 32 mil millones apartado para el efecto, según el secretario (https://bit.ly/3qc4nsg).

Con esas pocas vacunas compradas en la mano, México ha dado el banderazo de arranque a una campaña de vacunación masiva, según un ambicioso plan de cobertura que tiene cinco etapas:

1ª etapa, diciembre 2020–febrero 2021: para personal de salud. 2ª. Febrero-abril 2021: para personal de salud y mayores de 60 años. 3ª. Abril–mayo 2021: personas de 50 a 59 años. 4ª. Mayo–junio 2021: personas de 40 a 49 años. 5ª. Junio–marzo 2022, el resto de la población.

Un plan de vértigo. ¿Es factible?

Aritmética de la vacunación

Siguiendo los criterios del plan de vacunación del gobierno, Rafael Prieto Curiel, matemático del ITAM, hizo números y estableció la aritmética posible del proceso (https://bit.ly/2K7jrIe).

Según el plan, toda la población del país estará vacunada para marzo de 2022. Esto quiere decir, precisa Prieto “que, en un lapso de 424 días, entre el 1 de febrero de 2021 y el 31 de marzo de 2022, se espera cubrir a toda la población”: unas 130 millones de personas.

Ya que las vacunas aprobadas hasta ahora requieren doble dosis, el programa implica poner unas 260 millones de vacunas entre principios de febrero de 2021 y finales de marzo de 2022.

El promedio aritmético del número de las vacunas por aplicar entre los días disponibles supone la puesta de 621 mil vacunas diarias, más de siete vacunas por segundo, durante los 424 días previstos.

Menos imposible sería plantearse la vacunación de solo 70 por ciento de la población, porcentaje donde se considera que se alcanza la “inmunidad de rebaño”.

Para ello, si en febrero se inicia el proceso de vacunación con 100 mil vacunas diarias, esta cantidad tendría que crecer en unas mil 800 vacunas por día para llegar a las 800 mil diarias en 2022.

El panorama es malo, pero es el menos peor. Porque la alternativa de alcanzar la “inmunidad de rebaño” sin vacunas, solo mediante contagios, es sencillamente catastrófica.

Para esto último harían falta, dice Prieto, otros dos periodos de contagios como el sufrido entre abril y noviembre de 2020, con sus más de 100 mil muertos en cada periodo. Vale decir: un millón de muertos excedentes.

La vacuna es la respuesta más corta y menos costosa en vidas, pero tardará mucho más de lo que se piensa. Según los cálculos de Prieto, un ciudadano promedio, que no esté en los grupos prioritarios de vacunación, deberá esperar, en promedio, 283 días para ser vacunado. Tendrá su vacuna en diciembre de 2021.

Conclusión: para el año que empieza, más práctico que soñar con la vacuna será “mantener nuestros cuidados al máximo, utilizar cubrebocas y planear un 2021 guardando la distancia necesaria con otras personas”.

(Foto de portadilla: Agencia Enfoque/e-consulta)

Voces en los días del coronavirus

Anónimo

A propósito de todo esto que llaman pandemia, y después de haber leído el Homo Deus de Noah Harari, les mando una reflexión en torno de mi COVID

Mi COVID es hipócrita, tiene dos caras. Ya lo voy conociendo y mi doctora me alertó. He aprendido que cada quien tiene el suyo. En muchos casos te trata bien, pero es silente, no se expresa, pero deteriora y daña al grado de que si no le paras el alto puede ser tarde, incluso demasiado tarde. Se mete con algo que tu consideras, sagrado, dado por Dios gratis, que hay siempre para todos y todo el tiempo. El aire que respiras. Resulta que sí respiras pero el virus se roba esa parte del aire que te da la vida. Solamente se lleva lo valioso.
Es como robo hormiga.
Pero ya lo sorprendí haciendo esto y no lo estoy dejando.

Muy diferente el jugar a Dios en la infancia, cuando sí es un juego, y jugar temerariamente a Dios en la edad adulta y en la época actual, y como colectividad humana llegar a pensar como el “Homo Deus” en que la muerte se puede evitar y que hay una elite de superhumanos capaz de no morir.
Un pseudo organismo insignificante y fragil, mucho mas pequeño que minúsculo, se mete a tu casa, a tu garganta, con la que cantas, y desde ahí se reparte, como una gran banda de anarquistas organizada para destruirte, y a base de robo hormiga rápidamente puede hacerlo.



No somos nada, el virus nos está dando una gran lección.

Mundo Nuestro: Leticia Ánimas, periodista poblana nacida en Huauchinango, murió este lunes 11 de enero en la ciudad de México. Nacida en Huauchinango, en las últimas décadas siguió con gran dedicación los conflictos sociales que se suceden en la Sierra Norte de Puebla, en particular los generados por los proyectos industriales mineros e hidroeléctricos que se quieren establecer en esa región de México. Esta es la crónica de una asamblea en la que la comunidad de pueblos totonacos en San Felipe Tepatlán celebrada el 5 de julio de 2015 decide rechazar la instalación de una presa en el cauce del río Ajajalpan. Y es un buen ejemplo de la calidad de su trabajo y de su compromiso periodístico por una narración objetiva y crítica de nuestra realidad social.

En plena 'mañanera' AMLO se entera de la muerte de Leticia Ánimas,  coordinadora de Becas para el Bienestar | Línea Directa

La voz cimbra la plaza de San Felipe Tepatlán, una comunidad serrana asomada en un descanso de la barranca al río Ajajalpan:

“De aquí no nos movemos hasta que Ramón nos firme el papel para revocar el permiso que dieron a la hidroeléctrica. Ya abrimos los ojos, y digan lo que digan los empresarios y la autoridad, nosotros ya tenemos una decisión bien pensada con nuestras cabezas y nuestro corazón, porque nos importa la vida y ya nos han engañado mucho.”

Ramón Santos Dávila es el presidente municipal, la autoridad en Tepatlán, vestido con camisa a cuadros, pantalón de mezclilla, botas vaqueras y cinturón piteado, endurece el rostro, les dice que no están los regidores, que no hay Cabildo, pero pronto le aclaran que están esperando la decisión del pueblo a un lado del aparato de sonido. Suben a la tarima, en corto, el alcalde les dice: “no saben en la broncota que nos vamos a meter”



Los empresarios son los representantes de Deselec-Comexhidro, el grupo que pretende construir una presa en esta región totonaca.

Y Rosa Martínez es quien marca el rumbo de la asamblea realizada el 5 de Julio en la cancha que sirve lo mismo para los mítines políticos que para los bailes en honor del Santo Patrono de la comunidad.

Tres años después de que llegaran a la región, los ejecutivos de Deselec-Comexhidro para iniciar su proyecto en el Ajajalpan, intentan dar la información. Quieren hablar de las bondades de la hidroeléctrica a los habitantes de San Felipe Tepatlán, pero lo que encuentran es la decisión de rechazo de los pobladores que desde meses antes han expresado su oposición a que se represe el caudal.

Y no les irá bien en esta asamblea.


San Felipe Tepatlán, en la cañada del Ajajalpan.


San Felipe Tepatlán, en la cañada del Ajajalpan.




La asamblea del 5 de julio de 2014. Foto de Leticia Ánimas.


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Porque a esta asamblea del 5 de julio se llega luego de un proceso que iniciara hace más de cuatro años, cuando el concepto de “consulta pública” todavía no era puesto en la mesa por los grupos organizados en contra de los proyectos industriales mineros e hidroeléctricos en los ríos serranos. No se había sublevado Tetela contra la minera de Slim, ni aquí mismo, río abajo del Ajajalpan, los totonacos de Olintla habían parado la maquinaria de Grupo México contra otra hidroeléctrica.

Como una telaraña, la empresa Deselec-Comexhidro, tejió en poblados de cinco municipios de la Sierra Norte la estructura que le iba a permitir, sin aspavientos, instalar una planta en el cauce del Ajajalpan. En una cañada que linda con los municipios de Ahuacatlán, Tlapacoya y San Felipe Tepatlán: diseñó un proyecto, negoció con las autoridades locales, obtuvo permisos de uso de suelo y aprobaciones de impacto ambiental y hasta constituyó su propia organización “social” para vincularse con los pobladores de las comunidades afectadas.

Acompañados por su ONG “Bios Sierra” que encabeza Filiberto Hernández, ex secretario general del ayuntamiento de Tlaola, el corporativo empezó a moverse en los pueblos; primero llegaba Juan Sergio Rivas a contactar a los alcaldes o a las autoridades comunitarias para convencerlas de que “una hidroeléctrica no contamina, es energía limpia, el caudal del río no se afectará y nada tenemos que ver con las mineras.”

Todo parecía caminar sin contratiempos, hasta que la inconformidad con su proyecto brotó en la región totonaku en este 2015. En los primeros días del año en San Mateo Tlacotepec, en el municipio de Ahuacatlán, y unos meses más tarde en San Felipe Tepatlán.



La presentación de Comexhidro en el 2012. Foto de Leticia Ánimas.

En septiembre de 2012, cuando en la región empezaron a manifestarse los movimientos de resistencia contra los “megaproyectos”, Mauricio Justus Villarreal, un joven licenciado en administración y maestro en la misma materia por la Universidad de Harvard, convocó a una rueda de prensa en la que deslindó al proyecto Puebla 1 de la industria minera y arremetió contra organizaciones de la sociedad civil que se oponen a la construcción de la hidroeléctrica “como Unitona y Unitierra”, al considerar que se habían dedicado a “mal informar a las comunidades con declaraciones infundadas y buscan reflectores para avanzar aspiraciones políticas”, a las que no identificó.

Una y otra vez, durante su comparecencia ante los medios locales, el empresario reiteró que “no tienen relación con la actividad minera, ni asociación o inversión de ningún grupo minero, ni venderán energía a grupos mineros”, pero no indicó en qué sería utilizada la energía de la “micro hidroeléctrica” Puebla 1.

El evento, convocado por Justus se realizó a menos de una semana en que cerca de mil personas, mayoritariamente indígenas de las etnias náhuatl y totonaca, se reunieran en Ahuacatlán para manifestar su rechazo a la construcción de hidroeléctricas en este cauce y decidieran constituir una red en defensa de la Sierra Norte de Puebla.

Los representantes de la empresa estuvieron acompañados de los miembros de una asociación civil “campesina” de Tlapacoya, la misma Bios Sierra, cuyo dirigente rechazó estar en la nómina del corporativo y aseguró que se encargaría de “vigilar” que las obras contaran con los permisos ambientales, las licencias municipales y que los trabajadores estuvieran inscritos en el Seguro Social, además de gestionar proyectos productivos para las comunidades aledañas, entre otros asuntos.

Hernández además aseguró entonces que su organización trabajaba para el párroco y la ciudadanía, “no nació por este y proyecto, sino que se acercaron a la empresa para verificar que estuviera legalmente constituida y que no se atentara contra la población de las comunidades.” Y en la misma línea discursiva del empresario, rechazó que otros colectivos “estén marcando la cuestión negativa total hacia el proyecto y estén hablando de que son proyectos de muerte, sin tener la información suficiente.”

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El proyecto que pretende desarrollar Deselec1 involucra terrenos ubicados en los municipios de Ahuacatlán, San Felipe Tepatlán, Tlapacoya, Jopala y Chiconcuautla, en Puebla y Mecatlán, Filomeno Mata, Coyutla y El Espinal en Veracruz, -aunque estos últimos cinco sitios sólo serán atravesados por la línea de conducción- cuyos habitantes se dedican a la producción de café y miel y la engorda de ganado en agostadero, principalmente.

De acuerdo con la explicación dada por Justus Villarreal en el año 2012, la hidroeléctrica Puebla 1 supone la construcción de un embalse de 900 mil metros cúbicos de agua que estará en constante derrame, la cortina medirá 42 metros de altura; se construirá un túnel de agua de 4.4 kilómetros de longitud, por “debajo del cerro” hasta una tubería de presión que alimentará dos turbinas de 30 megawatts cada una y una línea de transmisión de 42 kilómetros que llevará la energía hasta la subestación de El Entabladero en el municipio veracruzano de Espinal.

Justus, dijo entonces que como hacia el lugar donde se ubicará la presa no hay caminos pues se trata de un cañón, se construiría un túnel de acceso para la circulación de los camiones cargados con material y el personal; además calculó que se generarán unos 250 empleos directos y unos 300 indirectos en los cuatro años que durará esta fase.

El empresario admitió que sí se desviaría el cauce del Ajajalpan, “pero sólo una parte” y se apuró en desmentir la posibilidad de que se presenten inundaciones o que el agua del vaso vaya a estancarse, “como están diciendo algunas organizaciones.”.

Justus también habló de la compra de terrenos para este desarrollo, y que ya estaban adquiriendo entre los pequeños propietarios de la zona un total de siete hectáreas de terreno, y aunque señaló no contar con la información porque “no soy el encargado de esas negociaciones”, aventuró que podrían estarse pagando “ocho pesos por metro cuadrado”, lo mismo que a los afectados por el derecho de vía en Zongolica, Veracruz, donde tienen otro proyecto.

“Sólo estamos comprando el área de la cortina y la casa máquinas, el túnel de agua va abajo del cerro y estamos pagando sólo el derecho de vía porque el propietario seguirá gozando de sus tierras”, añadió

“Estamos celebrando contratos de compraventa en que todos terminamos contentos. Incluso hemos ayudado a quienes no tenían escrituras públicas a obtenerlas y nosotros hemos corrido con los gastos. En los contratos no media la coacción ni hay dolo, sólo una negociación”, afirmó.

En 46 casos, afirmó, se tiene ya la anuencia de paso, en 46 se firmó contrato privado de promesa de compra-venta con el pago del 10 por ciento del valor de los terrenos como anticipo y previó mayor dificultad en los acuerdos que deben alcanzar con los 256 propietarios de los 840 mil metros de terrenos que atravesarán las líneas de transmisión y que corresponden a los 42 kilómetros del trazo, pues “atraviesa seis ejidos en cinco municipios.”

Luego, mediante unas diapositivas, presentó los permisos para el cambio de uso de suelos otorgado por todos los ayuntamientos municipales poblanos y veracruzanos involucrados. Dijo que mantendrían “diálogo permanente entre comunidades y la empresa para anticipar problemas sociales, políticos y ambientales y atender quejas en forma oportuna para que la planta se construya en forma ininterrumpida”.

Justus Villarreal, de la empresa Comexhidro, en la conferencia de prensa de septiembre de 2012. Foto de Milenio Puebla.

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Con ese “diálogo permanente” con los pobladores se llega a esta asamblea en la cancha-auditorio de la comunidad de Tepatlán.

La reunión del 5 de julio de 2015 la convocó la autoridad municipal que encabeza el priista Ramón Santos Dávila. Aunque dos semanas antes decidió no escuchar a los ciudadanos inconformes, sabía del rechazo de los pobladores a las presas, pero justificaba el respaldo al proyecto en que había en un sector de pobladores que simpatizaba con la instalación, y que incluso también hicieron una manifestación a favor en la cabecera.

“Por eso nos dijo que iba a invitar a los empresarios, para que nosotros cambiáramos nuestro parecer porque según él estamos mal informados y ni siquiera sabemos cómo funcionan esas cosas. Él nos cree muy ignorantes. Pero como dijo que iba apoyar la decisión que tomara todo el pueblo, aceptamos venir y hasta los vamos a oír”, dijo Rosa al principio de la asamblea.

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Así que los pobladores aguantan: primero las tres horas que han tenido que esperar a los ejecutivos de Deselec-Comexhidro, quienes finalmente llegan en sus todo terreno, con sombreros Panamá que los protegen de los impertinentes rayos del sol que caen con toda su fuerza sobre el poblado ubicado en la orilla de una peña a 600 metros sobre el nivel del mar.

Después, los regaños de Emilio de Leo Blanco, el funcionario de la Secretaría de Energía federal, quien al tantear el ambiente adverso para la hidroeléctrica les aclara a los tepatlanenses, una y otra vez, que la asamblea no será deliberativa y que se limitaran a escuchar. Asegura que él forma parte de una comisión que no tiene facultades para decidir ni dar permisos, sino que sólo acuden a los pueblos indígenas para saber qué opinan de los proyectos energéticos y levantan un acta donde asientan lo que suceda. Pero que esta vez sólo se trata de informarles.

Sudoroso, con paliacate rojo al cuello, de Leo Blanco declara: “En el caso de San Felipe Tepatlán, por diversas causas, no se pudo llevar a cabo (la consulta), sí venimos a platicar con sus autoridades tradicionales y se les dejó la información. Pero cuando venimos no hubo acuerdo y dadas las condiciones se decidió suspender la asamblea. Luego el presidente nos dijo que había mucha inconformidad pero que debían recibir más información y por eso estamos aquí para pedirle a la empresa que dé más información. No venimos a imponer ningún proyecto sólo estamos acompañando, como lo dice la Ley de la Industria Eléctrica, a la empresa y salvaguardando los derechos humanos de todos ustedes.”

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Lo que no dijo el funcionario federal fue que el 24 de Abril pasado cuando iban a realizar la consulta, los pobladores se negaron a firmar las hojas de aceptación que había preparado la empresa.

La versión de lo ocurrido en estos últimos años la ofrecen los pobladores en esa larga espera del arribo de los empresarios:

Cuenta David Garrido:

“Esa vez nos fueron a invitar unos vecinos. Cuando llegamos ya todo estaba preparado. No nos dijeron que iba a haber una consulta. Ya estaban aquí los empresarios y nos dijeron primero firmen y luego pasen a comer carnitas. Pero les dijimos que no íbamos a firmar y que por unas carnitas no venderemos el futuro de nuestros hijos.”

Y relata la manera en que los empresarios entraron a Tepatlán:

“Todo empezó cuando llegaron a hacer las fiestas patronales, a pagar los puerquitos, las carnitas, pero no sabíamos quién las organizaba; luego hacían reuniones en las casas, todo esto para jalar gente. Llegaron a Tlapacoya, a Ahuacatlán, a Tepatlán. Después la empresa formó su organización con el tal Filiberto que hablaba con nosotros y con los curas de los grandes beneficios de la presa, pero no daban nada de información sobre el proyecto, y todo esto lo realizaban de manera muy privada, a estas reuniones iban poquitas personas, hasta parecía que las escogían. A ellos mismos les empezaron a llegar las ayudas del gobierno, como los marranitos, los cajones para las abejas, las tortillerías.”

Así lo refiere Márquez Zaragoza:

“Llegaron y compraron algunos terrenos, pero a la gente no le decían qué iban a hacer con ellos. Hubo una señora a la que le dieron 60 mil pesos, pero no sé por cuántas hectáreas. A otro le pagaron y luego le quitaron el dinero.

“Cuando ya supimos que era una hidroeléctrica y vimos que iba a acabar con nuestra comunidad empezamos a realizar brigadas de información en cada pueblo y mucha gente se empezó a dar cuenta que la empresa había violado muchas leyes y que tampoco respetaron los derechos de los pueblos. A raíz de esto mucha gente se empezó a organizar, hacíamos juntas en cada comunidad para seguir informando e ir tomando decisiones.”

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La tardanza de los empresarios da pie a que toda esta memoria brote en la asamblea. Poco a poco los gritos de no, no, no, aparecen. Aunque entre los cerca de dos mil asistentes este domingo 5 de Julio hay unanimidad en el rechazo a la hidroeléctrica Puebla 1, algunas voces piden a la gente que se retire de la cancha sin escuchar a los empresarios. Pero hay otras, y son las que prevalecieron, que piden a sus vecinos escuchar y aprovechar para dejar bien claro que “no queremos esas plantas”.

Los pobladores le replican entonces a los funcionarios del presídium que están de acuerdo con que tienen derecho a recibir información, pero este requisito debe cumplirse antes de dar los permisos y no después, como se hizo aquí, porque Deselec-Comexhidro obtuvo las licencias de cambio de uso de suelo desde el año 2009 y aquí no hubo “nada de información”.

“Ellos ya tienen todos los permisos y nunca consultaron con el pueblo. Entendemos que los del gobierno vengan representando la ley, pero por qué no la representan bien: la empresa debió dar información antes del 2009, junto con el presidente municipal que estaba. Así funciona el artículo 119 de la Ley de la Industria Eléctrica y es una falta de respeto para nosotros que ellos ya tengan los permisos y apenas vengan a dar información.”

Y más reclamos: cuentan que en algunos pueblos, como Altica, cuatro personas se atrevieron a firmar dando su consentimiento y aprobando la hidroeléctrica.

“¿Ustedes creen que todo el pueblo dependemos de cuatro personas?”

Cada vez, entonces, son más fuertes los gritos de no, no, no.

Y la exclamación más importante:

“Este no es un pueblo que actúe con violencia, es un pueblo que está exigiendo sus derechos.”

El presidente municipal de San Felipe Tepatlán, Ramón Santos Dávila. Foto de Leticia Ánimas.

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Cerca de la una de la tarde, casi inmediatamente después de que se sienta en la tarima donde están las sillas de quienes presiden la asamblea, con voz suave, el empresario Mauricio Justus Villarreal arranca su participación y justifica a los tepatlanenses no haberles dado información de manera previa: “Ni nosotros sabíamos qué es lo que se iba a hacer, y para definirlo se necesita el dinero de los inversionistas, que sólo lo entregan cuando saben que hay la aceptación de los pueblos.”

Y por ahí sigue su versión sobre los permisos municipales:

“Es muy difícil explicar un proyecto cuando uno no sabe qué va a hacer. Cuando uno no sabe si va a hacer una casa de dos cuartos o tres cuartos. Entonces el proceso para identificar un proyecto hidroeléctrico requiere de muchos detalles, muchos estudios, y mucha inversión inicial. Para poder hacer esa inversión inicial alguien tiene que poner ese recurso. Ese recurso no viene gratis, y ese recurso viene siempre y cuando exista algún indicio de que va a haber aceptación del proyecto y por eso iniciamos siempre con los permisos de construcción municipal.”

Luego presenta a Comexhidro:

“Somos una empresa 100 por ciento mexicana. Nosotros no somos extranjeros como les han dicho.”

Y anuncia que presentará a su familia: entonces, varios de los trabajadores que laboran para la empresa, uno por uno, hasta llegar a ocho, suben al estrado y explican de dónde vienen, hablan de su origen humilde, de ser hijos de padres agricultores, de ser producto de la cultura del esfuerzo.

”Todos somos profesionistas”, remata Justus. También han dicho que el proyecto es seguro, que se trata de energía limpia, que no contamina.

Justus Villareal, de sombrero, y un funcionario de la Secretaría de Gobernación. Foto de Leticia Ánimas.

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Pero algo no funciona con la presentación de los empresarios.

Abajo, cerca del aparato de sonido que contrató la empresa y que trajeron en camionetas desde Huauchinango, los estrategas del proyecto discuten sobre si debe continuar la presentación porque el discurso que han preparado no comunica, no acerca a la gente. Discuten, pero no se ponen de acuerdo.

En el estrado le llega el turno a Julio César Vallejo, el octavo empleado presentado por Justus. Dice ser originario de Zongolica, Veracruz, donde la empresa tiene otra planta de energía. Pero hasta ahí llega, porque de pronto, desde las bocinas se empieza a escuchar el sonido del video elaborado por la empresa y que se puede ver por tres pantallas planas colocadas en varios lugares de la cancha; pantallas a las que al principio la gente no atiende, pero luego, poco a poco, a las que se van acercando para tratar de ver los detalles del proyecto. Pero la visibilidad no es buena y el lenguaje usado en su producción está plagado de tecnicismos. Tampoco lo terminan de escuchar.

La presentación en video del proyecto de la hidroeléctrica. Foto de Leticia Ánimas.

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Este momento de indefinición lo aprovechan los pobladores que se oponen al proyecto: una joven del municipio de Tepatlán toma el micrófono y arenga a sus vecinos para que a grito abierto y a mano alzada manifiesten que no quieren una hidroeléctrica en el río Ajajalpan, y le soliciten al presidente municipal que de una vez se haga el acuerdo de Cabildo para revocar los permisos otorgados a la empresa Deselec-Comexhidro, y que de paso sepan que tampoco quieren ningún proyecto minero o petrolero en la población.

Las manos levantadas en rechazo a la hidroeléctrica apabullan a los del estrado:



El rechazo masivo a la construcción de la hidroeléctrica. Foto de Leticia Ánimas.

Lo que sigue sucede rápido: con Mauricio Justus a la cabeza, los empleados de la empresa caminan apresurados a la salida de la cancha. Van en fila india por un pasillo del costado, sin hacer ruido, sin despedirse.

Unos segundos después salen los funcionarios federales que, salvo Emilio de Leo, no se presentaron con los asambleístas. Al representante de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, sólo se le reconoce por su larga trenza y un sombrero chiapaneco, estilo chamula.

Aunque conocen el resultado de la reunión, no lo quieren constatar.

Presionado por los pobladores, el Cabildo de San Felipe Tepatlán, en sesión extraordinaria improvisada ahí mismo, revoca el permiso de uso de suelo otorgado a la empresa Deselec 1-Comexhidro.

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Cuando el edil habla con los reporteros más tarde dice que esperaran represalias por la decisión del pueblo. Con incertidumbre, Ramón Santos Dávila dice que la revocación del permiso de uso de suelo seguramente tendrá consecuencias. “Se tomarán represalias”, afirma, aunque no quiere decir de parte de quién y añade que tendrá que reunirse y platicar con algunas personas sobre el tema.

“Desgraciadamente hace unos años se inició con este proyecto en el municipio, y nosotros nos hemos dado a la tarea de traerles toda esta información para que la gente pueda tomar esta decisión. En este caso el día de hoy la gente decidió, o más bien la opinión de la mayoría es negativa a este proyecto. Pero desde un principio la ciudadanía estaba en el entendido de que siempre iban a contar con el apoyo del personal del ayuntamiento.”

Luego expone que será el gobierno del estado de Puebla el que retome el proyecto, porque al no haber un “acuerdo” para la construcción de la hidroeléctrica las autoridades federales dejarán de intervenir.”

Y cierra con un toque dramático:

“Desconozco qué es lo que va a pasar, pero estaré en el pueblo esperando lo que suceda y no voy a cambiar esta decisión. Por eso hicimos ese compromiso con el pueblo.”

Luego, a bordo de su camioneta Suburban negra, salió del pueblo.

El río Ajajalpan.





Mundo Nuestro. Murió este lunes 11 de enero Leticia Ánimas Vargas, periodista nacida en Huauchinango. Ella trabajó estos dos años como coordinadora nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Leticia realizó una de las experiencias periodísticas más importantes de los últimos años en el estado de Puebla. Por su trabajo pudimos conocer con detalle los graves problemas y conflictos que han provocado los proyectos industriales que se intentan imponer en la Sierra Norte de Puebla.

La recordamos con cariño en Mundo Nuestro. Con su trabajo ella demostró que otro periodismo es posible.

En junio de 2013 se llevó a cabo una importante reunión en Zapotitlán de Méndez, en la Sierra de Puebla, convocada por una diversidad de organizaciones sociales que se oponen a la realización de proyectos industriales --mineros e hidroeléctricos-- en los ríos y cañadas del territorio serrano.

Presentamos una crónica elaborada por Leticia Animas, quien durante más de 25 años años documentó desde los pueblos serranos los complejos procesos políticos y sociales de la vida en la sierra.

Como puede verse en la crónica, no ha sido fácil para los diversos grupos involucrados en la defensa del territorio de los pueblos originarios serranos alcanzar los consensos necesarios. Pero la discusión permite reconocer las temáticas, las prioridades y las estrategias que se pueden establecer frente a la magnitud del conflicto ambiental e histórico.

Y es un nuevo llamado a las autoridades de todos los niveles a sentarse con los grupos civiles organizados para discutir a fondo un verdadero proyecto colectivo fundado en el reconocimiento de la realidad histórica, social y culturar de los pueblos originarios en un entorno ambiental fundamental para la conservación ecológica de México.

El acuerdo político que no se firmó en Zapotitlán.PDF

El documento que se firmó en Zapotitlán. PDF

Una Sierra viva, discutidora, emergente





Zapotitlán de Méndez, Pue.- Es casi la una de la tarde, han esperado pacientemente más de tres de horas bajo el sol que cae impertinente sobre la plancha de concreto de la plaza zapotleca, a un lado del quiosco porfiriano que hoy servirá de templete y tendedero de las mantas y lonas con sus consignas de rechazo a las mineras, las hidroeléctricas, las ciudades rurales, al maíz transgénico.

Es la hora de una Sierra viva, discutidora y emergente.

Llegaron temprano porque en esta reunión “se decide el futuro de la sierra”. Esperan a Jaime Martínez Veloz, comisionado nacional para el diálogo con los pueblos indígenas del gobierno federal. Aunque buscan la sombra, nadie camina más allá de los portales. Esperan. Y cómo no hacerlo, si desde hace más de un año que empezó el movimiento en la sierra, los indios nahuas y totonacos cuyas tierras y ríos están amenazados, no han escuchado ninguna respuesta de la autoridad a sus demandas. Por eso, dicen, también es día de fiesta.



Vinieron para decirle al señor autoridad que no quieren que entre estallido y estallido de dinamita en sus comunidades vaya habiendo cerros al revés, enormes cráteres, ríos sin agua en las venas. Que el oro y la plata que pueda haber en las tierras que habitan poco les importan, porque al oro en su idioma le llaman teocuitlatl o “caca de los dioses” para los coyomes.

Les dijeron que hoy se firmaría un acuerdo. Que el comisionado servirá de puente con funcionarios de las dependencias que pueden decidir qué hacer con los proyectos de las empresas nacionales y extranjeras a las que se les han entregado sus recursos naturales sin avisarles, sin que ellos pudieran decir que no están de acuerdo.

Llevan un año informándose de los efectos de la minería extractiva, saben de la desaparición del Cerro de San Pedro en San Luis Potosí, ícono apocalíptico de las empresas mineras nacionales e internacionales, que las mineras necesitan el agua de sus ríos y no quieren “que nos cargue la chingada”, como gráficamente lo describe más tarde en el mitin don Germán Romero González, el elocuente y bien plantado dirigente de Tetela Hacia el Futuro, movimiento que tiene el mérito de haber hecho a muchos voltear los ojos para saber qué estaba pasando en el corazón de la sierra poblana.

Bajaron del Levante desde Huehuetla e Ixtepec. También hay gente de Tetela de Ocampo, de Xochitlán de Vicente Suárez, de Zoquiapan, Zongozotla, Camocuatla, Zacapoaxtla, Huitzilan, Zapotitlán, Teziutlán, de Hermenegildo Galeana, de Cuetzalan, que vienen para reiterar su rechazo a los proyectos que han calificado como “jurídicamente inviables, moralmente condenables y socialmente injustos”, a más de ser una nueva versión de la invasión española.

En la plaza sigue la imperturbable espera indígena. Escuchan las poesías del huehuetleco Alberto Becerril, el improvisado rap anti-minero de los preparatorianos del mismo municipio; bailan y versean con el huapango El Querreque: “Pobrecito cojolite que vuelas en las encinas/que vuelas en las encinas pobrecito cojolite. /Me duele tu vida triste que hoy en día no adivinas/ pues aplastarán tu nido los escombros de una mina.”

De pronto, corre el rumor: “Ya vienen por El Paraíso”. La cohetería lo confirma. Paran la música. Encienden el xochijarro, el olor del purificador copal invade todo. Salen a recibir a Martínez Veloz. Ponen en su cuello el xochiyugo, bien cerquita del corazón donde están los sentimientos buenos y lo malos, pero también la responsabilidad que pesa sobre la persona.

Lo acompañan la diputada perredista Roxana Luna Porquillo y Raymundo García López, dirigente de Serranos Unidos en Resistencia Indígena (Suri), que llenó la plaza con vistosas lonas. Viene con cientos de hombres y mujeres de todas las edades que van cerrando filas conforme el Comisionado Martínez Veloz avanza hasta el quiosco. Saca su Ipod --que también tiene oro, dirían los mineros--, registra el sombrererío, los tules y las pancartas. Truena el grito: La tierra no se vende se ama y se defiende.

Siete pequeños quetzales empiezan a bailar la danza dedicada al sol. Un son de costumbre sale de una flautilla de carrizo y un tamborcito de cuero y de madera. Mueven sus pies en en cruz para simbolizar los cuatro puntos cardinales y los cuatro elementos que nos forman, también hacen círculos para emular la rotación del tiempo, los cambios, las revoluciones. Agradecen por lo que tienen, por lo que son y quieren seguir siendo.

Vienen las bienvenidas en totonaco y náhuatl, poco debe entender de ellas el encargado de diálogo con los pueblos indígenas del país que llegó sin traductores. De cualquier manera aplaude con entusiasmo.

Rubén Espinoza, de Xochitlán, le recuerda a Martínez Veloz que “estos pueblos lucharon muy fuerte contra la invasión francesa”; le pide llevar el mensaje a las autoridades de que no están dispuestos a soportar imposiciones. “Luchamos contra la invasión, luchamos en la revolución. El pueblo estaba tranquilo, sereno, dígale al presidente (Enrique Peña Nieto), con el debido respeto, que no queremos que lesionen nuestra ecología, nuestro entorno, que dejen de atentar contra nuestra seguridad”.

Le exigen que las autoridades cumplan la Ley de Desarrollo Sustentable del estado de Puebla, que se creen los Consejos Consultivos del Medio Ambiente. Le recuerdan que cumplir con la Ley del Medio Ambiente es una responsabilidad compartida: “No sólo el gobierno debe tomar decisiones, debemos participar. Nosotros también pensamos y tenemos sentimientos. Pedimos que las acciones que impliquen la afectación del medio ambiente se nos consulten, es nuestro derecho al futuro. Exigimos se detengan los proyectos mineros hasta que se informé a la población.”

El maestro de ceremonias le da el micrófono a Gerardo Pérez Muñoz que anuncia que leerá un extenso documento firmado por cinco organizaciones de la región de Zacapoaxtla, que si esperaron dos horas al funcionario, el asunto a tratar bien vale la pena darle unos minutos más a su participación.

Hace un recuento de los agravios a los pueblos originarios desde el sexenio salinista. Da cifras, muchas cifras. Habla de las bajas tasas impositivas, de la entrega de los recursos hídricos y minerales a empresas canadienses y estadunidenses; del despojo a los pueblos de los daños, del surgimiento de conflictos sociales, del deterioro del medio ambiente.

Piden al Comisionado que el gobierno de Enrique Peña Nieto dé una muestra de voluntad y compromiso con las comunidades indígenas cancelando “definitivamente” los proyectos de muerte en todo el territorio nacional y se revisen los proyectos asociados a la minería a cielo abierto. Se reforme el artículo 27 Constitucional y devolverle su espíritu social, popular y nacional y el Tratado de Libre Comercio.

A Martínez Veloz le demandan integrar mesas interinstitucionales para analizar el impacto social y ambiental que los proyectos extractivistas y energéticos de muerte están teniendo sobre las comunidades de la Sierra Norte

Vino el quiebre: “No podemos firmar ningún acuerdo -se oyó- sin antes ver qué es lo que vamos a firmar. Cuáles son los puntos de la agenda y, en especial, cómo se integrarán las mesas de trabajo.” Y tronaron los aplausos en apoyo a la posición de los zacapoaxtlas.

“El Huauchi” Pérez invita a los que están en el quisco a firmar el documento. El senador Bartlett se adelanta, se recarga en el barandal, traza su rúbrica, le sigue Roxana Luna, don Germán Romero, Raymundo García López y al final Martínez Veloz.

Mientras siguen los discursos, los dirigentes de las organizaciones serranas cabildean. Pasa por las manos y los ojos de todos, un documento en un folder color manila, dicen que es el acuerdo que firmarían con el Comisionado federal. Parece que no los convence. Van. Vienen. Discretos en algunos momentos, en otros no tanto.

“Cómo vamos a firmar reconociendo que hay avances en materia de derechos humanos en el país, si la situación está que arde. Si el tema es de los más cuestionados. Si se persigue y hostiga a nuestros compañeros por defender sus tierras. Esta es una cuestión de lucha de clases”, se escucha. Se dice que el acuerdo ceñiría las mesas de diálogo para la solución de los conflictos sociales provocados por la hidrominería en la sierra al Pacto por México. Siguen las negociaciones.

Llega el discurso del comisionado Martínez Veloz. “El gobierno federal no apoyará ningún proyecto que atente contra los pueblos indígenas”, se compromete y dice que ahora se cuenta con instrumentos jurídicos que “atarían de manos a aquellos que ya entregaron la mitad del país”.

Les cuenta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció el 9 de Mayo pasado el derecho del pueblo yaqui, en Sonora, a ser consultado previamente sobre la construcción del Acueducto Independencia que va de su territorio hasta Hermosillo, y que esta sentencia favorecerá a los indígenas.

Admite que la entrega de recursos naturales a las empresas mineras y energéticas, han puesto en riesgo a la soberanía nacional y la gobernabilidad, y reclama que se tome una decisión de Estado a partir de los instrumentos jurídicos que se han ido reformando en beneficio de los pueblos indígenas. Son un “foco rojo” para el país que deben atenderse y reclaman de medidas mayores.

Sin embargo, reconoce, aún hay “funcionarios que no entienden esto, como los que repartieron las concesiones mineras como tarjetas de Navidad… Las cosas han cambiado, por ello he venido por segunda ocasión en mes y medio a la sierra y vendré las veces que sea necesario para que construyamos mecanismos de interlocución con el gobierno del estado y los municipios.”

Les ofrece que las disposiciones que se tomen en esas instancias deberán contar con el apoyo y la aprobación de los serranos y les asegura que no tendrán tintes partidistas y no habrá manipulaciones.

Atrás de él hay concierto. Entre los líderes las aguas vuelven a su cauce: el convenio que en un folder color manila ha pasado por sus manos y sus ojos no se firmará. Primero se sentarán con Martínez Veloz a definir una agenda este 11 de junio en Tetela de Ocampo.

“Hace 20 años que no había una manifestación así en Zapotitlan”, dice satisfecho Raymundo García López del Suri, mientras bajo su brazo guarda un documento engargolado con tapas transparentes que dejan ver su afanoso título: Acuerdo por la Gobernabilidad, la Justicia, el Bienestar y el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de la Sierra Norte de Puebla.

Mundo Nuestro. El siguiente texto fue elaborado por el grupo de trabajo Proyecto de Criminología Positiva y BUAP-CA-330 Prevención de la violencia: Educando para una Cultura de Paz a través de la participación social.

BUAP Investigación

Frente a la pandemia la responsabilidad es colectiva / Proyecto Criminología Positiva

Emmanuel Roldán Loyola, Luz Anyela Morales Quintero, Rebeca Romano Patraca, Louise M. Greathouse Amador, Patricia Colín Soto. Proyecto de Criminología Positiva, BUAP-CA-330 Prevención de la violencia: Educando para una Cultura de Paz a través de la participación social.

Criminología Positiva. Somos un grupo de profesionales y académicos comprometidos con la generación y difusión de información y conocimientos sobre Criminología Positiva, con el objetivo de contribuir al desarrollo de sociedades resilientes, compasivas y justas. En el marco de la investigación "Emociones, empatía y violencia", registrada en el padrón de investigadores de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, se está desarrollando el proyecto "El papel de la criminología positiva en la prevención de la violencia y la delincuencia y el fomento de culturas de paz", a partir del cual se abre esta página de Facebook que tiene como objetivos difundir información sobre la Criminología Positiva, motivar e inspirar la construcción y desarrollo de sociedades justas, seguras y solidarias, el respeto al medio ambiente y a todo ser vivo, así como motivar el bienestar propio como medio de aumento de la calidad de vida.



La imagen puede contener: texto que dice "La Criminología Positiva dentro de SUS objetivos contempla el desarrollo de culturas pacíficas en aras de prevenir el delito, siguiendo la línea de que la paz no solo es la ausencia de violencia, sino que para poder alcanzarla se equiere ir más allá, promoviendo el respeto hacia las personas, el bienestar individual y social, la cooperación, la tolerancia, la felicidad. el amor, la compasión, la empatía, entre otros. F. ONU. (2020) nternacional Recuperado de e"

Así explica el Proyecto Criminología Positiva el propósito de su trabajo de investigación. La imagen la toman del portal de la ONU sobre el Día Internacional de la Paz.

¡Querido lector!

Hace nueve meses aproximadamente nos enteramos del primer caso de coronavirus en México y hasta ese momento no sabíamos y no dimensionábamos lo que significaría esta pandemia.

El rápido incremento de los casos y las medidas que se implementaron para tratar de disminuir su crecimiento exponencial, produjo que muchos de nosotros nos aisláramos para cuidarnos, pero también para cuidar de los demás. Pensamos que el aislamiento iba a ser temporal, que quizá duraría uno o dos meses, pero nuestro aislamiento se ha prolongado más tiempo del estipulado.

Pronto, se vinieron tiempos complicados en los que cada vez es más común enterarse o experimentar algún caso de coronavirus próximo a nuestro círculo social; algunas empresas se han visto obligadas a reducir sus actividades y con ello a su personal; y los efectos en la salud mental y en nuestro comportamiento no se han hecho esperar. Estos efectos varían en función de diferentes factores, por ejemplo, la edad, los espacios, la violencia en el hogar, el desempleo, etc. Por ejemplo, los niños y niñas cuya principal fuente de socialización está en el contexto escolar, experimentan la pandemia de una manera diferente a la que lo hacen adultos mayores, o los padres y madres que deben continuar con sus trabajos además de apoyar a sus hijos en las actividades escolares en línea, ocuparse de las tareas domésticas, etc. También se experimentan diferentes efectos en función de los espacios en los que se vive, que van desde los muy reducidos, con poca luz y acceso limitado a parques y zonas verdes, hasta los más cómodos, luminosos y con disponibilidad de áreas para realizar actividades al aire libre



Así, conforme los contagios avanzan, se hace cada vez más evidente la necesidad de ser más responsables, empáticos y solidarios, y de rescatar el significado de hacer comunidad. Y es que hacer comunidad, no solo es identificarse con algún grupo de personas y compartir con ellos, sino que también implica preocuparse y ser empáticos con ellos, pues lo que le pasa a una persona afecta a las demás.

Desde la Criminología Positiva, un enfoque de la prevención de la violencia y de la delincuencia que enfatiza los factores y experiencias positivas que llevan a fortalecer la justicia y la paz, se han venido estudiando los efectos de programas como el de Comunidades que cuidan (Communities that care) que buscan hacer consciencia sobre cómo los problemas de una persona que pertenece a la comunidad, afecta a todos, no exclusivamente a una familia o a un individuo. El mensaje de este tipo de programas es claro, y es que, para poder prevenir problemas sociales, la tarea es de todos los miembros de la comunidad. Este programa, es solo un ejemplo que nos da esperanza sobre el poder que tiene una comunidad que trabaja unida para lograr ciertos objetivos.

Si bien es cierto que nos encontramos en una situación distinta y nueva para nuestras generaciones, es imperante resaltar que la pandemia nos ha recordado que hacer comunidad, no solo implica el cuidarnos a nosotros mismos para cuidar a los demás, sino también el hecho de que, cuidando a otros, nos cuidamos a nosotros mismos.



La pandemia nos ha dejado claro que la forma más efectiva de cuidarnos y cuidar a los demás es quedándonos en casa, guardando distancia y utilizando las medidas sanitarias de lavado de manos frecuente y el uso de gel. Sin embargo, quedarse en casa no es posible para gran parte de la población, en un país como el nuestro en el que una gran parte de la población vive en pobreza. Así mismo, la pandemia ha hecho aún más evidente la diferencia de oportunidades y de acceso a atención, por ejemplo, en el ámbito de la salud, entre ricos y pobres.

Se han visto muestras de solidaridad en la apertura de comedores donde se ofrece comida gratuita, o de lugares para pasar la noche en tiempo de invierno, por ejemplo, o en el respeto de las medidas sanitarias no solo para el bienestar propio, sino también para proteger a nuestros cercanos y a los desconocidos; pero estos esfuerzos siguen siendo parciales. Vivimos una situación de incertidumbre y de mensajes contradictorios, en la que por un lado se nos dicen las medidas sanitarias que mejor han funcionado, pero por otro lado algunos líderes políticos –admirados por muchos ciudadanos- muestran públicamente su desacuerdo con estas medidas, con lo cual se debilita la respuesta comunitaria de auto-cuidado y cuidado de otros.

Estos tiempos realmente están siendo difíciles para todos, por ello demandan que actuemos con mayor cautela, con mayor cuidado propio y para otros. Los líderes sociales, económicos, políticos, académicos, tienen una gran responsabilidad. Lo quieran o no, son ejemplo para otros, es momento de que fortalezcan su imagen y sus acciones solidarias, empáticas y compasivas. En particular, las personas que pueden tomar decisiones que afectan a las mayorías, tienen la oportunidad de ser reconocidos y recordados por el liderazgo positivo que puede llevar a salvar vidas y mejorar las condiciones de vida de los miembros de sus comunidades y ciudades.

Cada uno de nosotros, como ciudadanos, tenemos también la oportunidad de apoyarnos en todo lo que sea posible, de fortalecer nuestros círculos de apoyo, de generar y fomentar nuevos lazos con otros. Siendo conscientes de las necesidades propias y de los demás, podemos ofrecer escucha, ayuda, compañía, consuelo, comprensión, compasión… tan necesarias en estos días. No solo se necesitan recursos materiales, es el momento de ofrecer también humanidad, en todo el sentido de la palabra. La discriminación, la diferencia, el odio no ofrecen alternativas ni soluciones, solo recrudecen y endurecen las dificultades que de por sí tenemos en esta situación. Por el contrario, la actitud positiva de comprensión y ofrecimiento de alternativas para contribuir al bienestar de todos no solo tiene efectos sobre las personas que las reciben, sino directamente en nosotros mismos; no hay nada que pueda darnos más satisfacción que el ayudar a otros y ser conscientes del efecto positivo que podemos tener en ellos, con todas las consecuencias que esto conlleva en nosotros –desde el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico hasta la posibilidad de contar con más personas cercanas y dispuestas a ayudarnos-.

Finalmente, queremos dar las gracias y reconocer la valentía que han tenido muchas personas en estos tiempos, en particular a todos los que trabajan en los sectores de salud y de limpieza. No es momento de discriminar o de dar cabida al miedo, sino más bien, de reconocer a los héroes que día a día enfrentan esta difícil situación, y que con su vocación de ayuda y amor a su trabajo contribuyen a la prevención y a la atención de todas aquellas personas y familias aquejadas directa o indirectamente por la pandemia.

Tenemos una responsabilidad individual, pero también colectiva para cuidarnos, cuidar de otros, sobrevivir y, en lo posible, aprender de esta difícil situación para salir fortalecidos, para tener esperanza en un mundo mejor y ser parte de la construcción de paz desde diferentes ámbitos.

¡Saldremos de esto, y la mejor forma de hacerlo es juntos!

Les deseamos lo mejor en este fin de año y confiamos en que el 2021 será un año lleno de esperanza, con mejores condiciones de salud y de paz para todo el mundo.

Voces en los días del coronavirus

Ha amanecido el último día de este extraordinario año de 2020. Me he levantado y desde la ventana del dormitorio que ocupo en la casa en las cercanías de Tepoztlán, Morelos y he visto la luz del sol incipiente bañando al hermoso cerro rocoso que lo domina. Cuando escribo estás líneas, según cifras confirmadas mucho menores a lo que acontece en realidad, la peste ha infectado a más de 83 millones de personas y está cerca de matar a 2 millones. Acaso sea este hecho, unido a qué he arribado a una edad en la que mi horizonte es crepuscular y que el año pasado perdí a seis amigos o personas cercanas a mí y este año perdí a otros ocho más, en estos días he sido más consciente que nunca de mi propia mortalidad. Confieso que mi propias convicciones acerca de la inexistencia de la inmortalidad del alma y de Dios, me llevan a asumir la muerte como un simple dejar de ser y sumirse en la nada, lo cual me provoca una sensación parecida al vértigo que provoca estar en un lugar de gran altura.Cada noche cuando me dispongo a dormir, he sentido que es un día menos, que mi vida es una mazorca y que sus días son como sus granos que al desprenderse dejan al descubierto al olote (la muerte) tal como en México se le llama al raquis o corazón del maíz.



Los amigos que se fueron...

Cuando se inicia el último día de un año que ha presenciado un acontecimiento excepcional para la humanidad, quiero recordar a mis amigos y personas cercanas que no sobrevivieron a una enfermedad o al virus que nos azota. A Vinicio Monzón, camarada de ideales en Guatemala, de exilio en Costa Rica y México, de persecuciones en Guatemala y México. A Jorge Núñez, magnífico historiador ecuatoriano y Director de la Academia de Historia de Ecuador. El virus que nos azota se llevó a Mario Francisco Villagrán a quien conocí siendo un adolescente que acompañaba con su familia el exilio de su padre, a César Reyes irreductible militante del Partido Guatemalteco del Trabajo, a Haroldo Rodas Melgar, el excanciller de Guatemala quien enfrentó la muerte con un valor y estoicismo admirable. También a Ricardo Melgar Bao, historiador que reconstruyó los avatares de los primeros comunistas latinoamericanos del siglo XX. A Alejandro del Castillo Saavedra, quien me ayudó en mis labores como Secretario Estatal de Derechos Humanos de Morena en Puebla entre 2012 y 2015. Finalmente a Gustavo Aguilar Micceli, compañero de luchas en la dirigencia nacional de Morena.

Pese a los lúgubres pensamientos, debido al recuento de los seres queridos perdidos, catorce en dos años, al amanecer el último día del año, considero que 2020 fue un gran año para mí. Logré evadir al infame virus y mi familia también la libró, viví en confinamiento pero pude hacer academia y política y tuve el privilegio que millones y millones de personas no tienen, cuál es el haberme podido quedar en casa y trabajar desde ella. En este último día de 2020, la vacuna lograda en un asombroso corto tiempo, me hace albergar esperanzas de que este año 2021 será mejor que el que está por terminar. Les deseo a todos ustedes amigos y amigas, compañeros y compañeras, colegas, mucha salud, felicidad y amor. Les deseo también rebeldía y capacidad de indignación ante la depredación del ser humano y la naturaleza por este infame sistema, en suma el horror que la pandemia nos develó.



Tepoztlán, 31 de diciembre de 2020.

Familia

Nacer en casa: Matías en el corazón de un mejor mundo

Por Mercedes Campiglia Calveiro

Hace un par de años nos conocimos. Ellos esperaban a su primer hija entonces y un viaje se atravesó en el camino impidiendo que fuera nuestro destino acompañarnos en el turbulento camino de su llegada al mundo. Después de 12 horas en las que se intentó de todo, la cosa terminó definiéndose con un tajo en el vientre de su madre. Yo no lo viví pero escuché las cicatrices en su relato y el potente deseo de recorrer ahora un camino diferente.

Para la llegada de este segundo hijo planearon un parto en casa y las puertas se abrieron para que pudiéramos coincidir. Dos enormes perros custodiaban los movimientos alrededor de una tina de parto colocada entre jarrones de flores. Un rebozo de colores había sido sujetado de una escalera cercana para que ella pudiera anclarse con firmeza y empujar. Su hija veía Pepa Pig de a ratos y de a ratos se acercaba a mirar atenta los movimientos de su madre que trabajaba para abrirle paso a la vida cortando el miedo a machetazos. Él acarreaba agua caliente con una olla inimaginablemente grande que le permitió llenar la tina aun cuando el calentador decidió fallarle. Y a cada rato se acercaba, tomaba sus manos, apoyaba su frente en la de ella y dejaba caer unas lágrimas deslumbradas de belleza.

Poco más de tres horas bastaron para que viéramos salir a Matías como una explosión de vida entre las piernas de su madre; arrastrado hacia el mundo por la luz de la última luna llena del 2020, una de las más deslumbrantes que a mis ojos les ha tocado contemplar.

Su hermana vino a conocer al recién llegado y lo observó con cierto recelo desde la distancia. En una cama rodeada de almohadas y aun ligado a una placenta adornada de flores, el niño bebía la leche tibia de su madre. Una escena que bañaba de belleza la tierra como la luna lo hacía con el cielo.



Caminamos en esta vida por sendas a veces empinada y a veces tersas que nos permiten aprender y nos convierten en quienes somos. En esta ocasión la vida nos dió a probar la miel para atestiguar el potente efecto de la medicina de la dulzura en los corazones.