Poder y Política

Carlos Figueroa sintetiza lo que he sentido toda esta mañana de sábado en el Foro que ha organizado MORENA para llevar a la práctica lo que afirma es el principio que lo distingue de cualquier otro partido político en México: que quiere construir su proyecto nacional desde la ciudadanía, pero que para eso tiene que resolver el conflicto entre el sectarismo y el oportunismo que lo ha puesto en jaque en esta coyuntura.

Dice Carlos que MORENA no será más de lo mismo. Que la alianza fundamental de este proyecto de nación que quiere ser MORENA es con la sociedad civil y no con la partidocracia.

Lo veo ahí, en el cierre de este foro “En Morena Nuestra Alianza es con l@s Ciudadan@s” que han organizado quienes tienen cinco años al menos construyendo este nuevo partido político. Su discurso no es estridente, no hay exclamaciones retóricas. Es el discurso de un académico que sabe de la política convertida en guerra civil en su patria primera, Guatemala. Lo escucho y confirmo que efectivamente estoy, al menos en su caso, ante un tipo distinto de actor político.

No será fácil para personas como él, me digo, cuando valoro el tamaño de los problemas que padece nuestro país. Y la capacidad que tiene para el fracaso la izquierda en México.



Pero más difícil será que este nuevo partido resuelva la contradicción que plantea este académico del Instituto de Ciencias y Humanidades de la BUAP convertido en el último año en militante del partido que construye desde hace unos años Andrés Manuel López Obrador, miembro de su comité ejecutivo al frente del tema de derechos humanos, y sin duda un activista que llega a la política electoral desde una probada trayectoria de investigador de las ciencias sociales.

Pero antes de la disyuntiva ingrata que enfrenta el nuevo partido, el historiador Figueroa es fiel al impulso originario de AMLO: “El principal agravio de la ciudadanía –dice—no es el de la inseguridad y la violencia, y eso sin dejar de lado las 207 mil ejecuciones y 28 mil desaparecidos en la última década, ni los 128 periodistas asesinados o desaparecidos. El principal agravio es la corrupción que padece México y que provoca la aversión a la clase política nacional de la que MORENA no quiere ser parte.”

Viene entonces el planteamiento sobre los dos peligros que se ciernes sobre la organización del Peje en el estado de Puebla:

El primero: “El sectarismo –dice Carlos--, porque debemos entender que Morena por sí solo no podrá con la mafia en el poder, y que solo lo logrará con una alianza pluriclasista, y que debemos recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que vienen de otras organizaciones políticas en México.”

Interesante, escucho, el público en el foro le aplaude.



El segundo: “El oportunismo, pues MORENA no puede ser la camiseta de quienes durante toda su vida han ido en contra de los principios de Morena.”

Vaya lío. Dos aplausos, dos inercias. Y el enorme riesgo de que este partido que quiere ser del pueblo se quede en veremos.

Mundo Nuestro. Este texto fue leído por su autor en el evento Foro En Morena Nuestra Alianza es con l@s Ciudadan@s por ese partido político. Es el propósito en Mundo Nuestro entender el derrotero que los grupos civiles mantienen hacia el 2018, en este caso de "Reconstruyamos México" identificado abiertamente con la opción que representa MORENA en el estado de Puebla.

Nuestro país está viviendo la peor crisis en todos los órdenes de la vida pública nacional desde que tengamos memoria. La degradación de las instituciones y la podredumbre existente en los distintos órdenes de gobierno y autoridad han alcanzado niveles nunca antes vistos en la vida independiente de México, principalmente a causa de la corrupción, impunidad y complicidad de la clase política hegemónica encabezada por el PRI, el PAN y sus partidos satélites.

En Puebla tenemos la experiencia reciente de que la alternancia no es garantía de transición. Con Moreno Valle vivimos el peor gobierno desde el de Maximino Ávila Camacho, un gobierno sin ley que se dedicó a derrochar el erario público en obras suntuosas e innecesarias, que dejó a Puebla como el cuarto estado más pobre del país, con una descomunal deuda oculta que tendremos que pagar las poblanas y poblanos durante los próximos 50 años.



Un gobierno que se dedicó a reprimir, a violentar la legalidad y los derechos humanos, a controlar o perseguir toda forma de disenso, un gobierno autócrata con características muy similares al de Javier Duarte en Veracruz, que gracias a la impunidad imperante en nuestro país en lugar de estar hoy rindiendo cuentas ante la ley, con obsesión casi enfermiza y millones y millones de pesos poblanos de por medio todavía insiste en expandir su poder a nivel nacional.

En este contexto, resulta fundamental poder encausar hacia un cambio profundo y verdadero, toda la enorme irritación y hartazgo que estos gobiernos neoliberales, corruptos, insensibles y apátridas han provocado en la población. Los más recientes sondeos a nivel nacional nos muestran que más de un 70% de la gente desea un cambio del partido en el gobierno y que Morena encabeza las preferencias de la sociedad; aún no se ha ganado nada y no debemos desaprovechar esa enorme voluntad de cambio de la ciudadanía, debemos tener la capacidad de presentar una propuesta congruente, seria, viable, atractiva y contrastante con la que representan principalmente el PRI y el PAN.

La experiencia reciente en el Estado de México nos dice que este régimen caduco y podrido hará hasta lo imposible por impedir que sea reconocido el triunfo de la voluntad mayoritaria de la gente, por eso además de trabajar sin descanso en preparar al 100% las estructuras necesarias, sobre todo es fundamental tener la capacidad de convencer a la ciudadanía de que su amplia participación es indispensable para lograr que se respete el triunfo que exprese la mayoría de mexicanas y mexicanos que anhelamos un país justo, en desarrollo, sin violencia y con un gobierno honesto y con sentido nacional.

Para lograr el involucramiento de la sociedad como condición indispensable y estratégica del cambio, es necesario estar unidos y abrir mucho más espacios de dialogo y encuentro como este con los más diversos actores sociales, grupos, colectivos, asociaciones y organizaciones sociales. Debemos generar confianza de que estamos a la altura de esta responsabilidad histórica y dar certeza de que en verdad lo que se pretende es ser el canal que represente y atienda los intereses, necesidades, problemas y anhelos de la gente.

Escuchar a la sociedad poblana y a sus organizaciones que están en sus trincheras dando luchas justas, recoger y plasmar sus intereses y propuestas en el Proyecto Alternativo para Puebla, es la vía para fortalecerá aún más el vínculo entre la propuesta de cambio verdadero que representa Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional y Morena a nivel estatal con la ciudadanía ya cansada de este régimen y gobiernos que padecemos.



Puebla siempre ha sido parte de la historia y tiene mucho que aportar al cambio nacional, con este evento Morena ratifica que es el único partido que tiene el interés y firme decisión de ser herramienta al servicio de la gente y de aliarse con la ciudadanía. En hora buena, porque primero integrar una propuesta que recoja y refleje los intereses de la gente y posteriormente no equivocarse en la selección de los abanderados, son el camino correcto para conseguir que las poblanas y poblanos nos volquemos aún más que en el 2006 y en el 2012 a impulsar el cambio verdadero que tanto anhelamos para nuestro estado y nuestro país.

Con este texto el antropólogo Julio Glockner participó el sábado 12 en el foro “Foro En Morena Nuestra Alianza es con l@s Ciudadan@s”.

Quienes hayan leído las Tesis sobre Feuerbach de Carlos Marx, recordarán que la onceava tesis decía que los filósofos no han hecho sino interpretar el mundo, que la verdadera tarea consiste en transformarlo. Yo creo que si Marx viviera en nuestros días, al ver el abismo al que nos está acercando la idea de progreso, diría que la verdadera tarea consiste en conservarlo.



Entre la infinitud de problemas que podría ir enumerando, producto de la corrupción, el racismo, la incompetencia, el desinterés, el autoritarismo y la estupidez, voy mencionar sólo tres, que afectan de distintas maneras no sólo a los pueblos indígenas sino a todos los mexicanos.

1.- El primero tiene que ver con la amenaza, contenida desde hace 4 años, de producir y comercializar maíz transgénico en México. Amenaza encabezada por la compañía Monsanto y respaldada vergonzosamente por dos secretarías de Estado: SEMARNAT y SAGARPA. Según las investigaciones arqueológicas realizadas en la cueva de Cozcatlán, en lo que hoy es la reserva de la biósfera en el estado de Puebla, el maíz se comenzó a cultivar hace aproximadamente siete mil años. El cultivo y la diversificación de esta planta ha sido quizá la aportación más importante de México a la humanidad. Por esta y muchas otras razones, no debemos permitir, de ninguna manera, que un grupo de piratas ambiciosos patenten el genoma de nuestros maíces para hacer el negocio de su vida, presentándose como filántropos preocupados por el hambre en el mundo.

Propongo que organicemos foros en todos los municipios de estado, para informar de los riesgos que este monstruo vegetal implica tanto al medio ambiente con el uso del glifosato, como a la salud humana, a la gastronomía, a la economía y la cultura campesina y a la cultura mexicana en general. Se debe fortalecer la economía campesina, abandonada a su surte desde hace tres décadas y debemos lograr una declaratoria del estado de Puebla como centro de origen del maíz y organizarnos para garantizar que estará libre de transgénicos.

2.- El otro tema viene de la mano con este. Las compañías mineras habían obtenido, hasta el 2015, más de 400 concesiones territoriales que comprenden casi 300 mil hectáreas del estado. Tan sólo en 10 años, del 2000 al 2010, la explotación de oro en México casi duplicó la cantidad de oro extraída en el país los durante 300 años que duró el periodo colonial. De ese tamaño ha sido la política servil del Estado mexicano, obsequiando a las transnacionales mineras los recursos naturales, agotando los mantos freáticos, dejando a los pueblos sin agua, envenenando el subsuelo, destruyendo bosques y montañas con la tecnología extractiva a tajo abierto. Erosionados y contaminados los territorios ya no favorecen la vida silvestre ni la agricultura, quedando para siempre enormes agujeros con residuos tóxicos, que evidentemente impactan en la salud humana al dispersarse los metales pesados en el aire y el agua. Sólo en Iztacamaxtitlán, la compañía canadiense Almaden Minerals pretende disponer de 57 hectáreas para extraer oro y plata, declarando ante la Secretaría de Economía que otorga los permisos, que se trata de un territorio deshabitado. Esta gente debía darse una vuelta por el museo de sitio del pueblo para enterarse de su pasado mesoamericano, y saber siquiera que hasta Hernán Cortés fue hospedado por el cacique local.

Propongo que respaldemos el amplio movimiento social que se lleva a cabo en la sierra norte promoviendo que los cabildos declaren a sus municipios libres de la explotación minera.



3.- El tercer tema es Cholula, digo simplemente que se trata de la ciudad más antigua de América habitada ininterrumpidamente desde hace unos 3 mil años., que hace falta conocer más a fondo esta milenaria urbe que fue una de las más importantes de Mesoamérica, tan importante como Teotihuacán o Chichen Itzá y hoy ocupada, en su zona perimetral en torno a la Gran pirámide, por estacionamientos, juegos infantiles y canchas deportivas gracias a las inauditas ocurrencias de los municipios y el gobierno del estado con el más inaudito aun aval del INAH.

Propongo que se realice un foro en la zona arqueológica misma, con todos los especialistas que han trabajado ahí, para reiniciar la investigación y difundir adecuadamente sus resultados. No debemos permitir que la estulticia y la irresponsabilidad le gane el juego a la inteligencia y el sentido común.



Mundo Nuestro: En los próximos días el anquilosado PRI tendrá una nueva asamblea nacional en la que se juegan los mecanismos para la elección de su candidato en el 2018. Está visto que para los priistas no hay memoria que valga, ni mucho menos análisis crítico del pasado, que no para otra cosa es la historia. En 1990 el PRI tuvo un festín democrático que arrasó en un fin de semana todos los usos y costumbres que querían sobrevivir a la ruptura que Cuauhtemoc Cárdenas y Porfirio Muños Ledo encabezaron para derivar en el fraude electoral de 1988. Con todos menos el de la voluntad del señor presidente, como entonces le decían, Carlos Salinas de Gortari, que con los modos tradicionales del poder priista intentó la reconversión (término que se llevaron de sus oficinas los tecnócratas salinistas para imaginar la modernización política) de un aparato que ya no pudo ganar para él en aplanadora la presidencia de la república. Tres años después Colosio sería asesinado. En el 2000 veríamos caer al coloso con el inicio del gran engaño panista. Y la tragedia de la violencia, y el retorno del viejo PRI engominado con la marca televisiva de Peña Nieto.

Y ahí estamos, una vez más, escuchando a los priistas hablar del futuro en una nueva asamblea nacional.

27 años después lo que queda de aquel aparato inexpugnable se desliza hacia una previsible debacle en las elecciones totales del 2018. Reproducimos estas crónicas de Sergio Mastretta sobre una coyuntura brevísima –no más de un fin de semana en el arranque de septiembre de 1990—de lo que todavía hoy cantan (evocan) algunos trasnochados priistas como aquello de lo que pudo haber sido y no fue.



Fin de la política

Viernes 31 de agosto de 1990. Horas aciagas, revolcón priísta de fin de semana: el destino del país en manos de ocho mil delegados en la era de la “consulta a la base”. Por un instante la imaginación deja todo de lado: sólo se escucha el aullar de palmadas en un tablero de ajedrez que permite la mecanización simple: ocho por una ocho, ocho entre dos cuatro, cuatro por cuatro dieciséis, dieciséis por cuatro sesenta y cuatro mil abrazos, ciento veintiocho mil palmas abiertas golpeteando espaldas como una carga de granizo de verano, solidario y modernizador. No importa qué pase, si cambian o no sus principios, si disfrazan o no sus estatutos, si filtran su programa de acción, si se deciden a dejar de ser el partido de Estado, si le dan las gracias históricas a los sectores, si le rompen el corazón a los caciques, si dejan sin banderas al PAN, si juegan como un partido más en el proceso electoral. Eso es lo de menos.

Ante todo, los priístas en las primeras horas del sábado serán un abrazo entero en el Palacio de los Deportes. En el resto del país escucharemos las palmadas como un tropel de caballos desbocados en busca de un abrevadero en el llano.

Mientras los ciudadanos viven, trabajan, conversan, se pelean, se toman unos tragos, se matan, sobreviven, ajenos a la política, y a la desazón nacional. Yo tengo a la vista dos escenas cotidianas, ambas del otro lado del precipicio de la política.



La primera: Camión urbano, ruta Mayorazgo-Paseo Bravo. Dos agentes de ventas (saco y corbata el joven, chamarra y corbata el maduro, los dos con portafolios lustrosos) se acomodan para los veinte minutos de viaje.

--Se lo dije al ingeniero –dice el mayor--, no puede ser que me dé esa ruta...



--Y qué te dijo –dice el joven.

--Que le hiciera como quisiera.

--Te lo dije, así son.

--Yo lo sabía, pero que me quitaba. Le dije, señor, a mí me interesan los negocios en grande, en esa región estoy fuera de circulación. No me importa, dijo, a muchos les interesa hacer lo que usted hace, nuestra compañía es líder, usted ya es viejo, no le conviene crear problemas, movilícese y venda. Muy bien, digo yo, pero por qué me quita mis clientes, ingeniero. Ese es nuestro problema.

--Te lo dije viejo, te la van a hacer, van a buscar que te canses.

--Si mano, pero todavía tengo tres chavos abajo de los quince, tú sabes cómo están las inscripciones en las escuelas, nada más con eso, los útiles y los uniformes hay que dar un ramalazo de millón y medio de pesos.

La segunda: Dos hombres se encuentran en una calle de San Pablo Actipan. Magdaleno Sánchez es un cantante callejero: guitarra en mano complace las preferencias de los clientes de las pulquerías. Elías Rosas Filomeno, campesino de 45 años, gusta del néctar y ha estado buena parte del día libando y no tiene empacho de pedir unas selecciones al cantor. Tienen algo en común: una mujer mancornadora, Catalina, a quien los testigos describen como una dama otoñal. Los dos la quieren, los dos lo saben, los dos se odian. El cantor enfurece: de mí no te burlas. El briago responde: te voy a enseñar a ver si te sigues metiendo con mi vieja. Inician los golpes, se hace una pequeña bola. Borracho y cantor poco daño se hacen hasta que aparece la mancornadora. Catalina sorprende al que pedía canciones al rival, lo agarra por la espalda. El cantor aprovecha, saca un puñal y lo entierra dos veces en el estómago enemigo. Un hedor de pulque baña el ambiente cuando el cuerpo de Elías se retuerce en el suelo. El criminal huye. La mujer intenta escapar, pero los espectadores la detienen.

Cuatro horas después el campesino yace con las tripas abiertas, sobre la plancha de un hospital de Molcaxac. La ambulancia primero lo llevó a una clínica de Tepeaca, donde se negaron a atenderlo. Cuando llegó a Molcaxac murió. Se llevó a su silencio la imagen sorprendente de los brazos férreos de la mancornadora.

Las dos escenas terminan. No hay respuestas. El fin de semana se precipita con toda la fuerza de la maquinaria de la política sobre la vida simple de los ciudadanos. Y sin embargo, cuánto pesa este fin de semana.

“¡Moción, señor sistema!”

Sábado 1 de septiembre de 1990. Diez de la noche en el galerón del recinto ferial. Los priistas se la creen y en la Mesa 3, referente a la elección de candidatos, han orillado a un larguísimo receso desde las siete y media. Un día de asamblea que tocó las fibras más sensibles del aparato del partido en el poder: la consulta a la base –se propuso—debe realizarse también para la elección de los candidatos a diputados, senadores, gobernadores y presidente de la república. En un día libre de ataduras, los diputados se lo toman en serio. Y las sesiones nada le pedirán a lo mejor del asambleísmo universitario uapachoso y ceceachero.

  1. - Qué ruidoso es el juego de la democracia priista.

“Señores –grita un delegado de Querétaro en una de las decenas de veces que los priistas rasgaron sus vestiduras--, no nos engañemos, en nuestros estatutos está muy claro quiénes deben ser los dirigentes del partido y cómo deben elegirse. Si hay imposiciones es por una simple razón: ¡nos han faltado…!”

Y la palma de su mano derecha extendida al aire pesado del Auditorio de la Reforma plastifica la pesadez de los órganos genitales masculinos. Y todos aplauden. Y todos ríen. Y el griterío que los acompañará el día entero, el que desataron el sábado en la noche contra todo lo que se moviera en el escenario—igual contra los jerarcas aturdidos que contra las apariciones de los críticos--, sale de las mesas de trabajo de la Asamblea con una rudeza a la que tendrá que acostumbrarse el país en los próximos tiempos si, como juran sus impulsores, las intenciones de los priistas piensan llegar lejos—“Esto ya no lo detiene nadie”, me dice sin preámbulos el excomunista uapachoso Jorge Medina Viedas, hoy con oficinas en la secretaría adjunta de Luis Donaldo Colosio.

2- Algunas aportaciones a la explicación.

“A nosotros nos metieron a la disciplina a cincel, al que le decían indisciplinado sabía que quedaba congelado—dice un comerciante de Quintana Roo en la mesa 3, la más complicada, la que se refiere a representación popular--. Por eso esto es como una borrachera. Luego vendrá la cruda, cuando regresemos a nuestros estados y municipios. Por ahora míranos, exaltados, nos paramos, callamos a la mesa, le chiflamos a la profesora Elba Esther, exigimos ¡moción, moción, señor presidente!, algo que nunca nos imaginamos que sucediera.”

Junto opina un veracruzano: “Nos va a pasar lo que a los españoles después de la muerte de Franco. Todo esto que se ve es Prueba de que al fin se rompió la disciplina partidista. A quien aparece con un discurso rígido lo bajan. Y más, por eso tanto grito, tanta falta de respeto a los de la Mesa. Yo estuve en la XII Asamblea, cuando López Portillo metió lo de la LOPPE, ni quien se atreviera a gritarle algo a la Mesa. Y ya viste hoy que pasó: impusimos a los secretarios y a los escrutadores, para que Elba Esther no fuera juez y parte, y aunque quisieron controlar la lista de oradores tuvieron que echarse para atrás y dejar libre al que quisiera hablar. Sí, es una borrachera de democracia la que vivimos, pero como dice el compañero, qué va a pasar cuando regresemos con la base, ellos van a querer llevar la democracia a sus casas, a los sindicatos, a los ejidos, ahí va a tronar el cohete.”

3- 11.05 de la mañana. Mesa 3: los patos le tiran a las escopetas.

Las figuras de los “priistas distinguidos” se pierden entre los delegados. A pesar de todo, las cámaras de televisión descubren a Dante Delgado, el gobernador de Veracruz. Lo afocan, lo bañan de luz. Cinco minutos después Dante, de guayabera blanca, sube a la tribuna en una intervención del procedimiento—llevan una hora, con 110 oradores inscritos, y no se han puesto de acuerdo sobre la mecánica del debate.

“No podemos repetir la discusión que se dio en meses y meses de trabajo —dice Dante--. Ahí está el dictamen, es un documento claro, sólo tenemos que discutir si se aprueba o no”. Y echa un rollo que se pasa de los tres minutos. A gritos piden a la mesa que lo calle. Y baja entre aplausos y gritos de Veracruz, Veracruz. Y todavía no se sienta en su lugar cuando escucha la entrada del discurso del siguiente orador, un muchacho de Tabasco.

“¡Es una mentira que este documento sea claro!”

Y no lo es, como se probará en el día de la libertad priista.

La democracia según el PRI es una en la tribuna

Domingo 2 de septiembre de 1990. Dos inercias en el parto de los montes de la borrachera de la democracia priista.

  1. Del reventón de la democracia priísta en la madrugada poblana (“Aquí lo que pasó fue que por fin un triste priísta se atrevió a gritarle al jerarca en el presidium. Entonces el poderoso no supo qué hacer”), al carretón del aparato del partido en el Palacio de los Deportes: caos vial en el Oriente capitalino, acarreo de ambulantes y colonos a cargo del PRI-DDF, el régimen y sus funcionarios, seis larguísimos discursos, tambora, cantos a la solidaridad, porras, apretujones y organización de Estado Mayor.
  2. Del viejo Blas Chumacero, obstinado, reacio a sumarse a la victoria de los modernizadores, a la histeria de los delegados de la mesa de Estatutos en el Auditorio de la Reforma a la 1:30 de la mañana, al eterno Fidel Velázquez entretenido en la ola que le demanda la tribuna –la hizo ahí, el último de los cinco Lobitos, con el rostro impenetrable y las manos alzadas como un cachorrito--, cinco minutos antes de que llegue el presidente, el hombre que echó a andar la ola verdadera, la marejada que amenaza con arrasar la estructura cetemista.

2:10 de la tarde. Colosio baja de la tribuna para esperar a Salinas fuera del Palacio. Los que están en luneta, legisladores del PRI, funcionarios de estado, gobernadores y secretarios, por fin dan la espalda al presídium, por fin miran a la masa priísta de los delegados en la tribuna. Unos esperan al presidente, otros inician el jolgorio.

Gayola siempre vulgarizará al pueblo. Y gayola en el Palacio es un griterío que no piensa en conceptos. Imagino que los organizadores metieron la idea de la ola, porque en estos momentos algo habrá que dejarles a los organizadores: “Afuera se escucha el regocijo de los priístas –se oye en los altavoces-, ellos, el pueblo que espera al presidente, muestran la alegría de participar en el cambio en los destinos de la patria...” Pero aquí la masa no piensa en los afuera, y probablemente tampoco en el destino. Por un instante recupera poder perdido contra el presídium: un alarido de consignas y chiflidos se despeña sobre los de luneta al ritmo de la ola, ir y venir de brazos levantados que se estrellan contra el escenario del aparato.

Y luego la orden precisa, repetida, la masa que impone a los jefes disciplina:

“¡Los de abajo, los de abajo!”

Y los de abajo como que no quieren, pero cuando lo piensan ya levantan las manos ante ese imperativo exhalado de manos que forman la ola. Y ellos, diputados, ejecutivos, damas de sociedad que no han tenido que ver con tres días de desvelos, maltratos, malcomeres (en Puebla decenas de delegados de Guerrero y Michoacán terminaron en galerones de Bomberos y Policía), sienten el chispazo divino de sentirse pueblo de esa ola en la que se entretiene la democracia priísta.

Pero la orden no se detiene, ahora agarra contra la mesa.

“¡Sí la mesa, la mesa!”

Y la mesa se comporta como los jerarcas impuestos para sacar adelante las mesas de trabajo en Puebla. (El aturdimiento de Elba Esther, la desazón momentánea de Jesús Salazar Toledano, ambos azorados ante esa asamblea susceptible, explosiva, del sábado por la noche en el Auditorio de la Reforma: tres mil encabronados y hambrientos delegados arrebatados por el instrumento simple, estudiantil, del grito venturoso, el arma secreta, desvanecida siglos enteros por los magos del autoritarismo). En ese momento todos los ojos buscan al Fidel, gayola y luneta sólo se interesan por el viejo líder. “¡La mesa, la mesa!” es el memorándum terminante.

Y Fidel, siempre Fidel, demuestra que no lo ha modificado el humor. Poco a poco levanta los brazos, las manos nunca rebasan la altura del pecho. La ola modernizadora le revienta.

Aparece el presidente.

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Una hora y media antes, Alberto Pérez Blas, del movimiento Democrático para el Cambio, del grupo de Julio Hernández, plantea la discusión de fondo:

-¿Ya la hicieron? –es la pregunta.

-No, apenas es una batalla, pero no es suficiente. Es cierto que con los acuerdos de la mesa de Estatutos se abren los espacios para que la democracia se cuele. Los sectores pierden mecanismos de negociación cupular, ahora van a competir. Y existirá el que tenga verdadera base social.

A las 12:30 habla Socorro Díaz, de la mesa de Querétaro. Los reporteros circulan una información: que a Adolfo Vergara de la Paz, delegado campesino de Morelos, le impidieron hablar; el hombre se puso una tela adhesiva en la boca en son de protesta; se dice que fue secuestrado poco después. Le sigue Carreño Carlón, responsable de la mesa de Oaxtepec. Su discurso no levanta ámpula. Tampoco cuando Fausto Alzati, quien subió al barco del repudiado Abraham Talavera en Tlaxcala, afirma que el PRI mantendrá los principios de la revolución mexicana. Eso no le importa mucho a la mesa en la tribuna.

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Otra cosa fue con Jesús Salazar Toledano. Ahí los priístas dan idea de lo que les interesa: la democratización en los mecanismos de elección de candidatos y dirigentes. “Reestructurar el CEN contra el burocratismo y el centralismo”, dice Salazar que acordaron en Puebla, y dice más: poner en su lugar a los poderosos delegados estatales y terminar con la excesiva discrecionalidad de los delegados e imponer como sistema el voto personal, directo y secreto por escrutinio abierto y público para elegir candidatos. De todos, menos presidente de la república –de algo valió el receso el domingo en Puebla. Entonces se ve que funciona el aparato: porque primero brincan de sus asientos los gobernadores, a unos cuantos metros de Jesús Salazar. Luego viene el alarido de los delegados: sí, efectivamente, no los trampearon, lo que acordaron en Puebla está ahí, en esa relatoría que hace uno de los jerarcas, que cuando termina va a saludar de mano a Colosio.

Misión cumplida, licenciado, diría alguno.

Luego vendrá la cruda hermano.

2018: a ciegas

Vida y milagros

Si mañana fueran las elecciones de 2018 y tuviera que elegir por cual partido votar en base a lo que los partidos divulgan de sí mismos, me encontraría a ciegas para tomar una decisión. Lo que los dirigentes o ya sabidos candidatos presidenciables dicen en los cientos de miles de anuncios de radio y televisión que las leyes electorales les regalaron, no permiten tener una idea ni remotamente clara de hacia dónde y cómo pretenden conducir al país, ni cómo y con quién construirán acuerdos para lograr sus objetivos. Los anuncios son huecos, vacíos de información.

Si usted lee los estatutos y programas que aparecen en las páginas o documentos de los partidos y les tapa las siglas que los identifican, tampoco podría tomar una buena decisión basada en información certera y dura acerca del rumbo que seguirían, ya que las propuestas de todos son un manifiesto de buenas intenciones con las que no puede uno no estar de acuerdo: educación, salud, empleo, seguridad, justicia, sustentabilidad. Por escrito y sin siglas todos se parecen bastante. Todos proponen cosas deseables aunque no explican cómo las harán ni cómo las priorizarán.



¿Cómo podría tomarse hoy una decisión de por quién votar? ¿Por los hechos y frutos del actuar de los partidos cuando ya han ejercido el poder ejecutivo estatal o federal? ¿Por la forma en que se han comportado en los últimos años sus representantes en las cámaras de diputados y senadores?¿Por la probada solidez de sus convicciones? ¿Por la calidad intelectual y moral de algunas de sus figuras más emblemáticas? ¿Por su actuar en lo local? ¿En lo nacional? ¿Por su pasado? ¿Ha visto usted un cambio radical en el lugar donde usted vive cuando ha habido alternancia? ¿Los diputados locales han tenido agendas propias claras, novedosas e independientes del poder ejecutivo? ¿En su estado la seguridad ha mejorado? ¿Si existiera revocación de mandato usted hubiera votado en alguna ocasión por quitar a alguno de sus gobernantes? ¿Usted aprecia y valora a algún partido porque sus miembros se han distinguido por su coherencia entre lo que dicen y hacen cuando gobiernan?

Vuelvo al escenario de estar decidiendo por qué partido votar la víspera de la elección del 2018. Insisto, si fuera hoy, con la información de hoy, estaría de verdad a ciegas.



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Lo único distinto que quisiera oír, que ningún partido ha dicho y creo que ninguno dirá, es que despenalizarán y regularizarán la producción, distribución y consumo de mariguana, amapola y sus derivados y que sacaran al país y al ejército de la guerra absurda del combate a las drogas . Me gustaría oír que el dinero y el esfuerzo gastado en esa guerra se destinará a combatir los delitos del fuero común, a mejorar la educación y ahondar su reforma, a fortalecer el poder judicial y a apoyar financieramente al sistema anticorrupción, para que sea el más poderoso que se pueda imaginar y también el más independiente y libre de los caprichos e intereses de los gobernantes y legisladores.



Yo votaría por el partido que abierta y claramente propusiera eso.

Cuando leo que en Las Vegas ya hay boutiques para vender mariguana con la variedad y presentación de las mezclas de una elegante tienda de tabaco de calidad mundial, y al mismo tiempo leo que en México fue detenida por el ejército una camioneta con una tonelada de mariguana, sus conductores presos y su carga quemada, pienso en lo absurdo y contradictorio que es el estúpido callejón sin aparente salida en el que estamos metidos.

Pienso en Elliot Ness el día en que se abolió la prohibición del alcohol en Estados Unidos: entró a un bar y se puso hasta el cepillo. Se murió de borracho, muy su gusto, pero a nadie se volvió a matar en su país por transportar alcohol. De todos modos el que quiere meterse por la nariz un piano encontrara la manera de hacerlo con o sin permiso.

Es hora de cambiar la ley y detener el gasto y el desgaste de la guerra al narco, es hora de obligar a todos los partidos a fijar sus posiciones, tan celosamente guardadas y escondidas. Ya que reciben tanto dinero público, de manera obligada nos deben una postura pública al respecto.

Sin guerra, con seguridad y sin corrupción creo que todo lo demás, las pequeñas y grandes agendas de México, las podemos seguir construyendo entre todos, funcionarios y ciudadanos, sin importar mucho las siglas de los partidos que gobiernen. La verdad es que todos son muy parecidos, y la prueba es que con relativa facilidad muchos de sus militantes se cambian de casa y de partido sin el menor rubor. No es que tengan un epifanía de valores cuando se mudan, simplemente las mudanzas suceden de acuerdo a sus intereses y dúctiles principios.

2018. Ni idea de por quién votar. A ciegas.

El Papa jesuita

Francisco sabe todo lo que pasa en la Iglesia y no ha dejado su gobierno en manos de su secretario de Estado como lo hizo el papa Benedicto XVI, con el cardenal Bertone, y antes el papa Juan Pablo II, con el cardenal Sodano, que operaban por la vía de los hechos como vice papas, afirma el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid.

Que el papa Francisco sea jesuita, para los vaticanólogos es un dato importante que explica la manera de ejercer su responsabilidad. Atribuyen a la formación de los jesuitas el saber actuar tanto en las fronteras como en los centros de poder. Los jesuitas en su vida cotidiana combinan una espiritualidad profunda y una vocación a la acción. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús en 1540, propuso que los jesuitas debían ser contemplativos en la acción.

Los vaticanólogos aseguran que éstos tienen una sólida formación intelectual y fomentan la interculturalidad. Los jesuitas están entrenados para abrir caminos y establecer cabezas de puente. Una vez que conquistan esas posiciones las ceden a otros, para ellos saltar a la siguiente misión. El fundador de los jesuitas decía que la Compañía de Jesús debería asumirse como una “caballería ligera” y estar siempre en la línea de frontera.

Los jesuitas son la única de las cinco órdenes que tiene la Iglesia que hacen voto especial de obediencia al papa. En los años del gobierno conservador de Juan Pablo II, la Compañía de Jesús fue intervenida por el Vaticano y no fueron buenos tiempos para los jesuitas .Resistieron en silencio el trato injusto, a veces incluso persecutorio, por parte del papa. Hoy uno de los suyos es el sucesor de san Pedro.

El periodista y sacerdote Antonio Pelayo, corresponsal en Roma desde hace 30 años, sostiene que “Francisco es, ante todo jesuita. Y como papa, cuenta con dos elementos a su favor: una sólida formación teológica detrás de su campechanía, y que es un hombre de gobierno: era provincial de los jesuitas con 37 años, obispo con 46 y con 59 presidente de la agitada Conferencia Episcopal Argentina. Sabe mandar. No se deja hacer. No se achanta. Es un hombre práctico, organizador y de jerarquía”.

Y añade que “como buen jesuita, le gusta generar debates. Está de acuerdo en suscitar críticas, pero odia las intrigas de sacristía. Repite en privado que lo único que consiguen esas sucias maniobras es animarle a seguir adelante. No va a parar”. Estudiosos de la administración de empresas señalan que la Iglesia católica es la multinacional más antigua del mundo. Y que el papa ha emprendido una reforma de la institución que se define como “gestión del cambio” y recuerdan que universidades de los jesuitas tienen algunos de los MBA más reconocidos del mundo.

En cuatro años de gestión el papa jesuita ha dado un giro a una institución que recibió en crisis marcada por escándalos(Vatileaks), desprestigio (abusos sexuales), corrupción (manejo del Banco Vaticano) y una mala política de comunicación. Su conducción de la Iglesia ha permitido que ésta recupere prestigio y vuelva a convertirse en un actor relevante a nivel mundial. El hijo de san Ignacio de Loyola sabe que debe garantizar una buena sucesión, para que continúe el proceso de transformación institucional.


A los pocos días de tomar la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump puso sobre la mesa de discusión el tema de las noticias falsas (fake news). En la Conferencia de la Acción Política Conservadora dijo que estaba “en contra de las noticias falsas (…) estoy en contra de la gente que inventa historias e inventa fuentes”. Esto para referirse a los medios de comunicación que no le son afines, los que su gobierno califica como enemigos del “pueblo estadounidense”.

Y añadió que los medios de comunicación que se reservan o no identifican de manera pública a sus fuentes lo hacen, para crear noticias falsas. Lo afirma un presidente que el 80% de lo que dijo en la campaña fue mentira, como lo demostraron los grandes medios estadounidenses. Para Trump la verdad es algo irrelevante. Y asume que tiene derecho a la mentira en la lógica de que el fin justifica a los medios.

Kellyanne Conway, asesora de Donald Trump, llama “hechos alternativos” a las mentiras manifiestas de Trump y algunos de los integrantes de su gobierno. Con sus mentiras trata de ganar a sus electores, a los que trata como débiles mentales, que quieren oír precisamente lo que él les dice. Así obtiene su apoyo y fidelidad. Estos, a su vez, se sienten validados en su pensamiento, en sus actitudes y comportamientos.

Los seguidores le creen, es una cuestión de fe, que Trump dice la verdad y los medios a los que éste acusa de mentirosos lo son y por eso pasan a ser enemigos del “pueblo estadounidense”. No importa lo que realmente es, se exprese o suceda. Lo que vale es lo que su líder dice. Robert G. Parkinson, profesor de la Universidad de Bringhamton, en un artículo publicado en The Washington Post, afirma que la construcción de noticias falsas no es un fenómeno nuevo en la política de Estados Unidos.

Documenta cómo algunos de los padres fundadores de la Nación construyeron noticias falsas en su lucha por la independencia y la consolidación de la misma.

Shane Harris, periodista de The Wall Street Journal, documentó cómo los órganos de inteligencia de Estados Unidos han decidido no entregar toda la información al presidente Trump por temor a que la haga pública. El gobierno por eso lo acusó de divulgar noticias falsas. Dice que los seguidores de Trump desconfían de los medios veraces y “solo van a las fuentes de noticias donde ven lo que quieren escuchar”. Esa gente califica de noticia falsa todo lo que no le gusta.

Comenta que el periodismo de Estados Unidos tiene ahora un gran reto: hay que ganar la confianza de la gente. Y para eso es necesario hacer un trabajo con fuentes confiables. Se requiere más que nunca de parte de los periodistas honestidad intelectual y transparencia. Sostiene que la mayoría de los simpatizantes de Trump se hacen de información de fuentes muy poco confiables, de otros simpatizantes, de Facebook –que en ese país tiene 200 millones de usuarios diarios– y de la prensa afín.

La llegada de Trump al poder abrió un doble discurso en torno a lo que se conoce como noticias falsas. De un lado está que toda noticia que no gusta a Trump y a sus simpatizantes la califican como falsa. Del otro lado está que Trump y los medios afines construyen y difunden noticias falsas que son asumidas como verdad por sus simpatizantes. Eso y no otra cosa es lo que quieren oír.

En ese horizonte, Steve Coll, decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, plantea que a pesar del ambiente contaminado que generan las noticias falsas en Estados Unidos hay un “periodismo robusto” que se hace valer en la sociedad estadounidense. Así, el portal de los periódicos del grupo Gannet tiene 100 millones de visitas diarias y CNN en su Web la misma cantidad. Hay otros medios que sus portales tienen entre 70 y 50 millones de visitas diarias.

Coll dice que estos son medios que invierten en la construcción de un periodismo profesional serio. Y también hay un gran número de periodistas que están dando la batalla contra las noticias falsas de Trump y los medios que le son afines. Eso exige de los periodistas un trabajo más duro. El público lo empieza a reconocer. Un ejemplo es que The New York Times y The New Yorker han aumentado en forma considerable sus suscriptores. La gente busca información fiable.

El problema de las noticias falsas en su doble vertiente no es exclusivo de Estados Unidos. Está presente en otros países. En el caso de México ocurre algo muy semejante con Andrés López Obrador y sus seguidores. Si una noticia no les gusta la califican como falsa. La atribuyen a una campaña orquestada en su contra. En cambio los seguidores de López Obrador están dispuestos a creerle todo lo que éste les diga incluso cuando es una noticia evidentemente falsa.

Para la redacción de este texto se revisaron, entre otros, los siguientes artículos: “Las vacas locas de Trump”, John Carlin, El País, 20.02.17; Cómo sobrevivir a la era de Trump, Joseph E. Stiglitz, Negocios, El País, 26.02.17; “Incertidumbre trumpiana”, Joseph E. Stiglitz, Negocios, Reforma, 11.01,2017; “¿Falsas noticias? Una historia muy antigua”, Robert G. Parkinson, El Economista, The Washington Post, Año II, Número 103, 2-8.12.16; “Los trucos publicitarios no son políticas reales”, Paul Krugman, El Financiero, The New York Times, 24.04.17; “Las noticias que no les gustan ahora son falsas”, Carlos Loret de Mola, El Universal, 23.02.17; “El ambiente está contaminado por las noticias falsas”, Andrea Aguilar, Ideas, El País, 27.11.16.

Mundo Nuestro. 9 de julio del 2014, el gobierno del estado reprime la movilización del pueblo de Chalchihuapan en contra de la desaparición de las juntas auxiliares. El resultado, la muerte del niño José Luis Tecuatli, de 12 años de edad. Y el mayor descrédito del político Rafael Moreno Valle, entonces en la cresta de su poder como gobernador del estado de Puebla.

Mundo Nuestro presenta de Sergio Mastretta esta crónica escrita en aquella coyuntura sobre aquel lamentable acontecimiento, ejemplo estricto del extremo al que se llegó en el comportamiento autoritario de un mandatario, con los poderes legislativo y judicial sometidos y al servicio de la criminalización de la protesta social.



RELACIONADA: El caso Chalchihuapan en Mundo Nuestro

En el levantamiento del campo que los peritos judiciales de la PGR harán en Chalchihuapan, entre el reguero de piedras lanzadas por los bandos bloqueadores y granaderos, no encontrarán más que la derrota de la sociedad poblana.

Por supuesto que no hallarán prueba pericial alguna.

Tal vez acudan, entre tantos documentos fotográficos y videos a esta narración de la soledad de un niño y de nuestra miseria:


http://e-consulta.com/nota/2014-07-11/seguridad/bala-de-goma-perforo-cabeza-de-nino-en-chalchihuapan



Pero en el desalojo del bloqueo en la autopista a Atlixco, en el uso excesivo de la fuerza pública y la respuesta violentísima de los manifestantes, encontrarán, si tienen ojos para verlo, un problema no resuelto en México: los derechos constitucionales a la libre manifestación de los reclamos contra la autoridad establecida y al libre tránsito sobre la vía pública enfrentados en una secuencia de innumerables refriegas e incontables heridos y muertos ocurridas durante décadas en todo el país. Y al menos tres veces en los últimos años en Chalchihuapan. El evento del miércoles 9 de julio, que dejó más de 70 lesionados, no será el último.

Para el gobernador Moreno Valle y sus diputados la llamada “ley bala” era el remedio. Ahora paga en su imagen la ausencia de un proceso deliberativo real, la condición mínima para la existencia de una sociedad democrática, que no tenemos.



Pero los peritos encontrarán también, si quieren verla, la decisión absurda de un Congreso estatal --cuyos integrantes reprobaron, si alguna vez cursaron, historia de Puebla-- que por decreto desapareció a los pueblos. Las 585 Juntas Auxiliares dejaron de ser pueblos para convertirse en “órganos desconcentrados”. En el paisaje que encontrarán después de la batalla, bien les vendría a los peritos “atraídos” por la investigación del enfrentamiento en Chalchihuapan recoger entre los escombros ocasionados por estos políticos el significado histórico de la palabra pueblo.

Y leer lo que escribieron en las reformas a la Ley Orgánica Municipal LOM):

La naturaleza jurídica de la Junta Auxiliar (JA): “El carácter de “gobierno” y “autoridad” en LOM ha provocado que las JA se asuman como cuarto orden de gobierno, con responsabilidades y autonomías que resultan inconstitucionales.”

Y su propuesta: “Que sean órganos desconcentrados del Ayuntamiento, dependientes de la SG municipal. Se suprimen las palabras “gobiernos y autoridades de los pueblos.

¿Habrán estudiado historia los peritos atraídos de la PGR?

El gobernador y sus diputados parece que no lo hicieron.

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El paisaje después de la batalla del 9 de julio en la autopista puede verse en tres tiempos:

1.- Por la noche de ese miércoles las torretas policiacas permanecen en la autopista, los granaderos reposan en las cunetas y se comen los hotdogs que sus jefes les han traído desde Chipilo; en el pueblo de San Bernardino Chalchihuapan no dejan de sonar las campanas, y mucha gente está reunida en la plaza, sobre todo jóvenes que muestran cascos, toletes y granadas como trofeos de guerra. En un ir y venir de telefonazos entre mandos policiacos y autoridades del pueblo se negocia la liberación de un policía capturado en la reyerta de mediodía; el presidente auxiliar de Chipilo Pedro Martini Mazzoco --a quien el reportero de Municipios Puebla en e-consulta Felipe Ponce Mecinas acompaña (http://archivo.e-consulta.com/blogs/quiosco/?m=20140714--) y que escribirá una estupenda crónica-- cumple como mediador y no le queda más que escuchar a la licenciada Ofelia Flores Ramos, subsecretaria de Coordinación y Operación Policial, la jefa policiaca en su réplica al presidente de San Bernardino Felipe Montes:

“No, presidente, la ley no se negocia… la única opción es que me entregue a mi policía o entramos por él”.

“Me colgó”, dirá después la licenciada, quien vivirá su propia secuencia, pues en los días siguientes se le señalará como la responsable del operativo que golpeará como un macanazo en la cabeza la imagen del gobierno estatal.

Al final, liberaron al policía. En la secuencia de este paisaje siguen las órdenes de aprensión y los cargos para los pobladores: motín, ataques a las vías de comunicación y contra las autoridades en su modalidad de desobediencia, resistencia de particulares, delitos contra funcionarios públicos, privación ilegal de la libertad, lesiones dolosas y tentativa de homicidio calificado y daño en propiedad ajena doloso. Uno de los perseguidos por el gobierno estatal será el presidente auxiliar Montes. Ganó en las elecciones de mayo por siete votos el cargo al grupo de Antorcha Campesina que gobierna desde hace un buen rato en la cabecera municipal de Santa Clara Ocoyucan. Felipe Montes huirá del estado ante las acciones judiciales que el gobierno ha descargado. En esa misma secuencia me pregunto por el papel jugado por sus asesores, la diputada federal Roxana Luna Porquillo y su hermano Vladimir, el “Movimiento Nacional de Los de Abajo”, el propósito del bloqueo y las consecuencias del mismo, y lo que veo es que para su fortuna ellos no están entre la lista de heridos en el puente ni entre los perseguidos por la justicia.

En una secuencia paralela, circulan de inmediato en internet videos y fotografías de la tranquiza en el puente y al gobierno poblano se le viene encima en la prensa local y nacional una carretada de denuncias contra el uso de balas de goma y la consecuencia de la mentada “Ley bala”. En la historia de compadrazgos entre los virreyes-gobernadores y la prensa poblana la coyuntura revela los campos decantados por el uso patrimonial de los recursos públicos en medios de comunicación. Y por lo que veo en la prensa, la mayoría le ajusta las cuentas al gobierno morenovallista.

La noche ha caído en San Bernardino. Y en este paisaje nocturno, todavía en la escena las piedras que se arrojaron los bloqueadores de la autopista y los granaderos, levanto dos preguntas que no tiene una respuesta sencilla: ¿por qué la pérdida del registro civil provoca la insurrección de un pueblo? ¿Qué es lo que no entendieron los diputados que aprobaron una iniciativa que de un plumazo le quitó a 585 comunidades su calidad de pueblos?"

2.- En este paisaje de derrotas la tomografía del muchacho de 13 años es estremecedora. Es la de un tiempo detenido en las versiones encontradas, bala o pedrada, contenida en la decisión final de los funcionarios gubernamentales de romper el bloque y desalojar la autopista. El cráneo roto de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo es el tiempo detenido por la violencia que arrasa la vida nuestra y que no encuentra salida en la ley bala ni en el bloqueo de la carretera. En la tomografía veo también la masa de pobladores que por la mañana del miércoles 9 cerró las carreteras federal y autopista a Atlixco y esperó la llegada de los granaderos.


La tomografía difundida en twitter por Jesús Manuel Hernández.


La foto del diario Cambio y la interrogante: ¿ese lanza granadas de gas lacrimógeno también dispara balas de goma?

En el paisaje la batalla de las fotografías. En la foto los granaderos en la refriega. Uno de ellos apunta al cuerpo de los manifestantes que no vemos con un fusil que igual dispara granadas de gas que detona cartuchos con balas de goma. Y de ahí no tenemos más cosa que las fotografías, los videos y las declaraciones. Cada quien expone sus imágenes.

El gobierno explota la de un granadero tundido a palos por un joven. Y en voz del Secretario de Gobernación, niega tajantemente el uso de balas de goma: “Primero toletes, escudos y cascos. Y ante la escalada de violencia y agresión de parte de los manifestantes, se utilizó gas lacrimógeno para dispersar y contener a los agresores. Se ratifica, asimismo, que en ningún momento se utilizaron balas de goma o cualquier otro dispositivo contundente, que los ya referidos.”

Del otro lado, y desde el twitter de la diputada Luna Ronquillo, los videos con la cabeza ensangrentada del niño, el cachete perforado de un hombre aturdido que se acerca a la cámara desde el puente, las fotos con los fusiles en círculo rojo que prueban la realidad de la “ley bala” del gobernador de Puebla.

Y en los extremos las acusaciones penales en el Ministerio Público contra los campesinos y las demandas de destitución del gobernador en el Congreso federal.

En medio una sociedad que ni siquiera sabe si fue aprobada por los diputados la nueva ley de seguridad pública, y ni mucho menos si cuenta con reglamentación de los protocolos y procedimientos para el uso de la fuerza pública. Y que no encuentra respuesta alguna que explique de fondo la rebelión en este pueblo.

3- El último paisaje. Veo la tomografía del muchacho en coma y acudo a Edgar Musalem, un perito experto en asuntos de seguridad pública en Puebla, y le pregunto sobre las posibilidades que tenemos de saber qué armas usaron los granaderos en el desalojo de la autopista:

“El fusil en la foto sí puede detonar cartuchos de balas de goma --me dice, y arranca con la descripción del arma y las consecuencias que puede tener--. De acuerdo a lo que vemos, las armas lanzagranadas que trae la policía son de calibre 37 o 40mm, de goma o caucho, las mismas podrán tener una energía en kilográmetros de alrededor de 87 kg/m. El propósito de estos proyectiles es aplicar un golpe en partes densas del cuerpo humano, zonas musculosas, en ningún momento debe de aplicarse a menos de 15 metros al sujeto, y sólo en situaciones de consideración a la técnica dura en el uso de la fuerza. Pero está probado en muchos países que estas armas pueden provocar graves daños, impactar los órganos como el hígado, el riñón, provocar la pérdida de un ojo, o simplemente causar la muerte.”

Encuentro este video en youtube con el testimonio de un manifestante con un impacto en el abdomen:

Y Edgar Musalem plantea el problema de fondo: “En México hay protocolos de capacitación, pero no hay reglamentos específicos en la ley para el uso de la fuerza con este tipo de armamento. Las policías tienen una tabla de niveles que miden la resistencia de un individuo o grupo y las técnicas de control que deben aplicarse. Van desde la ausencia de resistencia hasta la resistencia agresiva agravada que puede causar graves lesiones a los elementos o a terceras personas, y así la respuesta, desde las instrucciones verbales hasta las técnicas duras de fuerza no mortal y mortal. Y así se debe juzgar la actuación de los elementos en un operativo.”

Y luego analiza lo ocurrido en el puente de Chalchihuapan:

“Si los policías no retrocedieron ante el avance de los ciudadanos, si entraron en confrontación debemos suponer que iban a desalojar la autopista. Creo que el asunto se les salió de control ante la ausencia de órdenes directas de su superior.”

Y para entender esta pérdida de control del operativo lo sucedido después de que la policía lograra desalojar la autopista: este video revela la paliza que recibieron los granaderos, quienes al parecer cayeron en la trampa tendida por ellos mismos en su afán por perseguir y capturar manifestantes: un destacamento que ha ocupado el puente es abatido por sus propios gases y por la andanada brutal de las piedras que los pobladores les arrojan desde ambos extremos; los granaderos intentan escapar por uno de los costados; es claro que aquí sufrieron sus mayores bajas.

Edgar Musalem analiza la posible investigación a cargo de la Procuraduría General de la República:

“Sus peritos van a tener que trabajar con declaraciones y dictámenes médicos en los que analizaran por ejemplo el tipo de lesión y el rango de circunferencia en el impacto, por ejemplo en el del cachete del hombre aturdido. Tendrán investigar con los documentos de resguardo de materiales y la dotación a los elementos ese día, y las facturas de compra de cartuchos, con el riesgo del coyotaje que siempre existe, que aparezcan sólo facturas de granadas de gas y no de balas de goma, por ejemplo. Pero no van a poder trabajar en campo, ya no van a encontrar vainas o cascos de cartuchos, ya no podrán hacer pruebas periciales. La investigación no llegará muy lejos.”

Edgar Musalem remata: “Hay protocolos de capacitación, pero no están reglamentados por ley. Si me conviene, estoy a favor, si no conviene, en contra, y por ahí van a juzgar la actuación de la policía. El problema es que no hay normas para el uso de la fuerza, ¿con qué criterios se establece el uso excesivo como el de las balas de goma? Lo que está claro en lo relativo a la ley es que no hay un reglamento de uso de balas de goma. Además, creo que no son necesarias, son comprometedoras como se ha demostrado en otros países. Si el gobierno dice que sí hay protocolos, que los exhiba.”

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Pienso en este muchacho de trece años de edad, José Luis Tehuatlie Tamayo, en su acta de nacimiento levantada en la Junta Auxiliar hace trece años. ¿Cuál será su futuro si sobrevive? Lo veo caminar los 600 metros que separan el zocalito de San Bernardino de la autopista. Las crónicas dicen que salía de la secundaria. No está claro si fue en el primer choque, cuando la policía desaloja la autopista, o si sucedió más tarde, en la refriega en la que los pobladores le dan la paliza a los policías. No sé si lo averiguarán los peritos “atraídos”.

En esta batalla que todos perdimos, el paisaje airado de la vida trunca de este niño impacta con la fuerza de lo que haya sido que golpeó su cabeza.

¿A quién llamar en este paisaje al arrepentimiento?

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