Morena según Carlos Figueroa: entre el sectarismo y el oportunismo, o cómo no ser más de lo mismo

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Carlos Figueroa sintetiza lo que he sentido toda esta mañana de sábado en el Foro que ha organizado MORENA para llevar a la práctica lo que afirma es el principio que lo distingue de cualquier otro partido político en México: que quiere construir su proyecto nacional desde la ciudadanía, pero que para eso tiene que resolver el conflicto entre el sectarismo y el oportunismo que lo ha puesto en jaque en esta coyuntura.

Dice Carlos que MORENA no será más de lo mismo. Que la alianza fundamental de este proyecto de nación que quiere ser MORENA es con la sociedad civil y no con la partidocracia.

Lo veo ahí, en el cierre de este foro “En Morena Nuestra Alianza es con l@s Ciudadan@s” que han organizado quienes tienen cinco años al menos construyendo este nuevo partido político. Su discurso no es estridente, no hay exclamaciones retóricas. Es el discurso de un académico que sabe de la política convertida en guerra civil en su patria primera, Guatemala. Lo escucho y confirmo que efectivamente estoy, al menos en su caso, ante un tipo distinto de actor político.

No será fácil para personas como él, me digo, cuando valoro el tamaño de los problemas que padece nuestro país. Y la capacidad que tiene para el fracaso la izquierda en México.



Pero más difícil será que este nuevo partido resuelva la contradicción que plantea este académico del Instituto de Ciencias y Humanidades de la BUAP convertido en el último año en militante del partido que construye desde hace unos años Andrés Manuel López Obrador, miembro de su comité ejecutivo al frente del tema de derechos humanos, y sin duda un activista que llega a la política electoral desde una probada trayectoria de investigador de las ciencias sociales.

Pero antes de la disyuntiva ingrata que enfrenta el nuevo partido, el historiador Figueroa es fiel al impulso originario de AMLO: “El principal agravio de la ciudadanía –dice—no es el de la inseguridad y la violencia, y eso sin dejar de lado las 207 mil ejecuciones y 28 mil desaparecidos en la última década, ni los 128 periodistas asesinados o desaparecidos. El principal agravio es la corrupción que padece México y que provoca la aversión a la clase política nacional de la que MORENA no quiere ser parte.”

Viene entonces el planteamiento sobre los dos peligros que se ciernes sobre la organización del Peje en el estado de Puebla:

El primero: “El sectarismo –dice Carlos--, porque debemos entender que Morena por sí solo no podrá con la mafia en el poder, y que solo lo logrará con una alianza pluriclasista, y que debemos recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que vienen de otras organizaciones políticas en México.”

Interesante, escucho, el público en el foro le aplaude.



El segundo: “El oportunismo, pues MORENA no puede ser la camiseta de quienes durante toda su vida han ido en contra de los principios de Morena.”

Vaya lío. Dos aplausos, dos inercias. Y el enorme riesgo de que este partido que quiere ser del pueblo se quede en veremos.

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