Voces en los días del coronavirus

Voces en los días del coronavirus

Mundo Nuestro. Vivimos tiempos que marcarán la historia del mundo. COVID-19, le dicen los enterados. Coronavirus, para el vulgo. En esta mudanza estamos en el arranque de la primavera del 2020. De ahí recogemos estas voces.

Voces en los días del coronavirus

Héctor Praxedes, productor de medios

Las diferentes formas de organizar la sociedad, activan diferentes partes de nosotros mismos. Si estás en un sistema que sabes que no cuida a las personas y no distribuye los recursos de manera justa, entonces nuestro impulso para acumular estará en alerta. Así que tenlo en cuenta y piensa cómo, en lugar de acumular y pensar en cómo puedes cuidarte a ti mismo y a tu familia, puedes voltear y pensar cómo puedes compartir con tus vecinos y ayudar a los más vulnerables.

El texto anterior forma parte de la entrevista que Marié Solis le hizo recientemente para VICE a la periodista canadiense Naomi Klein, autora del libro “La doctrina del shock”.

Mientras más aislados y vulnerables nos pensemos, será la parte más arcaica del cerebro a cargo entre otras cosas de la reacción de lucha o huida o la amígdala, la estructura neuronal que participa en la formación de los aspectos emocionales de la memoria, especialmente del miedo, las que principalmente gobiernen nuestro comportamiento.



Por otra parte, voltear a nuestro alrededor y buscar la manera de ayudar al prójimo, constituye un ejercicio de empatía que, al convertirse en acciones concretas para ayudar a los demás, genera una sensación de bienestar y sentido de comunidad.

En los tiempos complejos que vivimos, también las lecciones y los aprendizajes pueden equipararse en tamaño y profundidad, a la dificultad que implica el reto de salir adelante.

Hoy, la mayoría de los ciudadanos ha volteado a sus gobernantes en busca de liderazgo, y de manera generalizada nos hemos sentido defraudados por un sistema que no parece tener muy claro cómo reaccionar a un problema sin precedentes en la historia moderna. Con todo esto afectándonos de una manera tan directa, no cabe más que cuestionar si la manera en la que se pretende organizar a la sociedad funciona a favor del individuo.

Aunque la respuesta es compleja, es con acciones sencillas que puede realizar cualquier ser humano, con las que podemos recuperar la esperanza y, de paso, comenzar a utilizar otras partes de nuestro cerebro para encontrar nuevas soluciones y crear nuevos paradigmas.

Para encontrar soluciones diferentes, necesariamente hay que hacer cosas diferentes, y no hay nada como el colapso social y ambiental para darnos un empujón en una nueva dirección. Hoy nos parece imposible poner de acuerdo a todo un país y se antoja pensar, que la energía que le podamos dedicar al problema, es como intentar enfriar con una gota de agua en un comal caliente. Es por eso que la propuesta que hace Naomi Klein es una luz en la tormenta, porque sí podemos, en cambio, tenderle la mano a la persona que está a nuestro lado. Eso depende completamente de nosotros, sin importar siquiera si tenemos lo suficiente o no para compartir. Recordemos que, hasta el más insignificante gesto de amor, puede cambiar el rumbo de una vida.



Voces en los días del coronavirus

Alberto de la Fuente, empresario

Mundo Nuestro. El autor de este texto, un joven poblano víctima de secuestro hace dos años y medio, llama, desde su experiencia como sobreviviente de la violencia en nuestro país, a comprender la dimensión personal de la emergencia sanitaria.



(Fotografía de Raúl Gil)

Me prometí que si salía vivo de aquella minúscula celda donde me tuvieron completamente cautivo por 290 días, compartiría mi historia, mi experiencia y mi aprendizaje a quien quisiera escuchar mi historia y así lo he hecho desde entonces. Nunca le niego mi relato a quien con buenas intenciones me pregunta. No lo hago con otro fin que abrirle los ojos y sensibilizar a toda esa gente que cree que su vida es complicada y están a punto de a ceder ante la adversidad. Solo pretendo que mediante mi experiencia se den cuenta que sus problemas son minúsculos y que probablemente tengan solución, solo deben redescubrir lo que los mueve, lo que los apasiona, lo que los hace sentirse vivos, para seguirle pedaleando en este mundo, un mundo que por momentos puede parecer complejo, duro e incluso injusto. Si mi familia y yo pudimos sobrevivir de tan espantosa experiencia, ellos en su jaula de oro (pero finalmente jaula) y yo en mi mazmorra, creo podemos ser el ejemplo involuntario para todo aquellos que se está ahogando en un vaso de agua.

Hoy sé que estamos viviendo una situación sumamente compleja para toda la humanidad, probablemente inédita. Por lo que no crean que le resto seriedad o minimizo esta pandemia. Pero si me preocupa ver a gente desesperada y frustrada por qué no ha salido de su casa (llena de comida, comodidades y entretenimiento), cuando yo viví literalmente en una celda de 1.50 x 2 m por casi 1 año, sin oír o ver a nadie, (incluyendo mis captores) durmiendo en el piso y haciendo mis necesidades en un balde, bañándome con agua helada a través de una esponja y teniendo un plato de frijoles fríos, que debía racionar cuidadosamente para que me durara durante todo el día. Pero en verdad, mi carencia más grande no fue las falta de comodidades, sino el estar lejos de mi familia, sin saber a ciencia cierta si tendría la oportunidad de volverlos a ver o al menos poderme despedir de ellos. Ellos fueron mi verdadera fuerza, mi motivo de no hundirme en la desesperanza y la desolación. Así, que me aferre de Dios y junto con él forme un equipo extraordinario. Un equipo que aguanto vara y resistió lo que era inimaginable resistir, el secreto residió en enfocarme en mis porqués y dejar todas mis demás preocupaciones a un lado, pues solo me estorbaban.

Y heme aquí, 2 años y medio después, más vivo y feliz que nunca, pero sobre todo muy agradecido con esta segunda oportunidad de vivir que créanme no he desperdiciado ni un segundo, priorizando en recuperar el tiempo que me robaron con la gente que más amo y viviendo sin duda más ligero de equipaje. Así, que sin quitarle la gravedad a lo que sucede hoy en día, solo los quiero hacer reflexionar en que bendigan la forma en que están afrontando este aparente aislamiento que es más mental que realmente físico. Valoren que están dentro de una casa (su casa), con el refrigerador lleno, la alacena al tope, con una regadera caliente a su disposición, una cama acolchonada y con suficientes distractores (tele, libros, juegos, internet) para entretenerse por meses, pero sobre todo están rodeados de su familia. Aprovechen esta oportunidad única para disfrutarse, para jugar juntos, para conocerse, para amarse. Dejen por un momento los teléfonos, que solo nos van a desquiciar con tanta desinformación e histeria colectiva y conéctense a la vida a su vida, esa que la mayoría a descuidado por pensar que es eterna e inamovible. Irónicamente y aunque piensen que no hay mucho que hacer en esta crisis, créanme si lo hay. Gozan de más libertad de la que pueden imaginar, no dejen que la toxicidad los invada pues luego será muy difícil poder salir de la obscuridad que ustedes mismos se crearon. Como padre de familia, obviamente estoy preocupado por la economía familiar y las repercusiones de esta desaceleración económica, luego me acuerdo de como sorteé mi aislamiento y como es que durante tantos meses en verdad pude vivir con tan pocas cosas materiales, en verdad lo estrictamente necesario para mantenerme respirando. Así que, si es momento de apretarnos el cinturón, de aprender a racionar y compartir yo les digo que con voluntad, amor y ganas se puede. Vivimos con exceso de cosas que no necesitamos y en situaciones como estas es cuando nos damos cuenta. Prioricemos lo que realmente vale la pena.

Termino citando al Dr. Víctor Frankl (sobreviviente de un campo de concentración nazi) con esta frase que si la comprenden vale oro molido ¨Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento¨.



Ánimo, esto es temporal y sin duda nos reconstruiremos más fuertes, más sabios, más humildes pero sobre todo más agradecidos con Dios y con la Vida. Aprendamos de esta crisis, pero mientas afrontémosla con la frente en alto y siempre viendo para adelante.

Compartan este mensaje sin creen le puede servirle a alguien



Alberto de la Fuente y de la Concha (Chorro)

Marzo 2020