Cavilaciones a la media noche sobre este revuelto pero entretenido mar de nuestra política

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Enrique Cárdenas ha logrado el respaldo de tres partidos para su propósito de ser candidato ciudadano desde la iniciativa de la agrupación no partidista Sumamos, con la que intentó alcanzar la candidatura independiente para la elección del 1 de julio, y que hoy le ha abierto un resquicio.

No es una decisión sencilla la suya en estos tiempos de la cargada morenista en Puebla, en lo que sin duda ha significado una especie de restauración priista tras la caída del helicóptero el 24 de diciembre y el colapso de lo que de manera implacable construyó por veinte años Rafael Moreno Valle. Y más lo siento cuando contemplo a esos rescoldos de la política mexicana que un vendaval con rumbo en julio del 2018 se llevó: tres partidos, PAN, PRD y MC en Puebla sometidos hasta la abyección por el autoritarismo morenovallista, y que han decidido, para sobrevivir, jugar la carta ciudadana que la realidad impredecible ha puesto como salvación en sus desordenadas mesas de apostadores profesinales..

Entiendo que Enrique Cárdenas y Gabriel Hinojosa, y muchos amigos mutuos en la organización civil Sumamos, apuestan por el hecho de que los partidos son organismos de interés público y que están para servir a los ciudadanos. Así me explican ambos su búsqueda como tales de un registro como candidato sin partido. Ahí contemplo la frágil línea que separa la ingenuidad política de la generosidad patriota. Y no puedo más que respetar y admirar su valor cívico, justo cuando el análisis pragmático lleva a decir que la realidad los dejará en el camino, que su actuación no hará más que validar un proceso que, con la marca de una elección democrática, está dispuesto para la reconstrucción de un sistema de gobierno que ha probado ser anti ciudadano.

La realidad política nos trae a tirones. Morena intenta sobrevivir como organización fundada desde la base de un movimiento social antisistema priista-panista llamado Andrés Manuel López Obrador. Y sin embargo, en los avatares para ganar la presidencia de la república, ese movimiento ha visto cómo los políticos sobrevivientes del complejo aparato de poder priista en Puebla pronto arrebataron los espacios de control del aparato del joven partido. Así entiendo a los Barbosa, Armentas, Jose Juanes y Manzanillas, muy avezados y sin complejos para cambiar caretas, amigos e ideologías. Y apenas comprendo las tribulaciones de personas de calidad probada, como Carlos Figueroa Ibarra, que no dejan de observar los predicamentos de la organización que ayudaron a construir en los momentos más aciagos de la ola morenovallista. No estaban ahí entonces quienes hoy encabezan las propuestas de Morena para el 2 de junio próximo. ¿Quién hubiera imaginado hace unos meses el retorno de los dinosaurios viejos, como Pacheco Pulido, y revividos, como Estefan y Manzanilla? Y con ellos la sobrevivencia de la maquinaria política para el control del gobierno y del dinero, pulida a golpe de mano por Bartlett, Melquiades, Marín y Moreno Valle.

En ello pienso para tratar de comprender la iniciativa de Enrique Cárdenas, quien sin duda se juega su incuestionable calidad moral con la que se avienta al revuelto mar de la militancia político-electoral.



Y más cavilo entonces sobre mi propia perspectiva de periodista y mi vida entera sin militancia partidaria. Hago política a mi manera, y cuestiono desde siempre la práctica interesada de los políticos profesionales, expertos en jugar para sí. ¿Pero qué papel entonces, es el que juega un periodista? ¿Sirve de algo abogar por la neutralidad de la narración objetiva?

Cavilaciones a la media noche sobre este revuelto pero entretenido mar de nuestra política

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...