Universidades

Universidades

Suspendisse at libero porttitor nisi aliquet vulputate vitae at velit. Aliquam eget arcu magna, vel congue dui. Nunc auctor mauris tempor leo aliquam vel porta ante sodales. Nulla facilisi. In accumsan mattis odio vel luctus. Fusce egestas, augue in fermentum euismod, quam ante mattis lorem, a tempor ipsum mi sed elit.

Mundo Nuestro. Todavía queda reserva moral. Eso escribí en la libreta al escuchar ayer el informe del rector de la Ibero Puebla el sacerdote jesuita Fernando Fernández Font. Desde las primeras frases sus palabras construyen esa certidumbre que hace tiempo ha desaparecido del discurso político en México. Fernando visualiza los retos que vive desde los cimientos de una institución antigua, la Compañía de Jesús. Nuestra historia y cultura encuentran en ella sus raíces. La mía propia. Pienso en ello mientras anoto en frases sueltas la perspectiva en la que el rector observa los horrores del país que rompen toda estima por las palabras fundacionales del discurso democrático. Fernando recurre a la imagen mítica de la semilla y la tierra: violencia y asesinato, corrupción e impunidad, injusticia y opresión, eso es lo que brota en el día a día de nuestra existencia.

“No tener miedo”, “compromiso con la suerte de los pobres”, “reconstruir el tejido social sembrando humanismo”, “mirar el mundo desde la óptica de los excluídos”.

Amor y respeto por los demás, afirman las viejas palabras. Confirmar que todavía queda una reserva moral en nuestro México. Sergio Mastretta

Texto tomado del documento Cuarto Informe/Dr. Fernando Fernández Font.



Ante una realidad nada halagadora, la Universidad Iberoamericana Puebla quiere responder con su acto académico –y todo lo que implica--, desde los grandes principios y tradición educativa que la sostienen y la siguen relanzando hacia el futuro. En solidaridad con las instituciones democráticas que trasparentan su actuar, nosotros desplegamos lo que hemos hecho en el trascurso de este año que termina y lo que nos empeñamos en seguir haciendo, con la mirada puesta en el horizonte deseable al que aspiramos. Con satisfacción puedo reconocer que nuestra institución ha seguido siendo fiel y coherente con los ideales ignacianos y el camino que hemos de recorrer. Tiempos adversos son los que nos acompañan; pero no por eso se justifica que cerremos los ojos a la totalidad de la realidad, sea cual sea. No podemos dejar de mirar las contradicciones que cada día hacen más difícil la vida en sociedad y constituyen el marco que envuelve a nuestra misma institución académica y por el que queremos apostar nuestra más honda existencia. El análisis de la realidad que hemos presentado resalta los puntos más críticos que parece están evidenciando que no hemos sabido construir una sociedad en la que reine la armonía y la paz, justo porque su base no está sostenida por la justicia que ha de buscar el bien para todos y cada uno de los que habitamos en esta tierra. Convivir como seres humanos es lo que anhelamos y lo que parece que no debería de resultar tan difícil; pero que no hemos logrado. Algo muy grave se ha roto en nuestro pacto social. Y, sin embargo, como dijo Ernesto Sábato, “la esperanza”. Seguimos arrastrados por el indomable “elan vital” –intuición fundamental de Henry Bergson que nos mantiene con la cara al frente, sin renunciar a nuestros ideales y utopías. Definitivamente, “otro mundo es posible”, según evidencia la lucha incansable de los indígenas de Chiapas que, a pesar de todas las adversidades de su larga tradición de opresión y dominación, no dejan de luchar por obtener condiciones más justas de vida y de creer que eso es posible y que lo único que puede justificar su existencia como seres humanos es no renunciar a sus grandes utopías. San Ignacio acepta el apostolado de las instituciones de Educación Superior, para que los “beneficios de mejorar la enseñanza y las condiciones de vida… se extiendan más universalmente”1.

“El bien más universal –retomando una cita del P. Adolfo Nicolás2- es lo que empuja a Ignacio a aceptar la responsabilidad de las instituciones de educación superior”; pues son ellas las que pueden incidir más eficazmente en la transformación de las sociedades y las que más ayudarán a extender el bien mayor; pero a condición de cumplir los dos propósitos que las justifican: el mejorar la enseñanza y, segundo, el transformar las condiciones de los ciudadanos; pues “si no logramos formarles hombres y mujeres para los demás –como señala- y capaces de transformar nuestro mundo en un mundo fraterno, justo y solidario, podemos darnos por fracasados”3.

Desde sus inicios, San Ignacio nunca pensó la Universidad como un reducto solamente para formar a los jóvenes estudiantes. Su visión fue realmente estratégica: formar a la juventud sólo tiene sentido, si eso está poniendo las semillas que darán frutos de justicia e igualdad el día de mañana; “Los jóvenes son los que pueden cambiar nuestro mundo, pero necesitan prepararse para responder a preguntas que ni nos imaginamos”4.

A la vez, tampoco se podrán lograr los resultados esperados, si la misma institución educativa no logra realizar proyectos que respondan a los grandes retos de la sociedad en la que vive. De ahí nuestro gran empeño por ir más allá de la mera educación de los jóvenes, hasta incidir en el medio con visiones críticas y propuestas creativas. Como Rector de la IBERO, no podría concebir a nuestra Casa de Estudios, si no tuviera un Instituto de Derechos Humanos que nos permitiera hacer conciencia de los mecanismos que utilizan el Estado y los grupos en el poder para lesionar los derechos más elementales de las personas que nos rodean; como tampoco pudiera estar satisfecho si no fuéramos capaces de poner la realidad en la inteligencia de los universitarios, para lo que el observatorio “con los Ojos Abiertos” resulta ser un instrumento privilegiado. Como afirma el P. Nicolás, “las generaciones actuales cada día están más lejos de la realidad”, por la superficialidad de la información que surge de las redes sociales. “El gran reto para la profundidad –continúa-- (consiste en) la enseñanza de la imaginación, (en) la creatividad, (como) proceso activo y dinámico para encontrar respuestas a preguntas verdaderas (y para) encontrar opciones a un mundo infeliz que parece ir en direcciones que nadie puede controlar; y (finalmente,) en el análisis crítico, (todo ello) de importancia fundamental para la educación jesuita... La experiencia de la realidad incluye un mundo destrozado, en particular el mundo de los pobres, que espera sanar”. Destrucción del ser humano y destrucción de la naturaleza son dos elementos del único binomio que el Papa Francisco denuncia como la gran herida de nuestro mundo. El cuidado de nuestra Casa Común es una grave responsabilidad de todo ser humano y de las estructuras depredadoras que hemos creado. De ahí también, que nuestro Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente sea imprescindible para abrir nuevos derroteros en las dinámicas sociales que están llevando hacia la muerte del planeta.

Y si es cierto que intentamos abordar tanto el polo de la educación de los jóvenes universitarios como el de ofrecer propuestas de transformación social, nos sentimos aún lejos de lo que hoy el mundo nos reclama. Es la pregunta que retoma el anterior P. General de los jesuitas: “¿qué más debemos hacer para asegurarnos de que no estamos simplemente poblando el mundo de brillantes y capaces superficialidades?”5



Todo podemos hacer menos conformarnos con lo que hasta ahora hemos hecho. Sí, podemos reconocer que hemos andado un buen trecho del camino y que “El Señor nos ha sido propicio”, como lo fue con Ignacio y sus primeros compañeros en Roma; pero no por eso podemos estar satisfechos y dejarnos arrastrar por las corrientes que dominan nuestras sociedades. La historia de la Compañía de Jesús nos arroja una larga cadena de jesuitas que fueron excelsos en los múltiples campos del saber y la educación, como también de la cultura y la construcción de poblaciones maravillosas como las Reducciones del Paraguay, Argentina y Brasil; todo ello acompañado de instituciones que le fueron dando cauce al Carisma Ignaciano. Hoy tenemos una Universidad imbuida en dicho carisma que le da sentido, profundidad y fortaleza. Fiel a su tradición, quiere seguir siendo vanguardia en la tecnología, las ciencias, las humanidades y, particularmente, en su compromiso por la reconstrucción del tejido social: para ello queremos la inteligencia universitaria; para ello queremos ser vanguardia; para ello queremos ser no la “mejor Universidad del mundo; sino la mejor Universidad para el mundo”. El camino es largo y el horizonte abierto. De la mano del gran Cardenal Carlo María Martini, S.J.., fallecido en 2012, sostenemos que “nuestro sueño no es evasión irresponsable ni huida de los compromisos cotidianos; sino apertura de horizontes, lugar de nueva creatividad y fuente de acogida y de diálogo6”. Luchemos –como señaló Eduardo Galeano- con una “rebeldía que provenga del amor, del amor a los demás y del amor a las cosas que valen la pena vivir y hasta morir por ellas7”. Y caminemos con confianza: “Los tiempos más creativos del apostolado de la Compañía –subraya el P. Nicolás- han sido tiempos de crisis. La crisis es muy buena cuando produce la creatividad para sobrevivir y para seguir ofreciendo un servicio de calidad”… Pero hay una condición impostergable, nos dice: “el magis es posible solamente si no hay miedo"8. Quiero terminar con una advertencia del Papa Francisco tomada de la 1ª Jornada Mundial de los Pobres, que marca el gran reto que tenemos que seguir afrontando como Universidad jesuita: “Dios creó el cielo y la tierra para todos –afirma-; son los hombres, por desgracia, quienes han levantado fronteras, muros y vallas, traicionando el don original destinado a la humanidad sin exclusión alguna”. No queda más que agradecer, en primer lugar, a Dios que es todo en todos; igualmente agradecer a cada uno de los que laboramos en este Institución Educativa y, principalmente, a los alumnos a quienes nos debemos, a sus familias, a la sociedad que tan generosamente nos alberga y a los patronatos de la Universidad que tan afanosa y desinteresadamente trabajan para que esta institución tenga los senderos necesarios por los que todos los días transita. Gracias también a nuestras autoridades que solidariamente con la Universidad se han comprometido por encontrar nuevos caminos de justicia y de igualdad.

1 Constituciones de la Compañía de Jesús, # 440.



2 Discurso inaugural en la Reunión mundial de Rectores de universidades jesuitas, 2010, Cd. De México.

3 KOLVENBACH, P.H. Alocución en la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, con ocasión de la inauguración de la sede rectoral, 12 de noviembre de 2001

4 Ibid. 146 147

5 Ibid.

Mundo Nuestro. Todavía queda reserva moral. Eso escribí en la libreta al escuchar ayer el informe del rector de la Ibero Puebla el sacerdote jesuita Fernando Fernández Font. Desde las primeras frases sus palabras construyen esa certidumbre que hace tiempo ha desaparecido del discurso político en México. Fernando visualiza los retos que vive desde los cimientos de una institución antigua, la Compañía de Jesús. Nuestra historia y cultura encuentran en ella sus raíces. La mía propia. Pienso en ello mientras anoto en frases sueltas la perspectiva en la que el rector observa los horrores del país que rompen toda estima por las palabras fundacionales del discurso democrático. Fernando recurre a la imagen mítica de la semilla y la tierra: violencia y asesinato, corrupción e impunidad, injusticia y opresión, eso es lo que brota en el día a día de nuestra existencia.

“No tener miedo”, “compromiso con la suerte de los pobres”, “reconstruir el tejido social sembrando humanismo”, “mirar el mundo desde la óptica de los excluídos”.

Amor y respeto por los demás, afirman las viejas palabras. Confirmar que todavía queda una reserva moral en nuestro México. Sergio Mastretta



Texto tomado del documento Cuarto Informe/Dr. Fernando Fernández Font.

Como se ha manifestado en momentos preliminares, una de las tareas fundamentales de la Universidad es develar la verdad, ejercicio que pone a la realidad verdadera en la inteligencia universitaria, desde la óptica de los intereses de las grandes mayorías empobrecidas que nada tienen que ocultar ni que perder; una verdad que no se manipula; que no se pinta del color que conviene, que no se pone al servicio de ningún interés particular. La verdad no puede llevarnos a respaldar los intereses de las minorías ni de los poderes fácticos; en ese momento se convertiría en ideología justificadora del estatus quo, alejando cualquier posibilidad de transformación de la realidad en favor de la justicia. Necesitamos una verdad que nos conduzca a un horizonte claro, en el que los marginados sean los protagonistas del quehacer al que nos debemos como sociedad, pues nuestra responsabilidad es con ellos y para ellos. Lo que hace un año ocasionó la efervescencia de diversos movimientos de disidencia políticos y sociales, hoy se mantiene de manera distinta, pues la semilla de la corrupción, de la impunidad y de la intolerancia ha crecido exponencialmente en cada hemisferio de nuestro planeta, acomodando sus terribles efectos nocivos en la sociedad, bajo una ideológica apariencia de “normalidad”. Por ello, mientras dicha esencia no se transforme, las heridas a nuestra humanidad serán cada vez más desgarradoras y difíciles de atajar.

Ante este escenario, la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús celebrada en el 2016, nos ha llamado a la reconciliación, aquella que es “siempre obra de la justicia; una justicia discernida y formulada por las comunidades y contextos locales”1.

Bajo esa premisa, los jesuitas hemos logrado divisar tres formas de sufrimiento en el mundo, mismas que serán abordadas desde investigaciones académicas para esbozar rápidamente lo que sucede en el contexto nacional y local de nuestra Comunidad Universitaria.

1



“Los desplazamientos de la población ante actitudes de hostilidad”

La protección a la vida es una tarea fundamental de cualquier Estado de derecho. Sin embargo, hay que considerar que no sólo apremia el contar con un marco normativo para disuadir amenazas que atenten contra la vida, sino que además es de suma relevancia considerar: “el derecho a que no se impida el acceso a las condiciones que garanticen una existencia digna”2. Por ello, es imperante mirar y respaldar la lucha de nuestros pueblos milenarios, aquellos que han sido despojados en todo el territorio mexicano de lo más elemental: sus vidas. Los indígenas y defensores de las diversas localidades han hecho lo suyo frente a los proyectos de muerte, tales como el despojo de tierras, la privatización del agua y la extracción de minerales. Ante ello, la presencia del Estado en sus tres niveles de gobierno ha sido fallida o, por el contrario, no se vislumbra en favor de la población. Un actor fundamental que también se ha visto ausente en el acompañamiento a nuestros hermanos indígenas, es la sociedad, nosotros, pues hemos normalizado la violencia y el despojo; hemos asumido que las tierras son de los invasores, de los otros e, incluso, nos hemos convertido en ellos. De ahí que hoy resulte fundamental traer de la memoria lo que nuestros compañeros de lucha en Huayacocotla, Veracruz, afirman: “la tierra no es de nadie… nosotros somos la tierra”.



2

“Las injusticias y desigualdades que viven los pueblos marginados”

México por sus condiciones económicas y geopolíticas, ha sido un país vulnerable a las condiciones internacionales, a las cambiantes y a las estáticas. Razón por la cual, la llegada de gobiernos nacionalistas de corte xenófobo y racista como el de Donald Trump, provocaron mayores retornos de mexicanos a nuestro país y dieron lugar a cambios significativos en el mercado laboral norteamericano y mexicano. En el primero, los empleadores estadounidenses mostraron preferencia en contratar trabajadores legales de origen mexicano, mientras gran parte de la población migrante mexicana que venía acelerando su proceso de ciudadanía, quedó en una situación de impasse. No obstante, las remesas enviadas a México, producto de la recuperación de la industria estadounidense y el temor creciente de los migrantes, lejos de disminuir, aumentaron en un promedio del 7% en el presente año, teniendo flujos anuales récord cercanos a los 25 mil millones de dólares, siendo uno de los rubros más importantes de ingreso de divisas al país. En el caso del mercado laboral mexicano, dada la dependencia de la economía mexicana a la norteamericana, la recuperación coyuntural del crecimiento económico del país ha generado un crecimiento del empleo en el último trimestre de 2017. Sin embargo, la generación de empleo se continúa concentrando en trabajos de baja remuneración, aun cuando los niveles de calificación requeridos son cada vez mayores. De acuerdo al último informe del Observatorio de Salarios3 de nuestra Casa de Estudios, la probabilidad de ser pobre teniendo licenciatura pasó de 12% al 32% entre 2000 y 2016, mientras que los ingresos promedio de contar con un posgrado, cayeron más de 10 mil pesos en términos reales durante el mismo período. Ahora, los pobres tienen mayores niveles educativos, pero la pobreza no ha disminuido, sólo ha cambiado de composición. En la última década, únicamente 2.7 millones de los casi 52 millones de trabajadores en el país, tienen ingresos equivalentes a más de cinco salarios mínimos, lo que expresa la profundización del esquema del mercado laboral mexicano, el cual es cada vez más flexible, pero a su vez, más precarizado. Otro índice es la proporción de personas que no cuentan con un salario digno, adecuado y suficiente como la Constitución lo establece, pues en 15 años pasó del 58 al 64%. En sentido inverso, la productividad de la mano de obra mexicana ha pasado en promedio de 20 a 28 mil pesos reales en los últimos siete años, donde la gran empresa (de más de 1000 empleados) tiene actualmente salarios promedio de 13 mil 500 pesos y productividad por persona de 61 mil pesos. Situación que documenta la falta de ética de la mayor parte de la clase empresarial mexicana. Como señaló el P. David Fernández recientemente, “el tema no es qué más podemos hacer por reducir la pobreza, sino qué debemos dejar de hacer que la sigue acrecentando”.4

En materia de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), planteada por el Gobierno de los Estados Unidos, la posible estandarización de los salarios entre los dos países es uno de los temas que el país del Norte y no del Gobierno, legisladores y partidos políticos mexicanos, estaría poniendo en la mesa de renegociación del TLCAN. Algunos sectores patronales como COPARMEX, sensibles a la nueva coyuntura económica y geopolítica internacional, ha logrado asumir que la reducción del déficit comercial de Estados Unidos, tendría que ir de la mano de la ampliación y fortalecimiento del mercado interno y de la conformación de una nueva clase media cuyos estándares de vida sean alcanzables, como en la mayoría de las economías desarrolladas a la mayor parte de la población. Bajo esa perspectiva, México contaría con la posibilidad de seguir creciendo a la par que asciende la economía norteamericana, pero con mayores grados de autonomía. Asimismo, la liberalización salarial y la finalización del uso del salario mínimo como salario base de la economía, son parte de los nuevos retos del país. Lo es también, la construcción de un mercado interno sólido, de mecanismos eficientes y eficaces de combate a la pobreza y de reducción de la desigualdad. A la vez, es urgente, rediseñar la política industrial de México, cuyas cadenas productivas deben ser reconstituidas de forma inmediata, mientras que la conformación de los clústeres regionales de competitividad deben encaminarse a hacia la generación de conocimiento y tecnología, en lugar de los bajos salarios a los que se han arraigado. El logro de ciertos equilibrios macroeconómicos como la baja inflación, tampoco debiera ser a costa de del bienestar de las personas y de sus hogares. De acuerdo al citado Informe del Observatorio, en los últimos años la brecha en el bienestar social que incluye además del ingreso obtenido, los niveles de salud, educación, seguridad social, condiciones de vivienda y patrimonio del hogar, entre el decil más rico en la distribución (10% más rico) y el más pobre (10% más pobre) aumentó de 4.8 a 5.3 veces. Lo que significa que la mayor desigualdad en la distribución del ingreso, la profundización de la segregación y segmentación urbana, la persistencia en la alta informalidad de la economía y la ejecución de una política social asistencialista no basada en derechos, son factores que indican que crecer no es suficiente, que si la economía no beneficia a los más pobres, no habrá un mayor bienestar del país. Otro aspecto es el de la administración pública, el cual se ha caracterizado por un déficit democrático cada vez más avasallante. Tan solo en este periodo tenemos a cerca de una docena de ex gobernadores que se encuentran en algún reclusorio o enfrentan procesos de extradición o están prófugos de la justicia: pulso democrático que la historia nos indica como verdaderamente alarmante, pues el hurto institucional rebasó cualquier límite corrupto y corruptor mostrando a una nación sumergida en un agudo deterioro de moral pública. ¿Qué significado tiene para una república que se asegura democrática, tener este tipo de escándalos? ¿Qué implicaciones tiene esto para su sociedad? No sólo es el despojo de los recursos financieros, es la necedad de mantener a la mayoría de la población en circunstancias deplorables, para que estos pequeños grupos de poder se conserven intactos. De ahí que estemos confirmando una especie de restauración autoritaria en nuestro país. Como prueba de ello, basta con retomar lo sucedido en pasadas elecciones del Estado de México y Coahuila; elección a modo, de Estado. En las que se utilizan todos los recursos para dañar y entorpecer, no a un candidato, sino la espina dorsal de la democracia: la genuina voluntad ciudadana. Falta ver lo que sucederá en las próximas elecciones presidenciales, si los partidos políticos estarán a la altura de lo que dicen representarán o si se convertirá en un juego de colores para denostarse mutuamente. En ese sentido, la Universidad Iberoamericana Puebla hace un exhorto para que las propuestas de los próximos candidatos estén regidas bajo los valores del bien común, que no se alimenten de la avidez por el poder y vacíen sus contenidos sociales; que no se conviertan en franquicias, sino por el contrario, que sean verdaderamente lo que nuestra constitución señala: la voluntad de ser servidores públicos, en aras del bienestar social. En lo que respecta a nuestra Entidad, el Triángulo Rojo nos ha confirmado que las decisiones estratégicas de seguridad deben tomarse a tiempo y con celeridad y no postergarse ni ocultarse en función de intereses políticos de los supuestos servidores públicos, pues a final de cuentas, es a la ciudadanía a la que se está poniendo en preocupante riesgo. Por ello, aún con las disposiciones recién tomadas para disminuir el robo de combustible, Puebla ya es una Entidad infectada por el Huachicol. Un desafío que debe continuar - se enfrentando con gobernanza, ya que el crimen organizado y la criminalidad común no pueden entenderse sin la connivencia del Estado. En la medida que tengamos un estado de derecho gobernándonos, el crimen no será un problema de mayor envergadura. No se necesitará la fuerza letal del Ejército para realizar las tareas policiales. Tintes de certidumbre dan los nuevos gobiernos estatal y municipal de Puebla, que se caracterizan por la apertura al diálogo y a una colaboración que mira a los intereses de las mayorías. Ejemplo de ello, fue la colaboración entre nuestra institución y el municipio de Puebla, para la formación de cerca de 320 pequeñas empresas en Economía Social y Solidaria, mismas que brindaron empleos a más de 2,500 personas ubicadas en las 10 regiones más convulsas y violentadas de la Capital poblana. Estas acciones confirman que la Universidad está llamada a poner toda su inteligencia al servicio de la sociedad y, si ésta va de la mano de una administración pública, los beneficios se verán reflejados tarde o temprano, no sólo en bien de la Universidad, sino principalmente de la población. En lo que se refiere al tema de la Transparencia y Rendición de Cuentas, este año comenzó a desarrollarse la arquitectura institucional del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), tanto a nivel federal como estatal. Sin embargo, desde su fase de implementación, éste no ha estado exento de discusiones y polémicas alrededor de algunos perfiles que han sido designados para cumplir labores de responsabilidad en el entramado diseñado para combatir la corrupción. Si bien la Corte dio un espaldarazo a la instancia ciudadana que servirá de canal de interacción entre la sociedad civil y las instituciones de gobierno para formular los formatos con los que se podrá dar seguimiento al patrimonio y eventuales conflictos de interés de los funcionarios públicos, ciertos procesos de designación han nublado la génesis del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Por un lado, al no respetarse los principios de transparencia, gobierno abierto y máxima publicidad, el mismo Comité de Participación Ciudadana objetó ante el Senado de la República los nombramientos de los 18 magistrados anticorrupción enviados por el Ejecutivo federal, quienes serán los responsables de establecer las sanciones administrativas por faltas graves de servidores públicos y particulares relacionados con casos de corrupción. Si no hay una genuina voluntad para que, desde su concepción, el Sistema Nacional investigue, devele y sancione los casos de corrupción, no podremos vislumbrar un cambio real en la forma de proceder de los servidores públicos, pues el propio sistema habrá nacido muerto. Dado que esta misma secuencia está y seguirá ocurriendo en los estados, resulta de mayor importancia apuntar que en la integración de toda autoridad pública es primordial la legitimidad que aportan los criterios de transparencia, gobierno abierto y máxima publicidad, y, por supuesto, el ejemplo que deben dar las instituciones encargadas de esta cuestión en los mismos términos. En Puebla, celebramos que el Congreso del Estado haya escuchado a las Universidades y organismos de la sociedad civil, incluso que el Consorcio Universitario sea partícipe en la elección de quién conformará el Comité Ciudadano del Sistema Estatal Anticorrupción. No obstante, no dejamos de señalar que existen vicios de origen que se advirtieron en su momento y que habrá que asumir hasta que puedan modificarse. Uno de ellos, tiene que ver con la dependencia de la Fiscalía Anticorrupción respecto a la Fiscalía General del Estado, que no es suficientemente autónoma y a la que se le asignó un tramo de poder sin mayor contrapeso. Otro vicio es la facultad del gobernador de designar a los magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa por los próximos 15 años con la ratificación de una mayoría simple del Congreso local, no una mayoría calificada. En suma, se puede vislumbrar un posible blindaje ante casos de corrupción, que puede desdibujar la voluntad ciudadana y el sueño de poner los cimientos verdaderos contra la histórica lacra de la corrupción y la impunidad. En el ámbito educativo, las manifestaciones vividas el año pasado han cesado. Bastó la negociación de acuerdos económicos entre el Gobierno Federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), para que la “Educación” quedara otra vez al servicio de intereses fácticos y particulares. Es muy doloroso evidenciar que la disidencia se arregle mediante pactos económicos y no con la formulación de soluciones reales que les permitan a nuestros niños y jóvenes mexicanos contar con las mejores herramientas para enfrentar su futuro. En la IBERO Puebla estamos seguros que la debida formación académica, psicológica, física y emocional de nuestra juventud, es la única respuesta ante la convulsión por la que el Estado mexicano ha estado transitando. En nuestro país, gozamos de todos los recursos y las capacidades, contamos con profesores a la altura de los retos y, sobre todo, tenemos a una nación que aclama la necesidad de egresar profesionistas que construyan mejores condiciones de justicia; y, sin embargo, no lo hemos podido lograr.

Otra cuestión que interesa en este rubro, es el desarrollo de un nuevo modelo educativo a cargo del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), mismo que no había sido considerado en la Reforma Educativa del 2013. Ante ello, el CIDE dio a conocer la propuesta de un nuevo modelo en el que trata de integrar las reformas educativas del 2009 y del 2011, tanto para la Educación Básica como para la Media Superior. En ello, se pueden vislumbrar un buen número de innovaciones, que van desde la autonomía curricular para las escuelas, a fin de complementar los estudios obligatorios, hasta dar su lugar a las lenguas indígenas, pasando por diversas claves de alfabetización inicial, educación socioemocional, articulación de los niveles académicos y disciplinarios, entre otras. Sin embargo, continua la preocupación respecto al seguimiento que se le dará a la formación de los maestros y de los educandos, las condiciones y apoyos que se les brindará a las escuelas ubicadas en zonas marginadas, el espectro amplio de la educación, o si se seguirá permaneciendo en un plan centralizado y enfocado a lo citadino. En fin, tantas dudas que deben ser resueltas, pues de otra forma la reforma implementada no mejorará realmente la situación educativa de nuestro país.

3

“El fundamentalismo, la intolerancia y los conflictos étnico-religioso-políticos”

Las muertes causadas por una cultura envuelta en concepciones y prácticas que no responden al siglo en que vivimos, nos hablan de una imperante necesidad de reconciliar a la humanidad consigo misma, de tal forma que se vayan disolviendo progresivamente las conductas intransigentes e irrespetuosas que tanto daño han ocasionado a la sociedad en que vivimos. En la actualidad, México es un país misógino y aun - que existen muchos esfuerzos por transitar a escenarios de equidad de género, la realidad no ha cambiado. Tan sólo en Puebla, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y la academia registraron al menos 81 feminicidios al cierre de 2016 y, para lo que va del 2017, se han registrado 20 feminicidios más. En ese contexto resulta sumamente lamentable que el problema no fuera considerado en su magnitud ni se atendiera, de no haber sido, a través de un mecanismo impulsado por la Ley General de Acceso de las Mujeres a un Vida Libre de Violencia. Sin embargo, la solicitud de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, no fue decretada pese a las exigencias de la sociedad civil, de las mismas víctimas y de la academia. Lo anterior, sin contar el registro de homicidios dolosos a nivel nacional que, en este sexenio, suman ya 22,9325, mientras que en el contexto local, Puebla ocupó el lugar número trece con 372 homicidios dolosos en el mismo periodo y, el noveno lugar en el delito de secuestro6. Como consecuencia, la Encuesta Nacional de Percepción y Victimización de la Seguridad Pública7, destacó que la inseguridad representó la mayor preocupación de la ciudadanía poblana por encima del desempleo y la salud. En México, alzar la voz o develar información de interés público tiene un precio, que va desde la intromisión a la privacidad, hasta la muerte. Comprobación de dicha aseveración es el asesinato de diez periodistas en el 2017, y el espionaje a informadores, activistas y defensores de Derechos Humanos a nivel local y nacional, como le aconteció al centro jesuita de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, S.J. ¿Cómo un estado se puede decir democrático ante estas prácticas? ¿Cómo puede asegurar que hay libertad cuando se encuentra en el lugar 147 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa? ¿Hasta cuándo develar las estructuras profundas de la realidad, evidenciar la verdad sin cortapisas, dejará de ser un riesgo para quienes tienen la voluntad de cambiar el rumbo de este país? Ante ello, nuestra Casa de Estudios se solidariza con todos aquellos a quienes se les han vulnerado sus derechos de privacidad, intimidad y libertad de expresión y reprueba contundentemente a quienes hacen uso de ellas para silenciar y amenazar el flujo de la verdad. Ante este escenario, es indispensable que el acceso a la justicia no sea una aspiración, sino un ejercicio diario. Necesitamos garantizar la prevención, la investigación, el castigo y la reparación del daño de las violaciones cometidas; se debe evitar la perpetración de los hechos señalados. Por ello, instamos a no tolerar, ni un asesinato más, ni una violación más, en cualquier rincón de la República Mexicana y el mundo. En el ámbito eclesial, destaca la apertura al diálogo que ha mostrado el Papa Francisco; un vuelco a la iglesia católica conservadora, que ha tenido contrapesos importantes y costos muy altos para quienes han ocupado puestos de poder durante muchos años y hoy se les han cuestionado aquellas acciones que no han respondido al Evangelio. Ante esta mirada, fraterna e incluyente, la IBERO Puebla trabaja todos los días para responder acorde a la voluntad de nuestro Padre Bueno. No obstante, hace falta insistir también en la gran deuda de la jerarquía católica ante los casos de pederastia consumados a lo largo de los años. El clero, sin duda, está obligado a hacer justicia y a dar la cara frente a las víctimas, también de algunos sacerdotes. Finalmente, la Comunidad Universitaria de la IBERO Puebla, se congratula por la reciente elección del Padre General de la Compañía de Jesús durante la Congregación General 36 en Roma, el politólogo venezolano Arturo Sosa, S.J. Su llegada marcó un hito en la historia de los jesuitas, ya que es el primer Superior de procedencia latinoamericana. Vale la pena resaltar la búsqueda incesante en la Congregación por reconciliar a la humanidad desde la Fe y la Justicia, discernir profundamente y trabajar en red, en cada una de sus obras tanto sociales como educativas que constituyen nuestro servicio apostólico.

1 Congregación General 36. “Decreto 1. Compañeros en una misión de reconciliación y de justicia”. Roma, enero 2017.

2 Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 144.

3 Informe del Observatorio de Salarios "Los salarios y la desigualdad en México". Universidad Iberoamericana Puebla. 2016

4 Fernández, David. Discurso durante el 60° Aniversario de la Fundación de la carrera en Administración de Empresas. 6 de julio de 2017.

5 Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Centro Nacional de Información (2016). Informe de víctimas de homicidio, secuestro y extorsión. Consultado en http://www.secretariadoejecutivo.gob.mx/docs/pdfs/ victimas/Victimas2016_122016.pdf

6 Ídem.

7 Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública 2015 y 2016.

Mundo Nuestro. Todavía queda reserva moral. Eso escribí en la libreta al escuchar ayer el informe del rector de la Ibero Puebla el sacerdote jesuita Fernando Fernández Font. Desde las primeras frases sus palabras construyen esa certidumbre que hace tiempo ha desaparecido del discurso político en México. Fernando visualiza los retos que vive desde los cimientos de una institución antigua, la Compañía de Jesús. Nuestra historia y cultura encuentran en ella sus raíces. La mía propia. Pienso en ello mientras anoto en frases sueltas la perspectiva en la que el rector observa los horrores del país que rompen toda estima por las palabras fundacionales del discurso democrático. Fernando recurre a la imagen mítica de la semilla y la tierra: violencia y asesinato, corrupción e impunidad, injusticia y opresión, eso es lo que brota en el día a día de nuestra existencia.

“No tener miedo”, “compromiso con la suerte de los pobres”, “reconstruir el tejido social sembrando humanismo”, “mirar el mundo desde la óptica de los excluídos”.

Amor y respeto por los demás, afirman las viejas palabras. Confirmar que todavía queda una reserva moral en nuestro México. Sergio Mastretta

Texto tomado del documento Cuarto Informe/Dr. Fernando Fernández Font.



La Universidad Iberoamericana, consciente de sus propios retos y de la Misión que le da sentido, ha querido sostener el paso en su proyecto educativo, conservando la coherencia con los grandes ideales que la conforman. Una institución como la nuestra, se debe a la sociedad en la que se encuentra. No puede cerrar los ojos, como si nada pasara o mantenerse aislada de posturas firmes y claras, por temor a verse comprometida con los actores que –para bien o para mal-- van dirigiendo los destinos de nuestros contemporáneos y, especialmente, comprometiendo la suerte de los pobres.

Desde Donald Trump hasta el último servidor público mexicano, desde los grandes gestores de la economía del país hasta los empleados que sostienen su marcha económica, desde los mayores actos de corrupción e impunidad hasta la más mínima violencia callejera, todos ellos constituyen los retos que la Misión Educativa de la Compañía de Jesús ha querido asumir, sin perder el rumbo ni la intencionalidad de la misma. En alianza con otros cuerpos apostólicos de la Provincia, nos hemos empeñado en la Reconstrucción del Tejido social, en el establecimiento de verdaderos puentes que limen las diferencias y allanen los montes, como señala la Sagrada Escritura, a fin de poder sembrar un poco más de humanismo en nuestra deteriorada sociedad. Éste ha sido y es nuestro ADN.1

Es relativamente fácil criticar el estado de las cosas; pero eso no basta. Una clara opción por cambiar las condiciones de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, se quedaría sólo en ideología adormecedora, si no estuviera acompañada por propuestas claras de transformación social sostenidas por instrumentos eficaces, fruto de la inteligencia universitaria. Es demasiado impactante mirar a nuestro alrededor, sobre todo cuando se observa desde la óptica de los excluidos. Parece que nuestras estructuras sociales que hasta hace sólo algunos años sostenían el buen convivir de la sociedad, se han desmoronado. Y no que antes no hubiera situaciones realmente problemáticas; e incluso podríamos afirmar que los polvos de aquellos tiempos son los lodos que hoy están empañando los senderos de la vida en sociedad. ¿Cuándo comenzó en nuestro país el trasiego de la droga? ¿Cuándo empezaron las coaliciones y complicidades entre políticos y narcotraficantes? ¿Y qué decir de la corrupción permanente que ha acompañado la modernidad de nuestras instituciones, en la que todos hemos caído y sin duda, hemos sido y somos responsables?

“Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza –señala el Papa Francisco--. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada” 2

Obvio, parece que hasta ahora que esa violencia institucionalizada nos ha tocado como clases medias y altas, clases acomodadas que no habíamos experimentado en carne propia los alcances de esa terrible situación, comenzamos a querer actuar y a revisar los mismos comportamientos, estructuras y principios que nos han guiado como habitantes de nuestro país. La estructura social que resguardaba la seguridad de los ciudadanos, se ha resquebrajado; y de eso –en diversas medidas-, todos somos responsables. Sin embargo –como afirma el P. Adolfo Nicolás-- “los tiempos más creativos del apostolado de la Compañía han sido tiempos de crisis. La crisis es muy buena cuando produce la creatividad para sobrevivir y para seguir ofreciendo un servicio de calidad.”3



De ahí que cada día sea más urgente un proyecto educativo que construya a los jóvenes con una mirada diferente, con intereses más allá de los propios, con preocupación real por los menos favorecidos; con deseo claro de ser los ciudadanos que hoy se requieren para volver a poner las bases que necesita la reconstrucción social. No obstante, todos podemos buscar la justicia, la verdad, la igualdad; pero, ¿qué significa para cada uno? ¿Desde qué opción epistemológica interpretamos esos mismos conceptos? Se trata, por consiguiente, de develar los intereses desde los que hacemos su lectura, cómo los desentrañamos y qué acciones congruentes se derivan de su comprensión. ¿Qué es justicia para un pobre; qué es riqueza para un rico? Como afirmó el P. Kolvenbach, sólo el punto de vista que surge desde las carencias e intereses de los pobres es el que nos puede ayudar a conocer la verdadera realidad y a efectuar la praxis adecuada que hoy requiere nuestro país. Según la clase social a la que pertenezcamos, así serán nuestras lecturas de la realidad. La supuesta objetividad imparcial es sólo un mito ideológico del positivismo decimonónico. Ya lo decía el gran filósofo de fines del S. XIX, Wilhelm Dilthey: “No se mira igual la realidad de un lado de los Pirineos que del otro”. Por eso nuestra inteligencia universitaria ha querido realizar su actividad y, por ende, sus propuestas, desde los intereses de los excluidos. Y los resultados son patentes: este punto de partida por el que hemos optado, nos ha llevado a modular nuestra estructura universitaria de acuerdo a esa mirada, al igual que lo hemos hecho con los instrumentos que tenemos para realizarla. De ahí han surgido tanto los temas de investigación como la orientación de los mismos; tanto las propuestas de economía solidaria, como las del servicio social. También esto es lo que explica por qué tenemos en gran aprecio a nuestro Instituto de Derechos Humanos o los observatorios tanto de pobreza y exclusión como el de Con los Ojos Abiertos, que da seguimiento a la trasparencia de los órganos políticos del Estado. Nuestro laboratorio de Economía Social y Solidaria ha surgido también de los mismos propósitos que nos guían; pues con él pensamos que es posible ir construyendo un modelo alternativo al sis - tema productivo de mercado en el que nos encontramos, aunque hasta ahora los resultados puedan ser vistos como algo intrascendente. También la cultura y la fe modifican sus comprensiones cuando se miran a través de este cristal. No ha sido casual el haber otorgado a lo largo de este tiempo “Doctorados Honoris Causa” a grandes teóricos sociales como Alain Touraine o a Boaventura de Sousa, cuyas opciones de vida y propuestas sociales respaldan las nuestras; o como también a uno de los teólogos de la libe - ración más importantes de América Latina, el jesuita Pedro Trigo, cuyas posturas nos hablan de su gran compromiso por la justicia, mismo que queremos vivir en nuestra Casa de Estudios. Así es como la IBERO se ha ido conformando en sus estructuras constitutivas, al querer responder proactivamente a los retos que saltan a la vista. A pesar de todo lo anterior, eso no explica ni justifica cabalmente el rumbo de todo nuestro quehacer universitario. Eso no basta para ser Universidad jesuita. Cuatro son los pilares que han construido nuestro modelo educativo ignaciano de la IBERO Puebla, especialmente en estos últimos años de gestión, a los que hemos querido ser fieles y cuyo origen se remonta hasta los albores del espíritu que impulsó el nacimiento de la Compañía de Jesús, surgido de la genialidad de Ignacio de Loyola, nuestro gran fundador y diseñador de las políticas que la han guiado. El servicio de la Fe y la promoción de la justicia, exigida por la misma fe, han quedado tatuadas en nuestro ADN. Esos cuatro principios del paradigma Ledesma-Kolvenbach entrelazados magistralmente entre sí, son los que le han dado una sólida consistencia de las obras educativas de la Compañía de Jesús.

Veamos: la “utilitas” o capacitación teórico-práctica que busca transformar la realidad desde una gran preparación académica –como primer principio-, no tiene sentido si no va acompañada por la “iustitia” –segundo principio--, que es la mirada que busca hacer justicia a la realidad; ajustarse a ella a través de la verdad para denunciar lo que no se ajusta a ella y así transformarla desde la “fides” –tercer principio--; es decir, desde esa visión trascendente de todo lo real que cala en lo más profundo de la realidad, en el corazón de cada uno de los seres que la conformamos, en fidelidad al último principio, la “humanitas”, que defiende por encima de cualquier otra cosa la vida en plenitud del ser humano. Como lo afirmó el filósofo Terencio en su frase tan sabida, siglo y medio antes de Cristo. Parafraseándolo, podríamos decir: “Nada que sea relativo al ser humano, nos debe ser ajeno”. Estamos convencidos, por consiguiente, que educar a la juventud es la otra cara del único reto que define nuestro compromiso educativo y que cierra el círculo de nuestro ser y que hacer universitario. No basta que la Universidad realice acciones contundentes para responder al compromiso que tiene ante la sociedad. Si no educa y forma en este espíritu a la juventud que será el futuro que marcará los derroteros de la sociedad que está por venir, la Universidad habrá quedado coja en sus propósitos. Urge, por consiguiente, formar de manera diferente a los jóvenes para que no sigan sosteniendo las estructuras que no les han dado vida. Nuestro ideal es formarlos como ciudadanos conscientes, capaces, sensibles y, finalmente, comprometidos en la construcción de un nuevo orden social, desde el punto de vista e intereses de las grandes mayorías empobrecidas. Creemos que todos los principios que nos guían y las opciones epistemológicas que han construido lo que somos, son una gran oferta para esos jóvenes que acuden a nuestra universidad. Hace un par de años, el Papa exhortó a todos los educadores a mantener viva la esperanza de la juventud. Los grandes problemas sociales en los que nos encontramos, el quiebre del tejido social, la desilusión de la democracia…, no han de ser razones suficientes para no aprovechar la gran energía que ellos tienen y, así, abrirlos a la esperanza. “El magis es posible solamente si no hay miedo señala el P. Nicolás-, y por eso es parte de un liderazgo en el que, donde podría haber miedo, haya confianza. Confianza en que a pesar de todo podemos salir adelante, emprender un trabajo difícil, hablar con el ateísmo, o hablar –ahora-- de las fronteras, una imagen que ha resonado muy bien en toda la Compañía de Jesús. Porque la frontera habla precisamente de superar el miedo”4.

1 Ácido desoxirribonucleico.



2 Jornada del Papa Francisco, en la I Jornada mundial de los Pobres. Publicado el 13 de junio de 2017. 3 Conferencia del P. Adolfo Nicolás sobre el Liderazgo Ignaciano, Valladolid, España, 6 de mayo del 2013.

3 Conferencia del P. Adolfo Nicolás sobre el Liderazgo Ignaciano, Valladolid, España, 6 de mayo del 2013.

4 Ibid.

Mundo Nuestro. Este martes el Rector de la Ibero Puebla Fernando Fernández Font presentó su IV informe de Gobierno. En un año de transición política como el que vivimos, el papel de la Ibero Puebla ha sido fundamental en el planteamiento de los problemas estratégicos de nuestro estado. La lucha contra la corrupción en las instituciones de gobierno y el debate en torno a la violación de los derechos humanos en Puebla son dos asuntos que el rector jesuita ha puesto una y otra vez sobre la mesa, siempre con la vista en los valores que sustentan la vida de la institución que encabeza. Aquí el video con el que Fernando Fernández Font invita a los ciudadanos a conocer el balance de sus actividades en el último año.

Mundo Nuestro. El lunes 4 de septiembre se presenta en la Ibero Puebla el libro El reto de la política social en México/Combate a la pobreza y equidad de género, de Elena Ayala Galí, con la participación de Francisco Vélez Pliego (ICSyH-BUAP), Marianne H, Marchand (Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política-UDLAP) y Miguel Calderón Celius (Ciencias Políticas y Administración Pública-Ibero Puebla). El evento será moderado por Juan Luis hernández Avendaño (Departamento de Ciencias Sociales-Ibero Puebla).



Lunes 4 de Septiembre, 17 Horas, Lobby de la Biblioteca.

Mundo Nuestro. Las siguientes ligas llevan a la presentación general de cada uno de los proyectos de investigación científica y social que lleva a cabo actualmente la Ibero Puebla. Son parte medular de su proyecto académico diseñado desde la vinculación de la universidad con la realidad de México y el mundo.

PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN