Entre el mando del Estado y el Bastón Mágico. Retratos a bote pronto de un 1 de diciembre histórico

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Entre el mando del Estado y el Bastón Mágico. Retratos a bote pronto de un 1 de diciembre histórico. Apuntes en la libreta mirando los nuevos tiempos mexicanos con Amlo.

El mando del Estado

Fin de régimen autoritario y corrupto, es la primera frase que escucho al conectarme con dos o tres de los seguimientos que encuentro en internet con la toma de posesión. La ha dicho el diputado de Morena Mario Delgado.
El del PRI habla de mirar por las siguientes generaciones. El del PAN, que la sociedad vota para avanzar, no para retroceder. Y que México no debe ser la próxima Venezuela, y que se debe acabar con la impunidad. Por fortuna, las cámaras siguen más el recorrido motorizado de Andrés Manuel que los gritos y susurros de los diputados.



Ahí va Andrés Manuel por la Calzada de Tlalpan, en un democrático Golf. Creo que Beatriz Gutiérrez va con él. Encuentro en ella lo mejor de lo que puede venir para México con su marido. Miro el brazo que saluda a quienes se han apostado a lo largo de la avenida. Me entero por la locutora que el nuevo presidente desayunó huevos estrellados, y por ahí lo que se nos viene con la nueva narrativa del poder en los canales oficiales. Miro el convoy de motocicletas y automóviles que rodean y persiguen al cochecito blanco que recorre despacio el trayecto hacia San Lázaro. Trato de imaginar los tiempos que se abren mientras la imagen en la tele nos trae el pasado que hoy termina en la figura de Peña Nieto que se baja de una suburban negra, tal vez la del color con el que ha permeado el borrascoso país que nos heredan quienes con él han ocupado el poder en México.

Yo miro todo esto que ocurre con el velo de la violencia que nos plantó un grupo de poder fáctico en la elección del 1 de julio en Puebla. No puedo hablar llanamente del colorido democrático que envuelve este día para México. En Puebla nos agarraron a balazos en la elección. Los jueces nos han mandado a callar y obedecer a los ciudadanos que reclamamos justicia.

Así arranca para mí este 1 de diciembre.



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Se apretujan los diputados en el pasillo de la Cámara para ver el paso de Peña hacia el estrado. Osorio Chong y él se abrazan y tal vez rumien su fracaso. Atrás un sonriente Fernández Noroña, uno que bien me recuerda a Robespierre, Y las voces que narran para la tele oficial; los escucho y casi me confirmo que por la comunicación social no pasará la transformación, no veo una tele pública independiente del ejecutivo en el tono que ella y él que hablan guardan hacia el nuevo presidente. En fin.


Jolgorio, gritos y cada vez más chilangos en las calles rumbo a San Lázaro.

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Ahí está Porfirio, viejo y pícaro. Cuarenta años a cargo y desde muchos rumbos del discurso. Un ejemplar perfecto del dinosaurio político en México. Pienso en ello mientras observo la última pelotera que atraviesa Andrés Manuel en su largo camino a la presidencia de México, ahora para dejar atrás a los diputados muy duchos en el manejo de los celulares. Y en la voz ajada de Porfirio que anuncia el juramento.

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Cambio de régimen, dice AMLO, que arranca con su propio librito: la relatoría de lo que para él es la cuarta transformación: se trata de dejar atrás la más inmunda de las corrupciones de una pequeña minoría.
Inmunda es una palabra certera para referir lo que ha ocurrido en México.
Y por ahí sigue el discurso del nuevo presidente, para caer en el tema más álgido hoy: el del perdón a quienes crearon y se beneficiaron de ese batidero. Pensar para el porvenir, dice, pero que decida la ciudadanía. Y por ahí nos informa que dejará lo del perdón a consulta.
Por un instante me planto en los ánimos de los Morenos Valles, Galis y Marines que se despacharon a su gusto con los negocios inmobiliarios bajo el amparo de sus cargos. Han de estar felices.


"El gobierno no será un comité al servicio de una minoría rapaz". Miel sobre las hojuelas de los morenovallistas.

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Elecciones limpias y libres, dice Amlo. La Constitución dice "libres y auténticas", pero no importa ahora, y que se lo digan a Janine Otálora, la presidenta magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Apenas el miércoles han sentenciado ella y sus colegas jueces que los ciudadanos no tenemos interés jurídico para impugnar una elección que en Puebla agarran a balazos. Quince segundos tardaron los magistrados en votar por unanimidad una ponencia que avala justo lo contrario a una elección libre y auténtica.

Bautizado como el ciudadano 499 por esta señora Janine. Por un rato me lo tomo a guasa. En el castillo de Kafka las marionetas levantan las manos aprobatorias y las sentencias rebotan contra los paredones digitales. El Ciudadano 499 ve rodar su cabeza por la ladera rocosa hacia la fosa de los lamentos.

VIDEO DE LA SENTENCIA AL CIUDADANO 499

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Amlo ahora se pone el cascabel de bajar el precio de los combustibles. La masa morenista vitorea la descripción que hace del derroche con Fox y Calderón. Y la carga de la deuda, que supera los diez billones.
Peña, un lado de Muños Ledo, escribe notas, supongo que para sus nietos, quienes no irán a saludarlo a la cárcel.

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Cortinas de desarrollo de sur a norte del país. Y la apuesta es por la producción petrolera. No puedo mirar eso más que como una apuesta por el pasado. No habla de invertir en el aire y el sol como las verdaderas alternativas para el sostenimiento socio-ambiental. Esa sí es una apuesta equivocada.

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Su apuesta de fondo, "primero los pobres" como sustento de las políticas de Estado. Política de principios. Ya no va a haber ninis,dice. Ni la mal llamada reforma educativa. Creará cien nuevas universidades públlicas. Y a cachos, algo que no puede ser más que una pensión universal. Los viejos, los discapacitados, los jóvenes, los indigenas, los campesinos.
Ni fracking ni transgénicos. No se refiere más al tema de la minería.
Amlo sigue con su librito: a subasta el avión presidencial. Todo a partir del "plan de austeridad republicana". Vivir en la justa medianía. Sin espionaje. Todos los soldados al servicio del Estado Mayor, a la guardia nacional, eso si lo autoriza el pueblo.
Y por ahí al otro tema: aceptar la gravedad del problema de la delincuencia y la corrupción de las policías. El ciudadano en estado de indefensión.
Y va de nuevo a su librito, ir a las causas de la violencia.
Pero ni modo, en lo inmediato, los soldados a la policía guardia nacional. Realismo y argumentos, dice.
Caray.
Ese mismo ejército tiene a su cargo frenar a los huachicoleros en Puebla. Mientras, las tomas clandestinas florecen en San Martín Texmelucan y Tlalancaleca; ese pueblo razo de soldados no ha podido con ellos.

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Loas al ejército.
Entiendo aquí lo que no nos dice abiertamente: el país está sometido por el crimen organizado, que ha tomado también a lo que conocemos como "fuerzas de seguridad pública". Y contra eso, la salida está por la vía militar.
Caray.

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Ejército y Estados Unidos, dos temas que AMLO enlaza para probar que no hay librito en la transición de poder que deje de lado las dos anclas históricas de México. Pienso en ello mientras el discurso cumple con la reseña de los políticos que vinieron a nuestro "coronamiento".
No se puede pensar al país sin valorar el estrangulamiento histórico en el que nos tienen los gringos.
Ni en el papel que juegan los militares en la tragedia mexicana de la violencia.
Dice Amlo que someterá el tema de la Guardia Nacional a consulta. Contra todo lo que pueda decir, me queda claro que para el nuevo presidente por el momento no hay otra salida.

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Tú no tienes derecho a fallarnos, dice que le dijo el joven que vimos aproximarse en bicicleta sobre la avenida Tlalpan hace un rato.

¿El fracaso posible es un asunto de decisiones personales?
El poder se ejerce. Y le da forma al Estado. Así ha sido éste, el nuestro, forjado en la corrupción más recóndita. ¿Dejará de ser así por la mera voluntad personal del presidente?

Para eso no tengo respuesta.

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Amlo ahora se asoma a nuestras fortalezas. Sol y viento entre ellas.
Así que nos imagina como potencia económica. Muchos discursos como ese se han escuchado en ese mismo recinto. "Recogeré los sentimientos de la gente", dice. Y que va su honor en ello.

Dieciséis horas diarias para oponerse a las regresiones que intentarán sus adversarios. Demasiado tiempo es poco para su voluntad, me imagino.

Y sigue con su librito: no a la reelección y sí a la posibilidad de la revocación. Y por supuesto, se pondrá a sí mismo a consulta. Y ya termina.
¿Cuántos años le llevó a México que Amlo gratara ahí "que viva México"? ¿Qué país seríamos si no le hubieran ganado a la mala la eleccion en el 2006?

Para eso tampoco hay respuesta.

Suena el himno. Y yo le canto así a la posibilidad de un mejor país.

Se va Peña, con toda la carga de pasado que no se ha ido. Se retira Andrés Manuel con la carga de lo que ahora es posibilidad de país más justo y digno.

Allá va él de nuevo en su pelotera. La primera de su mandato.

El bastón mágico

Regreso al día de Andrés Manuel López Obrador. Media tarde, ya con el sol recuperado tras los días de lluvia en Puebla.

Qué cosa encuentro. En el zócalo de la ciudad de México el rito de purificación al que se somete el nuevo presidente para recibir el bastón de mando.

Primero la limpia y el rito. Pienso que la religiosidad no dejará fácilmente de ser un asunto de Estado. Y me digo que lo que veo va mucho más allá de este jaleo colorido en esa plaza que nunca se aburrirá de sorprendernos.

El mundo indígena le toma la plaza y será que la palabra al nuevo presidente.

Insoportables los locutores de El Universal. Encuentro en ellos el tono del entreguismo histórico de ese periódico.

La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie y personas en el escenario

Y a Beatriz Gutiérrez Müller también le pasan yerbas y copales. De todo tendrá que haber este día. Fuerza del universo, fuerza de todos los pueblos, escucho que dice una mujer micrófono. Una pareja se hinca, el yerbero pierde la compostura, llora no sé si en náhuatl y logra que Andrés Manuel también se hinque. El locutor afirma que esto es histórico mientras el presidente carga un crucifico envuelto en flores y rinde culto a los horizontes. Ometéotl, dicen, armonía histórica, rezan, saludos a los cuatro tiempos cardinales explican ya expertos los locutores, "los ritos muy antiguos y muy profundos", claro, pensamiento dualista, pensamiento indígena en general.

Entretenido no deja de ser. Vientos del norte, dicen, vientos del sur, invocan.

El país ya es un asunto de los dioses. Eso tengo que entender con estos bastones de mando que recibe Andrés Manuel.

Guau, qué momento, dice la locutora de El Universal.

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Vuelvo a la realidad y a la tragedia mexicana. Ayer en la noche, en la más mexicana de las plazas que en Puebla se reconocen como indígenas: San Miguel Canoa. Han decidido crear su policía comunitaria, y ello tras el asesinato antier de dos hermanos en ese pueblo, al parecer por un asalto, en su propia casa. En Canoa se han decidido por plantar contra cualquiera que llegue uniformado su propio bastón de mando. Ese es el país que recibe Andrés Manuel: gobiernos rebasados y miles de pueblos hartos de la violencia.

La imagen puede contener: 1 persona, de pie, multitud y exterior

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Qué larga cuenta de promesas le carga el nuevo presidente a su bastón de mando. Recojo uno: 120 mil millones de pesos para los adultos mayores. Y la pensión para un millón de niños discapacitados. Y los más de dos millones de jóvenes con su beca para capacitación. Y los caminos rurales en Oaxaca y Guerrero. Ojalá le den las cifras a este hombre que con su banda al pecho describe una tierra largamente prometida para los pobres en México.

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Seguridad Alimentaria Mexicana. Así llama Andrés Manuel a la empresa que fusionará a Diconsa y Liconsa, las añejas empresas estatales estrellas de los gobiernos priistas imperiales. Rescatar las empresas sociales, dice. "Vamos a apoyar el campo", grita. Pero la memoria es rejega, trae al cuento la imagen de la CONASUPO en manos de Raúl Salinas y de sus aliados estratégicos apellidados Antorcha Campesina.

En esa apuesta estratégica, inversión en el campo y no meros subsidios, y más si le apuesta a los maiceros como productores libres y no acasillados en el clientelismo político, me digo mientras el presidente deriva hacia otros complicados escenarios de la economía --"Nos están entregando un país en quiebra, sobre todo en el petróleo y la electricidad"--, y me pregunto si esta promesa estará sustentada no en estructuras burócratas sino en procesos fundados en las capacidades de los millones de pequeños productores en el país. Recuperar la mejor visión del Estado en el campo.

Qué complicada la vista del país que este hombre quiere reconstruir.

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Ahí está Andrés Manuel, asomado en su discurso al abismo de un Estado de bienestar desmantelado por la economía neoliberal. Propone algo que no mencionó en la mañana: el banco del bienestar.

Responde así a la pregunta de sus adversarios y no solo: de dónde va a salir el dinero: del ahorro que surja del fin de la corrupción y por la política de austeridad republicana.

Ahí está el presidente, emocionado, colgado de su bastón de mando, lo más parecido que encuentro en este momento a una varita mágica, decidido a transformar el Estado mexicano. Magia y poder siempre han ido de la mano.

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La imagen arranca con un sombrero de plumas en la cabeza de uno de los representantes de los pueblos originarios. Llegaron con sus mejores trajes.

Andrés Manuel está metido en el suyo mientras desgaja uno tras otro los gajos de la austeridad republicana. Y da detalles, precisos: ningún funcionario podrá cerrar calles, ni tendrán guaruras, ni mucho menos podrá pasarse los altos.

Se va de largo el discurso: los ciudadanos serán los mandantes. Y para ayudarlos, observadores de la ONU. Esa es nueva. y tampoco lo dijo en la mañana.

Y por lo que se ve, los discursos del presidente serán largos. Tato de adivinar si sobreviene un final, pero la afición de Calle 13 tendrá que esperar otro buen rato.

Pero creo que ya remata: se abolirán los fueros y los privilegios, se acabará la impunidad, y se juzgará al presidente en funciones, como a cualquier ciudadano.

Último acuerdo del bastón mágico: "todos nos vamos a portar bien".

Otro remate: no va a haber huachicoleo, ni abajo ni arriba. Y que lo entiendan las mamacitas de los huachicoles, dice, con mucha ternura y con mucho amor. Señora, su hijo ya va a tener trabajo, pero si se dedica al robo de combustible, será tratado como delincuente grave. Y sin derecho a fianza. Igual para la corrupción, para la portación de armas, para la falsificación de facturas. Delito grave. ¿Quién irá a hablar con las mamás de los huachicoleros en Tepeaca y en Palmar de Bravo? ¿Cómo convertirá este mensaje a un tiempo comprensivo y enérgico en política de Estado?

Y una casi última: delito grave el fraude electoral. No más frijol con gorgojo. No más moches para los deputados. ¡Eso se acabó, eso se terminó!, casi grita. Y yo pido a gritos que se refiera a Puebla, que le marque un alto a Moreno Valle, que con todo respeto al poder de los jueces les diga que las elecciones no pueden ganarse a balazos.

Y la última, que no lo será, pues aún falta media hora más de discurso: a las 6 de la mañana de todos los días verá cómo amanecimos en seguridad pública. Le pasarán la cuenta de los muertos. Y a las 7, todos los días, el mensaje del gobierno para el pueblo.

Sigue por ahí Andrés Manuel. Hace rato que dejó de lado el guion, aunque sigue leyendo un discurso escrito. Así lee que no habrá más CISEN ni espionaje político. Y que se venderá el avión presidencial.

Es un torrente entonces el bastón de mando, no deja la voz de dominar la plaza. A trazos inflexiones fuertes la voz repasa uno tras otro los mandos de la transformación de México. La república ya no tendrá inspectores. Todos protestaremos con decir la verdad, y a la suerte la llegada del SAT.

Creo que ya me mareó el bastón mágico.

La imagen puede contener: 1 persona, texto

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El AMLO FEST tardará en empezar un buen rato. El bastón de mando es un micrófono que no encuentra fondo.

El nuevo presidente no deja de dejar a un lado el texto escrito. Tiene una historia de desastres por arreglar que le pueden llevar la noche entera.

Los trenes para aprovechar el legado cultural que nos dejaron los mayas. El turismo a 160 kilómetros por hora. Y para el istmo el futuro de las maquiladoras al paso del tren entre Salina Cruz y Coatzacoalcos.

Andrés Manuel a esta hora de la tarde oscura arremete contra la reforma energética. Ese tema sí lo trató en la mañana: este país petrolero ha vuelto a comprar crudo. "Vamos a detener la crisis --dice--, vamos a rescatar Pemex como lo hizo el general Cárdenas en 1938." Pero ahora sí se refiere a la generación alternativa. Y por ahí a la protección de la socio-biodiversidad. Y nada que afecte al medio ambiente. Y no se privatizará el agua. Así que el presidente desgrana el fin de los proyectos industriales de muerte. Buena noticia. Vaya tarea para el bastón mágico.

Buenos presagios que para estas casi 7 de la noche vuelven al tema más trágico. "Se acabará la guerra", dice. "Se castigará a los criminales de los 43 de Ayotzinapa". Se amnistiará a los presos políticos encarcelados por los gobernadores caciques. Se respetará el derecho a disentir.

Pero un discurso así puede ser interminable.

Y Andrés Manuel le ha puesto un límite: el 1 de julio del 2021, cuando se someterá a la posible revocación de su mandato.

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Democracia sindical. Y acompaña ese propósito con esta frase: el poder ejecutivo dejará de ser el poder de los poderes. La línea es que no hay línea. No se meterá en la vida interna de los sindicatos. Que lo entienda la tal Elba Esther. Y espero que los petroleros al fin echen a Dechamps.

Andrés Manuel no para. Ha desatado todos sus sueños de país. Tanto que ya le ha dado a un ayudante el bastón de mando. Ahora trae el amor a flor de boca. Y ya imagina el "bienestar del alma". Su voz reverbera y ya me aturde. Justo cuando trae a la plaza aquello de la nueva constitución moral. De ese propósito suyo sí que me bajo.

Cada uno con su espíritu, me digo, yo no me planto ante nuevos sacerdotes omnipresentes. Aquí ya me corto, justo cuando dice "concluyo".

Demasiado para una tarde que ha sido luminosa.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...