76 días de cuarentena a los 70 años no son nada, ¿o sí? / Lilia Martínez y Torres, historiadora Destacado

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Voces en los días del coronavirus

Lilia Martínez y Torres, historiadora

Hoy, 2 de junio, mi amado señor marido y yo llevamos 77 días en confinamiento, en el nadie entra - nadie sale. Estamos bien, muy cuidados por nuestras dos hijas, yernos y la nieta grande. 77 días de cuarentena a los 70 años parecerían pocos (pasado), pero no, a los 70 años, 77 días son muchos (presente); especialmente para mí, que siempre he sido una irredenta pata de perro.



Desde muy chica aprendí que el mundo era muy ancho y largo, y no pasaban más de 3 días sin que fuera al centro de la ciudad, que siempre ha sido mi disfrute y mi pasión. Cuando vivíamos en la colonia Humboldt impartía clases en la Ibero (en ese entonces todavía ubicada en la colonia Vicente Budib), y también en el Colegio Humboldt; mi mercado era La Acocota, todo al norte y oriente de la ciudad, así que todos los días me daba mi tiempo para ir al centro, aunque fuera solo a caminar por los portales.

SOBRE LILIA MARTÍNEZ Y TORRES: Comer para entender de dónde venimos



La cuarentena, hasta antes del COVID-19, era una palabra que me remitía a la que se guardaba después del parto, o por el sarampión, e indudablemente ahora tendrá otras connotaciones. Los 3 primeros días de confinamiento fueron angustiantes, no me sentía a gusto en ningún lugar de la casa. Me asomaba por las ventanas que dan a la calle, me asombraba ver tanta gente y automóviles circulando y me sentía peor.

Al cuarto día me entró una gran tranquilidad y entonces empecé a organizar cómo sería mi día a día. Normalmente, de lunes a viernes, me levanto a las 7:00 am y me acuesto a las 11:00 pm, con una siesta de 20 minutos después de comer, así que en el horario no habría diferencia. En el nadie entra - nadie sale ahora me hago cargo del aseo de la casa y de la comida. Mi señor marido lava los trastes y la ropa. El martes y el domingo nuestras hijas y nieta nos traen el abasto del mercado y el super, esos días entre los dos desinfectamos, lavamos, secamos y guardamos todos los víveres.

Para mí, leer es de todos los días, y es algo en lo que me sigo ocupando en este encierro, así que no ha habido diferencia. Hemos visto películas y series como nunca, y ponernos de acuerdo sobre qué ver es sencillo, tenemos gustos muy afines. Creo que las redes sociales las he manejado bien, me es muy importante estar en contacto con la gente, así que todos los días comparto en ellas diferentes temas. También me han invitado a charlar en varias plataformas sobre los temas que trabajo, lo cual me ha hecho más ágil en el manejo de la tecnología.



Reflexionando sobre lo positivo de esta cuarentena puedo decir que con mi señor marido ha sido una oportunidad diferente de disfrutarnos más y de recibir de mis hijas, yernos, nietos y bisnietos, cariños y provisiones. De mis hermanos y amigos, sentir su solidario y amoroso acompañamiento vía telefónica y virtual. También disfrutar cocinando ¾siempre me ha gustado cocinar y ahora lo hago con lujo de detalles¾. He organizado de una manera más accesible la Colección Cocina Cinco Fuegos, que tan importante es para mí y que siempre requiere mucho trabajo y tiempo. Y, para todo, he aplicado lo que mi mamá tanto me decía: lo que tengas que hacer, hazlo rapidito, de buen modo y con buena cara.

Mis principales experiencias en este confinamiento han sido aprender a recibir (siempre he dado, procurado, atendido, cuidado) y a tener paciencia (una semana a la vez) … aunque me dijeron que era un mes, después otro y ya vamos en el tercero. Extraño mucho comer con la familia y o los amigos, también, esa largas tertulias que se dan después de saborear una deliciosa comida, pero más que todo, abrazarlos.

Sé que habrá un antes y un después por el COVID-19, y que ese después traerá otras reglas y nuevas maneras, ¿cuáles? no sabemos. Mientras, mi amado señor marido y yo nos seguimos cuidando, y ustedes cuídense también. Los quiero (ver en persona y abrazar).

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Sobre el autor

Lilia Martínez y Torres