Escenas de la derrota ciudadana para embalsamar un sexenio

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El embalsamamiento es una práctica que utiliza generalmente sustancias químicas, en especial resinas o bálsamos, y cuyo objetivo es preservar la integridad de los cadáveres, evitando su putrefacción.

¿Escenas para embalsamar un sexenio?



Hoy los políticos disponen de una gran variedad de bálsamos. Una simple selfie les sirve para convertirse en pueblo.

El cambio es posible ha bombardeado Moreno Valle esta última semana en medios impresos y electrónicos, en una mecánica que no permite más que sí o no, asentimiento o repulsa. Los periodistas se decantan, los analistas exprimen sesos y todos publican análisis ceñudos. Sea lo que sea, en dos semanas el tlatoani de la aldea se habrá ido.



Yo trato de pensar en el sarcófago que, lo quiera o no, puntillosamente ha construido.

En el día de su despedida observo a este prototipo del tecnócrata mexicano, los hombres de los “indicadores” que, como él, gobiernan México desde hace más de treinta años. Abundan muchísimos en el último de sus discursos este domingo. Aquí van unos: 41 por ciento de aumento en la matrícula en educación superior; reducción en 28 por ciento la mortalidad infantil; primer lugar en la reducción de la inseguridad alimentaria; 34 por ciento por debajo de la media nacional en delincuencia común. Y los indicadores necesitan ir acompañados de una foto para que la figura contenga el bálsamo lustrador de su gloria.



Foto de El sol de Puebla.

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¿Es posible un recuento objetivo?

Moreno Valle no dudó en dejar su huella en la ciudad de Puebla. Así, lo vimos en ceremonias de inauguración a lo largo de los seis años. La cuenta es larga, pero hay que empezar por hacerla:

El CIS, la Rueda, el Teleférico, el Paseo en el río Atoyac, los puentes sobre la recta a Cholula y la Federal a Cholula en el Periférico, y sobre la Atlixcáyotl en la misma avenida, el Segundo Piso sobre la autopista, los puentes en Boulevard Valsequillo y la 31 Poniente, el nodo Juárez Serdán, las dos rutas del metrobús, el Museo Internacional Barroco, el edificio de la Procuraduría, el Hospital del Niño Poblano, las ciclovías en Atlixcáyotl, Periférico y Serdán.

No es poco. Marín, Melquiades, palidecen, ellos no encontraron la fórmula para embalsamar tanta obra. No se habían inventado los PPS ni los fideicomisos administrados por Pedro Aspe Armella.Tal vez Manuel Bartlett algo logró sacarle al salinismo indulgente con sus propios sótanos y se acordará del pomposo “Programa regional Angelópolis”.

Añado lo que he podido ver a vuelo de pájaro en el estado: seis CIS como el de Izúcar de Matamoros; nuevas unidades de salud (“544 edificadas y rehabilitadas, además de 50 hospitales “edificados y dignificados”), como la que ha construido en Palmar de Bravo. Seis arcos de seguridad para rodear a la ciudad de Puebla. Y más carreteras, como el libramiento en Atlixco y la por fin terminada autopista México-Tuxpan en su paso por Huauchinango y Xicotepec.

Y de remate, el complejo AUDI, con la planta y la ciudad implantadas en esa llanura del altiplano en San José Chiapa.

Atiendo a las cifras que ha dado el propio Moreno Valle: 72 mil 538 millones de pesos en infraestructura, 10 mil 257 millones de pesos en construcción y equipamiento de 50 hospitales y 7 mil 696 millones de pesos en la edificación de espacios educativos.

“Esto equivale a lo invertido en los 15 años anteriores a mi gobierno, en pesos constantes del 2016”, ha dicho ayer en su discurso.

Pero las cifras siempre llevan interrogantes: ¿cuánto costó el metro de ciclovía?; ¿cómo es posible que ese costo exceda cinco veces lo invertido por kilómetro para los ciclovías en el Distrito Federal? ¿Por qué resultaron ganadoras de los “concursos” las empresas aliadas a Peña Nieto y Hank Rohn? ¿Pensará que el puro nombre de Pedro Aspe Armella hará que olvidemos el fideicomiso que le entrega la administración de la deuda por los PPS? ¿Creerá que los pasivos registrados por la Auditoría Superior de la Federación –al menos 24 mil millones de pesos más que lo reportado en el informe como deuda pública, sin ir más lejos, hasta los 76 mil millones que denuncia el economista Eudoxio Morales—no serán identificados por quienes sí tienen ojos para ver como la hipoteca que cargarán las finanzas públicas por los siguientes treinta años?

Gráfica tomada del periódico Central.

Dejo por un momento de lado la historia del déspota. El Congreso abyecto, el Tribunal servil, los partidos sometidos, la prensa a su modo (o a su contra) comprada, el árbitro electoral en la bolsa. Y la criminalización de la protesta social y la represión cuando hizo falta: en Chignahuapan, en Cholula, en las juntas auxiliares. Y busco el análisis económico objetivo:

Recojo la conclusión del economista Enrique Cárdenas en su texto El Legado de Moreno Valle:

Se debe reflexionar sobre los activos y pasivos que dejó para las generaciones futuras. En primer lugar, es indudable que la planta AUDI es una gran adición a los activos del estado. Su potencial apenas empieza a reflejarse en la actividad económica y seguramente repercutirá en la creación de muchos empleos, si la situación internacional lo permite.[12] Los activos impulsados por el gobierno del estado, en el caso de AUDI, multiplicaron la inversión pública. También es importante aquilatar la infraestructura física de carreteras y caminos, así como la creación de capacidad hospitalaria y mejoramiento del logro educativo en la entidad. Una población más saludable y mejor educada impulsa de hecho el desarrollo del estado.

“Por el lado de los pasivos, el saldo es más bien negativo. El potencial de crecimiento económico para el futuro es incierto. La inversión total en el estado fue menor a la registrada en el sexenio anterior, lo que sin duda contrasta negativamente con lo generado en otras entidades. Su priorización en términos de productividad también es limitada, por las inversiones en proyectos poco rentables—aunque visibles, como la ciclopista. El costo de la construcción parece haber sido también muy elevado, lo que reduce su productividad y genera otro tipo de dudas. Todo ello reduce la efectividad de la inversión. Costó mucho y rinde poco. ¿A dónde se fue ese dinero excedente? ¿Quiénes y cómo se beneficiaron?

"Si tomamos en cuenta que los pasivos financieros del estado aumentaron más de cuatro veces, de 9,068 millones de pesos en 2010 a por lo menos 47,131 millones en 2015, [13] y que el estado se desprendió de algunos de sus activos como las carreteras de cuota que le generaban ingresos corrientes que excedían su costo de operación, queda de manifiesto que el balance del legado de Rafael Moreno Valle es más bien desfavorable.

“Parece excesivo el costo para el estado de los logros principales obtenidos: los empleos generados por AUDI, por los puentes y caminos, por las 383 camas adicionales de hospital generadas hasta 2015, por el mejoramiento marginal en el desempeño escolar y otros logros menos emblemáticos. Se logró algo, pero costó mucho. Desafortunadamente, el gobierno se deshizo de activos productivos para obtener recursos inmediatos y se endeudó severamente, comprometiendo ingresos estatales de por sí escasos para la provisión de bienes públicos esenciales por los próximos dos decenios. Lo logrado en el sexenio es muy poco en comparación con lo que se pudo haber obtenido y, por desgracia, deja deudas que dificultarán que la población en el futuro vea un bienestar.”

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¿Escenas para embalsamar un sexenio?

Los políticos mexicanos son expertos en embalsamamiento. “En política no hay cadáveres”, pensarán ensimismados en alguna final tertulia de despedida. La tradición mexicana establece que una vez que el tlatoani en turno deja el cargo se va a gozar las mieles de sus triunfos en algún próspero negocio inmobiliario con el nombre de sus hijos (Mario Marín) o a rumiar su imperio-sistema político perdido colgado de una curul (Manuel Bartlett). Otros esperan con paciencia el retorno de sus propios embrujos, sus hijos o sus entenados (Melquiades Morales y Mariano Piña Olaya). Pero hay algunos que se construyen un sarcófago para que los miremos renacidos dentro del gobierno que habrá de sucederlos, como parece ser el caso de quien en estos días ve expirar su turno.

¿Qué dirá de ello un político para quien el sentido de la vida se mide en indicadores? Tal vez que para eso han servido los miles de millones de pesos del erario gastados en los medios de comunicación que, sin más, son las sustancias químicas con las que disciplinadamente ha embadurnado su figura pública a lo largo de seis años, y que ahora remata con la frase el cambio en México es posible.

¿No habrá escrito su asesor para él este epitafio?

“El populismo habla en nombre del pueblo, miente sin pudor alguno, ataca a los que no comparten el pensamiento único y sobresimplifica tanto problemas como soluciones…”

La primera escena, violenta, da cuenta de la delincuencia impune y el Estado fallido. La segunda parece banal --un embotellamiento provocado por el Segundo Piso en la autopista--, pero expone la irracionalidad del actor público que llamamos Gobierno.

Ninguna de las dos primeras escenas involucra como personaje directo al gobernador saliente. Las escenas no ocurren ayer domingo 15 de enero en su auto-despedida en la tierra de Audi. No lo veremos cuando se propone como defensor de los mexicanos contra Trump, ni cuando cuestiona a Marín “por haber perdido toda referencia moral”, ni cuando se postula como el defensor de las causas populares contra “la demagogia populista”, en clara referencia a López Obrador. Ni mucho menos cuando afirma sin clemencia que todo lo que ha hecho ha sido sin tener que pedir un solo peso en préstamo. Tampoco discurriremos por el último banquete a cuenta del erario público para los cuatrocientos elegidos y más arrimados de su extensa corte, bajo algún tendido ahí mismo en Ciudad Audi.

No, estas dos escenas cierran un sexenio de otra manera. Alumbran al rostro más llano y vil de una clase política que ha construido tales cercos sobre sí que mira estos sucesos como si no fueran estrictamente suyos.

Ilustración tomada de e-consulta.

La primera se refiere al principal fracaso del gobierno de Moreno Valle: el Estado rebasado por la delincuencia.

El lunes 9 de enero a las 10 de la mañana un comando de seis hombres armados se posesiona de un fraccionamiento frente a la Pirámide de Cholula. No dudan. No yerran. Son seis o siete casas. En cada una de ellas encierran en una habitación a quienes ahí se encuentran. Y luego, una por una por una, las desvalijan de joyas y dinero, que es lo que buscan. Y los autos. Cada uno de los rateros sale manejando. Se van y no dejan huella. El robo ni siquiera fue noticia para la prensa, y no hubo red social que amparara con un testimonio gráfico este robo perfecto. Tras la puerta que dejaron abierta en su huída los rateros quedaron las familias ultrajadas, las habitaciones revueltas, la intimidad violada. Y más allá, la memoria de los innumerables sucesos recientes: el secuestro del empresario De la Fuente en Morillotla, el asesinato del agente federal por una banda de huachicoleros en Tehuacán, el hallazgo del cadáver de una joven mujer ahorcada por su pareja en su hogar en Cholula.

Grafica toma de El Sol de Puebla.

La segunda expone la irracionalidad de la acción de los gobiernos en México:

El viernes 12 voy a Tepeaca. 11 de la mañana. Trepo a la autopista por la salida del Cuauhtemoc. Arriba corre imponente en Segundo Piso. Espeluznante el atorón del tráfico. Pronto entenderé por qué: a todos los que circulamos bajo la vía elevada nos han constreñido a dos carriles. Y luego, todos los que bajan del concreto elevado derivan hacia nuestros dos locales carriles. “No puede ser”, me digo, tiene que haber un accidente. No, no hay choque ni vehículos varados, simplemente, no cabemos. No, carajo, ¿pues qué cosa estudiaron estos ingenieros y arquitectos que diseñaron este perfecto tapón? Parece broma, pero todo este dispendio de concreto ha dado por resultado que la vieja autopista a su paso por Puebla la han dejado estos modernizadores con los mismos dos carriles con los que la construyeron hace 55 años. 10,500 millones de pesos, con un sobrecosto de 500, 47.6% fueron aportados por el gobierno federal y 52.3% por capital privado –la española OHL y a mexicana PINFRA, concesionarias por 30 años--, sí, todo ese dinero nos ha dejado un tapón de dos carriles para desfogar el tráfico que sobre la autopista genera una metrópoli como la ciudad de Puebla. De algo estoy seguro: ni Peña Nieto ni Moreno Valle pasarán por este atolladero algún día de sus aristocráticas vidas.

De ninguna de estas dos escenas darán cuenta los indicadores. No darán lugar a preguntas en entrevista alguna a Moreno Valle. Porque en seis años no ha dado una sola entrevista que no esté previamente comprada y cobrada rigurosamente por los medios y que no forme parte de una estrategia instrumentada, dirán ellos, por todo un equipo de comunicadores y jefaturas de comunicación social y empresas asociadas. Si Marín tuvo su Xavier Sánchez Galicia, Moreno Valle cuenta con su Marcelo García Almaguer. Ellos son los expertos embalsamadores.

Marcelo García Almaguer, el publicista embalsamador de Moreno Valle.

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Encuentro dos escenas más, ahora sí del domingo de su embalsamiento para valorar al político que veremos reproducido en el gobierno de su heredero Tony Gali.

Foto tomada de e-consulta.

En una lo despiden como su Jefe al que han servido y le rinden reverencia. Los diputados al recibir el sexto informe lo miran presidenciable y lo postulan para el 2018. “El cambio que vive Puebla es necesario y posible para todo el país”, declara el diputado panista Víctor León Castañeda; el perredista Julián Rendón dice que Moreno Valle representa el liderazgo “firme y con visión de futuro que México requiere”; Evelia Rodríguez, del Partido Compromiso por Puebla (CCP) afirma que “Puebla vive una transformación”; Ignacio Alvízar Linares, representante del Partido Movimiento Ciudadano, le ofrece el respaldo de su instituto político para “futuros proyectos”.

Son los diputados que en las últimas dos legislaturas le han aprobado al patrón un conjunto de leyes que han determinado el rumbo de un sexenio: la que de un plumazo extirpó la palabra pueblo de la constitución estatal y con ello desaparecer las juntas auxiliares –lo que provocó la insurrección de decenas de pueblos y la represión en Chalchihuapan--; y por ahí la desgraciada Ley Bala. Y más, la ley que aprobó la figura de los PPS (Proyectos por Prestación de Servicios) con la que Moreno Valle oculta los pasivos de dejarán hipotecado los ingresos estatales del impuesto a la nómina, y por ese rumbo la privatización del agua potable a una empresa de Hank Rohn, la venta de la administración de las carreteras estatales, con lo que los gobiernos que vienen tendrán que pensar en otra cosa si esperan contar con recursos propios para su operación corriente. Y ya en esa ruta de la creación de un Maximato, como bien lo expone Rodolfo Ruiz este mismo lunes 16 de enero, la aprobación de las modificaciones a la ley por las que Moreno Valle garantiza el control de la Fiscalía General del Estado hasta el 2022, el Colegio de Notarios, el Instituto de Transparencia, la Auditoría Superior del Estado y los nombramientos en el Tribunal Superior de Justicia. Y para cerrar, el nuevo organismo contra la corrupción y el instrumento principal para su reproducción como clase política, el Instituto Estatal Electoral.

Para sí mismo el bálsamo del despotismo originario del viejo don Benito: para mis amigos justicia y gracia…

Foto cortesía de la organización 28 de Octubre.

En otra lo despiden como el déspota que ha sido. El domingo, la organización 28 de Octubre se manifiesta en la autopista y marcha por el Segundo Piso para exigir una vez más la liberación de Simitrio. Esas palabras no están en el vocabulario de Rafael Moreno Valle. Pero son las que más fielmente exponen la realidad de los derechos humanos violentados por el gobernador contra sus opositores. La 28 de Octubre ha roto todos los récords de movilizaciones registradas para una misma organización y contra un gobernador. Y absolutamente de nada les ha servido: el gobierno mantiene en la cárcel con argucias legales y sometimiento de los jueces a quienes sin duda son presos y perseguidos políticos: Simitrio el primero de ellos.

Para ellos el bálsamo del despotismo originario del viejo Don Benito: para mis enemigos, la ley.

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Y el embalsamado está ahí, en un sarcófago a punto de salir a la intemperie.. Dispuesto para el 2018.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...