Cárdenas y Barbosa: luces y lastres en la lotería de la elección poblana

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El mismo sol inclemente de marzo. La misma calle sin lustre de la 35 Poniente. Y el nuevo escenario de la elección del 2 de junio a cargo del INE. Algo tienen en común el ciudadano sin partido Enrique Cárdenas y el político profesional Miguel Barbosa. A partir de ahí cada uno con sus luces y sus lastres. El ciudadano su reserva moral intacta y su ingenuidad en los menesteres electorales. El político su sagacidad de pícaro sobreviviente y su historial de cambio de barcos sin vergüenza alguna. Cárdenas no sostendrá fácilmente su ser ciudadano y tendrá en los votantes la memoria reciente de partidos títeres en el engranaje estratégico y perverso del difunto Rafael Moreno Valle, con el fraude y la violencia del 1 de julio de por medio. Barbosa encontrará en los electores la creciente conciencia de que con él regresa el antiguo y funesto sistema de acuerdos sin nombre del sistema priista, y la guerra civil que viven los morenistas en Puebla, y el interrogante de si otra vez lo cargará la todavía muy viva ola lopezobradorista.

En el llano cocido del medio día en esa calle anodina, dos peloteras entonces, una el martes 19, clasemediera, de siquitibúns, casi sorda, insuficiente por número y costumbre para apretujar al ciudadano candidato; otra el miércoles 20, popular, de mantas, banda musical, templete, maestro de ceremonia y bochinche que abarca la calle entera, lista para poner en jaque al equipo que acompaña el político de Tehuacán.

Para quien quiera contar esta historia, la diferencia en los modos y dichos no puede ser más que divertida.



Cárdenas

Sol rotundo a punto de la una de la tarde, y las escasas nubes de la mañana van en retirada. Unas cincuenta personas esperan al candidato, y no son suficientes para cerrar la calle frente a las oficinas del INE.

No hay templete ni música ni valla para que pase el ciudadano que, como logro político indiscutible en el escenario poblano, lleva ya el de que los rescoldos que quedaron de los partidos nacionales PAN, PRD Y Movimiento Ciudadano, tras el sunami López Obrador en el 2018, encuentren en él la única posibilidad de salvar el honor el próximo 2 de junio. Lo veo entrar en esta breve pelotera que lo espera y no me guardo el interrogante sobre el alcance que su generosidad tendrá contra la carga del pasado inmediato de tres partidos subyugados por Rafael Moreno Valle y su autoritario proyecto político derruido por un destino implacable el 24 de diciembre.

“Duro, duro, duro”, gritan los panistas. “Cárdenas gobernador, Cárdenas gobernador”, escucha Enrique cuando pasa oculto entre el grupo que abre Gabriel Hinojosa. Ha llegado a tiempo, y con él van los dirigentes nacionales de los tres partidos. Pasan repegados a la pared del edificio, y en la pelotera no alcanzo a ver al académico trasmutado en candidato.





1

La gente de Sumamos no ha traído banderas ni propaganda y no hace alaraca alguna. Reconozco a algunos en la periferia de la bola que ha cercado la entrada del INE en la oficina de la 35 Oriente. Juan Carlos Canales y su pelambre cano sobrepasa las cabezas en el conjunto; Leobardo Espinosa y su traje estricto; Maricarmen Lanzagorta y su libreta de organizadora y su relato sobre los acuerdos ayer con los partidos: diez personas por grupo, pues en el salón no entran más de cuarenta.

Veo venir lo que ocurrirá en las próximas semanas: la maquinaria panista, aunque venida a menos sin el dinero morenovallista, difícilmente permitirá que la marca “candidato ciudadano” le robe el espacio, y a Cárdenas sólo le quedará su propio discurso para marcar su raya.

2

Llego a tiempo para ver entrar al edificio a Fernando Morales Martínez, el hijo del exgobernador Melquiades. Encabeza, en acuerdo de Moreno Valle con Dante Delgado, desde noviembre del 2017 en Puebla al partido Movimiento Ciudadano, el partido que desde la ciudad de México le dio a Cárdenas entrada para su registro como candidato. ¿Qué pasará por su altiva cabeza?, pienso mientras lo observo entrar al INE con todo lo que del sistema político priista le ha dejado sus modos y su apellido.

3

Las banderas del PAN saltan cuando José María Iguíniz Cárdenas saca unos cartelitos en contra de lo que considera una imposición en su partido. Los panistas se animan e increpan a Iñiguiz, traidor, le gritan. “Eres un cinicazo, Chema”, le grita alguien en la cara. Alcanzo a preguntarle sobre su carta de renuncia: “Léela –me dice-, en ningún lado habla de renuncia, yo me suspendí del partido, sigo los principios de mi padre”. Ahora mismo no lo recuerdo nunca encrespado con la usurpación del partido por Moreno Valle. Pero ahí está, decidido a meterle ruido a la candidatura de Cárdenas y sin pena de posar con su cartelito en memoria de Rafael y Martha Érika.

3

Eduardo Rivera responde a los reporteros con la única carta que le quedó en la mano: mirar para adelante, dice. Para qué recordarle entonces la contradicción más pura en la historia reciente del panismo poblano: el político de mayor arraigo, el más perseguido por Moreno Valle, le aceptó jugar la carta de la candidatura a la alcaldía poblana el 1 de julio. Ahí quedó en hilachos su carrera política tras el vendaval morenista.

“Los partidos son instrumentos de interés público –me dice--, así que bienvenido Enrique Cárdenas, un hombre decente. Ahora hay que ver para delante, inconformarse ahora en nada abona, ahora lo que se requiere es generosidad, recomponerse desde una agenda ciudadana.”

4

Humberto Aguilar Coronado espera en la sombra de un pórtico al lado del edificio del INE. Lo veo escurrido en su traje blanco a rayas exquisito, ya no el tipo robusto y bullanguero. “Estoy recién operado”, me explica. Y luego relata sus años de exilio, todo lo que duró el morenovallismo, su refugio en el Congreso, su reconversión en empresario financiero. Y su regreso a Puebla, pero no en la arena, su tiempo ahora es el quien mira los toros desde la barrera.” No le acepté al Marko Cortés un espacio en el Comité Ejecutivo Nacional, y fui su jefe de campaña para llegar a la presidencia nacional del partido. Ya no es mi tiempo.”

Ahí mismo, bajo el sol infame, Paco Fraile se acerca para el abrazo a su colega y rival en los últimos treinta años. Por la tarde Paco jurará como Secretario General de un partido sin dinero y sin el mando de la figura que a estos dos hombres se los quitó como quien le quita un dulce a un niño. Los dos personajes me dan el retrato de un PAN que se perdió en la bruma del derroche morenovallista. Paco Fraile y Humberto Aguilar Coronado. El primero fue sometido fácilmente con la amenaza de cárcel tras su paso como delegado del Seguro Social; el segundo se refugió en la ciudad de México con la promesa de no aparecerse por este valle en el que por ocho años imperara “la fuerza del cambio”.

¿Qué le queda al PAN sin Moreno Valle? No tiene ya el cuenco de dinero ni la estructura armada a largo de diez años por el hombre fuerte sin escrúpulos que arrasó con la imagen del partido opositor urbano, clasemediero y pobretón. Se parece más en esta tarde al partido de los ochenta y noventa, maltratado eterno por el despotismo de los gobernadores priistas.

A la derecha, Paco Fraile, al centro, Humberto Aguilar Coronado. La sobrevivencia del PAN poblano, lo que quedó después de la era Moreno Valle.

5

En el 2015 lo nombraron secretario general del consejo municipal del PRD en la ciudad de Puebla. Espera desde la banqueta la escena con la salida del Doctor Cárdenas del edificio del INE. Muchos años en el PRD poblano, es de los que decidió quedarse en la era del partido maniatado por Moreno Valle. Y ahora está optimista:

“No estamos tan tirados a la calle –me dice--, aunque por supuesto ya no tenemos las 38 presidencias municipales que el partido ganó en el 2013, y claro, ni eran nuestras.”

6

El candidato Enrique Cárdenas sale a la calle tras su registro. Los líderes nacionales del PAN, PRD y MC se difuminan de la 35 Oriente. Afronta ahora sí su primera pelotera, aunque no sean muchos los que lo aprieten, ni sean tantos los que vean que los panistas cumplen con el simbolismo del gallo, ni haya templete en el que su figura escueta se levante y tenga que treparse al cofre de un Jetta para que sus votantes lo miren de abajo para arriba. Apenas resalta en el barullo su cabellera blanca y su nariz afilada. Ya carga con el gallo, ya se sube al cofre del Jetta, ya toma el micrófono y se apoya en el hombro de Gabriel Hinojosa. Habla y no se desgañita y recurre a una imagen certera: la de la barca y los remeros.

La imagen puede contener: 14 personas, personas sonriendo, multitud

Enrique Cárdenas y el hombro de Gabriel Hinojosa. A la derecha, abajo también, el rostro adusto de otro sobreviviente del panismo, Miguel Ángel Mantilla.

Escribo ahí mismo en mi libreta: “¿Qué será de este demócrata en un mar ceñudo e ingrato de la política poblana?”

Barbosa

Contemplo el regreso de la maquinaria priista en sus modos y folklores resumidos en un medio día de registro también a pleno sol, y sin remedio. Aquí estoy el jueves 20, justo a la entrada del INE y en el cierre de una valla humana que no alcanza a hacerse entre los apachurrones que se revuelven como una víbora lenta de la mar, admirado por esta capacidad de sobrevivencia de lo que por años se llamó “sistema”, ese que arrancaba y moría y renacía por las ansias de tocar al hombre fuerte en una pelotera.

Primero el candidato que no aparecerá sino hora y media después –y que ya no veré, pues algo se debe de guardar de respeto por la puntualidad--, con la usanza antigua de que la masa está hecha para esperar, para entretenerse con los alaridos del infaltable maestro de ceremonia, y para no escuchar nada por el ruido infernal que produce la tambora, la tuba, los trombones y clarinetes de una banda cholulteca que a todo mundo le da sentido de vida. Está visto que aquí no hay Morena que valga, aunque esas sean las playeras que la gente carga, y esas las siglas que las mantas portan. Hora y media que la masa entiende precisamente porque quiere que regresen los viejos tiempos del desmadre vocinglero de los apachurrones priistas, de la lotería que en México significa jugar a la política.

El gritón

“Estamos aquí por nuestro candidato –dice Arturo Spíndola enfundado en guayabera blanca y templete a media calle y frente al INE--, el próximo gobernador de Puebla…”

Y su voz es lo primero que te encuentra justo a las once y cuarto que llego, una voz engolada para la que no ha pasado el tiempo, que ha estado ahí para los gobernadores y rectores y candidatos del aparato que han necesitado de una voz que entretenga al acarreo hasta el momento en que rompa al viento el alivio del en estos momentos hace su entrada el señor que en turno sea el señalado como el hombre del poder. Hoy tendrá que trabajar en serio, pues el candidato hará esperar a la masa sin más motivo y por la sabiduría que prueba que se tiene el poder de hacer perder el tiempo a todos.

“¡Porque sí, señores, este es el tiempo de la reconciliación…! –grita Espíndola--, con el mejor amigo, el mejor candidato, el que recibe a panistas y expriístas que se vienen a sumar con él, con Miguel Barbosa, nuestro candidato!”

Arrturo Espíndola y los templetes de Bartlett, de Melquiades, de Marín...

El Cristiano

Manuel Guzmán tiene 77 años y la ilusión que da el ser un convertido capaz de hablar por los grupos de cristianos. Lo acompaña Víctor Alanís Ballesteros, que tiene un Instituto de Apoyo a la Familia en la colonia Las Hadas. “La esperanza está naciendo en Puebla”, me dice y me pasa su tarjetita y su ánimo de que una nueva camada de personas y de políticas públicas están llegando a Puebla con Andrés Manuel López Obrador. “Todo lo que le han negado al pueblo por años”, remata. Manuel viene de lejos como líder de iglesias cristianas en Puebla. Mañana jueves 21 le hará su homenaje al único santón mexicano que reconoce, Benito Juárez.

“Esto se parece mucho a un evento del PRI, ¿no le parece?”, le digo.

“¿El PRI? – reflexiona--, sí, eso es lo que acostumbramos en México.”

“Vamos, don Manuel –le dice Víctor Alanís--, hay que ir hacia el templete para que lo nombren a usted y sepan que ya anda por aquí.”

Corridos

“Manzanilla está detrás de la mampara –me dice una de las mujeres despedidas por Moreno Valle en la Dirección General de Gobierno--. Él nunca se fue.”

Son muchos los que se resguardan tras la manta que exige la solución a los laudos que el Tribunal de Justicia mantiene congelados. Y la palabra esperanza vuelve a brotar esta mañana entre quienes han llegado a respaldar a Barbosa. Dos audiencias les dio en la campaña hacia el 2018: “Él nos prometió la reinstalación”, afirman.

Y luego una de ellas relata: “Yo estaba hospitalizada por un trombo. Hasta la cama me llegó la noticia de mi despido. Es por el alza del petróleo, dice mi hermana que le dieron como causa. Y fírmele y retírese, le dijeron. Un tipo de apellidos Saavedra Peimbert, ese llegó a corrernos. Yo tenía 32 años de trabajar en la Secretaría de Gobierno.”

La esperanza de la reinstalación...

La Manta

Los hermanos Amaya aguantan la broma que les hago: órale, ustedes estaban con Armenta… Y es que han sobrepuesto el nombre del candidato, pero es obvio que abajo existía otro convocado. No, me dicen, cómo crees que nos equivocamos, es que la manta la hicimos para la contienda del interinato en enero. Nosotros propusimos a nuestro hermano Norberto.

También los Amaya vienen de lejos. Muchos años en el PRD. Y siempre tendrá a la mano una manta y unas siglas para los tiempos nuevos.

Los Amaya, otros sobrevivientes de los años noventa.

La Banda

“Somos la banda Ginebra”, al menos eso escucho que me dice un muchacho que corta el aire con su clarinete. Y vienen de algún pueblo San Francisco algo cholulteca, uniformados con una camiseta del extinto PES. Es el estruendo necesario para no olvidar que la vida es una fiesta de tamborazos y notas incomprensibles, cristalinas y desgarradas, siempre suficientes para no escuchar lo que el mundo quiere decirte con palabras.

La banca

A tres metros de la banda y su huateque, alguien se abraza y se da palmadas. Es un corrillo, el más animado, a mitad de la calle, cuando los que organizan a la masa intentan ya formar con los más entusiastas una valla. En diez segundos confirmo que son una especie de convención de tehuacaneros felices. Alguien se presenta con una mujer a la que llama Sofía Barbosa. Se entromete la banda Ginebra, ¿dijo Sofía?, se me cruza el apellido, segurito escuché Barbosa, y no tengo la menor idea de si la señora será familiar del candidato. Yo pelo más la oreja mientras la mujer parlotea radiante frente a sus amigos de Zinacatepec que la saludan y le sonríen. Claro que sí, escucho, tenemos un amigo que fue compañero de banca de tu hermano…

El Tarot

Ivonne Cruz Blanco se ha logrado plantar justo al final de la valla, a un metro de la entrada del INE que custodia David Méndez. Me sorprende de inmediato: carga en la mano unas películas sobre el Tarot, y si me dejo, ahí mismo puede empezar a echar mis cartas. Y me sorprende más: hasta hace apenas cinco semanas era panista, y con un grupo organizado, la Asociación Unidos por Siempre, y con 22 años de militancia en ese partido. Además, es enfermera y trabaja desde hace veinte años en el Centro de Salud de San Felipe Hueyotlipan.

“Genoveva destruyó al PAN –me explica--, lo entregó al Yunque, acusó al morenovallismo de traidor, y eso no me pareció, a mí con Rafael Moreno Valle me tomaron en cuenta, en las colonias, en las escuelas. Así que yo creo que hay ciclos que se cierran. Voy a extrañar las ideas del PAN, yo vengo de familia panista, mi papá ha sido militante por 38 años, y no le gustó mi renuncia, pero me dijo que respetaba mi decisión. Es que ahora a ellos no les interesa el liderazgo, Genoveva está por sus intereses. Si viviera Martha Érika no lo dudaría, seguiría en el PAN y seguiría con ella. Y no hay contradicción con el hecho de que esté ahora aquí con Barbosa, yo renuncié a mi partido, y por escrito, soy libre, y mi interés es que mejore Puebla.”

Atrás de Ivonne, la voz de Arturo Espíndola que saluda a los trabajadores del sector salud, y la respuesta de la masa: “Barbosa, amigo, Salud está contigo”.

La renuncia de Ivonne al PAN. "Genoveva destruyó a mi partido."

El vocero

David Méndez Márquez ha hecho de vocero de Miguel Barbosa y ahora resguarda la entrada al final de la valla que han logrado armar cuando dicen que ahora sí ya merito está aquí el candidato. Y ha de ser, pues ya pasaron dos o tres diputadas y ya David no deja pasar a cualquiera. Lo recuerdo de regidor por la izquierda en el Ayuntamiento 2011-2014 del panista Eduardo Rivera, de lo más serio y capaz en la historia reciente de los cabildos de la ciudad de Puebla. En los apellidos guarda el linaje de izquierda poblana. Apechugaron los Méndez Márquez en el 2018 que no le dieran a Rosa Márquez la candidatura a la alcaldía poblana. Ni a David una diputación. Para todo hay tiempo si se sabe que para todo hay tiempo.

El Fortachón

José Miguel Jiménez Castillo abre cancha encasquetado en una playera que le descubre casi todo sus brazos y deja ver sus acicalados bíceps. Averiguo que es el esposo de la diputada Mónica Lara, a la que cuida como el mejor de los escoltas y saca maloras del barrio. La memoria a flashazos: matrimonio panista que apostó por Ernesto Cordero, enemigo de Moreno Valle en la contienda por el control del PAN nacional en el 2014, sufrió las consecuencias: José Miguel, hermano de Blanca Jiménez, quien hasta hace una semana intentó ser la candidata del PAN a la gubernatura, fue encarcelado por Moreno Valle por medio de la invención de pruebas y otras marrullerías de Eukid Castañón; Mónica, cercana en un momento a Martha Érika Alonzo, llegó a ser directora del Instituto Poblano de la Mujer en el 2012, y aguantó un año, hasta que en el pleito con Moreno Valle vio que le secuestraron a un hijo.

Cuánto se me viene encima al ver pasar a la diputada hoy por el extinto PES, Mónica Lara y su enjundioso marido. Los dos, exmorenovallistas perseguidos por el despotismo morenovallista en Puebla. Hoy se plantan por Barbosa.

El comunista

Servando Galindo Ríos representa a la más vieja de las izquierdas en Puebla. La vieja izquierda de Atlixco, la del Partido Comunista que fundó la preparatoria de la BUAP en esa ciudad. “Y ahí sigo en la prepa BUAP –me dice--, y con mi misma clase, Economía Social Mexicana.” Y en su respuesta de por qué con Barbosa traza una línea del tiempo de luchas social y crimen.: “Lo conozco desde hace 26 años, es un luchador de la calle, rompió con el PRI en 1994, cuando era secretario general del Ayuntamiento de Tehuacán, y se pasó al PRD con dos mil militantes. Y lo recuerdo cuando llegó a Atlixco con Porfirio Muñoz Ledo, cuando se anuló la elección de 1994, con Alejandro Beristáin, a quien mataron en el 2017, cuando salió a comprar un carro Ibiza y sólo lo volvieron a ver muerto, arrojado en una zanja en la Barranca de los Molinos, justo cuando asesoraba a los 200 presidentes auxiliares que se rebelaron contra Moreno Valle…”

Servando Galindo, desde el Partido Comunista en Atlixco.

El ejidatario

A la vieja usanza, la Unión Nacional de Ejidos Forestales y Agropecuarios agrupa a 32,675 ejidos y a cinco millones de ejidatarios. Así me dice a bote pronto Leobardo Ortiz Fuentes, su dirigente. Lo encuentro también a la entrada, justo donde David Méndez organiza el tinglado del registro de Barbosa. Y así de rápido me cuenta que se fundó el 10 de abril de 1995, en tiempos de Zedillo; que ellos eran del Barzón, pero que los llamó el presidente y mejor formaron la UNEFA porque les prometió anular los créditos con la banca, impagables por la crisis de diciembre de 1994, y que les cumplió; y que más les prometió: la igualdad de género en los órganos colegiados, algo que el Estado cumplió hasta el 2013, y la conformación de órganos democráticos en los ayuntamientos, lo que simplemente no se cumple. Y mientras, la UNEFA ya tiene cien hectáreas en el municipio de Chilchotla donadas por los ejidatarios para fundar la Universidad Nacional Agraria y Forestal de México, la primera del país, con trece carreras y un internado para los hijos de los ejidatarios. Y remata: la UNEFA maneja ya un presupuesto de 615 millones de pesos para este 2019, casi el doble de los 370 millones que manejamos en el 2018.

Todo eso y yo sigo aturdido con la cifra de 5 millones de afiliados.

“Yo no milito en Morena –me dice--. Los ejidos son autónomos, apenas el año pasado por primera vez apoyamos a un candidato, y fue López Obrador. Ahora los políticos están saliendo de sus cuevas. Como Armenta, quien de seguro ahora le va a operar a Jiménez Merino la parte maquiavélica y el mapacheo, con la estructura y el colmillo que tiene desde hace años, pero Melquiades, Ursúa y Beltrones, esos sólo se van a chingar la lana. Pero los ejidatarios no se van a prestar, hemos sido los olvidados del sistema, pero sólo hasta el 2018.

Los ejidatarios organizados en la UNEFA y su líder, Leobardo Ortiz Fuentes.

El Cacique

A las 12.45 decido no esperar más por el candidato. Suficientes voces llevo ya para contar su lotería. De repente, me descubro diciéndole cacique al cacique: encuentro en la banqueta de enfrente al INE, y bajo la sombra de un trueno sobreviviente, a un grupo también muy animado en su refugio de frescura. Entre ellos, Arturo Barbosa Prieto, alcalde de Tehuacán en tiempos de Manuel Bartlett, también viene de lejos. En el corrillo, un hombre mayor al que presentan como petrolero de Texmelucan. En el atarante que traigo, alcanzo a preguntarle si conoce al cacique de la Petroquímica Independencia.

“Yo soy Luis Roberto Castro Lozada”, me dice.

“¡Ah, entonces usted es el cacique!”

A la derecha, Arturo Barbosa Prieto, presidente de Tehuacán en los tiempos de Bartlett. A la izquierda, con el bigotito cano, el hombre de los 46 años al mando petrolero de Texmelucan.

Dicho eso, me sonríe. Ahí lo tengo, líder histórico de la Sección 46 del Sindicato de Trabajadores Petroleros y presidente del Grupo Mayoritario “Frente Liberal Sindicalista”. Eso veo en la tarjetita que me extiende. En ella no leo que viene de los tiempos de su padrino La Quina, y que pudo sobrevivir al colapso del más poderoso cacique petrolero en la era imperial del PRI, y que por 46 años ha sido el hombre fuerte en Texmelucan, al menos hasta que el actual dirigente, Rubén Quintero, hace años su opositor y luego su gemelo como cacique, se hizo del control del sindicato tras la jubilación de propio Luis Castro.

"Oiga don Luis --le pregunto--, ¿y cómo explica el desmadre huachicolero en Texmelucan?"

"No puedo decirle nada de eso --responde sin atropello--, nosotros estamos dentro de la petroquímica. Lo que ocurre en los ductos no tiene nada que ver con nosotros."

Entendido.

El grupo me permite que les tome una foto. Al final les pregunto su opinión sobre el evento, y el hecho con el que más parecido lo encuentro; un tradicional mitin del PRI en el que el candidato sigue sin presentarse una hora y media después de lo dicho.

“Para que cambie eso en México –responde sin dudarlo Arturo Barbosa Prieto--, primero tienes que cambiar al pueblo.”

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Lotería, entonces, me digo.

Ahí los dejo en su pelotera.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...