Esa extraña e inesperada libertad: hasta divertido puede ser

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Vida y milagros

Los últimos 21 años nos acostumbramos a ver un Congreso de la Unión en el que el presidente de la república dejó de tener mayoría y perdió el control rudo que mantuvo durante los años de los gobiernos de mayoría priísta. Eso fue a nivel federal, pero en los congresos estatales era inusual ver congresos que no estuvieran controlados por los gobernadores. Ese fue el caso del congreso de Puebla hasta hace 5 semanas. En 2010 hubo alternancia de siglas, aunque no de modos, pues el congreso siguió alineado a lo que se dictara desde el poder ejecutivo. Por supuesto que a lo largo de los años hubo alguno que otro diputado o débiles bancadas opositoras que ejercían su propio criterio al votar, intentando tener algo de independencia mientras se oponían desde la tribuna a muchas medidas impuestas por el gobernador y su mayoría a la hora de votar en el pleno. Al final, durante casi 80 años, lo que el congreso local votaba se decidía desde otro lado. Tanto era así que la mayoría de los diputados tenían, cuando mucho, una secretaria o asistente, y rara vez, un asistente jurídico. Simplemente no los necesitaban. La mesa directiva la controlaba la mayoría ganadora y desde ahí se construían y decidían, en completo acuerdo con el poder ejecutivo, todas las cosas importantes, desde el presupuesto, las iniciativas de ley, los nombramientos estratégicos de procuradores, jueces, auditores, consejeros electorales, expropiaciones, titulares de los organismos descentralizados y cualquier cosa que tuviera que ver con el manejo de las riendas del estado. Había una mayoría controlada por el ejecutivo que trabajaba poco y aprobaba todo. La independencia que por 21 años vimos en el Congreso de la Unión aquí no la vimos jamás.



Hoy el Congreso de la Unión transita hacia la antigua manera de hacer las cosas y la hegemonía la ejerce la coalición de MORENA y sus aliados, muy bien puesta de acuerdo, por lo menos hasta ahora, con el presidente electo. Pocos imaginaron un retorno así antes de la elección de Julio. Todo un cambio: de la imperiosa necesidad de construir consensos al regreso de una mayoría partidista que era lo normal antes de 1997.

Mientras tanto en el congreso de Puebla hay un nuevo escenario: debido al conflicto electoral que ha impedido definir quién ejercerá el cargo de gobernador, se vive una muy particular independencia por parte de los diputados. Los de la oposición aglutinada por el PAN están bien orquestados y dirigidos para oponerse a casi todo lo que proponga la mayoría morenista, pero aún así, la falta de una definición de quién hará cabeza en el estado les permite cierta libertad e iniciativa que hasta hace 5 semanas eran no solo impensable sino imperdonable. Por otro lado, la mayoría morenista ha tenido la oportunidad de hacer visibles a liderazgos novedosos e interesantes que en otros tiempos estarían opacados por los antiguos modos de ejercer el poder de los gobernadores electos, que se entendían con dos o tres diputados y a los demás los ponían a obedecer.

Ante este nuevo y quizás momentáneo escenario, algunas diputadas y diputados continúan sanamente ligados a los liderazgos y a los presidentes municipales electos de sus distritos, quienes entrarán en funciones en diez días. Conservan un gran contacto con ellos y están actuando y pensando en cómo ayudarlos desde el congreso. Eso he visto y me parece muy interesante que así sea. Por supuesto que hay y habrá líderes dominantes en el congreso y en los partidos, pero eso no está impidiendo que los diputados y los presidentes electos, ante el vacío de poder que ha generado la falta de gobernador electo, llenen los espacios que les corresponden, espacios que antes les tenían vedados.



A lo largo de los años he tenido la oportunidad de estar en diferentes sesiones del congreso y he tratado con algunos diputados algunos temas específicos. En general permeaba la sensación de que tenían que ir a tocar base a otro lado antes de poder externar una opinión por parte de los diputados. El ambiente que hoy se vive en el congreso es distinto, más relajado, más vital, en síntesis, más libre. Un congreso sin la pata de un gobernador en el pescuezo ¿Durará? ¿Será constructivo y enriquecedor? ¿Se fortalecerá su independencia para bien?



Habrá que esperar dos cosas: uno, que finalmente se defina quién gobernará el estado y cómo reaccionará el congreso ante eso, y dos, cuál será la influencia y el poder que la figura del delegado federal plenipotenciario ejercerá sobre la incipiente libertad de un congreso independiente que es absolutamente novedoso para los poblanos.

Los contrapesos son sanos en cualquier institución. El contrapeso posible de un congreso independiente con perfiles que van desde la joven diputada Vianey García, de 24 años, hasta el mayor de todos, Emilio Maurer, que cumplirá 80 años este mes, a mí me parece no solo interesante, sino hasta divertido y, sobre todo, enriquecedor. Ojalá que dure para bien esta extraña e inesperada libertad.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.