Juan Luis, cincuenta años después Destacado

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Guatemala

El miércoles 13 de enero de 1971, en el Restaurante Alicante de la zona 9 de la capital guatemalteca, fue secuestrado y desaparecido Juan Luis Molina Loza. Lo acompañaba Rolando López Herrera (Constantino Ayala), comandante del insurgente Movimiento Revolucionario 13 de noviembre, también desaparecido. Fue mes aciago aquel enero de 1971, porque ya se sentían los rigores de la represión ejercida en seis meses de mandato presidencial del general Carlos Arana Osorio. Ese mismo día al final de la tarde, imprescindible recordarlo también, fue asesinado Adolfo Mijangos López un talentoso dirigente socialdemócrata. Su muerte fue antecedida por la ejecución de Julio Camey Herrera y el atentado del cual salió herido Alfonso Bauer Paíz, el 26 y 30 de noviembre de 1970. Junto a Rafael Piedrasanta Arandi, todos ellos habían integrado una comisión de estudio que denunciaba la entrega del níquel a la Exmibal, subsidiaria de una empresa canadiense.

Aquel enero de 1971, la dictadura de Arana Osorio realizó un cerco militar a la ciudad de Guatemala y cateó todas las viviendas de la ciudad desde la periferia hacia el centro. Logró asesinar a Marco Antonio Leoni, Rodolfo Gracias y a Julio Ovando Urquizú, militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo. Realizó redadas que llevaron a la cárcel a varios militantes, hecho insólito porque la desaparición forzada era ya práctica común. La desaparición y asesinato de insurgentes y luchadores legales y pacíficos, muestra la catadura de la dictadura guatemalteca, artífice del terror anticomunista. La madre de Juan Luis, Doña Juanita Loza, después de protesta solitaria enfrente del Palacio Nacional, fue llevada al Neuropsiquiátrico y acusada de “loca”.

A lo largo de medio siglo me he preguntado cómo un muchacho que tenía 24 años en el momento de su desaparición, pudo dejar en su corta vida una huella tan indeleble como la dejó Juan Luis. Fui su alumno de filosofía en el Instituto Modelo en 1969 y por él supe de Sócrates, Platón y Aristóteles. También de Kant, Berkeley, Marx y aun de Sartre. Aprendí lo que eran las falacias y los silogismos. Me distinguió en mi graduación de bachiller con un regalo por haber sido su mejor alumno de filosofía: La rebelión de las masas de Ortega y Gasset. Era Juan Luis un personaje peculiar, medía casi dos metros, además de psicólogo y filósofo, fue actor de teatro, durante un tiempo llevó colgada al cuello una campana “de la libertad” y en el desfile bufo estudiantil de la “Huelga de Dolores” de 1969, marchó disfrazado de Che Guevara cargando una cruz que simbolizaba América Latina.



Le debemos a la dictadura guatemalteca evocar lo que fue y dolorosamente lo que hubiera sido. Porque su temprana desaparición truncó la carrera de un brillante filósofo, apenas atisbado en unos cuantos artículos en periódicos y revistas. Dos años y medio después, su viuda Thelma Grazioso Faillace también fue asesinada. A lo largo de medio siglo he tratado de ser congruente con la exhortativa a la lucha por los desvalidos que escribió en el libro que me regaló. Hoy, junto a Adolfo Mijangos López, lo rememoro como una de las grandes pérdidas que el oscurantismo le ocasionó a Guatemala.

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Sobre el autor

Carlos Figueroa Ibarra

Carlos Figueroa Ibarra  es profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla desde 1980. Sin duda, es uno de los académicos más reconocidos por su especialización en el periodo de la guerra civil guatemalteca (1960-1996). La historia de su familia representa en buena medida la tragedia sufrida por miles de ciudadanos centroamericanos que han luchado por una sociedad democrática, justa e igualitaria.

Carlos Figueroa nació en la ciudad de Guatemala el día 5 de agosto del año 1952. Hijo de Carlos Alberto Figueroa Castro y Edna Albertina Ibarra Escobedo.1 En 1954, junto a su familia, se exilió en México tras el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Posteriormente, la familia regresó a Guatemala en 1958. Desde 1970, estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), regresando graduado a su país. En junio de 1980, durante el gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, fueron asesinados sus padres, lo que sumado a amenazas de muerte por el Ejército Secreto Anticomunista (ESA) de Guatemala, lo obligaron a fijar su residencia en México. Ingresó como profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Fue militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) desde 1973 hasta 1991. Desde 1992 cuando su exilio se terminó, realiza estancias cortas en Guatemala que aprovecha para ofrecer cursos cortos, conferencias o presentar sus trabajos académicos así como divulgar su pensamiento expresado en  artículos periodísticos en la prensa de ese país y en otros medios en Puebla y Latinoamérica. Es Profesor Investigador en el Posgrado de Sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP del cual   fue Coordinador entre 2004 y 2008. Ha sido también  Consejero Universitario en dicha casa de estudios. En julio de 2014 recibió la distinción de Profesor Investigador Emérito FLACSO Guatemala. En febrero de 2019 recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Carlos Figueroa Ibarra fue Secretario Estatal de Derechos Humanos e integrante del Comité Ejecutivo Estatal del partido Morena en Puebla entre  2012 y  2015. Actualmente es Secretario Nacional de Derechos Humanos  e integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2020).