Vida y Milagros. Si tú lees esto, te quiero preguntar algo que yo no me he sabido contestar: Si tú fueras secretario de educación pública ¿Qué hubieras hecho a partir de 2012 con el reto y el problemón de mejorar el sistema educativo mexicano? ¿Qué cambios, que modificaciones a la ley, qué forma de evaluar a los maestros? ¿El IEPO lo hubieras seguido dejando bajo el control de la CNTE? ¿Conservar el sistema prendido con alfileres tal cual estaba? ¿Dejar que los bloqueos sigan tomando de rehén a la ciudad de México? ¿Hacerte de la vista gorda y dejar que nuestra evaluación educativa como país siguiera por los suelos?
Yo no he escuchado a nadie de los que opinan desde la barrera que me diga qué hubiera hecho, qué hubiera cambiado y cómo, para que las cosas estuvieran fluyendo mejor. Solo escucho dos versiones en blanco y negro de cada uno de los lados. Buenos o malos, según quién explique su versión. Ángeles y demonios, según quien cuente las cosas. Y las cosas no son así, siempre hay matices, muchos claro obscuros, múltiples y complicados ángulos desde los cuáles ver el mismo problema. Las versiones simplistas y maniqueas, del lado que sea, me parecen inútiles. ¿Qué hubiera hecho la más sabia de las personas si la hubieran nombrado Secretario o Secretaria de Educación Pública en 2012 para mejorar nuestro desempeño como país en materia educativa? Y el mejorar la educación es impostergable, como país estamos muy mal evaluados. ¿Cómo lograr mejorar la educación pública, cómo evitar el caciquismo magisterial, cómo erradicar la corrupción gubernamental, cómo devolver autoridad moral a las autoridades? Otra vez te pregunto, porque yo estoy a obscuras ¿Qué propondrías tú? ¿Qué hubieras hecho tú si hubieras tenido el poder de hacerlo?
Y hoy, ¿Qué harías tú hoy si te dieran el poder de resolver el problema tal cual está ahorita en la mesa, una mesa patas arriba y con dos de las cuatro patas envueltas en llamas? ¿Me lo puedes explicar con bolitas y cuadritos? ¿Paso por paso? Porque oigo que todos, de cada uno de los bandos, lo resolverían de un plumazo, y es obvio que este tipo de cosas solo se resuelven con gradualidad. ¿Pero cuál es el camino y los pasos a seguir para construir esa gradualidad? Que alguien muy justo, muy inteligente, muy preparado y muy humilde me explique. Gradualidad. Según yo para allá íbamos. Pero ahora leo cosas en la red que me dejan con la boca abierta, leo posturas fundamentalistas en ambos lados de la mesa en disputa. Me sorprende que pretendan que la policía no vaya armada. Me sorprende que en partes de la red se aflijan por los maestros muertos y que los policías heridos y el periodista al que le dieron un tiro en la cabeza por tomar fotos, tan mexicanos como el resto, les parezcan mexicanos de cuarta. No creo que en ningún país del mundo se le pida a un policía andar nada más con su tolete, y menos ganando 8 mil pesos al mes, si bien les va. Un policía que muere en la trinchera no es un ser privilegiado, ni rico, ni desalmado. Es ante todo, una persona que se gana la vida haciendo un trabajo que es el más ingrato del mundo, pero no ilegal ni trabajo para malvados. Esos de la trinchera son mexicanos tan humildes y del pueblo como lo son los que se inconforman por muchas razones, ya no sé no que tan buenas ni qué tan malas, a la reforma educativa. Es más, provienen mayoritariamente de ahí. ¿Tienen que ir a desalojar un plantón con las manos vacías? Oigo muchas críticas extremas de ambos lados, pero no he oído una propuesta de cómo cambiar la educación para cambiar al mundo sin que el país estalle en pedazos. De todo esto sí sé una cosa: las plazas no deben venderse sino concursarse. Si los malos gobiernos a eso indujeron, qué bueno que eso se extirpe. Y sí creo que debe evaluarse a todos los maestros de manera periódica, justa, sencilla, y con opciones para mejorar su desempeño. Eso es lo único que sí sé qué está muy bien que suceda. Cómo y porqué inquieta a tantos, no lo sé ¿Por qué levanta tantas suspicacias? ¿Porque el gobierno en general está desprestigiado, no de ahora, de hace mucho, mucho tiempo? De nuevo ¿Qué harías tú, hoy, en este día, en este momento, con ese problemón? Quiero saber qué harías tú. Quiero saber, por favor.