Invitar a Trump: una desvergüenza y una insensatez

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Del absurdo cotidiano

Esto que ha hecho el Jefe de Estado que, aunque apene decirlo, es Peña Nieto, no es una tontería, es una aberración y un insulto al país que supuestamente gobierna. Porque este hombre ya no se gobierna ni a sí mismo.
Si tuviera un poco de conciencia, si pensara en quién es. Si hiciera las cuentas.
Sólo el 22 por ciento de los mexicanos aprueba su gobierno. Y eso hasta ayer en la noche. Hoy en la mañana habrá perdido no sé cuántos otros. Y cree que invitando a Trump va a ganarse a alguien. ¿Pero a quiénes en sus cinco sentidos y con la cabeza en alto? ¿Para qué lo invita? ¿Para que nos pida disculpas? ¿Para exigirle frente a los mexicanos que lo perdonemos por decir que somos ladrones, violadores, asesinos?
No hay manera. Aunque Trump bajara del avión a besar la tierra mexicana y luego barriera con la lengua del aeropuerto a la villa de Guadalupe no tiene perdón lo que ya hizo.
¿Invitarlo? ¿Cómo se le pudo ocurrir?
Y luego se pregunta por qué no lo aprobamos. Ahí tiene la respuesta. En su desdén por lo que pensamos, por lo que sentimos.
¿Quién se cree? Pues, para nuestra desgracia, se cree quién es. Con el 38 por ciento de los votos ganó las elecciones en 2012. Entonces, aunque nos afligió y nos aflija aceptarlo, ganó la presidencia y la condición de Jefe de Estado. Y es ésa la que no respeta. Presidente es cada vez menos porque cada vez tiene menos poder, lo anda tirando cuando voltea la cara y no mira el tiradero que hay para donde los demás sí volvemos los ojos, porque queremos y porque no queda más remedio que ver lo obvio.
De remate, quizás Trump no viene ni pedir perdón. Como dijo un tuitero puede venir a decirnos cómo quiere los acabados del muro. Es un señor impresentable, majadero, malo y falto de juicio al que Hillary Clinton le ganará las elecciones. Así que, de remate, este Jefe de Estado, _lo que formalmente significa representante de la nación mexicana_, con la impertinencia de esta invitación está peleándose con la futura presidente de los Estados Unidos.
Estamos hechos. Y le quedan dos años de ocurrencias. Da miedo. Y enojo. Dos pasiones horribles que quien despierta, no sabe lo que hace.



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Sobre el autor

Ángeles Mastretta

Novelista poblana. Entre sus principales libros están Arráncame la vida, Mal de amores, Mujeres de ojos grandes, y los más recientes La emoción de las cosas y El viento de las horas. Publica todos los meses su Puerto Libre, además del blog Del absurdo cotidiano.