Origen y fundamento del pensamiento social cristiano (Segunda parte)

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Origen y fundamento del pensamiento social cristiano (Segunda parte)

En 2016 el papa Francisco nombra a Carlos Aguiar Retes cardenal cuando era arzobispo de la arquidiócesis de Tlalnepantla -antes lo había sido de Texcoco- y en 2017 lo hace arzobispo de la arquidiócesis de la Ciudad de México. En octubre 29 de 2020, el cardenal me concedió una entrevista para hablar del pensamiento social cristiano, tema que hoy día, más que nunca, se vuelve fundamental, como parte de la contribución de la Iglesia para que el mundo de hoy sea más justo y digno para todos.

Esta es la segunda parte de la entrevista.

¿Cuál es el fundamento teológico del pensamiento social cristiano?

Indudablemente es la revelación de Cristo. Él nos revela que el Padre nos crea como imagen y semejanza suya, eso es fundamental, porque al crearnos a imagen y semejanza suya nos hace no para vivir solos, porque Él es comunidad, nos hace para amar, nos crea para amar, para que seamos capaces de amar, pero amar como lo viven las tres personas de la Trinidad. Así, entonces dónde está el Padre está el Hijo y donde está el Hijo está el Espíritu Santo.

En esa imagen y semejanza surge el proyecto de familia, el proyecto de la fraternidad y el proyecto del compartir. De ahí viene el principio de la solidaridad, pero también el de la subsidiariedad para ayudar al otro que está más caído, que le cuesta más trabajo.

El fundamento teológico es la revelación de un Dios nunca antes imaginado por el hombre, éste nunca imaginó a un Dios Trinidad, que al mismo tiempo es uno y tres personas distintas, y entre ellos no hay conflicto alguno porque se aman. Ese es el verdadero amor, y en esa imagen y semejanza nosotros estamos creados; de tal manera que mientras no caminemos en esa ejercitación para aprender a amar, no llegaremos a la felicidad. Este es el fundamento, la clave del pensamiento social cristiano.

¿En el ámbito de la reflexión teológica, el fundamento del pensamiento social cristiano es el amor al interior de la Trinidad?

Así es. El pensamiento social cristiano no se trata de una obra de caridad, de que me compadezco del otro y le voy a ayudar porque lo veo que está caído y lo voy a levantar. No, es algo mucho más profundo, que se origina en el amor al interior de la Trinidad.

¿Cuál es el aporte de los padres de la Iglesia griegos y latinos al pensamiento social cristiano?

Hacia el siglo III y IV algunos padres, de manera muy radical, optaron por la vida eremítica porque pensaron que consagrarse a Dios en una vida monástica radical era la mejor manera de hacerlo presente. La reflexión teológica actual afirma que fue una manera, pero no la mejor, porque la ideal es que estemos en relación con los demás, porque es a partir de la relación con los demás, como expresamos nuestra relación con Dios.

No soy un especialista en los santos padres, pero desde mi punto de vista la reflexión teológica de san Agustín, que vivió en los siglos IV y V, un hombre inquieto que siempre buscó la verdad, nos enseña mucho. En su búsqueda, en muy diversos ámbitos de la realidad, no se sentía satisfecho, es decir, sentía que eso no era lo que buscaba.

En un bello texto San Agustín narra su búsqueda:

Pregunté a la tierra y me dijo: «No soy yo»; y todas las cosas que hay en ella me confesaron lo mismo. Pregunté al mar y a los abismos y a los reptiles de alma viva, y me respondieron: No somos tu Dios; búscale sobre nosotros. Interrogué a los vientos que soplan y el aire todo, con sus moradores, me dijo: Se engaña Anaxímenes: yo no soy tu Dios. Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. Tampoco somos nosotros el Dios que buscas, me respondieron. Dije entonces a todas las cosas que están fuera de las puertas de mi carne: Decidme algo de mi Dios, ya que vosotras no lo sois; decidme algo de él. Y exclamaron todas con grande voz: Él nos ha hecho».

Así San Agustín enseña que a Dios se le puede encontrar a través de las huellas de la creación. Todos podemos llegar a Dios, a través de la naturaleza. El papa Francisco desarrolla esta reflexión amplia y actualizada en la encíclica Laudato Sí.

Dentro de los padres de la Iglesia una referencia clásica es san Juan Crisóstomo, el pico de oro, que vivió en los siglos IV. Sus homilías son acuciantes, pican, dejan mella y tan las dejaban que lo desterraron varias veces siendo el Patriarca, la autoridad eclesiástica máxima, en el Imperio de Constantinopla. San Juan Crisóstomo expone con toda claridad lo que no se debe hacer. Y llega a decir que estamos aquí celebrando con cálices de oro, con vestiduras plateadas, mientras el otro se está muriendo de hambre. Eso no lo quiere Dios. Sus homilías son para mover el corazón y dejar de lado nuestras ambiciones y codicias.

De san Ireneo, que vivió en el siglo II, muy cercano a la primitiva Iglesia, siempre me ha parecido muy inspirador su afirmación: “La gloria de Dios es que el hombre viva y la gloria del hombre es ver a Dios”. Ahí está dicho todo. Su pensamiento desarrolla una antropología vigente, siempre actual.

¿A partir del siglo XIX cuáles son los momentos claves del pensamiento social cristiano?

El papa León XIII, con la encíclica Rerum Novarum, que publica en 1891, inicia propiamente el pensamiento social cristiano como lo conocemos hoy. Es la respuesta de la Iglesia a las condiciones de injusticia y desigualdad social a finales del siglo XIX. Es una denuncia directa a la situación social de ese momento y también una propuesta de la Iglesia, inspirada en el Evangelio, de cómo trasformar la realidad.

Ya en el siglo XX es muy importante la encíclica Quadragesimo Anno que en 1931 publica el papa Pío XI, para conmemorar los 40 años de la Rerum Novarum. El Concilio Vaticano II (1962-1965), con magnífica clarividencia y una gran complejidad de discusión, logra clarificar que la Iglesia está para servir a la humanidad, que la Iglesia está fundada por Cristo para redimir y rescatar a los otros. Hubo discusiones muy intensas sobre cuál es el papel de la Iglesia. Producto de ese diálogo creativo son las constituciones: Lumen Gentium, Dei Verbum y Sacrosanctum Concilium, Estas tres constituciones contribuyen a clarificar la naturaleza y misión de la Iglesia en el mundo de hoy.

La Gaudium et spes, de manera particular, establece que la Iglesia está al servicio del mundo. Antes estaba la concepción de que la Iglesia se tenía que defender del mundo, que veía como un agresor. Estaba la convicción de que la Iglesia era atacada, y así nació la idea de una Iglesia perseguida que planteaba la necesidad de luchar para no morir, y así poder seguir con el anuncio de Cristo. No, la constitución dejó muy claro que la Iglesia, para vivir, tenía que estar al servicio del mundo.

En 1967, el papa Paulo VI publica la encíclica Populorum Progressio. Es un texto fundamental. Ve al mundo desarrollado donde ya están en ciernes las tecnologías que ahora conocemos. Ahí plantea que se hace todo lo posible para ayudar a todos o ese progreso no va a ser fecundo. Y afirma que se tiene que estar siempre pensando en compartir y redistribuir lo que el hombre va descubriendo. Pienso que esta encíclica es un paso gigantesco en la construcción del pensamiento social cristiano que se ha construido paso a paso. Cada Papa ha contribuido dando un paso más. Hay una evolución constante, para responder a la realidad presente.

¿Cuál es el aporte del papa Francisco al pensamiento social cristiano?

La encíclica Laudato Sí, que el papa Francisco publica en 2015, nos lleva de nuevo al origen, a la base, y recuerda que nosotros somos imagen de Dios, y que él nos pone la creación como administradores, pero no como dueños. Como administradores tenemos que dar cuenta de lo que se nos encargó. Pienso que la Laudato Sí viene a darle una vuelta al pensamiento social cristiano, donde el punto calve es la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. De ahí parte todo y se desarrolla a través del amor al prójimo, que no solo es de persona a persona sino también del amor a la creación entera.

Considero que sobre la encíclica Tutti Fratelli, publicada por el papa Francisco en 2020, hay todavía mucho de que hablar. Es el empeño del Papa, lo veo así, de poner en claro que realizar el mandato de Dios es que se haga realidad la fraternidad. Que las personas se reconozcan como una misma familia y que se debe ver a todos los seres humanos como hermanos. El papa deja muy claro que a nadie, ni al homosexual, ni a quienes se piense que por su mal vivir está condenado en vida, a nadie se le puede juzgar o excluir. Jesucristo no vino a condenar, sino a salvar y Jesucristo, entonces, deja a la Iglesia para redimir, para actualizar lo que él ya hizo y ofrecer al hombre la redención, el rescate y la vida. Tutti Fratelli retoma la evolución teológica del pensamiento social cristiano y lo aplica frente a los grandes problemas que tenemos hoy en la relación entre las personas y los pueblos.

El Papa aplica el Concilio Vaticano II al contexto que hoy estamos viviendo y clarifica cuál es la misión de la Iglesia, es decir, no podemos concebir una Iglesia que transmite una doctrina, una serie de conceptos, una serie de conceptualización de la vida, eso no basta, la Iglesia es vida, y entonces la Iglesia tiene que vivir anuncia, y el Papa en Tutti Fratelli baja eso a la realidad de las relaciones humanas en todos los ámbitos que tenemos en la sociedad. Sí, creo que Tutti Fratelli va a ser una encíclica para rato.

En el contexto de estas dos encíclicas quiero mencionar el aporte del Sínodo panamazónico en el que participé. Fue un momento muy importante para la Iglesia y creo que gracias a Dios recuperamos la visión de la administración que tenemos que hacer de los bienes y que la creación no es simplemente el lugar donde nos tocó nacer y vivir.

¿La Iglesia mexicana y el pensamiento social cristiano?

Hace mucha falta el pensamiento social cristiano en la Iglesia mexicana. Se debe tener en cuenta que hay muy poca conciencia en los católicos, en general. Yo siempre he dicho que vivimos de la cultura religiosa, de una cultura donde el católico mexicano naturalmente es religioso, tiene una tendencia fuerte a la religiosidad, a la creencia de Dios y del más allá y eso nos ayuda, pero me atrevo a decir qué del 100% de los católicos solo 5% está formado y un 15 % tiene información suficiente, para comprometernos a amar y sentir plenamente Iglesia formando parte de ella.

El otro 80 %, me duele decirlo, son gente religiosa que por tradición recibió el catolicismo y que es la manera como entiende y canalizan esa religiosidad. Lo vemos en la devoción a la Virgen de Guadalupe y a otras prácticas religiosas. Es cierto que hay de todo, gente muy formada, pero también hay quien todavía está pensando que Dios es el que resuelve todo cuando se acude a Él y si no acudimos a Él en todo nos va a ir muy mal. No, Dios no nos deja de la mano nunca y está pendiente de nosotros, lo que pasa es que no hemos sabido unir nuestro espíritu, nuestra persona a lo que Él quiere que nosotros hagamos, no descubrimos su voluntad, y por eso nos va como nos va, así es.

Entonces Tutti Fratelli nos viene como anillo al dedo, para trabajar en la Iglesia aquí en México y hacer conciencia, tenemos una deuda muy grande de formación, de educación, con nuestras comunidades cristianas. Esta oportunidad la he comentado con mis sacerdotes, la he compartido con los obispos, es un momento oportuno porque la gente se siente, se identifica como católica, y eso debemos aprovecharlo, para educar a nuestro pueblo en la fe y en el compromiso social.

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Sobre el autor

Rubén Aguilar Valenzuela

Rubén Aguilar, comunicador y politólogo, un tiempo jesuita, ha sido impulsor de de una veintena de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMFI), FunSalud y consejero del Instituto Nacional de Nutrición Dr. Salvador Zubirán. Fue consejero de empresas como Grupo Carso, Grupo Alfa y Cinépolis.Licenciado en Filosofía (1969-1972), y un tiempo participó como vocero del gobierno de Vicente Fox. Es Maestro en Sociología (1975-1978), y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana (1985-1987).