Este sí es un hecho estratégico: la BUAP en Izúcar de Matamoros Destacado

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La BUAP llegó al fin a Izúcar de Matamoros.

Las buenas noticias no se dan en maceta, dice el dicho. Pero esta es una, y desde una perspectiva estratégica es sin duda la noticia más relevante del arranque del año para el estado de Puebla. La universidad pública alcanza al fin con este campus una verdadera dimensión estatal y confirma que ya no es sólo la Universidad Autónoma (de la ciudad de) Puebla.



Ayer martes 17 el Rector Alfonso Esparza inauguró en Izúcar los planteles para la preparatoria y las licenciaturas en Biotecnología e Ingeniería Agroindustrial. Uno de los edificios albergará a 310 alumnos de la extensión de la Preparatoria Regional Simón Bolívar, con aulas y laboratorios de Física, Química, Biología y Cómputo, así como una biblioteca, todo equipado, amueblado y con una red de internet. Otro edificio cuenta con aulas y 10 laboratorios para los estudiantes de licenciatura.

Con el campus de Izúcar, la BUAP habla ya de un Complejo Regional de la Mixteca. Si contemplamos el crecimiento de la universidad pública en Tehuacán, Tecamachalco, Zacatlán, Teziutlán, podemos visualizar un proceso realmente nuevo para el desarrollo del estado de Puebla.

Aquí sí que vale ser optimista.

Si se analiza este acontecimiento --la verdadera regionalización de la universidad pública estatal--desde la perspectiva de la debilidad histórica de las instituciones de gobierno municipal y estatal, la precaria economía y la mínima organización de la sociedad civil en Puebla, la importancia de la presencia de la BUAP adquiere una dimensión estratégica para el proceso de desarrollo social democrático y sustentable que no hemos logrado construir en nuestro estado.



Las amenazas estructurales en la región cañera



Qué región es ésta la de Izúcar.

El hecho es simple: nunca antes el Estado mexicano había hecho una inversión así de estratégica en la región mixteca. El único ejemplo alterno que tengo a la mano es el de la construcción por Lázaro Cárdenas con su Plan Balsas del canal de riego desde el río Atoyac, al sur de la ciudad de Puebla, con el que se pudo regar el monocultivo la región cañera de Izucar. ¡Eso ocurrió hace más de sesenta años! Puedo pensar en la carretera Panamericana, y tal vez la Universidad Tecnológica, pero no hay más. La característica estructural del sur mixteco poblano es el del abandono histórico en el que los gobiernos han mantenido a la región.

Señalo algunos de los procesos conflictivos que sufre la región a la que llega finalmente la BUAP:

1.- El riesgo de la pérdida de la sustentabilidad ambiental que la explotación del agua y la tierra por el monocultivo cañero, junto con el crecimiento desbordado y sin planificación alguna de los asentamientos urbanos. En particular, la explosiva situación de deterioro social en la ciudad de Atencingo, ya con más de once mil habitantes, contenida en su limitado territorio alrededor del ingenio, limitada en sus capacidades políticas en su calidad de junta auxiliar, y determinada totalmente por la suerte que corra el ingenio.

2.-Una privatización del ingenio de Atencingo que confirma el proceso agroindustrial capitalista que ha mantenido sujetos a los productores con las mismas reglas del juego de los tiempos de Jenkins o de las administraciones del gobierno.

3.- El creciente enfrentamiento entre el ingenio privado y los productores cañeros, que lleva aparejados los conflictos al interior de las organizaciones como la CNPR.

4.- Las dinámicas de desarrollo empresarial en el campo que generan la concentración del capital, el rentismo de la tierra, la explotación laboral y la contaminación –como ya ocurre en la experiencia de los invernaderos en Tlapanalá--, y no la organización de pequeños productores a través de esquemas sanos de financiamiento, tecnificación y acceso a los mercados de exportación.

5.- La inseguridad pública fuera de control, con el fortalecimiento de las redes interestatales del crimen organizado por el corredor de las drogas por las carreteras que cruzan la región desde Oaxaca y Guerrero, y que conlleva el desarrollo de la criminalidad local del robo, las extorsiones, los secuestros y las ejecuciones.

Los retos expuestos dan una idea de la importancia de la presencia universitaria en la región como una herramienta para la construcción de políticas públicas que enfrenten estos conflictivos procesos.

El proyecto de la universidad pública

El rector Esparza lo dijo así en la inauguración de los planteles en Izúcar: “La región enfrenta grandes desafíos, pobreza, desempleo, baja productividad, clima extremo y escasez de agua, es expulsora masiva de migrantes y muchos jóvenes han descartado el estudio como medio de progreso.”

La BUAP habla ya, entonces, de un Complejo Regional de la Mixteca, que agrupa las sedes de Atlixco, Chiautla de Tapia e Izúcar de Matamoros, con oferta de bachillerato y de nivel superior. El campus de Izúcar de Matamoros impactará los municipios de Atzala, Chietla, Epatlán, San Martín Totoltepec, Tepeojuma y Xochiltepec, además de otros de Guerrero, Morelos y Oaxaca, con lo que la población directamente beneficiada rebasa los 40 mil habitantes.

Recojo lo dicho ayer por el Rector Esparza:

“La responsabilidad de la BUAP es hacer presencia en las regiones del estado, con una oferta académica de calidad y pertinente con las vocaciones productivas, para frenar la emigración y brindar a los jóvenes oportunidades asertivas de aprendizaje. Ante las medidas drásticas anunciadas por el nuevo gobierno de Estados Unidos contra los migrantes debemos ofrecer alternativas concretas de desarrollo y oportunidades de aprendizaje para los jóvenes, que respondan a las necesidades de la región y abran nichos de oportunidad para aprovechar los recursos locales.”

Sí, nunca será tarde lograr una perspectiva estratégica.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...