Cuando la BUAP les dio permiso a los estudiantes de ser rebeldes Destacado

Compartir

Hace cerca de 18 años, cuando por primera vez salí de un aula a marchar, el fantasma de la represión era latente en cada espacio, en casi todas las unidades académicas. Los profesores te recomendaban no meterte en problemas y sólo dedicar el tiempo al estudio; ellos, también institucionalizados, inhibieron la rebeldía natural de una universidad que 30 años antes era verdaderamente combativa y consciente de la realidad y su entorno.

En cada facultad, existía un grupo de estudiantes que bajo la batuta de una vieja oficina de DGSE se encargaban de detectar e inmiscuirse en cualquier asomo de organización en la comunidad estudiantil. Intimidación, captación, chantaje, extorsión, soborno, violencia y hasta detenciones arbitrarias eran los recursos comunes para eludir o debilitarles.

La oferta para los estudiantes politizados consistía en consejerías universitarias, viajes, fiestas, privilegios, acomodo de calificaciones, promesas de acomodo en gobierno. En la cotidianidad de los que marchábamos, saloneábamos, organizábamos eventos político-culturales. estaba la constante toma de fotografías, el acercamiento de grupos porriles, la intimidación, el cerco institucional, etc.

En medio de la exigencia para quitar las cuotas extraordinarias de las facultades y en la lucha por una educación gratuita llegaron los guardabosques, hoy DASU. Retiraron a todas y todos los vendedores ambulantes del interior de CU, privilegiaron sólo a las tiendas autorizadas. Garantizaron el mercado para los privilegiados concesionarios. Su principal tarea era la de vigilar, incomodar y a veces romper toda forma de organización.



La versión Neoliberal de la BUAP, la que viví como estudiante, nunca se quitó el tufo de cómplice del poder. fue el trampolín político de rectores y directores. Guardó en un cajón la Autonomía Universitaria e hizo del silencio la mejor postura política ante las injusticias sociales y los abusos del poder. Como podíamos algunos salimos a alzar la voz, si, con miedo, ignorados por una gran mayoría de estudiantes apáticos y ajenos a su realidad, pero convencidos de que el silencio no era opción.

Ayer ocurrió una escena impensable para los estudiantes de hace 20 años. Y seguro dibuja una sonrisa afable y solidaria en los estudiantes de hace 50 años. Miles, miles, de estudiantes de la BUAP salieron a las calles, alzaron la voz, se organizaron y movilizaron. Tienen miedo y coraje, su lucha es legítima, es honesta, es necesaria, es urgente. Harán un paro indefinido, tomarán CU, continuarán la lucha.

Foto tomada de e-consulta.



Alrededor el oportunismo, las lacras políticas tomando ventaja de su acción, y la institución, el rector con piel de oveja, toma la Autonomía como estandarte, a la comunidad universitaria como tropa, y le planta cara al gobernador, en una lucha que es consecuencia de haber perdido los privilegios que le dio su luna de miel con el gobierno en turno.

Hoy la DASU, no vigila ni incomoda, cuida a los manifestantes, les apoya. Hoy las unidades académicas dan facilidades. Hoy CU es tomada sin resistencia institucional. Hoy no habrá carpetas ni expedientes de "líderes" en rectoría. Hoy la DGSE no mandará a sus porros.



Muchos dieron la vida en la lucha universitaria, en la conquista de la autonomía, en la lucha por imponer la rebeldía como forma de vida. Otros ahora están dando la vida a consecuencia de décadas de corrupción e impunidad.

Y mientras...

Hoy la BUAP les dio permiso a los estudiantes de ser rebeldes.

(Foto de portadilla tomada de e-consulta)

Compartir

Sobre el autor

Luis Martínez

Luis Martínez es catedrático de Periodismo y Opinión Pública, especialista en comunicación y periodismo digital, con más de 10 años de trayectoria. Reportero y cronista.