Contra la violencia: fortaleza Interna y comunicación Efectiva/Foro en el ICSyH Destacado

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Mundo Nuestro. El día 28 de abril, en al auditorio de la Casa Presno del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH) de la BUAP, se llevó a cabo el Foro: Fortaleza interna y comunicación efectiva como generadores de actitudes positivas en la sociedad.

El evento fue organizado por el Grupo de Investigación "Prevención de la Violencia: Educando para una Cultura de Paz a través de la Participación Social", del ICSyH de la BUAP, el Consejo de Participación Ciudadana de Bienestar Animal y la Red Integra: Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina: Grupo Violencia, Derechos Humanos y Cultura de Paz, con la participación de las investigadoras Louise Greathouse Amador, Luz Anyela Morales Quintero, Patricia Preciado Lloyd, Beatriz Gutiérrez Mueller, y el investigador José Luis Rojas Solís, con la colaboración especial de la Psicóloga Alejandra Justin de la Fuente Laudo para la redacción de esta reseña.



Fortaleza Interna y Comunicación Efectiva como Herramientas para Prevenir la Violencia y Generadores de Actitudes Positivas en la Sociedad



Escrito por Louise Greathouse Amador, Luz Anyela Morales Quintero, Patricia Preciado Lloyd, Beatriz Gutiérrez Mueller, José Luis Rojas Solís y Alejandra Justinde la Fuente Laudo.

La protección hacia los animales es una causa presente en la historia de la humanidad desde hace más de 2500 años. Pensadores como Zaratustra, Pitágoras, Plutarco, San Francisco de Asís y la cada vez más aceptada perspectiva budista, han contribuido a establecer las bases para examinar, reconocer y dar voz al sufrimiento de aquellos seres sintientes que no pueden defenderse por sí mismos[1]. Actualmente, la búsqueda del bienestar animal es el reflejo de una sociedad cada día más consciente, que asume su responsabilidad en el sufrimiento animal y en consecuencia, su capacidad para gestionar y llevar a la práctica acciones que promuevan un cambio.



Hablar acerca de la defensa de los animales no significa dejar de lado al ser humano, ni los esfuerzos por erradicar la pobreza, el abuso y maltrato de niños, el racismo u otros tipos de violencia e injusticias. Desde diversas investigaciones se tiene registro de que el maltrato animal suele preceder la violencia contra el ser humano; todos los asesinos seriales comenzaron torturando animales, si bien, no todos los que maltratan animales se convierten en asesinos seriales. Al mismo tiempo, se ha comprobado que mantener una relación afectiva con seres de otras especies –animales, plantas u otras formas de vida-, repercute positivamente en la salud y el bienestar de las personas[2]. Por ello, consideramos que tanto la defensa de los animales como la búsqueda del bienestar del ser humano comparten una misma esencia: disminuir los niveles de violencia en nuestra sociedad y evitar el sufrimiento que ocasiona en todos los seres vivos.

Acciones compartidas

Así, el diálogo entre académicos, consejos ciudadanos y organizaciones civiles se vuelve imprescindible para formar puentes entre la voluntad de proteger a los animales y el cómo hacerlo de manera responsable. En este sentido, el Consejo Ciudadano de Bienestar Animal ha definido como uno de sus principales objetivos “impulsar la profesionalización de los protectores independientes y organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de los animales”.

Para ello, desde el año 2015 su presidenta Ing. Leticia Gallardo de Tovar ha establecido un vínculo con el Grupo de Investigación Prevención de la Violencia: Educando para una Cultura de Paz a través de la Participación Social, coordinado por la Dra. Louise Greathouse Amador, investigadora de tiempo completo del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH), de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

En conjunto, ambos organismos buscan prevenir la violencia en contra de cualquier ser vivo y elevar el nivel de participación ciudadana en la protección de los animales. Con estos objetivos en mente se han organizado diversos ciclos de conferencias y talleres para Protectores de Animales, los cuales han tenido una gran aceptación en la comunidad animalista y han concretado la unión entre la Academia y la Sociedad Civil Organizada, logrando dar un marco teórico firme al trabajo de organizaciones protectoras que muchas veces, tienen como única herramienta de trabajo su pasión por la vida.

El primer Seminario-Taller: El rol de las normas sociales, éticas y jurídicas en la prevención de la violencia, se llevó a cabo los días 26 y 27 de noviembre de 2015. El objetivo fue brindar una capacitación y actualización a jueces calificadores, agentes del ministerio público y personal del área de prevención del delito en el marco de la reforma realizada al Código Penal del Estado de Puebla en 2013. Dicha reforma incorporó cinco artículos que tipifican el maltrato animal como un delito, sancionado con una pena que puede ir de 6 meses a 6 años de prisión y de 50 a 600 salarios mínimos como multa, de acuerdo con el grado de violencia ejercida en contra de los animales, a excepción de los toros, gallos y animales utilizados en usos y costumbres.

En este seminario participaron El Dr. Paulino Dzib Aguilar de la Universidad Autónoma de Yucatán; el Dr. Eric García López de la Universidad Nacional Autónoma de México; el Mtro. Roberto Hernández Ruíz de The World Justice Project; el Dr. Francisco Iracheta Fernández del Instituto Tecnológico de Monterrey (campus Puebla); el Dr. Federico Lefranc Weegan del Centro Público de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT); el Mtro. Jesús Vaca Cortés del Claustro Universitario de Chihuahua y los integrantes del Grupo de Investigación organizador.

A partir de la puesta en vigor de esta ley, cada día se incrementa el número de personas dispuestas a denunciar el maltrato animal, si bien muchas de ellas no saben a dónde acudir y otras se enfrentan a la poca experiencia e información que existe al respecto. En 2015, el Departamento de Protección y Control Animal del Municipio de Puebla recibió un promedio de 31 denuncias por mes referentes al maltrato animal. Ante esta situación y para contribuir a la aplicación, tanto de la reforma al Código Penal (Artículos 470, 471, 472, 473 y 474), como a lo dispuesto en el Código Reglamentario Municipal de Puebla (Capítulo 27), en materia de la protección a los animales, se consideró primordial contar con un espacio de socialización, reflexión y análisis en torno a los aciertos y dificultades de la formulación y puesta en práctica de estas normativas. Dentro de los temas tratados estuvieron la habituación a la violencia; las víctimas y los victimarios desde el enfoque social y jurídico, la discriminación como antesala de la violencia y la ética cívica para el desarrollo de una cultura de la legalidad.

Entre las aportaciones de este Seminario-Taller destacan el analizar documentos y leyes internacionales, nacionales, estatales y municipales acerca del tema de maltrato y protección animal, así como el proponer estrategias para el mejoramiento de la normatividad respecto a la manera en que está formulada la ley (su contenido), y en la aplicación de la misma (operatividad). Adicionalmente, se perfilaron los temas que podrían ser tratados en futuros eventos.

De esta manera, durante el año 2017 surgieron dos eventos: el Foro para el análisis, diálogo y acuerdos que fortalezcan la protección animal y cultura de paz y el Foro sobre prevención de la violencia contra niños, niñas y adolescentes. En ellos, las mesas de diálogos, conferencias y talleres se encaminaron directamente a evidenciar la relación que existe entre la violencia ejercida contra los animales y contra los niños, niñas y adolescentes. Al mismo tiempo, se propusieron acciones concretas para el fortalecimiento de conductas pro sociales, valores y una cultura de paz como medidas preventivas.

Foro del 28 de abril: las tres conferencias

El encuentro más reciente, el Foro: fortaleza interna y comunicación efectiva como generadores de actitudes positivas en la sociedad, se realizó el pasado 28 de abril de 2018 en el Auditorio de la Casa Presno del ICSyH de la BUAP. Como en la ocasión anterior, en la primera parte del evento se ofrecieron una serie de conferencias por parte de expertos en materia de prevención de la violencia y protección animal. En ellas, se contó con la participación de ponentes como la Dra. Louise Greathouse Amador, la Dra. Natalia Sardá Cué y el Director de la Organización Internacional Animal Heroes, Mtro. Antonio Franyuti.

La primera ponencia fue impartida por la Dra. Louise Greathouse Amador bajo el título Fortaleza interna como generador de una cultura de paz. Su principal objetivo fue sensibilizar a los protectores en un tema pocas veces abordado: la fortaleza interna. Tras definirla como “la capacidad que tiene un individuo de enfrentar las adversidades y de evolucionar a través del aprendizaje de experiencias”, señaló que existen algunos elementos claves para lograrla: reconocer y administrar las emociones, enfocar la energía en el logro de objetivos, concentrarse en la solución y no en los problemas, conservar el optimismo y la confianza, y no tomarse las cosas de manera personal.

A partir de ahí la Dra. Greathouse enfatizó que para fortalecer el interior, es necesario cultivar una mente abierta que nos permita visualizar opciones en lugar de obstáculos. A continuación dio a conocer algunas características claves para la fortaleza interna, las cuales identificó como: pasión y entrega, mantener una buena autoestima, generosidad, humildad, orden y disciplina, valentía, manejar el estrés adecuadamente, perseverancia y promover una cultura de paz. Entre las reflexiones derivadas, explicó que en muchas ocasiones la fortaleza interna significa comprender que los resultados dependen de muchas variables, algunas de las cuales podemos controlar y otras no; que los grandes logros requieren paciencia y que cada persona tiene sus tiempos y sus ritmos, no necesariamente alineados con los nuestros.

A propósito del tema de fortaleza interna, la Psicóloga clínica y protectora Kay Mastretta nos comparte:

Reflexionando un día con compañeros animalistas platicábamos cómo en nuestra lucha por ayudar a los demás solemos descuidarnos a nosotros mismos, recordamos el caso de una señora, famosa protectora poblana quien contaba con el grado académico de doctorado, era docente de una universidad y además dedicó su vida a rescatar animales, murió en condiciones de indigencia, su dinero entero lo destinó a rescatar y mantener perros.

Esta plática le llevó a cuestionar qué pasa con las emociones, los pensamientos y el actuar de la comunidad animalista. No es claro para muchos animalistas que al querer ayudar a los demás, es posible que atenten contra ellos mismos. Padecemos con nuestra economía al dar todo lo que tenemos para pagar rescates, mantener albergues que no importando su tamaño parecen nunca ser suficientes o al vivir constantemente en el riesgo, con violencia y agresión para defender a quienes son explotados. Como puede observarse, la factura emocional es inmensa.

Había asistido en el pasado a foros sobre Bienestar Animal, sobre políticas públicas y legislación, salud animal, etología, cultura de paz y el respeto a toda forma de vida... pero definitivamente en toda mi vida que llevo en el movimiento, jamás había escuchado siquiera temas como la fortaleza interna de los animalistas.

Por ese motivo este Foro es parteaguas en la historia del movimiento animalista en Puebla, el cual reúne actualmente a más de 60 grupos protectores. Desde mi experiencia y reflexión –comenta Kay Mastretta-, veo que los animalistas están llenos de recursos, de sensibilidad, empatía, son generosos con los demás, proactivos al generar y exigir una sociedad más justa, a veces pienso que su gran aportación al mundo es la muestra que dan a la sociedad de cómo uno puede ser compasivo. Para lograr mejores resultados, es necesario atender el mundo emocional de los protectores, brindarles herramientas que les permitan comprender y aceptar sus experiencias, así como cuidar su integridad física, relaciones interpersonales, trabajo y economía.

La segunda conferencia, Reflexiones sobre el lenguaje para lograr la transformación, fue expuesta por la Dra. Natalia Sardá y tuvo como objetivo analizar los elementos del lenguaje verbal y no verbal que utilizamos en las relaciones interpersonales, para aprender cómo establecer una comunicación que logre mejores resultados en las gestiones de protección animal y la difusión de una cultura de paz.

En su intervención la Dra. Sardá resaltó que la comunicación entre las personas depende entre el 7 y 8% de las palabras; el 38 y 42% de los elementos extralingüísticos como son el tono y el volumen, y entre el 50 y 55% de los gestos y el lenguaje corporal. De ahí la importancia de prestar atención a nuestro paralenguaje, detectar su impacto y ejercitar estrategias que nos permitan transmitir el mensaje deseado. A pesar de ser un porcentaje “bajo” el de las palabras, éstas pueden ser tan intensas que sintetizan todo un pensamiento, argumento o concepción.

En el caso relacionado con los animales, socialmente se refuerza el menosprecio y maltrato hacia ellos a través de analogías negativas: ciertos comportamientos desagradables se asocian con el comportamiento de un determinado animal. La Dra. Sardá señaló que esto es conocido como lenguaje especista y dio los siguientes ejemplos: quien es brusco o grosero se le dice que es un animal o una bestia; un ladrón o alguien poco generoso es una rata o ratón; quien se acomoda y cambia de apariencia con facilidad es un camaleón; al poco hábil o que se equivoca es un buey; el ignorante o torpe es un burro… y así existen una gran cantidad de expresiones utilizadas con discriminación de clase social, raza y apariencia.

En cuanto al lenguaje no verbal, el volumen y el tono de voz puede abrir o cerrar la comunicación. El rostro delata el estado emocional y el resto del cuerpo la intensidad de tal emoción. La fuerza en los gestos puede percibirse como imposición, agresión e incluso amenaza; o bien, puede expresar calidez, cercanía o comprensión. Con objeto de generar un clima propicio para hacer común nuestro mensaje, es conveniente expresarse con claridad y firmeza, cuidando que no denotar desprecio, autoritarismo, ni angustia.

A su vez, resulta conveniente cuidar el uso de expresiones que califiquen a nuestro interlocutor, tales como “eres un mentiroso”, así como frases categóricas como “siempre haces esto...” o “nunca...”, de igual manera evitar decir lo que el otro tendría que hacer, usando oraciones como “debería…”. En síntesis: evitar aconsejar y criticar. También es importante saber decir “no” de una manera asertiva, sin incrementar el nivel de tensión y ofreciendo alternativas o acuerdos viables.

Existen además muchos conectivos que minimizan lo que el otro propone y se evidencian al usar “pero” o “sin embargo”, que en gran medida nulifican lo dicho. La sugerencia en estos casos es que después de una expresión que se considere inconclusa o de alguna manera insuficiente, se utilice el conectivo “y”, con lo cual se aprueba el planteamiento y se abre la posibilidad de complementarlo, matizarlo o profundizarlo.

Hacia el cierre de su ponencia, la Dra. Sardá explicó que se dispone de una amplia variedad de estrategias para lograr una comunicación que llegue a buen fin, permitiendo exponer premisas quizá no compartidas. El lograr persuadir, evitar una negativa o en el mejor de los casos, convencer, depende en gran medida de la forma en como son presentados los argumentos.

La tercera y última conferencia, intitulada 7 pasos para cambiar el mundo, fue impartida por el Mtro. Antonio Franyuti. En ella compartió la historia de cómo decidió convertirse en protector de animales y tomándola como ejemplo, resaltó la importancia de utilizar narraciones en los procesos de sensibilización. Con base en su experiencia, señaló que la mayoría de los protectores tienen ciertas características que les permiten realizar su labor, las cuales son: creer en su causa, buscar ser congruentes con ella, tener vocación de servicio, estar abiertos al cambio, ser comprometidos, ser perseverantes y estar dispuestos al sacrificio.

A partir de ellas presentó 7 pasos para cambiar el mundo. Lo primero y más importante es soñar, “todos los cambios en la historia han comenzado con un sueño” –enfatizó-, por tanto, habrá que soñar en grande. Lo segundo es analizar detenidamente y convertir los sueños en metas, evaluando la mayor cantidad de factores incluidos y siendo realistas. El tercer paso es estudiar, convertirse en un experto en el área de interés personal: cuestionar, investigar y acercarse a otras personas que trabajan áreas similares. En estos primeros tres pasos se trabaja mayoritariamente en un nivel personal y reflexivo.

El siguiente paso involucra “vender” el sueño, es decir, compartirlo con otras personas utilizando las técnicas más adecuadas, como contar historias, seccionar las metas en pasos que sean posibles, aprender a manejar las objeciones, utilizar herramientas psicológicas y aprender a negociar. En muchas ocasiones, las causas animalistas se ven ante el panorama de poder ayudar sólo a algunos animales en lugar de a todos los que están sufriendo, en tales circunstancias es necesario negociar en los mejores términos posibles.

Después se encuentra el hacer equipo con personas que compartan la perspectiva de protección animal, un buen equipo puede conseguir mucho más que una sola persona. El sexto paso está ligado con el anterior: motivar. Celebrar los esfuerzos y logros es una forma de mantener la esperanza en que los objetivos pueden cumplirse. Al respecto, el Mtro. Franyuti recomienda: “celebra tu esfuerzo en silencio y el de tu equipo en grande”, así se evita caer en individualismos y se fortalece la unión grupal.

El último paso es aprender, estar dispuesto a escuchar las retroalimentaciones brindadas, reflexionarlas objetivamente e incorporar los cambios necesarios en el quehacer cotidiano. Este punto es quizá uno de los más complicados, pues no siempre es grato escuchar las opiniones de alguien que no comparte la causa animalista, lo hace en menor grado o desde una perspectiva distinta. En tales casos resulta imprescindible recordar las características de un protector, recorrer los pasos necesarios para cambiar el mundo y muy especialmente, plantearse la pregunta “¿qué necesitan los animales de mí?”.

Posteriormente tuvo lugar una mesa de trabajo en donde ponentes y animalistas abordaron los aspectos prácticos de los temas tratados. En ella estuvieron presentes las psicoterapeutas Ana Claudia Mastretta y María del Rayo Torralba, quienes además son protectoras de animales. El tema central fue el análisis del perfil de los protectores de animales. Para ello se discutieron 55 encuestas realizadas por el Consejo Ciudadano de Bienestar Animal a diversos grupos de la sociedad: 10 médicos veterinarios, 7 psicólogos, 5 biólogos, 16 personas del público en general y 17 animalistas.

El tema despertó gran interés y permitió observar el rescate y protección animal a través de distintas perspectivas. Por ejemplo, entre las fortalezas de los protectores destacan la sensibilidad, empatía, amor hacia los animales, generosidad y responsabilidad. Entre las debilidades se encuentran la impaciencia, intolerancia, incapacidad para dialogar y la falta de unión entre protectoras. Existen además algunas características que pueden ser consideradas como fortalezas o debilidades, dependiendo el contexto y la perspectiva: el actuar desde la pasión y el sentimiento permite, por un lado, ser persistente con la causa, mientras que por el otro se percibe como impulsividad y falta de objetividad.

La discusión también tocó un punto muy sensible: la relación entre los protectores y los seres humanos. Entre las encuestas hubo quien mencionó que los animalistas son insensibles hacia las personas, no aceptan otra opinión más que la propia, no tienen vida social e incluso, que desatienden a su persona y a sus seres queridos. El diálogo profundizó en estos puntos planteando preguntas como ¿de dónde surgen dichas percepciones? ¿son ciertas? ¿cómo impactan en lo práctico a la protección de los animales?

La oportunidad de debatir en un espacio con personas que entienden perfectamente la pasión hacia las causas animalistas, brindó a los participantes un entorno de comprensión y un sentido de pertenencia. Si bien las acciones a nivel individual son distintas, el acto mismo de estar presente evidenció la voluntad de fortalecer el movimiento animalista y cultivar la sensibilidad necesaria para cambiar percepciones sociales poco favorables, como el que los protectores odian al ser humano o actúan impulsivamente. La identificación de los protectores con sus símiles dio paso a compartir experiencias, frustraciones, anhelos y motivaciones.

Con base en las opiniones y aportaciones de los presentes se obtuvieron las características deseables de un protector animal, entre las cuales destacan: comunicarse de una manera efectiva, capacidad de negociar, ser empáticos con los animales y seres humanos, profesionalizar la labor animalista, dar a conocer a la sociedad los logros en favor del bienestar animal y especialmente, ser congruente. De esta manera, cada participante se llevó consigo la tarea de observarse a sí mismo, hacer una crítica constructiva de su quehacer cotidiano y realizar los cambios que considere pertinentes en favor de la vida animal y humana.

Aportaciones sociales y conclusiones

Desde una perspectiva académica, los espacios como el Foro: fortaleza interna y comunicación efectiva como generadores de actitudes positivas en la sociedad, permiten llevar a la práctica los conocimientos generados en la ciencia, al tiempo que la ciencia misma se actualiza y nutre de la experiencia de los protectores. Esta unión resulta sumamente importante para terminar con el maltrato animal y elevar el nivel de consciencia del ser humano para con otras especies.

Lo anterior puede llegar a verse reflejado en la incorporación de temas como la protección y derechos de los animales en los planes y programas de la educación básica en México. Como lo menciona el Mtro. Franyuti, esta es una gran oportunidad para erradicar problemáticas como el bullying, la discriminación y el antropocentrismo, educando a los niños y jóvenes a respetar a todos sin importar las diferencias; incluso cuando ello significa defender a seres emplumados, peludos, con escamas, que andan en 4 patas o que no piensan como nosotros.

La capacitación técnica y práctica de los protectores de animales en áreas como la fortaleza interna y la comunicación efectiva, resultará en activistas promotores de paz, capaces de contribuir en la construcción de una sociedad justa y respetuosa para todos, en la cual se protejan a los animales desde una perspectiva de respeto hacia la vida.

Finalmente, el Mtro. Franyuti nos invita a reflexionar sobre el uso y abusos que los animales han sufrido desde hace miles de años, es recientemente –nos comenta-, que la sociedad ha empezado a comprender que los animales son seres conscientes, con la misma capacidad que nosotros de sentir y con los mismos deseos de vivir, procurarse estados placenteros y evitar el dolor. Para lograr una cultura de paz es indispensable fomentar el respeto de los derechos de todo ser vivo, porque la violencia no es tolerable, sin importar hacia quién sea dirigida.

NOTAS

[1] De Gea, T. (2017). Historia del Derecho Animal. Abogacía Española. Recuperado de http://www.abogacia.es/2017/05/26/historia-del-derecho-animal/

2 Gómez, L., Atehortua, C., Orozco, S. (2007). La influencia de las mascotas en la vida humana. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias, 20 (3), 377-386. Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/rccp/v20n3/v20n3a16.pdf

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