Los ríos de la Malinche: para entender las causas de su muerte Destacado

Compartir

Los ríos de la Malinche: para entender las causas de su muerte

Dale la Cara al Río Atoyac, A.C.



Mundo Nuestro

Dale la Cara al Río Atoyac sigue la huella del rescate del río. Y las pistas están en las denuncias ciudadanas: las descargas sin tratamiento en la Central de Abasto, al norte de la ciudad de Puebla. Primero el reporte de la acción civil: las descargas de la Central de Abasto van enteras y sin tratamiento a la barranca del Santuario.

Esta fotografía da una idea del resultado:



Muestra de agua residual en la Barranca del Santuario.



Los ríos descienden del norte para morir

Bajan por decenas. La palma de la mano es una imagen certera para comprenderlo. Las raíces de los árboles, o su enramado.

Tienen una fuente madre, la Malinche.

Se desprenden uno a uno de lo que queda del bosque, más allá de los 3,500 metros, y se van abriendo camino, agolpadas penas del monte, y se desparraman entre los cultivos y los primeros caseríos de una ciudad que los perseguirá inclemente una vez se encuentren con ella. Su suerte es terrible en cualquier caso: las fábricas y los albañales de los barrios, todas las descargas que producimos van a dar a ellos.

En un extremo, hace tiempo que decidimos enterrarlos, pero todavía algunos, como el que llaman la barranca del Santuario, van dar con sus miasmas al Atoyac.

Son los ríos del norte. Con sus nombres prehispánicos y coloniales: El Santuario, Barranca Honda, El Conde, Xaltonac. Serpentean y como pueden llegan a los nombres conocidos: Atoyac, San Francisco, Alseseca.

Son los ríos del norte de una ciudad que sigue sin comprender su error histórico, que los convierte en caños y basureros, en avenidas para remediar la voracidad inmobiliaria, la ceguera ejidal y el mal gobierno.

Dale la Cara al Río Atoyac, A.C., la agrupación civil que ha tomado la causa del rescate de la cuenca alta del Atoyac, ha recorrido esta semana la barranca del Santuario, que recoge gran parte de las descargas de la zona comprendida entre la Central de Abasto y el rastro municipal, en San Gerónimo Caleras, pero a la que van a dar gran parte de los escurrimientos de San Pablo del Monte.

La Barranca del Santurio recoge las aguas negras de la Central de Abasto y corre a todo lo largo de la autopista México-Puebla desde el nororiente hasta encontrar a su vecina que arrastra las miasmas del Rastro Municipal, para ir a dar finalmente al Atoyac.

Esto encontraron: en el rastro municipal opera una planta de tratamiento --¡sí, la encontraron prendida!--, y por ahora sólo tiene matanza de cerdos, por lo que los bovinos son sacrificados seguramente en rastros clandestinos que operan en la zona. Hay un colector que lleva las aguas residuales a la planta de tratamiento de La Constancia.

Otra es la situación en la Central de Abastos, un espacio por el que circulan todos los días cerca de 50 mil personas. Y con ellas sus necesidades físicas, que se suman a las aguas residuales que se descargan sin misericordia a la barranca. Este es el testimonio gráfico:

La descarga de la Central de Abstos.

La Barranca del Santuario.

El colorido de las aguas a su paso por la Central de Abasto.

Y estos son los resultados que arrojan los análisis mandados a hacer por Dale la Cara al Atoyac. A.C., que se pueden conocer con detalle en el portal de la organización: http://www.dalelacara.org/

(Clik en la imagen)

Todos los ríos son el Atoyac

Sólo si se miran estos arroyos y barrancas en corto, en la vecindad trasera de barrios y fábricas se puede comprender la gravedad del problema de salud ambiental que provoca la ciudad de Puebla. L solución del problema no sera de una día y un año para otro. Pasarán quince o veinte y sólo si se toman ahora y sistemáticamente, como un asunto estratégico de Estado. Pero no vendrá la acción desde el gobierno si no hay presión desde la sociedad civil. Esa posibilidad última es la que representa Dala la cara al Atoyac, A.C.

Compartir

Sobre el autor

Mundo Nuestro