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El mundo, no sólo Estados Unidos, están a la expectativa de unos comicios que tendrán un impacto histórico perdurable. Si Trump lograra reelegirse, la incertidumbre, ya de por sí enorme por la pandemia y sus efectos, pondría en peligro la recuperación económica a nivel mundial. Dentro de EU, la inestabilidad social también empeoraría como resultado de enfrentamientos cada vez más violentos entre las comunidades negras y los supremacistas blancos. Los esfuerzos por detener el deterioro ambiental y el cambio climático quedarían estancados, y, en fin, un conjunto de problemas domésticos y planetarios quedarían a merced de un personaje imprevisible, mentiroso e irremediablemente corrupto y corruptor. El triunfo de Biden, el demócrata, no garantiza grandes soluciones, pero al menos un poco más de transparencia, certeza y estabilidad.

Para México, el resultado podría impactar en distintos sentidos: la política hacia América Latina; las presiones por detener la migración indocumentada; y los vínculos económicos y comerciales entre ambas naciones. Hay, sin embargo, un asunto especial que merece mayor atención porque ha sido menos conocido: las relaciones laborales en México.



Para entender el asunto, vale la pena recordar que la renegociación del TLCAN y la firma del T-MEC dieron lugar a un nuevo capítulo laboral. En dicho tratado se incluyó el llamado anexo 23-A que se titula “La representación de los trabajadores en la negociación colectiva en México”. No hay duda de que dicho anexo fue pactado para tratar de impedir que en nuestro país se siguieran aplicando los contratos de protección y el llamado dumping social, es decir, la caída permanente de los salarios y las condiciones de trabajo de los obreros mexicanos con el objeto de atraer inversiones y empresas de allá para acá. En función de esos acuerdos, México se comprometió a reformar su legislación laboral, cosa que sucedió efectivamente en abril de 2019.

Las enmiendas dieron luz, legalmente, a un nuevo modelo. El que estuvo vigente durante más de cien años se basaba en la justicia tripartita (gobierno, empresarios y trabajadores); éste se apoya ahora en tribunales judiciales. El viejo orden daba al gobierno la facultad de reconocimiento y control de los sindicatos; el nuevo se funda en una muy amplia libertad sindical. El esquema anterior construyó un sistema de negociación colectiva manejado por los empleadores y a veces por el gobierno en turno: el que se inaugura deja el poder de decisión a los trabajadores. Por primera vez en mucho tiempo, éstos tendrán la posibilidad de elegir mediante voto secreto, personal y directo a sus dirigentes y representantes; y adherirse a la organización que prefieran.

A pesar de estas reformas, la votación del (nuevo) Tratado en el Congreso de EU fue un asunto complicado que finalmente se resolvió gracias a la Ley 5430 aprobada el 3 de enero de 2020 por los legisladores estadounidenses. Dicho ordenamiento incluyó la creación de una Comisión Interinstitucional de Asuntos Laborales que “evaluará semestralmente en qué medida México cumple sus obligaciones” relativas a las reformas del derecho laboral, y “especialmente, si los recursos asignados por México son consistentes con el compromiso asumido”. La comisión contará con el apoyo de un Comité Independiente de Expertos Laborales, cuyos 12 integrantes serán designados por ambos partidos representados en el Congreso (demócratas y republicanos) y por el gobierno. En el caso de incumplimiento, la comisión podrá recomendar sanciones de carácter comercial. Se establecerá asimismo una línea directa (hot line) para los trabajadores mexicanos, y el gobierno de EU deberá contratar cinco agregados laborales que se instalarán en la embajada de EU en México y que tendrán la tarea de asistir a la comisión para “monitorear y hacer cumplir” las obligaciones contenidas en el T-MEC y la ley mexicana.



En síntesis, el Tratado contempla un pesado aparato burocrático que vigilará las condiciones de los trabajadores mexicanos, especialmente en industrias como: ensamblado de automóviles; autoparte; aeroespacial; electrónica; call centers; minería y acero y aluminio. Esta inspección podrá realizarse in situ, en los centros de trabajo, y los agregados también estarán en condiciones de recibir quejas directas de los trabajadores mexicanos mediante una línea telefónica y un sitio de internet especialmente dispuestos para ello. En caso de encontrar violaciones que no sean subsanadas, las mercancías producidas en estas empresas serían detenidas en la frontera sin poder ingresar a EU y Canadá, o bien recibirían un arancel especial.



Esta maquinaria, legal e institucional, va a quedar en pie no obstante los cambios políticos que se produzcan en Washington por las elecciones del 3 de noviembre.

Mientras, en México las cosas cambiaron en más de un sentido: los efectos de la pandemia y el freno económico tuvieron una respuesta del gobierno que consistió en mantener su programa original, previsto desde el año pasado y, además, llevar a cabo un ajuste al gasto público. Esta política de austeridad se confirmó en el proyecto de presupuesto enviado al Congreso para 2021.

De esta manera, el desplome de la ocupación, formal e informal, y de los ingresos de las familias, no han tenido una compensación, provocando una enorme deuda social que se reflejará en un aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema. Asimismo, es previsible que la recuperación económica sea mucho más lenta durante el resto del año y 2021.Esta situación, sin duda, hará más difícil la negociación colectiva pues las empresas buscarán (ya lo están haciendo), recortar personal, otorgar menos prestaciones o congelar los salarios. Además, mientras no se resuelva el problema sanitario, se corre el riesgo de que la reanudación de actividades provoque más contagios y muertes como parece que está sucediendo en la industria maquiladora en la frontera norte del país. Los brotes de inconformidad social dentro y fuera de los centros de trabajo pueden surgir y extenderse a diversas ramas económicas.

En estas condiciones, la implementación de la reforma laboral, con la vigilancia y en algunos casos la inspección directa de personal estadounidense podría ser causa de disputas y controversias. Aunque el tinglado armado por demócratas y republicanos no se va a modificar, gane quien gane la presidencia, probablemente habría una diferencia notable en la manera de aplicarse. Si el triunfador fuera Trump, es probable que la supervisión pudiera ser más tolerante con las empresas o utilizarse como mecanismo de chantaje para obtener otras ventajas. Y si ganan los demócratas, la presión de los sindicatos de ese país podría ser mayor para que el “monitoreo” de nuestro país se cumpla eficaz y puntualmente.

De cualquier manera, es evidente que urge una acción decidida del gobierno de la república y el poder legislativo mexicanos para frenar la pobreza y el desempleo, proteger a los trabajadores y reanimar la economía con los menores peligros sanitarios posibles. Sólo de esta manera se podrá fortalecer la capacidad de negociación de los trabajadores.

El futuro de la reforma laboral no puede depender de la presión de Estados Unidos sobre México. Aún si admitiéramos que las intenciones son loables, los trabajadores mexicanos no pueden convertirse en piezas de un mecanismo al servicio de un país extranjero: nada más y nada menos que la nación más poderosa del mundo.

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    saulet@mundonuestro.mx (Saúl Escobar Toledo) Economía Mon, 09 Nov 2020 00:00:00 +0000
    Trabajo: democratizar, desmercantilizar, descontaminar https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/2488-trabajo-democratizar-desmercantilizar-descontaminar https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/2488-trabajo-democratizar-desmercantilizar-descontaminar Trabajo: democratizar, desmercantilizar, descontaminar

    Mundo Nuestro. El siguiente es el manifiesto "TRABAJO: DEMOCRATIZAR, DESMERCANTILIZAR, DESCONTAMINAR", elaborado por iniciativa de un grupo de mujeres académicas en Europa, Isabelle Ferreras, Dominique Méda y Julie Battilana, Julia Cagé, Lisa Herzog, Sara Lafuente Hernandez, Helene Landemore y Pavlina Tcherneva, académicas en los campos de la filosofía, la sociología, la economía, la administración y las ciencias políticas. En la coyuntura de la pandemia, afirman, es tiempo de democratizar a las empresas, desmercantilizar el trabajo y remediar el desastre ambiental.

    Manifiesto



    ¿Qué nos ha enseñado esta crisis? En primer lugar, que los seres humanos en el trabajo no pueden ser reducidos a meros “recursos”. El personal médico y farmacéutico, el personal de enfermería, de reparto, de caja… todas esas personas que nos han permitido sobrevivir durante este periodo de confinamiento son la viva muestra de ello. Esta pandemia ha revelado también cómo el trabajo en sí tampoco puede reducirse a mera “mercancía”. Los servicios de salud, atención y cuidados a colectivos vulnerables son actividades que deberíamos proteger de las leyes del mercado. De no hacerlo, correríamos el riesgo de acentuar aún más las desigualdades, sacrificando a las personas más débiles y necesitadas. ¿Qué hacer para evitar semejante escenario? Hay que permitir a los y las trabajadoras participar en las decisiones, es decir, hay que democratizar la empresa. Y hay también que desmercantilizar el trabajo, es decir, asegurar que la colectividad garantice un empleo útil a todas y todos. En este momento crucial, en el que nos enfrentamos al mismo tiempo a un riesgo de pandemia y a uno de colapso climático, estas dos transformaciones estratégicas nos permitirían no solo garantizar la dignidad de cada persona, sino también actuar colectivamente para descontaminar y salvar el planeta.

    Democratizar. Mientras quienes podemos, permanecemos confinadas, los (y especialmente, las) que forman parte del personal esencial, en particular las personas racializadas, migrantes y que trabajan en la economía informal, se levantan cada día para prestar servicio a los y las demás. Ellas son prueba de la dignidad del trabajo y de la ausencia de banalidad de su función, y demuestran un hecho clave que el capitalismo, en su afán por transformar a los seres humanos en meros “recursos”, intenta siempre invisibilizar: y es que, sin personas dispuestas a invertir su trabajo, no hay producción ni servicio que valga.

    Por otra parte, los confinados (y, en especial, las confinadas) están movilizando todo lo que está en su mano para lograr, desde sus domicilios, mantener la actividad de sus organizaciones, demostrando así de forma masiva que quienes suponen que la gran preocupación de un empresario debe ser no perder de vista a un trabajador indigno de confianza para controlarlo mejor, están profundamente equivocados. Cada día, los y las trabajadoras evidencian que no son una “parte interesada” cualquiera de la empresa: son SU parte constitutiva. Sin embargo, se les niega aún con demasiada frecuencia el derecho a participar en el gobierno empresarial, monopolizado por quienes aportan capital.

    Si nos preguntamos seriamente cómo podrían las empresas y la sociedad en su conjunto expresar su reconocimiento hacia los y las trabajadoras, parece evidente que tendría que aplanarse la curva para las remuneraciones más altas e iniciarse ésta desde un nivel más alto para el resto, pero dichos cambios no serían suficientes. Del mismo modo en que, después de las dos guerras mundiales, se otorgó el derecho de voto a las mujeres en reconocimiento de su contribución al esfuerzo de guerra, hoy resulta injustificable negarse a la emancipación de los y las inversoras de trabajo, y al reconocimiento de su ciudadanía en la empresa. Se trata de una transformación absolutamente necesaria.

    En Europa, la representación de quienes invierten su trabajo en la empresa comenzó a establecerse a través de comités de empresa al acabar la Segunda Guerra Mundial. Pero estas “Cámaras” de representación de los y las trabajadoras se han quedado en órganos muy débiles, dependientes de la buena voluntad de los equipos de dirección designados por el accionariado. Estas Cámaras han sido incapaces de bloquear la dinámica propia del capital, que busca acumular para sí mismo, mientras destruye el planeta. Estas Cámaras de representación de los y las trabajadoras deberían en lo sucesivo ser dotadas de derechos similares a los de los consejos de administración, con el fin de someter el gobierno empresarial (es decir, la dirección al más alto nivel) a un sistema de doble mayoría.



    En Alemania, Países Bajos y los países escandinavos, las diferentes formas de cogestión o codecisión (Mitbestimmung) que se pusieron progresivamente en marcha después de la Segunda Guerra Mundial representaron una etapa crucial, pero aún no basta para generar una verdadera ciudadanía en la empresa. Incluso en Estados Unidos, donde el derecho de sindicalización ha sido vigorosamente combatido, surgen hoy voces que piden otorgar a quienes invierten en trabajo el derecho de elegir representantes que cuenten con una mayoría cualificada en el seno de los consejos de administración. Nombrar al Director (o, mejor aún, a la directora) General, decidir sobre la estrategia empresarial, o sobre cómo se reparten los beneficios, son todas ellas cuestiones demasiado importantes como para ser dejadas exclusivamente en manos de la representación accionarial. Quienes invierten en la empresa su trabajo, su salud, y, en definitiva, su propia vida, deben tener asimismo la posibilidad de validar colectivamente tales decisiones.

    Desmercantilizar. Esta crisis ilustra también hasta qué punto el trabajo no debería tratarse como mercancía. La crisis demuestra que no podemos dejar decisiones colectivas tan importantes en manos de los mecanismos del mercado. La creación de puestos de trabajo en los sectores de cuidados y de atención primaria, o el abastecimiento de material y equipos de emergencia llevan años sometidos a la lógica de la rentabilidad, y esta crisis no hace sino sacarnos del engaño. Nuestras decenas de miles de fallecidos nos recuerdan que hay necesidades colectivas estratégicas que debieran quedar inmunizadas ante la mercantilización. Quienes aún afirmen lo contrario son ideólogos que nos ponen a todos en grave peligro. La lógica de la rentabilidad no puede decidirlo todo. Al igual que ciertos sectores han de protegerse de las leyes del mercado no regulado, también ha de poder garantizarse a cada cual un trabajo digno.

    Una forma de alcanzar ese objetivo es a través de una Garantía de empleo, que ofrezca la posibilidad a cada ciudadano y ciudadana de tener un empleo. El artículo 23 de la Declaración Universal de los derechos humanos consagra el derecho al trabajo, a un trabajo libremente elegido, a condiciones de trabajo justas y satisfactorias, y a una protección contra el desempleo. En este sentido, la Garantía de empleo permitiría no solo que toda persona se ganara la vida dignamente, sino también que, colectivamente, multiplicáramos nuestras fuerzas para responder mejor a las numerosas necesidades sociales y medioambientales a las que nos enfrentamos. Una Garantía de Empleo puesta a disposición de las comunidades y administraciones locales permitiría, en concreto, contribuir a evitar el colapso climático, y al mismo tiempo garantizar un futuro digno a todas las personas. La Unión Europea debería poner los medios necesarios para impulsar semejante proyecto en el marco de su Green Deal. Si revisara la misión de su Banco Central, para que éste pudiera financiar tal programa, necesario para nuestra supervivencia, la UE se ganaría la legitimidad en la vida de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de la Unión. Ofreciendo una solución anticíclica al choque que se avecina en términos de desempleo, la UE demostraría su compromiso con la prosperidad social, económica y ecológica de nuestras sociedades democráticas.



    Descontaminar. No repitamos los errores de 2008: aquella crisis se saldó con el rescate incondicional del sector financiero, profundizando la deuda pública. Si nuestros estados vuelven hoy a intervenir la economía, es importante que al menos pueda exigirse a las empresas beneficiarias su adecuación al marco general de la democracia. El Estado, en nombre de la sociedad democrática a la cual sirve y que lo constituye, y en nombre también de su responsabilidad para velar por nuestra supervivencia medioambiental, debe condicionar su intervención a cambios en la orientación estratégica de las empresas intervenidas. Más allá del cumplimiento de estrictas normas medioambientales, debe imponer condiciones de democratización en cuanto al gobierno interno de las empresas. Porque las empresas mejor preparadas para impulsar la transición ecológica serán, sin lugar a duda, las que cuenten con gobiernos democráticos; aquellas en las que tanto inversoras de capital como de trabajo puedan hacer oír su voz y decidir de común acuerdo las estrategias a poner en práctica. Esto no debe sorprender: bajo el régimen actual, el compromiso capital/trabajo/planeta resulta siempre desfavorable al trabajo y al planeta. Como han demostrado los ingenieros de la Universidad de Cambridge Cullen, Allwood y Borgstein (Envir. Sc. & Tech. 2011 45, 1711–1718), si se establecieran “modificaciones realizables en los procesos productivos”, podría ahorrarse un 73% del consumo mundial de energía. Pero estos cambios implicarían más mano de obra, y decisiones a menudo más costosas a corto plazo. Mientras las empresas sigan administrándose exclusivamente en beneficio de quienes aportan capital, ¿de qué lado creen ustedes que se decantará la decisión, en un momento en que el coste de la energía es irrisorio?

    A pesar de los desafíos que tales cambios implican, algunas cooperativas o empresas de la economía social y solidaria, proponiéndose objetivos híbridos (financieros a la par que sociales y medioambientales), y desarrollando gobiernos internos más democráticos, han demostrado ya que ésta es una vía creíble.

    No nos hagamos ilusiones. Dejados a su suerte, la mayor parte de quienes aportan capital no se preocuparán ni de la dignidad de las personas que invierten su trabajo, ni de la lucha contra el colapso climático. Tenemos, en cambio, otro escenario mucho más esperanzador al alcance de la mano: democratizar la empresa y desmercantilizar el trabajo. Lo que nos permitirá descontaminar el planeta.

    Traducido por Sarah Lafuente Hernandez (University of Brussels–ETUI)

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      mundonuestro@mundonuestro.mx (Mundo Nuestro) Economía Thu, 18 Jun 2020 00:00:00 +0000
      Democratizar el trabajo para salvar al planeta https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/2487-democratizar-el-trabajo-para-salvar-al-planeta https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/2487-democratizar-el-trabajo-para-salvar-al-planeta Democratizar el trabajo para salvar al planeta

      A iniciativa de un grupo de mujeres, Isabel Ferreras, Dominique Méda y Julia Battilana, todas ellas distinguidas profesoras de universidades como la Católica de Lovaina en Bélgica; la de París-Dauphine; y la de Harvard, Estados Unidos, ha empezado a circular en las últimas semanas un Manifiesto por el trabajo. Dicho escrito ya fue respaldado por casi 6 mil investigadores de 700 universidades de todos los continentes y ha sido publicado en 36 países y 27 diferentes idiomas. Entre quienes lo han apoyado se encuentran figuras tan conocidas e influyentes como Katharina Pistor, Dani Rodrik y Thomas Piketty. En México, el documento ha circulado en los medios académicos, pero no en la prensa, al alcance de un público más amplio. Esta propuesta, la cual se puede encontrar íntegramente en el sitio democratizingwork.org.

      El manifiesto inicia reconociendo el trabajo de los médicos, enfermeros, repartidores de productos y encargados de las farmacias o de los establecimientos esenciales para nuestra manutención cotidiana, pues gracias a ellos hemos podido sobrevivir durante el periodo de confinamiento obligado por la pandemia. Sus labores, por lo tanto, deben ser protegidas y no quedar expuestas a las leyes del mercado. De lo contrario, se corre el riesgo de acentuar aún más las desigualdades, sacrificando a las personas más débiles y necesitadas. Por ello –afirma la proclama– hay que democratizar el trabajo, democratizando la empresa y, al mismo tiempo dejar de tratarlo como una mercancía. Estas dos transformaciones estratégicas nos permitirían actuar colectivamente para limpiar y rescatar al planeta.

      Democratizar el trabajo quiere decir combatir la idea de que las personas trabajadoras deben ser tratadas como “recursos” cuando en realidad son la parte constitutiva de las empresas. Los empleados casi siempre son excluidos de la participación en el gobierno de los negocios y éste ha quedado en manos de los accionistas, los que aportan el capital. Defender la representación de los trabajadores en la dirección de las empresas no es un hecho nuevo ni imposible en las economías de mercado. Comenzó después de la Segunda Guerra Mundial a través de Comités de Empresa y diversas experiencias de cogestión. Sin embargo, los primeros fueron demasiado débiles y las segundas insuficientes Ahora, estos comités deben tener derechos similares a los de las Juntas Directivas, a fin de someter al gobierno de la empresa, los Consejos de Administración y la gerencia general, a una doble mayoría.

      Se propone también desmercantilizar el trabajo. La creación de puestos laborales en el sector de la salud y en actividades ligadas al cuidado de personas o al suministro de equipos y materiales indispensables han estado sometidos a la lógica de la rentabilidad. Las decenas de miles de fallecidos nos recuerdan, penosamente, dice el escrito, que hay necesidades colectivas estratégicas que no deberían estar regidas por el mercado.



      De igual manera, el manifiesto propone garantizar para todos un trabajo digno a través de una Garantía de Empleo (job guarantee). Ello implica el reconocimiento del derecho al trabajo, como lo señala el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (o, por ejemplo, la Constitución de México), lo que implica la libre elección de una actividad y sobre todo el derecho a condiciones laborales justas y satisfactorias y a una protección contra el desempleo. Esta garantía de empleo debería ser administrada por las comunidades y administraciones locales para contribuir a evitar el colapso climático y garantizar un futuro digno para todos y todas.

      El manifiesto sugiere que los estados nacionales deben contribuir con los recursos necesarios para impulsar este proyecto. Proponen para ello, revisar los objetivos de los bancos centrales, incluyendo el de la Unión Europea, de tal manera que éstos puedan financiar estos programas. Se ofrecería, además, una solución anticíclica al choque económico que ya se nos vino encima por el desempleo masivo.

      Finalmente, el manifiesto llama a no repetir los errores cometidos a raíz de la Gran Recesión de 2008 pues en esa ocasión se quiso resolver la crisis mediante el rescate incondicional del sector financiero, aumentando la deuda pública. Si los gobiernos vuelven hoy a intervenir en la economía es importante que esos apoyos se condicionen cambiando la orientación estratégica de las empresas beneficiadas. Éstas deberán cumplir normas medioambientales más estrictas y, asimismo, implantar un gobierno democrático a su interior. Según el manifiesto, las empresas mejor preparadas para impulsar la transición ecológica serán las que cuenten con administraciones en las que tanto los inversionistas como aquellos que aportan su trabajo puedan hacer oír su voz y decidir de común acuerdo las estrategias que se vayan a poner en práctica. Debe reconocerse que, hasta ahora, el compromiso capital/trabajo/planeta ha resultado siempre desfavorable a las dos últimas y sólo se ha beneficiado al primero. Algunas cooperativas y empresas de la economía social y solidaria, que se han propuesto como objetivos darles viabilidad financiera a sus proyectos y, al mismo tiempo, cumplir con sus obligaciones sociales y medioambientales, han implantado gobiernos internos más democráticos demostrando que son una opción viable.

      El manifiesto termina así: No nos hagamos ilusiones. Dejados a su suerte, la mayor parte de quienes aportan el capital de las empresas no se preocuparán ni de la dignidad de las personas que aportan su trabajo, ni de la lucha contra el colapso climático. Tenemos, en cambio, otro escenario mucho más esperanzador al alcance de la mano: democratizar la empresa y desmercantilizar el trabajo. Lo que nos permitirá descontaminar al planeta.

      Hasta aquí las tesis del manifiesto. Desde mi punto de vista, estas ideas forman parte de un abanico cada vez más amplio de alternativas que han salido a la luz en las últimas semanas. Se ha extendido la convicción de que el confinamiento no ha sido un paréntesis, un espacio de tiempo sin consecuencias, y que a la salida de esta reclusión encontraremos, ya los estamos viendo, una realidad distinta a la que dejamos antes del encierro. Esta nueva realidad es, por lo pronto, más sombría. Para remediar esto, no podemos dejar que las condiciones sociales, económicas y políticas que han prevalecido sigan inalteradas. No podemos arriesgarnos a prolongar esta calamidad o a sufrir otra en condiciones cada vez más adversas. Pero cambiar qué y cómo es el debate que tenemos que dar en todos lados.



      El manifiesto aporta algunas ideas estratégicas. Para el caso de México, me parecen de especial relevancia las siguientes: hacer efectiva la garantía de empleo (quizás en lugar de un ingreso mínimo vital); su financiamiento a través de los bancos centrales; y el rescate de empresas a condición de que cumplan un conjunto de normas administrativas, laborales y ecológicas. Lo anterior se traduciría, en lo inmediato, en un seguro de desempleo para los trabajadores del sector formal; y un financiamiento y protección permanente para quienes realizan actividades informales (en un taller familiar o por su cuenta). Igualmente, que los recursos del Banco de México ya no se canalicen a la banca privada sino directamente al gobierno o gobiernos (estatales, municipales) para apoyar la salud y la protección al empleo; y que los créditos a las empresas se otorguen solo cuando éstas garanticen un mejoramiento de su desempeño y su democratización interna. Finalmente, habría que apoyar a la economía social y solidaria, un sector que apenas despunta en nuestro país. Estas y otras propuestas no pueden ser desechadas sin discusión. Poner en pie lo que ha estado de cabeza, para hacer uso de una cita famosa, requiere de muchas ideas nuevas y audaces.

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      (Imagen de portadilla tomada de Iteso)



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        saulet@mundonuestro.mx (Saúl Escobar Toledo) Economía Thu, 18 Jun 2020 00:00:00 +0000
        Una cuenta por cobrar: el salario en México https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/1613-una-cuenta-por-cobrar-el-salario-en-mexico https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/1613-una-cuenta-por-cobrar-el-salario-en-mexico Una cuenta por cobrar: el salario en México

        (Ilustración tomada de la revista Nexos)

        De todos los saldos y pendientes del sexenio de Enrique Peña Nieto, uno de las más graves se refiere al salario. En primer lugar, claro, el salario mínimo, el que, a pesar de un ligero aumento en los últimos dos años, sigue estando por debajo de la línea de la pobreza. Pero la situación no es mejor en el resto de la estructura salarial. Más de la mitad de las familias, según el VI Informe de gobierno, se sostiene con un nivel de percepciones menor a 5 SMD (salarios mínimos diarios) a pesar de que en ese hogar más de una persona puede estar aportando ingresos. Según el mismo informe, la población vulnerable por ingresos aumentó entre 2012 y 2016, lo que sólo puede explicarse por una disminución de sus remuneraciones y la informalidad laboral.


        De la misma manera, el Informe muestra que el salario base de cotización de los trabajadores asegurados del IMSS apenas creció un poco por encima de la inflación general (INPC) pero por debajo del aumento de la canasta básica calculada por Coneval, perdiendo casi 2 puntos porcentuales en los últimos cinco años. Incluso en la industria de la transformación (en la que deberían situarse los trabajadores mejor pagados) el salario medio apenas representa alrededor de 4 SMD. Llama también la atención que en las grandes empresas los aumentos hayan sido menores que en las medianas y en las pequeñas, lo cual puede explicarse por un control salarial más estricto. Peor aún, en dólares estadunidenses por hora, los jornales de los trabajadores mexicanos en la industria de la manufactura disminuyeron entre 2012 y 2017 mientras que en EU aumentaron. La brecha salarial entre los dos países se hizo más profunda.


        La agenda del próximo gobierno en esta materia es pues un asunto inevitable y urgente. Diversos integrantes del futuro equipo de gobierno han manifestado su voluntad para aumentar el salario mínimo a poco más de 100 pesos diarios para nivelarlo con el nivel de pobreza señalado por Coneval. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que dicho cálculo no toma en cuenta a los hijos del trabajador. Si éste tiene, como sucede generalmente, un hogar formado por lo menos por cuatro personas y es el único que aporta ingresos, el salario mínimo vital (como lo marca la Constitución) debería ser de alrededor de seis mil pesos mensuales. De esta manera, aunque un aumento como el señalado es positivo, el problema no se resuelve del todo.




        Habrá que agregar que un incremento al mínimo difícilmente repercutirá en el conjunto de la estructura salarial, es decir en aquellas que teóricamente se pactan entre el empleado y el empleador por medio de un contrato. Según diversos estudios, la relación entre los aumentos al SMD y a los salarios contractuales ha cambiado en el tiempo. Durante muchos años (entre principios de los años ochenta hasta el año 2000) el SMD sirvió como índice para topar los aumentos otorgados por las empresas. A principios del siglo XXI y hasta 2008, cuando estalló la crisis mundial, los salarios medios aumentaron mientras el mínimo se quedó congelado. Desde entonces, ambos, el mínimo y el medio casi no se han modificado. Parte del problema se explica por la escasa capacidad de negociación de los trabajadores y a la ausencia de sindicatos representativos. También hay que recordar que el salario mínimo lo obtiene un reducido número de trabajadores ubicados en los sectores más desprotegidos de la economía: en los micronegocios y en las áreas rurales donde predomina el trabajo informal (que no cuentan con seguridad social). Se trata de un conjunto de alrededor de 8 millones de trabajadores (de un total ocupado de aproximadamente 56 millones), es decir alrededor del 15%.

        Resultado de imagen para trabajo,, salario mínimo en méxico

        Imagen e infografía tomada de SinEmbargoMX


        Además, después de la crisis de 2018, la estructura salarial se ha seguido comprimiendo hacia abajo: el número de trabajadores que gana hasta 3 SMD ha venido aumentando mientras que los que perciben más de esa cantidad se reducen año tras año. Ello está ligado a los bajos índices de crecimiento de la economía y a la destrucción de empleos en los puestos más calificados en las ramas económicas más modernas.
        Una medida que todavía no conocemos pero que tendrá igual o mayor importancia que el aumento a los mínimos se refiere a las percepciones de los trabajadores del sector público a nivel federal. Durante los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard (hasta 2010) se otorgaron aumentos a los trabajadores del gobierno de la Ciudad de México en porcentajes promedio superiores no sólo al mínimo legal sino también a la inflación. Habrá que ver si esta política se aplicará bajo la presidencia de AMLO tanto a nivel local (en los estados que gobernará Morena principalmente) y a nivel nacional.
        Legisladores del partido mayoritario y de otros grupos parlamentarios han manifestado su interés en cambiar la ley sobre los salarios mínimos. Un asunto central se refiere al organismo que toma esa decisión, la Consami (Comisión Nacional de Salarios Mínimos). Sin duda, ha sido una entidad incondicional al mandatario en turno y bastante inútil. Habrá que pensar en su reemplazo. Para ello, deberá tomarse en cuenta que, según estudios de la OIT, en los países donde existe un salario mínimo legal sólo hay tres modelos: en el primero, que es el método más frecuente a nivel mundial, la fijación de este ingreso mínimo se toma por una autoridad, usualmente el ministerio del trabajo, previa consulta con los interlocutores sociales, es decir los sindicatos y la representación patronal. En el segundo caso, la decisión se toma por una entidad tripartita, como la Consami de México. Una instancia similar existe en otros países, por ejemplo Corea del Sur y Costa Rica. En el tercer caso, el fallo recae en el órgano legislativo (Brasil, Estados Unidos).




        La Consami puede cambiar de nombre, pero eso no es lo importante. Lo relevante consiste en si se migra de un modelo tripartito a cualquiera de los otros dos. Según mi parecer, la decisión debería recaer en el Congreso, particularmente en la Cámara de Diputados, previa consulta con los representantes de obreros y empleadores y auxiliado por una comisión técnica ad hoc que permita tomar una decisión acorde con las metas de política económica señaladas por el Ejecutivo y bajo la estrategia de una mejora gradual pero permanente. De esta manera, el aumento tendría un mayor impacto y serviría de base para las negociaciones contractuales. La idea sería que el conjunto de la economía se moviera en un mismo sentido, mejorando los ingresos reales de la mayoría de los trabajadores.


        Para ello, las reformas a la LFT pendientes desde la reforma constitucional de 2017 que garantizan el voto secreto de los trabajadores en la elección de sus representantes y de su contrato colectivo, así como la creación de una institución independiente para el registro de los sindicatos, pueden efectivamente conducir a una negociación real en los centros de trabajo.


        Estaríamos así frente a un andamiaje institucional distinto que recaería en cuatro patas: una política de aumento del salario mínimo propiciada y planeada por el gobierno, pero consultada con las representaciones obreras y patronales; una estrategia de aumento real de las retribuciones de los servidores públicos; un nuevo método para decidir el monto anual del SMD que recaería en la Cámara de Diputados; y una estructura legal que garantizaría una negociación efectiva entre obreros y patrones.




        No faltará quien afirme que estos cambios podrían conducir a una espiral perversa inflación-salarios, lo que afectaría la competitividad internacional. Eso no sucederá si existe una conducción del Estado (principalmente del Poder Ejecutivo y el Congreso) responsable, apoyada en el diálogo social, que plantee un esquema de cambio previsto para varios años. El otro camino es el que ya conocemos: dejar que los ingresos laborales se reduzcan permanentemente, con el consecuente aumento de la pobreza y la desigualdad. Tenemos más de 35 años bajo esta estrategia y sólo ha arrojado pérdidas para la inmensa mayoría de la población.

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          saulet@mundonuestro.mx (Saúl Escobar Toledo) Economía Mon, 17 Sep 2018 00:00:00 +0000
          Primero de Mayo: ¿Y los problemas de los trabajadores? Un repaso a las plataformas de los partidos en la campaña electoral 2018. https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/1376-primero-de-mayo-y-los-problemas-de-los-trabajadores-un-repaso-a-las-plataformas-de-los-partidos-en-la-campana-electoral-2018 https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/economia/item/1376-primero-de-mayo-y-los-problemas-de-los-trabajadores-un-repaso-a-las-plataformas-de-los-partidos-en-la-campana-electoral-2018 Primero de Mayo: ¿Y los problemas de los trabajadores?  Un repaso a las plataformas de los partidos en la campaña electoral 2018.

          Los trabajadores mexicanos viven una situación particularmente difícil: desde hace varias décadas, debido al avance de las políticas neoliberales, se ha impuesto la llamada flexibilización del trabajo. Ello ha provocado una mayor inseguridad laboral; diversas formas de contratación que permiten evadir los derechos laborales como la seguridad social y la contratación colectiva; y una política salarial que ha devaluado los ingresos de los trabajadores.

          Esta situación se ha generalizado en diversas partes del mundo, tanto en los países desarrollados como en aquellos que lo están en menor grado. En México, sin embargo, los trabajadores sufren dificultades adicionales. Fundamentalmente: un sistema de justicia laboral que dista mucho de ser imparcial, transparente y expedito; la casi inexistencia de sindicatos democráticos y representativos; y, derivado de lo anterior, la proliferación de contratos de protección patronal[1].

          En estas condiciones, la inmensa mayoría de los trabajadores mexicanos se encuentra inerme y desamparado en sus relaciones laborales: no tiene una organización que lo defienda frente al patrón; el acceso a la justicia es deficiente y corrompido; y las autoridades laborales protegen un sistema ficticio de bilateralidad contractual.



          Además, los programas de fomento y protección al empleo son escasos y con un financiamiento casi nulo, de tal manera que los mercados laborales han generalizado el trabajo precario, la informalidad, y con ello, las desigualdades y la pobreza.

          A todo ello, habría que agregar otra triste realidad: los partidos políticos, incluyendo aquellos que se dicen de izquierda, hablan y comprenden poco los problemas de los trabajadores como lo demuestra la actual campaña electoral.

          Ni en los discursos ni en los debates se han tratado temas directamente relacionados con la condición de trabajador o trabajadora, como el salario, el empleo, las condiciones laborales, la seguridad social o las pensiones. O el trabajo informal y la precarización del trabajo. El interés parece haberse desplazado hacia otros asuntos, sobre todo, la corrupción y la inseguridad. Lo anterior refleja el deterioro que ha sufrido el país y sus instituciones. Es entendible el cambio de énfasis, pero también lo es que, como señala la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, “el trabajo decente (o digno)” es una “condición previa necesaria” para poner fin a la pobreza y para aspirar a una mayor igualdad social. Y que sin buenos empleos, no puede haber prosperidad ni, por lo tanto, posibilidades de construir una democracia sólida y una paz social perdurable.

          Quizás los temas laborales surjan posteriormente en las campañas. Mientras tanto, revisamos las plataformas electorales de las coaliciones y los partidos entregadas al INE[2], en lo que se refiere a algunos temas relacionados con el mundo del trabajo. Algunas conclusiones son las siguientes:



          En las plataformas electorales no encontramos el término “trabajo digno o decente”[3]. Algunos partidos (aunque no sus coaliciones), el PT, el PRD y en menor medida MC, mencionan algunas de sus características pero no lo retoman de manera completa y sistemática, tal y como lo definen la OIT y la Ley Federal del Trabajo (LFT). Lo anterior pude reflejar desconocimiento o discrepancia. En cualquier caso, revelaría que no pretenden emprender acciones para que se cumpla la ley o no consideran relevante un conjunto de políticas de fomento al empleo que permitirían abatir eficazmente la desigualdad y la pobreza.

          Repasemos otros temas:

          Marco institucional: ningún partido o coalición hace referencia a la reforma constitucional de 2017 ni a la necesidad de adaptar la LFT[4] en congruencia con esas modificaciones. De nuevo encontramos aquí, o bien un preocupante desconocimiento del estado actual de la legislación laboral, o una falta de compromiso para responder a los retos y problemas más urgentes e ineludibles.



          Seguro de Desempleo: Únicamente el PRD propone “instaurar” el seguro del desempleo. Los demás ignoraron esta propuesta que se debatió en el Congreso de la Unión hace algunos años y que sigue siendo altamente recomendada por la OIT. No contamos con el espacio suficiente para explicar la importancia de este tema, pero valga señalar que, como ha demostrado la experiencia, particularmente en la Ciudad de México, se trata de un instrumento indispensable de la política laboral para mitigar los efectos del desempleo, alentar la reincorporación al mercado de trabajo, y facilitar la capacitación.

          Pensiones y jubilaciones: se trata también de un asunto de gran importancia sobre todo cuando expertos de todos los ámbitos han advertido que México enfrentará en unos años una grave crisis debido al pobre desempeño del modelo contributivo que se impuso en 1995 (bajo administración privada, con aportaciones individuales y rendimientos inciertos). Hay dos enfoques. Las coaliciones “Juntos” y “Todos” coinciden en la universalización de las pensiones, bajo una modalidad no contributiva para los adultos mayores (de 65 años). En cambio, la coalición “Al Frente” parece inclinarse por revisar y reparar el sistema contributivo vigente, mediante diversas medidas[5]. Debe reiterarse, sin embargo, que con o sin pensión universal, resultará ineludible encontrar soluciones al sistema de jubilaciones imperante, debido al riesgo que correrán millones de trabajadores, que aportaron por más de veinte años parte de su salario, de obtener, al final de sus vida laboral, una ingreso insuficiente o nulo.

          Renta básica universal: Esta propuesta sólo la sostiene la Coalición “Al Frente”. Su redacción es lacónica: proponemos una renta básica universal que atienda las necesidades de las personas y garantice su libertad”. La plataforma no abunda en las fuentes de financiamiento ni en sus modalidades ni plazos. Ello hace suponer que no está debidamente sustentada ni se ha estudiado a fondo. Por su lado, el PVEM propone una modalidad: renta mínima básica[6]. Ésta, sin embargo, no fue retomada por la coalición que pactó este partido con sus otros dos aliados.

          La plataforma del PRI está basada en la necesidad de mantener el modelo económico y social vigente bajo el supuesto de que dará resultados en un futuro indeterminado. Sus ideas son, por lo tanto, escasas y muy limitadas. Frente a este proyecto continuista, las coaliciones y partidos opositores se han pronunciado en favor de un conjunto de cambios. Sin embargo, sus propuestas para fomentar y proteger empleos dignos, mejorar los ingresos de los trabajadores y sus condiciones laborales, tal y como están contenidas en las plataformas entregadas al INE, son, en general, insuficientes, dispersas, vagas y omisas.

          Este ejercicio pretende subrayar que los partidos políticos le han dado poca importancia a los problemas laborales. Es un reflejo del bajo nivel de organización sindical que existe en México y de un perfil ideológico y programático de las izquierdas que se ha venido diluyendo cada vez más.

          De ahí la necesidad de plantear, gane quien gane las próximas elecciones, el impulso a las organizaciones sociales independientes, particularmente las relacionados con el mundo del trabajo, y la reorganización de las izquierdas. De otro modo, los trabajadores mexicanos seguirán padeciendo pobreza, inseguridad y desamparo. Y nadie se preocupará por estos asuntos.

          Ciudad de México, 26 de abril de 2018

          [1] Los contratos colectivos de protección patronal son instrumentos jurídicos que se pactan sin el conocimiento de los trabajadores entre un sindicato legalmente registrado y el patrón o representante de la empresa. Contienen las prestaciones y derechos mínimos que marca la ley y nunca son negociados con los representantes legítimos de los trabajadores. Estos contratos simulan cumplir los ordenamientos vigentes bajo la apariencia de que existe una organización representativa de los trabajadores. Según algunos investigadores, 90 por ciento de los trabajadores asalariados están contratados bajo este esquema ficticio

          2Revisamos las correspondientes a las coaliciones “Juntos haremos historia” (Morena, PT, PES, en adelante “Juntos”); “Por México al Frente” (PAN, PRD, MC, en adelante “Al Frente”); y la que encabeza el PRI, “Todos por México” (de la que también forman parte el PVEM y Nueva Alianza, en adelante “Todos”). Asimismo, las entregadas por los partidos Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), PT (Partido del Trabajo), PES (Partido Encuentro Social), PAN (Partido Acción Nacional), PRD (Partido de la Revolución Democrática), MC (Movimiento Ciudadano), PRI (Partido Revolucionario Institucional), PVEM (Partido Verde Ecologista de México) y NA (Nueva Alianza). Nos limitamos a consultar estos documentos porque consideramos que son los compromisos públicos que asumen legalmente los partidos ante la sociedad. Existen, desde luego, otros estudios y pronunciamientos elaborados por los actores políticos. López Obrador, por ejemplo, dio a conocer en noviembre del año pasado un documento muy amplio llamado Proyecto 18. Algunas observaciones expresadas en este trabajo podrían considerarse subsanadas o definidas de manera más amplia en estos documentos. Sin embargo, consideramos que las plataformas registradas ante la autoridad competente resumen (o deberían hacerlo) las prioridades y la orientación fundamental de sus objetivos en el gobierno y en el Congreso.

          3 El término aludido, definido por la OIT, es parte no sólo de los convenios que ha firmado México con esa organización: también aparece en la Ley Federal del Trabajo desde 2012. Expresamente el artículo segundo de este ordenamiento dice:

          “Las normas de trabajo tienden a conseguir el equilibrio entre los factores de la producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en todas las relaciones laborales” Asimismo expresa que: “Se entiende por trabajo digno o decente aquel en el que se respeta la dignidad del trabajador, no existe discriminación por origen étnico o nacional, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, preferencias sexuales o estado civil; se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador; se recibe capacitación continua para el incremento de la productividad con beneficios compartidos, y se cuenta con condiciones óptimas de seguridad e higiene para prevenir riesgos de trabajo”. Y agrega que: “El trabajo digno o decente también incluye el respeto irrestricto a los derechos colectivos de los trabajadores, tales como la libertad de asociación, autonomía, el derecho de huelga y de contratación colectiva”. En razón de lo anterior, se podría suponer que el término señalado debería ser asumido por los partidos y candidatos como punto de partida para delinear sus propuestas en materia laboral.

          4 Las reformas al artículo 123 (febrero de 2017) han sido consideradas como las más importantes desde 1917 pues se decretó una nueva justicia laboral mediante la creación de juzgados laborales adscritos al poder judicial, terminando así con las Juntas (locales y federales) de Conciliación y Arbitraje. Asimismo, la instalación de un órgano independiente encargado de la conciliación entre empleados y empleadores y del registro de contratos colectivos y sindicatos, responsabilidades que recaen hasta ahora en las Juntas o en la Secretaria del Trabajo. Y, finalmente, el voto secreto para elegir a sus dirigentes sindicales y los términos de la contratación colectiva. Sin embargo, la reforma constitucional ha quedado inconclusa pues no se ha reformado consecuentemente la LFT, provocando incluso una “vacatio legis” pues los plazos para esta adecuación están vencidos. De ahí la importancia de que las coaliciones y partidos se pronunciaran sobre este asunto pues de ello depende la posibilidad de acceder a una mejor justicia laboral y de construir un nuevo sindicalismo basado en la democracia y la libertad de asociación. Algunos partidos (PT, PRD, MC y NA), aunque no las coaliciones en las que participan, se refieren a la necesidad de nuevas reformas laborales, pero no discuten la que se hizo en 2017 ni sobre los cambios que ella supone en la LFT.

          5 El PAN específicamente propone: incrementar las aportaciones para el fondo de retiro; reducir las comisiones de las Afores; y fusionar o hacer intercambiables para el derechohabiente los fondos de vivienda y pensiones. MC se pronuncia por mejorar la supervisión y control de los sistemas de pensiones de reparto de los estados y municipios.

          6 Según este partido la diferencia entre una renta universal básica y una renta mínima básica se refiere a los beneficiarios. La primera abarcaría a todas las personas; la segunda sólo aquéllas que no cuenten al menos con un ingreso mínimo básico, es decir, sería un programa focalizado. El partido se inclina por segunda modalidad y sostiene que existen recursos suficientes, bajo las condiciones actuales, para financiar este programa.

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            saulet@mundonuestro.mx (Saúl Escobar Toledo) Economía Wed, 02 May 2018 00:00:00 +0000
            El mundo sin trabajo/Revista sin permiso https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/autores/item/1253-el-mundo-sin-trabajo-revista-sin-permiso https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/autores/item/1253-el-mundo-sin-trabajo-revista-sin-permiso El mundo sin trabajo/Revista sin permiso

            Mundo Nuestro. La revista Sin permiso entrevista a al cineasta italiano Rudy Gnutti en el marco de la aparición en Barcelona del libro El mundo sin trabajo (Icaria Editorial, 2018) y recoge una interrogante que no podemos dejar de enfrentar si se quiere entender lo que las transformaciones tecnológicas provocan día a día en el mundo: "¿Realmente queremos que la tecnología nos libere de la mayoría de las tareas o no?" Y a juzgar por la aparición de la propuesta de lar enta básica universal en el debate por venir en el proceso electoral mexicano, esta conversación con el autor italiano es absolutamente conveniente.
            Rudy Gnutti es el director de una película que ha tenido repercusión y que no ha dejado a nadie que la haya visto indiferente: In the Same Boat. Italiano, pero residente en Barcelona desde hace muchos años, Rudy Gnutti es una mente inquieta: músico, director de cine, escritor… Sin Permiso le realizó esta breve entrevista a raíz de un libro suyo que acaba de publicar la Editorial Icaria. Este libro, El mundo sin trabajo, tiene sus orígenes justamente en la mencionada película y trata sobre los siguientes autores: Zygmunt Bauman, Tony Atkinson, Erik Brynjolfsson, Daniel Raventós, Mariana Mazzucato, Rutger Bregman, José Mújica, Serge Latouche, Mauro Gallegati y Nick Hanauer.

            Sin Permiso: El mundo sin trabajo es un libro que en parte es fruto de tu película “In the Same Boat”. ¿Por qué?

            Rudy Gnutti: Principalmente por dos razones:
            Primero porque el argumento del film, cómo plantear un forma de repartir la riqueza en una sistema económico que ha perdido esta capacidad, es un tema de extraordinaria actualidad y en continuo progreso.
            Quiero decir que desde cuando Zygmunt Bauman vino a Barcelona a presentar el film (febrero 2016) han pasado dos años, y en este tiempo han nacidos nuevas reflexiones y nuevos interlocutores que me parecía oportuno incluir.
            La segunda es por los consejos que me han dado amigos, espectadores del documental, y el mismo Profesor Bauman: un libro facilita la comprensión y da la posibilidad de ampliar el discurso.
            Es un libro corto, pero espero que sirva para saber qué opinan, en síntesis, los personajes tan interesantes que he conseguido englobar en el proyecto.


            Sin Permiso: ¿Por qué un título tan provocador como el de este libro?

            Rudy Gnutti: Ojalá fuera provocador. Creo que El mundo sin trabajo, o como mínimo el trabajo-empleo que hemos conocido, no solo será una realidad, sino que es ya ahora mismo una realidad.
            En estos años que he tenido la posibilidad de dialogar sobre el tema con expertos de diferentes disciplinas (economistas, sociólogos o científicos) me he hecho un idea cada vez más clara: la cuestión ya no es si seremos capaces de inventar nuevos empleos a la misma velocidad que la tecnología los destruye, sino la cuestión más profunda es: ¿realmente queremos que la tecnología nos libere de la mayoría de las tareas o no?
            ¿Por qué tendríamos que perder esta posibilidad cuando la hemos buscado desde siempre?
            ¿Por qué no sabríamos como repartir la riqueza en una sociedad sin trabajo o por qué no sabríamos que hacer con nuestra existencia en un mundo con tanto tiempo libre?
            Es curioso, parecen temas casi banales, pero creo que son tan profundos y tan complejos, que por eso digo ojalá no tuviéramos que planteárnoslos.
            Zygmunt Bauman creía que podríamos adaptar, con relativa facilidad, la economía a la nueva era tecnológica, pero veía mucho más difícil que seamos capaces de adaptarnos a nivel cultural y social.
            Pero quiero ser optimista y creer que "el mundo sin trabajo", o como lo define el economista del MIT Erik Brynjolffson, la "Atenas digital", podrá darnos por fin a toda la humanidad la posibilidad de vivir sin tanta desigualdad, sufrimiento y en sintonía con el ambiente.

            Sin Permiso: En el libro, como en la película, gran parte de los entrevistados defienden la renta básica incondicional. En realidad esta propuesta se presenta como una conclusión ante la situación actual tanto de la película como de tu libro. ¿Es así?

            Rudy Gnutti: Exactamente. Tenemos que adaptar la economía a la nueva realidad que estamos viviendo.
            La verdadera utopía no es la propuesta de la renta básica. Para utilizar las palabras de Rutger Bergman, la utopía es la pretensión de poder solucionar los problemas del siglo XXI con mecanismo del siglo XX.
            La renta básica, como ya sabemos, no es una propuesta nueva, pero hoy creo que ha dejado de ser algo "solamente" justo y se ha vuelto un mecanismo útil. Cada vez más estudiosos la consideran indispensable.
            Pero no creo que será solo indispensable para que el sistema económico pueda funcionar, sino que será la clave para poder por fin imaginar una economía mucho meno devoradora del nuestro entorno y que sea sostenible.
            Como sostiene el profesor Serge Latouche: pasar de un economía basada en el crecimiento infinito a otra basada en la colaboración, redistribución.
            La renta básica significa exactamente esto, una posibilidad de cambiar la forma de redistribuir, que a su vez nos daría la posibilidad de cambiar la forma de producir y de consumir.

            Sin Permiso: Has asistido para presentar tu película a los dos últimos simposios de la Red Renta Básica, en Bilbao en 2016 y en Zaragoza en 2017. ¿Cómo crees que está evolucionando el debate sobre la Renta Básica en el mundo en general y más concretamente en el Reino de España?




            Rudy Gnutti: Está cambiando, y mucho.
            En los simposia que he presentado la película he podido comprobar este hecho.
            La renta básica, de una forma u otra, está siendo analizada o directamente propuesta en muchísimos y heterogéneos ambientes.
            Unos de los temas que se discute en estos simposia es exactamente este, saber distinguir y valorar las diferentes ideas que se auto denominan renta básica.
            Creo que habría que dividir en dos categorías:
            1. Las propuestas que tienen nombres parecidos pero que no se parecen en nada a la renta básica (por ejemplo, la propuesta de Berlusconi).
            2. Las propuestas que son casi idénticas, pero, por el origen de donde provienen, podrían esconder desagradables sorpresas. Pongamos el ejemplo más representativo: la propuesta de una renta básica que se está estudiando en distintos ambientes de Silicon Valley.
            Algunos, en Silicon Valley, la denominan "dividendo tecnológico", ligando este concepto a la enorme riqueza que están creando las impresas cada vez más tecnológicas y a la dificultad de repartir estos beneficios por falta de empleados, sustituidos por máquinas. Este dividendo podría ser elevado, pero no incluiría los servicios como sanidad y educación. En EEUU esto no parece extraño porque no tienen una tradición en este sentido.
            En cambio, en Europa, esto significaría un paso atrás muy grande. Yo personalmente creo que falta información entre los diferentes colectivos o grupos que proponen estas soluciones.
            Puede ser que hay divergencias, incluso puede ser que sean imposibles de acercar, pero, a fin de cuentas, creo que a todos interesa una sociedad que funcione. Incluso a los grandes productores de bienes interesa tener más clientes posibles.
            En fin, creo que el miedo a ser instrumentalizarlo es razonable, pero también creo que gestos como el de Guy Standing de aceptar la invitación a participar en los encuentros de Davos del 2016 aunque ya sé que son polémicos son una prueba de coraje intelectual que no habría que menospreciar.

            es músico, director de cine y escritor
            Fuente:
            www.sinpermiso.info, 28-1-18
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              SM@mundonuestro.mx (Revista Sin Permiso) Mundo |#c874a5 Mon, 29 Jan 2018 00:00:00 +0000
              “Los trabajadores son el corazón del algoritmo”: El nuevo capitalismo digital/Sin Permiso https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/accion-civil/sinpermiso/item/1245-los-trabajadores-son-el-corazon-del-algoritmo-el-nuevo-capitalismo-digital-sin-permiso https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/accion-civil/sinpermiso/item/1245-los-trabajadores-son-el-corazon-del-algoritmo-el-nuevo-capitalismo-digital-sin-permiso “Los trabajadores son el corazón del algoritmo”: El nuevo capitalismo digital/Sin Permiso
              Mundo Nuestro. Tomamos de la revista española Sin permiso esta entrevista publicada originalmente en Il Manifiesto.

              Antonio Casilli es autor de una investigación pionera sobre el nuevo capitalismo digital. “Seguimos trabajando cada vez más, las plataformas están fragmentándose y haciendo invisible el trabajo que es necesario para que funcionen los algoritmos.

              Antonio Casilli, profesor de la Télécom ParisTech, es considerado uno de los principales expertos en el capitalismo de las plataformas digitales. Es conocido por su investigación pionera sobre el “trabajo digital”, refutando la apocalíptica noción de sentido común que proclama el fin del trabajo como consecuencia de la automatización.

              “Somos los que hacemos los robots, con nuestro propio trabajo”, dice. “Establecemos los criterios con los que operan. Y luego les enseñamos a aprender cómo mejorar. El problema no es que los robots nos estén robando nuestro trabajo, sino que seguimos trabajando más y más, y que las plataformas se están fragmentando y haciendo invisible el trabajo que es necesario para que funcionen los algoritmos”. Le entrevistó Roberto Ciccarelli para Il Manifestó.

              Roberto Ciccarelli - En Italia ha habido mucha discusión sobre el despido de dos trabajadores de IKEA, Marica en Corsico y Claudio en Bari. Fueron despedidos porque sus vidas no podían encajar en el algoritmo que gobierna la fuerza de trabajo. ¿Hemos vuelto de nuevo al siglo XIX?



              Antonio Casilli - El capitalismo de las plataformas digitales hace que la disciplina laboral sea más rígida, ya que impone supuestas mediciones “científicas” y evaluaciones que pueden parecerse a los de la vieja fabricación industrial. La diferencia clave es que los trabajadores, a cambio de su sumisión a esta disciplina, no reciben la seguridad social y la representación política que tenían antes a cambio de su subordinación. Este nuevo taylorismo tiene todos los inconvenientes y ninguno de los antiguos beneficios. Los trabajadores están atrapados dentro de una contradicción: subordinados y precarios, al mismo tiempo.

              Después de la huelga en Amazon en Piacenza, aconsejó a los sindicatos que también deben prestar atención a la política de los datos, no sólo a la política laboral. ¿Qué significa eso?

              En Piacenza, se vio sólo la punta del iceberg. Fue una huelga en una ubicación física, por mejores condiciones de trabajo en relación con los activos materiales. Hay otra parte entera del Amazon, que durante años ha estado en lucha. Me refiero a los micro-trabajadores de Amazon Mechanical Turk, un sistema para la creación y formación de inteligencia artificial que se alimenta de micro-trabajadores, las personas pagan poco a poco, sólo unos pocos centavos, por tareas de datos, imagen y gestión de texto. Estos trabajadores deben organizarse para luchar por una mejor remuneración y condiciones de trabajo más humanas. En este caso, los sindicatos tienen que recuperar el terreno perdido, porque los “Turkers” realizan tareas que son demasiado pequeñas para que se les tome en cuenta.

              ¿Los sindicatos lo hacen?

              Sí, aunque hay varias iniciativas diferentes de momento que trabajan a escala nacional. En Alemania, los trabajadores del metal de IGMetall han proporcionado una plataforma para las demandas de estos trabajadores: FairCrowdWork. En Francia, la CGT ha creado Syndicoop, que ayuda a los sindicatos a organizar los empleados en torno a una campaña. En Bélgica, SMart: una cooperativa, no un sindicato, que trabaja con los trabajadores independientes y también con los trabajadores que hacen las entregas a domicilio ( “riders”). Está teniendo lugar un proceso por el que los sindicatos clásicos están tratando de “plataformarse” a sí mismos, mientras que las cooperativas desarrollan los servicios de manera colaborativa para los trabajadores en las plataformas.



              A partir de las luchas de los “riders” italianos, surgió la reivindicación de que se deben asimilarse al convenio de los trabajadores de logística. ¿Es lo mismo en Francia y en otros países?

              En la economía de demanda, los servicios basados en plataformas en tiempo real y los productos son el foco de una importante disputa legal y política con respecto a la contractualización de los trabajadores. Hasta ahora, el objetivo ha sido el de regularizar su situación en un convenio del sector que se aplicaría a la zona cubierta por la plataforma. En el caso de Uber, en Estados Unidos, Europa y Corea del Sur las luchas laborales están convergiendo hacia pedir su reconocimiento como trabajadores del transporte urbano. Para Amazon, los trabajadores están buscando la aplicación del convenio de los trabajadores de correos. El plan de acción aún necesita ser ampliado mucho más.

              ¿Cómo?



              Mediante el reconocimiento de todos los micro-trabajos realizados por los trabajadores “click”, incluso a lo que se paga unos pocos centavos por pieza para realizar tareas tales como la gestión de datos, imágenes o textos. Su trabajo es útil para el aprendizaje de las máquinas, para enseñar a una máquina la manera de aprender y la creación de inteligencia artificial.

              Y ¿cómo se puede lograr esto?

              Todo está ligado a la cantidad de información que se produce, y cómo y en qué medida las plataformas se están aprovechando de esta producción de datos. Uber se queda entre el 20 y el 40 por ciento de cada transacción que tiene lugar en su plataforma, y es plenamente consciente del valor de lo que está produciendo. Parte de la riqueza producida, debe ser distribuida a los trabajadores de las plataformas. Si bien no sería un salario, tal redistribución sería más equitativa que la situación existente.

              ¿Qué otros ejemplos hay de micro-trabajo digital?

              Hay muchos. Es un mercado mundial que cuenta al menos con 100 millones de trabajadores. En China, India, Filipinas e Indonesia, existen plataformas y servicios que son poco conocidos en Europa. Estos trabajadores hacen una muy amplia gama de puestos de trabajo, que permiten a las economías occidentales digitales funcionar. En estos países, se pueden encontrar a los evaluadores del motor de búsqueda de Google (raters). Son los trabajadores que comprueban si los resultados de una búsqueda son apropiados y corrigen la gama de resultados ajustando el algoritmo. También están los moderadores de contenido en Facebook o Youtube, que pasan sus días juzgando si los videos o las fotos particulares respetan los términos y condiciones de las plataformas. Son los que enseñan a los algoritmos de filtrado qué contenido debe ser censurado. También podemos mencionar a los trabajadores “clic” que están compartiendo, “enlazando,” y promocionando la publicidad o los vídeos de las celebridades, a los que se paga aún menos de un centavo por cada clic. Estas personas son el verdadero motor que está detrás del marketing viral, que llevan a las más famosas marcas a las redes sociales.

              La economía de demanda es también una economía de la reputación y una economía de la atención, donde la figura del consumidor es fundamental. ¿Cómo pueden los trabajadores involucrar a los consumidores en sus reivindicaciones?

              En primer lugar, mediante el reconocimiento de que el consumidor realiza el mismo tipo de trabajo que el repartidor de Deliveroo o el micro-trabajador de Mechanical Turk de Amazon.

              ¿Cuál es el trabajo que realiza el consumidor?

              Producen datos también. Estos datos son utilizados para entrenar la inteligencia artificial. El consumidor produce una masa crítica de intercambios y transacciones que permiten que la plataforma exista en el mercado. Un consumidor es una parte activa y fundamental de la existencia del algoritmo. Llevan a cabo una gran cantidad de acciones productivas todos los días, que son similares a las de los trabajadores digitales. Incluso los usuarios en Youtube están ejerciendo la moderación de vídeo de forma gratuita, informando de los que no son adecuados. Cualquier persona que utiliza Google está entrenando el algoritmo del motor de búsqueda para obtener los términos más buscado, a menudo sobre la base de las palabras introducidas en él, por nosotros y por otros. El consumidor es un productor. Los límites entre estos actores económicos están convergiendo, hasta el punto que podemos decir que cuando una plataforma no quiere pagar, te llaman un “consumidor”, mientras que, si están dispuestos a pagar (un poco), te llaman un trabajador por tarea o micro-trabajador.

              Usted ha hablado de “trabajo gratuito”, ¿qué papel desempeña en la economía digital?

              Este “trabajo gratuito” ya fue definido por Tiziana Terranova hace 20 años. Incluso entonces, estar en línea era trabajar, ya que se produce contenidos para sitios web y para los sitios que fueron llamados “portales” en su momento. Durante la última década, esta idea de trabajo gratuito ha cambiado, ya que nos dimos cuenta de que las plataformas no sólo están comprando y vendiendo nuestro contenido - lo más importante es que están comprando y vendiendo nuestros datos personales y la información personal: Qué marcas nos gusta o el tiempo que se suele escuchar música; o donde estamos, a través de GPS. El trabajo gratuito del usuario de Internet no es un trabajo creativo, sino un trabajo sin conciencia, y mucho menos satisfactorio, ya que es invisible. Como tal, es alienante, en la medida en que no nos damos cuenta para que son los datos útiles, y cómo se van a utilizar, cuando resolvemos un “captcha” en Google o añadimos una etiqueta a una imagen en Instagram.

              ¿Qué información se utiliza?

              No solo se utiliza para producir valor monetario para las grandes plataformas que compran y venden información, sino también para crear valor para la automatización: formar a la inteligencia artificial, enseñar a las salas de chat a comunicarse con los humanos, y crear asistentes virtuales como Siri en el iPhone o Alexa en Amazon, que nos hablan y nos ayudan a tomar decisiones, o incluso hacer ellos en lugar de nosotros.

              Por lo tanto, ¿es el trabajo digital la característica común de las luchas de los mensajeros en bicicleta de Foodora o Deliveroo, de los trabajadores de Amazon y de los trabajadores “clic”?

              Sí, estas luchas están unidas por una forma diferente de trabajo que las que hemos estado acostumbrados en el siglo pasado. Hoy en día, el trabajo digital se realiza a través de las plataformas digitales, que deben tener en cuenta un tipo de organización productiva. Además, estas plataformas son empresas y mercados. Amazon es una empresa más tradicional con una cultura brutal de disciplina laboral, como se puede ver, por ejemplo, en sus almacenes, pero también en sus oficinas. Sin embargo, Amazon es también un mercado, un mercado basado en un enorme catálogo de productos y en una forma menos conocida del comercio: la de datos. Deliveroo es lo mismo: es una empresa, con empleados y recursos tangibles e intangibles, y, al mismo tiempo, es un mercado de trabajo que conecta a los clientes, las tareas productivas y los trabajadores mensajeros. En este caso, la plataforma utiliza un tipo de algoritmo asociativo, crea una relación entre los diferentes sujetos. Para Amazon, la relación es entre aquellos que producen un artículo y los que lo compran.

              Usted es partidario de una renta básica universal. ¿Cómo sería capaz de proteger a los trabajadores que realizan trabajos digitales, siendo intermitente y precario?

              Al reconocer el trabajo de datos que pasa a través de las plataformas. Esto ya ha sido discutido en un informe del Ministerio de Finanzas de Francia, en 2013, y en un informe de la Fundación Rockefeller el año pasado. Los gigantes digitales no deben ser gravados sobre la base de la cantidad de datos de los centros u oficinas que tienen en un país, sino sobre la base de los datos producidos por los usuarios de las plataformas. Si hay 30 millones de usuarios de Google en Italia, es justo gravar Google basándose en las ganancias que obtienen de las actividades de estos usuarios. De esta manera, se podría financiar una renta básica, a partir del trabajo digital que cada uno de nosotros lleva a cabo en Internet o en las aplicaciones móviles que utilizamos.

              Profesor de la Télécom ParisTech, ha escrito, entre otros libros, Qu’est-ce que le digital labor? Editions de l’INA (2015) junto con D. Cardon; Stop Mobbing (DeriveApprodi, 2000); y La Fabbrica Libertina (Manifestolibri, 1997).
              Fuente:
              https://global.ilmanifesto.it/antonio-casilli-the-consumer-is-a-producer/
              Traducción:G. Buster
              Temática:
              • Sin permiso
              • capitalismo contemporáneo
              • Trabajo
              • Sindicalismo
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                SM@mundonuestro.mx (Revista Sin Permiso) Revista Sin Permiso Mon, 22 Jan 2018 00:00:00 +0000
                Trabajar en Puebla: Los extremos de la industrialización Navidad en Audi/Huelga en Flex N Gate https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/343-trabajar-en-puebla-los-extremos-de-la-industrializacion-navidad-en-audi-huelga-en-flex-n-gate-videos https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/343-trabajar-en-puebla-los-extremos-de-la-industrializacion-navidad-en-audi-huelga-en-flex-n-gate-videos Trabajar en Puebla: Los extremos de la industrialización  Navidad en Audi/Huelga en Flex N Gate

                Trabajar en Puebla: Los extremos de la industrialización

                Navidad en Audi/Huelga en Flex N Gate

                Mundo Nuestro



                Dos videos de los extremos de la industrialización en Puebla. El mundo de ensueño que AUDI ofrece a los campesinos de San José Chiapa, santaclaus de por medio, piñatas y lucecitas... y no faltan las sillas de ruedas que les trae la navidad alemana. Y el mundo real en la industria de autopartes: la de los salarios por el suelo y el sindicato blanco que finalmente provocan la rebelión obrera.



                Navidad en Audi



                La huelga en Flex N Gate

                • Trabajo
                • 1 de Mayo
                • Trabajar en Puebla
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                • Volkswagen
                • Flex N Gate
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                  mundonuestro@mundonuestro.mx (Mundo Nuestro) Historia |#54acd2 Sat, 30 Apr 2016 00:00:00 +0000
                  Trabajar en Puebla: En Volkswagen la maquinización gana la tarea https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/340-trabajar-en-puebla-en-volkswagen-la-maquinizacion-gana-la-tarea https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/340-trabajar-en-puebla-en-volkswagen-la-maquinizacion-gana-la-tarea Trabajar en Puebla: En Volkswagen la maquinización gana la tarea

                  Trabajar en Puebla: En Volkswagen la maquinización gana la tarea

                  Trabajar en Puebla: En Volkswagen la maquinización gana la tarea



                  Mundo Nuestro

                  Trabajar en Puebla, 1989

                  A estas alturas de la producción de Volkswagen, con más de 600 carros que ven la luz en las líneas de ensamble, con apretadas listas de espera para adquirir los Vochos a trece millones, con apertura de segundo y tercer turno en todas las naves, con un cambio en el “concepto” del decreto de instalación del a planta en 1962, de “integración” (a la industria nacional) al de “exportación” (por la vía de la maquinización radical), según Martín Josefhi, las palabras empresa y eficiencia, que escurren cristalinas en el arroyo abrupto de la modernidad salinista, se desbordaron sobre los empresarios —hombres y mujeres de empresas mayores (como Jorge Zárate del Grupo Primex) y menores (como los capitalinos Lechuga, dueños de RAPUSA, fabricante de partes automotrices) —que ayer se fueron de turismo a la planta alemana.



                  --Ya me dijeron —bromeó Martín Josefhi a la hora del cognac y el del discurso oficial— que me van a pasar la cuenta de los tacones de las damas que hicieron el recorrido, pero sólo así se da uno cuenta de lo que es una fábrica de automóviles…



                  Porque las damas y sus caballeros tuvieron que seguir a este paso redoblado que impone siempre a sus visitantes el señor Maegler de Relaciones Públicas, igual que estos iniciativos poblanos que a los futbolistas de Maurer, por ese laberinto de pasillos que se asoman a las líneas en un ir y venir entre máquinas, cadenas y partes ensambladas por ese murmullo azul de sudores y overoles puestos frente a los catrines asombrados ante tanto trabajo industrial acumulado.

                  --Yo les pido a todos ustedes —dijo el alemán Maegler en un descanso de las escaleras que llevan a la nave de prensas—, que si los muchachos se emocionan y le chiflan a las señoras, no lo tomen a mal, tómenlo como un cumplido, así con ellos…Una vez vinieron unos militares , todo iba muy bien, pero cuando los obreros los vieron, les chiflaron, y ahí se acabó la visita, ya los señores no quisieron seguir…



                  Pero en este caso, con todo y chiflidos a las faldas, los del Club de Empresarios aguantaron toda la vuelta. Y lo que ahora se acontece dentro de estas naves abruma La maquinización poco a poco le gana a los brazos la tarea —y a pesar de ello los overoles hormiguean, según Josefhi ya son quince mil los que trabajan en la planta —: las prensas están ahí, pero entre paso y paso aparecen los mecanismos y los ruidos que desplazan salpicaderas, puertas y cajuelas; las cadenas son las mismas, pero los robots están desplegados al os lados y funcionan al ritmo programado por esa ruta computarizada que termina en el gusto del mercado de consumidores canadienses y gringos.

                  —La ventaja es que a estas máquinas no les tiembla el pulso —comentó orgulloso uno de los guías de Relaciones Públicas a su auditorio de mujeres azoradas ante un robot que aplicaba alegremente sellados a los parabrisas del Golf—, antes esto se hacía a mano, como cualquier changarrito donde reparan parabrisas….

                  Y todos siguieron a los dos obreros que con las ventosas colocaron las piezas en un Golf rojo muy a la mano del bolsillo de cualquiera de los visitantes.

                  Y ahí, a pregunta del reportero, algunos de estos empresarios tuvieron que imaginarse del otro lado de la línea amarilla y del destino, y por un instante se pensaron obreros.

                  “Por mi carácter sería lideresa —dijo Alejandra Pérez Moro, directora de la Asociación de Amigos de los Museos —, bailo flamenco, soy temperamental. Pero soy realista, no pediría más de lo que es. Pero aquí se ve que es un trabajal, yo sí me imagino lo que se fleta una obrera…Yo no aguantaría, pero si no tuviera que comer…”

                  “Yo estaría integrado a una planta como esta —vislumbró Gabriel Abaroa, director de Constructora Monte Blanco”, trabajando con entusiasmo, y así, pelearía mejores condiciones de trabajo. Yo creo que el obrero mexicano es bueno, eficiente, y corresponde a las empresas darles la preparación adecuada, con salarios justos, ambiente saludable y prestaciones adecuadas.

                  “Si mi destino hubiera sido el de obrero —piensa Raúl Lechuga, de la empresa RAPUSA—, me gustaría tener una especialización, en eta vida lo importante es saber hacer algo. Porque nadie la tiene comprada, nosotros no estamos en jaula. En esta vida todo es trabajo”

                  “Si fuera obrero —afirma Jorge Zarate, director del Grupo PRIMEX—, daría todo de mí para hacer lo que tuviera que hacer. Eso es lo que lleva al éxito, así seas obrero o empresario, por eso creo que yo sería congruente, las cosas se debe hacer al límite de tu capacidad dentro de un marco de respeto a uno mismo y a los demás. Yo sí seria sindicalista, porque creo que todo organismo tiene una función, si la cumple es bueno, y si no, es malo. Cada uno en la vida tiene una misión, el empresario, el político, el trabajador, y para sacar este país a flote cada uno debe buscar su lugar y trabajar con entusiasmo. El empresario tiene que dirigir bien la empresa y el obrero trabajar con productividad”.

                  Esa fue la ensoñadora visión que se imaginaron.

                  Al final cuando bromeaba alguno con Martín Josephi.

                  —Oye, tienes que darme un autógrafo, ya eres famoso, sales en la televisión -- el directivo de la empresa alemana sonrió:

                  --No hombre, si ya me metí en un problema con el sindicato de la radio y de la televisión, dicen que estoy desplazando locutores.

                  Y a la salida, como en cada visita, los de Relaciones Públicas repartieron gorritas y sus plumas. José Luis Castillo, presidente del Club de Empresarios, abrazaba a Josephi y hablaba del valor y la entereza de Volkswagen.

                  • Trabajo
                  • 1 de Mayo
                  • Volkswagen
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                    mundonuestro@mundonuestro.mx (Mundo Nuestro) Historia |#54acd2 Sat, 30 Apr 2016 00:00:00 +0000
                    Trabajar en Puebla: La rebelión de los Obrajes, la revolución que vendría https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/336-trabajar-en-puebla-trabajar-en-puebla-la-rebelion-de-los-obrajes-la-revolucion-que-vendria https://archivo.mundonuestro.mx/index.php/secciones/historia/item/336-trabajar-en-puebla-trabajar-en-puebla-la-rebelion-de-los-obrajes-la-revolucion-que-vendria Trabajar en Puebla: La rebelión de los Obrajes, la revolución que vendría

                    Trabajar en Puebla: La rebelión de los Obrajes, la revolución que vendría

                    Emma Yanes Rizo



                    Trabajar en Puebla: La rebelión de los Obrajes, la revolución que vendría

                    Trabajar en México, 1805



                    En la colonia, la actividad textil era la más importante de la rudimentaria producción industrial, por el número de trabajadores que abarcaba, el capital invertido y su mercado. La población de los grandes centros urbanos y los trabajadores de las unidades agroganaderas y mineras del Bajío y norte del país conformaban el gran mercado textil. Las mantas y las telas baratas de algodón, eran consumidas por los trabajadores del campo y la ciudad.

                    La producción textil se dividía entre los talleres artesanales –con división de maestro, oficial y aprendiz–, donde los trabajadores –españoles, criollos, mestizos e indios– eran dueños de sus telares, y los obrajes. El número de los talleres artesanales era mayor que el de obrajes. En los talleres, los trabajadores estaban separados por categorías gremiales; la mayor parte del proceso de trabajo la realizaban maestros y oficiales, los aprendices preparaban la materia prima y ayudaban a los maestros. La forma de pago no era por jornada de trabajo sino por obra, por tarea; el monto de pago dependía del número de tareas que cada uno de los oficiales realizaba en cada jornada de trabajo. Distintos talleres hacían las partes que componen en el ciclo productivo textil.



                    Los obrajes, eran unidades de producción, en las que, a diferencia del taller artesanal, se concentraban todas las etapas de elaboración y acabado de los paños, frazadas y jerguetillas que producían: desde el lavado de la lana –incluso desde la misma trasquila de las ovejas–, el batanado, el cardado, el hilado, el tejido, el tinte, la prensa, la perchada. Los trabajadores del obraje eran en su mayoría indios, mestizos, esclavos y presidiarios. Los dueños de los obrajes vivían ahí mismo y eran retenidos por el patrón por medio de deudas. Al recibir su jornal, los trabajadores tenían que liquidar inmediatamente sus deudas que eran infinitas. El trabajo en el obraje era forzoso, esa fue una de sus características fundamentales, a pesar de las ordenanzas de la Corona que prohibían el endeudamiento y el trabajo forzado. La obtención del trabajo excedente de los trabajadores del obraje se basaba en la prolongación absoluta de la jornada de trabajo y la reducción absoluta de las retribuciones monetarias para vivienda, comida, etc. La tecnología en el obraje, husos y telares –no rebasó los límites del medioevo.

                    A principios del siglo XIX, había tres mil trabajadores en los obreros, dos mil de ellos vivían en el encierro. Querétaro y Puebla fueron los principales centros textiles donde se desarrolló el obraje, en Querétaro, la respuesta de los trabajadores a las pésimas condiciones de trabajo se manifestó en la rebelión de 1805.




                    El relato que aquí se presenta nos habla de la rebelión en Querétaro en 1805, junto con algunos pasajes de la vida en los obrajes mexicanos en la Colonia. Los personajes son ficticios, pero está basado en hechos históricos reales.

                    1. Querétaro, 1805. Las ordenanzas de la Corona que prohíben el endeudamiento y el trabajo forzado en los obrajes se han aplicado al fin. Es un mañana cualquiera. Por primera vez en más de doscientos años, los parajes están silenciosos: abandonados los galerones de las casonas, no se ve mano de indio trasquilar borregos en los corralones, limpiar de grasa la mañana de lana en los patios, manipular peinadoras, que la carden, cargarla hasta las ruecas de los hilanderos. Ninguna rueca se mueve. Ningún capataz exigirá hoy el grosor debido en el hilo. Ningún bastidor de telar crujirá y enmarañará poco a poco la jerguetilla. Los obrajes de la ciudad están parados. Los indios, sus trabajadores llevan su revuelta por las calles.

                    Por los callejones empedrados desgarran sus gritos que rebotan en los ventanales y portones atrancados. En el motín, centenares de trabajadores de los obrajes, indios y mulatos, “libres” o esclavos, que han pasado años enteros encerrados entre paredones de ruecas y telares, se derraman por las cantinas, rasgan las telas en los mostradores de los comercios, lanzan mueras a sus amos escondidos.

                    La gritería que viene de las calles del centro circunda los portales de la casa de Don Francisco, quien mira circunspecto al capitán Sebastián Armida, propietario de obraje, y a Don Ramón Castillejas, importante comerciante de telas de la Nueva España. Grandes cortinas dejan fuera la luz del mediodía; en la penumbra del salón apenas si se reconocen los rostros de los tres españoles.

                    –Escuchad, señores –dice Don Francisco y su voz desplazada, momentáneamente por la creciente de la turba. Este resuello es el resultado de aplicar las ordenanzas en nuestros obrajes. Claramente le advertí al señor Corregidor Don Miguel Domínguez lo que ahora no quieren ver nuestros ojos: la plebe en el motín, enardecida por el aguardiente y la libertad que nunca tuvieron en sus manos. “Son indios, señor Corregidor –le dije–, correrán a embriagarse en las cantinas, saltarán sobre nuestros comercios y en sus ojos descubriremos los pensamientos que guardan para la gente de razón”.

                    –Vamos, querido amigo –le interrumpe el joven militar. Esa gentuza que tanto le preocupa, juega, sin embargo, nuestra partida. Con sus desmanes de un día de seguro no pasarán de alarmar a nuestras discretas señoras, poco dispuestas a revueltas de indios. Mañana se olvidarán las ordenanzas como ya lo ha hecho las autoridades al enviar a la guardia a imponer la queda.

                    –Mal entiende usted, capitán Armida lo que ocurre –tercia reflexivo el comerciante Castillejas. –Usted confía en la guardia y el acero por un día, pero quisiera yo verlo a usted tranquilo en sus obrajes, mañana, cuando despunte el día.

                    –Y mal estaremos, señor Castillejas, si tan sólo vemos el hoy para el mañana –casi gira Don Francisco. –La sensatez, capitán Armida. ¡Vive Dios!, se acabarán los obrajes, nunca más la plebe unida.

                    2. El buque ancló un atardecer de agosto de 1620 en Veracruz, pero el tobillo de Nicolás Bazán permaneció encadenado toda la noche en la galera. Ya de madrugada, en el bote que lo condujo a tierra junto con otros esclavos, pudo ver por primera vez el caserío del puerto y los baluartes de San Juan de Ulúa. Poco caso hizo al acontecer de los días siguientes: su encierro en caballerizas, su venta en la plaza pública, la caminata interminable hacia el altiplano con la carga al lomo, –al modo de los tamemes mexicanos y su entrada desfalleciente a los lodazales de la Nueva España.



                    El relato que aquí se presenta nos habla de la rebelión en Querétaro en 1805, junto con algunos pasajes de la vida en los obrajes mexicanos en la Colonia. Los personajes son ficticios, pero está basado en hechos históricos reales.

                    1. Querétaro, 1805. Las ordenanzas de la Corona que prohíben el endeudamiento y el trabajo forzado en los obrajes se han aplicado al fin. Es un mañana cualquiera. Por primera vez en más de doscientos años, los parajes están silenciosos: abandonados los galerones de las casonas, no se ve mano de indio trasquilar borregos en los corralones, limpiar de grasa la mañana de lana en los patios, manipular peinadoras, que la carden, cargarla hasta las ruecas de los hilanderos. Ninguna rueca se mueve. Ningún capataz exigirá hoy el grosor debido en el hilo. Ningún bastidor de telar crujirá y enmarañará poco a poco la jerguetilla. Los obrajes de la ciudad están parados. Los indios, sus trabajadores llevan su revuelta por las calles.

                    Por los callejones empedrados desgarran sus gritos que rebotan en los ventanales y portones atrancados. En el motín, centenares de trabajadores de los obrajes, indios y mulatos, “libres” o esclavos, que han pasado años enteros encerrados entre paredones de ruecas y telares, se derraman por las cantinas, rasgan las telas en los mostradores de los comercios, lanzan mueras a sus amos escondidos.

                    La gritería que viene de las calles del centro circunda los portales de la casa de Don Francisco, quien mira circunspecto al capitán Sebastián Armida, propietario de obraje, y a Don Ramón Castillejas, importante comerciante de telas de la Nueva España. Grandes cortinas dejan fuera la luz del mediodía; en la penumbra del salón apenas si se reconocen los rostros de los tres españoles.

                    –Escuchad, señores –dice Don Francisco y su voz desplazada, momentáneamente por la creciente de la turba. Este resuello es el resultado de aplicar las ordenanzas en nuestros obrajes. Claramente le advertí al señor Corregidor Don Miguel Domínguez lo que ahora no quieren ver nuestros ojos: la plebe en el motín, enardecida por el aguardiente y la libertad que nunca tuvieron en sus manos. “Son indios, señor Corregidor –le dije–, correrán a embriagarse en las cantinas, saltarán sobre nuestros comercios y en sus ojos descubriremos los pensamientos que guardan para la gente de razón”.

                    –Vamos, querido amigo –le interrumpe el joven militar. Esa gentuza que tanto le preocupa, juega, sin embargo, nuestra partida. Con sus desmanes de un día de seguro no pasarán de alarmar a nuestras discretas señoras, poco dispuestas a revueltas de indios. Mañana se olvidarán las ordenanzas como ya lo ha hecho las autoridades al enviar a la guardia a imponer la queda.

                    –Mal entiende usted, capitán Armida lo que ocurre –tercia reflexivo el comerciante Castillejas. –Usted confía en la guardia y el acero por un día, pero quisiera yo verlo a usted tranquilo en sus obrajes, mañana, cuando despunte el día.

                    –Y mal estaremos, señor Castillejas, si tan sólo vemos el hoy para el mañana –casi gira Don Francisco. –La sensatez, capitán Armida. ¡Vive Dios!, se acabarán los obrajes, nunca más la plebe unida.

                    2. El buque ancló un atardecer de agosto de 1620 en Veracruz, pero el tobillo de Nicolás Bazán permaneció encadenado toda la noche en la galera. Ya de madrugada, en el bote que lo condujo a tierra junto con otros esclavos, pudo ver por primera vez el caserío del puerto y los baluartes de San Juan de Ulúa. Poco caso hizo al acontecer de los días siguientes: su encierro en caballerizas, su venta en la plaza pública, la caminata interminable hacia el altiplano con la carga al lomo, –al modo de los tamemes mexicanos y su entrada desfalleciente a los lodazales de la Nueva España.

                    • Trabajo
                    • 1 de Mayo
                    • Emma Yanes Rizo
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                      emma@mundonuestro.mx (Emma Yanes Rizo) Historia |#54acd2 Fri, 29 Apr 2016 00:00:00 +0000