Universidades

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Fotos de Jesús Olguín.

¿Desde dónde mirar la marcha estudiantil que ha marcado para la historia una ciudad de Puebla postrada por tantas inercias mortales?

Vengo de una mañana en la que el rumor de la masa crítica acumulada de una generación que llamamos millenial ha trazado al fin su raya en el aire revuelto de Puebla. Una gran parte de quienes han tomado al fin como verdaderamente suyas las calles de la ciudad ronda apenas los veinte años. ¿Qué anuncia este cambio de aires que acompaña el resplandor de las jacarandas en el sol temprano de las 7 de la mañana en el Paseo Bravo?



VIDEO 1 LA PRIMAVERA ESTUDIANTIL

La masa en sombra

Decido imaginarla como la Primavera de Puebla. Es una corriente de aire cristalino de la vida humana que de cuando en cuando barre las calles de las ciudades del mundo. Praga, París, México, en 1968; El Cairo en el 2009. Nuestra propia ciudad en 1961, en 1973. Ya estuvo, hasta aquí, y para que lo sepan, tomamos las calles, porque estamos hartos del poder autoritario de caciques con sombrero de charro y casas en el Pedregal, de sotanas y rezos escapularios que asustan con el comunismo, de zares con corbata y tanques estalinistas, de jeques y cimitarras del fanatismo milenario. Y hoy ocurrirá como nunca lo había visto alguien que tenga en la mano el recuerdo de sesenta años de movilizaciones sociales en la ciudad de Puebla.



Recuerdos que tengo yo, que nací a la realidad social incomprensible una mañana de 1961 a mis seis añitos con el grito de mi maestra de kínder en el Colegio Oriente:

“¡Ahí vienen los estudiantes!”

Y afuera, después sabríamos, estaba un destacamento del ejército mexicano resguardando con los mosquetones 7 milímetros el edificio de la 21 Sur –en la actualidad la sede principal de la UPAEP—contra una turba estudiantil que media hora antes había apedreado sin dejar uno vivo los cristales del Colegio Benavente, eso sí, con el permiso de los propios jefes militares.



Esa es otra historia, decimos, pero de ella parto para asimilar el hecho histórico por el que saldrán a la calle alrededor de cien mil personas jóvenes a protestar por el asesinato de cuatro personas, tres de ellas estudiantes de medicina en la BUAP y la UPAEP.

Sé que no toda primavera anuncia veranos floridos y gratos. No lo fue Praga, tampoco el Cairo, allá florecieron las dictaduras. Vista en el largo plazo, la ciudad de México, tras la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre, sí trajo para el país la implantación de cambios culturales profundos, pero se convirtió en el hoyo negro que igual sostiene y consume al país entero. No lo fue tampoco para la ciudad de Puebla: el movimiento estudiantil no resolvió la cuestión de fondo, su inserción en el proceso de transformación democrática de México anunciado en la insurgencia de las clases medias urbanas, y se disolvió en los territorios cerrados identificadores de una universidad de izquierda, la que conoceremos después como BUAP, y una universidad católica de derecha, la UPAEP, la misma ceguera en los polos extremos. A principios de los años 80 el poder público priista entró en su última y larga carrera de cuarenta años de manipulación electoral y autoritarismo que hasta la fecha existe camuflado en los aparatos partidarios panista y morenista.

¿Apuntará contra ello esta masa en sombra que veo venir en este amanecer del jueves 5 de marzo en la ciudad de Puebla? El sol ya alumbra la masa joven que baja en correntadas por la Avenida Juárez, por la 13 Sur, por el boulevard del río San Francisco rumbo a plantarle la cara al poder en turno. Yo busco por ella el largo plazo de este aire fresco que llega para barrer como tolvanera de marzo el polvo acumulado.

VIDEO 2 PASEO BRAVO, DE DÓNDE VENIMOS

Sí que es un hecho histórico

Camino con la avanzada de la marcha, la de las batas blancas de los pasantes de medicina de la BUAP. No vienen aquí los pasantes de la UPAEP, y creo que hubiera sido buena idea que aquí lo hicieran: Xavier, Ximena, José Antonio, los tres jóvenes asesinados hace dos semanas, los tres pasantes cuya muerte ha dado paso a la consigna #niunabatamenos, el punto de arranque para responder porqué está aquí esta masa joven encabronada, el crimen indescriptible que ha dado lugar a un quiebre histórico que con la misma fuerza de esa violencia absurda ha puesto fin a la idea de una universidad pública despolitizada. Descubro entonces lenguajes nuevos, que no había visto en marcha alguna: los brazos se estiran al cielo, las manos tiemblan, las voces gritan “alerta, alerta, alerta…”

Identifico atrás del primer contingente al rector Alfonso Esparza. Va de negro, va serio, va con la cara que debe tener el poder cuando la historia le toca a la puerta; se acompaña por un grupo de marchistas con el mismo color indumentario en semblantes y ropa. Por un momento el rector mismo porta la manta que pide justicia para José Antonio. Por un instante veo en su rostro la mirada de que a esta clase política universitaria se le acabó el tiempo de una masa estudiantil despolitizada.

VIDEO 3 INICIA LA MARCHA

Busco a la hora de escribir esta crónica las preocupaciones que he apuntado en mi libreta antes de llegar a la marcha del jueves en la mañana:

La pregunta por la universidad pública, más allá de cualquier análisis sobre su papel en la sociedad nuestra, es un hecho que la marcha rompe con treinta años de encierro político de la universidad; se rompe la inercia de la despolitización que siguió a la derrota de la universidad de izquierda en diciembre de 1989. Los jóvenes que aquí se manifiestan ignoran ese y probablemente todos los capítulos de la historia reciente de la ciudad de Puebla. Y sí, supongo que esta generación no le importan los pleitos pasados. Pero es un hecho también que su movilización ha puesto en jaque a las estructuras burocráticas en la universidad pública.

La pregunta por esta generación que llamamos millenial o generación Y. A la vista está que ha estallado en pedazos la versión del estudiante apático y valemadrista. El paro en la BUAP es un caldero en el que se cuecen nuevos liderazgos y nuevas formas de organización social. Los estudiantes, de un día para otro, se convierten en la voz principal en la discusión sobre la vida orgánica de la institución. Y por fuera de los cuerpos creados y controlados por las estructura de poder en la universidad, el Consejo Universitario, de entrada, son, por lo menos en este día, meros espectadores de una tormenta que deberá llevárselos de por medio. Si es que puede hablarse de una primavera estudiantil en Puebla que logre convertir a la universidad pública en el territorio principal de la discusión sobre las responsabilidades colectivas ante la catástrofe que construimos a golpes de silencio y autoritarismo.

VIDEO 4 EN EL ZÓCALO

Lo esencial es invisible para el Estado

“Únete mirón, que tu hijo es estudiante y tú trabajador”.

“Alerta, alerta que camina, la lucha estudiantil por América Latina”.

Las consignas recuperan a la Avenida Reforma como el espacio vital de la masa, una calle que no se inmuta por el cambio en los escaparates y las coyunturas y que recibe complacida su reconocimiento como el corredor histórico de la insurgencia cívica. Por aquí han marchado innumerables veces los movimientos populares y las rebeliones democráticas; por aquí los 45 años de la 28 de Octubre, la más perseverante memoria de lo que significa ser una organización independiente; por aquí también las huestes panistas contra el fraude electoral de 1983, cuando los ciudadanos supimos lo que para el poder priista significaba el “fraude patriótico”; y las amas de casa de las colonias del sur que vieron morir ajusticiado a su líder Gumaro Amaro en 1989; y los dos bandos de la guerra civil en la ya Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, entonces de izquierda, en 1989; y también los huelguistas de la Volkswagen derrotados en 1992 para honra y gracia del Tratado de Libre Comercio salinista; y después los ciudadanos defraudados de nueva cuenta en las elecciones municipales de 1998, en la primera de las traiciones de Felipe Calderón a la democracia en Puebla, que permitió el ascenso al poder del priista Mario Marín; y más acá la rebelión del 2006 contra la abyección marinista, en la segunda de las traiciones del mismo Calderón a Puebla rumbo a la presidencia de la república; y ni qué decir de la nueva rebelión contra Moreno Valle en el 2014, cuando le hicimos lo que el viento a Juárez al político que concentró todos los valores del despotismo que representó Maximino Ávila Camacho, el más logrado de los dictadores que ha tenido Puebla.

“La universidad tiene que tomarse en serio esta marcha –me digo a mí mismo en el video--, tiene que ponerse al frente de las emociones que hoy cargan estos jóvenes, tiene que encabezar el impulso de transformación de fondo que exigimos los mexicanos, tiene que responder con nosotros por la universidad que queremos.”

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Tres escenas entonces en el paso de la marcha por el centro. Futuro, presente, pasado. ¿Por dónde mirar esta enorme movilización de jóvenes que hoy han dicho ya basta. Trato de entender por qué están en la calle de un jueves cualquiera en el que ya han estallado las jacarandas, para qué si no es para reclamar cambios profundos, inteligentes, democráticos, para qué, si no es para que el mundo de los adultos, del poder en casa, en el galerón fabril, en el salón de clases, en las oficinas del gobierno, en los separos de la Fiscalía, en el salón de Rectores, en el Salón de Gobernadores se obligue a entender que este quiebre histórico tiene que tomarse en serio.

  1. Futuro. Son estudiantes de Canoa, del Instituto Tecnológico de Canoa. Marchan detrás de unas muchachas en delantal azul que estudian Desarrollo Integral Infantil en una escuela particular de nombre indescifrable en la premura con la que pasan. También es compacto el grupo de Canoa, pero muy aguerrido: “Estudiantes al grito de guerra” es su consigna. Uno de ellos no tiene duda de lo que lo ha traído desde la falda de la Malinche:

“Venimos por lo que hizo por nosotros la generación anterior de la UAP –me dice quien ya se ve estudiando Derecho en la Benemérita el próximo año--, venimos a decirles que no están solos, venimos a luchar por la seguridad de nuestras familias”

  1. Presente. Tres jovencitas de Filosofía y Letra le muestran sin escrúpulos el dedo medio a los burócratas que se asoman por los balcones del Palacio Municipal. Qué más da si hoy son morenistas, ayer panistas y antier priistas, el grito los barre a todos por el hecho de estar ahí:

“¡Esos son, esos son, los que chingan la nación!”

Junto, una muchacha carga una cartulina con una consigna que resume perfectamente el día. Y entiendo con ella que le vale mucho estudiar filosofía y que ha leído El Principito.

“Lo esencial es invisible para el Estado”.

La leo y asumo que eso vale para todos los gobernantes en el planeta, a los que los dioses ciegan porque piensan que nunca habrán de perder.

Juan Carlos Canales se retrasa a la hora de llegar al zócalo. Cuando lo encuentro está en medio del primer contingente de la UPAEP. Su figura desgarbada resalta en esa medianía de la estatura mexicana. Recojo las palabras de quien me parece la mente más lúcida en Puebla sobre el acontecer de nuestra vida pública:

“Qué imagino con esta marcha –me dice--, que la universidad pública recupere el peso moral que debe de tener frente a Puebla, frente al país, ojalá que este impulso no se pierda. Pero como lo he planteado con los estudiantes en la Facultad de Filosofía estos días del paro: el movimiento debe pasar a construir una agenda concreta, precisa, con objetivos de corto, mediano y largo plazo. Yo planteo por lo pronto algo muy concreto para enfrentar la violencia y la inseguridad: que los ministerios públicos funcionen bien, porque en ellos empieza el problema de la impartición de justicia, los tiempos que se lleva plantar una denuncia, una averiguación, el tipo de gente que ocupa el cargo de agente. Así, cosas concretas es lo que este movimiento debe exigir.”

Juan Carlos, sin embargo, no me oculta su sorpresa ante esta enorme movilización: “La verdad es que no me esperaba esta marcha, este movimiento, me deprimía ver a un país pasmado. Esta marcha nos debe llevar a recuperar la confianza en nuestra capacidad de respuesta y de protesta, nuestra capacidad de exigir a los gobiernos la transformación del país.”

  1. Pasado. Me detengo en la esquina de la Compañía y la vieja calle Maximino, hoy Palafox. La calle da para valorar la historia larga. Reflexiono entre los dos personajes. El cura modernizador y el general reaccionario. Algún gobierno panista hizo el cambio en el apelativo, y por resucitar al santón del catolicismo desapareció la memoria del más funesto sátrapa que nos heredó la revolución mexicana, justo cuando con Cárdenas el país vivía la más brutal de las transformaciones que provocó la guerra civil. Cuánto nos serviría no olvidar que el nuestro es un régimen sustentado en raíces patriarcales autoritarias. La iglesia católica, el régimen priista. Entre esos dos extremos ha transcurrido la historia moderna de Puebla.

Eso pienso aquí, parado frente al Carolino y viendo pasar a los marchistas. Aquí, en la tarde del 21 de diciembre de 1989 murió asesinado el profesor universitario Miguel Antonio Cuéllar Muñoz, su cuerpo quedó tendido a las puertas del hotel Colonial. Una masa enardecida intentaba recuperar el edificio Carolino tomado por el bando contrario. La bala que lo mató salió probablemente del arma blandida por un sujeto desde un balcón de Rectoría. Su muerte hasta la fecha sigue impune. Su historia la ignoran los jóvenes universitarios que ahora mismo caminan a pedir justicia por otras muertes. Y por su vida misma.

Puedo asegurar también que ni uno de los jóvenes que por la antigua Maximino corean el alerta, alerta, alerta que camina la lucha estudiantil por América Latina, tiene la más remota idea de quién fue aquel gobernador teziuteco que provocó el encierro de la sociedad poblana ante todo cambio modernizador que la revolución traía y nos dejó la estructura de gobierno autoritario que hoy todavía nos domina. Tener memoria, me digo. En la marcha cada uno de los que camina guarda la propia. ¿En qué medida es colectiva? ¿Da para entender cómo es que se construyó un régimen de gobernadores que todo lo pueden, que dominan sobre legisladores y jueces, que usan el patrimonio público como si se tratara del dinero que guardan en su cartera, que se reproducen con una sabiduría contra la que no ha podido mayor cosa la lucha por la democracia? “Justicia, justicia”, es el principal grito de una marcha que no pierde el ritmo. Trato de contemplar a la masa como algo asible, como si pudiera ser un ente crítico, con memoria, inteligente, pero no logro más que lo que la palabra contingente y tal vez el nombre de algunas de las escuelas pueden lograr para decir que la masa carga su propia historia, pero que será muy difícil convertirla en una memoria colectiva.

Un estudiante de la UPAEP alcanza a decirme que Maximino fue un presidente de la república, y no se amilana cuando le digo que entonces se refiere a su hermano Manuel. De lo que sí está seguro es de que ignora que alguna vez esta calle la conocimos como “La Maximino”. Pero para este muchacho no hay resquicio para otra historia que no sea la que viene.

“Hay que ver para delante”, me dice. Y se va con el río rojo que ahora la marcha lleva en el color de las camisetas de la UPAEP. Yo sigo a la vera de la corriente. Obligado por la edad y por la profesión a mirar este reflujo de nuestro momento histórico. Somos futuro, seremos futuro, fuimos futuro, me digo. ¿Dónde queda cada uno en esta historia? La marcha sigue y yo juego con los verbos: somos pasado, seremos pasado, fuimos pasado. En diez años, en veinte, estos jóvenes serán los adultos por venir, y yo seré de seguro el pasado que fui y del que estos jóvenes ignoran todo.

En el verbo está la acción, aprendí en la primaria del Colegio Oriente hace sesenta años. Conocer lo que somos obliga a pensarnos en movimiento. En la acción está el movimiento. La masa acalorada y viva es movimiento. Somos futuro ahora mismo.

Algo es algo, me digo.

VIDEO 5 CASA AGUAYO

La masa y el poder tras la barrera

Nada teme el hombre más que ser tocado por lo desconocido”, escribió hace décadas Elías Canetti. La masa y el poder no se tocarán esta mañana frente a Casa Aguayo. Para eso están las barreras. Para eso están los micrófonos que no funcionan ni los altavoces que se escuchan, ni el más mínimo ánimo organizativo para que una y otro se acerquen y se toquen con algún sentido. No hay figuración posible. Todo tiene que ser por la vía de una comisión y que vivan las formalidades y los boletines y las conferencias de prensa. Este día la masa no está para escuchar y el poder no tiene otra intención que sobrevivir a la hecatombe que se le planta en la calle.

Qué raro todo lo que ocurre frente a Casa Aguayo. Y si lo pienso un momento, es tan predecible. Cuando la cabeza del contingente y quienes durante la primera hora del arribo de marchistas a la esquina de la 14 Oriente y el Portalito de El Alto se alistan para el acto central de la movilización, encarar al gobernador Miguel Barbosa, el grueso de la movilización estudiantil aún camina por la avenida Reforma. Así que no hay lugar para una masa de tal envergadura. Es mucha masa la que al gobernador Miguel Barbosa se le viene encima, pero para eso a el hombre de Ajalpan le sobra desparpajo. Los organizadores de la marcha no atinaron a montar un templete. Ni lo pensaron, supongo, cuando se hicieron con una pickup y un par de bocinas que apenas cubren el área frente al mercado y el portalito de El Alto. Así que para cuando la masa se planta frente a la antigua “Marranera”, la vieja casona que el gobernador Melquiades Morales convirtiera en Casa de Gobierno, no hay forma de organizar un formal presídium para los discursos, que también los traen los marchistas. Y menos hay forma para que alguien escuche la voz del gobernador que hablará sin micrófono más allá de un metro de la pelotera de fotógrafos y reporteros que se arrima a la barrera metálica, dispuesta así para dejar un espacio de diez metros entre la puerta de la casona y la masa que está aquí para increpar a quien hoy tiene la chaqueta de mandatario en Puebla. Imposible escuchar ahora lo que dice Miguel Barbosa.

Pero algo ha dicho y que recojo en esta crónica: “Voy a escucharlos –graban las cámaras de prensa a Barbosa que se acerca con su bastón humano a la barrera--. Juntos vamos a resolver este problema, que es un tema de todos. A nosotros nos toca la parte institucional, a la sociedad la parte que le corresponde. Yo estoy actuando con responsabilidad y con fuerza, estamos desmontando todo un sistema corrupto. No me estoy ocultando, no tengo nada que esconder. En el caso de los muchachos no hay impunidad, ya hay tres detenidos y va a haber más. Sé lo que ustedes representan, son el futuro de México.”

Foto / Agencia Enfoque

Foto tomada de e-consulta.

Pero nada de ello escucha ahora la masa. Y nadie tiene la menor intención de que lo que Barbosa ha dicho se escuche, no al menos de parte del propio equipo de comunicación del gobierno, experto en templetes y altavoces y magnificadores de la imagen del mandatario, pues no han sacado micrófono ni se han preocupado porque la voz del gobernador vaya más allá de la barrera que lo resguarda. Pensarán que para eso están los convenios publicitarios con los medios de comunicación. Me pregunto cómo habría recibido la masa ese breve discurso. Tiene sentido y no, pienso, y recuerdo que apenas hace una semana el Congreso han ratificado como fiscal a un funcionario que proviene de la era Moreno Valle-Gali y hace un par de días como jefe de Seguridad Pública a un cuestionado funcionario y político chiapaneco. Y Después Miguel Barbosa dirá algo que sí alcanzo a registrar: que celebra el movimiento y la marcha, que celebra una universidad viva pero no una universidad manipulada. Esto sí habla más de su talante, y abona en la carga que tiene en contra del rector Alfonso Esparza.

Pero esas palabras tampoco lograrán llegar a la masa cada vez más acalorada. Mientras Barbosa habla, en el altavoz de la pickup los organizadores, ocultos en una pequeña lona junto a la pickup, leen unos discursos que apenas atiende la misma masa que ha quedado al margen de lo dicho por el gobernador. El primero es casi una declamación de concurso de oratoria en la Escuela de Derecho:

“Compañeros, mírense, giren su cabeza, recuerden los rostros de quienes los rodean, el suyo es el grito de una interminable agonía que hoy termina. Porque nunca más seremos humillados con falsas promesas, con propuestas vacías, con risas burlonas. Porque hoy hemos demostrado una enorme fuerza, hoy es palpable la huida del miedo, el destierro del abandono, porque nunca más estaremos solos, hoy nos cobija el abrazo de miles de estudiantes que salieron a la calle a protestar contra la inseguridad y la miseria. Una sociedad que no es capaz de reconocer que asesinan a su propio futuro. Porque estamos hartos, porque tenemos que poner en nuestras manos la vida de una sociedad a la que consume la violencia y la incompetencia de las autoridades. Nosotros representamos la esperanza de un cambio, somos el sueño de una familia que se esfuerza por impulsar nuestros estudios. Somos historia, tenemos corazón, y como nos matan, entierran con nosotros a una familia, a un sueño, a una esperanza…”

El declamador por fin baja a tierra: hace un recuento de los números de la violencia en Puebla: 200 asesinatos en los primeros dos meses en el 2020, 18 mil asaltos, y por ahí sigue. Remata con la pregunta que tiene que responder Miguel Barbosa:

“¿Qué estás haciendo Gobierno…? ¡Estamos hartos!”

La historia tiene quiebres, vuelcos, y por un instante, la voz que ha rayado en la cursilería le hace un guiño al pasado. Lo hace precipitada, como si en un tubo de ensaye se desparramara el hervor de un tiempo ido:

“En nosotros reside el peso de dar voz a los que ya no la tienen, nos comprometemos a luchar hasta el día en que podamos decir ¡tenemos paz!, porque no estamos solos, ¡porque en la calle codo a codo, estamos juntos y somos mucho más que dos!

Y yo, sin esperarlo, en un guiño a mi propia cursilería, me veo por un momento tarareando a Benedetti y con Nacha Guevara en 1974 cantando tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos, te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. Y creo, entonces, que esta palabra ¡justicia!, que ha rebotado por todo Reforma y la ex Maximino, y por el boulevard del enterrado río San Francisco, y por la explanada del caminador y no reconocido santo Sebastián de Aparicio, ¡justicia! es la palabra que ha hecho que una generación sin memoria nos despierte a todos con tanta fuerza esta mañana. Qué tiene sentido la vergüenza deaceptar que un crimen atroz de tres estudiantes de medicina y un chofer de taxi sea el detonador de un quiebre histórico desde el que se construya un mejor país en Puebla.

Mientras, a la masa el altavoz le pide un minuto de silencio. Por Francisco Xavier Tirado, por Ximena Quijano, por José Antonio Parada, por José Manuel Vital. Un minuto para entender el abismo insondable en el que ha caído nuestro país.

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Me pierdo el segundo discurso estudiantil pues me aborda un amigo exalumno de ingeniería electrónica en la Benemérita que circula en un contingente que ha venido desde CU:

“Barbosa ante la masa fue empequeñecido –me dice--, reducido a una tibia voz que no se atrevió siquiera a agarrar un micrófono para dirigirse a una multitud, buscó a dos, o a tres, les habló en corto, como sabe sólo hacer política, en acuerdo, seduciendo al interlocutor que es uno, que es dos, pero nunca muchedumbre.”

Y se encarrera: “En campaña Barbosa nunca pudo dominar a la masa, nunca pudo hacerla vibrar como si lo hacía AMLO, las porras nunca fueron espontaneas, hoy creo que está asustado, ninguneado, prefiere dejarlo pasar, salió porque lo obliga la circunstancia, lo obliga legitimarse como progresista. Mañana va a dictar columnas y notas, dirá que recibió a los miles de estudiantes que les ofreció soluciones, pero sólo vio a dos o tres, no vio a toda una generación, no vio el gran corazón de toda esta muchedumbre que si vemos todos, que si se ven entre ellos. Hoy el estado se quedó chiquito, como lo ha estado en las últimas décadas.”

Mi amigo también raya en la locura de las palabras: “Hoy si es un día soleado para Puebla. Hoy debemos estar felices y entusiastas. Ojalá este sea el despertar de la patria…”.

Mi amigo se va, se lo lleva el río de los marchistas. Pero entiendo con él que la masa sí que puede ser crítica.

VIDEO 6 AL FINAL, LA MASA CRÍTICA

A mediodía camino abajo desde Casa Aguayo hacia el boulevard del río. El flujo hacia arriba es consistente, y aunque a ratos se atranca, toma el rumbo del atolladero de la masa crítica. La policía que organiza el tránsito ha tomado la decisión sana de permitir que el río humano se parta en dos y tome los dos trancos de la avenida. De repente quedo en el vacío, en una isla de cemento junto al paradero del Metrobús. El sol y el griterío se disputan el aire, lo calientan y me lo lanzan para aturdirme. Todavía registro algunas consignas, como la de una escuela de farmacia: “los farmacéuticos sintetizamos nuevos fármacos para salvar vidas, no para que nos la quiten”, dice una. Y una joven farmacéutica me la explica: “Todo se acumuló, por eso todo estalló ahora. Nos han quitado tanto que hasta el miedo acabaron por quitarnos.”

La imagino en su casa, con su familia, muy seria como ahora, explicando a sus padres que ha perdido el miedo.

La joven se olvida de mí porque en su entorno han decidido entonar el himno nacional. El canto viene en saltos, como un coro múltiple de estrofas que tal vez se arrastran desde el zócalo. Sí, una vez más corroboro que esta masa es crítica y que canta y se imagina un mejor futuro para el país.

He seguido la marcha entretenido con el registro en video. Me ayudará después para reconstruir la jornada. Escribo así en el mismo Facebook ha donde he subido en vivo el testimonio gráfico de la más importante movilización que he podido atestiguar en treinta años:

En los ojos me llevó a la masa que tomó la calle. No termina de llegar a la explanada del templo de San Francisco. Se apretuja y sigue escurriendo por el carrilito abierto frente a Casa Aguayo. Cuando las personas nos volvemos masa no dejan de existir los ánimos propios. Cada uno se repliega desde sus gritos que intervienen el jolgorio que circula en el aire caliente sobre nuestras cabezas. Me repliego yo en mis emociones.

Estoy contento.

Mundo Nuestro. El miércoles 26 de febrero del 2020 es histórico para la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Por primera vez en cerca de treinta años los estudiantes toman las instalaciones y, sin reparo alguno de las autoridades, se declaran en paro indefinido. De un día para otro, la despolitizada masa estudiantil organiza en redes sociales una movilización como si llevara meses construyéndola. Tal es el impacto de cuatro asesinatos que han acabado por quebrar la inercia del desencanto y la apatía de una generación que se ha hecho adulta con las noticias de una violencia sin freno.

Esta crónica da cuenta de una de tantas asambleas estudiantiles que a lo largo de la mañana se produjeron en cada una de las instalaciones universitarias. Mirar así, desde lo ocurrido en la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales, una rebelión estudiantil que marca una nueva etapa en la historia de la universidad pública en Puebla.



(Fotos de David Arreortua Jimenez, estudiante de Comunicación , y Ana Mastretta, estudiante de Artes Plásticas)

¿Para mí cuando empezó esta historia?



El jueves de la semana pasada acosaron a mi mejor amiga de la uni en la ciclovía de la Atlixcayotl. Ella es foránea y estaba haciendo ejercicio como cada mañana. Ese día cambió de ruta porque no quería encontrarse de nuevo a un viejito que siempre la saludaba pero que a ella no le daba confianza. Así que decidió ejercitarse hacia el otro lado de la ciclovía, el sentido que lleva al Barroco y al Parque Metropolitano. Cuando iba corriendo en el camellón de la ciclovía vio pasar a un tipo de camisa de rayas que corría en sentido contrario a ella. Cada quien siguió su camino hasta que ella escuchó pasos detrás, era el mismo hombre que la venía siguiendo. Ella comenzó a correr y él la persiguió. Ella se detuvo a tomar agua y él la observaba a unos metros de distancia, mi amiga no sabía qué hacer, hasta que él se empezó a reír y se fue. Ella retomó su camino a casa, tratando de irse cerca de un grupo de mujeres que también caminaban en la ciclovía. Cuando llegó al puente peatonal del CCU el acosador estaba ahí, ella tuvo que irse a refugiar a ARPA.

El viernes el grupo feminista de la facultad se iba a reunir en la Bici de Cleta, un bar que está sobre la Atlixcayotl, bastante cerca del CCU. Habíamos quedado en vernos primero en ARPA y de ahí caminar juntas para que todas estuviéramos seguras; también fijamos la reunión a las dos de la tarde, para que nadie se tuviera que regresar de noche a su casa. Cambiamos de planes cuando nos enteramos que el día anterior, el mismo jueves que acosaron a mi amiga, había desaparecido una chica a fuera del bar, aún no la encontraban. Así que decidimos vernos dentro del complejo. La chica apareció con vida poco después, de su historia desconozco los detalles.



Este lunes, mi primera clase de la semana inició con una noticia que circulaba por las redes: habían secuestrado a una chica en Cúmulo de Virgo. Fue difícil prestar atención a mi clase de Tendencias del Arte Contemporáneo mientras por whats nos enteramos de que la habían metido a la fuerza a un Jetta blanco, que ella tenía lentes y mechitas en el cabello, que se creía que era alumna de mercadotecnia. La publicación decía que ya se había denunciado con la fiscalía y había que esperar para poder identificar a la víctima. Al final parece que fue un rumor, porque no se supo nada de la chica y de los testigos. Dieron las siete de la noche y terminaron mis clases, pero fue al llegar a casa cuando me enteré de la historia que ya todos conocemos: el asesinato de cuatro personas en Huejotzingo, un chófer de Uber y tres estudiantes de medicina, dos de la UPAEP y uno de la BUAP.

Foto de Ana Mastretta.

Mi celular se inundaba con sus nombres, con sus historias. José Antonio Parada Cerpa de 22 años, Ximena Quijano de 25 años, ambos colombianos. Francisco Javier Tirado de 22 años y José Manuel Vital de 28 años. Leyendo sobre ellos me sentí de nuevo en 2014, cuando llevaba un mes en la prepa y sucedió el caso Ayotzinapa. Recordé el leer sus nombres y ver las fotos que circulaban impresas en las marchas. Son nombres que después olvidé y fotos de las que quizás sólo recuerdo una entre 43.

Así transcurrió mi martes. Pasé todo el día lamentándome, con un desgaste emocional muy profundo, muy cansada de escuchar una historia terrible a la semana, y las mil historias más que han sucedido y van a suceder. Hace dos semanas fue Ingrid Escamilla, la semana pasada fue la pequeña Fátima, y esta semana fueron compañeros estudiantes. Sin darme cuenta, en mi interior pensaba que no iba a pasar nada en la sociedad, y si hubiera dependido de mí, así hubiera sido. Comencé a darme cuenta de mi error cuando primero vi los videos de la marcha de los estudiantes de medicina, todos con sus batas o sus uniformes de fisioterapia. Su movimiento me parecía ajeno a ARPA, como si sólo fuera algo que ocurriera muchas calles más allá de mi campus. Estaba totalmente equivocada. En la noche llegué a casa cansada, menstruante y enferma, lista para dormir hecha bolita, pero entonces mi celular se saturó de notificaciones y de mensajes. El paro estaba en marcha, y en toda la BUAP.

Foto de David Arreortua.

El paro

Hoy la cita es a las seis de la mañana en ARPA, así va a ser en cada facultad. Yo decido no llegar tan temprano, así que me voy a dormir tranquila. Vivo muy cerca de la escuela, pero jamás pensé que despertaría con el ruido de una manifestación que me llega desde el CCU. Desde mi cuarto escucho un grito que creo reconocer: ¿por qué? ¿por qué nos asesinan? ¡si somos el futuro de América Latina! Consternada me voy un poco más tarde a ARPA, en mi camino veo a los estudiantes de comunicación organizándose en sus instalaciones. En mi pequeña facultad estaban en las mismas, ya bastante bien organizados. Nos vamos organizando por filas, veo a mis compañeros con quienes he compartido clase desde primer semestre, también veo caras que siempre andan por los pasillos de la escuela, y veo a gente que no conozco pero que conoce a otros más. Se van tejiendo redes de apoyo mientras nos alistamos para la asamblea.

Foto de Ana Mastretta.

Se siente el movimiento alrededor del ARPA, nuestro pequeño edificio improvisado, que nunca fue pensado para estudiantes de artes plásticas, cinematografía y arte digital, pero que nos alberga desde el 2013, donde apenas cabe un taller de escultura, un salón verde y un par de salones de cómputo. Nos refugiamos en las mínimas sombras que proyectan las monótonas estructuras blancas del Complejo, desde las del edificio de ARPA hasta las del bebedero, la gente va y viene y cada quien encuentra su lugar; entre todos cuidamos los accesos desde la calle y el CCU. Mientras tanto se van organizando las rondas para los tres días de paro, no vamos a dejar solo el inmueble. Escucho amigos bromear y ponerse de acuerdo para las rondas, hay quien insiste que si te puedes quedar a la peda te puedes quedar a velar la escuela, que no hay excusa. Hay gente menos radical que insiste en que si no puedes quedarte a velar, que traigas víveres. Se necesita de todo: agua, comida, café, papel de baño, cobijas, etc. Escucho a otros planear cómo van a convencer a sus papás para que los dejen quedarse, a muchos los noto un poco asustados. Todos estamos confundidos, pero se siente la unidad y el entusiasmo.

No estuve en la redacción del pliego petitorio, pero mis compañeros me explican que se comenzó a redactar desde las seis de la mañana; alrededor de las nueve se empezaron a reunir las peticiones que habían juntado todos los voceros de carrera y de generación, para empezar a escribir desde las diez; un compañero se fue a la Facultad de Medicina para representar a todo ARPA ante la asamblea universitaria; también abrieron una encuesta en el grupo de Facebook de la escuela en las que pusieron cada propuesta y los demás podíamos votar por las que más nos preocuparan. Corre el medio día y lo que tenemos claro es que aún no tenemos lista la versión final del pliego, pero que preferimos tardarnos a que enviar algo ambiguo o mal redactado a la universidad.

Foto de Ana Mastretta.

Al cabo de un rato se anuncia que ya vienen los directivos, maestros y administrativos para escuchar la lectura de la primera versión del pliego petitorio. A todos nos entran muchísimos nervios, nos empezamos a organizar para hacer cadena entre todos para proteger las instalaciones y evitar que entren a ARPA. Cuando llegan ya tenemos formado un muro de brazos enlazados que se extiende desde las puertas del edificio. Una compañera de Cinematografía empieza a leer las peticiones, es chaparrita como yo, pero lee con contundencia, no le tiembla la voz, y su mano se mantiene firme al sostener el megáfono. Serena, lee una a una las exigencias en relación a la seguridad para los estudiantes y la sociedad en general. Nos habla de mejoras en los alrededores de la institución, como la Atlixcayotl, Cúmulo de Virgo y la 11 Sur; de mejor transporte público y videovigilado; de atenciones en el área de género y de ayuda psicológica. Veo los rostros de la directora y del secretario administrativo, veo a maestras que han hecho que la universidad valga la pena y también a quienes me han dado malas clases.

Nos veo a todos escuchándola y es entonces cuando me pregunto ¿para mí cuando empezó esta historia? ¿cuándo me empecé a sentir insegura al caminar a la universidad? Fue en primer semestre, iba caminando sola sobre Cúmulo de Virgo rumbo a la 11 Sur, del lado de la avenida que da al muro del fraccionamiento Bosques de Angelópolis. Mientras transitaba por la banqueta, varios coches pasaban y me tocaban el claxon, sentía la mirada de los hombres que los conducían. Miré a mi alrededor, el sol del mediodía apenas dejaba una pequeñísima sombra entre los postes y los árboles. Hacia mi izquierda estaba ese eterno muro y la vacía banqueta que circunda al fraccionamiento; a mi derecha, al otro lado de la calle, estaba la explanada y el auditorio del CCU. Toda la avenida se sentía completamente vacía, el miedo me hizo sentir que yo era el único peatón. Todo se sentía tan desolado como en un cuadro de Edward Hopper. De repente sentí que cualquier coche podría llevarme y nadie me vería, que no importaba que fuera pleno día, me podrían desaparecer.

Foto de David Arreortua.

Pocas veces en la vida me he sentido tan sola, pero hoy mis compañeras y compañeros me hicieron saber que estamos juntos enfrentando la violencia que sufre el país, que todos intentamos sobrevivir. A pesar de todos los problemas que ha tenido la facultad, todos los casos de acoso que quedaron impunes, todos los suicidios que se han presentado en ARPA en el último año, todos los maestros que están ahí por una palanca y que dan una clase mediocre, hoy me siento segura, me siento en casa.

Hace cerca de 18 años, cuando por primera vez salí de un aula a marchar, el fantasma de la represión era latente en cada espacio, en casi todas las unidades académicas. Los profesores te recomendaban no meterte en problemas y sólo dedicar el tiempo al estudio; ellos, también institucionalizados, inhibieron la rebeldía natural de una universidad que 30 años antes era verdaderamente combativa y consciente de la realidad y su entorno.

En cada facultad, existía un grupo de estudiantes que bajo la batuta de una vieja oficina de DGSE se encargaban de detectar e inmiscuirse en cualquier asomo de organización en la comunidad estudiantil. Intimidación, captación, chantaje, extorsión, soborno, violencia y hasta detenciones arbitrarias eran los recursos comunes para eludir o debilitarles.

La oferta para los estudiantes politizados consistía en consejerías universitarias, viajes, fiestas, privilegios, acomodo de calificaciones, promesas de acomodo en gobierno. En la cotidianidad de los que marchábamos, saloneábamos, organizábamos eventos político-culturales. estaba la constante toma de fotografías, el acercamiento de grupos porriles, la intimidación, el cerco institucional, etc.

En medio de la exigencia para quitar las cuotas extraordinarias de las facultades y en la lucha por una educación gratuita llegaron los guardabosques, hoy DASU. Retiraron a todas y todos los vendedores ambulantes del interior de CU, privilegiaron sólo a las tiendas autorizadas. Garantizaron el mercado para los privilegiados concesionarios. Su principal tarea era la de vigilar, incomodar y a veces romper toda forma de organización.



La versión Neoliberal de la BUAP, la que viví como estudiante, nunca se quitó el tufo de cómplice del poder. fue el trampolín político de rectores y directores. Guardó en un cajón la Autonomía Universitaria e hizo del silencio la mejor postura política ante las injusticias sociales y los abusos del poder. Como podíamos algunos salimos a alzar la voz, si, con miedo, ignorados por una gran mayoría de estudiantes apáticos y ajenos a su realidad, pero convencidos de que el silencio no era opción.

Ayer ocurrió una escena impensable para los estudiantes de hace 20 años. Y seguro dibuja una sonrisa afable y solidaria en los estudiantes de hace 50 años. Miles, miles, de estudiantes de la BUAP salieron a las calles, alzaron la voz, se organizaron y movilizaron. Tienen miedo y coraje, su lucha es legítima, es honesta, es necesaria, es urgente. Harán un paro indefinido, tomarán CU, continuarán la lucha.

Foto tomada de e-consulta.



Alrededor el oportunismo, las lacras políticas tomando ventaja de su acción, y la institución, el rector con piel de oveja, toma la Autonomía como estandarte, a la comunidad universitaria como tropa, y le planta cara al gobernador, en una lucha que es consecuencia de haber perdido los privilegios que le dio su luna de miel con el gobierno en turno.

Hoy la DASU, no vigila ni incomoda, cuida a los manifestantes, les apoya. Hoy las unidades académicas dan facilidades. Hoy CU es tomada sin resistencia institucional. Hoy no habrá carpetas ni expedientes de "líderes" en rectoría. Hoy la DGSE no mandará a sus porros.



Muchos dieron la vida en la lucha universitaria, en la conquista de la autonomía, en la lucha por imponer la rebeldía como forma de vida. Otros ahora están dando la vida a consecuencia de décadas de corrupción e impunidad.

Y mientras...

Hoy la BUAP les dio permiso a los estudiantes de ser rebeldes.

(Foto de portadilla tomada de e-consulta)

Mundo Nuestro. La mañana de este miércoles 8 de enero los universitarios de la BUAP han defendido en un desplegado público la autonomía de la institución frente los poderes del Estado, el Congreso y, sin nombrarlo, el gobernador Miguel Barbosa. Y lo han hecho con expresiones severas contra el órgano de fiscalización del congreso estatal, la llamada Auditoría Superior del Estado: la "auditoría preventiva", como la denominó dicho órgano, es un acto inusual e ilegal, que usurpa funciones y tiene fines ajenos a los de la fiscalización. "La universidad --dicen los líderes de los 43 cuerpos académicos--, está abierta al escrutinio, pero no a la arbitrariedad." Es su facultad y es su responsabilidad gobernarse a sí misma, afirman en una primera frase, y enfrentan así la agresión contra la autonomía universitaria.

No es cualquier asunto el que se dirime, y vale acudir a la historia para entender lo que se juega la sociedad poblana con este proceso desestabilizador de la más importante institución de educación superior en Puebla, y las consecuencias que puede tener esta intervención de la autoridad estatal en los meses por venir. Ahí están los hechos de 1989-1990, con el asesinato de un profesor universitario en el contexto de la intromisión ilegal del gobierno de Mariano Piña Olaya en la vida de la universidad. La discusión por el rumbo de la más importante institución pública que tenemos, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, resuelto no por la vía democrática sino por la intromisión ilegal de un gobierno autoritario.

La pregunta en la superficie: ¿qué busca el gobernador Miguel Barbosa con este acto? ¿Por qué utiliza una vez más el garrote de la fiscalización como instrumento de control político? A la vista está que, como lo indican los directores en su desplegado, hay un fin político ajeno al ánimo serio del escrutinio del uso de los recursos patrimoniales y financieros de la institución, que son públicos. ¿Cuál es ese fin? La pregunta no la hacemos al instrumento --Gabriel Biestro y los diputados afines al gobierno, cuyo comportamiento reciente bien que recuerda la vergonzosa etapa morenovallista--, sino al propio gobernador Miguel Barbosa. ¿Cuál es el propósito de minar así un campo político, de suyo complejo y contradictorio, como el de la universidad pública?

La pregunta de fondo: ¿cuál es el papel de la universidad pública y cuáles deben ser los términos de una relación inteligente y democrática con los poderes del Estado y con la sociedad? ¿No debería ser esa la discusión estratégica a promover por un nuevo gobierno como este, que se planta como promotor de un cambio histórico de régimen? Nunca esperamos una iniciativa así de parte de un personaje de vena antidemocrática como Moreno Valle, pero sí de un gobierno que tuvo su origen en un movimiento de transformación social expresado en la elección presidencial del 2018. El gobierno de Miguel Barbosa, con acciones como la denunciada por los universitarios, recuerda más a lo que parece ser su matriz fundamental:el priismo autoritario representado en su momento por gobernadores como Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín.



Creemos que nuestra labor como periodistas debe respaldar acciones de defensa de la universidad pública contra los actos autoritarios del Estado representado por el gobernador de Puebla. La sociedad poblana se merece una mejor discusión de los asuntos públicos.

Mundo Nuestro. Mario Patrón entrevistado por Sergio Mastretta. El tema, la construcción de un proyecto de Estado colectivo, visualizado en la Agenda Institucional dada a conocer en agosto pasado, recién arrancó el nuevo rectorado a cargo de Mario Patrón Sánchez, un laico que toma el mando para los siguientes años en la historia de la universidad jesuita en Puebla. Y el planteamiento es directo: la universidad tiene que incidir en la realidad, tiene que proponer alternativas. Frente a una sociedad replegada no hay otra ruta para las universidades que su repolitización.



Resaltados de la entrevista:

+ La universidad jesuita se explica en la trascendencia de incidir en la realidad. Esa es la idea: incidir en el espacio público.

+ La Ibero jugó un papel relevante en el morenovallismo, fue prácticamente la única universidad que revindicó su autonomía acerca del poder público.



+ Tiene la agenda una vocación, primero, de dirigirse al poder público, sobre todo advirtiendo que en un cambio de gobierno puede haber oportunidades y márgenes de acción para trasformar la realidad.

+ Ante la idea de programa de gobierno planteamos una ruta de transformación.

+ Del programa de gobierno de Miguel Barbosa no vemos un esbozo creado, no vemos hasta ahora un plan de gobierno que conjunte todas las piezas.



+ Nuestro enfoque de la pobreza es que la estrategia tiene que ser combatir la desigualdad.

+ No sólo el diagnóstico, también propuestas de cambio. ¿cómo construimos el medio y como generamos alternativas desde nuestra identidad universitaria?

+ La sociedad está replegada, los empresarios, las universidades, publicas y privadas, están replegadas.

+ Quiero jóvenes conscientes del mundo en el que viven, y desde cada trinchera, que ellos escojan, que sepan que lo pueden hacer sin ser corruptos, que lo pueden hacer con igualdad social.

+ El sector educativo en México puede irse convirtiendo paulatinamente en una plataforma social y política. Hay que repolitizar las universidades, no desde la perspectiva de los partidos políticos y de los mafiosos de la política,sino desde nuestra perspectiva universitaria.

La entrevista en texto:

Sergio Mastretta: Tienes una trayectoria larga de derechos humanos y muy cerca de la compañía de Jesús, me parece que es una noticia muy importante que la universidad a la hora de decidir por un rector no jesuita, histórico también, tenía tiempo que no sucedía, pues trae a una persona con tu trayectoria, me parece importante decirlo. Pero el tema fundamental hoy es el de la agenda institucional y hay un lado que la leí y me llamó mucho la atención. Ustedes utilizan tres palabras: descripción, comprensión, acción y es justo lo que yo pienso debe ser el periodismo. Es decir, escribir muy bien la realidad, comprenderla y actuar en consecuencia, no quedarse no más viendo, sucede con esta agenda. Con esta agenda, si ves un papel interventor de la universidad.

Mario Patrón: Esa es la idea. La agenda no se hace en cualquier momento, se hace en un momento en donde Puebla había tenido un tránsito de dos procesos electorales en un año, cinco gobernadores en un año y finalmente asume el poder Miguel Barbosa. Los cambios políticos pueden ser tiempos para generar oportunidades y también riesgos. Entonces la Ibero, tu sabes que nuestra identidad jesuita nos hace entender la calidad académica como la pertenencia social y eso nos lleva a generar estrategias de incidencia en el mundo de la realidad más allá del gabinete académico, entonces lo que hacen los académicos de la Ibero es poner sobre la mesa el acerbo y trabajo de muchos años atrás, hacen una definición de ejes temáticos que no son todos, sólo los que conocen la universidad y son los que ubicamos nosotros que en orden de prioridad se deberían de ir atendiendo pero no quiere decir que son los únicos y que la agenda es taxativa ni nada de eso. ¿Qué buscamos? No generar estrategias que puedan ser calificadas como orgullo académico, por eso surgen, por eso es una publicación simple, sencilla, concreta, en dónde como tu dices, viene un diagnóstico de esfuerzos que no está enciclopédico. Nuestra posición institucional sobre ese diagnóstico y luego vienen alternativas de cambios. Lo que busca la Ibero es: ocupar un espacio en el debate público en dónde somos congruentes con nuestra identidad jesuita y entonces entendemos que el trabajo de docencia, el trabajo de investigación, el trabajo académico es para los estudiantes en principio, pero es para la sociedad en su conjunto en la medida en que queremos transformarlo, bien decía Ellacuría, justo en el contexto de los mártires de la EUCA, decía que la universidad jesuita se explica así, solo así, en la trascendencia de incidir en la realidad. Como tu sabes, la Ibero jugó un papel relevante en el morenovallismo, fue prácticamente la única universidad que revindicó su autonomía acerca del poder público.

SM: Así es.

MP: Y en ese sentido fue un espacio para muchas personas que fueron perseguidas Sergio, para defensores comunitarios, para abogados que defendían causas legítimas, que en algún momento fueron perseguidos, entonces también para mi era ser congruente con la trayectoria que deja el rector anterior, tiene todos mis respetos, pero sobre todo con la trayectoria que han construido mis colegas de la institución. Yo soy muy consciente de los logros obtenidos, y que la universidad no se explica por los seis meses que llevo. Se explica históricamente la universidad en sus 36 años. Esa es la idea: incidir en el espacio público.

SM: Estoy de acuerdo contigo en que la universidad tiene que cumplir ese papel, y creo que sí es un paso adelante porque en la sociedad poblana estábamos a la defensiva, con un gobernador autoritario que le quita tal cual, las agendas ¿no?

MP: Exacto.

SM: Ese paso, la universidad lo dio delante y aquí es lo que hay que atender. ¿En qué medida esto ha sido asimilado por la institución, es decir, por sus maestros, por los estudiantes, por los intelectuales de la universidad? Porque tienen que salir a la calle a alegar por su agenda. Entonces ¿qué defiende tu idea?

MP: Es un producto de un proceso de los propios colaboradores de la universidad, entonces también digamos representa parte de nuestro ADN e identidad académica, quiero decir. Ahora, tiene la agenda una vocación, primero de dirigirse al poder público, sobre todo advirtiendo que en un cambio de gobierno puede haber oportunidades y márgenes de acción para trasformar la realidad. Estuvo aquí el gobernador, es la única universidad que ha visitado Miguel Barbosa. Le presentamos un extracto y a partir de ahí se generó un mecanismo de seguimiento en dónde el secretario de educación juega como lazo de la universidad para presentar la agenda a los secretarios de los ejes temáticos que desarrollamos ¿no? Tenemos un desarrollo sobre violencia e inseguridad, sin duda nos queremos sentar con el vicealmirante Amézaga para presentar el plan. Hicimos lo propio con la Secretaria de Medio Ambiente, tenemos un capítulo de política ambiental, por ejemplo, ¿no? Entonces digamos que eso sigue su curso y en realidad es eso, que esto sea útil para el público que en determinado momento quisiera subir de manera seria una agenda de trasformación. Ahora, hay temas que son complejos Sergio, como la inseguridad, que no solo necesitas al poder público, necesitas que se sume el poder privado, necesitas que se sume la sociedad civil, necesitas que se sumen otros sectores preponderantes como la iglesia, por ejemplo. Nuestra intención ha sido preservar la agenda también, del poder privado ¿no? Es algo que un día conoces. Con la COPARMEX, con el club de empresarios de Puebla, por ejemplo, tenemos ya fecha para el consejo de club de empresarios para febrero del próximo año, estaremos presentando la agenda. Se ha hablado con Don Víctor, el arzobispo de Puebla, en donde su idea es presentársela a su pastoral ¿no? No sólo a él, y eso tipo contacto, sino a toda su plataforma pastoral porque es una oportunidad a través de los párrocos de que esto llegue a la gente de aquí, y no sólo la gente de aquí, también la gente que está viviendo las realidades que vivimos aquí, Sergio. Entonces, marca un camino de inicio, la agenda, en donde la idea es ir profundizando paulatinamente en la medida en que los factores se quieran ir sumando.

SM: Entonces, la universidad esta planteando un programa de gobierno, en la práctica.

MP: De cualquier manera, planteamos una ruta de trasformación.

SM: ¿Suena bien en el actual gobierno?

MP: No veo aún que este gobierno se asiente, ciertamente es poco, estará cumpliendo cuatro meses ¿no? Este gobierno.

SM: Yo no veo un documento escrito así.

MP: No, incluso entiendo que apenas están trabajando el plan estatal de desarrollo. Aún no hay un esbozo creado, por ejemplo, en políticas públicas de seguridad, por ejemplo ¿no? Tampoco hay un esbozo de una agenda democrática, ciertamente hay la construcción de una ley de participación ciudadana que concentra una buena base, pero digamos no vemos hasta ahora un plan de gobierno que conjunte todas estas piezas.

SM: A mi si me llama la atención porque Barbosa quiso ser gobernador desde el año pasado, debería tener él una agenda clara, yo no la veo que la presente. ¿En qué medida, concretamente el gobernador Barbosa está asimilando esta agenda de ustedes?

MP: Fue un buen signo político que viniera a la universidad, creo que es un buen signo político que pudiéramos generar un mecanismo de seguimiento del procesamiento de la agenda, pero tú sabes que en política las cosas se pueden quedar en el aire o pueden ir a la realidad de los hechos, entonces yo te diría que las monedas están en el aire.

SM: A ver, estoy buscando aquí la lista que ustedes hicieron porque si algo necesita una sociedad como la nuestra es encontrar rutas de salida a problemas muy graves…

MP: A problemas muy complejos. De progreso y desigualdad. Nuestro enfoque es Puebla está en los cinco primeros estados más pobres ¿sí? Y no necesariamente porque no se genere ingreso y riqueza sino por la desigualdad, entonces nuestro enfoque de la pobreza es que nuestra estrategia tendría que ser combatir la desigualdad. Además de que esta en el ranking de los cinco estados más pobres, pero es cierto que tenemos la ciudad más desigual en todo el país. Eso es un reflejo de todo el estado en su conjunto. Hablábamos hace unos minutos antes de empezar la entrevista de la Sierra Norte, que es clave, pero con una perspectiva de desarrollo sustentable, con una perspectiva que no mercantilice el desarrollo común de los pueblos en dónde haya mercancía y producción del mercado sino con estrategias de economía solidarias y aquí viene: En donde la idea es focalizar y electrizar el crecimiento a partir de las propias capacidades y herramientas de las personas.

SM: Ya que planteas el problema de la Sierra, una de las preocupaciones que tengo yo tiene que ver con ella. Y son los proyectos industriales. ¿En qué medida oponerse a un proyecto industrial te puede generar a ti problemas como universidad con los empresarios que los respaldan? ¿Cómo te encargas de esa contradicción?

MP: Justo tiene cuestiones institucionales que el gobierno tiene que apostar por el concepto del a justicia ambiental. Es un proceso amplio, complejo porque si incorpora una visión de desarrollo, pero una visión de desarrollo que parte de los mismos pueblos, que no es impuesta desde afuera hacia adentro y que privilegia a las ganancias de inversionistas. Nos parece que seguir poniendo la disyuntiva en que solamente pueda haber desarrollo privatizando el agua que es un bien común, pegándole a los bosques que es un bien común, pegándole al subsuelo que es un buen común ¿no?, estoy hablando de la industria excesiva. Me parece que eso hace el desarrollo sea efímero y que sea solo para algunos cuantos. Y tenemos hoy problemas de degradación globales: cada vez más hay escases de agua, menor calidad de aire, menos remansos y reductos que son pulmones no solo del país sino a nivel global. Entonces nuestra perspectiva es el enfoque de desarrollo o en aras de justificar el desarrollo, no pueden afectar al bien común. En febrero el Padre Arturo Sosa, nuestro padre general de la Compañía de Jesús, sacó las preferencias apostólicas que como tu sabes son preferencias pero que marcan de alguna manera un rumbo para los siguientes diez años de toda la organización. Bueno, una de esas preferencias apostólicas es el cuidado de la casa común. Porque estamos convencidos de que si no cuidamos la casa común, lo que van a vivir estos muchachos que hoy están estudiando en la Ibero, pero los que vienen detrás de ellos también, pues va a ser en condiciones mucho más complejas. Lo mismo hablamos con el tema de la inseguridad. Los chicos que hoy entran al primer semestre de la Ibero nunca vivieron en un mundo en paz como vivimos tu y yo ¿sí? Que se podía viajar de noche, que se podía socializar con los amigos en la calle, que se podía jugar en la vía pública como pata de perro, era otro mundo ¿No? Hoy pareciera que en Puebla se vive seguro en fraccionamientos cerrados. ¿No? ¿Cuál es el problema? Que tenemos grandes retos de formación y solo las ocupamos en el apartado de seguridad y violencia. Porque estos chicos que hoy entran a nuestras carreras en realidad ya han ido normalizando la violencia. En realidad, han ido viviendo en un entorno que fue muy distinto al que vivimos nosotros. Entonces eso es muy perjudical porque cuando tú los expones a la realidad, es una realidad muy cruel. Todavía en 2006 teníamos una tasa de 11 homicidios por cada cien mil habitantes. Hoy tenemos 25. Y estamos a mas de mil homicidios por año. Es una locura. De 2007 a abril del 2018 tuvimos más de ciento cincuenta mil muertes violentas en este país. ¿No? Entonces ¿qué es lo que pasa? Los estudiantes y los jóvenes se retraen, porque es una realidad muy caótica, es una realidad muy compleja. Por eso es por lo que la Ibero asume la responsabilidad, haciendo el diagnóstico, pero también asumiendo una posición, pero también haciendo propuestas de cambio porque entendemos que lo nuestro es: ¿cómo construimos el medio y como generamos alternativas desde nuestra identidad universitaria? Por que todos estos jóvenes que estamos formando, como tú te formaste hace años, se van a tener que topar con esas realidades. Probablemente a ti y a mi no nos tocará ver algunas de estas trasformaciones, pero a ellos sí.

SM: Entonces la universidad da un paso adelante y dice: señores y señoras hay que exigir los temas públicos. Da una perspectiva que no la están ofreciendo otros ámbitos. El gobierno no lo ofrece. Yo me volteó y digo: “Quién sabe que quiera este gobierno” ¿No? Los empresarios van más o menos igual.

MP: Están replegados ¿no? Y las universidades, las públicas y las privadas están replegadas.

SM: ¿En qué medida ustedes como actores que elijan, la universidad quiere involucrarse, quiere intervenir?, ¿Le están dando el peso suficiente para verdaderamente construir una discusión pública de vista a lo ajeno? ¿Cómo lo están haciendo?

MP: Como yo te decía, hemos invertido…

SM: Me hablaste de algunas reuniones ¿Cómo va a aterrizar eso? Por ejemplo, con el gobierno, con la propia universidad pública, con las otras instituciones.

MP: Mira yo creo que la identidad de la Ibero primero nos tendía que vincular con la Universidad Pública, parte del problema histórico con la Universidad Pública es que ha sido cooptada por el poder político. No estoy diciendo que hoy eso sucede con la BUAP, incluso hay una diferencia, pero incluso también lo ubicamos con las Universidades privadas, la Anáhuac, la UDSLA, el propio TEC, que a pesar de ser competidores sanos en un mismo mercado hay ejes trasversales que nos deben de vincular como la seguridad o el cuidado del medio ambiente, en fin. Entonces la idea por lo menos de la Ibero si es participar en el entorno de espacio público, yo creo que todavía es muy pronto para hacer sumas y restas de este nuevo gobierno, yo todavía tengo esperanzas de que esta agenda haya posibilidad de presentárselas sino a todos, a casi todos. Por ejemplo, tenemos un capítulo de revisión de cuentas y anticorrupción. Tu has hecho investigaciones que tienen que ver con estos temas. Eso sería clave para presentársela a la secretaría de finanzas ¿verdad? Es muy importante porque ahí establecemos propuestas de como fortalecer a los organismos autónomos que hacen su participación y que en otros momentos fueron cortados por el poder público. Pero hay otros temas como el envejecimiento poblacional. Dirás: ¡Qué tema tan raro! Nosotros vemos que, si este tema no se empieza a tratar ahora, no vamos a estar preparados cuando tengamos más adultos mayores que jóvenes en esta ciudad. Y eso significa repensar en trasporte, repensar la accesibilidad a servicios como salud, educación y claro que eso tendríamos la intención de presentárselo al secretario de obras, al secretario de infraestructura. Ojalá haya esa oportunidad. Y ojalá también el poder privado, los empresarios asuman una posición energética, que acudan al espacio público.

SM: Te pongo un ejemplo que ilustre bien lo que estamos discutiendo. Este conflicto que se ha dado recientemente en el ámbito de Huejotzingo, en el municipio de Juan C. Bonilla, y los industriales que hace treinta años que existe la ciudad textil. ¿Cómo se resuelve sin que el gobierno acuda sin que recurra a lo que recurrieron los otros gobiernos: ¿a los garrotazos, a las expulsiones de los que no aceptan las propuestas del gobierno? ¿Puede la universidad convertirse en un interlocutor ahí? “Paremos el carro y discutamos a fondo”

MP: Mira, en ese conflicto en particular no lo hemos hecho, tuvimos la semana pasada, esta semana, un congreso sobre recursos hídricos del Atoyac, y tuvimos las dos perspectivas, la de los textileros y la de las personas de las comunidades. Ahí hubo un acto diferenciador, que hubo una persona, una mujer que hizo pasar la definición de la universidad distorsionó un poco el ambiente sobre el papel que podría jugar la universidad. Te pongo otro ejemplo, hay comunidades que revindican su derecho al agua frente a una posible hidroeléctrica de Walmart. Hemos estado al tanto del tema y activamente la universidad, asesoramos, pero también hemos jugado un papel público frente al poder y entonces hemos logrado que la Secretaría del Medio Ambiente les abra las puertas, los reciba y generen un proceso de trabajo, o el secretario de cultura, también porque están en juego patrimonios de la humanidad.

SM: No puedes tocar el tema de las industrias de la Sierra Norte sin tratar el tema del medio ambiente y biodiversidad, cultura y pueblos originarios. Podemos encontrar todos los temas que ustedes plantean en la agenda. Nada más para un conflicto así, entonces cerrando la conversación. ¿En qué medida la universidad está siendo consciente de la Caja de Pandora que abrió? Es decir, ¿Tiene los recursos la universidad? ¿Puede atender a todo eso? No el gobierno, la universidad. ¿Dónde va a poner las prioridades? ¿Con qué fuerza va a poner una cosa sobre otra? ¿Por dónde?

MP: Lo que pasa es que son sectores Sergio. Yo creo que frente al poder público nuestro papel sigue siendo convocar, criticar, no necesariamente desde una perspectiva contestaria, cuando haya que ser reactivos somos reactivos, pasó con el tema de las tarifas de trasporte. Fuimos nosotros los que propusimos que hubiese tarifas diferenciadas, luego se logró y tuvimos que ser contestatarios. Pero sobre todo somos críticos propositivos respecto del poder público. Ahora, frente a la sociedad y entorno al despojo y la injusticia social, nuestra identidad universitaria, nos invoca que tenemos que acompañar, en la medida de nuestras posibilidades, siendo responsables con los actores sociales ¿no? Y poniendo sobre la mesa qué sí podemos hacer, que no podemos hacer. Somos conscientes de que no podemos hacer todo, y en ese sentido construir unas relaciones respetables y trasparentes con la ciudadanía. Lo que no hay duda es que hoy la Universidad Iberoamericana tiene una vocación de incidencia en la realidad, y de vinculación con la realidad. Te pongo dos ejemplos que podrían ser muy disonantes: nos dieron el premio nacional del Servicio Social ¿Por qué? Porque somos la única universidad que manda a sus estudiantes seis meses a proyectos de inserción de la realidad. Y donde los sacamos del conocimiento áulico, y los llevamos al conocimiento situado en la realidad. No son seis meses donde pierden el tiempo, son materias y asignaturas que están vinculadas con la realidad. O lo otro, ganamos 14 premios en Diseña México, es el premio nacional más importante, dentro de esos 14 está el premio al mayor impacto social, porque uno de nuestros estudiantes de diseño industrial, plantea que las jeringas en la hospitalización han sido claves para asegurar la salud de las personas, en eso en desecho industrial tremendo, entonces plantea la sustitución de las jeringas de tal manera que se siga cuidando la salud, pero también ahora el medio ambiente. Esa es la vocación de la universidad jesuita, esa es nuestra perspectiva. Realmente sí queremos formar jóvenes que sean conscientes del entorno en el que viven, pero sobre todo que sí se crean que son sujetos de cambio, de trasformación. No quiero yo un pelotón de Sergios Mastrettas que son luchadores sociales, lo que quiero son jóvenes conscientes del mundo en el que viven, y desde cada trinchera, Sergio, que ellos escojan, que sepan que lo pueden hacer sin ser corruptos, que lo pueden hacer con igualdad social ¿sí? Y que lo pueden hacer trasformando su entorno, eso es como nuestro anhelo o nuestra utopía. Para hacer eso desde luego que tenemos que ser críticos y tenemos que reivindicarnos junto con nuestra autonomía.

SM: Para cerrar esta conversación voy a ver hacia dentro de la universidad, es prácticamente tu primer acto de gobierno, arrancar con esta agenda. ¿Cómo te recibe la comunidad? ¿Cómo te reciben los patronos y los empresarios, empresarias que han apoyado este proyecto desde hace muchos años, la comunidad académica? ¿Cómo recibe una decisión de la Compañía de Jesús de impulsar, dar un paso adelante en la línea que ha llevado adelante a la institución de comprometerse con la realidad social?

MP: Mira, es una decisión que toma el gobierno de la provincia que se traduce en un proyecto con perspectivas políticas y así que habrá que decirlo. Las universidades en Centro américa, sobre todo del Salvador y Centro América, terminaron siendo las plataformas de los jesuitas, ellos ubican que hoy el sector educativo en México puede irse convirtiendo paulatinamente en una plataforma social y política. Ellos ubican que hay que repolitizar las universidades, no desde la perspectiva de los partidos políticos y de los mafiosos de la política Sergio sino desde nuestra perspectiva universitaria. En donde entendemos que tenemos un papel histórico frente a una realidad social, entonces ese es el mensaje de nombrare a mí viniendo de dirigir sus obras sociales más relevantes como es el Centro Pro de Derechos Humanos. Es el mensaje de tener como rector a David Fernández como rector de la Ibero Ciudad de México, que también fue director del Centro Pro DH, o de Luis Arriaga en la Universidad Jesuita de Guadalajara. Es la idea, que vayamos vinculando cada vez más. Ahora, yo me encuentro una universidad sólida, una universidad con equipo de trabajo maravilloso, con una universidad ya con una vocación muy clara hacia la realidad, me gusta que no hay que inventarle el agua tibia ni el hilo negro en esta universidad. Claro, hay que moverla, ¿verdad? Pero es el reto de mover a toda una institución. ¿No? Las instituciones no son lineales. ¿No? Se van construyendo momento a momento, y se van inaugurando etapas, ¿no? Esa es mi mayor convicción. La verdad es que estoy convencido de lo que estamos haciendo porque he encontrado colegas maravillosos, colegas con los que se puede trabajar y hoy la Ibero tiene puestas sus energías en nuestro trabajo docente, en nuestro trabajo educativo, en nuestro trabajo en investigación, en nuestro trabajo de agenda incidencia. No está la energía en los grupos de poder, ni en las grillas, no, la energía está muy bien encarrilada. Yo creo que es de los grandes activos que ha dejado el anterior rector, una condición de solidez institucional que permite generar procesos de profundidad, pero lo otro también es una institución que es autónoma en su entorno.

SM: Muy bien Mario Patrón, te agradezco esta entrevista para Mundo Nuestro y mucho éxito en los años que vienen. Muchas gracias.

MP: Muchas gracias.

Mundo Nuestro. La semblanza de un joven estudiante de la BUAP nacido en San Miguel Canoa. Su fundamento de vida la encuentra en las raíces de su pueblo originario.

BUAP, Historias de vida



Gerardo Uriel Pérez Rojas es alumno de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP. Originario de San Miguel Canoa, Junta Auxiliar del municipio de Puebla, es también un estudiante bilingüe, pues además del español domina el náhuatl, una lengua aprendida en el seno familiar, de la cual dice sentirse orgulloso, pues significa raíces.

“Lejos de sentir vergüenza, me siento muy orgulloso de mi pueblo, de dónde soy, porque como mexicano y originario de un pueblo indígena soy una persona con más conocimientos que quiero compartir con los demás”, expresa el estudiante del tercer semestre de la Licenciatura en Física, hablante de náhuatl, el segundo idioma con más número de hablantes en México, y el que más ha influido en el español mexicano, como puede apreciarse en numerosos vocablos de la lengua castellana: tomate, petate, metate, aguacate, chocolate, atole; otros que se refieren a utensilios, comida, nombres de personas, ciudades y animales, así como expresiones cotidianas.

Su abuela materna solo hablaba náhuatl y de ella, sobre todo, aprendió este idioma, del cual –según le han dicho- emitió su primera palabra: atl, agua. Más tarde, recuerda, esta misma abuela le recomendó no hablarlo más, debido a la importancia de los idiomas extranjeros en la escuela y en el mundo contemporáneo.



En su opinión, esta recomendación tiene su origen en el temor por la discriminación que puede vivir un hablante de lengua indígena. “He visto compañeros que han vivido estas situaciones, que si por hablar náhuatl eres ‘indio pata rajada’. Mi abuela materna me dijo que ya no lo hablara, no sirve para nada, pero no me importó porque no comparto esa opinión; me sentí triste que ella me lo dijera”.

Alguien que habla una lengua indígena, precisa, es alguien que merece admiración, no discriminación: “Es un tesoro, una riqueza que hay que preservar”.

En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas reivindica la importancia de las lenguas originarias de México y el mundo como “una riqueza cultural que se está perdiendo” y por la cual es importante emprender una defensa y acciones de preservación.



“Desde bebé hablo náhuatl, es mi lengua materna, mi origen, por eso sigo hablándola, con mis padres, mis hermanos, pues si no sabes de dónde vienes, no sabrás adónde vas”, expresa este hablante de náhuatl, un idioma cuyo origen se remonta a más de 4 mil 500 años y cuya variante dialectal, la suya, una de las 30 que existen en México, solo contiene palabras graves.