Universidades

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Mundo Nuestro. Pensar al país desde la universidad. Mirar los hechos de violencia en la UNAM en la explanada de Rectoría hace unas semanas, pero no perder de vista la trayectoria histórica que explica la complicada trama que envuelve temas como el de la democracia y la gratuidad en la educación superior pública en México. Mucho nos ayuda en ello el Doctor Arturo Ederly en este texto.

También puedes leer del Doctor Ederly en Mundo Nuestro:

Elecciones Puebla: cifras en nogada

La agresión porril ocurrida el 3 de septiembre de 2018 en la explanada de la Rectoría de la UNAM, y lo que de ello se ha ido derivando desde entonces, deja claro que el vaso ya estaba lleno, y que solo faltaba una gota más para que se derramara. Aun cuando el rector de la UNAM ya aceptó y firmó el pliego petitorio de estudiantes del CCH Azcapotzalco, ahora las demandas van mucho más allá del conflicto particular que detonó la actual situación, y por medio de asambleas estudiantiles denominadas “inter-UNAM” e “inter-universitarias” estudiantes de la UNAM y de otras instituciones educativas exigen, entre otras cosas, una mayor democratización de la UNAM y garantía de gratuidad de la educación que imparte. ¿Qué implicaciones tendría esto para la máxima casa de estudios del país?



VIDEO: Estudiantes de la Asamblea Inter-UNAM leen en voz alta su pliego petitorio al Rector Enrique Graue.

Democratización ad nauseam



La Ley Orgánica de la UNAM, y toda la legislación universitaria vigente que de ella se ha derivado, contempla algunos procedimientos democráticos para la continua renovación de determinados órganos colegiados: consejo universitario, consejos técnicos de escuelas y facultades, consejos académicos de área, comisiones dictaminadoras, entre otros. Y dentro de cada uno de ellos, de conformidad con la legislación universitaria, se toman decisiones por medio de votación de sus miembros. Así que, procedimientos democráticos dentro de la UNAM, existen y han existido desde el Decreto de Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 1945, y que es la vigente.

Lo que exigen en esta coyuntura algunos sectores de la comunidad universitaria, principalmente estudiantiles, son procedimientos democráticos adicionales, y modificar las reglas de los existentes. Por ejemplo, actualmente la designación del rector, así como de directores de escuelas, facultades e institutos de la UNAM, se realiza por medio de un peculiar proceso de auscultación de la comunidad universitaria que, en un penúltimo paso, deriva en la conformación de una terna de aspirantes al cargo en cuestión, y que en un último paso la designación queda a cargo de lo que determine la Junta de Gobierno. Cabe recordar que dicha Junta de Gobierno toma decisiones por votación de sus miembros, y que renueva a sus miembros por procedimientos que involucran designaciones del Consejo Universitario, mismo que a su vez se renueva periódica y parcialmente mediante elecciones directas (consejeros universitarios representantes de alumnos y profesores). En resumen, se trata de un elaborado encadenamiento de toma de decisiones que incluye algunos componentes democráticos.

Pero la autodenominada “Asamblea Inter-UNAM”, de carácter eminentemente estudiantil, en su sesión ordinaria del 22 de septiembre de 2018 acordó ir más allá al exigir, entre otras cosas, la elección de todos los órganos de gobierno unipersonales en todas las escuelas y facultades mediante elecciones con voto universal, presencial, directo y secreto, así como reformar los artículos 4°, 5° y 6° de la Ley Orgánica de la UNAM para la eliminación de la Junta de Gobierno.



¿Hasta dónde conviene a una universidad como la UNAM democratizar los procesos de toma de decisiones? ¿Al máximo posible? ¿Será mejor lanzar a la máxima casa de estudios del país a una dinámica electoral para elegir rector y directores de escuelas y facultades, con todo lo que ello implicaría? Porque seguramente implicaría campañas electorales de los aspirantes, y todo aquello a lo que se recurre en este país con tal de granjearse simpatías y votos. La UNAM cuenta con un destacado investigador que ha escrito sobre ello, el Dr. Imanol Ordorika, quien además fue líder estudiantil en 1986 y activista político después, y en una publicación del año 2015 [1] sobre las formas de elegir autoridades universitarias comenta lo siguiente:

“En nuestro caso, el autoritarismo que ha caracterizado al sistema político mexicano permite entender en buena medida las dificultades existentes en casi todos los tipos de nombramiento de autoridades en nuestras universidades. Por un lado explica la prevalencia del sistema cerrado, secreto y restrictivo de las juntas de gobierno; pero también da cuenta de las deformaciones que se hacen presentes de manera sistemática en casi todos los procesos de votación directa.”

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Dura lex, sed lex

Adicionalmente a una discusión académica al respecto, que se antoja profundamente compleja, está la parte jurídica. Como bien identifican los estudiantes del actual movimiento asambleario, los cambios que ahora demandan implican modificar la Ley Orgánica de la UNAM decretada por el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos en el año 1945, pero la autonomía universitaria no alcanza para modificar una ley, eso es facultad del Poder Legislativo de nuestro país.

El artículo 2° de la Ley Orgánica de la UNAM establece que ésta tiene derecho a organizarse como lo estime mejor, pero -muy importante- dentro de los lineamientos generales señalados por dicha ley. Esto es, contrario a ciertas interpretaciones populares, la autonomía universitaria tiene límites establecidos por la ley que le dio origen, mismos que deben respetarse mientras dicha ley no cambie. Es interesante revisar la exposición de motivos que para la presentación ante el Consejo Constituyente Universitario del anteproyecto de la actual Ley Orgánica para la UNAM hizo el entonces rector Alfonso Caso en 1944:

«Una de las razones que han hecho difícil la organización de la Universidad sobre bases estables, es que la Ley Orgánica, publicada el 21 de octubre de 1933, implica para la Universidad la necesidad de organizarse de acuerdo con las bases que en la propia Ley se contienen y que, como veremos más tarde, la obligan a tener un carácter netamente político. Por esto, siempre que se ha pensado en reformar el Estatuto Universitario, se ha tropezado con la existencia de la Ley Orgánica y de sus preceptos, que impiden una reforma radical, como la que se necesita para reorganizar la Universidad sobre bases técnicas.»

Ante la Ley Orgánica de la UNAM vigente desde 1945 [2] se enfrenta la misma problemática anterior si se pretende modificar la forma de gobierno y elección de autoridades, ya que forma parte de dicha ley, y por tanto tendría que ser el Poder Legislativo quien apruebe una nueva Ley Orgánica para la UNAM, seguramente a partir de un anteproyecto de ley que surja de la comunidad universitaria, como (más o menos) ocurrió en 1944.

En otra parte de dicha presentación, se reflexiona respecto a la necesidad de separación de lo político y lo técnico, y como universitarios deberíamos de preguntarnos qué tanto el siguiente texto de 1944 continúa describiendo a la UNAM del año 2018:

«Para nadie es un secreto que la principal causa de la desorganización de la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido la confusión constante de estas dos formas de organización: la política y la técnica. Las autoridades universitarias han tenido siempre este doble carácter de autoridades políticas que necesitan contar con la popularidad y con el apoyo de los grupos, y por otro lado el carácter de autoridades técnicas que necesitan resolver las cuestiones de organización docente y científica, desde un punto de vista puramente objetivo. La lucha entre lo político y lo técnico ha impedido a la Universidad realizar sus fines, e indiscutiblemente ha ido rebajando la calidad de los profesores, de sus enseñanzas, de sus programas y, en consecuencia, la preparación de los alumnos. Podemos decir que la Universidad cumple cada día menos con el fin de preparar, como lo dice su Ley Orgánica, "profesionistas y técnicos útiles a la sociedad", y cada vez más se dirige hacia un fin puramente formal, que es convertirse en una oficina expedidora de calificaciones, certificados y títulos.»

Y cito la parte más dura:

«No necesitamos insistir demasiado en las múltiples corruptelas que la organización política de la Universidad ha engendrado en maestros y estudiantes. Las maniobras de tipo puramente político, para obtener el nombramiento de un Director de Escuela o Facultad, que una vez nombrado se siente comprometido con el grupo que lo llevó al poder, y obligado a otorgarle concesiones: mayor número de clases, mejor remuneración, o complacencia en la falta de cumplimiento del deber, si se trata de profesores; puestos remunerados, gajes o canonjías, perdón de faltas de asistencia y aun exámenes simulados, si se trata de estudiantes. De tal modo es grave esta situación que, de continuarse, el prestigio de la Universidad sería cada vez más discutible y los títulos que otorgara, cada día menos aceptados por la opinión pública».

Ni parece que lo anterior fue escrito hace 74 años…

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Hacia un congreso universitario… ¿otra vez?

En 1944 fue en un Consejo Universitario Constituyente donde se aprobó el anteproyecto de ley que poco después se convirtió en la Ley Orgánica de la UNAM decretada por el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos y vigente hasta nuestros días. El Dr. Gilberto Guevara Niebla, líder en el movimiento estudiantil de 1968, en un artículo [3] del año 1990 comenta lo siguiente:

«En la historia de la UNAM, pocos eventos se pueden comparar al Congreso Universitario realizado entre el 4 de mayo y el 4 de junio de este año [1990]. Sólo hay dos antecedentes dignos de mención: 1) el Congreso de Universitarios Mexicanos (1933) en el que tuvo lugar la célebre polémica entre Antonio Caso y Lombardo Toledano y que suscitó un enfrentamiento violento entre los partidarios de la educación socialista y los defensores de la libertad de cátedra y 2) el Consejo Constituyente de 1944 que reunió a maestros, estudiantes y autoridades y deliberó durante más de tres meses para elaborar una nueva ley orgánica para la Universidad Nacional, la ley “Caso” (Alfonso Caso presidió el evento y, al parecer, fue él quien hizo el primer diseño de esa norma) hasta ahora vigente.»

De acuerdo con el Archivo Histórico de la UNAM, de aquel Congreso Universitario de 1990 se cuenta con un acervo [4] conformado por 220 cajas de material derivado de esos trabajos, pero el artículo citado del Dr. Guevara de alguna forma concluye lo siguiente:

«Décadas de historia nos informan que, en condiciones normales de funcionamiento, la UNAM jamás ha logrado dar paso significativo hacia su autotransformación. ¿Cuál reforma académica sustantiva ha habido en la UNAM, como producto deliberado, desde 1910 a la fecha? Ninguna.»

Sin duda surgieron propuestas interesantes de aquel Congreso Universitario de 1990, pero al parecer se quedó corto respeto a lo que el movimiento estudiantil de 1986-1987 solicitaba en el punto cuarto de su pliego petitorio respecto a una mayor democratización de la vida universitaria. Tampoco surgió de dicho congreso un anteproyecto de nueva ley orgánica para la UNAM así que la de 1945 quedó intacta, y por tanto todo lo que de ella se deriva hacia el Estatuto General y el resto de la legislación universitaria.

Pasaron tan solo nueve años de aquel Congreso de Universitario de 1990 para que la UNAM enfrentara nuevamente un conflicto que derivó en la creación de un Consejo General de Huelga (CGH), cuyo pliego petitorio nuevamente incluyó la exigencia de un congreso democrático y resolutivo en el que toda la comunidad discuta y decida sobre los problemas que enfrenta la universidad, y cuyas decisiones tuviesen carácter de obligatorias para toda la comunidad universitaria, incluidas las autoridades universitarias. Después de la huelga 1999-2000 no hubo tal congreso resolutivo. Si bien es de reconocerse que el CGH logró frenar la reforma al Reglamento General de Pagos que buscaba incrementar las insignificantes cuotas que por sus estudios pagan los estudiantes de la UNAM, dicho reglamento continúa existiendo, y mientras así sea, la puerta seguirá abierta a proponer incremento de cuotas en cualquier momento.

A reserva de tener que corregir después -si así me es señalado- tengo la impresión de que al menos son dos demandas las que han estado presentes, de una u otra forma, en los movimientos estudiantiles de 1968, 1986, 1999 y 2018:

1. Garantizar la gratuidad de la educación universitaria.

2. Una mayor democratización de la vida universitaria, y en particular una mayor representatividad de los estudiantes en los órganos de decisión.

Gratuidad de la educación universitaria

En un artículo del Dr. Octavio Rodríguez Araujo [5] se hace un elocuente recuento sobre el desarrollo de la autonomía y gratuidad de la educación que imparte la UNAM:

«La autonomía de la UNAM no fue una graciosa concesión de las autoridades gubernamentales. Fue una lucha, de estudiantes y profesores mexicanos, una conquista resultado de la petición estudiantil del 23 de mayo de 1929, precedida de movimientos y huelgas de los estudiantes y de represión del gobierno […] Pero la autonomía de la Universidad Nacional le significó un costo: la renuncia del Estado a financiarla por un tiempo […] Con la segunda Ley Orgánica de la Universidad Autónoma, la de 1933, el gobierno dejaba a la institución a sus propios recursos y era considerada como un establecimiento educativo particular al que el Estado otorgaba un fondo de diez millones de pesos para que con él subsistiera como pudiera. En ese entonces, la Universidad cobraba cuotas por colegiatura y exámenes profesionales, extraordinarios y a título de suficiencia, más los donativos provenientes de particulares...»

Pero el cobro de cuotas en la UNAM es anterior a la autonomía otorgada en 1929. El Acuerdo por el que la Enseñanza en las Facultades Universitarias y en la Escuela Nacional Preparatoria Deja de Ser Gratuita es de fecha 7 de enero de 1916 [6] aunque de manera más formal el primer Reglamento de Pagos es de fecha 24 de enero de 1936, esto es, posterior a la (segunda) Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de México de 1933.

Al paso del tiempo, con dichas cuotas congeladas al menos desde el año 1953, la inflación se ha encargado de que el pago anual que hoy realizan los estudiantes de la UNAM sea simbólico (menor a un peso mexicano de 2018) y por tanto les resulta prácticamente gratuito el pago por la educación que reciben. Pero el Reglamento General de Pagos de la UNAM, aún con cuotas insignificantes, continúa vigente, y con ello latente la posibilidad de que en algún otro momento alguna administración intente nuevamente incrementar dichas cuotas, con el consecuente conflicto que esto podría generar.

La (tercera) Ley Orgánica de la UNAM de 1945, que es la vigente, establece en su artículo 15°, fracción quinta, que parte del patrimonio de la UNAM se constituye por medio de los derechos y cuotas que por sus servicios recaude, y ha sido con base en ello que se ha justificado el cobro de cuotas a los alumnos por la enseñanza que se les imparte, mediante un Reglamento General de Pagos aprobado y actualizable por el Consejo Universitario. Sin embargo, según el Dr. Rodríguez Araujo [7]:

«Aun aceptando, sin conceder, que la Ley Orgánica de la UNAM permita cobrar cuotas a los alumnos (integrantes del servicio), éstas no podrán ser por la educación impartida sino por otros conceptos tales como exámenes, servicios médicos, uso de instalaciones recreativas o deportivas, etcétera, ya que la Ley Orgánica no puede estar por encima del precepto constitucional que establece que la educación que imparta el Estado será gratuita [8] y según ha demostrado el profesor de derecho administrativo Gabino Fraga, la UNAM es un organismo descentralizado integrante del Estado, una corporación pública [9] y no una institución de utilidad pública.»

Quizás la solución definitiva a la añeja demanda de garantizar la gratuidad en la educación que imparte la UNAM es eliminar la fuente potencial de futuros conflictos al respecto, esto es, que el Consejo Universitario derogue, cuando menos, la parte el Reglamento General de Pagos que tiene que ver con el cobro de cuotas anuales a los alumnos por concepto de la enseñanza que se les imparte, esto es, las fracciones I a VI del artículo 1° de dicho reglamento, aludiendo al artículo 3°, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Mayor democratización y representación estudiantil

Atender demandas en este sentido, a diferencia del asunto de las cuotas, podría resultar un tanto más complejo si los cambios que se pretenden implican una nueva Ley Orgánica de la UNAM, lo cual escapa a las atribuciones del Consejo Universitario. En tal caso, tendría que recurrirse a un procedimiento similar al seguido para modificar la Ley Orgánica de 1933, y mediante un nuevo congreso o consejo universitario constituyente generar un anteproyecto para la nueva ley, misma que tendría que ser votada y decretada por el Poder Legislativo.

La forma de designación del rector y directores de escuelas, facultades e institutos está claramente especificada en los artículos 6° y 11° de la Ley Orgánica vigente, y resultan incompatibles, por ejemplo, con algún método de elección directa por parte de la comunidad universitaria. En este caso se requeriría una nueva Ley Orgánica.

Respecto a la representación estudiantil en el Consejo Universitario, la Ley Orgánica vigente estipula en su artículo 7°, fracción III, que se incluya a representantes alumnos de cada una de las Facultades y Escuelas en la forma que determine el Estatuto General, y este último sí puede ser modificado por el propio Consejo Universitario, sin contravenir lo estipulado en la Ley Orgánica vigente. Comentario análogo respecto a la representación estudiantil en los consejos académicos de área.

En donde prácticamente no hay margen de maniobra es en la representación estudiantil en consejos técnicos de escuelas y facultades ya que el artículo 12° de la Ley Orgánica vigente estipula solo dos representantes (propietarios) de todos los alumnos de la entidad académica en cuestión. Algunas entidades en la actualidad permiten más de dos alumnos propietarios, pero esto es una anomalía que viola el citado artículo de la Ley Orgánica vigente, así como el artículo 47° del Estatuto General de la UNAM. Modificaciones en este sentido también apuntan hacia una nueva Ley Orgánica.

Conclusiones

El asunto de garantizar permanentemente la gratuidad de la educación que imparte la UNAM pareciera estar al alcance de la propia comunidad universitaria sin necesidad de modificar la Ley Orgánica vigente, y podría atenderse en el corto plazo: bastaría la voluntad del Consejo Universitario para realizar las modificaciones pertinentes al Reglamento General de Pagos, con fundamento en el precepto constitucional que establece que la educación que imparta el Estado será gratuita, y con fundamento en el Artículo 1° de la Ley Orgánica vigente que define a la UNAM como una corporación pública -organismo descentralizado del Estado- pero parte de él y esencialmente financiado por éste.

Pero modificar la forma en que se designa al rector y a directores de escuelas, facultades e institutos, la desaparición de la Junta de Gobierno y el Tribunal Universitario, e incrementar la participación estudiantil en algunos órganos colegiados sí implica modificar la Ley Orgánica vigente, y por tanto requeriría iniciar un proceso complejo cuyo primer paso sería determinar el mecanismo (congreso o consejo constituyente, por ejemplo) mediante el cual la comunidad universitaria en su conjunto acuerde un anteproyecto de nueva Ley Orgánica para la UNAM, para ser sometida a la aprobación del Poder Legislativo.

Desde su creación en 1910, la UNAM ha pasado por tres leyes orgánicas que se generaron y aprobaron en un periodo relativamente corto de tiempo (1929, 1933 y 1945), pero hace ya 73 años que la vida y la legislación universitarias evolucionan sin una nueva ley orgánica. Seguramente habrá quienes se resistan a modificarla, temiendo que sería como abrir la Caja de Pandora, pero desde 1968 y hasta la fecha las demandas que se repiten en los movimientos estudiantiles parecieran apuntar en esa dirección, quizás después de tres leyes orgánicas, y siendo septuagenaria la vigente, es momento de pensar en una cuarta transformación de fondo de la UNAM (cualquier parecido con la realidad política nacional es mera coincidencia… o no).

Referencias

[1] Ordorika, Imanol. (2015). Elección de rector: panorama internacional. Revista de la educación superior 44 (175), 7 – 18. Recuperado el 26 de septiembre de 2018, de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-27602015000300001&lng=es&tlng=es

[2] Diario Oficial, Secretaría de Educación Pública, 6 de enero de 1945.

[3] Guevara Niebla, Gilberto (1990) Después del Congreso Universitario. Revista Nexos: https://www.nexos.com.mx/?p=5940

[4] Archivo Histórico de la UNAM: http://www.ahunam.unam.mx/consultar_fcu?id=1.27

[5] Rodríguez Araujo, Octavio (2000) La UNAM, su gratuidad y su autonomía: elementos para un debate. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, vol. XLIV, núm. 178, pp. 343 – 360.

[6] Compendio de legislación universitaria (UNAM) http://abogadogeneral.unam.mx/PDFS/COMPENDIO/indtem.pdf

[7] Rodríguez Araujo, Octavio (2000) La UNAM, su gratuidad y su autonomía: elementos para un debate. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, vol. XLIV, núm. 178, pp. 343 – 360.

[8] Artículo 3°, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

[9] Artículo 1° de la Ley Orgánica de la UNAM vigente (1945).

Mundo Nuestro. La edición 112 de la revista Elementos de la BUAP presenta este texto de Sergio Mastretta sobre la relación extrema entre la investigación científica y la movilización de la sociedad civil en marco del proceso irreversible de la destrucción del medio ambiente que sufre nuestro planeta por la acción humana. Y en ese trance, el interrogante sobre el papel que cumple el periodismo en sociedades como la nuestra. La ilustración de portadilla fue tomada de la propia revista Elementos 112: Eutanasia, de Rodrigo Orozco.

¿Qué se construye con el pensamiento crítico? Decimos que la realidad y la teoría pueden ir de la mano: actuar para cuestionar, pensar para comprender, proponer para transformar. Parece sencillo, pero el problema adquiere su dimensión de fondo cuando activistas sociales y filósofos se vinculan para responder esa pregunta original: ¿cuál es la frontera entre el pensamiento y la acción? (XXIV Coloquio. Silabario de un futuro irreversible) En ese filo los cuestionamientos sobre los límites la ciencia y la tecnología, los procesos de poder que las subyugan, los umbrales para los que no hay perspectiva histórica que alcance. Con ellos se intenta comprender procesos complejos como los que guarda la idea de cambio climático crítico, una construcción intelectual que asume la precariedad teórica frente a una realidad socio-ambiental apocalíptica. Irreversible, decimos. Y para complicarlo todo, el periodismo y su función última: contar historias como las que ocurren en las montañas mexicanas a las que acosa el ánimo de reproducción del capital salvaje que caracteriza la economía global del siglo XXI. Construir un periodismo crítico.

SIGUE EN REVISTA ELEMENTOS: Periodismo IRREVERSIBLE



Mundo Nuestro. El recuento de un año universitario en un video de quince minutos y un discurso de diez. Ya en eso rompió los cartones Alfonzo Esparza Ortiz. Yo acudo como todos los años y me entretengo con los modos de la burocracia de la BUAP, que contra las novedades visuales en macropantalla galáctica y la propuesta plástica de sus danzarines que amalgaman moderno con folklórico, no dejan de lado los rígidos modos del himno y los honores a la bandera. Maestros son.

Pero este año el informe pasó en modo avión. Más tardó en acomodarse el gentío, entretenerse con la banda musical y las muchachas de las banderolas en las largas filas de la explanada del Auditorio, que el rector en mandar a todo mundo a su casa. Son otros tiempos. Menos parafernalia política, menos abrazos entre los entendidos. Es el informe en un día cualquiera de clases.

Pero observo al rector Esparza contra la galaxia que envuelve su figura estirada con la misma disciplina del cohete de la fotografía con la que inició su participación. Cohetes y galaxias acompañan su discurso. Y algunas frases en triplete, como estas: Innovación implica apostar por el futuro de nuestro país. Innovación implica apostar por la formación de los jóvenes que vienen. Innovación implica apostar por la vida de los mexicanos dentro de 20 años.

¿Cuánto avanzó la universidad en un año? ¿Es posible medir su compenetración con la sociedad poblana a través del video impecable en su realización? Los metros de aulas alcanzados, los posgrados calificados, los laboratorios multiplicados... No tendré tiempo de asimilarlo. Recojo sin más mi preocupación del día: Esparza Ortiz vuelve a cerrar su discurso con el tema de la violencia contra los universitarios. "Quienes atentan contra ustedes son mis enemigos", dice. Pero quedan en el aire interrogantes sencillos: ¿Qué ha causado esta violencia que ya es infernal en México? Más allá del enojo, ¿cuál es el papel de la universidad pública frente a ella? ¿En qué medida alumbrar hacia sus causas desde el conocimiento, el análisis, la denuncia crítica, puede contribuir a frenarla?



A mediodía, después del informe, ya corre en las redes sociales la noticia del asesinato de José Andrés Larrañaga, un muchacho oaxaqueño estudiante de la UNIDES. Su vida ya no está para defenderla. Cuántos jóvenes observan inermes su futuro. Sean o no de la principal de nuestras instituciones de educación superior, la Benemérita.

De las galaxias a la realidad. Pensar en lo que será la vida de los jóvenes dentro de veinte años. Apostar por ellos. Pelear por ellos ahora.

El Primer Informe en flashazos en el Facebook de Sergio Mastretta:





Fondo es forma, dicen. Gali mandó a su mujer al informe del rector Esparza.

Mundo Nuestro. Descrubrir un sábado el jardín botánico de la BUAP. No ha sido el simple azar. Acompañamos a nuestra hija bióloga que quiere darle el golpe a lo que los botánicos de la universidad han logrado construiir en los últimos años. Porque lo que encuentro no es un asunto de la semana pasada. Y contra la imagen que tenía de los descampados polvosos de ciudad universitaria a principios de los años setenta, lo que encuentro me confirma sin más el paso del tiempo. Los cedros, los fresnos, los pinos y los encinos han crecido ya lo suficiente para no confundir al visitante: cada conjunto logra el cometido de introducirte en el bosque que estos árboles son capaces de crear si simplemente se les deja crecer.

Ahí está el cielo de los cedros:



Y los magueyes como en un altar:



Y la posibilidad del trópico en un rincón de sombra fresca.



O esta blancura que puede encontrarse en las selvas bajas del sur mixteco:

Y siempre con el vecindario de la flor y los insectos:

Subo estas fotos simples desde el celular a facebook sin más proposito que el de animar a mi propio vecindario a conocer este lugar. Y se me ocurre añadir que este lugar es espectacular.

Y eso lo confirman los especialistas. Al jardín le acaban de dar este reconocimiento por algo que parececer elemental. Hay jardines botánicos, como el que me cobija este sábado, y jardines no-botánicos, incapaces de conservar las plantas.

Aprender que los sábados pueden ser distintos. Que el conocimiento descubre y construye entornos vitales, que le den a una ciudad una vista nueva. Que nos permita mirar de una manera grata el mundo.

Mundo Nuestro. Universidad y conocimiento. Universidad y realidad social. Universidad y espiritualidad. Pensar estas palabras desde el proceso que vive la universidad jesuita en Puebla, la Ibero Puebla.

Aquí la voz de su rector, el Doctor Fernando Fernández Font, un pensador que no deja de lado su función sacerdotal, la que lleva al extremo de cumplirla desde el impulso de una institución de educación superior comprometida con la sociedad a la que sirve.



Mundo Nuestro. ¿El Grito unifica? Cada quien acude a sus espíritus para dar respuesta. Al final, la garganta contiene el júbilo y el desgarramiento, las ansias de vida y el reclamo último por ella.

Este es el grito que nos regala el equipo de producción de la revista Elementos de la BUAP. Y con la marca del escritor y productor radiofónico Polo Noyola.



Mundo Nuestro. Este es el relato de la solidaridad de las estudiantes de la prepa Zapata de la BUAP con los ceceacheros de la UNAM víctimas de la violencia porril en la explanada de Ciudad Universitario la semana pasada.

Ximena Andrea Aguilar Flores. Ilse Nayeli Del Angel Mendoza y Ana Belén Saavedra de la Fuente tienen a la vista la memoria, cincuenta años después, del 2 de octubre de 1968. Una consecuencia de esta simbólica movilización estudiantil provocó un comunicado oficial de la BUAP en la que se condenó lo sucedido el lunes 3 de septiembre en la ciudad de México.

La foto de portadilla es de Gloria Pacheco Mex.



Se acerca el aniversario 50 de Tlatelolco. Los acontecimientos ocurridos en la explanada de la UNAM el 3 de septiembre septiembre de 2018 nos hicieron tener la iniciativa de mover las conciencias estudiantiles.

Así que decidimos hacer algo en nuestra prepa Zapata.

Foto de Mitzi Itzel Huitzil Tello



La idea inicial surgió durante nuestra primera clase del día. Sin embargo, era un poco vaga porque no contábamos con el tiempo necesario para discutirla y planear la acción. En el transcurso de la mañana decidimos tomar una foto grupal con el objetivo de difundirla mostrando apoyo a los estudiantes que habían resultado heridos en la trifulca frente a rectoría de la UNAM. La foto no la publicamos hasta este momento. Pero con ella nos dimos cuenta de que nuestros compañeros estaban interesados en el tema, por lo que podríamos contar con su apoyo.

Platicamos un rato y caímos en cuenta de que no sería posible hacerlo ese día porque había muy poco tiempo, no estaba tan bien planeado y queríamos que muchos de los miembros de la comunidad se unieran.

Durante nuestras pequeñas pláticas a lo largo del día varios compañeros llegaron a escuchar nuestra conversación y nos comentaban que les agradaba mucho lo que queríamos hacer, incluso ofrecían ayuda. En el receso tuvimos la idea de hacer carteles y mantas.



En las redes

Después de la escuela, las tres continuamos la conversación por WhatsApp e hicimos varias imágenes para difundir lo acordado. Decidimos utilizar la que contenía la frase:

“Porque no sólo fue lo sucedido en el CCH Azcapotzalco, es todo lo que ha pasado desde hace meses, años. Los alumnos de la preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP nos solidarizamos con las demandas de los alumnos de la UNAM”, adjuntando un pequeño texto con la hora y el lugar de la reunión. Muestra tu apoyo mañana 1:30 en la fuente de la prepa. No dejes de difundir.”

Primero se reenvió a nuestro grupo (3A Matutino del área de Humanidades). De inmediato la imagen ya estaba siendo compartida en Facebook, en Instagram y en WhatsApp. Nos sorprendió mucho el alcance que ésta presentó.

Nuestros compañeros no dejaban de mostrar interés, de ofrecer materiales para cartele,s y alumnos de otros grupos (inclusive del turno vespertino) comentaban sobre lo que se estaba planeando y preguntaban por nuestro objetivo. También hubo unos cuantos que querían salir de la preparatoria para hacer una marcha o tomar la prepa, lo cual nos tomó por sorpresa. Sin embargo, desde un principio nosotras explicamos que ese no era nuestro propósito.

A la acción

Al día siguiente, después de habernos informado mejor sobre la situación, nos dirigimos hacia la cafetería de la preparatoria; en el trayecto encontramos que en uno de los pizarrones habían escrito una frase:

“En solidaridad con nuestros hermanos de la UNAM. #UNAMLaZapataEstáContigo #CCHAzcapoLaZapataEstáContigo”.

Esa frase nos emocionó mucho, ya que no sólo nosotras estábamos haciendo algo dentro de la escuela, así que comenzamos a redactar un texto en el que resumimos lo investigado y y en el que planteamos nuestro objetivo de manera clara para que los demás lograran entender mejor lo que estaba sucediendo en la UNAM; queríamos que todos estuvieran informados. Durante el tiempo que estuvimos en la cafetería, preguntábamos a chicos que entraban si les había llegado la información; algunos decían que sí y hubo otros que decían que no; a ellos les compartimos la imagen. Nos sorprendió un poco escuchar que un chico de primer año no estaba enterado de lo que estaba pasando en la Ciudad de México con los estudiantes; gracias a él nos dimos cuenta del impacto que podríamos tener con nuestra reunión en la fuente, pues ese era nuestro objetivo, informar.

Al terminar nuestra redacción fuimos por algunos amigos que nos acompañaron a comprar las mantas, cartulinas y el aerosol para hacer los carteles. Después de tener los materiales notamos que habíamos gastado muy poco dinero, por lo que pensamos que deberían existir más iniciativas como la que planeamos para ese día, pues solamente se necesita motivación para hacerlo.

Regresamos a la prepa, terminaron nuestras clases y varios de nuestros compañeros ya nos estaban esperando para realizar las mantas. Estando con ellos discutimos y acordamos las frases que escribiríamos, formamos pequeños equipos para terminar más rápido. Algunas frases que se plasmaron fueron:

Seguridad, integridad y libertad a los estudiantes

UNAM, la Zapata está contigo

¿Cómo quieren que hable mi espíritu si están matando a mi raza?

18 ≠ 68

La preparatoria no quiere violencia, quiere cambio

En la fuente

Durante la creación de los carteles llegó un directivo; nos preguntó quiénes estábamos y a qué grupos pertenecíamos. Una compañera nos comentó que algunos docentes y miembros de dirección se habían enterado de que estábamos planeando una reunión pero no sabíamos si lo tomarían a bien o a mal.

En ese momento aprovechamos para pedir prestado el megáfono de la preparatoria para que al hablar en la fuente nos pudieran escuchar todos, pero estaba descompuesto cosa que nos alteró un poco porque no sabíamos dónde conseguir otro.

Terminamos de escribir las frases, decidimos bajar al patio central y rodear la fuente. En la puerta ya estaban dos guardias de seguridad de la Universidad; parecía que nos estaban esperando, además la reja estaba cerrada.

Otros chicos de tercero y de los dos grados más abajo empezaron a reunirse en el centro con nosotros, mientras que otros se asomaban desde el segundo piso.

Tardaron unos minutos en entregarnos un micrófono, mientras lo esperábamos algunos alumnos comenzaron a gritar “UNAM, la Zapata está contigo”. Nuestro director accedió a que los chicos salieran a escucharnos, pero un máximo de diez minutos.

Cuando por fin comenzamos a hablar, lamentablemente algunos compañeros ya se habían ido, creían que lo único que pretendíamos era mostrarles los carteles.

El discurso

Leímos nuestro discurso entre las tres. Nos temblaban las manos y hubo momentos en los que nuestra voz se escuchaba temblorosa, pero ahora creemos que no fue tan evidente nuestro nerviosismo; además de eso, el audio se cortaba, pero esto fue lo que dijimos:

“Todo inició en el Centro de Ciencias y Humanidades Azcapotzalco de la UNAM, cuando los alumnos realizaron una manifestación pacífica en la que sus demandas incluían: la asignación correcta de los maestros, seguridad para los estudiantes y la destitución de su entonces directora María Guadalupe Patricia Márquez Cárdenas la cual renunció a su puesto y lo tomó Benjamín Barajas. Hasta el día de hoy llevan 12 días en paro, es indefinido. Primeramente los alumnos recurrieron al diálogo y realizaron una petición, al no ser escuchados fue cuando se manifestaron. Durante esta manifestación llegaron grupos porriles distinguidos por jerseys de americano, procurando parecer estudiantes, con el propósito de disuadir a los alumnos. Durante ese enfrentamiento dos alumnos resultaron gravemente heridos (Joel y Emilio). A raíz de todo esto 43 facultados y otras unidades académicas se unieron a la lucha, pidiendo justicia para los estudiantes heridos durante el enfrentamiento con porros y exigiendo que se garantice la seguridad, integridad y libertad para los mismos. Se logró reunir a 30 mil estudiantes dentro de CU para exigir una respuesta a la inseguridad y a los feminicidios de las alumnas Miranda Mendoza y Lesvy Berlín Osorio ocurridos recientemente. De igual manera, sus demandas se extendieron a:

  1. La comprobación de la correcta asignación de docentes a cada asignatura.
  2. El alumnado tenga un conocimiento previo del historial profesional de los docentes que se postulen a dirección y que se realice una consulta.
  3. La autoridad tenga la obligación de respetar y no intervenir en las expresiones político culturales de la comunidad estudiantil.
  4. Justificación y transparencia de labores administrativas y del presupuesto asignado.
  5. Dar solución al acoso, atender denuncias, seguridad interior y exterior y programas de transporte seguro.
  6. Acciones para la desarticulación, destitución y expulsión de grupos porriles y de personas que los promuevan.
  7. Que no existan represalias físicas o académicas contra cualquier estudiante que haya participado en este movimiento.

“Queremos responder a la pregunta de por qué hacemos esto: el objetivo es el hacer conciencia social estudiantil y unir más a los miembros de la Zapata manteniéndonos informados sobre todo lo que acontece día a día dentro del país desde una visión de alumnos de una preparatoria pública. No buscamos generar caos dentro de la prepa, ni tomar la prepa, ni paros ni involucrar a directivos ni maestros. De alumnos para alumnos, es algo que nos concierne a todos y entre más seamos más impacto generará.”

Igualmente invitamos a que no le perdieran la pista a todo lo que está sucediendo.

Foto de Gloria Pacheco Mex

Cuando terminamos de hablar el director se acercó a nosotros; le solicitamos permiso para colgar las mantas y carteles que habíamos utilizado. Nos dejó colgar una que diera hacia la calle y las demás deberían estar dentro de la prepa. Decidimos que el mejor lugar sería el balcón del salón del área de ingenierías y otra en la reja de la entrada, mientras las cartulinas fueron pegadas en algunos pizarrones dentro de la preparatoria. Terminamos de colocar todo y nos retiramos a nuestras respectivas casas.

El video y las redes

Alrededor de las 7:00 pm nos dimos cuenta que la página oficial de la preparatoria había publicado un vídeo de lo que ocurrió en la fuente. Nos sentimos muy orgullosas porque tuvo reacciones positivas y las personas comenzaron a compartirlo, sin embargo hubo comentarios en los que nos describían como personas que buscaban ser el centro de atención y que únicamente lo hacíamos para perder clases.

“Solo lo hicieron para la foto xd”, “ Por fama da pena lo bajo que ha caído la prepa”, “Pero pues si identifiqué a los weyes que estaban, unos borregos siguiendo modas da pena que la prepa use un tema tan delicado como lo sucedido en la UNAM solo para quedar bien”

Nuestros compañeros de Humanidades se mostraron molestos con esos comentarios en nuestro grupo de WhatsApp. Pero también resaltaron que la mayoría de las reacciones fueron positivas y que recibimos algunos mensajes que decían que estaban muy contentos, pues había pasado mucho tiempo desde que alumnos de la prepa se habían manifestado así.

Conciencia

Con todo lo sucedido durante este par de días, nos sentimos realmente satisfechas, pues logramos resultados realmente positivos, y consideramos que se logró el objetivo.

A raíz de esto nos dimos cuenta que nos gustaría continuar aportando a la preparatoria, sobretodo informando a sus estudiantes acerca de los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor y que no sólo nos quedemos esperando el día en que alguien decida hacer algo o se le ocurra una idea. Con el propósito de que todos estemos constantemente interesados y que, desde nuestras posibilidades como estudiantes de preparatoria, podamos hacer un cambio verdadero, que participemos activamente.

Autores:

Ximena Andrea Aguilar Flores

Ilse Nayeli Del Angel Mendoza

Ana Belén Saavedra de la Fuente

Mundo Nuestro. LA MARCHA QUE UNIÓ A TODOS ISLAS VLOGS

Uno de tantos blogueros jóvenes sube este video a facebook y obtiene de inmediato una respuesta masiva (cerca de 700 mil vistas en el primer día). En el título de su video nos da una idea de lo que esta manifestación estudiantil acarrea: la unión contra la violencia que está enquistada en la UNAM con sus eternos grupos porriles. Bien por ellos. Memoria vieja: 2 de octubre no se olvida.

Y en la portadilla la mirada desde el salón de clase. El blanco y negro que nos da el tono de una época que marcó al país en la generación que hoy ronda los 65 años y que pareciera revivir en la fuerza expresada ayer por la generación 2018. Fotografía de Juan Pablo H. Dircio