La siembra de los pobres/Los escritores de la revista Elementos/BUAP Destacado

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La siembra de los pobres/Estrategia para recuperar un cultivo tradicional

Leonardo Pérez Rosas es investigador en la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros.



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PREPARANDO EL TERRENO

A sus 60 años don Roberto es uno de los agricultores de cacahuate que insisten en la siembra de esta tradicional oleaginosa en el municipio de Tlapanalá, Puebla, pues los deprimidos precios internacionales han obligado a muchos de sus vecinos a sembrar cultivos más seguros que esta noble y antigua planta mexicana que aún nombramos en náhuatl (tlalli cacáhuatl, ‘tierra, cacao’=cacao de tierra). No es el único productor de cacahuate en la región, otros campesinos de Tlapanalá han tenido que vivir de la agricultura tradicional, pero lo han hecho sin contar con tecnificación y administrando empíricamente los pocos bienes de capital de los que disponen a fin de mejorar su calidad de vida.
Tlapanalá es un municipio ubicado al suroeste del estado de Puebla con cerca de 8,400 habitantes (2010), donde el grueso de la población es joven, posee un grado de marginación y rezago social medio, que además reporta un índice de migración alto, ocupando el lugar número 11 de entre los 217 municipios del estado (INAFED, 2010). El 56% de la población se encuentra en pobreza moderada y 24% en pobreza extrema (CONEVAL, 2010).
Posee atractivos turísticos que no han sido debidamente proyectados como el templo parroquial dedicado a Santo Tomás de Aquino en la cabecera del municipio, edificado en el siglo XVI, así como el antiguo exconvento dominico, del mismo siglo, y una zona arqueológica en la localidad de Santa María Tepapayeca, a 3 kilómetros de Tlapanalá, que además cuenta con balnearios, acueductos y otras atracciones.
El 64% de la población se dedica a actividades agrícolas, ya sea trabajando como peones o en sus propias tierras privilegiadas por la geografía y el clima cálido subhúmedo predominante que resulta generoso en el cultivo de granos, legumbres y hortalizas.
Por muchas décadas Tlapanalá se caracterizó por ser un municipio productor de cacahuate. Después del maíz, esta oleaginosa era la más cultivada en otras épocas, los campos conocidos como “terrenos de temporal” se pintaban de verde con los pequeños matorrales, cuya semilla era fácilmente comercializable hasta antes de la globalización y apertura del libre mercado. En los años 90, la mayor parte de la cosecha era adquirida por las pequeñas industrias locales que se encargaban de darle valor agregado, el resto era comercializado hacia municipios y estados vecinos por medio de la venta a intermediarios. El cacahuate le ha dado identidad al municipio, pues quienes saben de él se debe a que han degustado sus semillas, convirtiéndose en un elemento cultural que distingue a Tlapanalá de otros pueblos de la región.
Entre los años 2004 a 2013 la producción de cacahuate cayó 47% (SIAP, 2013), reemplazado en gran parte por el sorgo que ha ganado terreno debido a sus bajos costos de producción. Aun cuando este ocasiona un mayor desgaste en los suelos, los campesinos optan por sembrarlo; para 2014 el número de hectáreas sembradas con sorgo ya superaba en 44% al cacahuate (SIAP, 2014), desplazándolo al tercer sitio en orden de importancia para los agricultores.
Durante una de las charlas con Don Roberto, quien sigue cultivando cacahuate, se le preguntó la razón por la que continúa siendo cacahuatero mientras que otros vecinos han migrado a diversos cultivos. Su respuesta se bifurcó entre el aspecto cultural y el técnico. Don Roberto afirma que es una tradición heredada por generaciones, que es la siembra de los pobres porque no necesita muchos gastos, ya que es una semilla generosa –parte del legado de los abuelos–, además de que sabe cómo darle los cuidados necesarios a la planta.
La revisión bibliográfica en el campo de las ciencias económico-administrativas demuestra que se ha soslayado la exploración en la vida de las empresas del sector agrícola, pues son escasos los proyectos de investigación enfocados en aquellas unidades de producción rural que tienen necesidades específicas, donde el campesino jefe de familia hace el papel de administrador, contador, jefe de producción, supervisor de calidad, etc., y donde la esposa hace las veces de auxiliar administrativo y los hijos representan la fuente principal de mano de obra. A pesar de ser entidades económicas que carecen de una estructura administrativa, hacen igual su respectiva aportación al Producto Interno Bruto de la comunidad y, por ende, al del país.
Derivado de lo anterior se desarrolló un proyecto de investigación con un grupo de productores y productoras
de cacahuate del municipio, cuyo objetivo principal fue conocer las problemáticas a las que se enfrentan como microempresarios agrícolas en el cultivo de esa oleaginosa, para luego proponerles estrategias que les permitan tener mejores alternativas para incrementar sus ingresos y mejorar su calidad de vida, además de preservar el reconocimiento del lugar como productor cacahuatero.

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Elementos es una revista trimestral de ciencia y cultura, de la Universidad Autónoma de Puebla, México.  Es un medio de comunicación entre la comunidad científica y los estudiantes universitarios, así como el público en general. El contenido se basa en las colaboraciones de profesores e investigadores de todos los ámbitos académicos, y es un foro abierto a la discusión y el análisis. Elementos incluye en propuesta temática, el discurso visual de creadores artísticos.

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