Acerca del ARPAro y su memoria Destacado

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La comunidad parista de ARPA

Un paro estudiantil es algo fortuito hasta cierto punto. No todos los compañeros se comparten las mismas inquietudes y poseen las pasiones que pueden desencadenar en una toma de instalaciones como forma de protesta. Las posibilidades de que esto pase son escasas, y por lo tanto esto es único. Se tienen que conjugar simultáneamente un sinfín de factores y, a su vez, coincidir con las personas indicadas para lograr que un movimiento así nazca y tome rumbo.

Eventos como este, por su naturaleza, van en contra de los establecido y lo convencional. Por lo tanto, encontrar personas que estén en contra, que no concuerden con las ideas y que no compartan los sentimientos que envuelven a los estudiantes paristas es algo esperado. Adoptar una posición que incomoda a las instituciones, que las somete a cuestionamiento y crítica, que les exige, propone, impone y que les reprocha el volver a la normalidad, es bastante difícil.



Los anhelos de cambiar las cosas, por lo menos a una escuela de artes para mejorarla, sobrepasa por momentos nuestra capacidad física. Los desvelos de las guardias nocturnas, el hambre que a veces pasamos en los turnos por falta de víveres, el estrés que conlleva el estar alerta, la ansiedad que provoca el estar insistiendo a los miembros de la Institución para que acaten nuestras peticiones, peticiones que la comunidad estudiantil exige para el bienestar y el mejoramiento de la escuela, definitivamente desgasta el cuerpo, la mente y el espíritu.

A esto nos referimos con la “La lucha”, “Nuestra lucha”.

Estas mismas instituciones buscarán apagar esta llama, estropear este extraordinario evento y hacer que las cosas que se hagan pasen desapercibidas. Es esto lo que debemos de evitar. La llama puede mantenerse con vida gracias a la construcción y la salvaguarda de la memoria.

Nosotros, el Comité de Documentación “Memoria Estudiantil”, (nacidos y pertenecientes a ARPA) tenemos una enorme responsabilidad con el movimiento. Tenemos que encomendarnos a nuestras herramientas y a las posibilidades que tenemos al alcance para poder evitar que esto caiga en el olvido. Que lo que se ha hecho, y sigue haciendo, valga la pena y asegurar su salvaguarda para llevarla de la manera más fidedigna a las generaciones futuras. Pues al final, estas tendrán la última palabra.

Estos días que nos atañen nos dificultan aún más las cosas de lo que de por si eran. La pandemia del COVID-19 nos ha obligado a desalojar las instalaciones del edificio de ARPA para evitar poner en riego la integridad física de nosotros y la de nuestras personas cercanas. Sería una irresponsabilidad insistir en seguir en las instalaciones con los casos de este Coronavirus ya presentes en Puebla y aumentando.



Sin embargo, la Institución de la BUAP se ha reapropiado de las instalaciones y ahora pareciera que quienes alguna vez estaban dispuestos a cumplir con nuestras justas exigencias, se han desentendido y se han olvidado de nosotros. El profesorado insiste en dar clases en línea, aplicando los criterios de evaluación como si nada de lo mencionado hubiera pasado. Esto nos llena de profunda indignación y por momentos parece ser inevitable el desaliento y la tristeza.

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Sobre el autor

Memoria estudiantil

Tener memoria es lo único que nos puede salvar del olvido. Todo lo que no pueda ser recordado es inevitablemente intrascendente. Tener memoria de esta lucha significa revivirla una y otra vez. Nosotros no olvidamos, la lucha no se ha acabado. La lucha sigue y seguirá.