Mundo Nuestro. Este texto sobre la coyuntura de la elección presidencial en México escrito por el Doctor Humberto Morales Moreno (ICGDE/BUAP) fue originalmente publicado en la revista digital de la Fundación Jean-Jaurès, un centro de investigación social asentada en París.
Es obvio para todos los medios de comunicación mexicanos y extranjeros que Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), el partido político fundado por Andrés Manuel López Obrador, tomará el poder el 1 de julio de 2018. En México, todas las elecciones se llevan a cabo en una sola vuelta, es decir, decide la mayoría relativa en la elección directa. MORENA proviene de una división de la izquierda tradicional, el PRD (Partido de la Revolución Democrática), y una unión con diversas fuerzas liberales de centro, los grupos de izquierda y conservadores radicales. Sus antiguos aliados del PRD apoyan la candidatura de su principal oponente, Ricardo Anaya, joven político de 39 años que ha fragmentado el PAN (Partido Acción Nacional) por la ambición personal y en contra de los deseos del ex presidente Felipe Calderón (PAN), en el poder entre 2006 y 2012. Margarita Zavala, su esposa, parecía ser la elección de una alianza entre Calderón y su sucesor Enrique Peña Nieto (PRI, Partido Revolucionario Institucional). Zavala renunció a sus ambiciones en beneficio de José Antonio Meade, candidato del PRI, actualmente en el poder. La élite mexicana está en un punto muerto, esta disputa no les permite apoyar una oferta común contra López Obrador.
Esta nueva izquierda (en torno a López Obrador) es una mezcla de alianzas contra la hegemonía - en referencia a Gramsci – constituida por poderes oligárquicos tradicionales. No ha gobernado desde tiempos inmemoriales en México. Esta vez, esta izquierda tiene una oportunidad real de conquistar el poder. El pueblo mexicano está decepcionado de ambos períodos de seis años de alternancia entre el PAN (Calderón) y el PRI (Peña Nieto), y luego, podría emitir un voto de protesta, cansado de una guerra que causó la muerte de 200 000 personas, víctimas de sicarios al servicio de la mafia descontrolada, que a veces disfruta de la benevolencia del gobierno tanto en el ámbito federal como estatal.
López Obrador se presenta entonces como el campeón de la lucha contra la corrupción. Su discurso es mucho más moderada que el de 2006 y 2012, lo que le permitió ganar la confianza de muchos críticos del pasado, pero también del PAN oportunista e incluso del PRI. López Obrador surge como el fundador de una nueva república – la cuarta transformación - con un primer discurso cargado a la democracia social y los ideales del ex presidente Madero, jefe de la Revolución Mexicana de 1910. De alguna manera parece ir en búsqueda del tiempo perdido. Sus prioridades son la democracia liberal, con el contrapeso al poder presidencial y la revocación del mandato, los programas sociales - incluida la ayuda a los jóvenes y los ancianos -, así como otras medidas que le dieron popularidad como ex alcalde de la Ciudad de México.
¿Es populista? No lo creo. Reconoce la necesidad de expandir las relaciones comerciales con los Estados Unidos, fortalecer la inversión privada y modernizar la infraestructura del país. Pero cree que la situación actual de México obliga a privilegiar el crecimiento del mercado nacional.
¿Nacionalista? ¡Sí! Pero es una elección basada en los déficits sociales internos y buscará la apertura hacia otros socios nacionales y extranjeros. Y, al mismo tiempo, está proponiendo una nueva diplomacia con nuestros hermanos del sur, que es una diferencia significativa con respecto al nacionalismo cerrado de Donald Trump.
"Becarios, sí! Sicarios, no! "(" Estudiantes becados, no sicarios "). Las leyes para luchar contra la corrupción ya están en el escritorio del Congreso y del Poder judicial. Pero tendrá que enfrentar el desafío de una nueva división de responsabilidades entre los poderes políticos y económicos y una reducción del espacio del capitalismo de la connivencia entre amigos. Sin duda, esta ambición excede la duración de un sexenio, ¡pero parece que López Obrador muestra una fuerte intención de enfrentarlo urgentemente!
El fraude masivo, mencionado al día en las redes sociales y en los debates políticos, es el reto más importante del 1 de julio de 2018. Sin embargo, la brecha de más de 20 puntos entre López Obrador (MORENA) y Ricardo Anaya (PAN PRD), y más de 25 puntos con Meade (PRI), es aleccionador que el Presidente Peña Nieto (PRI) ante las posibles consecuencias políticas en caso de victoria de López Obrador, parece estar muy tranquilo. ¡Peña Nieto es quizás el "priista" más pacífico hoy en México!
(La foto de portadilla fue tomada de Sin embargo)