Sociedad

Los Cinco Fuegos: historias de comida, cocina y comedor

El blog de Lilia Martínez y Torres



Soy la quietud de los Reynos, de los campos la cosecha
abasto de los poblados, de los ricos la grandeza
el consuelo de los pobres y el adorno de la mesa.
Nueva relación, Disputa del trigo con el dinero, 1797.

Puebla desde 1550, se instituyó como la principal productora de trigo de la Nueva España, por sus abundantes cosechas, se le llegó a considerar como el granero de la Nueva España, ventaja que conservó por más de dos siglos.

Trigo. Viñeta. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Trigo. Viñeta. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.



La región de Puebla está integrada por una serie de llanos y valles y entre las faldas de varias montañas, resultando ser una cuenca muy favorable para la agricultura. A esta fértil región, llegó un creciente número de agricultores provenientes de España que producían principalmente trigo, además, maíz, verduras, frutas y flores.

El trigo, procedente de las haciendas y los ranchos, era captado por los dueños de los molinos. Un aspecto importante a considerar, es que tan solo en la municipalidad, existían más de 16 molinos, estos fueron: El Carmen, Enmedio, San Francisco, El Batán, El Puente, Santo Domingo, Santa Cruz, San Diego, Mayorazgo, Huexotitla, Santa Bárbara, El Cristo, San Mateo, Guadalupe, La Teja, San José del Puente. Los molinos, para impulsar a la maquinaria que servía para la molienda del trigo, aprovechaban la energía eléctrica obtenida de los ríos Atoyac y San Francisco,



Molino de Marcelino Presno. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Molino de Marcelino Presno. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Molino de Cilindros San Manuel de Fermín Besnier. Fotógrafo Josaphat, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Molino de Cilindros San Manuel de Fermín Besnier. Fotógrafo Josaphat, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Los panaderos también captaron el trigo y lo entregaban como un producto procesado: el pan. “El pan era producido según normas gremiales y su precio estaba regulado por la corporación municipal. Se obligaba a los panaderos a sellar sus productos” menciona Francisco Téllez Guerrero en De reales y granos. (UAP, 1986). Con estos sellos o “pintaderas” con que se marcaba a cada pan, se controlaba a panaderos y revendedores, y se les obligaba a publicar las cantidades de pan que ofrecían por cada unidad o fracción monetaria, esto es, existía una regulación del abasto, calidad, precio, distribución y venta del pan.

En el Archivo General Municipal de Puebla, en el libro de Expedientes se encuentran los registros de los sellos o “pintaderas”, estos aparecen desde el año de 1601 -el primero perteneciente a Diego Llorente- y hasta el año 1631, quedando registradas 113 “pintaderas”, información obtenida del libro Trigo, molinos y pan una identidad poblana, coordinado por María de la Cruz Ríos Yanes directora del Archivo. Todas las imágenes de “pintaderas” que aparecen a continuación, corresponden a la Sección de Expedientes, vol. 228.

Desde el año de 1600, el pan era vendido en la ciudad de Puebla en el callejón de la Audiencia (actual Pasaje Zaragoza), los vendedores con sus canastos de pan, estaban formados en dos hileras para que estando juntos, “la gente, pasando por medio de ellas, comprase su pan y fueran visitados allí mismo por los diputados ejecutores para verificar el peso, calidad y precio … y si no cumplían con lo dispuesto en las ordenanzas, castigarlos de la manera más conveniente”, esto lo menciona Arturo Córdova Durana en su artículo “Velando por la buena calidad del pan y su precio justo” en Trigo, molinos y pan.

Panadero. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Panadero. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

El pan conocido como “bizcocho” producido en Puebla, al igual que el trigo, fue un artículo de exportación, este era una de las principales provisiones para los trasatlánticos y para la flota de guerra. Al gremio que hacían este pan se les decía “Bizcocheros”. A la cuadra donde vivió Diego el Bizcochero, después se le llamo “Calle de Bizcocheros” usándose el plural del nombre de la profesión.

Calle de Bizcocheros. Fotógrafa Lilia Martínez.

Calle de Bizcocheros. Fotógrafa Lilia Martínez.

tenedor

Mundo Nuestro. La memoria mexicana ligada a esta fecha, el 10 de junio, es larga. La que nos ofrece con esta crónica el profesor Miguel Guerra remite a la lucha magisterial en Puebla.

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Aquel 10 de junio del 2009: la represión a los maestros poblanos



La memoria es una fotografía

Una de las imágenes más dramáticas del 10 de junio de 2009 es la de una joven mujer a la que llevan a rastras tres delincuentes reclutados por la policía para la represión política. La imagen es escandalosa, indignante, parte de la pornografía política, por lo mismo impublicable. En la fotografía se ve cuando dos individuos vestidos con apariencia de maestros jalonean a una joven estudiante para subirla a una patrulla policiaca. Ella, aterrorizada, se tira al piso y muerde a los captores, pero después de unos minutos de enormes esfuerzos por liberarse, agotada e impotente ante la fuerza de los tres vándalos, ellos la levantan, uno de cada brazo el otro de las piernas. Así, en vilo, como a un animal rabioso la suben a una patrulla y es llevada a los separos policiacos, al igual que otros dieciséis manifestantes de aquel 10 de junio de 2009.



¿Quién es esa mujer? ¿Quiénes son los de esas escenas violentas donde los cabellos vuelan, los músculos se tensan, las caídas y los garrotazos se reparten a diestra y siniestra, las caras se alteran, los gritos se hacen aullido y los gases lacrimógenos y las balas de goma estallan aquí y allá? ¿Quiénes fueron los 17 presos de ese día 10 de junio de 2009? ¿Qué significa hoy ese 10 de junio para el movimiento social en Puebla?

Que no olvide la memoria: ese día se constituyó en el zócalo de la ciudad de Puebla el Frente de Organizaciones Sindicales, Sociales Campesinas y Estudiantiles de Puebla. Habíamos marchado del Parque Juárez rumbo al zócalo en manifestación de fuerza, de unidad, de reclamo al gobierno por tantos agravios que teníamos y tenemos los trabajadores del SUNTUAP, la UPVA 28 de Octubre, el Consejo Democrático Magisterial Poblano, campesinos, estudiantes, defensores de los derechos humanos, padres de familia, etc.

Los meses previos

Por aquellos días el movimiento disidente del magisterio estaba en auge en Puebla. El gobierno había hecho la reforma a la Ley del ISSSTE para entregar el fondo de pensiones a manos de las AFORES. Fue cuando nos rebelamos contra Elba Esther Gordillo, por su ostentosa corrupción y complicidad con el gobierno federal de Felipe Caderón. Habíamos realizado el Primer Congreso Estatal de Bases en la ciudad de Teziutlán, con miles de delegados que peleaban contra un programa estelar del gobierno derechista de Acción Nacional: la Alianza por la Calidad de la Educación. En una épica marcha habíamos tomado los grandes edificios de las secciones 23 y 51 del SNTE para realizar asambleas, conferencias y grandes encuentros de todos con todos. Durante meses ahí nos encontramos maestros rurales y urbanos, de todos los niveles, viejos y jóvenes, jubiladas y periodistas, maestras de la sierra con las de la mixteca, todos y todas en un gran campamento para fraternizar y soñar y angustiarse cuando por la madrugada alguien gritaba “¡ai vienen los charros! ¡A reforzar la guardia!”, etc. A los esquiroles de Elba en Puebla los habíamos corrido en noviembre de 2008 entre mentadas de madre y empujones y durante meses rabiaron y buscaron el padrinazgo del gobierno para recuperar sus sedes sindicales.

La manifestación

Aquella mañana fría del 10 de junio la manifestación de unos miles de pacíficos ciudadanos llegó al zócalo de la ciudad. Los contingentes se acomodaron en la avenida central. Al maestro Fidencio Romero y a otro compañero les tocaba conducir el mitin. Yo no vi por donde se fue el Profesor Gilberto, mi dirigente, y casi no me percaté de que el contingente de profesores seguía pasando por el zócalo y al poco rato ya casi no había maestros y cuando Fidencio preguntó por el Secretario General que debía hablar en nuestro nombre él no apareció por ningún lado. Fidencio me pidió que yo no me alejara para que en el caso de que Gil no llegara yo pasara al micrófono como orador. Una vaga noticia llegó a nosotros: los maestros se habían ido a la toma del edificio sindical de la 5 poniente, una reliquia arquitectónica del neoclásico en el centro histórico, ocupado a medias con oficinas con poca afluencia de profesores, un edificio frío, de aquellos caserones que fueron.

Al realizarse el mitin sin los maestros alguien dijo:

--¡Qué indisciplina!, ¡qué ejemplo de los maestros: estamos aquí en un acto para fundar un frente unitario y lo primero que hacen los profes es dividirse y hacer algo que no estaba acordado en el Frente!

¿Qué había ocurrido? No estuve yo en la toma del edificio ubicado a unas cuadras del zócalo, y hasta hoy no se ha dicho quiénes provocaron el conflicto, pero supongo que alguien espontánea e irresponsablemente tuvo la ocurrencia de incitar a la acción directa, sin calcular que el gobierno estatal, presionado por Elba Esther para recuperar las sedes sindicales, esperaba la oportunidad para congraciarse con ella a costa de las y los maestros poblanos.

El vandalismo contra las oficinas

Después de mi deshilvanado discurso, me dirigí al edificio tomado, donde encontré este espectáculo: los compañeros habían corrido de las oficinas a los empleados del sindicato. Había mucho humo y agua derramada por todo el patio. Papeles, montones de legajos, arrojados por todos lados y a mitad de la calle un montón de propaganda electoral medio quemada, testimonio del fraude electoral, la cooptación política, el clientelismo. Junto con algunos maestros pasé por el edificio entre el temor y el júbilo por la audacia de los compañeros, quienes no calcularon lo que ocurriría después.

La manifestación de maestros, confusa y desordenada, se había retirado a la llegada de la policía y el local había quedado con el portón y las oficinas abiertas. La policía se había colocado al final de la calle, entre la 5 poniente y 16 de septiembre. Al hacer memoria un compañero ha recordado lo que informaba a esas horas un locutor que gruñe aun desde una radiodifusora local: “¡Se volvieron locos los maestros! ¡Están reunidos en el centro de la ciudad y ya invadieron un antiguo edificio y lo están quemando! Están golpeando a los que pasan por ahí y han robado y quemado libros de la biblioteca. ¡Tenga cuidado, señor radioescucha, si pasa por la 5 poniente. Informaremos más tarde de este acto de vandalismo de los maestros...”

Al lado de algunos compañeros me dirigí al otro extremo de la calle, en la 3 norte, donde se daría la primera refriega y donde esperábamos a Gilberto Maldonado, el Secretario General, de quien se decía ya estaba detenido. En esa esquina unos mil profesores nos concentramos en espera de algo, pues se decía también que en el edificio invadido habían quedado encerrados Gil y algunos compañeros.

La golpiza

En esa esquina de la 3 Sur y 5 Poniente crecía la tensión, y ocurrió un hecho político: mientras la tensión crecía se produjo un intercambio de reclamos y de legalismos entre un funcionario de gobernación estatal y los maestros, quienes le exigían enardecidos que se retirara la fuerza policíaca. El hombre, protegido por decenas de agentes de seguridad dejó clara su amenaza y se retiró. Apenas se había ido cuando ocurrió el encontronazo brutal entre la policía y los maestros. La llegada de los granaderos fue impresionante: se acercaron a paso redoblado amenazador, golpeando el piso con gruesas pértigas y con las botas, los escudos transparentes al frente. Nos quedamos impávidos y nadie se atrevió a interponerse a su paso. El destacamento se acercaba cada vez más con los rostros impasibles, como ausentes, con gafas negras, pertrechos, casco, etc. Algunos quedamos cercados, y al tratar de regresar a nuestro contingente vino la golpiza: a los compañeros del frente los fueron doblegando, paso a paso, golpeándolos con los palos, pateándolos. A Gil lo tiraron a golpes. Él se cubrió con los brazos los garrotazos, pero pronto cayó al suelo; algunos camaradas arremetieron contra los granaderos y lograron rescatarlo. En tanto, el grueso del escuadrón policiaco pasó rumbo al edificio sindical, a mitad de la calle.

La indignación

De ahí empezó la dispersión y el caos. Nadie sabía hacia dónde ir, qué hacer, donde encontrar a los compañeros. Yo había salido sin golpes, pero había perdido mis imágenes en video que eran mi banal preocupación entonces. Pero la desbandada no fue total, pues la confrontación se daba ahora en la casa hotel de los maestros, en la 9 Poniente, frente a la iglesia de Santa Inés. Cuando llegué ahí la invasión también ya había ocurrido: el local estaba igualmente abierto, sin el personal de servicio, con señas de apresurada huida. Recorrí el lugar sin novedad, salvo que los compañeros me llevaron al cuarto de la azotea donde me mostraron u n laboratorio de drogas: recipientes, aparatos, gomas, olor astringente. La indignación era creciente pero más el riesgo de involucramiento, por lo que rápidamente nos retiramos y fuimos a la plaza, junto a la fuente, donde se estaban concentrando otra vez algunos cientos de maestros. Ahí hice una intervención a gritos, desesperada, proponiendo a los compañeros que ya nos dispersáramos, que no había más que hacer, pues en esos momentos se acercaba otra refriega.

Así ocurrió. No nos acabábamos de ir cuando llegó por el oriente el peor asalto de esa tarde: la policía arremetió con otra golpiza a hombres y mujeres, lanzaron gases lacrimógenos y se detuvo a 17 camaradas, entre maestros, maestras y estudiantes. La acción policíaca, brutal, generalizada contó con unas decenas de delincuentes, vestidos de paisano, contratados por el gobierno, en complicidad con el sindicato charro para golpear y detener a los disidentes. La escena de la represión descrita al principio no se nos olvida, la de Itzel, atacada por los porros y subida a rastras al vehículo policiaco; la de Eduardo, pateado y arrastrado de los cabellos; la de María de Jesús, quien gritaba su nombre y era jalada por una de las mujeres-policía mientras se aferraba a una maestra; igualmente otra imagen de un maestro que es jaloneado mientras resiste agarrándose a la defensa de un automóvil.

Las imágenes están ahí recordando el 10 de junio de 2009…

Las detenciones

En Santa Inés sí fue eficaz el operativo para dispersar a la multitud. Por todos lados corríamos despavoridos. Algunas compañeras quedaron atrapadas en comercios que cerraron sus cortinas ante el griterío, los estallidos de las balas de los gases lacrimógenos, la estampida de maestros. Unas se ocultaron en la Iglesia de Santa Inés y otros huimos rumbo al Paseo Bravo. A mi lado escuché un grito de alguien que era herido por la bala de goma y aun así seguía corriendo quien sabe hasta dónde.

La oscuridad de la noche no impidió que se iniciara otra movilización de cientos o miles de ciudadanos, maestros, familiares y amigos de los maestros para rescatar de las garras de la policía a los detenidos. Una decena de abogados se presentaron en la Procuraduría de Justicia del Estado para, solidariamente interponer la defensa de nuestros compañeros.

Desde los separos se nos hizo llegar una carta firmada por los maestros detenidos diciendo que no se rendirían, que su dignidad los mantenía firmes, que hacían compromiso de seguir luchando por la educación y la libertad. La carta está ahí.

Tras una gran movilización en las calles de Puebla y frente a la PGJ, después de unos días se logró la libertad de las maestras y maestros. Solo Mariano y Evaristo fueron remitidos al penal de San Miguel, pero igualmente, tras una colecta y muy fuertes denuncias contra el gobierno hechas por los sindicatos, los abogados y el CDMP fueron liberados.

Ese día 10 de junio también el gobierno lanzó otro operativo policiaco para invadir nuestros edificios de la Sección 23 del SNTE en Rancho Colorado. Semanas después, en otra acción de sumisión de Marín Torres ante Elba Esther Gordillo, le fue entregado a ella el edificio de la sección 51, igualmente mediante un operativo policiaco.

Aquel 10 de junio no se nos olvida, como el “halconazo” de 1971. El lamentable acontecimiento marco un distanciamiento insalvable entre el magisterio y el gobierno de Mario Marín Torres. Desde entonces hasta hoy está rota la relación entre el magisterio que se agrupa en el CDMP y el gobierno del Estado y sus dependencias. Igualmente el magisterio democrático rompió toda relación con el “charrismo sindical”, la mafia de Gordillo.

Los efectos de aquel 10 de junio llegaron también a nuestras propias filas. El ataque a los maestros descubrió la maniobra de la infiltración priista en nuestras propias filas. La intriga de los operadores gobiernistas fue descubierta en esa lucha por liberar a los detenidos y meses después se expulsó a Juan Durán, Irma Ortega y Carmen López.

Pero por sobre la intriga y la traición pervive el mensaje de Gabriel Salom Flores escrito el 13 de junio de 2009: “Hoy les estamos enseñando (a nuestros alumnos) a gritar, a enrabiarse, a exigir, a defender. Mañana cuando volvamos a clases los alumnos se sentirán orgullosos de tener un maestro golpeado y encarcelado por defenderlos a ellos, a la educación gratuita, por querer una mejor escuela para un mejor país”.

REGISTRO GRÁFICO DE LA REPRESIÓN: http://codemagisterialpoblano.blogspot.mx/2012_06_08_archive.html

VIDEO EN YOUTUBE: https://youtu.be/RVxcfOVF9_0

Mundo Nuestro. En junio de 2013 publicamos en esta revista digital la entrevista Estambul, Bienvenidos al mundo de la lucha, que dio cuenta de la enorme explosión social contra el Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan, líder del partido en el poder AKP. La movilización civil fue sofocada por la represión gubernamental. Tres años después, la guerra en Siria ha exacerbado la realidad política y social de Turquía, con la cada vez mayor represión de las voces críticas a la dictadura del dictador Endorgan. En esa medida la represión gubernamental contra los ciudadanos que demandan la paz y la libertad de expresión alcanza todos los círculos sociales, y en particular a la comunidad académica de las universidades. Este texto del científico turco Serdar M. Değirmencioğlu nos da una idea de la persecución sufrida por los profesores universitarios, pero también de la inventiva de la resistencia pacífica desde la sociedad civil.

La traducción del inglés corrió a cargo de la académica y activista Cecilia Zeledón.

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Estambul: Bienvenidos al mundo de la lucha

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A medida que desaparece la libertad académica en Turquía...

Desde el 11 de enero pasado muchos académicos en Turquía han adquirido hábitos extraños. Algunos empezaron a volar papalotes con sus alumnos y a subir los videos a internet. Otros empezaron a componer canciones con nuevas letras que me recordaban la poesía callejera. Y otros más empezaron a organizar tours en autobús. Mi teléfono móvil nunca había visto tanto movimiento, así que ahora está lleno de fotos, canciones y conversaciones sobre estas extrañas actividades académicas. Mientras tanto, por aquí y por allá empezaron llevar registros. Un listado de los que han perdido su puesto de trabajo; un recuento de las amenazas de muerte; otro con las medidas disciplinarias. Y más todavía, el recuento de quienes han visto desaparecer sus becas de investigación o sus viáticos. Los recuentos se actualizan cada semana.



Este pájaro de papel colgado de un árbol lleva escrito “algún día volará”. Algún día los presos serán libres.

Tarjetas con mensajes de esperanza y paz para los presos políticos.

Los estudiantes construyen y decoran los cometas. Los textos con alusiones a la paz en turco y kurdo.

Esta es una historia real. Yo soy uno de los que perdieron su puesto de trabajo. El 29 de abril, después de meses de acoso, fui despedido de repente por la Universidad Doğuş. La administración me culpó por firmar una declaración de paz, por llamar al gobierno a detener su brutal y sin sentido campaña militar en el sureste. Mi despido fue parte de una cacería de brujas en curso.

Como científico, no creo en las brujas. Pero, obviamente, el gobierno, controlado por un solo hombre, lo cree. El Consejo de Educación Superior circuló órdenes a las las universidades y las investigaciones internas comenzaron. En mi caso, la investigación se inició el 18 de enero. Expuse en el comité que yo estaba expresando mis derechos y que como científico social tenía el deber ético de hablar. Poco después perdí mi trabajo como presidente del departamento de psicología. Estaba claro lo que iba a seguir. Pronto me encontraron “culpable” por haber firmado una declaración de paz y fui despedido semanas antes de que el semestre hubiera terminado. Estaba enseñando cuatro cursos, pero nadie se preocupó por los estudiantes ni por las razones éticas. Y justo, uno de mis cursos se centraba en la psicología de la paz.

Sí, yo creo en la paz. Pero el gobierno no. Y creo firmemente que tengo derecho a vivir en paz, a convocar a las autoridades para establecer la paz y a expresar mis opiniones libremente. Como académico, creo que la libertad de expresión es esencial para la democracia, por no hablar de la existencia misma de las universidades. Pero el gobierno no lo crre así. Turquía está ahora llena de universidades en las que la búsqueda de la verdad o del diálogo crítico no es muy popular. Incluso el escepticismo no se tolera: el país está en guerra, y en tiempos de guerra se necesita un líder fuerte. La disidencia es considerada traición. La libertad académica es un lujo.

Yo no fui el único que perdió su trabajo. Aslı Vatansever, sociólogo, fue despedido conmigo. Hemos recibido la misma sentencia, la misma injusticia, y ahora estamos marcados. Los registros son cada vez más horrendos y las listas más largas. Una investigación criminal está en marcha y el gobierno envió una advertencia: Cuatro estudiosos fueron detenidos y enviados a prisión de inmediato. Todo lo que hicieron fue hablar en una conferencia de prensa para reiterar las exigencias contenidas en la petición. Es entonces cuando surgieron las cometas. Académicos y estudiantes volaron cometas justo fuera de las prisiones: Los papalotes simbolizan la libertad por lo que el mensaje era: La libertad y la paz prevalecerán. Los tours en autobús fueron también un acto de solidaridad. Los académicos, periodistas, activistas de la paz y los estudiantes se trasladaron en autobuses a dos cárceles para guardar vigilia. Y las canciones que rememoraban a la poesía callejera eran canciones de paz y la libertad.

Académicos y estudiantes se reunieron fuera de una prisión. Ahí se elaboraron tarjetas con mensajes de paz para los profesores presos por la dictadura.

VIDEO https://www.youtube.com/watch?v=jyQuSdbzmfs

Publicado el 14 de abril de este año, este video muestra a miembros del the Boğaziçi University Folklore Student Club cantando una canción escrita para los académicos encarcelados. Y les dicen: “Estamos aquí para llevarte”. Ese día se volaron papalotes en el cielo de la prisión.

Es difícil escribir una conclusión crítica en este escrito, ya que la búsqueda de la verdad se ha convertido en un acto muy peligroso en Turquía. Voy a dejar que otros hablen desde sus lugares de lucha:

El jefe de la ONU de Derechos Humanos, Zeid Raad El Huseyin, recién pidió a una investigación independiente sobre los civiles que fueron quemados hasta la muerte en Cizre. Erik Ene Zürcher, un reconocido historiador, devuelvió la medalla de honor que le había dado en 2005 el Presidente de Turquía. "Las libertades básicas en Turquía no existen", dijo. La esperanza de una Turquía democrática ha desaparecido. Yervant Bostancı, un músico, recientemente dijo que tenía dificultades para expresar lo que había presenciado en Surici, Diyarbakir, el lugar donde nació y se crió. "Estoy muy, muy triste --dijo--, mi alma está sangrando."

Recientemente alguien me dijo que soy un “académico bajo riesgo”. Si esto es cierto, lo mismo deberemos decir para todo este proceso. Las universidades en Turquía están bajo riesgo porque la libertad académica está desapareciendo. Y con ella el futuro de Turquía. Por ello también mi alma está sangrando. Sin embargo, mantengo la esperanza. Los papalotes volarán y los tiranos caerán. La verdad prevalecerá, al igual que la paz.

Puerto Libre/Revista Nexos

Mientras voy leyendo las entradas al hashtag #MiPrimerAcoso, oigo el Agnus Dei de Jenkins. Cantar quita el miedo, pero no consigue quitarme la tristeza. Todo esto que leo sigue pasando, como un aire ruin, a nuestro alrededor. Aquí tan cerca, entre mujeres que tienen Twitter y teléfonos inteligentes.



Con frecuencia tendemos a creer que el mal está en otra parte, entonces alguien lo nombra a nuestra vera, tan abrumador como parece transparente.

Hay hombres que están mal hechos por dentro, incluso si salieron de mujeres que también pueden haber sufrido acoso o mucho peor, violación, violencia, maltrato a sus hijos, espanto diario. Pero también cuando al parecer han vivido en familias estables y sin violencia.

Yo había olvidado por completo lo que podría considerar como mi primer acoso, no me marcó como el peor agravio, pero buscándolo recuerdo que cuando Brasil ganó el Mundial en 1970, un periodista entrado en años, si yo tenía diecinueve él pudo tener cincuenta, me pescó a besos en la boca sin que yo quisiera y por sorpresa. A mí, lo digo con cierta ironía, porque ya no era niña, nunca me habían besado en la boca, y jamás, en ninguna parte, con tal fuerza. No pude, ni supe cómo alegar defensa, salí corriendo. Pensé que esos besos no estaban entre mis quimeras, me turbaron. Un disgusto me persiguió esa noche. Recorrí muchas veces los bordes de mis labios, imaginando algo mejor. Con la lengua, con los dedos: algo más benévolo. Todo eso tenía que ser distinto, deseado, casi sobrenatural.



Seguir leyendo el Puerto Libre de Ángeles Mastretta en Revista Nexos:

http://www.nexos.com.mx/?p=28529



Ilustración: Gonzalo Tassier

¿Qué es un dios? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cuándo y cómo nació la noción o la idea de dios? Estas y otras preguntas sobre el origen y la naturaleza de dios han sido temas ineludibles para teólogos, historiadores, filósofos, antropólogos e interesados en la religión de los pueblos y las naciones. Sin embargo, el objetivo de este texto es presentar una interpretación sobre la creación de los dioses en la antigua Mesoamérica, o más precisamente, cuáles fueron los instrumentos utilizados en la creación de la idea, la concepción y la imagen de los dioses. Mi recorrido es histórico y de larga duración: va desde los olmecas, 1500 años a. C., hasta poco después de la conquista y los tiempos recientes. Es decir, incluye los cultos y mitos actuales de los pueblos indígenas de México y Centroamérica.

Las características que definen a los dioses, sus imágenes, representaciones, poderes y efectos sobre el mundo sobrenatural y terreno fueron rasgos meticulosamente construidos por sus creadores. Esta es la tesis que sostengo aquí, apoyada en el análisis de dos deidades principales de la antigüedad prehispánica: el dios del maíz y el dios del viento.



Seguir leyendo en Revista Nexos: http://www.nexos.com.mx/?p=28461

Hay gente que nos enriquece la vida con sus conocimientos, su curiosidad, su sabiduría y hasta sus chismes coloquiales. Humboldt fue una de esas personas, un científico genial y versátil, pero también un gran divulgador y un ser particularmente curioso. Vivió hasta los 90 años, viajó por todo el mundo, corrió riesgos y modificó el sistema de enseñanza universitario porque privilegió el aprendizaje en base a la experiencia por encima de la simple información. Quizás le dio tiempo de hacer muchas cosas porque nunca se casó.

A México llegó en 1803, cuando tenía apenas 34 años y llevaba poco tiempo de haber heredado una gran fortuna de su madre viuda y recién fallecida. Una madre fría y enérgica a la que algo extrañó, aunque al parecer valoró más la libertad que le regaló su orfandad. Su inteligencia era de amplio espectro, pues igual le interesaban la botánica, la minería, la geografía, pero también la comida, las costumbres y las formas de vida de los pueblos que iba visitando.



Humboldt.

Carlos de Montufar



A México llegó acompañado por el Doctor y naturalista Aimé Bonpland y un joven noble peruano, guapo como Adonis, Carlos de Montúfar, con quien sostenía una relación amistosa y amorosa. Muchas biografías de Humboldt no tocan ese vals, pero el vals está ahí y no debiera sorprendernos ni el que lo hayan ocultado ni el que ahora se sepa. Nada hay nuevo bajo el sol, pero qué tangos hacen quienes pretenden actuar como sí así fuera.

Hablando del sol, leyendo acerca de la visita de Humboldt ,a nuestro país me interesó mucho su relato de cuando él vio por primera vez al calendario Azteca o Piedra del Sol, entonces adosado en el costado poniente de la catedral de México, a la altura de la mirada y al alcance de la mano. La enorme piedra labrada apenas había sido encontrada 13 años atrás, el 17 de diciembre de 1790, mientras se hacían unas obras de nivelación de la Plaza Mayor de la ciudad de México. Casi a flor de tierra y a los pies de la escalinata de la catedral apareció el enorme monolito de basalto de 24 mil kilos.



En 1559, 38 años después de la conquista, estaba por terminar el ciclo del calendario azteca de 52 años. Por miedo a que en esa fecha los habitantes reavivaran el fervor hacia sus antiguas creencias, el virrey de ese entonces decidió enterrar la Piedra del Sol con la parte labrada hacia abajo, como solían hacerlo los españoles con las figuras poderosas de dioses derrotados. 231 años después, el suelo de la catedral dejó que cortésmente un icono y rival en religiones asomara la espalda y luego la cara: ahí, en todo su complicado esplendor estaba una obra emblemática de la cultura azteca. El recopilador Diego Durán ( Sevilla 1537-1588) narra en su Historia de las Indias de Nueva España que la piedra fue traída entre cientos de hombres desde los rumbos de Xochimilco; Durán rescata el nombre de su escultor, Tecpatl, y la posible fecha de su creación, ordenada por Axayacatl 42 años antes de la caída de Tenochtitlán . No recuerdo ninguna otra obra de arte prehispánica de la que se conozca el nombre de su creador.

Eduardo Matos en el Templo Mayor, en el recinto Cuauuhxicalco.

Se supone que la piedra ya tallada fue usada en posición horizontal en ceremonias de gladiadores y de sacrificios rituales dentro de un recinto cerrado llamado Cuauhxicalco. Aunque se le conoce como el Calendario Azteca, en realidad es una piedra ceremonial cuyo tema es el tiempo y la cosmogonía del mundo azteca. Muchos de los símbolos e imágenes que aparecen en la piedra pueden ser rastreados cientos de años atrás, provenientes de otras culturas mesoamericanas. El centro de la piedra está dominada por la cara del quinto sol, el de la era cósmica vigente, con la mitad del rostro descarnado y la mitad con piel, símbolo de la vida y la muerte. Su lengua de fuera tiene la forma de un cuchillo de obsidiana. En sus cuatro costados están los soles de las épocas anteriores, el sol jaguar, el del agua, el del viento y el de la lluvia. Leer y recordar todo lo que significan los símbolos de esa compleja obra es apasionante.

El virrey Revilla Gigedo.

Cuando en 1790 la Piedra del Sol fue descubierta, ya el proceso civilizatorio europeo había dado una buena barnizada al virrey Revilla Gigedo, quien tomó la decisión de conservar, valorar y proteger tan maravillosa pieza .Primero la dio en custodia al clero de la catedral y en 1793 se decidió fijarla en el exterior de la torre poniente; ahí, a la intemperie, permaneció otros cien largos años .Los colores originales se fueron desvaneciendo aún más y sólo quedaron restos de los pigmentos amarillos y rojos, los colores del sol, con los que fue pintada. Durante la guerra de intervención de Estados Unidos contra México, entre 1847 y 1848, los soldados norteamericanos que tomaron la ciudad de México usaron algunas veces la escultura para tirar al blanco. Esa anécdota habría que contársela a Trump, tan respetuoso de otras culturas. Por eso la parte de la cara del Quinto Sol está sumamente dañada. En 1887 fue trasladada por órdenes de Porfirio Díaz al Museo Nacional. Hay una foto fantástica de Porfirio Díaz junto a la enorme pieza; encontré otra de Venustiano Carranza retratado en el mismo lugar y en la misma postura.

La piedra y el poder.

En 1964 la Piedra del Sol fue trasladada al Museo de Antropología e Historia, ocupando un espacio central y lleno de luz, como compensación a tantos años de obscuridad y de castigo.

Entre otras anécdotas más, Humboldt cuenta también que el Marqués de Güemes, Conde de Revillagigedo, fue el responsable de hacer el primer censo de la Nueva España. Según sus datos, la ciudad de México tenía entonces 135 mil habitantes, diez mil de ellos miembros del clero. Un cura o monja por cada 13 habitantes. El bajo clero podía vivir en la miseria mientras las altas jerarquías tenían fortunas mayores a las de un príncipe alemán; el país tenía poco más de cinco millones de habitantes. Muy cerca del Palacio del Virrey, hoy Palacio Nacional, las chinampas aún llegaban con verduras y frutas de una variedad increíbles. Humboldt conoció y describió con precisión un sistema hidráulico prodigioso y frágil cuya crisis pronosticó con exactitud.

Le alarmó la desigualdad social y así lo contó: "Hay una enorme y lacerante desigualdad entre ricos y pobres. México es la ciudad de los palacios y la abundancia, pero también la de los jacales y las pocilgas, la penuria y el infortunio. Hay salidas, solo falta que en España deseen encontrarlas; los gobernantes de verdad interesados en la educación y el bienestar de la población, por su propio bien procurarían eliminar la monstruosa desigualdad de derechos y fortunas, aunque tendrían que enfrentar poderosos obstáculos." No lo hicieron y los alcanzó la terrible y violenta guerra de independencia.

Las manos y el cerebro que escribieron esto, también tocaron y valoraron bajo el sol de la plaza mayor de México a la enigmática cara central del Calendario Azteca, la fiera cara del dios Tonatiuh, líder del cielo, el Quinto y último sol azteca, inmortalizado en la Piedra del Sol que acababa de ver de nuevo la luz.

1. Circulares y Santo Patrón del barrio anfitrión de la Tlahuanca en el templo de la Capilla Real o de Naturales



2. San Pedro de Ánimas y Santa María Magdalena Coapa. Barrio anfitrión de la Tlahuanca-2016



3. Mayordomos de los Circulares y de los diez barrios de San Pedro Cholula en la Fiesta de la Tlahuanca



4. La ceremonia de la Misa en el Altar del “Anima sola” y los Alumbradores (tiachcas y principales).

5. Tiachca participando en la Comunión como acto de reflexión, espiritualidad, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo que recuerda la pasión y muerte de Jesucristo y a los difuntos tiachcas.

6. La entrega de la Cruz de San Pedro de Ánimas, elemento que representa la Fiesta de la Tlahuanca.

7. Responsorio durante la Procesión de San Pedro de Ánimas.

8. El tochacatero haciendo sonar el tochacate que recuerda el lamento de los difuntos, recuerda la Pasión de Jesucristo y como instrumento para atraer la lluvia.

9. Agradecimiento del barrio anfitrión a mayordomos de barrio, principales y Tiachcas.

10. Agradecimiento del barrio anfitrión a mayordomos de barrio, principales y Tiachcas.

11. Agradecimiento a mayordomas de barrio. Quienes portan cetro y plato.

12-13. Tiachcas, principales y mayordomos bebiendo pulque como elemento que simboliza y para celebrar la Tlahuanca

14. Tochacatero anunciando la partida al terminar la ceremonia.

15. El anfitrión se retira del templo de la Capilla Real o de Naturales hacia su barrio

Un día despiertas con la certidumbre de ya no poder entender ni descifrar el mundo en el que vives. Recuerdas que hubo pequeños avisos casi imperceptibles antes de llegar a esta certeza: una tarde ya no viste el enorme pirú que estaba en el cruce de una calle diagonal con una recta. El aire todavía huele a su resina, pero él ya no está ahí, lo talaron ayer para que se vea bien un espectacular desde el que sonríe alguien cargado de promesas. Otro día pasaste por la casa colonial del siglo XVII en la que estaba la tienda de mochilas llamada "El Potro Alazán" y ya solo quedaba la fachada; sus tres patios son ahora un estacionamiento propiedad de un señor que tiene cientos de gasolineras. El INAH nada vio, ni nada supo. Rumbo a las 2 sur han ampliado la calle Margaritas y del camellón desapareció una jacaranda que tenía una buganvilia trepada hasta la punta, una oda al color en primavera. Subes a la terraza del hotel Colonial y entre la cúpula de la Compañía y tu mirada se interponen dos antenas repetidoras de sepa dios qué. Frente a la pirámide de Cholula coronada por el templo de Los Remedios han puesto un alumbrado público muy salidor, de luz mercurial y postes largos en forma de chicote. Ya no está limpio el paisaje entre la pirámide y tú, ya hay un estorbo, ya no se ven las flores. La ex fábrica textil de Mayorazgo fue demolida tan lentamente que dio tiempo de que te acostumbraras al hueco que quedó en su lugar, como una boca negra y sin dientes. Justo ahí, en el nudo vial de cuatro calles por el que cruza el metrobús, construirán unas torres inmensas. En un costado de catedral, en la calle cerrada de la 3 oriente, dos enormes pantallas de plasma y una carpa gigante tapan la reja y afean el zócalo porque va a haber un concierto. Los probadores del sonido, los reyes de la plaza, cuentan a todo volumen, "uno, dos, tres, probando, uno, dos, tres, probando". La catedral, el plasma y esa carpa de plano no se llevan.



La destrucción criminal de la antigua fábrica Atoyac Textil, en Mayorazgo.

Tras el crimen impune, la especulación inmobiliaria y "los desarrolladores".



Anoche antes de dormir supe que sobre la barranca donde desembocaba el río Chinguiñoso tirarán los pocos árboles que quedan y construirán un centro comercial; la barranca unirá los predios de dos particulares para lograr tal fin. Los caminos del agua tienen memoria, igual que los caminos de la mente. El agua de repente recuerda, retoma sus caminos y se lleva todo a su paso: ¿Se llevará graciosos cafecitos, tiendas de ropa y carritos del súper gourmet con todo y la señora que lo irá empujando? Ya saldrá la nota en los periódicos y luego se olvidará, aunque el agua no olvide y regrese otro día por su factura

Las referencias que me hacían familiar mi ciudad van desapareciendo y la vista de los volcanes hay que espiarla de puntitas entre espectaculares que anuncian más progreso hacia al precipicio de la modernidad. ¿No progresaríamos si se quitaran y viéramos la vista? ¿No podrían retroceder para quitarlos? ¿Por qué hay espectaculares en los camellones públicos? ¿Quién los regentea? ¡Dioses! Ya tampoco se ven los volcanes desde ningún punto del cerro de la Paz. Y no tenemos un mapa mínimo de lo que debiera preservarse sin reservas ni en la ciudad, ni en el estado, ni en el país.



Todo se vende en el paisaje poblano.

Immanuel Kant, (1724-1804) uno de los grandes filósofos alemanes de todos los tiempos, pasó su vida dentro de los alrededores de su ciudad natal, Königsberg, pensando, escribiendo y dando clases. Fue un estudiante constante, no espectacular. La constancia, ay la constancia. Por fin la estoy entendiendo como un don equiparable a la paciencia. El gran constructor de la "Crítica de la Razón Pura" era un alma humilde, necesitada de la rutina de sus hábitos y aferrada al paisaje. Uno de sus grandes tratados fue el de "Observaciones sobre lo bello y lo sublime". El hombre es un animal de costumbres y él era el emblema de ese dicho. Desde ayer me uno a él de la manera más enfática. ¿Qué somos sin nuestro paisaje, sin raíces, sin sombras y rincones familiares?

Immanuel Kant (1724-1804)

Kant era tan metódico que la gente de Königsberg sabía la hora exacta cuando Kant pasaba de ida o de regreso de la universidad a su casa. Era un reloj ambulante. Un día el filósofo no fue a clases. Se preocuparon todos y pensaron lo peor. Seguro había muerto. Fueron a su casa y el único y discreto empleado de Kant les dijo que estaba incomprensiblemente triste, mirando silencioso por la ventana de su estudio. Pasaron semanas hasta que cayeron en la cuenta de que el vecino de al lado había tirado el árbol que Kant veía todos los días mientras escribía. La intención era buena: que entrara más sol a su jardín. La comunidad se organizó y sembraron un árbol lo más grande posible para suplir al caído....y poco a poco Kant recobró la paz del espíritu.

El tiempo exacto con el filósofo caminante.

Él mismo explicaría lo sucedido así: "Cualquier cambio me hace aprensivo aunque ese cambio ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy convencido por este instinto mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos que las parcas tejen finos y débiles, en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a quienes piensan tan bondadosamente por mí, al grado de comprometerse con mi bienestar, pero al mismo tiempo pido del modo más humilde, protección a mi estado frente a cualquier alteración."

Cuando Kant salió de ese largo silencio tenía 57 años; el resultado fue su obra de la Crítica de la Razón Pura, obra poco comprendida en su momento, pero piedra angular del pensamiento filosófico contemporáneo, pues en esa obra Kant defiende la autoridad de la razón pero también marca sus límites y la necesidad de la virtuosa unión de la razón sumada a la experiencia. Y esta obra estuvo a punto de no ver la luz porque al filósofo le tiraron su árbol más amado.

Ya no descifro al mundo, los hilos de la parca son débiles, muy finos.

Arbeitszimmer Lithographie, Better Credo, Königsberg Antique.