La Psicomunidad en José Cueli y la posibilidad de recuperar por la psicología la cohesión social Destacado

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Mundo Nuestro- Los próximos 9 y 10 de noviembre se llevará a cabo las IV Jornadas sobre la infancia y la adolescencia: La normalización de la violencia en el Siglo XXI en las instalaciones de la Universidad del Valle de México, Campus Puebla.

José Cueli, quien presentará una conferencia magistral en el evento, es uno de los más importantes investigadores sociales en México, con una larga trayectoria académica y profesional en el campo del psicoanálisis y sus aplicaciones para la vida de una comunidad.

El siguiente texto analiza sus teorías en torno a la realidad de la marginación en México y el sufrimiento que genera en la vida cotidiana de las personas, y describe los métodos de trabajo de campo de los psicoterapeutas que se animan a abordar la dramáticas condiciones de violencia que sufren actualmente las familias en nuestro país. Y por esa vía contribuir como profesionales de la psicología a la azarosa tarea de reconstruir el tejido social de las comunidades.



El texto fue tomado del libro Psicoterapia de grupos : teoría y técnica a partir de diferentes escuelas psicológicas, El Manual Moderno, México, 1999, de José de Jesús González Núñez.

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El doctor José Cueli fue director de la Facultad de Psicología de la UNAM, en el periodo de 1969 a 1973 y en la actualidad es profesor titular C de la misma institución. Ha publicado varios libros, entre los que se encuentran Teorías de la Personalidad, Psicocomunidad y Psicoterapia Social. Es miembro didacta y ex director del Instituto de la Asociación Psicoanalítica Mexicana.

La parte medular de la teoría propuesta por el doctor José Cueli es el método de Psicocomunidad aplicado en comunidades rurales y zonas urbanas marginadas, tema de gran actualidad que él expone con una visión totalizadora y sistemática. Describe las técnicas para trabajar con la clase marginal y propone la formación de equipos de salud integrados por médicos y psicólogos que actúen con el auxilio del método clínico en una comunidad. Dichos equipos tienen por objeto ayudar a la población rural urbana a integrarse a la vida social y productiva de la ciudad, además contribuir, mediante el establecimiento de relaciones interpersonales de cooperación mutua, a la solución de problemas psicológicos, de salud, vivienda y educación que, por lo general, son los que más afectan a ese tipo de comunidades. El método de Psicocomunidad ya ha sido aplicado con éxito en una zona marginada de la ciudad de México.



Psicoterapia de grupos: Teoría y…

Conceptos teóricos.

En el modelo de Cueli, las observaciones acerca de la conducta de un grupo de personas se ajustan a las proposiciones del modelo psicoanalítico (Rapaport, 1949, 1960, 1962), del que se derivarán las aproximaciones hacia una teoría general de los marginados. La comunidad, como sistema con cierta línea de comportamiento, también presenta tensiones frente a estados carenciales, sobre todo en comunidades marginadas que enfrentan importantes carencias, tanto físicas como sociales, entre las cuales es posible mencionar la falta de servicios, habitación inadecuada, inseguridad, altos índices de mortalidad infantil, abortos ilegales, muertes por accidente u homicidio, y prácticamente todo tipo de carencias que depriva y mantiene en estado de frustración, estrés y depresión, e incluso en estados subjetivos de alerta y agresión. Es por esto que tales comunidades son poco saludables en el aspecto físico y mental.

En la persona, la carencia se manifiesta con los intentos para descargar la tensión en forma de ideaciones, fantasías y sueños, gobernados todos por el proceso primario del pensamiento; mientras que en los grupos humanos, en la comunidad, el nivel de carencias en todos los aspectos es tal, que la descarga se manifiesta de manera directa, sin dar cabida a la demora y presentándose en forma de conducta o actuación, por lo general en el nivel motriz, lo cual puede llegar a entorpecer el funcionamiento adecuado de la comunidad marginada dentro de lo que es considerada la realidad (Cueli, 1990). Pero para quienes se dedican a trabajar con estos grupos, el principio de realidad se da por estas actuaciones motoras descargadoras de la tensión, que no tienen posibilidad de demora y menos de funcionar con un pensamiento regido por el proceso secundario; como consecuencia, el contacto que se establece entre los integrantes de este grupo humano es del nivel más primitivo, es decir, cutáneo.

El proceso de los afectos que aparecen en el terapeuta se lleva acabo en una sesión de grupo llamada supervisión. En ésta, el grupo de terapeutas concientiza los afectos despertados en cada uno de ellos y los efectos que éstos pudieran haber tenido sobre su conducta en la comunidad, con lo cual se espera que la modifiquen en la siguiente visita a la localidad estudiada. Tal modificación conductual afectará, a su vez, la conducta de la comunidad, produciendo respuestas que confrontarán a los terapeutas con sus propias carencias y que percibirán entre los miembros de la comunidad. Este circuito se cierra una y otra vez durante el transcurso de la investigación, en forma de realimentación.

En este caso también se establecen controles referentes a la duración de la investigación, el horario de visita a la comunidad y el lugar donde se realiza la exploración. El objetivo es situar a la comunidad y a los terapeutas dentro de un marco de referencia realista que posibilite el manejo adecuado de la revivificación de las situaciones de abandono y de la angustia de separación concomitante.

Los pacientes estudiados no poseen un desarrollo cognoscitivo, ni cuentan con aprendizaje de símbolos, anticipación de conductas, manejo de horarios y del tiempo, de espacios y lugares, ni menos aún de los escenarios; todo lo cual es necesario para que un grupo se integre y pueda manejar tareas organizadas, como aquéllas típicas del individuo urbano. Esta limitación se puede apreciar en la dificultad inicial para establecer un horario y un lugar dónde llevar a cabo las reuniones que son la base de la relación grupal.

Los miembros de la comunidad marginada, en su situación traumática desorganizante, tienden a recurrir una y otra vez a las pautas culturales. Esta vinculación tiene que ser personal; incluye no sólo dar y recibir, sino estar, como parte de un proceso de constancia objetal. Las personas marginadas manifiestan, con respecto al grupo terapéutico, acciones inexplicables debidas a su limitada información. Es necesario destacar de qué manera la escasez de modelos de referencia ocasiona que sus valores sean tergiversados e irreales, con base en el nivel prestigioso que posee el grupo terapéutico para ellas. De acuerdo con lo que se ha encontrado en el estudio, al aceptar las cargas hostiles y depresivas de estos individuos, los miembros del grupo terapéu­tico sufren con rapidez un proceso regresivo. Es ahí donde inicia el tratamiento, por medio de la relación.

Los elementos (procesos primarios) de los miembros de la comunidad marginada que surgen en el grupo y que son excluyentes, son la madre invisible que los separa. El grupo terapéutico frustra los intentos de desintegración de tales miembros (cuando aparece en éstos una fuerte disminución de la autoestima), al permitirles expresar sus carencias, incluida la repetición de la situación traumática en la elaboración de la pérdida y del impedimento para el desarrollo de las funciones intelectuales, así como de las funciones agresivas y de escape.

Cuando la intensidad de una situación traumática es muy penetrante, la persona se fija en esa pérdida y no puede reconocer ni percibir nada del exterior, pues se altera el mecanismo perceptual, el cual se vuelve limitado e impide la integración al trabajo. No puede esperarse que los niños, hijos de los miembros del grupo marginal, puedan tener un desarrollo adecuado, puesto que experimentan las mismas privaciones respecto del trato que reciben de sus padres. Estos, a su vez, los abandonan, generán­dose así la amplia gama de la situación marginal. Es evidente que este grupo no tiene constancia de objetos esenciales para poder captar la realidad, y este es el punto en el que la metodología propuesta por Cueli (1975) asiste a la comunidad, al margen de que las personas se alejen o a la larga se incorporen; el prestarles un yo genera una realimentación que acaba por atraer al grupo, cohesionarlo y, finalmente, por modi­ficar a la comunidad. Al mismo tiempo, el grupo terapéutico es incluido por el marginal y confrontado con sus propias carencias, lográndose que el primero no sea absorbido por la comunidad, ya que si esto ocurre pierde efectividad.

Las manifestaciones patológicas del grupo marginal son alteraciones del pensa­miento y de la percepción pretemporal, así como fuertes tendencias paranoicas, expresadas en la desconfianza. Estas manifestaciones, así como también las actitudes francamente hostiles, aparecen durante el desarrollo y al final del trabajo con el grupo. También se observa la presencia de desconcierto en el tiempo, lo cual crea problemas en el establecimiento del proceso terapéutico. Asimismo, la desorientación en el espacio impide reconocer los lugares de la ciudad, asistir a oficinas burocráticas y reunir todos los elementos necesarios para organizarse.

Por otra parte, la carencia produce incapacidad para el control y para la tolerancia a la demora, además de impedir expresar la depresión, que propicia, por una parte, que la situación traumática se repita y, por otra, que se condicione la escasa capacidad de autocontrol de los impulsos, la actividad reflexiva pobre y el desarrollo de los procesos acumulativos. En la medida en que la atención se concentra en las pérdidas, es difícil que se pueda percibir alguna otra cosa; por este motivo, el grupo no puede aprender a integrar y comunicar su capacidad de estar triste, y esta imposibilidad para la verbalización, a su vez, impide la elaboración de los procesos depresivos.

Los miembros del grupo marginal pasan mucho tiempo esquivando el trato con el equipo terapéutico, siempre creen que hay "gato encerrado", actitud que, además de sustentarse en la desconfianza básica, se refuerza por las experiencias pasadas.

El grupo marginal tiene dificultades para consolidarse, porque el mundo de sus miembros es anárquico, individual y sin ninguna posibilidad de unión; de hecho, cohesionarlos es una función del grupo terapéutico. Una de las características de este grupo, cuando se empieza a formar, es la ausencia de cohesión entre sus miembros.

Es difícil lograr que establezcan relaciones entre ellos porque nunca han aprendido a hacerlo. Lo anterior reproduce lo que han observado en sus familias: no hay comunicación con los vecinos, sólo la realizan de manera ocasional, pero rara vez en forma horizontal. En estas condiciones, los afectos se comunican por canales prever-bales: el timbre, la intensidad y el tiempo de los mensajes verbales y los modificadores cenestésicos, la gesticulación, las risas y otros ruidos vocales. Los miembros de este grupo hablan poco entre sí acerca de sus sentimientos y casi no comentan respecto de los sentimientos de otros; la falta de reactividad selectiva, por parte de unos y otros, sugiere que reaccionan a sus propios impulsos internos más que a la conducta de los demás elementos.

Para el grupo marginal, el grupo terapéutico, al cual siente que nunca podrá pertenecer, posee valores que mantiene o defiende y que destacan su propio estado inferior, al reducir su bajo amor propio. En el transcurso del tiempo se añaden una serie de símbolos verbales, corporales y culturales muy limitados y una actitud social cada vez más desconfiada, con apariencias y modales diferentes. Es comprensible que se puedan esperar decepciones y fracasos en la confianza mutua y en la capacidad para formar conceptos, sobre todo en lo concerniente a las relaciones interpersonales.

Un problema en el establecimiento de la relación entre grupos, es el de la comunicación. El hecho de no compartir los símbolos y las experiencias importantes contribuye a la formación de una relación vertical y al empobrecimiento cultural del grupo marginal. Por eso es importante que el grupo terapéutico sea capaz de desha­cerse de sus modales y de colocarse en el lugar del grupo marginal pues, en la medida en que lo haga, podrá establecerse el proceso de la comunicación; de hecho, no existe otra posibilidad de lograrlo. Es en ese nivel en el que el grupo terapéutico recibe la influencia de lo que es, en realidad, la situación traumática y en el que revive con dolor sus carencias. La diferencia es que un grupo tiene defensas débiles y en el otro éstas son fuertes, además de mantener un yo observacional, el juicio y el criterio alertas.

El grupo marginal, al entrar en contacto con el exterior, tiene que intuir las demandas y exigencias desde el conflicto, o en su lugar, establecer y usar una relación con personas del sistema dominante que le son necesarias para obtener elementos que sepan socializar y realizar la comunicación con el exterior. Esta le resulta muy difícil a este grupo, porque no tiene la capacidad de registrar un diálogo, lo cual tiene que ver con percibir la indicación de que la otra persona ha escuchado y de que está de acuerdo, o no, con lo expresado. Al grupo marginal le es imposible llegar a la conclusión acerca de algún tema; los indicadores de cierre o fin de la conversación nunca son compartidos por los otros y la relación puede hacerse interminable.

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Aspectos técnicos.

Psicocomunidad es un método de investigación, influencia y exploración de la comunidad que toma como marco conceptual los modelos psicoanalíticos de Rapaport (1949, 1960 y 1962). Este método se planteó para ser utilizado dentro de un contexto de comunidades marginadas, utilizando la presencia y el tiempo del investigador como instrumento modificador. Es un modelo psicoanalítico a corto plazo, que ha mostrado ser útil para estudiar y modificar comunidades. Aunque originalmente se aplicó al mejoramiento de las ciudades y más tarde al desarrollo rural, ha sido utilizado también en zonas urbanas marginadas. El enfoque comunitario (Cueli, 1989) posee características especiales (véase cuadro 18-1). Cueli parte de la conceptuación de dos grupos fundamentales:

  1. El grupo de investigadores marginales, integrado por los miembros que forman el grupo con el que se va a trabajar y sobre el cual se trata de influir, y que son parte de la comunidad que se aborda.
  2. El grupo formado principalmente por psicólogos y médicos que se reúnen para influenciar y cambiar, de manera positiva, a una determinada comunidad. Este grupo tiene dos modos paralelos de trabajo: La supervisión, que es la sesión en la cual se reúnen los miembros para manejar los afectos involucrados en el trabajo terapéutico en la comunidad.
  3. La reunión técnica, donde se manejan los aspectos técnicos, tanto del equipo como de la comunidad. La realización de este método implica los siguientes pasos (González Núñez, Monroy y Kupferman, 1978):
  • Se selecciona una comunidad marginada para ser investigada, explorada, estudiada y modificada.
  • Se conjunta un grupo de exploradores e investigadores que acuden a la comunidad a cumplir sus propósitos.
  • Dicho grupo de investigadores revisa con un supervisor, antes de asistir a la comunidad, las fantasías que tiene acerca de ella.

4. La distribución de la comunidad se realiza por calles o manzanas. Cada investigador visita entre 10 y 15 familias en un lapso de 10 a 15 semanas. La visita tiene un tiempo estable y fijo de 15 a 30 minutos. Los investigadores visitan esas casas aunque no sean aceptados por la familia visitada, permaneciendo el tiempo establecido en el lugar o cerca de él, ya que lo que ofrecen es una relación emocional, es decir, su persona, su tiempo y comprensión de sus problemas.

5. Después de visitar la comunidad, los investigadores se reúnen con un tutor quien resuelve los problemas técnicos y prácticos que se presentan durante las visitas hechas a la comunidad.

6. De manera posterior, se reúnen con un supervisor previamente entrenado, quien trabaja sobre todo los problemas emocionales que enfrentan los investigadores como resultado de su visita a la comunidad.

7. La función de los visitantes (investigadores) es dar, y sólo reciben en la tutoría y supervisión.

Características del enfoque comunitario

  • Propone la prevención en tres niveles: primario, secundario y terciario.
  • Es un enfoque comprensivo, holista y sistemático que pretende una redistribución del poder y, en consecuencia, nuevas formas de liderazgo y de transacción entre los grupos humanos; un cambio social que, sin utilizar la violencia, busque el bienestar personal, grupal y comunitario mediante el establecimiento de la justicia y la igualdad; una reorganización y valoración de los propios recursos; una organización basada en la autodirección constructiva por parte de la comunidad, con el propósito de que ésta sea cada vez más capaz de tomar decisiones y de llevarlas a cabo sin depender de la intervención externa.
  • Es desprofesionalizante, es decir, trata de desarrollar las destrezas y habilidades de los miembros de la comunidad para el desempeño de actividades relevantes al sistema.
  • Es interdisciplinario.
  • Es concientizador y politizante, promueve la participación, responsabilidad y toma de conciencia de los individuos acerca de los condicionamientos externos e internos de la comunidad.
  • Utiliza los siguientes modelos de intervención: de salud mental, de ecología, de acción y organizativa.

Por otro lado, el desarrollo de las comunidades urbanas involucra determinadas fases o etapas, mismas que se presentan en el cuadro 18-2.

Fases en el desarrollo de comunidades urbanas

1. Creación de un sentido de cohesión social, con base en el vecindario y el estrechamiento de las relaciones grupales. 2. Aliento y estimulación de autoayuda mediante la iniciativa de los miembros de la comunidad.

3. Motivación por medio de agencias externas, cuando la iniciativa de autoayuda esté ausente.

4. Utilización de métodos persuasivos y no compulsivos para inducir los cambios necesarios en los esfuerzos de la gente.

Identificación y desarrollo del liderazgo local.

6. Desarrollo de la conciencia cívica y del consenso acerca de las responsabilidades ciudadanas.

7. Empleo de asistencia profesional y técnica para apoyar los esfuerzos de los miembros de la comunidad involucrados en el proyecto.

8. Coordinación con los servicios públicos para afrontar las necesidades y problemas del vecindario.

9. Proporcionar entrenamiento en procedimientos democráticos cuyo resultado sea la descentralización de algunas funciones gubernamentales.

OTROS ASPECTOS METODOLÓGICOS

La técnica psicocomunitaria involucra a los siguientes aspectos mecánicos u operativos:

  • Previa al enfrentamiento con la comunidad, se tiene una sesión de grupo con los investigadores, para que cada uno exprese su fantasía de lo que le sucederá a él durante su estancia en la comunidad, y que esté en relación con sus pobladores, por ejemplo, un aborto. • Se establecen ciertos controles, referidos a la no comunicación entre los investigadores, el horario fijo de permanencia en la comunidad, la duración de la exploración, el establecimiento del lugar donde se realizará ésta, el mantenimiento de una regla de abstinencia (no dar información a los observadores con respecto al motivo de su presencia dentro de la comunidad, pero sí establecer comunicación con ellos). • Reunión posterior, donde cada investigador informará acerca de su experiencia dentro de la comunidad.

El método a seguir es el de registrar la frecuencia en la aparición de un contenido, tanto en la fantasía como en el informe de la experiencia en la comunidad, su recurrencia y repetición. Sólo se consideran válidos el o los datos que aparezcan en todos o en la mayoría de los investigadores. La información se interpreta de acuerdo con los siguientes criterios:

  • Cuando la uniformidad en la aparición de un contenido ocurre en una fantasía previa al enfrentamiento con la comunidad, esta percepción fantaseada es un índice de las carencias de los individuos que componen el grupo de investigadores.
  • Esta percepción es también un índice de la distorsión que poseen respecto de la realidad de la comunidad, la cual les producirá una percepción parcial, selectiva o ambas, de donde se infiere que el proceso de la percepción está matizado por elementos subjetivos profundos.
  • Lo que aparece como común a todos los investigadores en el informe de su experiencia con la comunidad, está determinado en parte por la realidad física y social dada, y también por las carencias de los investigadores.

En conclusión, los aspectos teórico-prácticos más importantes de la teoría de Cueli son los siguientes:

  1. Las carencias individuales, que son casi las mismas para todos, pueden diferir en intensidad y tiempo de aparición; en el transcurso de la exploración esas carencias determinarán, o por lo menos matizarán la fantasía previa que se tiene de lo que se va a confrontar y, por tanto, distorsionarán, en mayor o menor cuantía, la percepción de la realidad.
  2. La incomunicación por parte de los investigadores arrojará datos acerca de la generalidad del sufrimiento de estas carencias y marcará los límites de error en la percepción de la realidad.
  3. Los horarios de presentación y el tiempo de estancia en la comunidad dan el marco de referencia realista a la investigación y permiten manejar de antemano la angustia de separación, tanto de la comunidad como de los investigadores, la cual se presentará al término de la misma.
  4. La regla de abstinencia tiene por objeto producir una regresión en la conducta de los investigadores que haga surgir la actuación de sus carencias o, por lo menos, su verbalización; esta regresión será una especie de proyección de sus carencias.
  5. La reunión posterior a la visita a la comunidad tiene como funciones primordial-les la recolección de datos, la posibilidad de permitir que los investigadores elaboren las confrontaciones con sus propias carencias y concienticen los afectos surgidos, señalar las indicaciones de lo que se realizará en la siguiente exploración, y determinar los efectos causados por el grupo de investigadores en los miembros de la comunidad.

Cualquier división de las ciencias resulta artificial; sin embargo, es útil adoptar alguna con propósitos definidos. Cueli acepta que las ciencias sociales tratan del comportamiento humano, a él se aproximan en forma directa la antropología, la sociología y la psicología; por lo regular éstas emplean técnicas afines, tales como cuestionarios, encuestas, entrevistas y otros, pero también cree en la importancia de buscar una delimitación más exacta en los propios puntos de vista de cada una de estas disciplinas.

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