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Frailecillos / Sergio Mastretta, reportero Destacado

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Voces en los días del coronavirus

Sergio Mastretta / periodista

(Este texto se publicó originalmente el 24 de junio en el portal digital de la revista Nexos dentro de la serie "Covidiario")



La vida replegada. Afuera, en la calle, se sujeta a ritmos que no son los míos. Lo sabe el río Atoyac cercano a casa, que ruge tras la tormenta al caer la tarde del martes 23. También las pálidas milpas, jovencísimas, en lo que eran las ciénegas de Texmelucan y Tlaxcala en la ruta del río hacia la ciudad, se alegran tras la sequía que ha acompañado un temporal infame. Fines de junio y apenas llega el azote del cielo para diluir las aguas podridas del río muerto. Los frailecillos (Macrodactylus nigripes) se alegran también desde sus larvas pues ya se miran como adultos en el festín de las espigas en la polinización de julio y agosto. Altísimo riesgo para los que sembraron en abril. Y para la tierra a la que le caerán los insecticidas clorados y fosforados. Los campesinos maiceros, que no les hablen a ellos de plagas y pandemias.

Frailecillos (Macrodactylus nigripes), coleópteros felices rumbo al festín de las espigas…

Miércoles 24. La voz atada a la celda de la computadora en la era fértil del palabrerío.

Un amigo me dice que su papá tiene todos los síntomas del coronavirus. Esperan el resultado en unos minutos. Ahí la palabra es precisa: riesgo. Su padre ronda mi edad, 65 años que se asoman al abismo.



Amanecimos en Puebla con la lluvia y la cuenta de 40 personas fallecidas en las últimas horas y 309 nuevos casos positivos, 914 muertes desde que el gobernador Barbosa habló del molito que te salva de quedar tieso.

En el olvido también su desvarío de la enfermedad de ricos. Con 23 377 mexicanos muertos poco a poco escalamos peldaños en la lista de la Johns Hopkins. En el mundo 478 289, y ya la mirada es telescópica.

La vida a saltos. Hoy 3 de mayo escribo que la cuenta es de 247 431 muertes. Día de la Santa Cruz. Analizo la imagen que me desnuda. ¿Qué se necesita para pasar a la estadística? Ahí estamos cualquiera de los 7 500 millones de habitantes de este desventurado planeta. Su desventura es la nuestra. El mal es sistémico, dicen los enterados. Por dentro y por fuera, el mal está hecho. La historia la cuentan los científicos y la extraen de las autopsias, de la vida de los otros que la han perdido. Su tiempo finalmente desatado. 247 431 muertos a estas alturas de la noche del domingo 3 de mayo, para los cueteros, el Día de la Santa Cruz.



La voz atada. Mi oficio es contar historias y quedar como el cohetero. Tengo 43 años saliendo a la calle a buscar la noticia, como mal decimos en el medio periodístico, pues los hechos se fabrican para venderlos en el mercado. He aprendido a escribir escuchando las historias de los otros. Siempre en mi entorno inmediato. A veces más lejos. Mi historia personal ha sido la de salir a buscar la vida de los demás para intentar entenderla y contarla. Ahora estoy atado en casa. Enfrascado a ratos en conversaciones que se estrellan contra la pared.

En la realidad los hechos se mueven con la libertad de los frailecillos.

Ayer martes 23 de junio, a las 3 de la mañana, un operativo policiaco tomó por asalto varios barrios en Amozoc. Iban por quienes tienen identificados como líderes de una revuelta contra el alcalde del lugar, predicador de la Iglesia de la Luz del Mundo, quien llegó al cargo en otra de las lunáticas alianzas de Morena para ganar en el 2018. El tipo ha conseguido en un año de gobierno que una turba estalle contra el palacio municipal. Ocurrió el 23 de enero de este año. Exigían patrullas y seguridad, agua potable y cuentas claras. Quemaron dos patrullas y se apedrearon a gusto con los granaderos. Una carga de gas y toletes los enfureció, así que tomaron la autopista y exigeron la destitución del de la Luz del Mundo.

El fanático no pone la otra mejilla y se resguarda en su alianza con Miguel Barbosa. Identifica uno a uno a los que encabezanel movimiento Amozoc Seguro. Un activista, Eloy Méndez, el primero de ellos. Cinco meses después, ayer en la madrugada, en un operativo como no lo habían hecho contra ninguno de los grupos de huachicoleros de la región, la policía estatal cumplió con el cateo en búsqueda de los líderes, y lo hizo como lo han hecho siempre en Puebla los gobiernos: sin órdenes de aprehensión a la vista, tumbando puertas, arrojando a los detenidos en las bateas y bajo las botas de los granaderos. Catorce detenidos por el gobierno de Puebla, hoy con marca Barbosa-Morena, igual que con Moreno Valle-PAN o Manuel Bartlett-PRI. Una plaga antigua la de los gobernadores autoritarios en Puebla.

La voz atada del reportero imagina a los reos apretujados en la celda de ingreso en el Cereso de San Miguel. Los cuerpos ahí no tienen nombre y apellido, son larvas con las que se alimentan abogados, ministerios públicos y jueces que afilan el colmillo. Cuando los detenidos en Amozoc lleguen a ella dormirán los primeros días de pie, en un aprieto de sudores, odios y miseria, pues no hay otra forma de que 52 personas quepan en un espacio de 4 por 3 metros. En el rigor de ese infierno sufrirán la violencia de los escupitajos y madrazos del más fuerte ahora, el covid-19. La cuenta de muertos por coronavirus en la cárcel es de 15 hoy. Dice David Méndez Márquez, morenista convertido en secretario de Gobernación por Barbosa, que ya son 176 casos confirmados de coronavirus en las cárceles poblanas. El funcionario no tendrá cómo justificar que un gobierno de izquierda aplique los términos del antiguo delito de disolución social de los años cincuenta contra los detenidos esta madrugada en Amozoc. Ni las celdas mínimas en las que se enlatan a los presos.

La voz atada en el cerco de la injusticia. Alegría de los frailecillos.

Sergio Mastretta

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...