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Me caí de la nube que andaba... ¡Y acabé en el corralón! / Susana Tiburcio, activista Destacado

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Voces en los días del coronavirus

Susana Tiburcio, activista



¡Por andar en las nubes!

Cómo dice la canción, me caí de la nube en que andaba, y mi despertar fue una cola de cuarenta minutos en el Boulevard Atlixcáyotl. Primero pensé que era un accidente muy fuerte, porque no se veía el inicio de esa cola, y después me di cuenta que era un retén, pero no era un retén para ver si te faltaba verificación, para que soplaras para ver si habías tomado, para ver si llevabas armas, o si tu coche no era robado como acostumbran, no, ¡era un retén para llevarse en grúa a los coches cuya terminación era número par! Hasta ese momento caí en cuenta que era sábado, los sábados no circulan pares, ¡y la placa de mi coche terminaba en 8!

Eso sí puedo decir que muy educados tanto los policías como los de las grúas, después de esperar otros veinte minutos más a que me entregaran comprobantes para que recogiera mi coche en el corralón. un comprobante era de Tránsito y el otro de las grúas Guerrero, pero ¡oh sorpresa!, para poder recoger el coche en el corralón tenías que venir a seguridad pública a la dirección de vialidad estatal para la “liberación” del automóvil, porque eso sí dicen que no hay multa pero te quitan el coche y se lo llevan al corralón y ahí empieza el calvario.

En primer lugar, como era sábado ya era tarde no se podía hacer los trámites de liberación del automóvil, el domingo estaba cerrado, así que sería hasta el lunes cuando podría recuperar mi coche. Aparte de todo tienes que leer muy bien las especificaciones de atrás porque te quitan el coche con toda facilidad pero para que te lo devuelvan tienes que presentar la factura con copia , comprobante domiciliario, identificación oficial con copia y tarjetón con copia o sea la burocracia al cien. Es decir el comprobante e identificación oficial no eran suficientes.



Aparte de todo, me cuestiono si es verdaderamente necesaria esta medida para evitar contagios, ¿por qué el gobernador no se sube a una combi para que vea cómo van?

En las combis, aunque traigan un cubrebocas, puede haber contagio. Me ha tocado ver algunas en la que van como sardinas. Deberían multar a los choferes que suben de más sin dejar lugares de espacio, y deveras crear consciencia en los ciudadanos de no apiñonarse.

¿Por qué parar a una persona que va sola en su coche que no contagia a nadie? En ciudad de México se estableció el no circula para disminuir la contaminación, ¿pero en Puebla?



¿Para prevenir contagios?

El lunes en la 105 Poniente había ya temprano una enorme cola; cuando me di cuenta de que no tenía la factura del coche tuve que ir por ella a mi casa, y cuando regresé a las 10:30 la cola era más grande todavía.

Finalmente se me ocurrió algo que debí haber hecho desde el principio: saqué toda mi parte histriónica, me acerqué al de la entrada y le dije: ¿por qué a mí, que soy de la tercera edad, me están exponiendo?

Peló los ojos, volteó a ver a un compañero y me dejó pasar juntos con otros varios que levantaron la mano y también se dijeron de la tercera edad.

En el inventario que me dieron los de la grúa, venían tres teléfonos, dos de ellos de Nextel compañía que no funciona desde hace años, ninguno contestaba, así que después de preguntar a varios oficiales me enteré de que estaba a un lado del Periférico cerca del Cerezo.

Mi sobrino, con paciencia de Job, me había acompañado en estas vicisitudes, y me llevó. Qué alegría cuando desde el mismo periférico avisté a mi carrito estacionado entre un montón de coches; llegar al corralón no fue nada fácil, puesto que el acceso tenía que ser dos kilómetros adelante en un puente, cruzar hacia el otro lado como si fueras al Cereso y regresar, pasar debajo de otro puente para cruzar otra vez el periférico, seguir por un camino de terracería y, después de preguntar varias veces porque no había ningún letrero, por fin llegamos. Resulta que las grúas ya no eran las Guerrero que aparecían en el membrete del recibo, sino grúas Chanto. Pagué los $1081 pesos y pude pasar a recoger mi querido carrito. ¿De quien será el negocio?

Desde que salí de mi casa en la mañana hasta que regresé pasaron seis horas.

Dicen que es de humanos errar y de sabios reconocer, ¿será nuestro gobernador tan sabio para derogar una ley que no tiene sentido?

Me senté en la sala, me tomé una sangría y pensé en la pandemia, en la forma en que se ha manejado en todo el mundo, me acordé del Hong Kong flu, en el 69, fue una epidemia que llegó también de China a los Estados Unidos. En total fallecieron cien mil personas en ese país y un millón en todo el mundo. Al igual que el virus de Wuhan, era altamente infeccioso y afectó principalmente a los mayores de 65 años con condiciones preexistentes. La población de USA en 1969 era de 200 millones comparada con 328 millones hoy día. Haciendo el ajuste tendrían que fallecer 164,000 personas en esta pandemia para alcanzar al Hong Kong, ningún negocio cerró, los colegios siguieron abiertos, así como los cines y los restaurantes. El famoso concierto de Woodstock de agosto de 1969 se llevó a cabo. Los mercados financieros no colapsaron. El congreso no aprobó ayudas de emergencia y el banco de la reserva federal no tomó ninguna medida. Ningún gobernador obligó al distanciamiento social aun cuando cientos de miles de personas fueron hospitalizadas. Los medios de comunicación cubrieron la pandemia pero no la magnificaron ni fomentaron la histeria actual.

Pienso en nuestro gobierno, en la pobreza estrujante de tantos mexicanos, en aquellos que no están teniendo qué comer porque se quedaron sin trabajo… Pienso en la ignorancia, en la impotencia, pero me acuerdo de que ahora el mindfullness te recomienda estar en el aquí y en el ahora, yo estoy protegida, feliz con mi carrito, sorbiendo mi sangría y solo un poco más pobre tras los 1,081 pesitos que se metieron los de las grúas.

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