Mi Cuaentena Atípica/Liliana Érika Domínguez, periodista y artesana Destacado

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Voces en los días del coronavirus

Liliana Érika Domínguez Becerril, periodista y artesana



(Este texto forma parte del serial Mujeres en cuarentena fue publicado originalmente en el blog de Ruby Soriano Mediatikos

Son las 7:40 de la mañana y los ojos del alma dan los buenos días a estas cuatro paredes, mientras mi espalda, operada hace años, amenaza con hacer huelga, si no cambió de postura. Logro por fin despabilarme y bendecir la posibilidad de sentarme y colocar las almohadas para disfrutar las primeras horas del día 15 o 16 de la cuarentena para la población de mi querida Puebla, y el día 83 de mi cuarentena “N” o como quiera que se llame a la recuperación en casa, tras vivir los días de descanso en mi vigésima cirugía.

Abro la puerta de la habitación y comienzo a escuchar El noticiero y la información relacionada con el avance de la pandemia en México y Puebla, y entre esto, y los reportes habituales del ajetreo ciudadano, mi mente vuela a la cocina, queriendo preparar un delicioso sándwich de jamón con mucha mayonesa, mostaza y queso y un delicioso jugo de naranja, pero recuerdo que no aguanto parada más de 20 minutos (aún) y se me pasa.





Son las 7:40 de la mañana y los ojos del alma dan los buenos días a estas cuatro paredes, mientras mi espalda, operada hace años, amenaza con hacer huelga, si no cambió de postura. Logro por fin despabilarme y bendecir la posibilidad de sentarme y colocar las almohadas para disfrutar las primeras horas del día 15 o 16 de la cuarentena para la población de mi querida Puebla, y el día 83 de mi cuarentena “N” o como quiera que se llame a la recuperación en casa, tras vivir los días de descanso en mi vigésima cirugía.

Abro la puerta de la habitación y comienzo a escuchar El noticiero y la información relacionada con el avance de la pandemia en México y Puebla, y entre esto, y los reportes habituales del ajetreo ciudadano, mi mente vuela a la cocina, queriendo preparar un delicioso sándwich de jamón con mucha mayonesa, mostaza y queso y un delicioso jugo de naranja, pero recuerdo que no aguanto parada más de 20 minutos (aún) y se me pasa.

El ajetreo continúa, llegando la hora de la ducha, el arreglo personal y la rutina de ejercicio, que si la realizase en forma secuencial y ordenada, no duraría más de 3 horas, pero entre la curiosidad por las nuevas noticias del día, las publicaciones de amigos, contenidos de mi interés y colocar un poco de música, para darle cadencia a las movilizaciones de las rodillas y piernas en cama, este día llevamos ya casi 4 horas y media ejercitando un poco de aquí y un poco de allá, hoy a ritmo de tambores africanos para sacudir un poco el pesimismo social y sintonizarnos al ritmo de la recuperación. Al ritmo de un grupo humano que ha vivido una cuarentena infinita por su desigualdad social y que aun así, proyecta cadencia, alegría y energía en sus acordes. Y es lo que necesito hoy.

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Mientras esto sucede, pienso en mi regreso al trabajo, el deseo inmenso de pasear por las calles de Puebla, encontrar portones abiertos para capturar imágenes al interior de esas hermosas vecindades y casonas, tomar café con quien tenga tiempo terminando este estiaje humano, ir de compras con mis proveedores, diseñar por horas accesorios lindos, abrazar a todos los amigos, conocidos y quien se deje, cuando el dolor por esta intervención quirúrgica haya abandonado aceptablemente este hermoso y adorado cuerpo.

Algunos días, cuando hago más rápido de lo habitual mis ejercicios, o cuando me encuentro un poco hastiada (pues en estos días dedico mucho más tiempo al ejercicio que cuando realmente era una chica atlética, a través de los aerobics, danza folclórica o baile con los amigos hasta altas horas de la noche), y corto un poco la rutina, comenzando a diseñar algo hermoso, para la hora de volver a las andadas y recuperar mercado, dinamismo, vitalidad, fijo en la mente el reto de crear y buscar retos, nuevos cursos y talleres para llegar un día a un concurso de diseño, que nos permita trascender fronteras, promover la alegoría mexicana plasmada en joyas y generar muchos empleos.

Y de momento vuelvo a la habitación y recupero la esencia de mi cuerpo necesitado de acción y concentración entera, para volver a su esplendor.

LILI

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