Qué espero de este encierro: un mundo más lleno de nosotros/Malusa Gómez, comunicadora Destacado

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Voces en los días del coronoavirus

Malusa Gómez, comunicadora

Hoy cumplo quince días de estar en mi casa, saliendo solo a lo básico. Mi trabajo y mi tipo de vida me lo permiten y hoy sé que eso es un privilegio. He pasado por muchos estados de ánimo, como todos supongo, me gusta el lugar en el que vivo y eso sin duda ayuda, aunque aún no me ha dado por arreglar cajones ni sacar fotos del pasado, no me ha faltado quehacer.



Al principio, cuando el virus estaba lejos lo veía más bien como algo irreal, como algo que a nosotros “los normales” no nos pasa, lo veía como esas cosas que suelen pasar en el mundo y rara vez tocan a mi puerta. Taché de exagerados a más de uno que alarmados hablaban del tema. Y de repente llegó, no ha tocado a mi puerta, pero si a la de mis vecinos, lo siento junto, lo siento real y lo siento aquí, respirándome bien cerquita.

Suelo ser una mujer medianamente informada y muy conectada, utilizo las redes pasiva y activamente, y nunca hasta hoy había dimensionado su fuerza y su poder, para bien y para mal. Estoy absolutamente saturada, cansada de leer a tantos amigos que de repente son expertos en temas epidemiológicos, y me aterra esta Hiperconexión que hoy padecemos; no damos un respiro a nuestra cabeza, no somos capaces de frenar y analizar, reflexionar, revisar los datos o las fuentes, las firmas, le damos «me gusta» a lo que sea y compartimos lo que sea. Sin dimensionar el daño que esto nos está haciendo.

Poco a poco, voy siendo más selectiva en lo que leo, en los videos que si veo y los chats en los que participo. Me queda claro que estar informada de lo que pasa y saber qué me toca aportar es importante, pero si realmente quiero cooperar para que haya un antes y un después del COVID-19 tengo que ser la primera que me planté la vida desde otro lugar, un lugar más empático. Un lugar en el que claramente tenemos que pasar del yo al nosotros, un lugar en el que entiendo que, si hoy no salgo de mi casa, no es solo por no contagiarme yo, sino por ayudar para que no nos contagiemos nosotros.

Eso, un mundo más lleno de nosotros es lo que yo espero nos deje este encierro. Que aprendamos a vivir de otra manera, que entendamos que, así como lo hemos hecho hasta hoy no está dando resultado. Y una parte de mí está convencida de que así será, que no puede haber otra forma, pero luego entro a las redes y la encuentro repletas de críticas, compruebo que seguimos viendo lo malo y perdiendo de vista lo bueno. Compruebo que somos incapaces de reconocer que si las cosas son así o están así, no es solo culpa de otros, yo también soy responsable, y entonces me convenzo de que es importante participar e involucrarse en temas aunque no toquen directamente en nuestra puerta, que para que este mundo funcione tenemos que participar todos, que como dice mi mamá “un grano no hace un granero pero ayuda a su compañero”, que somos la suma de lo que todos hacemos o dejamos de hacer, hoy más que nunca entiendo que si yo me quedo en mi casa, aporto algo y que si todos pensamos así, sumamos muchos “yos” y logramos algo grande, hoy contra el COVID-19, mañana contra la desigualdad, la contaminación o el tema que más nos ocupe o nos inquiete. Hoy entiendo mejor que nunca el significado de vivir en sociedad, de ser comunidad, de hacer barrio, de trabajar en equipo.



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