Desde el Aldivi: cumpleaños y tormenta Destacado

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Viernes 28 junio

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Conocemos a Alisa, profesional de APNEA, de 1.80m de altura y un cuerpo muy fuerte. Esta linda mujer nos vino a visitar al velero. Que suerte hemos tenido de conocer gente tan interesante, ahora ella con este tema. Me parece para gente con una capacidad superior, aunque ella asegura que cualquier persona podría hacerlo, solo es concentración y respiración.



Yo voy a empezar a practicar esta técnica de aguantar la respiración, Alisa nos enseñó diferentes ejercicios que ella practica para lograr mejorar su respiración. Hay varios datos interesantes que aquí sentada en cama puedo recordar.

Se debe lograr tener flexibles unos músculos del vientre que sufren contracciones al bajar. Por eso son los ejercicios. También son para que cuando ya sea el momento de bajar, logres sacar todo el dióxido de carbono que tienen los pulmones, dejando espacio para el oxígeno, no es posible agrandar el tamaño de los pulmones, pero sí es posible aprender a utilizarlos mejor. Los seres humanos aprovechamos un bajo porcentaje de nuestra capacidad respiratoria, por distraídos.

La forma del llenado se explica como en yoga, debes visualizar que tus pulmones son una jarra de agua y la vas a llenar de abajo hacia arriba. Al vaciarlos debes hacer lo contrario, aunque al final sumes la panza y pujas con la respiración varias veces para sacar lo último que queda siempre como una reserva. Al tener las leves contracciones, da por un segundo angustia, y al otro pasa ese dolor y notas que estás bien, así que sigues bajando y viene otra contracción que es debajo de las costillas normalmente, la aguantas y la superas y así pueden ser hasta 12 contracciones las que tu cuerpo sufre al someterse a aguantar la respiración y la presión. Para subir no necesitas hacer las pausas que se hacen al bucear, puedes subir sin problema, pero debes tener aún oxígeno en tu cuerpo para quemarlo en ese último esfuerzo. Siempre debes bajar acompañado de otro profesional que te vigile, pues al ir subiendo en los últimos 15 o 10 metros puedes desmayarte o tener algún problema y esa persona, que también baja sin tanque de oxígeno, debe ser capaz de sacarte. Le pregunté si tenía miedo y me dijo que ni una vez ha sentido ni tantito miedo, que debajo del agua se siente cómoda y segura, que de ahí venimos todos los seres vivos. Los bebés al nacer tienen un instinto que los hace entender cómo permanecer por un periodo corto de tiempo bajo el agua, sin tratar de respirar. Sigo pensando que es para gente con conciencia y calma del cuerpo, superior al resto de los mortales como yo.



Más tarde, Alexa pregunta donde estaremos en navidad, pues considera que debe ser un lugar del mundo que sepamos que Santa Claus visita. Alejandro explota en cólera y con mucha fuerza en sus palabras les dice a los niños: ¡no puedo creer que estemos haciendo este viaje y ustedes sigan pensando en regalos!, ¡no hay regalo más grande que este! Estamos juntos viajando, dedicándonos tiempo, conociéndonos y visitando el mundo. Ya me harté de escucharlos decir que ya quieren que venga su abuela porque siempre les trae sorpresas, quiero que quieran ver a su abuela sólo porque la quieren, no por lo que les da. Y estamos en junio, ¿por que piensan en Santa Claus ahorita?

Entendieron y no lo que les dijo su papá, sus miradas se quedaron quietas, como cuando sólo estas viendo para adentro, ordenando tus ideas, pero tus ojos siguen abiertos. Los observé unos minutos y luego me esperé a que me hicieran las 5 o 6 preguntas en las que se quedaron pensando. Alejandro tiene razón, uno de los principales objetivos de “soltar amarras” es dejar de “necesitar” o “desear” cosas materiales. Nos deshicimos de mucho, pero en serio de mucho, aunque aún así, no nos ha caído completamente el 20 de esta nueva vida. Las preguntas fueron, ¿estamos mal en querer que venga Santa Claus? ¿Por qué no nos puede dar sorpresas la Abuela, si ella ama hacerlo? ¿Mi papá nunca fue niño? Y ya no recuerdo las demás... Mi explicación fue: su papá quiere que entendamos que los regalos no solo vienen en cajas con moños, a veces un momento, un atardecer, una cena, un buen chiste, un nuevo amigo, estar juntos, nadar con las mantarrayas, reír, es más valioso que lo que podrías comprar en una tienda y guardar en un cajón. No está mal que les dé emoción recibir regalos, es normal y natural, lo que está mal es que dejemos de agradecer y valorar lo otro.

Alexa: Mamá, pero todo eso es sólo la vida, lo que nos va pasando en el viaje, no son sorpresas, pero sí nos gusta todo eso también.

Diego: A mi me fascinó nadar con matarrayas, quiero volver.

Vital: Yo ya quiero cenar.

Respuesta: LA VIDA ES UN REGALO DE CADA DÍA, TODOS LOS DÍAS AL ABRIR LOS OJOS ABRIMOS ESE REGALO, ¡QUIERO QUE ASÍ LO PIENSEN!

Alexa: Ok mamá, tienen razón.

Diego: y entonces también el corazón es un regalo, ¿no?

Vital: Tengo hambre.

Y la siguiente pregunta fue: ¿Entonces la abuela sí nos puede seguir dando sorpresas?, y si nos portamos bien, ¿si va a venir Santa Claus? Jajajajajajaaaaa....

Respuesta: ¡SÍ, MIS AMORES!!!

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Domingo 30 de junio

Este día festejaremos mucho a DIEGO, hoy cumple 8 años... Lleva varios días preguntando ¿de que va a ser mi fiesta? ¿A quien vamos a invitar? ¿No voy a tener pastel? ¿Me van a dar un regalo? Preguntas obvias de un niño en edad de gozar sus cumpleaños. Lo ignoramos un poco, le hacemos creer que no podremos hacer mucho; la noche anterior nos advierte que quiere que todos le cantemos las mañanitas en el amanecer y así lo hacemos. Vital fue el encargado de ir a despertarnos a todos para entrar con un encendedor a las 6:00 a su camarote, qué padre que sea un momento tan íntimo, me encantan y emocionan mucho estos segundos en que todos nos aventamos encima del cumpleañero en su cama y lo llenamos de besos. Amanece con aires de grandeza y nos da órdenes, quiere de desayuno huevos estrellados con tocino y tortilla de maíz frita, jugo de naranja y manzana cortada en gajos, con yougurt. Con todo mi amor se lo preparo y se siente especial. Después del desayuno le entregamos unos sobres que le mandaron su abuela y madrina con $40 dolores, cada uno pero en billetes de a dólar, siente que es millonario, cuenta de uno en uno y está fascinado con sentir en su manitas el ancho fajo de dinero, se lo entrega a su papá rogándole que se lo cuide muy muy bien, que no se le puede perder ni uno. Le damos también una bolsita con un dije, es el diseño del anzuelo que los maories se cuelgan en el cuello, de hueso y tallado, se lo pone y siente que tiene poderes mágicos. Nos lo agradece con una enorme sonrisa y me derrito de amor al ver que ése detalle lo haga feliz. Luego sacamos una hamaca que se la pensábamos dar también de regalo, pero para evitar pleitos mejor decimos que es una compra para el barco, pero el cumpleañero la va a estrenar. La colocan en la botavara y la abren para que se salga del barco, se mecen sobre el mar que debajo del velero es transparente y podemos ver caracoles salpicados en el fondo, algunos peces y mantarrayas. A las 8:45, le digo, ahora sí, córrele que ya nos vamos, el taxi viene por nosotros 9:30 para llevarnos a festejar tu cumpleaños. Se le abren como platos los ojos de la emoción, se visten todos como rayo, sólo les damos la pista de que necesitan tennis y pantalón de preferencia, nos lavamos dientes y nos trepamos al dingui para quedar amarrados en el pequeño muelle que nos queda enfrente, el del mismo restaurant Veuve de Cliquote, del que ya somos amigos.

Viene feliz mi niño, tratando de adivinar de qué se va a tratar su fiesta. Aprendió hace 5 días a decir la “r” y ahora todo quiere que suene con doble “r” y me da rrrrrisa. El taxi viene por la calle que rodea la isla, 20 minutos después, dobla a la izquierda y se mete montaña adentro, Diego trae pegada la nariz a la ventana, vemos campos de sembradíos de piña, unos cuantos potreros con vacas y me da un poco de nostalgia mi amor al rancho. No dejo de pensar en lo afortunados que hemos sido de disfrutar ese tipo de vistas desde nuestra niñez, observando vegetación tan similar a la que se desprende de cada lado de esta montaña. Se queda parado el taxi en medio del bosque y toca caminar, vamos volteando la cara hacia arriba y atrás para poder ver desde nuestra altura las puntas de los enormes pinos y árboles que nos rodean, qué onda con este cambio de alrededores, estoy feliz, me hace sentir cerca de Puebla. Después de 10 minutitos montaña arriba, llegamos a unos techitos perfectamente señalizados y metidos en el bosque, ahí nos cuidan las mochilas y el instructor nos ajusta el arnés a cada uno y nos da una breve explicación. Tenemos derecho a dos pistas, más el puente colgante. Ya estamos casi por subirnos cuando escuchamos un grito: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS DIEGO!!! Los chilenos vienen subiendo junto con Alisa, con un regalo, los brazos abiertos y una enorme sonrisa. Corre a abrazarlos y les agradece que vinieran a su fiesta, el concepto lo tiene claro. Ahora podremos subirnos todos, qué divertido. El lugar es un bosque mágico, está perfectamente organizado y la seguridad me impresionó. A cada persona le ponen su arnés, que además de amarrarse a las piernas y cintura trae un mosquetón que no se puede abrir, solo tiene una ranura de unos 5mm de ancho, con este, te enganchas desde el principio a la pista y no puedes safarte hasta terminar el recorrido. Otro mosquetón normal que abre y cierra y tu sistema de poleas. La explicación es breve y clara. Una vez que te enganchas a una pista, no hay vuelta atrás, las manos van sobre la polea o en las cuerdas del arnés, nunca en el cable a menos que debas jalarte, y siempre utilizar los dos mosquetones de seguridad, el obligatorio y el que te dan. No es complicado, pero estos deportes extremos siempre dan emoción. Se suben Ale, Alexa y Diego a la pista verde y yo me voy con Vital al puente y a la pista azul que es para chiquitos, ¡lo disfruté tanto! Lo ví tan bebé, todo disfrazado y manejando su arnés y mosquetón, atravesando los obstáculos y deslizándose en laz tirolesas pequeñitas; grita como tarzan, gruñe y hace esfuerzos exagerados y yo lo veo cómo está nuevamente dentro de un personaje y le sigo la corriente. Después alcanza a Ale y se sube a la pista negra con Jorge, yo me quedo a pasar el puente colgante con los niños. Alexa confiesa que le dan miedo las alturas y prefiere echarse nuevamente la pista verde. Los demás regresan y nos subimos juntos y festejando a Diego a la roja que está muy divertida, son tramos de tirolesas más largas y más altas. El cumpleañero está feliz, se sabe enganchar perfectamente, y va después que su papá cable por cable volando sobre los árboles. Yo también disfruto mucho éste paseo que de verdad está bien planeado y la vista a los picos de la montaña es un deleite. A esta entretenida actividad le llaman acrobranche, y el lugar se llama TIKI PARK en OPONU BAI. Al terminar bajamos a pie el camino que desciende de la montaña, llega hasta la calle principal y nos toca ver con más detenimiento los campos y las vistas, no pierdo el asombro que me provoca ver naturaleza tan variada en tan poca distancia, de pinos y fresco bajamos en media hora a palmeras y calor, curioso.

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Nos trepamos al camión y nos bajamos en una pizzería a seguir festejando; le cantamos las mañanitas con un waffle con Nutella y cuatro bolas de helado de vainilla; le digo, después de pedir su deseo, que se dé cuenta de donde esta parado, donde está pasando su cumpleaños número 8, en la isla de MOOREA, en la Polinesia Francesa, ¡tenemos la suerte de estar aquí! No debemos olvidarnos de lo afortunados que somos en este momento, recapacitamos y todos logran conectar con el agradecimiento del presente. Diego dice, ¡es el mejor cumpleaños de mi vida!!! Se me hace lo máximo que cada cumpleaños diga lo mismo, es un niño lindo. Ya son las 5:00, estamos cansados, comienza a oscurecer y nos regresamos al barco a ver una película, cine y palomitas es lo único que falta para terminar la ”fiesta” con ¡broche de oro!!!

Creció mi niño, a partir de mañana dirá ¡tengo 8 y dará una vuelta más al sol!

Lunes 1 julio

Nos bajamos temprano al súper Ale y yo y traemos tantas bolsas que pido prestado el carrito para llevármelo hasta el dingui y regresarlo, no son más que unos 400m de distancia así que la señorita muy amable accede. Desayunamos, limpiamos y nos vamos a otra bahía para encontrarnos con los chilenos con los que planeamos ayer hacer un pic nic en la playa, cerca de las mantarrayas. En el camino se empieza a nublar, el viento otra vez se pone rudo y al llegar al anclaje cerca de los chilenos ellos prefieren invitarnos a comer a su velero. Alexa no quiere ir, quiere aprovechar la oportunidad de quedarse sola y sin sus hermanos en el barco; preparo la hielera y nos vamos. Jorge deja a mis hijos colgarse como changos por todo su velero, a Ale le da pena y Jorge le dice, déjalos, déjalos, son niños, no pasa nada. Le agradezco no tener que estar disparándoles con la mirada cada cinco minutos, me relajo con una copa de vino que me sirven en su amplia bañera y me pongo a platicar con Alisa, me cae bien esta chava. Los niños están adentro armando con hojas de papel barcos y aviones, cada vez que hacen uno salen a probarlos al mar. Me encanta la actividad y todos participan en acompañar con los ojos a los barcos de papel que se alejan luchando con el mar y el viento. Después de unas horas a Jorge papá se le pasan la copas y se pone hasta el cepillo. Estamos todos adentro pues el viento se puso aún más fuerte, frío e incómodo. Yo estaba sentada junto a Alisa y junto a mi iba y venía el borrachito terco. De pronto quise mover el brazo para alcanzar un cacahuate y Jorge se confunde, toma mi brazo y me muerde despacio, recapacita y me dice, perdón, perdón, me equivoque de persona. Ósea ¿su intención era morderle el brazo a Alisa? ¿Que le pasa a éste viejo rabo verde? me pongo a pensar en la pesadilla que debe ser para ella venir en el constante acoso de este señor caliente y que le vale madre todo. Jorge chico está súper apenado, no sabe qué hacer, calma a su papá que se tambalea por el barco, lo acuesta en un sillón, del que se vuelve a levantar y le sube a la música, Alejandro esta sacado de onda y mejor me dice con los ojos ¿nos vamos?, me parece lo más prudente, nos paramos, nos despedimos y nos vamos. Con razón esta mujer no les ha dado ningún tipo de oportunidad para conquistarla a ninguno de los dos. ¡Hombres! Con copas a sus cerebros se les olvida que son humanos.

Martes 2 julio

Otra vez dolores, estoy de quejumbrosa y pensaba que no lo era. Esta mañana me bajó, mi cara y mirada es distinta, estoy ojerosa, no dormí bien, me duele la espalda a la altura de la cadera, la cabeza, las piernas las siento cansadas y pesadas y mi humor no está tan mal pero tampoco estoy al 100. Los propios dolores que le dan a cada mujer una vez al mes y le duran unos días, de esos tengo ahora mismo. Sentada frente a mi computadora, bajo fotos para almacenarlas en un disco duro externo, llegan Jorge y Alisa de visita para traerme una memoria con fotos que ella tomó en estos días y me las quiere regalar, además en la misma memoria tiene tres películas que también copio y dos documentales. Estamos platicando, viendo fotos y trabajando en esto, cuando me dice: i am sorry to tell you this, hace una breve pausa y yo no sé que diablos quiere decir eso, me ve a los ojos y dice: you have a rat in your boat. ¿Que quéeeee???? con esto el dolor se expande hasta mi nuca, la angustia que estos animales provocan en mis nervios hacen que se me encojan los dedos del pie, me exploten las axilas y me brinque el labio. Así, sin exagerar, comienzo a sudar. ¿Como sabes? Voltea el plato del centro de la mesa donde estamos trabajando, donde desayunaron mis hijos, y donde corté el pan esta mañana, y me enseña una fruta de la pasión mordisqueada, y con sus yemas de los dedos recoge tres arroces negros de caca de roedor. Se me sumen las entrañas y siento el bajón de la regla. Me paro y me pongo a buscar en toda la cocina, hay uno que otro churrito café muy salpicado por el barco. Sólo en la sala y en la cocina. Me da comezón en la cabeza, noto el olor que desprende mi sudado cuerpo que con todo y que hace frío y viento con la noticia me convertí en zorrillo, me apesté en 5 minutos, lo juro, no olía a nada en la mañana temprano. Tengo una sudadera que por supuesto me quito y corro por desodorante. Con el cuerpo engarrotado y el alma ahuevadísima, me grita mi mente, no quiero tener que pasar por esto, nooooooo. Arriba del barco estaba muy muy a salvo y ahora tengo a este pequeño rufián que vino a alterar mi tranquilidad y para colmo tendré que buscarlo y seguramente matarlo. ¡Qué PÁNICO!!! Auxilio, Alejandro se quiere vomitar pues ayer encontró un maracuyá igual y lo partió y se lo comió, a partir de este momento es que comenzamos a notar las caquitas. Ayer limpié y no las noté. ¿Desde cuando será huésped éste intruso? No creo que hace mucho, limpio y barro a diario. Qué pesadilla. Nos amarramos a un muelle y nos bajamos en medio del ventarrón a comprar trampas para ratones, hoy cae porque cae.

Los niños tienen tema pa rato, lo buscan, dibujan mapas y trampas, dicen que harán turnos para verlo en la noche, ¿yo a donde me escapo? Jajajajaja.

Decido no cambiarme en todo el día, hace frío, mucho viento y está nublado, si me siento con flojera, que se note. De todas maneras, los platos y juguetes vuelven a aparecer por arte de magia en el día y odio ver mugre y pisar legos. Así que sentada no permanezco, pero por lo menos muy cómoda. En este muelle hay una regadera al aire libre que no sé si me atreva a usar, ya no es por pena sino por que el agua seguro está fría y con este viento me voy a congelar, pero en estos días lo único que pides es higiene y comida, ¡ah! como da gula la horrorosa regla.

Miércoles 3 julio

Calló el pobre ratón en nuestra trampa que hasta queso Roquefort tenía en su degustación. Se ve que ya moría de hambre, pues en cuanto apagamos las luces del velero y nos metimos en la cama, a los 5 minutos chilló. Alejandro lo escucha y sale rápido a comprobar si la cacería dio resultado, yo mientras desde mi cama y casi bajo mi almohada, le ruego a Dios que así sea y que se muera rápido. No tenemos opción de dejarlo vivir y pedirle de la manera más atenta que se largue de aquí, lo bueno es que Alejandro ayer nos platicó lo experimentado que es en este tema y las veces que resolvió el problema con sus propias manos. Suena aterrador, como el malo de la película, pero en este momento, una vez más, es mi esposo valiente. Se deshace del ratón y de toda la evidencia y puedo dormir tranquila, o por lo menos un poco más, el dolor de espalda va a menor.

Hacemos limpieza del barco, pero ahora sí sacamos todo para sacudir y limpiar muy bien; Alejandro por fin se inspiró, recogió el escritorio que por cuatro meses le rogué que lo hiciera y hasta aceitó la madera de todo el barco en su interior, nos quedó como nuevo, baños impecables, cocina, sala y escritorio impecables, camarotes impecables... ¡bravo, bravo, bravo! Ese ratón y sus ocho cacas esparcidas nos provocaron la necesidad de limpiar y sentir que venimos nuevamente en un ambiente pulcro y digno.

Diego hace amigos en el muelle donde estamos amarrados y lanza piedras al mar con ellos, juegan fútbol con un coco, y a señas les enseña hasta a bailar el pasito de moda del año pasado donde debes cruzar los brazos al lado opuesto de la cadera y se ven muy chistosos en su intento. ¡Me encanta escuchar el nombre de Die-GO! Con la fuerza que le ponen estas personas que hablan con el estómago.

Jueves 4 julio

Pena ser así. Hoy partieron temprano Alexa y Alejandro al dentista pues ahora Alexa traía una picada en una muela. Me dispongo a prepararle un desayuno que cuando vuelva la ponga contenta. Invito a mi chef y al sub chef a ayudarme, lo hacemos de manera muy ordenada y acabamos en una hora de preparar molotes rellenos de papa, jamón y queso. Entre una bolita de masa y otra, cómo son los niños, suben y bajan y van y vienen. En una de esas los escucho platicar con una señora que caminaba en el muelle con su nieto y no salgo pues estoy en plena freída. Me encanta escucharlos ser así de sociales y buena onda con todo el mundo. A los quince minutos nos disponíamos a desayunar, cuando escucho a Vital de nuevo platicando con ellos, corre a su cuarto, saca su caja de juguetes, toma algo, corre de nuevo a la cubierta y escucho cómo le dice, te lo regalo. El niño que venía con su abuelita grita ¡ouiiiiii!!!!! yo salgo disparada a ver qué está regalando Vital, una vil figurita de plástico de un dinosaurio que yo le compré hace un año, veo al niño alejarse dando brinquitos de la mano de su abuela. La pena es que en ese momento regaño a Vital por andar regalando sus juguetes a cuantos niños pasan. La verdad es que me dio coraje que precisamente diera ese dinosaurio por la estupida razón de que desacompleta la pequeña colección de cinco personajes. Al mismo tiempo en mi cabeza rebotan dos personas, una que me dice, ¿qué te pasa? ¿Qué más te da? El quiso hacerlo y es un juguete más. Y el otro codicioso que me dice, solamente trajo una caja de juguetes y ése en especial era ¡REX!!! Por supuesto en plena batalla entra mi ser superior y toma la decisión de corregir el problema y felicitar a Vital por ser generoso. Pero qué angustia que se me partiera el cerebro por esa verdadera tontería. Ya que pasó me apené tanto de mi show, que después de felicitarlo y obviamente confundirlo, mejor me quedé callada y poquito más tarde, ordenando mis palabras para que me entendiera, en resumen, le pedí que me enseñe qué quiere regalar antes de hacerlo. Nuevamente veinte minutos después vuelvo a escuchar a mis hijos en la cubierta y ahora Vital es el que grita de emoción. La abuela y el nieto regresaron a darle a Vital una moto de plástico que seguramente era del bebé y quisieron recompensarlo. Más pena aún, ahora sí, salgo con mi cara roja y le doy a la señora y al bebé, que se llama Victor, las gracias.

Regresan del dentista y nos preparamos para regresar a Tahití. Nos tocó un mar incómodisimo, lo impecable que venía el barco quedó hecho un desmadre, todo fuera de su lugar, cojines de la sala terminaron en la cocina, un bote de basura se soltó y rompió con el movimiento, se arrastraron cajas, salieron volando juegos con fichas y cartas que se regaron por todo el piso, volaron revistas, lentes, plumas, linternas y cosas que teníamos sobre el escritorio, no podíamos estar en ningún lado que no fuera sentados y agarrados como arañas en la bañera, nos mareamos, nos quejamos por el dolor tan incómodo que esa sensación provoca y finalmente vomitamos, las olas eran grandes y venían en todas direcciones. No estaban bien cerradas las escotillas y una ola en la que se clavó el ALDIVI, logró colarse y mojó el camarote de proa y el baño. Corrimos aún mareados a cerrarlas, gracias a Dios no fue tan grave, será cuestión de secar después y ya. Todo corría el riesgo de caerse o volar y romperse con lo mucho que se movió. Después de tres horas así, sin poder hacer nada más que esperar y venir todos callados y verdes, comenzó a bajar el oleaje pues ya estábamos cerca de Tahití, volvimos a pasar por el canal pidiendo autorización y otra hora después nos amarramos a una boya en marina Tahina. Con el estómago aún revuelto comenzamos a recoger todo el barco, me dí un baño que me mejoró el animo y ya nos estaba esperando Isabel ahí mismo en un pequeño restaurant de la marina para vernos. Destrozados, por compromiso, bajamos a darle un beso.

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Sobre el autor

Bernadett Sánchez del Castillo

Bernadett Sánchez del Castillo es artista plástica poblana. Tiene estudios de diseño textil en la Ibero Puebla y se ha especializado en el diseño y fabricación de joyería en plata en la empresa ProcesAg, ubicada en Cholula. Su trabajo ganó el concurso de diseño de joyería para Swarovski  Es miembro de la tripulación del ALDIVI, el velero en el que la familia Sánchez Irigoyen le da desde el 22 de marzo del 2019 la vuelta al mundo.