Marihuana que fumar Destacado

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Vida y Milagros



Hacía tiempo que no veía a una amiga que superó el cáncer y redujo los síntomas de la quimioterapia apoyada en tés y fumadas de mariguana. Digamos que de ahí adquirió un gusto muy controlado por la mota y un conocimiento de sus efectos, a los que ella considera infinitamente menos dañinos que tres cubas de Bacardí. Hace poco nos encontramos y platicamos largamente, como solo ella y yo sabemos hacerlo cuando coincidimos, porque a ambas se nos da el don de la conversación. Yo me entono con el don de lenguas y una buena conversación como otros se entonan con alcohol o mota. Como estábamos en mi casa, me preguntó que si podía fumar.

--¿Todavía fumas después de lo que tuviste? ¡Mensa!

--Si, pero poquito y de otros que no me hacen daño.



Y Sacó de su bolsa una pequeña cajita de madera coquetísima, con una etiqueta que parecía antigua con el dibujo inconfundible de una hermosa hoja. Con cuidado sacó un cigarro esbelto que prendió sin dejar de conversar. Hasta que olí el humo supe que el cigarro era de mariguana.



--¿De dónde sacaste esta curiosidad?

--La compré en una tienda en California.

--¿A ver?

Y acto seguido me prestó la cajita para que la revisara y luego le pedí una probada de su cigarro. Dos fumaditas, para ser sincera. A mí la mariguana ni me va ni me viene. Lo más que me ha dado es dolor de cabeza. Pero sé que a muchas personas les causa efectos benéficos en muchos sentidos, desde el punto medicinal y desde el punto recreativo. Desde luego es menos dañina que el alcohol. Tan es así que hace años, en el ejército, no se prohibía a los soldados fumar en sus descansos.

El libro "Del café a la morfina" del Dr. Andrew Weil & Winifred Rosen *, habla acerca de lo que se necesita saber sobre las sustancias psicoactivas, sin tolerar o condenar el consumo. Las drogas están presentes en nuestra sociedad y por eso hay que conocerlas. Los autores ofrecen información amplia y objetiva de muchas sustancias, del café a la mariguana, de los analgésicos a la heroína o del café al chocolate. En particular no satanizan o alaban ninguna, y de la mariguana solo dicen que como cualquier otra substancia que altera el estado de ánimo, hay que consumirla con moderación además de aprender a conocer nuestras reacciones ante ella, igual que ante cualquier otra droga. El café, quién lo diría, tiene agentes psicoactivos. Balzac murió a la edad de 50 años por consumir más de 80 tazas de café al día. Perdió las sales del cuerpo por el exceso de agua y dañó sus riñones y corazón con la cafeína. No por eso vamos a maldecir y a prohibir el café.

Hay muchos tipos de drogas: delirantes, excitantes, depresoras, estimulantes. alucinógenas, analgésicas,anestésicos, tranquilizantes. De todas, lo preferible es no necesitarlas, en todas, hay que poner límites a su uso para poder disfrutar de sus beneficios. Lo peor es que un enfermo terminal no las consiga para paliar el dolor.

En el libro se aportan testimonios verídicos de adictos y no adictos y se documentan los efectos de las drogas, así como sus peligros y sus beneficios. También mencionan las precauciones y las alternativas ante cada sustancia, de manera que los usuarios puedan tomar buenas decisiones sobre su uso. Los autores se alinean al lado de la regulación. Hay muchas sustancias reguladas, como el alcohol o los cigarros de tabaco, que traen letreros terribles acerca de los riesgos de su consumo frecuente. Muchas medicinas para el dolor o la ansiedad requieren de receta, pero no están prohibidas. Los autores dicen que las drogas son fascinantes porque pueden cambiar el estado de conciencia, pero también señalan los riesgos de adicción, tan poderosos como la adicción al azúcar, a las harinas, al alcohol, y otras cosas que se venden en los aparadores sin prohibición alguna. Sí señalan que en cada persona las sustancias psicoactivas influyen de manera distinta. Saberlo es importante. Y ya cada quien decide. Y como dicen, si no la controla no la fume.

A mí me gusta usar el ejemplo de productos dañinos que no tienen sustancias psicoactivas, como lo son los refrescos o los dulces y panes empacados, que como país nos tienen al borde de una crisis de diabetes y obesidad. El gobierno vía la Secretaría de Salud y COFEPRIS los combaten con información y prevención, no con guerra, persecución, metralletas y ejército. Se invierte en prevención y educación, no en un enorme gasto en armas y recursos humanos que debieran destinarse a mejores causas.

Los caminos de la prohibición han probado su fracaso, han cobrado miles de vidas y han desestabilizado a nuestro país con una guerra sorda que no parece tener fin.

¿Qué pasó, a qué hora nos metimos en este estúpido camino de las prohibiciones, si en México la mariguana hasta tiene su canción que todos cantamos de niños? En los años veinte del siglo XX no caímos en la trampa de la prohibición del alcohol que agarró a los gringos, y en cambio ahora ellos nos metieron y acompañan con mucho dinero en esta guerra a las drogas, en particular a la mariguana y la amapola, que ellos ahora están dando por terminada en parte con sus elegantes tienditas boutique de mariguana orgánica. Somos brutos o nos hacemos. El crimen florece con las prohibiciones. La Golden de Acapulco debiera estar en un aparador y no traficada a escondidas en las tripas de un camión.

Mientras aquí perseguimos y criminalizamos la mariguana, en Estados Unidos y Canadá crece su regularización. El jueves pasado, los senadores canadienses aprobaron la norma que legaliza el consumo de mariguana con fines recreativos con 52 votos a favor, 30 en contra y una abstención. El texto de la ley pasará ahora a la cámara de diputados dominada por los representantes liberales del primer ministro Justin Trudeau, quien hizo de la legalización de esta droga una promesa de campaña. Está a punto de cumplirla. Bien por él.

Me refiero en particular a la mariguana porque es la droga más común, barata y popular entre las sustancias prohibidas en México. Por lo mismo, la más demandada. Aquí, los candidatos presidenciales no han querido meter el cuerpo al tema, del que hablan de manera vaga y que a nada los compromete. Todos cuidándose para ganar votos, en lugar de hablar claro para construir soluciones.

En sofisticadas boutiques y tiendas legales, nuestros vecinos del norte compran y venden mariguana, con un mercado que crece y deja millones de dólares en impuestos, mientras en México se seguirá pasando en bolsitas de plástico escondidas en la ropa de los menudistas o transportados de manera ilegal, una cadena que termina con productores, transportistas, vendedores o policías muertos en un enfrentamiento o en cientos de detenidos, la mayoría muy jóvenes, ocupando un lugar en la cárcel. Lo escribo y me enojo de nuevo, porque además se combate y extermina a la pobre planta de mariguana con agroquímicos tóxicos para el medio ambiente y para muchas especies. Pero el tema de la regulación brilla por su ausencia en las campañas. Lo más que han dicho es que no es solución, sin explicar, ninguno, porqué.

En este dibujo de un manuscrito azteca del siglo XVI, un hombre come dos hongos saagrados con un dios erguido a sus espaldas. Delante del hombre crecen tres hongos mágicos más. (Cortesía de la Biblioteca Medicea Laurenziana).

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Largo rato platicamos de este tema mi amiga y yo, mientras la vi fumar relajadamente, y luego guardar su cajita, más parecida a un pastillero, prohibidísima en México, en el fondo de su bolsa, como han guardado el tema los candidatos, en el fondo de sus agendas. Negación, evasión.

¡Van muy bien candidatos, son de avanzada, los felicito!

*Del café a la Morfina Dr. Andrew Weil& Winifred Rosen. Harvard., Integral, Barcelona 1999

VIDEO: "LA CUCARACHA", CANTADO A CAPELLA POR CORO RUSO.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.