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Lo que Andrés Manuel y Diego sabían

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Vida y milagros

Ha pasado una semana completa y en dos de los tres estados en donde hubo elecciones aún hay incertidumbre sobre el proceso electoral. Países como Perú, tan similar al nuestro en tantas cosas, ya han incluido dentro de su legislación la segunda vuelta, que en casos de resultados demasiado apretados, aporta certidumbre y legalidad al proceso electoral. Segunda vuelta, a votar y a otra cosa. El año pasado Keiko Fujimori se fue a su casa y no objetó los apretadísimos resultados que no le dieron el triunfo. ¿Por qué Perú pudo y nosotros no?



En Inglaterra, su sistema electoral les permite resolver las diferencias de una manera muy eficaz, y ante la pérdida de la mayoría, se pueden hacer alianzas que privilegian la gobernabilidad. Teresa May y su partido perdieron varios diputados en la elección de la semana pasada, en el peor momento para Inglaterra y de manera estrepitosa, y perdieron con eso la mayoría en la cámara de representantes. Tienen la opción de formar gobierno con el partido que aporte mayores acuerdos, aunque durante la contienda hubieran peleado ferozmente. Teresa May pasó con temple el mal trago, visitó a la Reina Isabel con un traje más chillón que el de la reina, caravanita, y a lo que sigue porque hay que ir a enfrentar a la Unión Europea para avisarles formalmente lo del Brexit. Le costó caro andar jugando con Trump a ser amigos, y los ingleses, con su carácter flemático, le pasaron cortésmente la factura y le retiraron la mayoría. Todos aceptan los acuerdos.

No sé si exista otro país con un sistema electoral tan caro, subsidiado y complicado como el nuestro. Y aun así, al final propicia sainetes interminables antes y después de la votación. En esta última elección, Andrés Manuel en el Estado de México y Ricardo Anaya apoyado por Diego Fernández de Cevallos en Coahuila, acusan de fraude a la antigüita al viejo PRI, que no ha perdido, según acusan y vimos, las malas prácticas y habilidades que todos los partidos han aprendido y copiado en la medida de lo posible. Paradojas de la vida, los dos viejos rivales coinciden ahora denunciando lo mismo. ¿Andrés Manuel y Diego no lo sabían? ¿Esperaban un escenario distinto en ambos estados? Ambos son todo menos caídos de la cuna. ¿Por qué entonces esperaban diferentes resultados con las mismas reglas?

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Fíjense lo que fomenta nuestro fallido y caro sistema electoral: fomenta que el presunto ganador Alfredo del Mazo aparezca dando las gracias por el triunfo de un proceso que aún no termina y que seguramente será impugnado. ¿Para qué la prisa? Si ganó, ya tendrá tiempo de gastar en spots y de salir a dar las gracias con toda la cursilería que a su derecho convenga. Nuestro sistema fomenta que Andrés Manuel aparezca con láminas ilustradas absolutamente ilegibles, a explicar cómo, dónde y porqué se los tranzaron, por lo que desconoce el resultado de un proceso que, insisto, aún no termina, pero del que asegura ya emanó una gobernadora legítima. En Coahuila aparecen varios humillados y ofendidos, encabezados por el candidato a gobernador por el PAN y el resto de los contendientes que no ganaron, a defender la dignidad de los ciudadanos. A su lado ha estado Diego con la energía que lo caracteriza. Convocaron y organizaron una marcha enorme de la que no se tenía memoria en Coahuila, como tampoco se tenía memoria del tamaño de las trapacerías que hizo el equipo del gobernador Moreira. Es posible que todo lo que afirman sea cierto, pero lo tienen que probar. Eso sigue. Eso toca de acuerdo a las reglas del juego que conocen muy bien. Les guste o no tiene que continuar en las instancias que marca la ley y no en la arena de las televisoras, el face o el tuit. El que afirma está obligado a probar y la ley electoral marca tiempos e instancias para aportar sus quejas. Pero todos comen ansias y quieren ganar en las calles y a tuitazos lo que tienen que probar en los tribunales. La ley les da esa oportunidad de manera clara y precisa. Así está la ley que todos los partidos aprobaron, que todos patean a placer y que ningún partido se ocupó en corregir.



Ahora, ¿por qué se repite ad infinitum este conflicto electoral? Pues porque las reglas tan retorcidas que hicieron no funcionan. No funcionan porque no están cumpliendo con los principios rectores que inspiraron a nuestras actuales leyes electorales: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, equidad. Certeza ya no la hubo porque hay conflicto. Legalidad dudosa porque los que se dicen ganadores y los supuestos perdedores gastaron mucho más de lo debido y, aunque unos más que otros, es seguro que todos se pasaron porque de acuerdo a las leyes no escritas es la única forma de ser competitivos. Y todos los que mandan en los partidos lo saben, aunque todos lo nieguen .El sistema se ha distorsionado tanto que el dinero bajo la mesa cuenta y pesa demasiado para definir una elección. La equidad también está cuestionada, porque ni en Coahuila ni en el estado de México los gobiernos en funciones se abstuvieron de usar y abusar de su poder y de los programas para ganar la elección. En el Veracruz de Yúnez el PAN habrá hecho lo mismo para que ganara el hijito del gobernador su municipio. Ahora sí que todos pueden cantar "culpable soy yo". Todos los fuertes hacen lo que pueden donde pueden.

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No es que los diputados y dirigentes de todos los partidos no se dieran cuenta de que urgía modificar la ley, simplemente no se les pegó la gana y le apostaron a sus cuentas y cálculos antes que al bienestar de nuestro país. Eso de darnos certeza, legalidad y confianza en nuestro sistema realmente no les importó. Ellos lo construyeron a modo, lo deformaron a modo y lo descalifican a gusto. Si ahora dicen que todo está mal, nos harían un favor a todos poniéndose de acuerdo y dejando a los más tramposos de cada comarca competir solos. Porque los tramposos sí que están repartidos equitativamente por comarcas y partidos. En 1976 el PAN tuvo la inteligencia de no poner candidato a la presidencia de la república. Ya todo era tan grotesco que competir era, literal, volverse palero. López Portillo recorrió el país con una ridícula campaña en la que solo hubo pelea de sombra entre él y su ego. Así terminó su sexenio y así empinó al país.

Si todos los partidos saben que no hay condiciones para una contienda que garantice los principios de equidad, legalidad y certeza, ¿por qué se han opuesto a hacer las reformas que plantearon a tiempo voces sensatas? Sera porque todos están haciendo cálculos equívocos.

Básicamente se han propuesto dos medidas inmediatas para corregir el comportamiento de nuestro vulnerado sistema electoral: el voto obligatorio y la segunda vuelta cuando las diferencias son demasiado cortas. Se oponen a esto los que creen que tienen más oportunidades de ganar con el sistema tal cual está: el PRI porque pretende ganar con un tercio repitiendo el modo de actuar en el estado de México; en MORENA porque creían poder ganar solos y de manera sobrada con un amplio tercio, el PAN, porque también creía que podría juntar un tercio ganador con alianzas. Creo que es una apuesta demasiado arriesgada y tal y como están las cosas solo obtendremos lo que estamos viendo en el estado de México y en Coahuila: fracturas, encono, duda, escepticismo, desconfianza y enojo y por supuesto, un país ingobernable. La otra hubiera sido darle al árbitro la facultad de expulsar a los contendientes de acuerdo a parámetros estrictos, como en el box o el fut. Pateas a mansalva, te expulsan. Pegas abajo del cinturón, pierdes la peles. Fuera. Estás fuera.

Todos los partidos saben que cuando la gente sale a votar masivamente no hay trampas que alcancen. Y que la segunda vuelta obliga a crear alianzas, como en Inglaterra o Perú. Esas reformas necesitaba nuestro país. Andrés Manuel y Diego lo saben. Me extraña su extrañeza. Ellos dos que tienen tantísimo peso político hubieran podido por fin coincidir en algo y las hubieran podido impulsar desde sus partidos. El PRD también.

Ningún partido fue capaz de la generosidad de impulsar las reformas que podrían darle a nuestro sistema electoral el aire que necesita.

No las hicieron o no las quisieron hacer. Y ya no hay tiempo.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.