Doña Rufi. Testimonios de mujeres indígenas en defensa del territorio

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Sin lugar a duda, una de las mujeres que tiene una mayor trayectoria en la defensa de los derechos del territorio, el agua y en particular de las mujeres masehual, lo es Doña Rufina Villa Hernández, conocida popularmente como Doña Rufi. Mujer menudita de estatura, pero grande de corazón y espíritu y con una gran capacidad de trabajo. Su experiencia y trabajo la han llevado a tener un gran reconocimiento más allá de su comunidad, municipio, región o estado. Doña Rufi se ha convertido en una grana guardiana de su cultura y, sobre todo, del territorio y de los bienes naturales de su región y referente de las mujeres indígenas en el reconocimiento de sus derechos. Doña Rufina Edith Villa Hernández, nació en la Ciudad de Cuetzalan en el año de 1955. Es madre de cuatro hijas y cuatro hijos, escolaridad primaria completa. Vive en la comunidad de San Andrés Tzicuilan del Municipio de Cuetzalan.

Gerardo Pérez Muñoz



Aquí les presentamos el testimonio de Doña Rufi

Mujeres defensoras del territorio y la vida

Testimonio de Doña Rufi Villa



Guardiana del territorio, la cultura y los derechos de las mujeres masehual

Queremos “alcanzar el sueño de una vida digna, justa y en armonía con la naturaleza.”



Soy integrante de la organización de Mujeres Indígenas Masehual Siuamej Mosenyolchicauani S. de S.S (del Náhuatl, Mujeres Indígenas que se Apoyan) desde el año de 1985, año en el que formamos un grupo en mi comunidad para buscar mercado a precios justos para la venta de nuestras artesanías.

Como organización nos preocupamos desde el principio para que como mujeres tuviéramos una vida más digna; enseñamos a leer y a escribir a nuestras compañeras que nunca fueron a la escuela. En reuniones analizamos nuestra problemática como mujeres, por lo que empezamos a conseguir créditos blandos para el mejoramiento de la vivienda, también empezamos a hablar de la situación de violencia doméstica que vivíamos, en la comunidad éramos discriminadas por ser indígenas y pobres.

Formamos un grupo de Promotoras en Derechos Humanos enfocado a los Derechos de las Mujeres, recibíamos e impartíamos talleres a las compañeras de la organización, después ampliamos estos talleres a las escuelas Telesecundarias del municipio con jóvenes que cursaban el 3er grado.

Se conformó la CAMI, Casa de la Mujer Indígena, en el centro de Cuetzalan. He sido parte del equipo de Promotoras en Salud, recibimos capacitación y la devolvimos al grupo de Masehual Siuamej, fue así como conocimos la situación y los avances a nivel internacional sobre los Derechos de las Mujeres.

Desde el inicio de la organización de mujeres, empezamos a reflexionar sobre los problemas de contaminación que se veían en nuestro entorno, ya había muchos desechos plásticos. Iniciamos una campaña de no usar bolsas desechables para nuestras compras, empezamos a promover las letrinas secas ecológicas y los fogones ahorradores de leña.

La siembra de la milpa se empezó a hacer con abonos orgánicos, aprovechando los restos orgánicos de la cocina, la caña seca y el moxte (hoja de maíz), compartíamos las enseñanzas de las abuelas para comer nuestro propio maíz, sobre el respeto a la semilla sagrada que nos da la fuerza, nadie debe tirar un grano de maíz ni pisarlo.

También compartíamos las creencias de que no debemos matar las víboras porque son las dueñas de los nacimientos de agua, empezamos a fomentar la siembra de frutales para así consumir fruta fresca en vez de tomar aguas pintadas (artificiales).

En 1995 empezamos a capacitarnos en el tema de salud, fui parte de ese equipo de Promotoras que recibía e impartía talleres en los grupos, aprendimos a transformar las plantas medicinales en algunos preparados como son: tinturas, jarabes, vinos tónicos, unciones, pomadas y jabones medicinales, de esta manera iniciamos el aprovechamiento de plantas medicinales para curarnos.

En el mismo año, de 1995, en reunión del Consejo de Mujeres -del cual yo era la Presidenta- pensamos iniciar el proyecto de un hotel para obtener recursos propios que nos permitieran cubrir los gastos de nuestra organización. Como no teníamos recursos económicos, solicitamos dos créditos, uno al INI, Instituto Nacional Indigenista (actualmente INPI, Instituto Nacional de Pueblos Indígenas) y uno a FONAES, Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad. Construimos el Hotel Taselotzin en 1996 y, en 1997 empezamos el funcionamiento del hotel con 10 habitaciones y el restaurante.

Me ha gustado participar en capacitaciones, en encuentros y en foros regionales, nacionales e internacionales.

En 1994 participamos en el movimiento Zapatista, acudimos a algunos Encuentros en San Cristóbal de las Casas con el EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, participamos en el Primer Encuentro Nacional en Oaxaca con la Comandante Ramona, formamos parte de la CONAMI, Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas y fui miembro del ECMIA, Enlace Continental de Mujeres Indígenas.

En el año 2007 fui integrante de CORDESI, Coordinadora Regional de Desarrollo con Identidad, para impedir que se implementara un proyecto de turismo masivo en 11 municipios de la Sierra Nororiental de Puebla, convenio que iba a firmarse en Cuetzalan.

En 2008 como Sociedad Civil impedimos que se llevara a cabo un proyecto, que pretendían instalar en la zona de los manantiales que surten de agua a las comunidades de Cuetzalan. De este proyecto, el Presidente municipal dijo no tener conocimiento, logramos pueblo y organizaciones que no se echara a andar ese proyecto, consistía en instalar cabañas y un zoológico para atraer turismo.

A raíz de esta situación de peligro se le planteó al Presidente municipal crear un Ordenamiento Territorial participativo, el cual con aportación del Ayuntamiento y con la colaboración de CUPREDER, Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, se generó el Diagnóstico y se recopilaron los datos a través de Asambleas Comunitarias en las 8 Juntas Auxiliares del municipio, esto fue durante un año.

Después de presentar el proyecto y de haber sido aprobado por la Asamblea, éste fue aprobado en sesión de Cabildo Abierto del Ayuntamiento Municipal en septiembre de 2010. Ese mismo año en diciembre, el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial de Cuetzalan se aprobó en la Cámara de Diputados del Estado y fue publicado en el Periódico Oficial del Estado.

En Asamblea fui nombrada Presidenta del Órgano Ejecutivo del COTIC, Comité de Ordenamiento Territorial Integral de Cuetzalan, cargo que dejo en 2018.

En 2012 participamos en Asambleas de la Junta Auxiliar de Xiloxochico por el proyecto de una Línea de Alta Tensión de la CFE, Comisión Federal de Electricidad, (no había claridad del proyecto). En 2014 nos enteramos de la amenaza de proyectos extractivos de minería a cielo abierto y de hidroeléctricas. Participamos en una reunión que convocó a las organizaciones, de esta manera conformamos un Consejo de Defensa del Territorio llamado Tiyat-Tlali (Tierra, en Totonaco y en Náhuatl).

Acudimos a la Autoridad municipal en turno, pero no nos creyeron. En la comunidad de San Miguel Tzinacapan se proyectó un video que mostraba la tragedia de permitir la entrada de la minería a nuestros lugares, la destrucción de las montañas, la contaminación del agua, la detonación constante de explosivos, los problemas de salud que se provocan en las personas que trabajan en la mina, como enfermedades en la piel, en los ojos y las mal formaciones en los recién nacidos, entre otras afectaciones de quienes viven cerca.

Entonces empezamos a reunirnos y a compartir esta información en los barrios, en las comunidades, en las Juntas Auxiliares. Iniciamos la realización de Asambleas, la primera fue de 150 personas, en la segunda Asamblea participaron 450 personas, en la tercera 800 y así, se expandió en los municipios cercanos a Cuetzalan, hasta llegar a reunirnos entre 5,000 a 6,000 personas de 25 municipios principalmente de Puebla y Veracruz, con una muy buena participación de mujeres.

Siempre se realizaron Asambleas pacíficas, informativas, compartiendo experiencias con personas de otras regiones que estaban padeciendo por el mismo mal.

Después nos enteramos de que la mayor parte de nuestro territorio estaba concesionado para minería, hidroeléctricas y fracking, lo que nos alarmó y nos hizo continuar con esta lucha. Nombramos un Consejo Altepettajpianij, y un Consejo Masehual del agua, de apoyo a los Comités del agua.

Como COTIC solicitamos apoyo a un abogado para hacer una demanda al Estado Mexicano, al no respetar nuestro Ordenamiento Territorial de Cuetzalan. Se entabló un juicio que logró detener el avance del proyecto extractivo.

Por mandato de la Asamblea con nuestro Ordenamiento solicitamos a SEMARNAT, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la cancelación de cuatro hidroeléctricas en la Cuenca del Río Apulco, lo que se detuvo sin problemas.

En 2016 nos convocó el Ayuntamiento municipal a una reunión con la CFE para que nos presentaran un proyecto de subestación eléctrica, que pretendían instalar en esta Ciudad de Cuetzalan (atrás del Centro de Convenciones). El Presidente municipal ya había otorgado la autorización para el cambio de uso de suelo. En octubre de este mismo año, tuvimos una reunión muy álgida con el Presidente municipal y la CFE; el Presidente llevó a los Presidentes auxiliares y a los Jueces de Paz, así como a algunos dirigentes de Antorcha Campesina para que se votara a favor del proyecto de la subestación; gracias al buen juicio de los Jueces que pidieron se consultara a las comunidades, no se aprobó el proyecto, pero a nosotros nos dijeron de todo, la obra quedó suspendida hasta que hubiera un acuerdo.

El 19 de noviembre del mismo año 2016, llevamos a cabo una Asamblea frente al Palacio Municipal, en donde decidimos llevar una manta grande que decía: el Pueblo no permite la construcción de la subestación eléctrica. A partir de ahí, la población estuvo en resistencia en un lugar cercano al terreno en donde pretendían instalar la subestación, para vigilar que no continuaran con la obra, esto duró un año hasta después de que se venció su permiso, diariamente se cambiaban en turnos de hombres y mujeres.

A las personas que acudían a vigilar les llevábamos alimento, además, ese espacio sirvió para realizar talleres, ahí la gente conoció las energías alternativas como son los paneles y calentadores solares.

Por no permitir la instalación de esta subestación, en enero de 2017 nos hicieron llegar un citatorio a cuatro elementos del COTIC y a tres miembros de MIOCUP, quienes también se manifestaron en contra. El costo fue una demanda ante la PGR en la Ciudad de Puebla, para amedrentarnos y pedir que accediéramos a la ejecución del proyecto.

En una reunión interna del Ordenamiento me preguntaron si quería negociar con los señores de la CFE o, si pensaba que se enfrentara la demanda, yo contesté que debíamos enfrentarla, y así se hizo. En diciembre del año pasado, 2019, supimos que ya nos habían levantado la demanda.

Me siento satisfecha de poder contribuir en la defensa y protección de nuestro territorio, durante más de la mitad de mi vida he participado en diferentes espacios para lograr el reconocimiento de nuestros Derechos como Mujeres y como Pueblo Indígena.

Sé que esta lucha no se acaba y mientras podamos aquí estamos. Seguimos participando, aprendiendo y compartiendo cada día hasta alcanzar el sueño de una vida digna, justa y en armonía con la naturaleza, en un ambiente sano para quienes aún van a llegar.

Doña Rufina Villa Hernández

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Sobre el autor

Gerardo Pérez Muñoz

Gerardo Pérez Muñoz, ambientalista poblano.