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Cambiar de bancada es un fraude al elector

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Vida y mikagros

Si en 2018 tú votaste por Morena, por el PRI, por el PAN o por cualquiera de las alianzas que aparecieron en la boletas de 2018, es probable que hayas elegido el conjunto de propuestas que te parecieron mejores en ese momento, aunque en particular las figuras de los candidatos presidenciales tuvieron un gran peso en la decisión para ese específico cargo, en el que López Obrador ganó con una gran ventaja. Para los otros cargos de diputados y senadores pesaron también los colores y las propuestas partidistas. De acuerdo al recuento que hizo Francisco Garfias la semana pasada en su columna de Excelsior, la actual legislatura se conformó primero de acuerdo a los votos obtenidos, pero debido a los cambios de partido y de bancada de muchos diputados, y ahora verá usted cuántos, los equilibrios en la cámara se han modificado de la siguiente manera: Morena ganó 247 diputados, pero hoy tiene 251; el PAN tuvo 80, hoy tiene 78; el PRI obtuvo 47, hoy tiene 46; El PT obtuvo 29 y hasta este momento ya iba en 43 y buscando robarse los que pueda para volverse la tercera fuerza en el congreso y presidir la Mesa Directiva de la cámara. El PES, cuyo registro ya hasta desapareció, tenía 31 curules y hoy tiene 25; El PVEM obtuvo 16 y hoy tiene 13. Cinco diputados hoy no tienen partido, pero fueron electos por alguno.

Este cabo suelto de los diputados y senadores que migran de un partido a otro por cambios de criterio, conveniencia o dinero son un fraude al elector. No hay ninguna ley o reglamento que lo impida, pero finalmente sí es un juego de espejos, un engaño. Llegan a las cámaras cobijados por un movimiento y una plataforma y acaban pasándose a otra bancada que quizás defiende posturas opuestas o proyectos distintos de nación. Particularmente emblemático es el caso de los 11 legisladores que han abandonado el Partido Encuentro Social para ayudar a construir una bancada superior a la que el PRI ganó en 2018. Eso les daría un derecho que no ganaron en las urnas para ocupar la presidencia de la Mesa Directiva de la actual legislatura. El diputado Gerardo Fernández Noroña llegó a la cámara bajo las siglas del PES, con quien ahora está enfrentado, no solo porque se fue al PT, sino porque desde ahí está construyendo una bancada que está a punto de superar al PRI en número y dispuesto a ser él quien presida la Mesa Directiva. En el camino se ha llevado hasta a diputados del PRD francamente enfrentados con Morena ¿Qué contará para tomar una decisión? ¿Será la votación real obtenida por un partido en 2018, o la construcción artificial de mayoría que no obtuvieron con el voto?



Dulce María Sauri Riancho, la legisladora priista elegida por su bancada para presidir la Mesa Directiva en septiembre confía en que se respetará la Ley Orgánica y que como tercera fuerza elegida no perderán ese derecho. El PRI ha sido la tercera fuerza por derecho y a lo largo de dos años y está a punto de perder esa mayoría de manera, por decir lo menos, tramposa. Ya lo veremos en unos días, pero existe un enorme hueco en la ley que permite cambiar por completo el sentido del voto que emitieron los ciudadanos. Cambiar de partido a medio camino no debiera permitirse. Si un diputado ya no tiene ninguna coincidencia con su bancada, debiera tomar su lugar un suplente. Si el suplente tampoco quiere o puede suplirlo, a su sustituto debiera nombrarlo el partido por el que fue electo el que se va. Sería la única manera de que no se cambiara la conformación de las cámaras por la que votó la ciudadanía.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.