La trama Audi, y la memoria de la destrucción patrimonial y ecológica

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I

La trama Audi[1] expone la irreparable destrucción patrimonial y ecológica que Rafael Moreno Valle heredó a futuras generaciones de mexicanos



Sintiéndose el elegido para demostrar en Puebla lo que podía lograr para el país cuando accedía a la presidencia de la nación, Rafael Moreno Valle provocó un demencial ecocidio en el valle de san José Chiapa: en menos de un año y para entregar a tiempo pactado a la armadora de automóviles Audi 460 has. de suelos para su plataforma industrial, RMV contrato el rellenó de un suelo que fue recarga natural de acuíferos en el llano de San José Chiapa y en un sitio que los lugareños nombraban tradicionalmente como El Jagüey. Millones de metros cúbicos de arena, grava y piedra obtenidos de la excavación, mediante jornadas de veinte horas diarias durante ocho meses, redujo el cerro de Nopalucan a tepetate estéril, destruyendo de paso sitios arqueológicos y expulsando (engañados sobre sus derechos y estafados sobre el valor comercial de sus tierras) a los campesinos que se dedicaban al cultivo de milpas y pastoreo en lo que alguna vez fue el ejido de Santa María Ixtiyucan sobre ese cerro. La construcción de esa plataforma sobre el acuífero estaba estipulada en el contrato con Audi y era de entera obligación del gobierno del Estado de Puebla. Audi solo entregó las dimensiones y otros datos técnicos y Rafael Moreno Valle invirtió en su construcción miles de millones de pesos (están registrado en documentos la cifra de 2.015 millones de pesos) que, a metro cuadrado, igual cómo sucedió con sus ciclovías elevadas, resultaría en una plataforma industrial más cara que si se hubiera construido en Alemania.

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Nopalucan, lo que el gobierno y AUDI no quieren ver/Ana María Ashwell, junio del 2013



En junio de 2013, dos antropólogos y un periodista nos trasladamos a Nopalucan, por invitación de unos lugareños, para atestiguar lo que era un saqueo ambiental y patrimonial de dimensiones dantescas (ver, A Ashwell, Lo que el gobierno y Audi no quieren ver. Mundo Nuestro). Miles de camiones materialistas con el logo de la CTM y de Audi, más de dos mil operarios provenientes de comunidades de la zona además de Tehuacan, Teziutlan. Xicopetepc, Chignahuapan, San Martin Texmelucan y Puebla, con el cuerpo cubierto de polvo y bandanas cubriéndose el rostro, removían la vida campesina milenaria con todo y cerro para construir la plataforma sobre suelos del acuífero que Rafael Moreno Valle entregaría ocho meses después a la armadora alemana Audi. Javier Puga, joven antropólogo y periodista reportó[2] entonces que CODESA era la constructora contratada para llevar a cabo esa destrucción ambiental en favor de Audi. Documentamos ese año cómo avanzaban las afectaciones al medio ambiente, llamamos a cuentas al INAH que no detenía la destrucción del patrimonio arqueológico y exigimos con un grupo de ciudadanos de Nopalucan que CODESA se detuviera en la destrucción del cerro porque el daño ambiental era irreparable y destruía la vida de miles de familias de un pueblo antiguo y originario de esa región. Ninguno de nosotros, entonces, nos imaginamos siquiera del entramado legal e ilegal que Rafael Moreno Valle ya tenía funcionando, mediante empleados y secretarios de su gobierno, para asegurarse que ninguna de sus obras faraónicas y en particular su proyecto insigne Audi (como también puentes viales innecesarios, ciclovías elevadas, tren para turistas y vialidades que eliminaban derechos del peatón y ciclistas, museos sin acervos y la comercialización de zona arqueológica de las Cholulas entre otras) dejaran resquicios legales mediante los cuales ciudadanos pudieran impugnar sus obras y manchar con protestas su imagen pública.

Le llevaría al periodista Sergio Mastretta varios años demostrar con documentos irrefutables el procedimiento legal e ilegal que le permitió a Rafael Moreno Valle y sus asociados comprar y despojar a los campesinos de sus tierras en el valle de San José Chiapa para cumplir en tiempo y clausulas con un contrato leonino negociado en lo oscurito con Audi. Su investigación además descubre que RMV recurriría el mismo entramado legal e ilegal cuando pretendió expropiar predios por razones de “utilidad pública” (después de obligar a propietarios a vender predios y prácticamente robándole el Hospital a la Orden Juanina) para iniciar la construcción de un centro comercial en las inmediaciones de la gran pirámide de las Cholulas. Únicamente el amparo de algunos propietarios que rehusaron vender pudo detener una destrucción mayor de la zona arqueológica cholulteca (por lo cual RMV y su empleado Leoncio Paisano ordenaron el encarcelamiento del abogado y su hijo que habían interpuesto el amparo). En el valle de San José Chiapa los ejidatarios en 2013 ya habían vendido sus parcelas por la vía de contratos de cesión de derechos parcelarios a dos funcionarios del gobierno de RMV incluso antes de que Audi hiciera pública su intención de asentarse en Puebla. Esas tierras milperas fueron incorporadas como reservas territoriales en el Banco Estatal de Tierras que “donaría” después al Estado del Puebla quien vendería 460 has. a Audi para su plataforma industrial en El Jagüey de San José Chiapa. Hubo engaño e ilegalidad que en los hechos “desapareció” a los campesinos ejidatarios en el traslado de dominios de sus parcelas y así también “desaparecieron” como sujetos legales que hubieran podido ampararse por una venta o expropiación impuesta. Refiero a la documentación puntual de Mastretta para comprender la enajenación de predios en San José Chiapa que empieza con el despojo de campesinos ejidatarios y otros con dominio pleno para favorecer a la empresa Audi y también a especuladores inmobiliarios. Solo el amparo promovido por la familia Maurer cuando RMV intento apropiarse de las 715 has. de la ex hacienda Tamariz en 2014 logró salvar de la expropiación la propiedad familiar pero después de dos años de litigios llevados fuera de Puebla a juzgados federales por un equipo de abogados y una familia con infinitos más recursos de los que disponían campesinos pobres del ejido de Santa María Ixtiyucan.



La investigación de Mastretta demostró que el proyecto Audi de RMV dejaría una deuda no tan oculta de alrededor de 10,800 millones de pesos que los poblanos vamos a pagar a lo largo de 15 años (una deuda pública que con otras obras faraónicas de RMV está resultando escandalosamente mayor). Enrique Cárdenas en su introducción a la edición que recoge la investigación de Mastretta recaló con justicia que las ilegalidades y el abuso de poder del proyecto Audi, insignia del gobierno de RMV, no puede quedar impune y Puebla contra la Corrupción y la Impunidad AC procederá en consecuencia para que nunca más el Estado pueda reincidir en prácticas de endeudamiento oculto como sucedió en la trama RMV/Audi.

Pero el costo real del proyecto Audi es irreparable porque el crimen ecológico cometido permanecerá trágicamente impune. La destrucción del ecosistema de un valle y sus pueblos originarios en el entorno de San José Chiapa, donde quedaron obstruidas barrancas naturales que transportaban agua de las zonas cerriles hasta el subsuelo de la planicie; además de la destrucción de acuíferos naturales sellados por toneladas de cemento que necesitó Audi para que en el Jagüey no se inunden sus naves nos dejó a los poblanos una destrucción ambiental irreversible. Además, desaparecieron suelos de milpas y pastoreo y formas de vidas asociadas, se alteró la paz social en las comunidades y el crimen organizado y huachicolero se cobró incluso con la vida del presidente municipal de Nopalucan. Hubo, en resumen de Mastretta “una transformación absoluta del espacio y al estructura social de una sociedad rural provocada por la imposición a rajatabla de la industria automotriz”.

El día que presentaron al público y la prensa la investigación de Mastreta el único que al final le dio la dimensión correcta a la estafa Audi no fueron ni los comentaristas ni el propio Mastretta, sino Don Concho Colotla cuando tomando el micrófono y ajustándose el cinturón y el sombrero dijo: “¿Y quién nos va devolver la milpa? ¿Quién nos va a devolver el agua?”

II

La trama Audi[3] expone la irreparable destrucción patrimonial y ecológica que Rafael Moreno Valle heredó a futuras generaciones de mexicanos.

Tengo demasiados años de experiencia como antropóloga en comunidades campesinas como para no saber por qué la mayoría de los campesinos de los ejidos de Santa Maria Ixtiyucan o de San José Chiapa, o de San Hipólito Soltepec no pelearon sus predios y cedieron sus derechos ancestrales: defender la milpa en un entorno crecientemente urbanizado, cuando los terrenos ya tiene valor comercial para inmobiliarias y detrás del comprador está un gobernador que públicamente dijo que le prometió a los alemanes “Voy a hacer lo que tenga que hacer para que Uds vengan a Puebla…”, cualquiera entendería que resistirse a vender sería no solo condenarse a la pobreza sino convertirse en sujeto de la ira de un gobernador represor. 278 ejidatarios de San José Chiapa recibieron 8. 50 pesos por metro cuadrado por sus tierras y otros, cuando Audi ya había anunciado que se trasladaba a Puebla, lograron negociar hasta 20 pesos el metro cuadrado. Eso es muchísimo dinero para una economía familiar campesina y en momentos cuando el salario obtenido por otros miembros de la familia, más que la producción de la milpa o el pastoreo, era ya el ingreso que mantenía sobreviviendo al núcleo familiar.

Además, había entonces una suerte de ambiente eufórico y esperanzador que contagió a todos con la venida del rey Midas teutón a Puebla. En Nopalucan familias tenían planes para abrir tiendas de abarrotes, negocios de comida rápida, se disponían cuartos para hospedajes porque representantes del Gobernador les informaban que Audi iba a invertir millones de dólares y se comprometía a contratar más de 3.800 trabajadores creando empleos que serían los mejores pagados del país. Eso les prometía el Secretario de Secotrade Pablo Rodríguez Regordosa cuando visitaba los pueblos del valle y en reuniones de comisariados ejidales les explicaba que estaba allí en representación de un iluminado Gobernador para “impulsar el desarrollo en la región”. Casi todos se apuntaron para participar de la fiesta y recibir los beneficios que prometían las nuevas inversiones. Y el júbilo por la venida del rey teutón se traducía entre los lugareños en algo así como una esperanzadora resurrección de lo local frente a las tendencias de una industrialización global que más bien se expandía cobrándose con el empobreciendo y dejando sin porvenir la vida campesina y pueblerina que era la suya en ese valle rural.

La euforia por la venida de Audi contagiaba además a prácticamente todos los sectores sociales y políticos de Puebla. El mismo Enrique Cárdenas en 2017 declaró que AUDI era el único proyecto rescatable del gobierno de RMV y auguraba importantes inversiones y generación de empleos bien renumerados a mediano y largo plazo. Seguramente Fernando Manzanilla Prieto, mientras se mantuvo como Secretario de Gobierno y de quien dependía la Dirección de Tenencia de Tierras compartió esa misma opinión y en su función dentro del gobierno de RMV hasta 2013 cumplió con facilitar esa inversión extranjera directa que nadie dudaba haría crecer la economía del estado de Puebla. Seguramente el mismo Miguel Barbosa, actual gobernador de Puebla, quien desde el PRD y hasta 2017 fue un importante aliado de RMV estaría también en la misma sintonía. Aunque eso no indica que ellos conocían, aprobaban, alentaban ni se beneficiaban con las ilegalidades y corrupciones de la oscura negociación entre Audi y RMV. Era sabido que RMV imponía sin contrapesos su voluntad. Corrían reportes anónimos que el gobernador recurría incluso a la agresión física ante un insubordinado o un encargado de alguna tarea cuando le reportaban resultados negativos. La venida de Audi prometía ser una fiesta que impulsaría al gobernador hasta la presidencia de la república, pero también una fiesta con abundante derrame de riquezas para algunos untados a quienes él les permitiría acceso al botín.

Nadie reparó ni consideró que la vida de esos campesinos, que todos asumían de cultura y economía “atrasadas”, no iba a mejorar como obreros asalariados de Audi; ni lo que Audi implicaba para la vida de los pueblos originarios del valle de San José Chiapa. Esos pueblos no eran ni sujetos de inversiones de dinero público porque pensados como hombres y culturas de un ayer estaban ya superados por una economía que se modernizaba en Puebla con salarios de la industria automotriz. ¿Por qué invertir en la vida local, por qué impulsar proyectos agropecuarios o apoyar la creación de micro y pequeñas empresas regionales? Generaría empleos y retendrían a los pobladores en sus tierras, pero los empleos de Audi, todos convencidos, serían más y mejor pagados y prometía derramas tecnológicas en empresas locales transformando exitosamente la vida económica en Puebla como lo había logrado la VW desde años atrás. Si el costo de alentar las inversiones relacionadas con empresas trasnacionales del ramo automotriz era el endeudamiento público; si había que recurrir a prácticas ilegales para introducir en el mercado inmobiliario tierras de milpas y pastoreo, si había necesidad de destruir cerros y acuíferos naturales todo se justifica cuando se partía de una concepción que ve en el mundo rural campesino un “polo económicamente atrasado” con “nivel de vida cultural bajo”, mientras que la inversión industrial realizada por Audi aportaría un alza a la tasa de crecimiento y al PIB en el estado de Puebla.

¿Alguien reparó en considerar que el endeudamiento, la corrupción y la ecología sacrificada para que Audi se instalara en San José Chiapa, con todo y los 11,100 empleos no tan bien pagados que generó, no valían un cerro? No valían los acuíferos destruidos ni el ecosistema natural contaminado que heredó Audi a los poblanos en el Valle de San José Chiapa.

Solo unos pocos en 2013 cuestionamos que Audi auguraba algún “progreso” para Puebla y denunciamos el autoritarismo y la corrupción que alentaban las obras publicas del Gobernador en su afán por “modernizar” no solo la vida en el valle de San José Chiapa sino en otros lugares como las Cholulas; y que destruir por Audi el patrimonio cultural y ambiental en el municipio de San José Chiapa ni siquiera iba a incidir en reducir los índices de pobreza que efectivamente persisten en ese valle. Y con esa convicción unos pobladores de Nopalucan interpusieron un oficio el 23 de mayo de 2013 dirigido a la presidencia municipal de Nopalucan, así como a las secretarias de gobierno encargadas de la inversión para la ejecución de la plataforma para la Planta Automotriz, reclamando la imparable destrucción ambiental en Nopalucan que tocaba ya las puertas de sus casas.

III

La trama Audi[4] expone la irreparable destrucción patrimonial y ecológica que Rafael Moreno Valle heredó a futuras generaciones de mexicanos.

El que contestó el oficio de esos pobladores de Nopalucan fue el entonces Secretario de Infraestructura y supervisor de la plataforma Audi que acababa de ocupar el puesto cuando Antonio Gali Fayad iniciaba su campaña por la presidencia municipal de Puebla. Por ese oficio, y dirigido a CODESA, nos enteramos que la construcción de la plataforma y las afectaciones ambientales en Nopalucan eran responsabilidad del contratista y que este, por contrato firmado con el gobierno del Estado, debía reponer los daños provocados al medio ambiente. ¿Cómo se reponía un cerro reducido a arena y trasladado para compactar los suelos de la plataforma para las naves de Audi? Firmaba ese oficio señor Cabalán Macari, un ex bailarín de Televisa según reportaje de la revista Proceso, quien citando leyes se lavaba las manos burlando de paso toda posibilidad de que nuestra denuncia fuera siquiera investigada por el gobierno y así la destrucción ambiental siguió su curso hasta que literalmente desapareció el cerro de Nopalucan.

Mastretta concluyó su investigación preguntándose por qué San José Chiapa. Y ofreció algunas hipótesis que creo todas jugaron algún papel en la decisión que tomó el gobernador RMV para llevar a Audi al Valle de San José Chiapa. Tenía el gobernador la obsesión de dejar su impronta con la construcción de “ciudades modelos” siempre en lugares que consideraba “atrasados” y que casi siempre eran territorios de pueblos originarios.

Pesó en su ánimo también, quizás, que su esposa, a quien perfilaba para que continuara su poder en Puebla mientras él perseguía una futura candidatura a la presidencia de la República, era dueña de 122 has. en ese valle.

Pero, ¿por qué Audi aceptó construir su fábrica en San José Chiapa? Los parques industriales de Guanajuato y Querétaro fueron considerados originalmente. VWAG había instalado una planta de motores en el parque industrial de Guanajuato y los costos de logística en la integración de partes de proveedores instalados hacían de ambos parques lugares idóneos para iniciar la fabricación de Audi. Pero en Guanajuato se expresó un conflicto que obligó al gobernador tanto de Querétaro como de Guanajuato a no perseguir la instalación de Audi ni a Audi a contemplar instalarse allí: el contrato colectivo en esos parques industriales lo tenían la CTM y no aceptaron la entrada del Sindicato Independiente de VW con Audi y esa era una condición no negociable para la IG Metal. Audi se encontró orillado a consecuencias a buscar instalarse en las cercanías de VW Puebla. Hay que recordar que RMV le ofrecía a Audi 460 has. a ocho pesos y veinte centavos el metro cuadrado, con plataforma subsidiada y suelos compactados con tierra saqueada al cerro de Nopalucan; más mil has. con adicionales habilitadas en sus inmediaciones; más 40 millones de dólares para el Centro de Capacitación y Adiestramiento como otros 7 millones para transporte aéreo y gastos de viaje de constructores; y además exención de impuestos sobre la nómina (incluyendo a VW), y ni así alcanzo a completar la lista regalos y subsidios que Mastretta reproduce con el “Contrato de Desarrollo” firmado el 5 de septiembre de 2012 entre el gobierno de Rafael Moreno Valle y funcionarios de Audi. El sentido común nos dice que ni los ejecutivos de Audi se podían imaginar cómo un Estado pobre se ofrecía a subsidiar de esta manera tan espléndida a una armadora de coches de lujo de uno de los países más ricos del planeta. Un conocido que presenció una reunión en Wolfsburg me resumió así una de esas “negociaciones”: RMV se tiraba de tapete dejando boca abiertos a los de Audi. En una entrevista que recogió Mastretta RMV se describe a sí mismo y sin rubor como político, empresario y banquero, “una fusión de todo”, para explicar cómo las negociaciones con Audi le permitieron “ponerme los zapatos de la empresa” y así “entre comidas, cenas y desayunos” demostrarles que personalmente haría cumplir todo lo pactado. Audi seguramente ya no vio impedimentos para ampliar exigencias y aceptar establecerse en el valle rural de San José Chiapa. Instalar la fábrica en una zona (“polo” es la palabra a la cual recurren sus teóricos) “económicamente atrasada” debió ser también una idea agradable y probada con éxito en Europa en los oídos de los directivos de Audi y VWAG. Audi ya no consideraría otro parque industrial, por ejemplo el de Xicotencatl II y III en la cercanía de VW en Tlaxcala, estado gobernado por el PRI que no podía ofrecer los subsidios federales que ofertaba Puebla. El Presidente de la Republica tenía un gobernador de su mismo partido en Puebla y, como lo admitió el mismo Rafael Moreno Valle, su gobierno procedió a abrirle las arcas de fondos para inversiones a fondo perdido en su negociación con Audi.

Es solo justo recordar también que los corruptos y las corruptelas en la Trama Audi no ocurrieron solo de parte del gobierno poblano y sus socios empresarios. Y considerar que cuando estuvo decidida la creación de una fábrica de Audi fuera de Alemania para producir modelos para el mercado de EEUU al consorcio VWAG llegaban tiempos de cambios generacionales en su alta dirección de empresa.

En dos ocasiones estuve presente en reuniones que reunía al “top managment” en Polonia y la Republica Checa y escuché a Ferdinand Piëch (1937-2019) no solo exponer ambiciosos planes de mercadotecnia que buscaban expandirse en los mercados de China y EEUU sino mencionar que en esas zonas “económicamente atrasadas” de Europa el consorcio aceptaba la invitación de la Comunidad Económica Europea para ubicar allí fábricas del consorcio que contribuirían a elevar los salarios generando a su vez desarrollos de industrias y actividad comercial regional. No me puedo detener en describir lo que observé del proceso de toma de decisiones, ni sobre el papel central que el sindicato de trabajadores (la IGMetal) así como los estados accionistas tenían en las decisiones sobre las ubicaciones de fábricas del consorcio, pero basta decir que toda su alta dirección entonces parecía convencida que las regiones locales ganaban a través de la actividad manufacturera que VWAG desarrollaba en zonas económicamente “atrasadas”. Es más, se acostumbró en esas reuniones el ritual de darle la palabra a las esposas de los altos directivos de fábricas fuera de Alemania para que dieran las gracias a VWAG por haberse asentado en sus países. En esos tiempos atestigüé también la impronta, convicción y liderazgo, como ingeniero y estratega comercial que representaba Ferdinand Piëch en el consorcio, así como su incuestionable autoridad en los más puntuales diseños de ingeniería de todas las marcas que él integró a VWAG, incluso creando en algunos casos plataformas compartidas. Piëch alentaba cierta cultura más cosmopolita y de mayor apertura global en un ambiente germano muy cerrado y xenófobo en Wolfsburg, y el consorcio designó no el alemán sino el inglés como la lengua oficial de la empresa.

Pero paralelamente, con su liderazgo, los ingenieros alemanes, muchos con cultura muy provinciana y si acaso solo con el inglés como segundo idioma, tomaban cada vez mayor control de las decisiones en el consorcio. En 2015 la cultura industrial que había implementado Piëch se empezó a reemplazar por nuevos estilos directivos y los ingenieros del área de producción, todos germanos, tomaron la riendas en el consorcio. Y VWAG regresó al alemán como el idioma oficial del consorcio. Todo esto ocurría mientras crecían las presiones y los reglamentos cada vez más estrictos sobre contaminantes de los motores de combustión interna que empezaban a obligar al consorcio a buscar producir motores menos contaminantes. Los ingenieros de VWAG habían apostado al motor a diésel y, según reportó Der Spiegel, casi en la clandestinidad y ya a partir de finales de 1990s un comité de ingenieros quedó encargado de introducir cambios que reducirían los contaminantes del motor a niveles regulados. Sin embargo, ese comité que incorporó ingenieros de Audi, VW, Porsche, VMW y Daimler no solo implementó estrategias para regular el mercado en violación a la ley de competencia en Europa, sino que más bien trucaron con un software los índices de emisiones contaminantes de 11 millones de motores incluyendo el de los Q5 ensamblados en San José Chiapa como también los motores y coches que VW producía en Puebla y exportaba a EEUU. Una ilegalidad que la prensa investigó y bautizó como el “dieselgate”.

La cultura empresarial casi puritana que regía en los procesos de producción del consorcio VWAG hasta entonces parecían relajarse con la complicidad y participación de sus más altos directivos. En San José Chiapa el 26 de Agosto de 2016 Audi anunció que rescindía el contrato del jefe de personal Mattias Rust y la prensa difundió que fue por causa de unas supuestas irregularidades en el contrato de su chofer personal. Unos días después se rescindía el contrato de tres directores más, entre ellos el Director de Relaciones Laborales de nombre Horacio Garmendia Salman y la prensa nuevamente asociaba el despido a un fraude de 10 a 30 millones de pesos que Audi debía a contratistas. No fue, sin embargo, del dinero para el pago a contratistas de donde estos directivos se apropiaban una parte sino de las cuotas sindicales en un momento cuando aún no habían acordado la cantidad de los montos que debía recibir el Sindicato.

El 18 de junio de 2019 el Presidente de Audi que negoció con Rafael Moreno Valle la fábrica Audi en San José Chiapa, Rupert Stadler, fue detenido y acusado por la fiscalía alemana por su responsabilidad y participación en el “dieselgate”.

El público, sin embargo, solo refiere que Audi en San José Chiapa ha sido todo un “éxito”, con un total de 158,500 unidades producidas en 2017 que en 2018 aumentó a 173,500 vehículos, y que Audi está planeado abrir un cuarto turno para incrementar su capacidad de producción.

Pero aquí seguimos algunos, con Don Concho Colotla, que tenemos la obligación de recordarles que Puebla pagó con acuíferos y cerros y la devastación ecológica radical de un valle que sostuvo culturas desde tiempos mesoamericanos ese “éxito” de Audi y todos los salarios allí creados.

[1] Mastretta Guzman, Sergio y Maria Eugenia Silva Celma, La Trama Audi: Componendas de Un Gobierno Autoritario.

Ed. Puebla Contra la Corrupción y la Impunidad. México. 2019.

[2] Ver, J. Puga, “Arrasa CODESA con las tierras de cultivo de Nopalucan” y “CODESA tiene que reponer la tierra,” La Jornada de Ote, junio 2013.

[3] Mastretta Guzman, Sergio y Maria Eugenia Silva Celma, La Trama Audi: Componendas de Un Gobierno Autoritario.

Ed. Puebla Contra la Corrupción y la Impunidad. México. 2019.

[4] Mastreta Guzman, Sergio y Maria Eugenia Silva Celma, La Trama Audi: Componendas de Un Gobierno Autoritario.

Ed. Puebla Contra la Corrupción y la Impunidad. México. 2019.

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Sobre el autor

Anamaría Ashwell

Anamaria Ashwell es Maestra en Antropología. Fue maestra fundadora, coautora de su primer plan de estudios y primera coordinadora de la escuela de Antropología de la BUAP (1980-1982); fue investigadora del Instituto de Ciencias desde 1978-2000. Ha participado en la edición de revistas como Espacios y Crítica. Libros, artículos y traducciones varias ha sido publicados en México y el extranjero. Sus ensayos más recientes se han publicado en la revista Elementos BUAP. Es colaboradora habitual de La Jornada de Oriente y de esta revista digital Mundo Nuestro.