Una jornada electoral inesperada

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Vida y milagros
Son casi las diez de la noche del domingo 2 de junio y aún fluyen los resultados en el PREP. Viendo los números en este momento, Luis Miguel Barbosa gana el estado, pero Cárdenas gana la metrópoli, la zona que el año pasado MORENA arrasó sin dejar vivo uno solo de los municipios conurbados a Puebla capital. Los 20 puntos de diferencia que esperaban obtener en MORENA en esta elección no fueron tales. El PRI aparece con un 15% de los votos, muy por encima del 8% que le vaticinaron casi todas las encuestas serias.
El resultado, aunque aparentemente no modifica en nada los equilibrios políticos formales del estado, que ya de hecho controlaba MORENA, es una llamada de atención muy seria a los presidentes municipales de la metrópoli, que tendrán que esforzarse por mejorar su desempeño si en 2021 quieren conservar lo que obtuvieron con el impulso de AMLO en 2018, pero también es un foco rojo para el gobierno federal, que en la implementación de las políticas de austeridad ha dañado duramente a muchos servidores públicos que apenas en julio pasado votaron por MORENA y que han sido, en muchos casos, injustamente tratados. Los recortes del gobierno federal también han afectado a muchos beneficiarios de los programas de PROSPERA, por la lentitud y ajuste de los programas que ya funcionaban, entre otras cosas, porque despidieron a más de 700 operadores de los programas sociales en el estado, sin tener un plan B para revisar, corregir y actualizar los programas que ya beneficiaban a miles de personas de manera regular y bastante ordenada. Por último, el declive en la calidad de los servicios médicos que imparte el estado mexicano también ha dejado una estela de enojo que se registra mejor en las ciudades que en las zonas rurales.
Por otro lado, hay que reconocer que la figura de Enrique Cárdenas si logró separarse de las siglas de los partidos que lo cobijaron, capturando la atención vía la redes sociales de miles de personas que se identificaron enormemente con una figura austera y sencilla que nunca había militado en los partidos. Tuvo poco tiempo, solo dos meses, para posicionar su agenda y su persona. Creo que aunque se confirme su derrota en las horas siguientes, ésta no deja de tener un sabor a triunfo de causas civiles que parecían destinadas a olvidarse. El perder así, sería en sí un triunfo.
Luis Miguel Barbosa también ha hecho un esfuerzo sorprendente, pues lleva más de un año sometido a las presiones de dos campañas, una en la que él iba contra corriente con un adversario que manejaba todo el menú de la operación electoral, que terminó violentamente y que derivó en cinco largos meses en los juzgados, para luego volver a emprender esta nueva campaña, ahora él como candidato favorito y con todo el menú electoral ya conocido de su lado. Hay que reconocer que fue un esfuerzo verdaderamente titánico, pues es una realidad que aunque su cabeza funciona perfectamente y tiene claro lo que quiere hacer, no lo acompaña la salud a causa de una enfermedad que es ya una epidemia en nuestro país. No debiera ser eso una causa de discriminación. Quizá debió ser un freno para él mismo. No lo fue, y se aventó de nuevo al ruedo.
Son las 10.05 de la noche. Un viento frío recorre el zócalo de la ciudad de Puebla en donde estaba programado el festejo del candidato de Morena desde las 9 de la noche. No ha llegado aún Luis Miguel Barbosa. Ya hay poca gente, según me cuenta por el chat mi incansable hermano, periodista y curioso irredento.
En la casa de campaña de Cárdenas al parecer hay una fuerte corriente para impugnar la elección.
Nada más eso nos faltaría a los poblanos.Que de nuevo esta elección acabara en los tribunales.
Yo me he sentido escéptica en esta particular elección, pero soy una firme creyente en el valor de construir y defender agendas específicas e imprescindibles con quien sea que gobierne.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.