#sumamos: derribar el muro de Berlín con cincel y martillo

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En octubre de 1989 caía el muro de Berlín. Una multitud se dirigió a aquella pared que dividía el este del oeste, el mundo socialista del mundo capitalista, una rémora de la Guerra Fría. Esa multitud primero le abrió fisuras al utilizar herramientas de mano, como un cincel y un martillo; luego llegaron los mazos, que apresuraron la tarea, y finalmente los buldóceres, que abrieron los grandes boquetes. Todos tenemos en nuestra mente imágenes de aquel momento histórico: jóvenes trepados en el muro con cinceles y martillos pequeños, personas de mediana edad ofreciendo vino caliente a quienes cruzaban de un lado al otro de Berlín, ancianos que no podían creerle a sus ojos, que observaban cómo se derribaba un muro que había dividido familias y un país, que había provocado guerras en muchos lugares del mundo.

La imagen puede contener: 4 personas, personas sonriendo



¡De 1 en 1, #sumamos todos!


#AngieNavarro



Esa tarea titánica se asemeja a lo que está ocurriendo en Puebla y en otros lugares del país. Un grupo de personas, hartas y deseosas de hacer algo concreto para derribar el muro que representa el monopolio de los partidos para el acceso al poder, se ha levantado para utilizar un avance de la reforma política de 2012: la posibilidad de contender por la vía independiente a un cargo de elección popular. Lo que entonces se vislumbró como una concesión de los partidos a organizaciones civiles y ciudadanos sin partido, hoy es una realidad… con sus claroscuros. Los ciudadanos para quienes estuvo hecha la reforma, aquellos que se encuentran fuera de la estructura y dinámica partidistas, efectivamente tienen la posibilidad de acceder al poder. Ha habido casos de éxito, como el senador independiente Manuel Clouthier, de Sinaloa, o el diputado local Pedro Kumamoto, de Jalisco. Algunos éxitos no calificarían realmente como ciudadanos, pues su origen es claramente partidista, con estructuras de esa naturaleza que siguen una lógica semejante a la de los partidos.

Pero para los ciudadanos que no provenimos de esos orígenes, el éxito es más una excepción a la regla que una posibilidad razonable, ya no de ganar, sino simplemente de poder llegar a la boleta y competir.



Los requisitos para las candidaturas independientes que establece la ley general son elevados si se comparan con lo que ocurre en otros países. Por ejemplo, en el Reino Unido se necesitan solamente 50 firmas para que una persona pueda contender por un escaño en el Parlamento. Emmanuel Macron sólo necesitó 500 firmas para contender por la presidencia de Francia. En Chile, sólo se requiere 0.5 por ciento de los electores para obtener una candidatura independiente, mientas que en México se requiere 1.0 por ciento para la presidencia de la República, 1.0 por ciento para un senador. Y para los gobernadores, diputados locales y presidentes municipales en el país, los porcentajes son variados y van de 1.0 a 3.0 por ciento, según cada ley local.

Ya he comentado ('Competir en Puebla es 10 veces más difícil', EL FINANCIERO, 28 de diciembre de 2017) que en Puebla es mucho más difícil lograr ser candidato independiente que en otros estados de la República. También que el mero proceso de registro fue tortuoso, por decir lo menos. Pero con todo, más de una docena de ciudadanos arropados en SUMAMOS logramos el registro como aspirantes para, ahora sí, conseguir los apoyos ciudadanos (firmas a través de la App del INE) que marca la ley. Ahí las reglas no sólo se refieren a los porcentajes, sino también es esencial el tiempo que se da para obtenerlos. En Puebla se dan 30 días calendario, con 3.0 por ciento de la lista nominal (ojo, es sobre el listado nominal. Un partido, para mantener su registro y los dineros que le otorga el estado durante tres años, necesita también 3.0 por ciento, ¡pero de la votación!). En la Ciudad de México, por ejemplo, se pide 1.0 por ciento de la lista nominal y se dan 120 días. En Puebla, para este año se necesitan 132 mil 652 firmas en un mes; en la CDMX se requieren casi 75 mil en cuatro meses. Así está la asimetría.

Por eso, cuando me han preguntado cómo me siento como aspirante ciudadano a la gubernatura de Puebla ante esta situación, mi respuesta es: “Estoy tratando de romper el muro de Berlín con cincel y martillo”. Afortunadamente ya hay otras personas que también han tomado el cincel y martillo y están contribuyendo a fisurar el muro. Ya algunos traen mazos… Nos falta la maquinaria pesada. De conseguir las firmas y llegar a la boleta, tendremos un buldócer para facilitar la tarea.

No se trata de acabar con los partidos políticos. Se trata de romper su poder monopólico que, como cualquier monopolio, brinda bienes y servicios caros y de mala calidad. Así son los partidos actuales. Resultan costosos para la ciudadanía y la calidad de vida política que nos brindan es pésima. ¡Hasta tienen que pagar para que voten por sus candidatos!

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Sobre el autor

Enrique Cárdenas Sánchez

Enrique Cárdenas Sánchez (Ciudad de México, 1954), académico con Doctorado en Yale, es uno de los economistas más destacados de México. Rector de la UDLA entre 1985 y 2001, ha sido profesor invitado en El Colegio de México, el ITAM, el CIDE, la UIA y en las universidades de Brown, Texas Christian y Oxford (Saint Antony’s College). He publicado artículos y libros en México y el extranjero sobre estos mismos temas; es parte del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 3 desde 1996. Fue director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) desde el 2005 y hasta agosto de 2017. A la fecha participa en el movimiento ciudadano SUMAMOS con el que busca la candidatura independiente al gobierno del estado de Puebla.