Medio Ambiente

Mundo Nuestro. La respuesta de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla fue extraordinaria ante la catástrofe ambiental y social provocada por un tormenta tropical estacionada sobre la Sierra Norte de Puebla los primeros días del mes de octubre de 1999. Sus equipos recorrieron el territorio devastado y registraron en fotoografía y video las acciones de solidaridad de la institución universitaria. Esta serie fue publicada en el Archivo vivo: Las lluvias de octubre de 1999 en la Sierra Norte de Puebla, Revista 105-INAH-BUAP, 2003.



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Ahuacatlán, Parroquía
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Ahuacatlán
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Ahuacatlán
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Ahucatlán, Parroquía
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Ahuacatlán
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Interserrana, entre Ahuacatlán y Zacatlán
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Ahuatamimilol
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Ahuatamimilol
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Ahuatomimilulco
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Ahuatomimilio
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Amixtlán
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Amixtlán
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Amixtlán
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Amixtlán
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Amixtlán
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Amixtlán
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Arroyo Zarco
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Arroyo Zarco
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Arroyo Zarco

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Arroyo Zarco
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Arroyo Zarco
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Atempan entre Tlatlauqui y Teziutlán
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BUAP. Brigadas de la BUAP y UNAM para el estudio del agua del río Tacolutla.
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BUAP
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BUAP, valoración del agua
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BUAP
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Ayotoxco, Buenavista
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Buenavista, llegada de ayuda universitaria.
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Buenavista
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Buenavista, Traslado de ayuda por el río Apulco rumbo a Cuetzalan
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Benavista, Traslado de ayuda por el río Apulco rumbo a Cuetzalan
25_buenavista Buenavista 26_buenavista
Puente Buenavista destruido
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Buenavista, fractura del puente
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Buenavista, niño en espera de ayuda.
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Buenavista
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El Chacal, Mpo. de Tenampulco
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El Chacal, Mpo. de Tenampulco
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Chicontla, Mpo. Jopala
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Chicontla, Mpio. Jopala
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Hueytamalco, llegada de ayuda vía área.
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Hueytamalco
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San Miguel del Progreso hundimiento de cerro
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Mazatepec
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Mazatepec
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Mazatepec
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Albergue de la comunidad de Mixu, prácticamente desaparecida.
51_mixun Mixu, Pantepec, construcción de nuevas viviendas. 48_mazatepec
Carretera de Tlatlauquitepec a Mazatepec
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Mazatepec - Tlatlauquitepec
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Carretera a Mazatepec
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Nanacatlán, Cañada de Zempoala
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Derrumbe del cerro que afectó a Nanacatlán
54_manacatlan
Nanacatlán
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Deslave en el cerro de Pitzaya, del Mpo. de Zapotitlán de Méndez
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Tapayula
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Tapayula (Mpo. de Camocuautla), iglesia del siglo XVI destruida.
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Tepextla
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Tlatlauquitepec, transporte de víveres
49_tlatlauqui Tlatlauqitepec, obra en proceso 61_tenampulco
Albergue Tenanpulco
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De Zapotitlán hacía San Miguel del Progreso
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Cañon del Zempoala entre San Miguel del Progreso y Zapotitlán
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Cañon del Zempoala entre San Miguel del Progreso y Zapotilán
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Zapotitlán, faena
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Zapotitlán, construcción de viviendas
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Zapotitlán, viviendas destruidas
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Zapotitlán, la fuerza del río
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Zapotitlán, las casas perdidas

Mundo Nuestro. Rafael García Otero, fotógrafo de La Jornada de Oriente, realizó un trabajo extraordinario como reportero gráfico de la catástrofe de octubre de 1999 en la Sierra Norte de Puebla. Sus fotografías formaron parte del Archivo vivo: Las lluvias de octubre de 1999 en la Sierra Norte de Puebla, publicado por Revista 105-INAH-BUAP en el año 2003.




Albergue en Teziutlán

Zacapoaxtla, reparto de víveres

Albergue cercano a Pantepec

Colonia La Aurora, Teziutlán. Rescate de cadáveres

Colonia La Aurora, Teziutlán. La primera victima

Colonia La Aurora, Teziutlán. Rescate de victimas

Colonias de Hidalgo, muchacho posando sobre la parte superior de su vivenda

Colonias de Hidalgo, rumbo al entierro

Familia con víveres rumbo a Tapayula

Colonia La Aurora, Teziutlán. Restos de las casas que se llevo el río

Teziutlán, casas afectadas de las colonias de las afueras

Teziutlán, casas afectadas de las colonias de las afueras

Puente Coyoaco

Carretera de Coyoaco a Zaragoza

Mixu, Pantepec. Traslado de un niño de la esuela primaria desaparecida

Almacen rural La Ceiba, rescate de víveres

Rescate de víveres en el almacén rural La Ceiba

Reparo de víveres en Cuetzalan

Tenango de las Flores. Presa de Nueva Necaxa

Presa de Nueva Necaxa

Tenango de las Flores. Presa Nueva Necaxa

Albergue cercano a Pantepec

Camino a Camocuatla con víveres

Zacapoaxtla reparto de laminas y víveres

Participación del ejercito en labores de reconstrucción

Albergue cercano a Pantepec

Zacapoaxtla , reparto de víveres

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Mundo Nuestro. El CESDER, una de las instituciones educativas mas importantes y verdaderamente alternativas en Puebla, realizó para el Archivo Vivo: las lluvias de octubre de 1999 en la Sierra Norte de Puebla este ejercicio de memoria histórica sobre lo ocurrido en el municipio de Zautla, en la cuenta alta del río Apulco.

Mundo Nuestro. Lauro Moreno tomó su cámara apenas despertó a la tormenta que azotaba Cuetzalan aquel lunes 4 de octubre de 1999. Su registro es invaluable para contemplar la dimensión de la catástrofe que cayó sobre la Sierra Norte de Puebla.



Mundo Nuestro. Un niño dibuja la catástrofe. Jaime Carreón Torohuito ganó con estos dibujos el primer lugar del concurso infantil organizado por los realizadores del Archivo Vivo, las lluvias de octubre de 1999 en la Sierra Norte de Puebla.



Mundo Nuestro. Se cumplen en este arranque del mes de octubre veinte años de la catástrofe ambiental que desgajó las montañas de la Sierra Norte de Puebla y se llevó la vida de al menos 256 personas --ese fue el número oficial reconocido por las autoridades entonces--. Entre el 4 y el 6 de octubre de 1999 una tormenta tropical azotó de lado a lado y sin perdonar una sola barranca. Al desastre le siguió la movilización civil en solidaridad con las miles de familias serranas dammificadas por la catástrofe. Este video da cuenta de uno de tantos esfuerzos realizados en todo el país para responder a la brutal emergencia.

Esta es la crónica en video y fotografía realizada por Ramón Lozano, director de la empresa RYC Alimentos, que da cuenta del viaje con recursos materiales para los pueblos de Chicontla y Patla, en la ribera del río Necaxa.







Mundo Nuestro. Lo ocurrido en loa últimos años en México, con las imágenes contundentes de los innumerables deslaves en las montañas de Puebla en 1999 y Guerrero en el 2013, recuerda la urgente necesidad de replantear los proyectos de desarrollo industrial minero. No hay escenario imaginado por las empresas mineras que soporte la realidad de las montañas desgarradas por la fuerza de la naturaleza y la precariedad de los sistemas ambientales que han sufrido la intervención humana.

Este texto, escrito por la bióloga mexicana Alicia Mastretta Yanes, proporciona elementos de análisis que no pueden dejarse de lado. Los grupos civiles organizados debemos exigir a las autoridades en turno y de todos los niveles de gobierno tomar en cuenta esta información. Concesiones y permisos deben ser rigurosamente revisados a la vista del público y con criterios de sustentabilidad ambiental que determinen todo proyecto de desarrollo económico desde su propia concepción. Son demasiados avisos, ha dicho la bióloga Julia Carabias. ¿Necesitamos más precedentes para asegurar la catástrofe total? ¿Cuál es la postura del gobierno federal hacia la explotación minera a cielo abierto y el uso de cianuro en sus beneficios?

Tetela de Ocampo, un municipio sumergido en la Sierra Norte de Puebla, ha enfrentado la posibilidad de que se funde en su territorio una mina de oro a cielo abierto. Lo mismo ocurre en Ixtacamaxtitlán, en la cuenca alta del río Apulco, con una minera canadiense decidida a plantar ahí una explotación de oro y plata a cielo abierto.



Mina a cielo abierto significa quitar el bosque y procesar la roca de una amplia extensión de terreno. Significa también cianuro para lavar la roca y extraer el oro. El cianuro es una sustancia muy tóxica.

Me puse a leer sobre minas de este tipo y la legislación en Europa, un poco por saber qué está pasando en otras partes del mundo, un poco porque el azar me llevó a estar viviendo en tales latitudes y un poco porque corría el rumor de que este tipo de minas están prohibidas en Europa. Me encantaría decir que la minería a cielo abierto y el uso de cianuro están prohibidos, tal como da la impresión si una lo googlea y abre un par de links de entradas de blog y noticias latinoamericanos que así lo sustentan. Sin embargo, por más que me gustaría que fuera cierto, me parece que es una malinterpretación de algo que sí sucedió: el 05 de Mayo del 2010 el Partamento Europeo decidió pedir a la Comisión Europea la prohibición del uso de tecnologías mineras a base e cianuro. La resolución (i.e. el pedir que esta actividad se prohíba, ojo, el texto es confuso) fue aceptada con rotundos 488 votos a favor, 48 en contra y 57 abstenciones. Sin embargo, la Comisión decidió no prohibir el uso de cianuro, en lo que me parece una muestra del enorme conflicto de intereses que presenta este método extractivo en todas partes.

Aunque la petición que hizo el Parlamento no fue exitosa y el uso de cianuro involucrado en las minas a cielo abierto no están prohibidas en Europa, creo que vale la pena comentar algunos de los detalles del texto original de la resolución (P7_TA(2010)0145).



Primero, en total se expusieron 15 consideraciones principales por los que este método extractivo debería ser prohibido. Quisiera destacar estos cuatro:



B. Considerando que el cianuro es una sustancia química altamente tóxica utilizada en la minería del oro y que, en el Anexo VIII de la Directiva marco sobre política de aguas, está clasificado como uno de los principales contaminantes y puede tener un impacto catastrófico e irreversible en la salud humana y el medio ambiente y, por ende, en la diversidad biológica,

E. Considerando que en los últimos 25 años se han registrado más de 30 accidentes importantes relacionados con el vertido de cianuro, en particular hace 10 años, cuando se vertieron más de 100 000 metros cúbicos de agua contaminada con cianuro desde el embalse de una mina de oro al sistema fluvial Tisza-Danubio, lo que causó el mayor desastre ecológico de esa época en la Europa Central, y que no existe ninguna garantía real de que no se vuelva a producir un accidente semejante, especialmente teniendo en cuenta el incremento de las condiciones metereológicas extremas, por ejemplo, fuertes y frecuentes precipitaciones, como se prevé en el Cuarto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático,

I. Considerando que sigue sin disponerse de reglas prudenciales y de garantías financieras adecuadas, y que la aplicación de la legislación vigente en relación con el uso de cianuro en la minería también depende de las competencias de los poderes ejecutivos de cada Estado miembro, por lo que la posibilidad de que ocurra un accidente es solo cuestión de tiempo y de negligencia humana,

K. Considerando que el uso de cianuro en minería crea poco empleo y solo por un periodo de entre ocho y dieciséis años, pero puede provocar enormes daños ecológicos transfronterizos que, por lo general, no son reparados por las empresas explotadoras responsables, que suelen desaparecer o declararse en quiebra, sino por el Estado correspondiente, es decir, por los contribuyentes,

“M. Considerando que es necesario extraer una tonelada de menas de baja calidad para producir dos gramos de oro, lo que genera una enorme cantidad de residuos mineros en las zonas de extracción, mientras que entre un 25 y un 50 % del oro se queda finalmente en la pila de residuos; considerando, además, que los proyectos mineros de gran escala que emplean cianuro utilizan varios millones de kilogramos de cianuro de sodio al año, y que un fallo en su transporte y almacenamiento puede tener consecuencias catastróficas,”

Leo estas consideraciones con el caso de las minas que se pretenden abrir en la Sierra Norte de Puebla y de inmediato pienso en las Lluvias del 99. En cerros enteros que se desgajaron y se llevaron consigo por igual carreteras que pueblos enteros. Quién no se acuerde de la magnitud del suceso que se asome a la cañada de Cuetzalan, -la que se mira majestuosa desde los restaurantes a orilla de la carretera- y que se fije en cómo trece años después aún se nota el nivel a dónde llegó el río, que se fije cómo puede distinguirse todavía dónde laderas enteras se colapsaron en una grandísima avalancha de lodo; que piense que las carreteras quedaron destruidas y varios pueblos incomunicados hasta el punto de que hubo serios problemas de hambruna y salud (Mastretta, 1999). Quién quiera evidencia y explicaciones geológicas que recurra a las publicaciones científicas que se hicieron al estudiar la catástrofe (algunos ejemplos Britán 2000; Lugo-Hubp et al 2001; Vázquez-Conde et al 2001; Capra et al. 2003a; 2003b; Alcántara-Ayala 2004; Borja-Baeza 2003; Dávila-Hernández 2003; López-Mendoza 2003; Marcos-López 2003; Ochoa-Tejeda 2004; Lugo-Hubp et al 2005).

¿Cómo pudo suceder algo así? En un artículo publicado en la Revista Mexicana de Ciencias Geológicas Lugo-Hubp y colaboradores (2005) explican que en cuatro días llovió el 50-60% de lo que normalmente llueve en un año sobre un relieve muy pronunciado, rico en tipos de rocas propensas a la erosión y que además se encuentra deforestado y modificado por la construcción de carreteras. Todo esto causó un proceso de remoción en masa (es decir miles de procesos de caída, deslizamiento y flujo de enormes cantidades de tierra, roca y agua) con las consecuencias que conocemos.

No había precedentes de algo así en el siglo XX. ¿Volverá a pasar? El estudio mencionado sugiere que este tipo de fenómenos son de hecho parte de la historia que ha formado el relieve de la Sierra durante al menos los últimos diez mil años. ¿Es parte de la historia de la región y nunca habíamos visto algo así? De hecho sí, lluvias semejantes ocurrieron en septiembre de 1944 y durante huracanes como Hilda en 1955, Beulah en 1967, Fifí en 1974, Diana en 1990 y Gert en 1993 (Biltrán, 2000). Una diferencia importante es que en el 99 la deforestación y la construcción de carreteras incrementaron la magnitud del fenómeno. Esto se debe a que la pérdida de la vegetación desestabiliza el suelo y no permite la absorción de agua, y además la construcción de carreteras rompe el equilibrio natural del talud (Lugo-Hubp et al 2005)



¿Volverá a pasar? Cito un párrafo de las conclusiones de Lugo-Hubp y colaboradores (2005): “Es natural que en el futuro, a corto o largo plazo, estos fenómenos se volverán a presentar. En el pasado, tan sólo hace 40 años, la situación era otra, ya que las poblaciones eran más pequeñas, la deforestación no alcanzaba los niveles actuales, y era menor la modificación al relieve por la construcción de vías de comunicación, cultivos en laderas empinadas y pastoreo.”

Con esto en mente me parece evidente que instaurar en la Sierra Norte de Puebla la minas a cielo abierto con sus consecuentes enormes cantidades de desechos de cianuro sería una bomba de tiempo, una irresponsabilidad en verdad absurda. Vean la figuras y mapas en Lugo-Hubp et al 2005. ¿Cuáles son las medidas que una minera tomaría ante una situación como la de las Lluvias del 99? ¿Lo han considerado siquiera? ¿No se trataría de una crónica de una tragedia anunciada?

Vuelvo a la considreación K de la resolución que el Parlamento Europeo presentó a la Comisión Europea: “el uso de cianuro en minería crea poco empleo y solo por un periodo de entre ocho y dieciséis años, pero puede provocar enormes daños ecológicos […] que, por lo general, no son reparados por las empresas explotadoras responsables, que suelen desaparecer o declararse en quiebra […]”.

¿Se imaginan lo que pasaría con los contenedores de cianuro en la eventualidad de que un deslave ocurriera en la zona? ¿Se imaginan las lluvias del 99 si en tope de los miles de metros cúbicos de lodo que arrasaron por las cañadas hubiera también una concentración importante de veneno? ¿Cuáles serían las consecuencias para el medio ambiente y la salud humana en Tetela y en Veracruz a donde desembocan finalmente los ríos de la Sierra Norte?

El artículo 30 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente de México postula que para obtener autorización de realizar explotación minera los interesados deberán presentar una manifestación de impacto ambiental que incluya los posibles efectos en los ecosistemas así como las medidas preventivas, de mitigación y las demás necesarias para evitar y reducir al mínimo los efectos negativos sobre el ambiente.

En el Informe preventivo del proyecto de exploración minera “Espejeras” que Minera Espejeras S.A. de C. V. presentó a la SEMARNAT no hay mención alguna de cómo se actuaría en caso de un evento meteorológico extremo. El documento es el informe que debe presentarse para poder realizar la exploración, mas no atañe a la explotación en sí (que es la que generaría los desechos más tóxicos), lo que justifica porqué no se habla sobre el manejo de cianuro y otros desechos de la mina. El motivo porque el que comento este documento es entonces porque algunas de sus líneas implican que la empresa está consiente del tipo de deslaves característicos de la zona, o al menos eso me parece:

(El predio de estudio) “se caracteriza por estar ubicado en un suelo de origen cretácico […] (que) puede llegar a tener una alta susceptibilidad a la erosión.”

Con las actividades de excavación, compactación y nivelación se alterará la estabilidad de las pendientes de las laderas de los cerros donde se ubica el proyecto".

Los suelos friccionantes […] son susceptibles de erosión provocada por escurrimientos de agua, además presentan inestabilidad cuando la inclinación del talud es mayor que su ángulo de fricción interna. […] los suelos finos cohesivos limosos y arcillosos […] en estado seco pueden ser resistentes como un tabique, en cambio, si poseen altos contenidos de agua pueden fluir como líquido viscoso

En las zonas deforestadas, dicho rango (rango de escurrimiento) llega a ser de más de 30%. Esta situación provoca efectos negativos inmediatos, como son: la erosión del suelo, un más rápido ensolvamiento de los bordos y presas, así como el recrudecmiento de los efectos de las inundaciones durante los intensos períodos de lluvias, especialmente los relacionados con la presencia de huracanes.

Me parece que esta información y el antecedente de las lluvias de 1999 se tienen que tomar de forma seria. La construcción de una mina a cielo abierto y el consecuente uso de cianuro en medio de la Sierra Norte de Puebla tienen que plantearse dentro de la historia del relieve del área y su reacción ante eventos climatológicos extremos (mas relativamente frecuentes). La afectación al medio ambiente y a la salud humana van más allá de lo que pase en los límites inmediatos de la mina, sino en todo lo que puede pasar das las condiciones climáticas y geológicas del sitio. Por eso me parece sensato un párrafo en la página 24 del mencionado informe: "Minera Espejeras S. A de C. V., señala que si el daño ambiental es mayor que el beneficio, social, económico o ambiental de la región, el proyecto se declarará inviable, previo a su ejecución".

Referencias.

Mastretta, Sergio. 1999. Puebla: los nuevos muros de agua. Revista Nexos http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2101209

Bitrán, D., 2000, Evaluación del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en la República Mexicana, durante 1999: México, Centro Nacional de Prevención de Desastres, Cuadernos de Investigación, 50, 194 p.

Lugo-Hubp J., Vázquez C.,T., Melgarejo P.G., García, F.J., Matías, G., 2001, Procesos gravitacionales en las montañas de Puebla: Ciencia y Desarrollo, 157, 25-33.

Vázquez-Conde, M.T., Lugo, H.J., Matías, L.G., 2001, Heavy rainfall effects in Mexico during early October 1999, en Gruntfest, E., Handmer, J. (eds.), Coping with Flash Floods: Países Bajos, Kluwer Academic Pub., 289-299.

Capra, L., Lugo-Hubp, J., Borselli, L., 2003a, Mass movements in tropical volcanic terrains; the case of Teziutlán (México): Engineering Geology, 69, 359-379.

Capra, L., Lugo-Hubp, J., Dávila-Hernández, N., 2003b, Fenómenos de remoción en masa en el poblado de Zapotitlán de Méndez, Puebla; relación entre litología y tipo de movimiento: Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, 20(2), 95-106.

Alcántara-Ayala, I., 2004, Hazard assessment of rainfall-induced landsliding in Mexico: Geomorphology, 61 (1-2), 19-40.

Borja-Baeza, R., 2003, Análisis de susceptibilidad y riesgos asociados a procesos de remoción en masa en Zazapoaxtla, Puebla: Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, tesis de licenciatura, 154 p.

Dávila-Hernández, N., 2003, Zonificación del peligro por procesos de remoción en masa con base en la aplicación de un análisis estadístico multivariado condicional; la barranca El Calvario, Teziutlán, Puebla: Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, tesis de licenciatura, 116 p.

López-Mendoza, M., 2003, Diseño de un programa de prevención y mitigación de desastres asociados a inundaciones y procesos de remoción en masa en Zapotitlán de Méndez, Pue.: México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, tesis de licenciatura, 244 p.

Marcos-López, J., 2003, Distribución espacial de los procesos de remoción en masa y riesgos asociados en el municipio de Tlatlauquitepec, Puebla: México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, tesis de licenciatura, 151 p.

Ochoa-Tejeda, V., 2004, Propuesta metodológica para el estudio de

inestabildad de laderas a partir de los MDT y la percepción remota: México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, tesis de maestría, 213 p.

Lugo, J., Zamorano, J. J., Capra, L., Inbar, M., and Alc´antara-Ayala, I.: Los procesos de remoción en masa en la Sierra Norte de Puebla, octubre de 1999, causas y efectos, Revista Mexicana de Ciencias Geol´ogicas, Instituto de Geología, 22, 2, 212–228, 2005.

La Sierra Norte de Puebla padece los efectos del desastre causado por una intensa temporada de lluvias. El paisaje, como revela esta crónica, ofrece miles de héctareas de cultivo perdidas, hambre, desolación y cientos de historias que, de no estar al alcance de los ojos, parecerían inverosímiles.

Viejo campesino está de pie —aún— y mira hacia el horizonte. Se acompaña sólo de un bastón. El único testigo es otro hombre que cruza por ese valle rodeado de montañas, en

La desazón la han dado las lluvias, pero la tragedia está en los ojos, desde que nacieron.

Gregorio, totonaco, vive en un pueblo de Tepango de



Rodríguez. Ha caminado cuatro horas hasta Jilotzingo, donde no hay paso —por la interserrana— hasta Zacatlán. Es la frontera obligada. Va a comprar maíz, muy escaso. Dice que le pide a Dios “que me ayude”. Dios “es grande y poderoso. Dios me ha mandado y ahora que me ayude”.

—¿Y para qué lo trajo Dios? Pues para trabajar, para trabajar. Para adorarlo por él…

-¿Y.?

—A sufrir… Como estamos viendo ahora, trabajamos pero no alcanza. A ver por nuestros hijos también.

La ayuda es abundante. Trailers y camiones circulan por toda carretera que se aproxime a la zona de desastre. La presidencia municipal de Zacatlán, centro regional de abasto, se ha convertido en una gran bodega: las cajas y paquetes de ayuda suben y bajan.



Hasta ahí llegan de comunidades cercanas. O lejanas. Horas y horas de camino entre lodazales, peñascos y barrancas.

Otro hombre, por su cuenta, ha acopiado ropa. Se estaciona frente a la presidencia municipal en su Ram Charger azul. Abre bolsas que pretende repartir y una marabunta de hombres y mujeres campesinos se hace en derredor suyo. Trepadas unas hasta en las llantas, arrebatan al de junto. Comienzan los jaloneos. El sofocado repartidor sube al techo de su Ram Charger. Pide orden pero el llamado es inaudito. Lanza al aire lo que le queda en las bolsas, y lo que cae lo toman mujeres desesperadas. Unos perros flacuchos olisquean sin parabién. Los perros van a dar a un bote de basura donde sacan platos de unisel con restos de frijoles.

Las parroquias dan albergue y reciben la ayuda de Cáritas. El movimiento en los pueblos es insuficiente para abastecer a miles de hambrientos. Gente va y viene, trabaja para acarrear bultos de maíz o de azúcar.



En Aquixtla, la carretera se desplomó. Una centena de hombres ha formado una cadena que recorre una vereda hechiza como alternativa, para hacer llegar gasolina, agua, frijoles. Hasta cajas de Corn Flakes. Los tanques de gas se trasladan por el vacío que el tramo carretero desaparecido dejó por las lluvias, a través de una polea. Ahí van los cilindros, viajando como en teleférico. Del otro lado compran los que tienen.

En el atrio de la iglesia de San Juan Bautista, unos damnificados rodean al sacerdote. El abasto que llega, parte. Cuando arriban las cajas de ayuda, se hace sonar una campana. Los habitantes que vienen del rumbo de Tetela de Ocampo, a pie o a tramos en camioneta (las que se quedaron de ese lado), acuden al llamado. Y a cargar. A lomo de burro.

La tierra de antiguos evangelizadores franciscanos está desolada. El párroco José Adolfo Chávez, ahí en el atrio, prende un Marlboro. La neblina está en el ambiente y el frío cala. Llueve. Todo está triste. Alguien comienza a tararear “fumando espero…” y se detiene.

—¿Y qué espero?

Los contertulios se miran. El silencio ahonda.

—Yo no sé qué espero —dice uno.

—Yo tampoco —tercia otro.

Pero no muy lejos de ahí, miles de bocas esperan: caminos destrozados, casas destruidas; no hay luz. Las historias son inverosímiles para aquel hombre de ciudad, el que miraba al campesino en ese paraje. Pero están ahí y se cuentan: trece personas que quisieron guarecerse de los deslaves como en Camocuautla fueron a encerrarse en el templo y ahí quedaron sepultados. Un padre corría en Ahuacatlán buscando deseperadamente refugio para su familia y su bebé se le escurrió de los brazos. El crío cayó por un despeñadero.

Y así siguen: decenas de pueblos desaparecieron bajo el lodo, cientos de campesinos emigran al municipio más cercano para comer. Una mujer totonaca sólo salvó un paraguas. Un niño duerme en un albergue y ha preguntado por sus padres y tíos que no sabe que están muertos. Un grupo de indígenas que llevaba abastos desde Zacapoaxtla fue asaltado a medio camino; uno de ellos murió a machetazos. En Tepango de Rodríguez, en el segundo viaje por helicóptero, dos militares tuvieron que bajar a contener a una horda de hambrientos que se golpeaba por quedarse con una despensa.

Miles de hectáres perdidas, muerte, hambre: destrucción de viviendas, escuelas, casas de salud. Así esta el futuro para los hombres y mujeres de la Sierra Norte de Puebla que no recuerdan, “hasta hace como cuarenta años, que fue cuando Dios se enojó tanto”. n

Beatriz Gutiérrez Mueller. Periodista. Reportera del noticiero de radio poblano Revista 105.

DATOS PARA EL DILUVIO

• La sierra de Puebla se divide en dos zonas: sierra norte y sierra nororiental.

• Las ciudades más importantes de la sierra norte: Huauchinango, Zacatlán y Chignahuapan.

• Las ciudades más importantes de la sierra nororiental: Zacapoaxtla, Cuetzalan del Progreso. Teziutlán y Tlatlauquitepec.

• Número de habitantes en la región serrana: 1,016,071.

• Número de municipios: 63.

• Municipios de “alta” o “muy alta” marginalidad: 90%.

• Población indígena: 30%.

• Grupos indígenas: totonacos y nahoas, fundamentalmente.

• Número de localidades: 2,493.

• Localidades de menos de mil habitantes en la sierra nororiental: 90%.

• Localidades de menos de mil habitantes en la sierra norte: 80%.

• Población sin agua en la sierra: 33%.

• Población sin drenaje: 62%.

• Población sin electricidad: 19%.

• Analfabetismo: 28%.

• Médicos por cada cien mil habitantes: 51.3

Fuente: Plan Estatal de Desarrollo 1999-2005