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Agua y Tequila: el crimen ambiental

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Vida y milagros

Olvidan protección de Paisaje Agavero; detectan contaminación en ...

En una síntesis informativa de hace tres días vi la siguiente nota:



"La tarde de este jueves 9 de julio, las puertas de Tequila Herradura, que forma parte de la firma de bebidas internacional Brown-Forman, estuvieron a punto de ser clausuradas por personal del ayuntamiento de Amatitán, Jalisco. El motivo: las constantes quejas de la población que habita en las inmediaciones de la Hacienda del Refugio, asegurando que la empresa descarga sus vinazas sin ningún tratamiento a una barranca donde corre un arroyo. Por este motivo, desde muy temprano se registró una intensa movilización dentro y fuera de la fábrica y según información de la empresa, personal de ayuntamiento acudió a verificar las descargas de vinazas. Se les intentó negar la entrada a los inspectores municipales por no tener el nombre correcto de la empresa en las actas. Fue por ello por lo que no se pudieron colocar los sellos en la hacienda, misma que recibe a los turistas que llegan en el tren Herradura Express."

En otra nota del 19 de septiembre de 2019, el diario El Occidental señala la clausura parcial por parte de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA) de una empresa tequilera ubicada en el municipio de Amatitán, aunque en la nota no dan el nombre de la empresa. En la zona de Amatitán existen varias destiladoras de tequila. El motivo de la clausura fue que estaban descargando sus lixiviados en un colector pluvial. Amatitán está ubicado dentro de las 34 mil hectáreas que protege el decreto de la UNESCO. En 2018 el gobierno estatal presentó un plan de manejo de la zona que no han podido aplicar.



Varias cosas llaman la atención de estas notas. La primera es que el Tequila Herradura ya no es de mexicanos. La segunda es que muchas empresas vienen a hacer en México lo que en su país de origen no harían, no por bondadosos, sino porque la ley es coercitiva. La tercera es que la mayoría de las empresas tequileras no cuentan con plantas de tratamiento de agua para procesar las vinazas. Para producir un litro de tequila se contaminan gravemente 10 litros de agua. En México la producción tequilera es de más de 200 millones de litros anuales, lo cual se traduce en dos mil millones de litros de agua altamente contaminada. Cuatro grandes empresas producen el 80% del tequila del país. Detrás de los preciosos e inmensos sembradíos del paisaje agavero, declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 2006, hay una historia que poco se menciona, y es la grave contaminación que genera el proceso de producción. La naturaleza requiere de una enorme cantidad de oxígeno para biodegradar los residuos de fibras, celulosa, azúcares y levaduras y esa demanda aniquila la vida de los afluentes de agua en donde descargan. Podrían ser muy nutritivos para el suelo si se manejaran bien, pero son muy dañinos si se tiran directo al agua.

En un comunicado del lejano 2009, la Cámara Nacional de la Industria Tequilera señaló que no apoyan estas prácticas y confiesa que es difícil saber por qué no tratan el agua sus agremiados. ¿De verdad es difícil para la cámara el entender por qué no tratan el agua? No la tratan porque en México se pueden cometer delitos ambientales con un gran margen de impunidad y se pueden trasladar los costos ambientales a la sociedad. Es tan complicado el marco jurídico de la gestión de agua y están tan fracturadas las atribuciones entre la federación, los gobiernos estatales y los municipios, que las leyes y reglamentos acaban por no aplicarse. Los ayuntamientos suelen ser el eslabón más frágil en esta cadena de omisiones, y por debilidad administrativa y técnica, muchas veces expiden licencias de funcionamiento sin exigirles a las empresas el cumplimiento de las NOM-01 en materia de agua. Además, sus órganos municipales de inspección y vigilancia son débiles o inexistentes. Por otro lado, el debilitamiento progresivo del sector ambiental federal abre aún más la cancha para la impunidad. En el caso de Amatitán, un municipio pequeño de cerca de 17 mil habitantes, el peso y poder de una empresa tan grande puede ser avasallador. No sé si tengan un reglamento y el personal para aplicarlo. Como sea, están tratando de ejercer sus facultades. Los municipios no tienen por qué tratar las aguas que generan las industrias. El mandato del artículo 115 Constitucional solo les da la atribución de tratar el agua domiciliaria, nada más.



Tequila Herradura se vendió a la empresa estadounidense Brown Forman por 870 millones de dólares en 2007. Son una de las comercializadoras de vinos y licores más grandes del mundo. En México venden el 5% de sus mercancías. ¿De verdad no saben lo que se tiene que hacer con el agua residual?

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.