El T-MEC y los compromisos ambientales que tendremos que cumplir

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Vida y milagros

(Imagen de portadilla: vista aérea de la región de Huejotzingo, con el aeropuerto, el parque industrial y el poblado de Santa María Zacatepec, cruzado por el río Metlapanapa)

Entre los cambios que se hicieron al T-MEC que ya se aprobaron en Estados Unidos y México, poco se ha hablado de los que tienen que ver con los cumplimientos ambientales. En el acuerdo original del TLC firmado en 1994, México firmó acuerdos ambientales paralelos que fueron en gran medida letra muerta. Lo sé porque muchísimas empresas que exportan han contaminado impunemente el agua de la cuenca en la que me tocó vivir durante todos estos años. El río Atoyac es el río más grande de esta cuenca y es el segundo río más contaminado del país, pero en el punto en donde se encuentran el Zahuapan y el Atoyac, entre Puebla y Tlaxcala, el número de enfermedades y muertes causadas por la contaminación es el más alto del país.



La cuenca del Atoyac Xochiac mide 410 mil hectáreas, produce agua en enormes cantidades y por eso mismo sería el sueño dorado de cualquier país que carece de agua. En los estados de Puebla y Tlaxcala esa abundancia se convirtió en botín y daño, en negligencia e impertinencia en el trato hacia el medio ambiente.

Existen leyes duras, reglamentos y normas, existen acuerdos paralelos del TLC aún vigentes, y se acaban de ajustar a la alta en el T-MEC. El problema es que las instituciones públicas creadas para que su cumplimiento sea obligatorio son insuficientes y fallan en los tres niveles de gobierno, no están coordinadas y todas carecen del presupuesto mínimo para que la ley sea coercitiva. Hemos visto una y otra vez cómo las denuncias acaban siempre en un callejón sin salida, sin responsables, sin culpables. Día tras día y año tras año.

En todos los monitoreos que he visto, quienes están matando nuestros ríos con químicos y metales pesados son las industrias mexicanas y extranjeras y también los agroquímicos que en México se usan sin ningún control. Industrias extranjeras que en sus países de origen respetan las normas porque conocen las consecuencia de incumplirlas, aquí depredan a gusto porque saben que la ley es letra muerta. Muchísimas industrias evaden los costos ambientales y se los cargan a la sociedad. No existen padrones confiables en manos de ninguna instancia gubernamental en los que se sepa con nombre y apellidos quiénes usan el agua y cómo la tratan. La única huella real de su actuar está en los análisis del agua en los que los residuos traen su huella por giros. Grandes corredores industriales se han instalado en municipios débiles que ni siquiera tienen organismos municipales de agua. Según los datos que hemos solicitado al IFAI, ninguno de los municipios de la cuenca cumple con la declaratoria específica de la cuenca. Los mecanismos de inspección municipales y federales les dan una gran capacidad de maniobra a los infractores y ante la mesa de un juzgado saben que la autoridad siempre será la parte más débil. Los recortes al sector ambiental hechos en los últimos años no son buenas noticias. Nadie va a cumplir porque se los pida de bonito modo un gobernante. La ley debe ser coercitiva aquí y en China.



El TEMEC entrará en vigor una vez que Canadá lo apruebe. Así como trajo letra chiquita en materia laboral, también trae letra chica en materia ambiental. Harán bien en fijarse bien aquí y allá qué dice esa letra. El partido demócrata estadounidense insistió en incluir severas normas ambientales y mecanismos para vigilar su cumplimiento. No sé con qué instituciones enfrentaremos esto. En materia ambiental sin duda existe en México una competencia absolutamente desleal hacia giros iguales instalados en Canadá o Estados Unidos. Armadoras, cromadoras, textileras, petroquímicas o mineras, en su gran mayoría andan muy quitadas de la vida repartiendo veneno. ¿Será hasta que desde afuera nos lleguen con un garrote que las leyes ambientales se empiecen a cumplir? ¿Cuando nos amenacen con aranceles y sanciones o con visitas de inspectores? Al igual que en lo laboral, el acuerdo crea agregados ambientales, cualquier cosa que eso vaya a ser, y se ocuparán de hacer cumplir los nuevos acuerdos. Así lo aceptamos desde el Congreso de la Unión.



Hoy, el presupuesto para las instituciones que están obligadas a hacer cumplir las leyes ambientales en materia de agua es absolutamente insuficiente en los tres niveles de gobierno. Ojalá recapaciten y entiendan que invertir en esto no es un gasto, es una apuesta obligada para garantizar nuestro futuro.

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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.