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La sabiduría totonaca del agua

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Desde pequeñ@s nos han enseñado a respetar, cuidar y temerle al agua. El agua nos ve, nos escucha y constantemente se comunica con nosotros. A medio día, dicen los abuel@s, no debemos acercarnos al pozo o manantial, porque es la hora en que los dueños del agua se reúnen con los dioses truenos y planean el trabajo que han de realizar durante los días posteriores. Si nos acercamos los interrumpimos y por ello nos pueden castigar y llevarnos a trabajar junto con los truenos, por eso nos enfermamos, nos sentimos débiles y mareados. Nosotros no estamos acostumbrados a andar en el cielo, tal como los jilinin o truenos. Cuando nos enfermemos por esta causa el agua mismo nos puede curar a través de baños, rezos y otras prácticas de la medicina tradicional. También nos han enseñado a quererla y no tenerle asco, porque si eso hacemos se puede enojar con nosotros y nos podemos enfermar, por eso hay que beberla mientras caminamos en alguna vereda . El agua siente y escucha nuestras súplicas. Cuando por un lapso prolongado de tiempo no ha llovido es necesario llevar al santo patrono o patrona del pueblo con un cántaro al manantial o río para que abogue por nosotros y hable con los dueños del agua para evitar que la sequía destruya nuestra siembra. Desde la fundación de nuestros pueblos el agua ha jugado un papel muy importante, por eso hay lugares que en su nombre llevan implícita la palabra agua, por ejemplo: Putlunichuchut, que significa agua con lodo, kuwikchuchut que significa cascada de agua, Paxnichuchut que quiere decir agua cerdo, Skgatachuchut que quiere decir agua bebé, Sekgnachuchut que significa agua con plátano, Kukuchuchut que es agua con arena o Spupukuchuchut que significa agua azul. Todas estas palabras compuestas explican el orígen del nombre de esas localidades, manantiales o rancherías, porque detrás hay muchas historias que algún día habremos de contar.

Texto sobre el agua desde la visión totonaca en el marco del Día Mundial del Agua.
@ Manuel Espinosa Sainos, poeta, locutor y traductor totonaco.

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Sobre el autor

Manuel Espinosa Sainos

Manuel Espinosa  Sainos (Ixtepec, Puebla, 1972).  Es poeta totonaco, traductor, productor y locutor bilingüe. En 1999 publicó su poemario Xtachiwinkan likatutunaku kachikín / Voces del totonacapan en la colección Letras Indígenas Contemporáneas (Conaculta-INI). Luego Tlikgoy Litutunakunín / Cantan los totonacos, en el marco del Año Internacional de las Lenguas (CDI, 2008) y en el 2012 el Centro de las Artes Indígenas del gobierno del estado de Veracruz editó su último libro Kxa kiwi tamputsni / En el árbol de los ombligos. Es coautor del libro El arte de ser totonaca (Gobierno de Ver., 2009). Su obra fué incluida en el disco "Canta poesía" a ritmo de son, del cantautor Alejandro Estrada. Ha publicado en periódicos, revistas y suplementos culturales como El Búho, la Jornada, Boulevard, La Palabra Florida, la Curul y El Colibrí. Una selección de su obra fue traducida al portugués y publicada en Brasil en la revista especializada en Traducción literaria NT, en septiembre del 2012. Sus obras han influido en el ámbito educativo y en el 2014 sus poemas Kiwikgoló / Dios del monte y Litutunaku chan / Hormigas tutunakú, fueron publicados por la SEP en el libro de Lecturas de Español de quinto grado de Primaria, además que en 2008 su poema Kkgalhkgalhima mintaspitat/ Esperando tu llegada, fue publicado en el libro de Literatura 2 para Bachillerato, aunado a que sus textos han sido leídos en múltiples certámenes de poesía de educación indígena.