Paulina Mastretta: La novela de aventuras y el autodescubrimiento por la literatura/Entrevista

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Paulina Mastretta: “Creo que todo el tiempo estamos tomando decisiones en la vida, entonces en los videojuegos también te pones a tomar decisiones, que quizá resultaron que no eran las correctas y puedes regresar. En los videojuegos sí puedes regresar si te equivocaste. Me gusta ese tipo de juegos.”



Marzo de 2017



Hablar de piratas es hablar de la imaginación. Odiseo viajó 20 años en redondo para regresar a Ítaca. Leopold Bloom viaja un día entero por Dublín para regresar a su Ítaca personal. Shinta, Maya y Leiya, los protagonistas de Las aventuras de la audaz navegante, primera novela de Paulina Mastretta, se embarcan en un viaje para encontrar al padre de uno de los chicos sin saber que en la travesía se encontrarán con ellos mismos. Lo que nos va a confirmar que perderse es la mejor forma de encontrarse.

Paulina trabajó esta novela desde que tenía 15 años en distintos talleres literarios. Su familia tiene como costumbre un viaje por Islas Galápagos como viaje iniciático, y es ahí donde comienza esta entrevista.

La literatura es un enorme viaje alrededor de la imaginación. Sherezada nos invita a disfrutar un viaje en Las mil y una noches, Gregorio Samsa se despierta en un sueño que parece un viaje recién comenzado por el sonido del reloj checador. Las aventuras de la audaz navegante es una novela que abona a la construcción de mundos distintos. Hemingway, otro audaz navegante, decía que las novelas deben de ser universos que contienen sus propias leyes físicas, su propia flora y su propia fauna. Y así lo consigue Paulina Mastretta quien nos toma de la mano y nos lleva del faro de una isla hasta otra habitada por hombres mono, o nos sumerge en una historia al interior de la novela en donde las náyades, mejor conocidas como sirenas, son las protagonistas.



La nave de Las aventuras de la audaz navegante está lista para zarpar, de ustedes depende si lo hacen con un plato de sopa picosa o con el cuchillo entre los dientes.

Óscar Alarcón. La idea que se plantea sobre el viaje en la novela, y aunque no es un tema nuevo, nos remonta hasta Ulises quien regresa a Ítaca, pero también lo hacen los personajes de Las aventuras de la audaz navegante, ellos regresan a casa, a la isla. ¿Cuál es el significado que tiene para ti el viaje?

Paulina Mastretta. He viajado mucho con mi familia a lugares remotos de México o de Europa. No todos los viajes los he vivido, sino que tengo amigos que también han viajado, han salido del país a estudiar.

Mi hermana Alicia estuvo mucho tiempo en el exterior estudiando. Tengo muchos primos que han estudiado en el extranjero. Yo he salido pero no me he quedado mucho tiempo fuera. Me gusta viajar pero regresar de nuevo al origen y no estar mucho tiempo en un mismo lugar. Me gusta mucho observar, conocer y aprender, regresar al país. Todos los conocimientos que tengo de fuera, los tengo acá.

Por ejemplo, pude darme cuenta de que en algunos lugares el limón es carísimo o el aguacate, que para nosotros es tan común, para otros es muy caro.

ÓA. ¿Por qué escribir un libro sobre viajes?

PM. Estaba en las Islas Galápagos y para llegar de una isla a otra, tenías que tomar un barquito —viajábamos en crucero— para poder conectarte entre ellas. A veces te quedabas un día o dos. A diferencia de lo que ocurre al interior del continente en donde tienes que moverte en tren o avión o coche, ahí era en barco.

En la época en la que está ubicada la novela, específicamente se transportan en barco, además de otros medios mágicos. A veces se mueven más rápido y otras más lento pero todo el tiempo se están moviendo en barco entre las islas.

ÓA. Las islas se convierten en una ficción geográfica.

PM. Pensé mucho en las Islas Galápagos. Por cuestiones geográficas y de medio ambiente se comunican de esta manera —a la fauna no le tienen miedo porque ya están acostumbrados—. La mayoría de las islas son recorridas a pie pero para llegar a ellas se transportan en barco, hay permisos para entrar para que no haya algo ilegal.

Cuando comencé a escribir la novela así la pensé: un viaje entre islas en un barco pero fui sumándole otras historias porque la mayoría de los personajes se mueven caminando.

ÓA. Shinta se mete a un bosque en el que incluso le dicen que no debe de ir por ahí pero logra atravesarlo gracias a su valentía, ¿el bosque es afrontar los miedos?

PM. Un poco. Para alguno de los personajes… A veces llegan a diversas situaciones. Por ejemplo llegan a un cementerio de barcos, que representan la muerte, las almas que no pueden descansar en paz. O en otra ocasión ocurre que chocan contra una isla literalmente, y entonces se preguntan “¿qué puede empeorar?” ¡Y desaparece una de las protagonistas!

Ahí ocurre que se meten a la selva no porque quieren enfrentar su miedo sino porque tienen que encontrar a su amiga desaparecida. En el transcurso por distintas cosas, terminan separándose todos. De cierta forma es un viaje de autodescubrimiento de cada personaje, cada uno de ellos se va encontrando.

Eso que mencionas le ocurre a Shinta, pero algo similar le pasa a los personajes que lo rodean: Maya y Lune tienen una serie de aventuras. Gira se encuentra a alguien que la saca de sus casillas.

Los árboles están llenos de seres vivos y esa selva termina volviéndose otro viaje para descubrirse, por eso la canción que aparece y dice: “las almas se descubren, las almas se encuentran y al final nada queda”.

ÓA. Noto una constante en tus personajes: la ausencia de las figuras paternas. Están escondidas pero muchos de los personajes añoran la presencia del padre.

PM. Me di cuenta de algo al inicio de las novelas de aventuras: siempre faltaba algo. En el caso del personaje de Maya, tiene a sus papás pero decide acompañar a su amigo en el viaje. Maya tiene el conflicto de dejar a su familia desprotegida, de estar en el círculo familiar y cómo salir de ahí para enfrentar a los peligros… Y decide salir.

El resto de los personajes están buscando ese conflicto y ella decide dejarlos atrás para que su vida pudiese avanzar. Tal vez regrese más tarde y cuente todo lo que vivió. Es todo un fragmento de la novela en donde su decisión está entre el “me voy o no me voy, ¿qué hago?”

Shinta, está en la búsqueda del padre —la ausencia de la madre es porque falleció— y acaba descubriendo cosas nuevas para reconciliarse. Encuentra a su padre y alcanza su objetivo pero en realidad quería salir porque quería tener una aventura, siguiendo la idea de que su padre también vivió una para explorar el mundo, no sólo dentro de su isla. Sí busca al padre pero en el proceso vive todas sus aventuras: “¡ah, puedo hacer otras cosas!” A veces es un poco egoísta porque sus amigos salen de la isla para ayudarle a buscar sus recuerdos.

ÓA. Tus personajes deambulan entre lo bueno y lo malo, no están extrapolados, por ejemplo Ojo Negro, resulta que comienza haciendo fechorías y después se transforma y después vuelve a ser malo.

PM. Un pirata se convierte en eso por una necesidad. Necesita dinero y crece en un ambiente de violencia. Ojo Negro es un personaje especial, es un doble cara: puede ser un villano y también puede ser tu amigo. Aunque por ejemplo a Shinta le dice que lo va a proteger y en el barco lo deja abandonado en la cocina.

Es ese tipo de personajes que si ve su vida en riesgo y te puede dejar atrás, lo va a hacer. Se mueve según le conviene pero también apoya a ciertos personajes. Pero no pone en riesgo su vida para salvar a alguien aunque termina haciendo cosas que lo contradicen. No es predecible. Es un personaje que te sorprende, como también lo hace Sombra Muerta, a quien lo lees en un principio y después al final te quedas pensando “espera, todo el tiempo estuvo con ellos pero nadie se había dado cuenta”.

ÓA. ¿Cómo construiste a tus villanos?, te lo pregunto por lo que acabas de mencionar de Sombra Muerta. Estamos tan acostumbrados, por ejemplo a los personajes de Disney de la década de los 50, en donde los villanos para ser malos deben de parecer malos, ¿cómo construiste a tus villanos porque algunos no parecen villanos?

PM. Tengo muchas referencias de series, de animes, de videojuegos, de cosas así, en donde se rompen los moldes donde el feo es el malo y el bonito es el bueno. Rompí con eso y me di cuenta de que el pirata también puede tener doble cara.

O por ejemplo Gira —una de las protagonistas—, que es de aquellas que preferiría no cruzarme en la calle con ella. Realmente hay muchos personajes que tienen doble cara, sólo bueno y sólo malo no existen para mí. Todos pueden tener distintas caras: la que les convenza en su entorno.

Son personajes como Peña Nieto, que puede estar feliz y todo el país cayéndose en pedazos, pasa lo mismo con uno de los personajes de esta historia: “no soy ni bueno ni malo, simplemente soy así porque me divierte”; puede llegar a secuestrarte porque quiere divertirse y entonces lo hace. En la mayoría de los casos le divierte fregar al otro. Es un tipo de conveniencia.

Todo el tiempo estuve construyendo así a los personajes. Es una doble personalidad de quien menos te esperas y resulta que tiene a alguien adentro, quizá sea su consciencia que termina deshaciéndolo. No es que fuese bueno y después termina siendo malo sino es el juego que se está llevando a cabo todo el tiempo. Es un poco lo que le ocurre a Sombra Muerta.

Leiya es distinta, trata de que sus dualidades se mantengan en armonía. Se tiene que proteger de ella. Es muy solidaria aunque antes que cualquiera siempre está ella. A veces martiriza a las personas que se aman y acaba destruyendo a los personajes que la querían mucho.

Volko, el maestro de los personajes, es una figura paterna. Lune lo toma como padre porque tiene conflicto con su verdadero padre. Gira está enojada con su padre y cada vez que va descubriendo más cosas de éste se enoja más, porque siente que huyó como cobarde en lugar de quedarse a protegerlos.

ÓA. Aunque es una novela de piratas, se destaca mucho la amistad, ¿qué significa la amistad dentro de tu novela?

PM. La novela es sobre una tripulación que debe avanzar, para que puedan hacerlo tiene que haber un espíritu de unidad y compañerismo, el cual existe entre los personajes. Obviamente habrá cosas que los distingan pero si hay pleitos, la tripulación terminará mal entre sí o todo el desmadre que vemos luego.

Muchas tripulaciones terminan mal por no organizarse, las sociedades en general, si no hay por lo menos un espíritu de cooperación, todo mundo termina peleado y no hay avances. Quise hablar de compañerismo y de tolerancia porque aunque Maya no soporta a Gira, tratan de llevarse como pueden porque hay algo que termina uniéndolas de cierta forma: tal vez no seas mi mejor amigo pero tolero lo que haces y respeto tus preferencias y todo eso.

Siento que lo que desgasta a la sociedad en general es la no tolerancia, el no respeto. Lo que demuestra la historia es que sí puede haber respeto y tolerancia aunque los personajes sean muy distintos, hay algunos que se parecen un poco pero combaten entre ellos y a pesar de las circunstancias conviven y no les queda de otra. Va avanzando la historia y una va a aprendiendo de la otra.

Rimú es un personaje muy especial, porque tiene una parte de él que termina diciendo que sí… no puede decir que no, termina haciendo las cosas que no le sean problemáticas. Es muy tranquilo. Aunque termina haciendo cosas más desgarradoras.

ÓA. El aspecto físico de tus personajes también es importante, por ejemplo el cabello azul de los personajes misteriosos, ¿cómo fue que decidiste dotar de estas características físicas para hacerlos notorios?

PM. Hay una razón específica que tiene que ver con la forma de ser de cada personaje, no vas a ver en toda la novela a otro personaje con el cabello azul, a lo mejor ves a uno con el cabello negro o rojo pero los personajes de cabello azul es porque tiene que ver con su raza. Los demás tienen relación pero no tanto.

Quería decir que Lune tenía el cabello blanco y que eso tenía relación con algo pero me faltó. En general es que sean distintos. Cuando veía a los personajes veía todos sus aspectos, hasta cómo se vestían para definirlos. En la familia de Maya —la única familia completa— todos son distintos entre ellos y tienen rasgos muy similares. Algunos se visten de forma misteriosa y otros no.

Los habitantes de Naufra tuvieron conflicto con el gobernador, algunos son ricos y se visten distinto de los demás. En esa parte es una pequeña referencia a lo que ocurrió con Mario Marín, en ese tiempo estuve escuchando mucho esa noticia: siempre había conflicto con el gobernador y acabé recreando eso.

ÓA. ¿Crees en las etiquetas “literatura infantil” o “literatura juvenil”

PM. No del todo. Sobre todo porque conozco muchas series o caricaturas que vi en la infancia y que aún sigo disfrutando. Me gustan las películas de Pixar aunque digan que son para toda la familia o para niños en específico. Creo que depende de cada quien.

Pensé que la novela podría leerla quien sea, para quien le llegase. Los personajes están en la juventud pero no del todo. Gira, Naira y un par más están por mi edad: 20-25, aunque tienen actitudes que parecen estar más debajo de la edad. Los tres protagonistas tienen más o menos la misma edad: 15-16 años.

ÓA. Vemos cómo Shinta se va a llorar como un niño y Gira le dice “llorando no vas a solucionar nada”, podemos ver la diferencia de edades.

PM. Ahí no del todo porque Shinta podría tener 27 años y aun así habría llorado. Es el caso en específico de ese personaje con el que quise romper ese tabú de que los hombres no pueden llorar y de que deben de ser muy fuertes. Shinta no reprime las emociones, es muy abierto, todo el tiempo dice lo que piensa. Cuando regresa a su casa, su tía está en un trance y no lo reconoce y él no sabe cómo solucionar un problema. Es muy intenso y muy lindo.

Incluso Leiya lo ve muy enojado, al grado de querer matar a alguien y ella le dice “tú no eres así, no te conviertas en algo que no eres, no te traiciones”.

ÓA. ¿Te gustaría que tu libro se convirtiera en un videojuego?

PM. Sí, estaría padre. Aunque no sé cómo se le podría hacer.

Otra cosa que me comentaron, y a mí me cuesta mucho trabajo, es ver mi libro como una película con actores reales. Veo a mis personajes de forma más gráfica y por ello me los imagino más como un anime o un videojuego o una caricatura.

ÓA. A mí me sucedió lo mismo, los vería más gráficos y por eso pensé en un videojuego.

PM. Un videojuego o un anime. Veo todo el ambiente más gráfico: un cómic puede ser. Me cuesta mucho trabajo imaginármelos en una película con personas de carne y hueso. Siento que mis personajes son demasiado gráficos. Y me pasa con cualquier libro: cuando me presentan la película digo “pues sí pero no del todo”.

Siento que cuando ves una película con personajes actuados, realmente no estás viendo al personaje como tal sino que estás viendo la interpretación del personaje que está haciendo el actor, y aunque es algo muy padre me cuesta mucho trabajo imaginarme a un actor interpretando a un personaje de novela.

A lo mejor resulta que me equivoco y encuentro que queda demasiado bien pero siento que estaría mucho más sencillo representarlos de manera gráfica y digital.

ÓA. Además de la literatura, ¿cuáles son las otras expresiones que te interesan como forma de narración?

PM. La novela gráfica, el cómic, el manga, el anime, los videojuegos me gustan mucho porque puedes estar dentro de una montaña en la que puedes caminar, por ejemplo.

En específico me gustan mucho los RPG por todo el contexto en el que se desarrollan, son como una novela de fantasía, con todos sus personajes, con todas sus historias y cómo se van desarrollando entre ellos: tú decides —dependiendo del juego— hasta qué punto tienes que llegar. Puedes regresar al punto anterior, descubrir más secretos. Es algo que me gusta mucho de los videojuegos.

De las novelas como Rayuela me gusta que no haya sólo una historia, sino que puedes ir armando tu propia historia. Juego mucho videojuegos de decisiones: “vete por la derecha o ahora vete por la izquierda” y te encuentras un monstruo gigante o te encuentras un tesoro. Hay decisiones en las que si te vas por el frente y tomas mal camino, acabas muerto.

Creo que todo el tiempo estamos tomando decisiones en la vida, entonces en los videojuegos también te pones a tomar decisiones, que quizá resultaron que no eran las correctas y puedes regresar. En los videojuegos sí puedes regresar si te equivocaste. Me gusta ese tipo de juegos.

Más específico en el arte, me gusta el teatro, el cine, la escultura. Eso es algo que me gustaría mucho de mis personajes: verlos cómo serían en escultura. Me gusta la danza, aunque no soy bailarina; me gusta mucho el movimiento de la danza.

Algo que me cuesta mucho trabajo es la escultura y la arquitectura, me gusta mucho verla, me digo “está bien pero ¿cómo escribo en el libro que esto es un arco?”, tengo que escribir que esto es un arco y que además tiene ladrillitos de colores y que además hay piedras. Trato de explicarlo, busco palabras.

Es una de las desventajas cuando creas un mundo ficticio como en la novela, adaptas palabras y no puedes decir cosas como “hablando del rey de Roma” porque Roma no existe en ese mundo. No puede hablar de que comían pasta o comida italiana. No puedes decir nombres de lugares reales porque no existen. Hay muchas palabras que no tendrían referente, como “el arco griego”, “¡no, espera, no es el arco griego!”.

ÓA. Uno de los personajes le riñe al otro y tu novela dice “le echó bronca”, pensé que si dentro del universo de la novela se entendía qué quería decir esa frase. Eso me agradó.

PM. Fui puliendo la novela. Había palabras como “quedarse en shock” para decir que se había quedado paralizado, que me parecía que no eran palabras que le quedaran. Aunque ya hay palabras del inglés que ya están muy usadas. Traté de meter palabras que fueran neutrales.

ÓA. ¿Cómo trataste de llevar el humor en tu novela? Los diálogos que se establecen entre los personajes hacen que te rías, hay muchos juegos entre ellos.

PM. Estamos en una situación muy fea pero podemos reírnos, aligerar la situación. Obviamente en los lugares que era necesario, no lo metía nada más porque sí.

Trataba de hacerle parodia a textos que me parecía podrían funcionar, no sé si rompiendo la cuarta pared —no tan fuerte— pero de repente alguno de ellos comenzaba a hablar con las aves, si fuese una persona real comenzaría a pensar “¿estoy loca?, ¿por qué estoy hablando con las aves?”, y otro personaje le decía “no, no es posible que hablen todas la aves”, “ah qué bueno porque no quiero escuchar los problemas de todas la aves”, ese era el juego.

Otra de las parodias tiene que ver sobre todo con Los piratas del Caribe, cuando llegan los piratas sangrientos y esqueléticos y empiezan a armar toda una bronca y un personaje le dice “ah, ¿me das un autógrafo?”

Trato de llevar el humor de manera tal que a los mismos personajes les parezca absurdo, como si dijeran “¿en serio tenemos que hacer esto?”

ÓA. Uno esperaría que en la taberna hubiese competencias de resistencia por ver quién toma más alcohol y en tu novela resulta que la competencia es por ver quién come más sopa picante.

PM. Eso es un poco la referencia a México, al chile. He visto gente que hace competencias por ver quién aguanta más picante.

Es una estrategia para alejar a los borrachos, en lugar de terminar a golpes. No tenía mucho sentido hacer otro tipo de competencia sino una de comida.

ÓA. Finalmente, una pregunta que no tiene tanto que ver con la novela sino con una experiencia tuya, ¿qué es el amor?

PM. Nunca me habían preguntado eso, además no es una pregunta que pueda responder tan fácilmente. Siento que el amor es estar con alguien o con algo que te gusta.

Hay distintos tipos pero tal vez sea un poco lo mismo. Por ejemplo, yo amo mucho leer y escribir y hay otro tipo de amores que llegan al extremo: lees, lees y lees y ahí te quedas, no sales al mundo, no sales de tu conchita. Todo el amor debe ser moderado y que no te afectes. Si te metes con alguien que está contaminándote entonces no es amor, no sé qué sea, quizá obsesión o dependencia.

He tenido muchas parejas a las que he visto así, y entonces me digo “esto no me va a llevar a ningún lado y entonces mejor lo corto antes de que llegue a extremos que no convienen”. El problema es darse cuenta de cuándo tu amor ya se volvió obsesión o está tranquilo.

Puede haber amor en la amistad y en la familia. O entre compañeros, que se cuiden bien, se protejan. Una persona que esté contigo, en el terreno romántico, tendría que cuidarte, que cuidarse mutuamente. No que siempre esté contigo pero que las cosas que los unen, lo hagan y no que se estén peleando porque la pasta de dientes faltó. Que haya un elemento mutuo. Creo que es un tema muy complejo.

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Paulina Mastretta. (Puebla, 1990). Narradora. En 2008 ganó un concurso de cuento de zona organizado por la Secretaría de Educación Pública a nivel preparatoria. Ese mismo año se inscribió en el taller de novela de Mónica Lavín. Posteriormente trabajó la novela en el taller de la SOGEM de Puebla bajo la dirección de Eve Gil. Es editora de las revistas anime.es y Mundo Nuestro. Las aventuras de la audaz navegante (2016) es su primera novela.

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Sobre el autor

Óscar Alarcón García

Oscar Alarcón García, escritor, su último libro es Polimastia. Actualmente es profesor de literatura en la Preparatoria Zapata de la BUAP.